Dolor
(Desde el punto de vista de Daimon)
-Alfa, me dicen los informantes que alguien está preguntando por ti, está ofreciendo dinero a quien logre darle información de tu paradero. Dice llamarse Joseph, afirma que tú lo conoces y que tiene un trato que proponerte que te puede convenir. - Me dice mi Beta Samuel.
Joseph, lo recuerdo era el Beta de mi padre. ¿Qué querrá?
Desde que salí de la manada no volví a saber nada de ninguno de ellos.
Accedo a verlo en una zona neutral.
Se ve viejo, pero por su sangre sigue corriendo la sangre de un Beta orgulloso y fuerte.
Mi padre fue un Alfa despiadado y temido hasta que llegó su Luna, el amor lo transformó.
Verlo hace que mi mente se inunde de recuerdos.
Me confirma el presentimiento que tenía, Dániel encontró a su Luna, pero es una humana. ¿Una humana? jajaja
A la diosa le gusta divertirse con él.
Debe sentirse decepcionado, tanto buscar para hallar una mujer débil.
Me cuenta que ya la presento con todos y que programo fecha para el ritual de la marca.
No viene solo, lo acompaña su hija Ashley sigue siendo tan odiosa como la recordaba, con ella tuve un par de revolcones, puedo imaginar que luego de mi salida paso a la cama de mi hermano.
Joseph me cuenta la situación y ella pone cara de fastidio cuando él la menciona.
Supongo que tenía la esperanza de que mi "hermanito" la eligiera como su compañera.
Luego algo avergonzado me cuenta de la expulsión.
Es un comportamiento inusual en Dániel. Debió ofenderlo mucho para tomar esa decisión.
Él me ofrece ser mi informante a cambio de que le permita a su hija ser parte de mi manada. Me parece un buen trato.
Me despierto cansado, he tenido una noche de perros; sueño con ella nuevamente, estamos en el bosque y ella se aleja, yo trato de llegar, pero por más que corro no la alcanzo, esta tan cerca que puedo sentir su calor, pero mis manos no logran retenerla...
Decido salir a correr para despejarme, lo necesito.
No quiero admitirlo, pero siento curiosidad por verla. ¿Cómo será la humanita esa?
Corro sin parar, la sensación de la hierba en mis patas me da tranquilidad, me desconecto de la manada.
Quiero silenciar mi mente.
No sé en qué momento mis piernas me llevan hasta la orilla del río.
Sé que es riesgoso estar aquí, la frontera está vigilada de lado y lado.
Pero Máximo no quiso detenerse hasta llegar.
Es como si un imán nos estuviera atrayendo.
Me transformó y es cuando la veo.
Mi corazón late como si quisiera salirse de mi pecho.
Esa hermosa mujer parece estar perdida, mira hacia todos lados ansiosa. Buscando algo.
Luego esos preciosos ojos miel se posan en mí. Ella debe ser la famosa Luna...
Su alegría es genuina al verme. Levanta sus manos y los ondea en mi dirección
.
-Dániel! ¡Soy yo Victoria! - Me grita. Siento una punzada de dolor.
Quisiera que fuera mi nombre el que mencionara.
Me mira confundida.
Mi cuerpo me empuja a ir con ella.
Estamos en el río, sé que si decido cruzar y llega alguno estaré firmando mi sentencia de muerte.
- ¿Sabes nadar? Le pregunto al fin. Ella me mira sin comprender.
Me pregunta que si nos regresemos juntos.
¿Qué haré si ella cruza? Si me la llevo será una guerra segura.
Me quedo callado.
Ella se quita los zapatos, las medias y la camiseta.
Mi verga se pone dura con verla.
Quisiera llenar de besos cada parte de su cuerpo.
Amarrarla a mi cama, hacer que su cuerpo supliqué por mis caricias.
¡Anhelo que cruce rápido! La llevare en mi Lomo y correré hasta llegar a casa.
No me importa si se me viene el mundo encima.
Esa mujer se irá conmigo.
Estoy tan concentrado en verla que no los siento llegar, solo cuando veo que algo la saca del agua es que noto que ha llegado la manada.
Me oculto rápidamente. Sé que él me vio, porque noto que Logan está olfateando, trata de rastrearme.
Ella tiembla en sus brazos, tiene miedo. Sus ojos tratan de encontrarme.
Él la está arrastrando con fuerza. ¡Lo maldigo! Odio ver como la trata.
Los que vienen con él están en el suelo, exponen su cuello en señal de sumisión.
Dániel está furioso y ella solo llora.
-Debí marcarte apenas te encontré! ¡ERES MÍA! ¡MALDITA SEA!
¡No permitiré que nadie te aleje de mí! - Dice con su mirada fija en mi dirección.
Y es cuando me parto en dos.
Él la empuja contra un árbol, ella es muy pequeña, su cuerpo es delgado. La carga, le abre las piernas.
Se mueve acomodándose entre ellas y después lo veo moverse.
¡La está penetrando!
Ella llora, trata inútilmente de empujarlo.
Respira agitado.
Su olor me llega a oleadas. Me duele.
Cuando acelera los movimientos veo que se inclina a su cuello y la marca.
Ella grita.
Mis rodillas me fallan caigo al suelo.
Máximo aúlla de dolor, se retuerce, sus garras rasgan tratado de salir.
¡Me arde el pecho!
Siento que cada parte de cuerpo se está rompiendo, me siento quemar.
Las lágrimas corren sin cesar.
Es mi Luna. ¡Es mi Luna y él la está tomando!
Él la ha reclamado.
Ella se deja hacer, no tiene fuerza para luchar, pero su mirada me busca.
Jamás había sentido tanto dolor, lloro sin consuelo.
¡No puedo creer que la tratara así! La humillo para hacerme sufrir! ¡Él no la merece!!!
El la carga y se la lleva supongo que, a casa, ella va sangrando.
Me siento culpable, ¡debí pasar por ella! No debí permitir que él la lastimara.
El tiempo se ha detenido, la fuerza me ha abandonado.
Luego unos brazos me levantan, no sé en qué momento llego Samuel ni cuánto tiempo ha pasado desde que estoy en el suelo.
Me obliga a caminar, trata de que nos transformemos, pero no puedo hacerlo, Máximo está demasiado lastimado.
Él trata con urgencia de que salgamos de acá. No es nuestro territorio.
¿Por qué no la encontré primero? Me lamento.
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