El Secreto

La casa Cabello era un caos total, todos los Cabellos estaban atendiendo todo lo que Sinuhe ordenaba, quien aun en la cocina picando cebolla con agilidad, se daba el lujo de gritarles a sus cuñados, sobrinos e hija lo que tenían que hacer en la sala, en la cocina o en el comedor.

Bueno, todos excepto uno.

Carlo Cabello. Justamente a quién estaban esperando, su hijo mayor quien venía en camino con su prometida.

Carlo había decidido ir a vivir al otro lado del muro a trabajar como médico, eso hace cuatro años, era el orgullo de la familia, pero su trabajo era muy demandante, por lo que recién conocerá a su nuera y estaba un poco nerviosa de eso ¿sería odiosa? ¿Merecería a su hijo? ¿Sería de esas gringas plásticas? ¿Le gustan los frijoles? Mínimo le tiene que gustar el plátano.

Ay, como esa gringa deje algo en el plato le va a dar algo.

— ¡no! — reclamo Sinuhe — tienes que picar el tomate en rodajas, no cuadros. — le reclamó a su sobrino Jose de 13 años, que había tomado la fatídica decisión de ayudarla en la cocina.

— ay mamá. No es para tanto — apareció bajo el umbral de la cocina su hija Camila con un short de jeans y una camisa de tirantes. A diferencia de todos en la casa que se habían puesto sus mejores ropas— es tu hijo y una chica, no un alíen.

—¿que no es para tanto mija? Se van a casar en una semana, una semana Dios mio ¿y si no me cae bien?

— pues te aguantas de comentar sobre alguien que no vivirá contigo y trata de no morderte la lengua — le sonrió con la sonrisita traviesa de su padre — no vaya a ser que te envenenes.

Sinuhe sin pena le lanzó la cáscara de la cebolla a su hija menor que previendo eso se fue rápido con la risa de sus familiares de fondo.

— chamaca mala contesta — refunfuño la doña — levanta eso Andres.— le ordenó a su sobrino — JOSE JESUS Y JESUS JOSÉ .

— ¿queee? — se escuchó que respondieron los gemelos en el segundo piso

—¿YA ESTÁN LIMPIOS LOS CUARTOS? — no hubo respuesta de sus cuñados.

— ¡MARIA! — grito ante el silencio.

— lo están limpiando, Sinu — le respondió la esposa de uno de ellos, A quien precisamente había designado para que los vigilara. Eran capaces de escaparse como ya había hecho su esposo hace un par de horas.

Con motivo de boda los Cabellos tenían la costumbre de venir a la casa de los abuelos Cabello que estaba un poco retirado de la ciudad, es una casa que cada generación se a encargado remodelar un poco conforme pasan los años, si tenía una dueña era únicamente por temas legales, por que la casa era de todos para todos. Su función es únicamente para armar tremendos boderios de cualquiera de la familia y poder hacer todo el ruido que quieran en la fiesta, tenía 22 cuartos y un granero sin uso. Era totalmente perfecto para casarse y que se quede la gran familia que eran.

Aún no podía creer que su bebé de 26 años se fuera a casar, sin poder evitarlo sus ojos comenzaron a cristalizarse.

—señora no llore — su hija regresó a molestarla, ahora con un bikini debajo de su franela de tiras — no es para tanto, seguirá siendo tu hijo. Solo tendrá un anillo en el dedo.

— no es por eso mija — sorbió sus mocos — es que tu ya tienes 23 años y aun no te vas de la casa — le respondió con malicia y las risas se volvieron a escuchar en el lugar.

— verdad, verdad — se metió Sara, que también estaba ayudando en la cocina— ¿qué pasó con el novio, sobrina? — a Camila se le fueron los colores al rostro.

— No existe hombre que me pueda dominar, tía.  ¡y yo no le voy a planchar la ropa a ningún vago!

— ¡así se habla hija! — apareció su padre abrazándola, antes de que saliera con un comentario cargado de veneno como “y donde esta mi tio?” — los hombres son unos inútiles y ninguno mere — fue interrumpido

— comenzando por ti — su esposa abandonó la tabla de picar para dirigirse a su esposo sin soltar el cuchillo — ¿donde estabas y por qué las ventanas no están como un espejo?

—eh — su esposo se puso nervioso — por que es un cristal transparente, chaparrita.

— por lo mismo puedo ver la asquerosidad que están hechas, esta peor que una cochinera, limpialas ya mismo. — Alejandro no dijo nada, solo se retiró aguantando las burlas de su sobrinito de 13 años  que lo llamaba mandilon y las risas de su princesita.

— y tu no te rías tanto — fue por su hija después de ver la ventana — la piscina aun no esta lista ¡vamos! Quiero que esas baldosas estén como un espejo.

— ay, tú con tu espejo. Te bajo el de mi baño si quieres. — con sus habilidades de hija Mexicana corrió antes de que su madre se quitara la chancleta.

Mientras tanto, en un taxi.

— no te preocupes, mi amor — su prometido la abraza de lado y acaricia el brazo — les vas a caer bien.

—¿cómo puedes estar tan seguro de eso, Carlo? Nunca en su vida me han visto y solo voy a aparecer para decir “hey, me caso con su hijo” — habló en español casi perfecto con ese acento cubano que lo volvía loco — es un total exabrupto — siguió hablando en español y Carlo comenzo a reirse, provocando que su prometida le diera un golpe en el brazo.

— perdon amor, es que lo dices muy gracioso — siguió riendo — dilo otra vez.

— dejame quieta — se quejó.

— no, no dilo exa que, exa que. — ella negó con la cabeza con una sonrisa, él volvió a reír.

— no te preocupes por esa gente amor. — volvió al tema principal — ellos me criaron a mí y yo te amo a ti, así que ellos te amaran a ti.

— pero… — no estaba segura, en su anterior relación tuvo mucho problemas con la familia de su pareja.

— a todos les encataras.

— ¿por que hablas tan en plural? — el extendió sus ojos y se llevó las manos a la boca.

— es verdad… — murmura — no te conté —  sonríe culpable ante la seria mirada de la mujer que ama — ya esta toda mi familia ahí.

— ¿como que toda? ¿Mamá, papá abuela?

—… Yyy tios, tias, primos, primas paternos y maternos… Abuelos no tengo— trató de suavizar al final.

Ella también extendió sus ojos lo más que pudo y comenzó a enojarse, tenía dos años de novia con el y una de sus cosas más malas que tenia es que no siempre la involucra, que no le haya dicho eso antes de viajar le parecía el colmo. Se había traído a su hermana, ahora va a estar totalmente sola con la familia Cabello completa.

— y hermanita — completo muy bajito alejándose lentamente, antes de que su prometida explotara.

— ¿¡que!? ¿Tenías una hermana y nunca me dijiste? — se escandalizó aun más, la persona que más problemas le había provocado su relación anterior fue precisamente la hermana de su pareja, ella decidió terminar la relación luego de que esta la mandara al hospital.

— bueno amor, es que sabes que casi no e tenido tiempo— comenzó a excusarse —y cuando nos vemos lo único que hacemos es... — se acercó con una sonrisa traviesa

— ni se te ocurra tocarme Carlo Rafael — lo amenazó, estaba en verdad muy enojada. Al notar esto Carlo dejo de sonreir, ya iba a empezar — ¡tengo que conocer a toda tu familia completa y sin opción de conocerlos solo llegaremos a casarnos y nos iremos!  ¿Te das cuenta de lo desconsiderado que es eso con tu familia y conmigo? Tal vez hasta me odien.

— ay amor, no comiences con tus exageraciones — le responde — no han tenido tiempo ni de imaginar tu cara, tienen sabiendo de ti una semana nada más y de una les dije que me iba a casar. — completo sin pensar, recién cuando escucho lo que dijo rezo un Padre Nuestro rápido en su mente.

— dos años, Rafael — uy, segundo nombre — ¿dos años saliendo y nunca les hablaste de mí?

— es que amor

— no, no me hables. — decidió ignorarlo lo que quedaba de camino viendo por la ventana, del enojo ni se dió cuenta que estaban atravesando toda la ciudad e iban a salir de ahí. Ella estaba esperando una casita pequeña con solo la familia más íntima, por eso también le había dicho a su propia familia que solo llegarán el día de la boda, pensó que no habría espacio para tantas personas y no quería que los suyos gastaran mucho dinero en hoteles.

Por un momento vio de soslayo a su prometido, al principio le parecía interesante ese amigo doctor que era bastante misterioso, se le hizo atractivo por su personalidad conforme fueron saliendo más y más e incluso le pareció sexi que cuidara tanto de su vida. Pero en lo que avanzaba la relación esto se volvió pesado, sabía hasta las diferentes maneras de roncar que tenía, pero ni siquiera sabía que tenía una hermana.

Dio un largo suspiro, pero lo amaba. De pequeña siempre pensó que cuando consigues a tu persona especial algo dentro de sí misma iba a explotar y se iba a sentir como un fuego artificial, casi siempre soñaba con que llegara el momento en que su cuerpo sintiera tal escalofrío al primer roce, que sus pupilas se delataran a la primera mirada, poder perderse en los ojos de alguien y muchas más ridiculeces que ponen en los libros y musicas romanticas, menos mal que cuando creció se dió cuenta que lo primero que viene es el gusto, puede ser visual o por la personalidad de la persona y conforme se van conociendo van viendo si tienen o no química. Con su ex fue así. Primero tuvieron una corta amistad antes de revelarse que se gustaban, pero con su ahora prometido fue algo cercano a lo que soñaba experimentar de pequeña. Cuando abrió los ojos y se vio en el hospital, el guapo doctor que la estaba atendiendo  de mirada oscura que le hizo sentir una ligera conexión, esa fue la razón por la que lo invitó a la primera cita luego de un par de meses internada y conversaciones cortas.

Todo fue excelente, Carlo tenía una personalidad única y siempre buscaba hacerla reír, la hacía sentir especial y le presumía a todos que tenía la novia más hermosa del mundo. Volvió su vista a la ventana, no podía estar enojada con él, lo amaba mucho.

Pero lo haría sufrir un poco más.

Toda su familia y una hermana… que no mame. Un poco más y le decía que tenía tres hijos: Juan, Jose y Pancho.

1 hora después.

Estaba prácticamente con la boca abierta viendo “el rancho Cabello” como le había nombrado Carlo, ¡eso de rancho no tenía nada! ¡Era un enorme caserío! Casi se sintió mal al recordar el estereotipo de casita que se imaginaba y por un segundo se avergonzó de haber sido clasista. Igual ese pensamiento se lo llevaría a la tumba.

— ¿vamos o sigues enojada? — le habló con fastidio pero extendiendo su mano. Esa actitud le molesto un poco, sin embargo admitió estar exagerando, le hizo saber su disgusto con el gesto pero entrelazo sus dedos sintiéndose a gusto, como siempre — por favor te pido que cambies la expresión, no me vayas a dejar mal con mi familia.

— ¿tú me ocultas y soy yo la que va hará quedar mal?  — le reclamó y continuó antes de que respondiera — lo voy a hacer, pero por respeto a tu familia. — le dedicó una mirada que suponía que fuera mortal, pero con los ojos que tenía Carlo no hizo más que volverse a enamorar. — ¡quita esa cara!

— Dios mio, es que eres demasiado hermosa —sin previo aviso tomó sus mejillas y la besó.

Justo en ese momento se abrió la puerta y de ahí salió la figura de Sinuhe Cabello, se sintió un poco incomoda y quiso volver a cerrarla, pero detrás de ella se asomó su esposo.

— ¡mi muchacho! — gritó haciendo saltar a su hijo, nuera y casi provocándole un infarto a su esposa, quien lo golpeó cuando pasó por su lado para abrazar a su hijo.

Con ese grito todos los que estaban dentro de la casa supieron que llegó el enamorado.

— ¡papá! — grito también el primogénito y como la persona totalmente adulta, madura, graduado doctor de 26 años y hombre de 1.85  que era corrió y saltó sobre él para guindarse de su cuello en un abrazo koala.

Alejandro no tuvo ningún problema al recibir a su hijo, lo había extrañado mucho.

— bajate que le vas a fracturar la columna a tu papá. — fue el regaño con el que lo recibió su madre.

—¿que hablas, chiquita? — se giró aún cargando a su hijo — estoy más fuerte que nunca.

—¡si! papá es un roble — apoyo Carlo, pero igual se bajó recordando que su prometida estaba viendo todo. Volvió con ella y tomó su mano para llevarla con su madre. Primero la abrazó y le dio muchos besitos en la mejilla.

— les presento a mi futura esposa, Lauren Jauregui.

— oh Dios, — Sinuhe se llevó las manos a la boca y Lauren palideció esperando lo peor — eres tan bonita — tomó las manos de la vuelta a la vida de Lauren. — ¿por qué no la trajiste antes Carlo, eres un desconsiderado. — la recién llegada le dio una mirada de burla a su prometido, él la conocía tanto que en su mente llego su voz diciendo “¿viste que tenía razón?”

— verdad que sí, hijo. — lo felicitó su padre con una muy fuerte palmada en la espalda antes de dirigirse a su nuera — ¿que le viste a este ser? Tengo sobrinos más guapos que quedarían mejor contigo.

Lauren se rió al escuchar la queja de Carlo.

— muchas gracias, Señora

— hablas muy bien el español. —volvió a alagar— Sinu, dime Sinu.

— y yo soy Alejandro. — le sonrió su nuero — ¿y tu familia, muchacha? — preguntó al ver que no había más de tres maletas.

— ha, es que — se sonrojó, no habia manera que les dijera que pensó que tendrían una casa pequeña por ser mexicanos, aun cuando Carlo le dijo que tenían una casa que solo se usaba para bodas — están muy llenos de trabajo, pero vendrán para la boda. — Carlo la miró con burla, conocía perfectamente el tono que usaba para mentir.

— aaay, pobrecita mi niña — Lauren enserio sintió el cariño maternal brotando de la señora — no te sientas incomoda, nosotros seremos tu familia, ven que te la voy a presentar.

15 minutos después.

Lauren no sabía que hacer o como acomodar tantos nombres en su cabeza, era MUCHA familia. ¿Como podría tantas personas llevarse bien y ser familia? No estaba preparada mentalmente para esto.

— ¿y Kaki? — preguntó entre risas Carlo. No la había visto y quería hablar con ella de un tema que venían hablando hace tiempo.

— sabes como es, sobrino — le dice su tío Jose Jesús ¿o era Alejandro Jose?  Un poco más y la cabeza de Lauren iba a echar humo, la calor no ayudaba — apenas la piscina tuvo agua se metió ahí.

— es una rompe grupo — se quejó un primo, que fue reprendido por quien, Lauren supuso, que era su madre.

— ya la llamo hijo, igual vamos a comer dentro de poco.

— no te preocupes mamá, yo voy. — le dio un beso muy sonoro en la mejilla — debes estar cansada como para tratar con ella.

¿Es tan mala? — se volvió a espantar Lauren, cualquiera menos una cuñada dificil, ya le parecía que todo era muy perfecto.

Carlo tomó su mano y la jalo hasta una puerta trasera.

— la vas a amar — le dice antes de abrirla —mi hermana es la mejor del mundo, es imposible no quererla.

Eso no tranquilizó a Lauren, lo menos que quería era otra hermana celopata y sobreprotectora con su prometido.

En la parte de afuera no había mucha vegetación, tal vez para evitar que se muera al no tener quien la cuide, pero lo que sin duda resalta mas era la enorme piscina en el centro con unas sillas a su costado. Dentro de esta había un estilizado cuerpo nadando en linea recta con elegancia, dando vueltas a una velocidad que podría ser profecional.

Se acercaron al borde pero Lauren se sentó en la silla, entre los cientos de nombres que tenía que recordar, la calor que hacía y la preocupación de su cuñada se sentía un poco abrumada.

— ¡Kakita! — se dejaron de oír chapoteos.

—te lo dejare pasar por que te extrañe — fueron las primeras palabras que escuchó Lauren de ella — pero me vuelves a llamar así y la gringa va a quedar viuda antes de casarse — Lauren cerró los ojos, sonaba como alguien insoportable.

Se dio ánimos así misma mientras escuchaba que los hermanos intercambiaban palabras a la vez que escuchaba como ella salía de la piscina y daba pasos húmedos acercándose más.

— ¿y que, ella no habla?

— te presento a

— sh sh sh — lo calla — creo que es perfectamente capaz de presentarse sola. — la sintió casi rozando su cuerpo, estaba frío. — hola, soy Camila.

Lauren se dio las últimas palabras de aliento antes de levantar la mirada.

Fue su primer error.

Al hacerlo todo aquello que alguna vez soñó de niña paso, primero se topó con la piel morena de sus pies, siguió por sus piernas tonificadas, paso por su abdomen plano y un poco trabajado, para finalmente quedar atrapada en dos pozos de chocolate sin fondo, su piel se puso de gallina, sostuvo la respiración y simplemente se vio incapaz de apartar la mirada en tal perfecto rostro, mucho menos de ese par de ojos que la habían dejado atrapada.

— ho- ho hola— tartamudeó como hace años no hacía — soy Lauren. — la chica no reaccionó al momento, tal vez pensando que era una idiota, pero finalmente tomo la mano que le estaba ofreciendo, al sentir el apreton de manos todo su cuerpo tembló. — un placer.

— no — le contesta la chica, apretando más su mano — el placer es todo mío. — sus ojos verdes, sin poderlos controlar, se fueron a su garganta donde la vio notablemente tragar saliva. Volvio la mirada a sus ojos que la miraban atentamente y la vio morderse disimuladamente el labio.

Ahí fue que lo supo, ella también lo había sentido, esa atracción que era excesivamente abismal, presente y era correspondida, se podía sentir en el aire y por ese breve instante solo eran ellas dos en el lugar. Era fácil reconocer cual era el sentimiento abrumador de comenzaba a crecer en su vientre: deseo sexual.

Estoy jodida — pensó Lauren.

Y tenía toda la razón.

————

Era imposible ¿cuánto tiempo había pasado? ¿Minutos, horas? Pero ahí estaba, admirando los ojos de la prometida de su hermano. Para Camila eran simplemente... perfectos, tan expresivos, tan brillantes, tenían un color único. Fue un shock demasiado fuerte. Solo se estaba acercando con todas las ganas de hacer algún chiste sobre Carlo para avergonzarlo, pero en el momento que ella alzo la mirada no pudo hacer más que ser absorbida al universo que tiene Lauren en sus ojos, apenas sus manos se tocaron sintió un fuerte frio recorriendo todo su cuerpo, pero era agradable.

Tomo más fuerte su mano para evitar apretar las piernas, la deseaba a ella, pero era imposible.

Unas risas a lo lejos la hizo salir de su trance, su hermano estaba hablando con uno de sus primos en la entrada del patio trasero, recién ahí es que Camila soltó su mano de la de Lauren.

¿Que chingaos? No puede sentirse atraída por una mujer.

- ¿te han tratado bien?

- a, si - Lauren tira un mechón para atrás - tienen una familia muy... Grande. - su voz sonaba ronquita y gruesa, no pudo evitar imaginar cómo sería esa voz en otra situación.

Camila sonríe con autenticidad, mientras se regañaba por ese pensamiento. normalmente saldría con un chiste culero pero con su cuñada no le nacia.

- te acostumbras - apoyó su peso en otro pié, estaba nerviosa y no había razones - nunca te aburrirás ¿sabes?

- si, no dudo que podriamos divertirnos mucho juntas... ya sabes, de compras y eso - Camila se rie nerviosa, ya estaba perdiendo la cabeza. Era imposible que la cuñada que recién conoce le haya hablado en un tono lascivo a días de casarse. - aunque solo tengamos una semana para conocernos. Camila frunció el ceño.

- ¿Carlo no te ha comentado algo sobre mi? - Lauren sonríe incomoda.

- de hecho tu hermano siempre está ocupado en el hospital, no tiene mucho tiempo y recién hoy me enteré de que existes. - la castaña entrecerró sus ojos.

Pendejo machista - fueron las palabras que cruzaron por la mente de Camila. Iba a hablar muy seriamente con él.

Se llevó las manos a la cintura enojada y puso los ojos más grandes que una parapara.

- ay Dios, que pena - inútilmente trato de cubrirse - recién te conozco y me presento toda mojada y en traje de baño. - comenzó a buscar su toalla con la vista.

Era ridículo, Camila Cabello se podría definir con una muy buena cantidad de palabras y "vergüenza" "temor" y "pena" no eran ninguna de ellas. Incluso estaba totalmente consciente de lo que hacía al salir de la piscina y no le importó nada ¿que cambió?

- oye tranquila, no me quejo. - Camila volvió la vista a ella - digo, no importa, osea, vamos a ser familia. - la castaña le sonrió.

- si, te casaras con mi hermano - dice un poco bajo - ¿como lo soportas, eh? - trató de volver a ser ella misma, sin embargo. Aún estaba tratando de cubrirse con sus brazos, sin darse cuenta que eso juntaba sus pechos.

- aprendí a amarlo - Lauren se encogió de hombros. - y lo amo mucho - recalco bajo muy bajo, como para sí misma, Camila se abstuvo de comentar algo.

- ¡ha! - señaló el trasero de su cuñada - estas sobre mi toalla - la mira - ¿podrías...?

-claro, como no. - murmura luego de ver hacia abajo, pero tomó la toalla con una mano y se levantó completamente para entregarla, olvidando lo cerca que estaban al estar sentada.

Camila solo se quedó quieta observando como aquella espectacular dama se levantaba casi rozando su cuerpo y sube la mirada conforme sube la chica delante de ella hasta tener que inclinar la cabeza levemente hacia arriba. Sus narices si habían logrado rozarce entre sí. La más bajita pudo ver el momento exacto en que los ojos de Lauren tomaron un tono más oscuro.

No, está mal, es imposible. Dio un paso hacia atrás, necesitaba aire.

- disculpa. - le extendió la toalla.

- no te preocupes - se envolvió en la toalla pensando que necesita volver a meterse en la piscina - mi hermanito te NOS abandonó - se corrigió rápido viendo como él y su primo no estaban.

- cierto - su cuñada pareció recordar algo. - dijeron que ya iban a servir la comida.

- por razón ya tenía hambre - ambas se rien antes de adentrarse al rancho Cabello.

Carlo confiaba ciegamente en que su hermanita y el amor de su vida se llevarían bien y no lo necesitaban, por eso les dejó su espacio para conocerse, podía hablar con Camila en cualquier otro momento. Igual estaba muy tranquilo con la inesperada confianza que al parecer tuvieron esas dos, pero así es la esencia de su hermosa Lauren y Camila es la persona más honesta y sincera que conoce. Supuso que debió de habérselo esperado, de todas formas le caía como anillo al dedo que se llevaran bien, si hacen una buena amistad su hermanita no seguiría dándole más vueltas y aceptaría su propuesta.

- oye, la prima y la novia tuya tienen rato hablando - le comenta el primo que le estaba ayudando a colocar los platos en la mesa - creo que ha hablado más con ella en este rato que conmigo en toda una vida conociéndonos. - Carlo se burla.

- con esa cara que tienes, normal que Kaki no te quiera hablar.

- la prima es muy creida.

- Kaki tiene el banderin alto - deja de sonreir acercandose a el y bajando la voz - ni creas que no se lo que pasó, te lo voy a decir una vez Pedro Jesús: vuelves a intentar algo similar con mi hermana y tomaré un avión exclusivamente para encontrarte y matarte.

- ¿de qué hablas, primo? - pregunta sin dejarse asustar pese a la diferencia de tamaños.

- el WhatsApp - Pedro se volvió blanco - te lo voy a explicar bonito... primito. Mi hermana no tiene por qué mirar la vergüenza que tienes entre las piernas y mucho menos va a caer rendida a tus pies por alguien tan asqueroso como tu - se aleja volviendo a sonreír para aparentar - ¿entendiste verdad, mi querido primito?

- solo era una broma, primo. No te pongas celoso - Carlo trono su propio cuello para evitar agarrar el de Pedro con sus manos.

- pues yo no estoy bromeando. Con mi hermana, NO. - le da la espalda colocando los platos del otro lado

- amor- escuchó la voz de su prometida, haciendo que se relaje al instante. - todo huele muy rico.

- y sabe mucho mejor, creeme. - le sonríe antes de ver a la niña de sus ojos - ¿ese es tu outfit para almorzar? - Camila solo rodó sus ojos.

- tu y yo tenemos que hablar seriamente - sin opción a que responda, se apresuró a subir las escaleras para cambiarse en su cuarto, se iba a cambiar por que ella quería, no porque a él no le gustara que se paseara en bikini por la casa, menos por la mirada del imbécil de Pedro.

En ese trayecto Carlo dejó los platos restantes en la mesa para abrazar contra su pecho a su prometida y fijar sus ojos amenazantes en su primo que dejó de observar el trasero de Camila para seguir con su trabajo ante el calor de la mirada del creído de Carlo. Su prima estaba buena ¿que quería que hiciera?

- te amo Carlo - le susurra Lauren, sin razón aparente para Carlo. Pero estaba ocupado golpeando a su primo en la mente como para profundizar las palabras del amor de su vida.

- yo también hermosa. - beso su frente.

De verdad lo hacía.

10 minutos después Camila bajaba las escaleras con un jean ajustado, una de sus mejores camisas y... ¿un maquillaje ligero?

Esto claramente le pareció extraño a su madre y padre, casi esperaban que bajara con algún short de pijama y una camisa que facil podria ser un trapo de cocina. Su hermano mayor pensó que en el tiempo que estuvo fuera ella pudo haber cambiado un poco con el tema de las visitas así que no le dio importancia por ese lado, más bien le sonrió, por que pensó que lo estaba haciendo por educación a Lauren.

Osea... Si, pero no.

Camila se negó a pensar en Lauren mientras se cambiaba, se negó a pensar en su hermoso cabello, su perfecta nariz que tenia un lindo arito, mucho menos pensó en su altura perfecta para ella y para nada jamás de los jamases en su mente volvieron a verse esos ojos que encierran una galaxia entera.

Tanto se negó a pensar en ella, que no se dio cuenta que buscaba la ropa que le quedara mejor, no es que quisiera impresionarla ¡para nada! Recién cuando estaba delante del espejo a punto de maquillarse se dio cuenta de lo hermosa que se veía.

- Me estoy vistiendo así, por que me da la gana de vestirme así. No para impresionar a nadie, mucho menos a mi cuñada. No tengo ni porque impresionarla, creo que le caigo bien - se dijo al espejo y frunció el ceño - ¿y qué me importa si le caigo bien o no?... Creo que si lo hago ¿verdad? -volvió a mirar el maquillaje delante de ella - solo un poco, para que convine. Tengo hambre y no me volveré a cambiar.

¿Cual será su color favorito? - pensó.

- hasta que apareces, prima - le dice Margarita, se podría decir que su prima favorita - ¿y esas pintas?

-¿cuales?

- pues la que

-shhh - silencia Andrea la hermana mayor de los hermanos Cabello - tengo hambre, recemos rápido.

Y rápido rezaron, tal vez ni Dios entendió lo que murmuraron, era pura costumbre cuando había visitas, ninguna familia en su casa rezaban antes de comer.

Sinu tenía la mirada fija en su nuera, casi vio en cámara lenta como esta levanta el primer bocado de arroz con su guiso especial y se lo llevaba a la boca, luego esta se llevó una mano a la boca y cerró los ojos. Mentalmente busco la escoba.

- esta exquisito señora Sinu -dice al terminar de masticar, Sinuhe le sonrió relajando todos sus músculos.

- no es para tanto linda. - le sonrió esperando el comentario despectivo típico de su hija.

Pero Camila estaba comiendo en silencio.

Esto sí alarmó a los padres de la chica, Camila nunca, nunca comía en silencio y ¿estaba usando tenedor y cuchillo? ¡Camila come con cuchara porque decía que así agarraba más comida! Sus mejillas estaban un poco sonrosadas.

- ¿estás enferma, mija? - Sinu limpio sus manos en una servilleta antes de poner una de estas en la frente de Camila.

Esta, al ver que su cuñada levantaba la vista para mirarla (lo cual era fácil porque estaba frente a ella) solo se puso más roja de que su madre la esté tratando como una niña.

- si verdad, esta rara hoy.

- son imaginaciones de ustedes. - volvió a llevarse más comida a la boca.

- me preocupas, hija - se metio Alejandro. - ¿por que te vestiste así?

- ah, - intervino Carlo- casi juraba que había cambiado en este tiempo que estuve fuera.

- ¿que tiene mi ropa? ¿Está fea?

- fea estás diario, no hoy - añade una de sus tías.

- mire señora

- mijaaa - Sinuhe la sostuvo del brazo antes de que se levantara. - no queremos asustar a la pobre Lauren - Camila volvió sonrojarse y se sentó en silencio.

- los dramas familiares y platos voladores vienen después - se escuchó que dijo Carlo y le guiño un ojo a su prometida. Provocando la risa de su familia.

Alejandro siguió viendo de soslayo a su hija mientras comía, en serio estaba rara. Luego de varios minutos no aguantó más.

-¿estas bien, hija?

- joder - solto el tenedor - ¿si lo estoy, que les pasa hoy?

- tampoco es para que te pongas así prima. Solo es raro verte como una persona decente.

- me voy a ver con Nate en el CC después de comer, no me iba a cambiar tres veces.

Nota mental: decirle a Nate que se encuentre conmigo en el CC

- ¿¡que!? - exageró su hermano. - ¿quien es Nate?

- un amigo, por favor no empieces.

- dice amigo, pero mira como se viste para ir a verlo - añade su tio Jesus Jose.

Un "uuuuuuuyyyy" se escuchó en la mesa.

- dizque ningún hombre le iba a dominar decía en la mañana, mirela ahora. Hasta el labial se puso.

A la vez que la tía decía esto, Carlo se había acercado al oído de su prometida para preguntarle si quería conocer el CC y festejó internamente su respuesta positiva.

- a ver, una cosa es que yo vaya caminar con un amigo de confianza y otra muy diferente es que le vaya a meter la lengua, que no sepa diferenciar eso tia, explica muy bien el por que su hija-

- iremos contigo, Kaki. - la interrumpió Carlo haciendo que su prima vuelva a tener aire en los pulmones, Camila casi revelaba algo a su madre.

- Yava yava - se metió Jose Jesus - no me parece que ustedes tres salgan tan pronto, recién nos reunimos hoy.

- estoy de acuerdo con mi hermano - opina Alejandro. - Carlo, tienes que ayudar a tallar el establo.

- igual me voy a ir - ya se lo esperaba de Camila.

- esta bien hija - le sonrió y esta le dio un beso en el cachete. - tu - señaló a Carlo - te quedas.

- ¿Y por qué Camila si puede salir con ese wey?

- a tu hermana nadie la quiere aquí- Camila iba a reclamar - y Nate es casi de la familia.

- cierto - añade Sinu mirando a su hija - lo deberías invitar a pasar estos días con nosotros, mija - la bajita pareció pensarlo un momento.

- vere que dice. ¿Puede dormir en mi cuarto?

- nononono, nada de eso. Papá. ¿Podemos dejar lo del granero para mañana? Lauren quiere conocer el CC.

- no - fue su negación rotunda - el granero es hoy o te vendrás casando el próximo mes. - Camila, le vas a enseñar a Lauren el CC.

Camila volvió a ver a su cuñada y bajó la vista inmediatamente, le había dado una mirada muy fuerte y profunda.

- está bien, papá. - esto pareció dejar un poco más conforme a Carlo.

- celosin - le bulliearon sus primos - bájale dos, hombre. Ya tiene 23 años. - él solo se cruzó de brazos extendiendo una sonrisita traviesa.

- que sus hermanas sean-

-¿es así de celoso contigo, Lauren? - le interrumpió Sinú. Sus dos hijos son unos maleducados, ya sabía a lidiar con eso.

- la verdad no. Me sorprende de él.

- es que yo confío en ti, amor. - le dio un rápido beso y una mirada "seria" a su hermanita - en Kaki eso es imposible - Camila maduramente, le saco la lengua y él al ser mayor que ella, también se la sacó.

Se habían extrañado mucho.

A Sinú y Alejandro poco y nada les importaba que el resto de su familia pensara que sus hijos son inmaduros, ellos sabían que eran los únicos de sus primos que siguieron estudiando y eso era suficiente para ellos.

- mija - Sinu llamó a su hija después de que esta le ayudará a llevar los platos a la cocina, antes de que fuera a su cuarto. - llevala también por el centro para que se familiarice un poco con las tiendas de adornos y tu papá dice que llames un taxi.

- pero puedo ir en

- no - hizo un puchero. - no Camila. Vas a dejar viudo a tu hermano antes de la boda.

- no manejo mal. - su madre hizo un corto silencio.

- es verdad - Camila sonrió - lo haces pésimo.

- Mamaaaaá -

- no es no, Mila.

- bueno - volvió a dirigirse a su cuarto, tenía que enviarle el mensaje a Nate.

- perate ahí, Kaki. - la detiene su hermano apunto de entrar.

- imbécil - golpea su hombro con mucha fuerza haciendo que Carlo se lleve una mano a la zona afectada - ¿por qué no le dijiste nada a Lauren? - susurra.

Carlo le tomó un segundo para saber de lo que hablaba su hermana.

- haaa, por que no tenia tu respuesta. Por cierto ¿ya lo pensaste bien? - también habla bajo.

- no me estes cambiando el tema, imbécil. Ella no es cualquier chica, va a ser tu esposa ¿si sabes lo que es eso? ES-PO-SA osea que va a vivir contigo y todo lo que va a pasar en la casa tiene que ser decidido por los dos LOS DOS. Van a estar casados, CASA-DOS ¿entiendes? CASA-DOS. - hace el dos con la mano y el ademán de casa con las dos. Si de algo estaba segura Camila, es que su hermano es un tonto.

- sisisi, ya tengo tu consejo. Esta bien pero

- no, no "esta bien" tienes que entender qu

- pero escuchame

-no tu escuchame

Los hermanos siguieron discutiendo en susurros en la puerta del cuarto totalmente enfrascados en su propio mundo. Que sólo Lauren los pudo detener apareciendo detrás de Carlo.

Tenía una blusa abierta y unos jeans ajustados recalcando todos los atributos que Dios le obsequio con mucha preferencia.

- lista - los hermanos miran a Lauren y abren las boca hasta el piso, Camila se sonrojó y Lauren se llevó un mechón detrás de la oreja.

Camila volvió a sentir ese calor extraño recorriendo todo su vientre y se mordió el labio muy evidentemente. Sabía perfectamente lo que sentía, no era boba. Pero si no lo nombraba lo podía ignorar.

- viste idiota - volvio a golpear a Carlo - no llame al taxi por estar hablando contigo.

- yo ya lo había llamado, boba.

Se vieron fijamente un momento hasta que Camila se le acercó y susurró al oído.

- o le dices tú o le digo yo.

- si no me das una respuesta será de gratis.

- pero tú eres pendejo.

El teléfono de Carlo sonó.

- ya llegó el taxi.

Camila le dió una mirada de advertencia y entro a su cuarto para buscar su celular.

En el taxi luego de dar las indicaciones Camila se estiró en el asiento, bajo la atenta mirada de su cuñada.

- ¿cómo te caímos? se sincera - quiso tratar de ser como siempre y hablar hasta por los codos, tal vez así se le pase la... ¿impresión? Es raro, nunca le había gustado una mujer y que sea su cuñada la primera no ayudaba mucho.

- ustedes son excelentes la verdad, muy... Efusivos y cariñosos, pero lindos.

- puedes decir escandalosos, no me voy a ofender por eso.

- no me parecieron así, me agradan y me alegra

- ¿por qué te alegra?

- Carlo se ve muy relajado desde que entramos a la casa, en New York la mayoría del tiempo está estresado, serio, pensativo y un poco aburrido. Me sorprende su actitud con todos, sobre todo contigo.

- anda - comenta - así que mi hermano se la dá de fresa del otro lado. - su cuñada rie

- si, se podría decir que si. Debe ser por el trabajo, se ve que le apasiona pero es muy demandante, siempre llega totalmente agotado. - Lauren sonríe triste, Camila le sonrió con comprensión.

- ¿lo quieres mucho?

- si. - el calor que recorría su vientre, se apagó.

Hablaron tranquilamente hasta que llegaron al CC

A Camila le caía muy bien su cuñada a nivel personal, que ya no sintiera aquella "impresión" le alivió bastante, debe ser porque ahora sabe que si quiere a su hermano de verdad.

- ¿quieres una dona?

- ¿no deberíamos esperar a tu amigo?

- me dijo que no iba a poder venir - ni siquiera le avisó. Lauren se le acercó peligrosamente.

- ¿cómo puede alguien ser capaz de dejarte plantada? - Camila se le atoro un poco de saliva en la garganta por la repentina cercanía.

- yo, yo digo. El tenía un compromiso mayor y se le había olvidado. - Lauren apretó sus labios como si intentara callar algo y retrocedió un paso después de ver todo el rostro de Camila. Verla apretar sus labios hizo que sintiera resecos los suyos.

- si yo no venía entonces hubieras estado aquí sola.

- es una buena evasión de trabajo - se encogió de hombros tratando de normalizar su pulso. No solo había vuelto a aparecer ese calor en su vientre, sino que ahora se estaba extendiendo por su pecho y un poco más abajo. Sentía que le quemaba.

- es bastante grande - miro el lugar comenzando a caminar - hay mucha gente para ser Lunes.

- si, es que se acaban de empezar las vacaciones y hay gente pues - estaba actuando como idiota, pero no podia parar, ese calor la distraia mucho. Vio que Lauren se metía entre una gran cantidad de personas.

Aceleró el paso y la tomó de la mano.

- hay mucha gente - le dice cuando vio su rostro sorprendido.

- cierto - entrelazo sus dedos - no te me vayas a perder. ¿vamos al cine?

- ¿cómo sabes que aquí hay cine?

- es muy grande, lo intuí. - le sonrió a Camila y esta no hizo más preguntas, si le seguía sonriendo así terminaría metiéndose en alguna fuente.

Subieron hasta el tercer piso entre charlas sin sentido donde predominaban los monosílabos sobre todo, pero no se quitaban la mirada del encima.

- coño, está el clásico Rosemary's Baby. - Camils se removió incómoda.

- ¿la quieres ver?

- ¿tú no?

- es que no me gustan las peliculas de terror.

- ah, ya veo - vuelve a mirar las carteleras - ¿after te parece bien?

- ya la vi... Mucho, mejor no. - no podía ver eso con su cuñada al lado.

- bueno - volvió a mirar a las carteleras.

- pero si tu quieres podemos ver Rosemary's Baby

- no quiero que te sientas incomoda conmigo. - apretó su mano, que a pesar de que en ese piso no había tanta gente, seguían unidas.

- no, tranquila. Tu eres la invitada - quiso avanzar pero Lauren con su otra mano la tomó del hombro.

- ¿estas segura que quieres ver una película de terror conmigo, Camila? - esta solo alcanzó a asentir, esos ojos...

- bien - Lauren le sonrió con ternura.

Tuvieron un... Ligero intercambio de ideas a la hora de pagar, pero Lauren terminó cediendo rápido ante el refunfuño de Camila.

- tremendo caracter tienes para tener 23 años. - Camila volvió a hinchar sus cachetes.

- diria algo, pero no se tu edad. - avanzaron en la fila de las cotufas (pochoclo, palomitas, porp corn, lo que sea)

- tengo 27 - Camila abrió sus ojos sorprendida.

- eres mayor que Carlo.

- ¿eso es malo? - por alguna razón, Lauren soltó la mano de su cuñada.

- no, para nada - de repente sintio frio ante la ausencia del contacto.

No, por favor no. Hay millones de personas en el mundo

Tuvieron una muy agradable tarde, pese a que Camila vio una película de terror horripilante, se sintió cómoda con Lauren, le hizo saber que estaba ahí pasando un brazo por sus hombros, sorprendentemente eso le relajó bastante.

- hablas muy bien el español. - le comenta cuando el taxi de vuelta comenzó a andar.

- es que mis abuelos son hispanos y ellos me enseñaron la idioma.

- ¿de Cuba?

- así es

- que lindo sería tener abuelos, yo nunca conocí a los míos.

- que triste. Yo no sé qué haría sin los míos.

- se ve que los quieres mucho, me gusta tu acento.

Ya para este punto Camila lo había aceptado: le impresiona sentir tal atracción por una mujer, pero hasta ahí, no era para tanto. Igual siempre lidia con los prejuicios de su gran familia, uno más no hace daño.

Y nadie saldría lastimado si se calla su atracción para sí misma, podría tomar a Lauren como a... Spiderman, un crush que sabe que nunca le haría caso, porque estaba segura que su atracción es unilateral.

Un imposible.

- uuuf - comenta Carlo saliendo de la ducha - mucho mejor. - se sacudió el cabello con otra toalla más pequeña.

Habían pasado una cena igual de animada y ahora todos se iban a dormir, pero se estaban bañando, aunque la casa era grande, son pocos los cuartos que tienen baño. Podía escuchar a sus primos y tíos en el pasillo discutiendo por los turnos en los baños.

La tradición era que el cuarto más grande era para la pareja que se iba a casar.

Carlo comenzó a cambiarse sin pudor frente a su prometida, quien no le estaba prestando la mínima atención, pendiente de su teléfono, ya estaban acostumbrados el uno al otro.

- oye, Carlo - le llama cuando este por fin se acuesta. Su prometido levantó la mirada confundido de que lo llamara por su nombre. - ¿tu hermana tiene novio?

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