Flores
(Desde el punto de vista de Victoria)
He tenido una noche terrible, me acosté esperando descansar, pero el dolor de cabeza se despierta conmigo.
Giro mi cuerpo, pero él no está, supongo que estuvo primero su trabajo o cualquier otra cosa antes que yo.
Por eso prefirió irse en lugar de intentar arreglar las cosas.
Me levanto sin ganas, me baño.
Pronto Susy sube y prácticamente me obliga a comer.
Sus ojos me ven con tristeza, mi cara debe transmitir lo herido que esta mi corazón.
Bueno también las ojeras, los ojos hinchados de tanto llorar me delatan.
Ella es realmente considerada y no me obliga a hablar más de lo que deseo.
Me ayuda a organizar la habitación y abre las persianas para que el sol entre y con sus rayos mi alma se ilumine.
Me paro junto a la ventana, me siento extremadamente sensible, todo me afecta.
Ahhhhh!!! Quisiera no haber preguntado por él, no haber sido tan terca.
Pero mi corazón no me permite dejarlo a un lado.
Sus ojos están clavados en mí. Su voz retumba en mi cabeza.
¿Por qué me tengo que sentir así?
Me pregunto qué habría pasado si ese día no hubiese llegado Dániel al hotel sino Daimon.
¿Acaso él me trataría igual? ¿Qué habría pasado si hubiera cruzado el río?
¡No! ¡No!
¡Necesito dejar de pensar en él o esto se va complicar más!
El día pasa lento y tortuoso. Espero ver llegar a Dániel, me duele estar peleando con él.
Quisiera que habláramos, que aclaráramos las cosas.
En casa siempre teníamos la costumbre de no dormir enojados.
Extraño mi hogar...
Tomo el teléfono y llamo a mi madre esperando recibir consuelo.
Me pregunta por mi trabajo y nota mi ánimo decaído, no me gusta mentirle.
Su salud ha mejorado considerablemente y eso es un alivio para mí.
Por lo menos algo está saliendo bien.
La noche llega y él no regresa, no quiero pensar que ha ido a buscar a alguien más, él me ha dicho que sus sentimientos no se verían alterados por nada, que su amor sería hasta el último suspiro.
¿Entonces donde esta?
A pesar de no haber hecho gran cosa, mi cuerpo está agotado.
Busco una pijama y me meto en la cama fría.
Apago el televisor, el teléfono y pronto el sueño me vence.
Despierto con ganas de seguir durmiendo un poco más, estiro mi mano buscando su cuerpo, pero no está.
¿Paso la noche en otro lado?
Mis ojos se humedecen. Siento tristeza de pensarlo.
¿En qué momento me volví tan insegura?
Las persianas están abajo, pero su lugar está caliente.
¿A dónde iría tan temprano? Reviso el reloj y apenas amanece.
No me puedo levantar tan temprano no quiero generar molestia en los demás que aun descansan, si me escuchan, se levantarán también y no es justo.
Pongo una meditación y cierro los ojos. Busco calma, relajación, deseo despejar mi mente.
Pronto vuelvo a conciliar el sueño.
No creo que pasara tanto tiempo cuando los rayos del sol me dan en la cara y su tibieza me hace abrirlos, lo veo de pie junto a la ventana.
Esta ojeroso.
Se ve cansado.
La habitación de tiene un olor distinto, me siento y me encuentro con la sorpresa de que ha llenado la habitación de flores, veo ramos por donde mis ojos pasan, distintos colores y formas.
En la mesita de noche encuentro una orquídea.
¡Si una orquídea!
La tomo y la acercó a mi pecho.
Es un regalo hermoso para no sentirme tan lejos.
Esa es la flor nacional de mi país, eso significa que se ha tomado el tiempo de averiguar algo sobre mi origen.
En la base veo un sobre.
La abro y es una carta escrita a mano.
Sus sentimientos plasmados en papel y la sinceridad que se siente en sus letras me hacen sentir conmovida.
La leo una y otra vez, las frases calan en mi interior.
Los dos estábamos sufriendo al sentirnos lejos.
Su corazón era virgen antes de que yo llegara.
Sé que su carácter no es el de un hombre de este tipo de detalles, y me alegra que esté haciendo un esfuerzo por cambiar para mí.
Las lágrimas caen por mis mejillas.
Me levanto y corro a sus brazos. Lo necesito.
Él levanta su cara al verme correr, sus brazos se abren y siento su calor.
Toma mi cara y besa mis lágrimas.
Me pide perdón, es tan genuino el sentimiento.
Nos necesitamos, ¡de eso no cabe duda!
Después de que ocurrió lo de la marca siento como si me costará respirar cuando él está lejos.
Comprendo que a veces actúa sin pensar, que se deja llevar, pero no es una mala persona.
Veo la bandeja de los desayunos en el mueble y mi estómago me recuerda que no he comido.
Él las trae y el olor me hace saborear inmediatamente la rica comida que nos espera.
Pienso en todas las preparaciones deliciosas que se cocinar y que seguramente a él le van a gustar.
No habla, solo me mira. Pero se ve alivio en sus ojos.
Estamos comiendo cuando unos golpecitos en la puerta nos hacen salir de la burbuja de amor en la que estamos.
-Alfa, lamento molestarte, los invitados llegarán en la tarde y no nos has dado los protocolos de ingreso - es la voz de Frank.
¿Invitados?
No sabía nada de eso. Seguramente esa fue una de las razones de la visita que le hicimos a su abuela.
-Gracias Frank, en unos minutos estaremos listos y finiquitaremos los detalles que nos quedan pendientes.
- ¿Quieres ir conmigo? En la tarde llegarán los Alfas del continente, algunos con sus lunas, y me gustaría mucho que te pudieran conocer. -
- ¿Todos? - pregunto sin pensar!
Daniel respira y cierra los ojos. Sabe la razón de mi pregunta.
-Si amor, todos. No somos tantas manadas.
Vendrán 5 del sur, 1 del centro, y en el norte somos 4.
Antes eran muchos más, pero se han ido unificando. Las peleas hacen que el vencedor tome el territorio y la manada.
- ¿Vienes? Ellos llegarán en la tarde noche, podemos ver como quedo el lugar de alojamiento y luego tendrás tiempo de arreglarte.
Asiento, me organizo rápido y salimos a recorrer la manada.
Tengo nervios de lo que pueda pasar...
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