La Misión
— no voy a caer — afirmó Lauren.
— la avaricia es una característica de nosotros, compañera, te daré la delantera por este lado, me agradas — quiso retirar su brazo de Lauren, pero esta sostuvo su mano.
— ¿cómo sabes? — interroga el angel
— ¡vaya, si que eres novata! — el demonio se rie — yo también planeaba utilizarla para ensuciar su alma. — Lauren lo soltó — pero da igual, te dejo ese frente, ya nos volveremos a ver.
Lauren se llevó una mano a su frente presionando ligeramente. Compadecida por un demonio, ¿que tan bajo era eso? Luego volvió a hacer una vista panorámica en todo el lugar, la chica ya estaba llegando al lugar, tenía que continuar con parte de misión personal, si bien no tenía la presión de que se le adelantarán, quería salir de ese lugar rápido.
Comenzó a caminar hacia Camila, que no recordaba por que su mirada se había clavado en Lauren por un buen rato, por un momento le pareció que estaba con alguien, era extraño.
— ¿que quieres? — fue lo primero que preguntó Lauren, su tono era hostil, nuevamente — digo, para comprártelo — intentó suavizar.
— Lauren, tengo mi propio dinero.
— y yo te he dicho que amo consentirte — el viejito las observó con ternura un momento y luego respondió una pregunta de otro cliente.
— te vas a quejar cuando me acostumbre a eso — advirtió. — Lauren se le acercó más, con un sutil abrazo la pego a su cuerpo y le susurró al oído, su plan iba bien, de aquí en adelante solo debía estar alerta.
El romper promesas era un beneficio único de humanos, ni los demonios o ángeles podían hacer lo contrario a algo que hayan dicho, por ende aquel ser oscuro no intervendrá, pero no estaba demás estar al pendiente.
— Nunca me quejaría de un aspecto tuyo, Camila. Adoro todo de tí, adoro tu sonrisa torcida, tu cara inmaculada, sobre todo cuando enrojece, adoro tu actitud contenta, molesta, avergonzada…
Lauren continuó susurrandole a una enternecida y avergonzada Camila todo lo que adora de ella, si bien los ángeles tenían algunas libertades que los demonios simplemente no podían hacer, Lauren estaba hablando con la verdad, en este momento.
Los demonios estaban obligados a decir la verdad siempre que no estuvieran en una misión, tenían la obligación de aceptar todo lo que se les pide y ser muy obedientes, la maldad corría por su ser, no podían hacer nada “bondadoso” y menos con un humano, a no ser que sea para engañarlo y luego hacerlo caer en la peor de sus desgracias y que ni se les ocurra comentar que quieren volver al cielo.
No es que serán “castigados” al hacer algo encontrá a su naturaleza o por desobedecer, simplemente no pueden hacer nada, no tienen voluntad propia.
Teóricamente los ángeles también deberían ser así, si los demonios están obligados a hacer el mal, ellos están obligados a hacer el bien. Pero no, cuando a Él se le ocurrió el libre albedrío se dió cuenta de algo: No quería tener a su lado a quienes no estén con él por voluntad, les dió a los ángeles el mismo derecho que los humanos y quien no quería estar a su lado, podía caer, si así lo desease, solo les obsequio un canal abierto con su corazón bondadoso por naturaleza, podían entender perfectamente sus sentimientos, de esa manera estaban inclinados a obedecer siempre. Porque los que quedaban, aunque en su mayoría odiaban profundamente a los humanos, a Él lo amaban aún más.
Por ende Lauren estaba diciendo la verdad de todo lo que amaba de Camila, pero no por que su naturaleza le obligue a decirla, si no por que decidió decírselas en ese momento.
— adoro cuando el sol refleja tus ojitos castaños, cuando sueltas pequeños ronquidos tiernos al estar cómoda mientras duermes.
— ¿Camila? — Lauren detuvo su sarta de cursilerías y ambas alzaron la mirada para toparse con una chica que Camila reconocería en cualquier lugar. Lauren bajo su mano y jalo más hacia sí el cuerpo de Camila, sosteniéndola de la cintura.
—
En la casa Cabello los padres de Camila tenían una muy acalorada discusión, se estaban gritando el uno al otro sin darse el mínimo momento para escuchar al otro.
Luego casualmente una ambulancia paso cerca de su casa con su sirena al máxima volumen logrando que ambos padres se callara la boca y se observen a los ojos, sin el menor rastro de amor en ellos.
— ¿¡cómo pudiste permitir esto!? — retomo Sinu.
— ¿yo? ¡Fuiste tú quien le dió la llave de nuestra casa a esa desconocida!
— ¡tú eres quien aceptó que se fuera de viaje con ella sin comunicación!
— ¡no me quieras echar el muerto Sinu Estrabao! Todo esto pasa por que la estas apoyando en esa estupidez de la lista.
— ¿¡y que querías que hiciera! Dejar que se pudra en un hospital!?
— no seas dramática mujer, los médicos saben lo que hacen, ellos dijeron que con el tratamiento correcto se podría salvar, pero tú en vez de orientarla a vivir la apoyas en esa estupida lista!
— ¡Camila esta muriendo, Alejandro! No hay nada que podamos hacer al respecto, ella decidió vivir al máximo su vida en lugar de aguantar tratamientos invasivos que no le darán ninguna certeza.
— ¡pero aún así! — Alejandro golpeó la mesa de la cocina — Camila debe estar aquí, con nosotros. No quien sabe dónde con esa mocosa salida de la nada.
— no voy a seguir hablando contigo — paso por el lado de él dirigiéndose a la salida.
— ¿a donde vas?
— ¡a la policía! — se colocó su chaqueta — si quieres seguir perdiendo el tiempo es muy tu problema, pero yo necesito saber donde esta mi hija.
Alejandro calló un segundo y al escuchar el portazo de su esposa salió corriendo detrás de ella.
—------
— Nix… — susurró la más bajita.
— oye vale, tiempo sin vernos — la chica sonrió y luego fijó su vista en Lauren. — un gusto, soy Phoenix.
— hola Phoenix — vale, que este encuentro lo planeó ella, pero no le gustó como esa humana vio a su humana un momento. Se forzó a concentrarse, tenía que cumplir su misión — voy a alquilar un globo, me permiten.
Camila quiso llamarle, pero por alguna razón su boca no emitió sonido alguno.
— nunca me imaginé verte aquí — la chica volvió a llamar su atención y Camila dejó ese asunto extraño para después, debía aprovechar esta oportunidad, lo supo al ver que la sonrisa amable de Nix se borró completamente.
— creí que estaba prohibido afectar físicamente a los humanos en sus decisiones. — cuestionó el demonio bebiendo un poco de jugo.
— y lo está, yo no hice nada — mintió Micah bebiendo de su Stroh 80 polaco.
Ambos seres sobrenaturales estaban sentados en una mesa cerca de un local que había en el lugar, tenían tiempo conociéndose, si fueran humanos se llamarian entre ellos amigos, estaban a una distancia considerable de la situación, bajo una refrescante sombrilla. Sin embargo podían escuchar perfectamente todo lo que ocurría.
— me pareció sentir que quería llamar a tu lacaya. — el ángel frunció el ceño por la última palabra.
— ya estás longevo. Hasta se te olvida que entre nosotros no resaltan ese tipo de jerarquías.
— tenemos la misma cantidad de siglos existiendo — recargo su rostro en su mano sin quitar aquella oscura y malvada mirada del aburrido Micah.
— y sin duda sigo teniendo el mejor gusto con las formas humanas — lo miró con fingida superioridad y el demonio estalló en risas, hace décadas dejaron de competir con quien se llevaba más almas a su lado y está era su nueva discusión.
— pareces un delincuente. ¿Quién confiaría en tí si tienes más tinta que piel? — los ojos del ángel brillaron un segundo y su sonrisa se dobló con picardia.
— ¿apostamos? — El demonio no necesitaba ni aceptar, se conocían muy bien y ambos miraron al mesero que les iba trayendo la comida que pidieron.
“Sea lo que sea que tengas en mente, hazlo rápido” — le ordenó Micah a Lauren en un susurro mandado por el viento.
Ya no podía seguir guiando a Lauren en su misión, al menos hasta que sepa cual era en sí, está muy lejos de descubrirlo aún, pero no tiene prohibido distraerse con el demonio mientras Lauren casualmente avanzaba con aquella alma.
Lauren ignoró el mensaje, seguía en la fila para alquilar un globo mientras estaba pendiente de la conversación entre las humanas.
— ¿qué quieres Nix? — Camila fue directa.
— ¿qué es ella, tu novia? — señaló a Lauren.
— no, es una amiga. — Si quería una oportunidad buena, no debía estar a la defensiva. Nix se río sin gracia.
— claro, una amiga. Al igual que Paola. ¿Verdad?
La castaña cerró sus ojos un momento, sus memoria decidió recalcarle con total nitidez las razones de por qué tienen bien merecido el odio de la persona frente a ella.
— ¡no Camila! ¡¿Por que haces esto?! Creí que
— tu no creíste nada — empuja a Nix escuchando la risas de la escuela de fondo. — me das asco, anomalía. — le tira su vaso de jugo con fuerza.
—¿! Por qué eres tan mierda con ella, Camila!? Es tu amiga. — grito la latina, su piel morena era casi una burla a la imagen de las palomas blancas que tenía Camila en su cabeza.
— ¡asco! No vuelvas a decir eso, si tenía mi amistad es por que no sabia lo que era.
— lo que somos.
— ¿que? — eso dejo fría a Camila.
— lo que oíste, si la rechazas a ella por ser bi, me rechazas a mí, por que soy lesbiana. — se acerca peligrosamente a Camila y está sintiéndose en peligro no hizo más que retroceder hasta chocar con la pared. — y te rechazas a tí — se mordió el labio mirando el rostro de la más baja — que lastima, la verdad.
— Lauren si es una amiga de verdad. — abrió sus ojos, topándose con una versión más madura de Nix, de la que tenía en sus recuerdos, se veía…. No, ni se veía bien, otro pinchazo de culpa la invadió y los susurro de “hipócrita” comenzaron a invadir su mente.
— ¡claro que sí! A fin de cuentas sólo eres una reprimida homofobica.
— perdón.
—¿que dijiste?
— perdón Nix. Sí, sé que fui la peor de las mierdas contigo y lo peor de todo es que tenías razón con todo. No solo soy lesbiana, soy MEGA lesbiana y solo te hice todo eso por que no me aceptaba a mi misma — se lleva el cabello hacia atrás — no sabes cuanto me arrepiento de ello. — Nix comenzó a reírse.
— ¿enserio piensas que una disculpa basta? ¡No fueron solo burlas! Te creía mi amiga y tú, tú ¡por tu culpa me expulsaron de la escuela y me metieron en un internado para problemáticos!
— atrévete a repetirlo — la golpeó contra la pared, otra vez llamaron la atención de los estudiantes y las rodearon en un círculo.
— ¡lo que oíste, mierda! — grito Nix sin fuerzas para zafarse del agarre de Camila — solo eres una reprimida y estás celosa de que yo viva con libertad, mientras que tu con tus prejuicios de mierda siempre serás infeliz.
— ¿usas la apología del sexo? Por eso es que nadie los soporta, banda de degenerados.
— ¡ni siquiera sabes lo que significa eso! Solo estas repitiendo a lo pendejo lo que otro más pendejo dijo, no tienes criterio propio por qué tu “odio” hacia mí no es más que frustración.
— callate maldita pe — levanta la mano para golpearla
— aléjate de mi novia — Paloma salió entre los alumnos y empujó a Camila lejos de Nix.
— ¿estás saliendo con ella? — cuestionó anonada ¿cuando, como, por que, por que ella? Rebotaban en su mente.
Paloma no contestó, solo sonrió de medio lado y jalando de la camisa a Nix le dió un apasionado beso delante de todos, antes de cerrar sus ojos le dió una mirada despectiva a Camila y le sacó el dedo medio.
Había pasado un año desde que Camila comenzó a hacerle bulling a Nix, por alguna razón no lo hacía con Paloma, quien había cumplido su palabra de no volverle a hablar hasta que parara aquel comportamiento.
— vayanse a la mierda, par de dañadas.
Sin entender por qué, salió del círculo de estudiantes sintiendo el pecho apretado y los párpados pesados.
— ¡admitelo! ¡Dí que eres la peor persona del mundo¡
— soy lo peor del mundo — así se sentía en ese momento.
Nix se sentía inquieta, por un lado quería hacerle lo mismo que Camila había hecho. Quería agredirla, hacerla sentir miserable, poca cosa, destruirla mentalmente, pero por otro le desencajaba que estuviera tan a su merced, si parecía arrepentida de verdad y mentiría si dijera que no se sentiría mejor de poder cerrar ese capítulo en su vida.
— ¿qué quieres de mí, Camila? — bajo el tono, no parece que vaya a volver a hacerle algo malo ¿verdad?
— solo quiero que me perdones, yo enserio lo siento, todo y cada una de las cosas que te hice, fui lo peor que te pudo pasar en la vida — se llevó ambas manos a la cara ahogando un sollozo — y no hay día que pase en que no me arrepienta y creeme Nix, que estoy pagando con creces cada burrada que cometí.
— no fueron sólo las burlas Camila, lo sabes bien. ¿Por que exactamente estás pidiendo disculpas?
La castaña levantó el rostro y los fijó en los serios de Nix, sabía perfectamente lo que ella quería escuchar y sería la primera vez que lo admitirá en voz alta, aquel secreto que pensaba llevarse a la tumba, por la vergüenza que se daba así misma.
Trago saliva y abrió la boca. No se sentía capaz de hacerlo.
— Nix yo…
— sigues siendo la misma. — negó con la cabeza desapareciendo las pequeñas dudas en su cabeza, una persona como Camila nunca le pediría disculpas de verdad, es un ser asqueroso que carece de sentimientos.
— ¡no! Enserio me arrepiento de eso, por favor creeme
— de que te arrepientes, por favor. Tu nunca te arrepentirás de nada, en ti no existe nada bueno, me engañaste haciéndote pasar por mi amiga para luego darme tal puteada. ¡Esto ya lo has hecho antes! ¿O también se te olvidó eso?
—no e olvidado nada.
— ¿enserio piensas que una disculpa basta, Camila?
— por favor, solo quiero recuperar a mi amiga — cruzó los dedos detrás de su espalda — te juro que lamento todo.
— ¿de verdad? — la ingenua Nix se abalanzó a Camila para darle un fuerte abrazo, si la extrañaba. — Me alegra mucho oír eso. ¿Podemos ver películas más tarde en mi casa, como antes?
— no sabes como extrañaba esas tardes, como te extrañe a tí — le pasó un mechón de su cara detrás de su oreja, su sonrisa no oculta a nada bueno.
— ¡Camiii! — la recibió alegre la mamá de Nix. Parece que no le contó nada de todas las humillaciones que le hacía en la escuela.
que idiota— pensó Camila
— Hacía mucho que no te veía ¿verán películas?
— así es señora, me hace feliz verla tan bien.
— pasa, sabes que esta es tu casa. Nix salió, pero no tarda en volver. Yo debo ir a trabajar, puedes esperarla en su cuarto.
Familia de idiotas — volvió a pensar la más joven.
— le agradezco mucho la confianza.
Luego de un par de diálogos más Camila finalmente se quedó sola en casa, se dirigió al cuarto de Nix sin perder el tiempo, la boba no tardaba en regresar.
— a ver a ver. Donde lo podría poner. — comenzó a abrir cajones y alzar cosas, pero cada lugar se le hacía obvio o muy difícil. Hasta que se le ocurrió levantar el colchon — perfecto. — de su bolsillo sacó una bolsa de marihuana y la colocó con una esquinita hacia afuera, quien no la esté buscando, no la encontraría.
Era increíble lo que podía encontrar en la oficina del director, por más que haya sido confiscado, debió deshacerse de eso. Iba a buscar algo para hacerle burla al día siguiente pero la puerta se abrió de repente.
— amor, necesito que — era paloma y vió a Camila levantarse del suelo — ¿qué haces aquí?
De ahí los recuerdos de Camila volvieron a ser borrosos, pero sabía perfectamente lo que seguía.
— perdón Nix — comenzó a sollozar más fuerte.
— ¡perdón por que!
— por acostarme con Paloma en tu cama y culparte de adicta. — no hacía falta un oído sobrehumano para escuchar eso.
Micah y el demonio dejaron de meter ideas y sentimientos en el cerebro del pobre mesero que estaba empezando a creer que era bipolar, y simultáneamente alzaron las cejas.
— ¡Eso es naturaleza humana! — exclamó y comenzó a aplaudir.
— no se porque esperaba algo diferente en este caso — Micah volvió a decepcionarse, debería terminar de aprender que humanos son humanos, nunca debía esperar nada de ellos, no se podía confiar en ninguno, ni siquiera en los niños.
Nix quedó muda, no se esperaba que lo dijera, que por fin confesara, llevaba años siendo tratada como mitomana, tanto que en ocasiones se lo creía. Pero aquí estaba la razón de todo, diciéndole que decía la verdad y de repente todos estos años comenzaron a pesarle de verdad.
Sus ojos se llenaron de lágrimas.
— Nix…
— cállate, no quiero escucharte. No quiero volver a verte — se aleja corriendo, Camila quiere ir tras de ella, pero Lauren la detiene sosteniendo la del hombro.
— dale tiempo — sin darle tiempo a preguntarse nada la jala contra su cuerpo y la da un fuerte abrazo. Camila no pudo retener más y salió todo el coraje que se tenía convertido en lágrimas, lloró con rabia llenando toda la camisa de Lauren de lágrimas mocos, quién sabe por cuánto tiempo estuvieron así.
Pero la gente a su alrededor de repente ya no les miraba. Quienes habían escuchado parte de la discusión entre Nix y Camila de la nada tuvieron urgencia de ir a otro lugar, ni bien apareció Lauren, dándoles así un poco de “privacidad”
Poco a poco Camila fue sintiendo como una fuerte presión desaparecía de su cuerpo, ya no cargaba un peso más grande que ella y con un poco más de mimos de Lauren se fue tranquilizando.
— había una larga cola y tenemos un turno muy lejano — le pasó una botella de agua salida de quien sabe donde, cuando la humana se sintió con la suficiente fuerza como para separarse. — Nos dá tiempo de caminar por el lugar y recomendaron comer algo ligero ¿te apetece? — la humana solo asintió.
— disculpa. — murmura viendo los mocos en la franela negra de Lauren.
— son moquitos de mi amor, estoy feliz. — Camila se rio sin ocultar su cara de asco.
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En otro continente, en un pais que vive en guerra un soldado estado unidense sintió como dos almas se acercaban a la salvación y sonrió para sus adentros, su angel Lauren estaba haciendo un trabajo mejor de lo esperado, sabía que no se equivocaba con la decisión del cargo que le tiene preparado, aunque falta la prueba de fuego.
— ¡levanta las manos, cuál es tu división! — escuchó a sus espaldas, pero sin inmutarse siguió con su trabajo de desarmar aquella bomba química que habían instalado.
El soldado que le estaba apuntando con un arma comenzó a disparar y se asustó al ver que no le pasaba nada. Finalmente aquel soldado extraño se levando dejando ver una bomba desactivada.
— tu hija estaría muy decepcionada de tí. ¿Por que peleas por una injusticia como esta, en lugar de estar en casa abrazando a tú esposa? — dejó la duda en su cabeza y en un parpadeo del asustado soldado, el extraño desapareció, lo necesitaban en todas partes del mundo y si bien, para él un segundo eran mil años, nunca se quedaba con tiempo libre.
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— hiciste trampa — reclamó Micah.
— claro que sí, lo que me sorprende es que tu también.
Sin querer habían logrado que el mesero renunciara a su trabajo y su nueva competencia fue que cuerpo humano aguantaba más, convirtiéndose totalmente empezaron a competir quien hacía más abdominales, quién aguantaba más tiempo en plancha entre otros, como todo terminaba en empate y sus patéticos cuerpos humanos estaban al borde del colapso comenzaron un concurso de miradas.
— esto es inútil. Es asqueroso estar sudado — se quejo el demonio y el ángel le dió la razón. Sin importarles el lugar se quitaron las camisas y ambos estaban exhibiendo sus cuerpos en el restaurante. El dueño estaba comenzando a ponerse nervioso al ver que su cuenta crecía cada vez más y no parecían tener intenciones de pagar.
Y tenía razones para estar nervioso, primero eran dos hombres grandes, fuertes y musculosos, y segundo:
efectivamente no lo iban a pagar.
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— hey, ahí venden plantas — señaló Lauren luego de caminar un tiempo — por la insistencia de Camila se tuvo que comprar otra franela. Esta está de color blanco igual de simple que la anterior.
— ¿me compraras flores? — su tono fue de burla — que cliché.
— obviamente nunca te compraría flores — le sonrió y por un segundo, Camila se decepcionó. — pero te puedo comprar un arbolito para que lo plantes.
— pareciera que tu estas más al pendiente de la lista que yo. — cuestionó, sin embargo no pudo evitar emocionarse.
— vamos — tomó su mano para adentrarse en el local. — tu escoje el que quieras.
Media hora después Camila pensaba que se habían perdido, llevaban rato caminando, pero parecía no llegar nunca al lugar de los globos. Veía mucha vegetación a su alrededor, casi parecía un bosque.
— si, aquí es perfecto — finalmente habló Lauren. Captando su atención, no podía evitar tomar algunas fotografías. — mira ven. Ven a ver pa’ que veas
— tengo mucha curiosidad en saber quien te enseño el español.
— ¿esta mal dicho?
—… no. — se río en su interior. No lo entiende, pero siente una gran calma en su interior pese a lo ocurrido, se acercó a Lauren y está levantó una rama donde se podía apreciar un risco enorme, que daba la vista perfecta a los globos aerostáticos
— aquí plantaras el árbol.
— ¿que? ¿Y si es propiedad privada?
— todo terreno es de Dios — alzó los brazos mirando al cielo, Camila alzó una ceja y Lauren volvió a mirarla con una sonrisa — solo hay que hacerlo rápido.
— Lauren, pero
— oh mira, aquí hay una pala — la sacó de detrás del árbol.
— tienes una suerte envidiable — miró rápido a su alrededor y tomó la pala entregándole la cámara.
Quiso enterrar la pala, en serio lo intentó con todas sus fuerzas, pero sus brazos le fallaron en último segundo rpvocandole un fuerte dolor.
Al parecer Lauren mal interepreto eso. Por que solo se río y volvió a acercarse a ella, rodeo el cuerpo de Camila apoyando su barbilla en el hombro de ella.
— pareciera que ahora no quieres hacer nada sin mí — le dió un beso en la mejilla y otro en la cien. Le era muy grato ese acto al ángel. — mi plan maquiavelico de hacerte dependiente a mi esta funcionando. — aunque en realidad la que estaba cayendo era ella.
Por la posición no vió las lágrimas de frustración que Camila estaba reteniendo. Respiro hondo dejándose llevar por la sensación de estar rodeada de Lauren. Su presencia y contacto si la hacía sentir mejor.
— te ayudó, linda. — le murmuró.
Casi al atardecer ya estaban de vuelta en el lugar de los globos, una hora perfecta para Camila, ya se podía imaginar las fotos que tomaría y estaba brincando en un pié. Hasta que finalmente les tocó montarse en el globo y comenzó a sentir vértigo previo.
— señorita. No tenemos todo e— el trabajador callo al ver la mirada asesina de Lauren, quien solo apretó un poco más la mano de su humana.
— sabes que tu eres la única que decide aquí.
— ¿como es posible que nunca tengas miedo? — el ángel se encogió de hombros.
— cosas de la religión supongo.
—tú y tu religión. — respiró hondo — ¿qué harías si no tuvieras miedo? — se repitió así misma, cerró los ojos, inhalo todo él aire de pudo y puso un pie primero en la canasta.
Sin abrir los ojos dió un par de pasos sintiendo a Lauren subiendo detrás de ella sin soltar su mano, su presencia dándole seguridad.
Volvió a respirar hondo contando mentalmente de 10 a 0 para decir que podían despegar.
— te lo estás perdiendo, bella. — Camila arrugó el ceño y abrió los ojos para sorprenderse. ¡Ya estaban en el aire! Y no sentía nada.
— wow — fue todo lo que pudo decir, indudablemente la vista era inexplicable, tan hipnotizada estaba con ella que ni ganas de tomar su cámara tuvo. Sentía que era un pecado perderse tal espectacular de la naturaleza.
El cielo era un desorden de nubes oscuras y blancas, que se mezclaban entre los tonos azules de la noche y cálidos naranjas del sol, la Luna ya se podía apreciar a la lejanía. Y el sol estaba terminando de ocultarse en el lado contrario. Todo era simplemente espectacular, sabía que teóricamente lo que estaba viendo era explicado con fundamentos reales.
Pero solo por un segundo, por una pequeña fracción de este, sintió que todo era demacrado perfecto para ser “accidental” ni el mejor de los artistas podría jamás replicar tal acontecimiento, como lo era algo tan cotidiano como un atardecer.
Sin poderlo evitar una lágrima se escapó de su mejilla. Y pensar que tuvo 25 años sin saber lo mágico que podía ser un atardecer y recién ahora lo estaba viviendo… estaba viva en ese momento.
— gracias… — susurro, pensando que Lauren no la escucharía por el sonido del viento.
— para ti siempre, Camila.
Cuando finalmente la oscuridad se abrió paso en todo el firmamento el globo comenzó a descender, el empleado del lugar, muy profesional no había mencionado ni una sola palabra, mientras Lauren y Camila admiraban todo en un voto de silencio como respeto ante lo que estaban viendo.
— fue muy hermoso — sin pensarlo mucho se lanzó a los brazos de Lauren, sin importarle su propia promesa de mantener distancias.
— lo cierto es que sí. Me alegra que lo disfrutaras —alzó su barbilla para mirarla a los ojos, quería asegurarse que no estuviera llorando, ya que estaba hablando tan bajo. Que de ser humana, no la escucharía.
— me pregunto cuántos atardeceres podré ver — esto, por alguna razón, alarmó a Lauren.
— millones — aseguró y Camila la miró con tristeza — vas a ver millones de atardeceres Camila. —la abraza con fuerza — te prometo que me aseguraré de eso.
— no, no lo harás. — el ángel alzó la mirada para toparse con Micah. Este, en su forma celestial la miraba con mucha seriedad.
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N/A : no mamen, mejor hubiera hecho un libro aparte. Ahora sí, falta poco.
Manden fuerzas gente, el trabajo me absorbe las ganas de vivir.
En fin, no olviden tomar agüita y bailar una hora al día.
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