Fuego
Siento la furia hervir en mi de forma incontrolable.
¡Es mía! ¡Yo la encontré! ¡Yo la marque! ¡Yo la desvirgué!
Ya basta de contemplaciones estúpidas.
Asomo mis colmillos en respuesta de su amenaza y siento como Frank y Samuel también están a la defensiva.
No voy a permitir que esto avance, si él cree que puede quitármela está completamente equivocado.
¡Prefiero estar muerto que estar sin ella!
- SUELTA A MI LUNA Y LARGATE DE MI TERRITORIO DAIMON! - Le digo fuera de mi!
- Ya maté un Alfa hoy y puedo seguir. Así las cosas, volverán a su verdadero dueño, mi manada, mi territorio y mi Luna, porque sabes que ella ya me reconoció. - Me responde parándose y poniéndose por delante de ella.
Mi abuela trata inútilmente de calmarnos, esto ya lo habíamos vivido antes, estas mismas peleas cuando vivíamos juntos, con la diferencia que no tenían una intensidad tan grande.
¡Él está jugando con fuego!
- QUITATE TUS MALDITAS MANOS DE ELLA! - Le digo con los ojos inyectados de sangre!
- Hijo por favor! ¡Cálmate! - Es la voz de mi abuela tratando de evitar lo inevitable.
- DEJA SALIR A VICTORIA! ¡NO TE LO VOY A REPETIR! - Le digo como última advertencia.
- Daimon entra en razón! ¡Ella le pertenece a tu hermano! ¡Déjala! Estas en su manada, ¡te van a destrozar! - Suplica ella entre lágrimas.
- Podría simplemente clavar mis colmillos en su hermoso cuello! ¡Enterrarlos suavemente! Reclamarla como mía. ¡Borrar tu marca! ¡Mostrarle lo que es un verdadero Alfa! - Él me mira con arrogancia, siempre ha sido desafiante.
¡Es suficiente! Asomo mis garras, pero entonces oigo su quejido.
- AHHHHH BASTA! ¡BASTA POR FAVOR! - Dice ella entre sollozos mientras cae de rodillas.
Y siento su aroma inundar la habitación, es un golpe que me deja jadeando.
- NADIE LA TOQUE!!! - Gruño fuera de mí y corro empujando a Daimon que está todavía absorto en la delicia de olerla en forma por primera vez.
La cargo en mis brazos y rápidamente subo las escaleras para llegar a nuestra habitación. Ella es solo calor y sus quejidos no hacen más que encenderme.
- Esto duele, ¡duele mucho! ¡Me está quemando!!! - Dice mientras trata de deshacerse de su ropa.
Trato inútilmente de calmarla. Pero sus quejidos no me permiten pensar.
- LA BAÑERA DÁNIEL! - Es la voz de Daimon que están en la entrada de la habitación
Lo miro y la miro, no puedo seguir peleando cuando ella sufre por su calor.
Samuel y a Frank están en la puerta también a la expectativa.
- Busquen hielos! ¡Urgente!!! - Les ordena Daimon y ellos desaparecen al instante en busca de su pedido.
Lo veo avanzar y entrar al baño, luego escucho la tina llenarse.
Me levanto y la llevo, me duele verla así, está sufriendo.
Su cuerpo se contorsiona como si estuviera bajo llamaradas de fuego.
- Desnúdala y yo esperare por el hielo - Me dice y sale
La bajo y ella no logra sostenerse, su cuerpo ha perdido toda la fuerza.
Con dificultad le quito el pantalón y las medias.
Luego la cargo y la siento en la bañera, el contacto con el agua hace que ella gima.
- Esto me lástima! - Dice tratando de quitarse la camiseta. La ayudo a quitarla y la dejo en top y tanga.
- Todo por favor! ¡Me está destrozando la piel! - Me pide con sus ojos suplicantes.
- Ya viene el alivio amor, solo respira y cálmate - Le susurro y termino de desnudarla sumergiendo su cuerpo hasta que solo su cabeza está por fuera del agua. No quiero que él la vea.
Pronto lo siento llegar a mi lado está de pie con las cubetas en las manos, su respiración está agitada.
Y yo conozco la razón.
- Concéntrate o vete! Este no es momento para que te empalmes. - Le digo rapando el balde de su mano y vertiendo su contenido en la tina.
La veo y ella tiene su mirada ida, su boca entre abierta y sus labios agrietados por el exceso de temperatura.
- Esta muy caliente! ¡Me quema por dentro! - su voz es apenas audible - Detenlo por favor! ¡Ayúdame!
El agua está congelada, pero eso no ha aliviado en nada su sufrimiento.
- Ellos están trayendo más hielos Eso debería servir ¿No? ¿Qué debemos hacer ahora? ¡No soporto verla así! - Me dice él angustiado.
- Tócala - Es la voz de la abuela a mi espalda.
- ¿Qué? - La miro confundido.
- Ella está en entrando en celo. Deja que tu hermano la toque y verás que ella sentirá alivio. -
- Debe haber otra manera - Le digo rehusándome a su propuesta
- Tu Luna tiene dos compañeros, solo su contacto calmara su fiebre. ¿O prefieres verla así más tiempo? - Me pregunta ella.
Tomo la mano de Victoria y la estiro hacia él, que al ver mi movimiento se agacha rápidamente para posicionarse cerca y poder sujetarla. Yo tomo su otra mano y giro un poco su cuerpo, ahora está en posición casi fetal, su cabeza se apoya en el borde de la tina y sus quejidos cesan.
Al momento sus dientes empiezan a castañear.
- Voy por la toalla! Dice él levantándose para buscar con que cubrirla y escucho que sus quejidos regresan, es verdad su tacto la tranquiliza.
La levanto y él envuelve su cuerpo rápidamente, la llevamos a la cama. Él organiza algunas toallas en la mitad para poder acostarla y nos ponemos cada uno a un lado tomando sus manos.
El alivio en su carita es inmediato, respira tranquila.
Siento un déjá vu, los recuerdos atropellan mi mente. Siendo niños rodeábamos la cama de mis padres para compartir el amor de mi madre.
¿En qué momento se nos rompió el lazo?
- Jamás la marcaría para hacerte daño, puede que antes pensara diferente, puede que incluso deseara robarla.
Pero ahora no lo haría. Tu haz llegado a su vida antes que yo y yo solo puedo verla desde la barrera.
Te ayudare hasta donde me permitas y la cuidare. Pero no seré un peligro. -
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