Elegido

El corazón de John latía con fuerza en su pecho cuando revisaba la pantalla de su celular, un mensaje de Dutch, después de un par de meses, su padre adoptivo por fin se atrevía a enviarle un mensaje.

Aunque no era nada relacionado con Arthur o con el hecho de que John al fin había salido del clóset, en realidad tampoco era un saludo, el mensaje era breve y conciso. 《Voy a limpiar el maldito ático, ven a sacar el resto de tus cosas》.

Bueno, eso significaba que si bien su padre aún no estaba listo para hablar con él, al menos podría recuperar su viejo póster de Metallica. Algo era algo, y Marston no era demasiado exigente.

“¿Todo en orden?” los fuertes brazos de Morgan lo rodearon repentinamente por la cintura, dejó un par de besos por su hombro y luego atacó el cuello, el más joven se retorció un poco solo para darse la vuelta y quedar frente a frente con el hombre, lo abrazó por el cuello y sonrió contra sus labios.

“¿Te gusta Metallica?” Arthur río al recibir una pregunta como respuesta.

“Soy más de escuchar country…” Respondió ladeando la cabeza con curiosidad.

“Es que iré a casa de Dutch a buscar mis cosas, bueno, el resto de ellas, y estoy seguro de que tengo ahí un póster de Metallica.”

“¿Debo ponerme celoso de que vayas a poner una imagen tamaño póster de James Hetfield y no una foto mia?” Las mejillas de John se sonrojaron ante el burlón comentario de su novio y soltó una risita.

Su novio.  Aún era difícil creer que alguien como Arthur estuviera tan genuinamente interesado en él, y de alguna manera… así era, Arthur y el pequeño Isaac lo hacían sentir parte de su pequeña familia, a esas alturas, ya eran pocos los momentos que tenía para estar a solas, pues Morgan y su pequeño se la pasaban en su departamento o él en casa de ellos, pero era todo muy agradable en realidad.

"Bueno, podría poner una foto tuya en mi billetera" Finalmente se las arregló para responder. "En realidad, una foto donde estés con Isaac podría ser mejor."

"O si estamos los tres, ya sería una foto familiar"

John se quedó sin aliento. ¿Una foto familiar? ¿Arthur lo consideraba parte de su familia ya? No supo qué decir al respecto. Simplemente, la naturalidad con la que Arthur se desenvolvía, era abrumadora en muchos sentidos.

Jamás fue lo suficientemente bueno para ser elegido por alguien, es decir, algunas familias eligieron adoptarlo, pero del mismo modo eligieron devolverlo al sistema al ver que, en realidad, no valía la pena.

Dutch fue el primero que de verdad quiso estar con él, aunque, recientemente, también lo había botado de su vida.

Todo estaba pasando tan rápido…

¿Qué diablos haría cuando Arthur también decidiera irse? Una sensación de náuseas le invadió, su instinto primario fue que quizá, debería huir antes de que eso pasara.

Descartó el pensamiento cuando, al momento meloso de la pareja, se unió un adormilado y muy adorable Isaac, que se abrazó a ambos hombres, sonriendo.

John terminó estacionando su motocicleta frente a la casa de Dutch. Desde la incómoda discusión, no había vuelto a poner un pie en casa, aún tenía las llaves, así que, con su casco bajo el brazo, entró.

“¿Dutch?”

No recibió respuesta más allá de un ladrido. Conde, un bull terrier albino, descansaba plácidamente sobre la alfombra favorita de Van der Linde, el can alzó la cabeza y meneó un poco la cola al ver nuevamente a John en casa.

Marston se acercó a acariciar la cabeza del animal y luego fue al ático.

¿Hacía cuánto que nadie limpiaba ahí? La idea de que en 7 años desde que John había dejado la casa, Dutch no se hubiera siquiera dignado a ir ahí era ridícula, pero no la descartó.

Comenzó a revisar cada una de las cajas, encontrándose con cosas viejas, sus cuadernos de la preparatoria, algunos CDs, el póster de Metallica que, en realidad era más pequeño de lo que recordaba, prácticamente eran 2 páginas de alto, lo había sacado de una revista que su padre adoptivo le había regalado.

Una de las cajas llamó su atención en particular.

Estaba un poco enmohecida en una esquina, otra de las esquinas estaba abollada, y parecía incluso haber pasado por humedad. ¿Por qué Dutch guardaría eso?

Cuando la abrió, se llevó tremenda sorpresa. Había varias cosas ahí dentro; libros de poesía, cartas en sus sobres y, más importante aún, una fotografía. La orilla presentaba quemaduras, como si alguien hubiera querido destruirla pero al final, en medio del arrepentimiento, hubiera apagado el trozo de papel.

Era una escena bastante acogedora; un árbol, una banca, dos hombres. Uno de ellos era Dutch, con el cabello quizá un poco más largo, el otro hombre…

¡¿Era el papá de Arthur?!

Al reverso de la fotografía había una frase.

《El amor es una maravillosa flor, pero es necesario tener el valor de ir a buscarla al borde de un horrible precipicio.》—Stedhal.

La letra no era de Dutch.

Revisando las cartas, lo supo. Definitivamente, el hombre en las fotos era Hosea, en todas las cartas siempre había sido cariñoso con Dutch, pero había otras tantas sin abrir.

Hosea las había devuelto sin siquiera leerlas.

Al oír la puerta de la entrada cerrarse de un azote, se apresuró a dejar la caja tal como la había encontrado, tomar sus propias cosas y salir del ático.

“Hey” Saludó nervioso John al otro hombre mientras avanzaba a la salida, la expresión seria de Dutch se suavizó un poco.

“Hey…” Hubo unos segundos de silencio incómodo antes de que Dutch se atreviera a abrir la boca de nuevo. “Tu… él es bueno contigo?”

John lo miró con cierta incredulidad al inicio, pero luego asintió.

“Demasiado… él y su hijo son bastante encantadores en realidad.”

Dutch tomó asiento junto a Conde y con un gesto señaló el sofá al frente para que John pudiera sentarse.

Por primera vez en, lo que a John le parecía una eternidad, se sentó a charlar con su padre.

Dutch lo estaba eligiendo.

Si eso era posible, también lo era el que Arthur lo hiciera ¿no?

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