Dos Alfas


Cenamos junto al resto de la manada porque la idea que tuve al iniciar el día sobre tener un detalle romántico ya no se dará por lo menos hoy, no luego de lo que pasó.

Es que no sé qué me molesta más, si el beso o que lo hubieran hecho a escondidas.

Ahhh, en fin!

La veo y puedo sentir lo mucho que ha estado cambiando, se siente más segura. Es como si la energía que él proyecta le generara mayor empoderamiento y físicamente sus ojos brillan como luceros, se ve enamorada y eso la hace ver más hermosa si es que eso fuera posible.

Los analiza con curiosidad, ya no se ve miedo en sus ojos y la razón es simple se siente protegida por nosotros.

Sus salidas de la casa y su interacción con ellos han sido bastante limitadas, por no decir que nula y tengo claro que yo he sido el culpable de eso.

Pero no se puede llorar sobre la leche derramada. Ahora tengo la oportunidad de enmendar mis múltiples errores y eso haré. La haré feliz y si su felicidad implica que deje a un lado mi orgullo estoy dispuesto a hacerlo. ¡Si debo dejar mi cargo y convertirme en la beta de mi hermano lo hare! Haré lo que sea por seguir a su lado, y pienso decírselos cuando estemos en la habitación.

Esta es la primera vez que Victoria compartirá la mesa con todos, pero la atención está noche no está fijada en ella sino en él que está sentado a su lado y acaricia su mano de manera juguetona.

El ambiente esta tan tenso que con facilidad se podría cortar el aire con una hojilla. Las miradas inquisidoras y los comentarios en voz baja no tardan en llegar.

Y eso nos incomoda a los tres.

Hasta este momento no había sido más que un rumor el hecho de que Daimon hubiera regresado porque solamente los hombres que habían estado de guardia se habían enterado de los sucesos que nos habían ocurrido.

Al despedir a los Alfas todos creían que él también se iría, así que su presencia y el hecho de vernos entrar al comedor a los tres cogidos de la mano había prendido las alertas de todos.

- Alfa! ¿Por qué razón esté tipo permanece en el territorio aún? - Dice uno de los guerreros golpeando la mesa con sus puños, mientras lo recorre con un gesto desafiante que no voy a permitirle.

- Zack, mi hermano ha regreso al sitio del que no debió salir nunca, y esta vez no se piensa ir! Él tiene tanto poder como yo sobre la manada, de manera que lo mejor que puedes hacer es ofrecer tu respeto a tu nuevo Alfa. - Le digo dejando en claro para todos que Daimon tiene todo mi respeto y respaldo.

Las bocas abiertas de asombro los recorren a todos.

- ¿Eso significa que ahora serás su Beta? - Vuelve a preguntar.

Voy a responder que sí, pero Daimon adivinando mi intención se levanta y su voz retumba haciendo que todos lo oigan

- No! La manada la manejaremos con Dániel. ¡Los dos por igual! Unificaremos los territorios. Ahora tenemos una fuerte razón para mantenernos unidos. - Dice bajando su mirada para contemplarla completamente rendido al sentimiento que le despierta.

¡Ja! y decía que el romanticón era yo!

Todos guardan silencio y agachan sus cabezas exponiendo sus cuellos aceptado el mandato. Así debimos ser siempre!

- Seremos una gran Familia! ¡Seremos más fuertes! - Les digo dando por terminado el tema.

Victoria no puede ocultar su emoción por la noticia, eso de estar todo el tiempo dividida en sus sentimientos no es justo con ella.

Esta decisión ha surgido de una manera tan natural que seguramente ellos pensaran que ya lo habíamos planeado con antelación.

Al finalizar la acompañamos a la habitación.

Y pronto vamos los dos de camino al gimnasio. Que ni crea que he olvidado lo que pasó hoy.

Somos los únicos en el lugar y es mejor que no halla testigos.

- ¿QUE PUTAS HACIAS ENCIMA DE ELLA? - Le grito cuando el puñetazo en el estómago lo hace doblar. - HABÍAMOS QUEDADO EN QUE NO TE IBAS A ACERCAR SIN ANTES CONSULTAR - alcanzo a decirle antes de que mi cuerpo se estrelle con fuerza contra la pared.

- ¿TE CREES SU DUEÑO DÁNIEL? - me dice mientras se me va encima.

- Esa mujer me está amando y te duele reconocerlo ¿Verdad hermanito? - Sus palabras son como dinamita.

Mis puños caen en su cuerpo con tanta agilidad que si fuera un hombre normal ya estaría reventado por dentro, pero él no de normal no tiene nada.

Los pocos que logro asestar no le causan mayor daño.

Arremete y los dos caemos rodando al suelo, creo que rompió una costilla.

- Era virgen! ¡Tú jamás vas a sentir lo que yo sentí ese día - Le digo jadeando con la poca fuerza que me queda y eso si le duele! Pero es que él se lo busco con lo que me dijo.

- Maldito perro! - Lo escucho hablar con los dientes apretados respirando con dificultad.

Su comentario me causa gracia y rio con ganas. ¿Me llamó perro?

Me levanto sosteniendo mi costado y le doy la mano.

- Vamos a casa, por hoy ha sido suficiente. No quiero que llegues a darle quejas a Victoria haciendo el papel de gemelo bueno - Su risa resuena en el espacio vacío incorporándose con dificultad

- Me pido dormir pegado a su espalda - Dice como un niño pequeño mientras arranca a correr en dirección a la casa.

- AHHHH! DAIMON!!! - Le grito y salgo por primera vez divertido tras él.

Haber pactado desde el principio que la cara era intocable fue una gran idea. Si ella nos ve llegar heridos. ¡Nos mandara a dormir al patio!

Los fuertes puñetazos, patadas y rodillazos nos dejaron a los dos rendidos, exhaustos y adoloridos. Pero el punto a favor de esta "terapia" es que hemos limado las asperezas que nos mantenían tan alejados y la complicidad ha regresado.

¡El vínculo se ha fortalecido!

Siendo honesto extrañaba tener un rival que estuviera a mi nivel, lo extrañaba a él y los juegos que teníamos de niños, cuando papá nos hacía entrenar por horas en esas paredes. ¡De verdad agradezco que él esté ahora acá!

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