Capítulo 2.
Narra Amanda.
La puerta de mi habitación se abrió rápidamente, y las manos arrugadas y horribles desaparecieron, me gire para ver hasta la puerta, Valen y Martin se encontraban parados ahí.
—¿Segura que estas bien? —preguntó Valen, podía verla un poco preocupada. —Amanda, no es la primera vez que esto pasa, cuéntame.
Ella entro a la habitación, y detrás de ella, entro nuestro pequeño hermano.
—Estoy bien, solo creo que me corté con algo en el armario —dije ocultando mis manos, pues sentía que la sangre escurría, y me dolía.
—Bien, comencé a preparar el desayuno, mamá nuevamente no llego a dormir anoche.
Valen y Martín salieron de mi habitación, rápido me apresure a cerrar la puerta, y dirigirme nuevamente al armario, pero ya no pude ver nada, lleve mi vista hasta mis manos, donde las marcas de las uñas seguían ahí, y sangre comenzaba a salirme.
No entiendo que es lo que pasa, en estos tres meses no me había sucedió algo así, solo eran las pesadillas y la sensación de que alguien me observaba, pero nunca me había hecho heridas, y menos verlos.
Me quité la piyama y rápido me dispuse a salir de mi habitación, en el comedor, ya se encontraban mis hermanos desayunando.
—Creo que nuevamente llegaré tarde a la escuela, mamá no está, así que tendré que llevar a Martín a la escuela —mencionó Valen poniendo su mano en la cara, como estresada.
Desde que murió papá, mi madre se ha hecho una irresponsable, gracias a Valen y a mí, nuestro hermano no tiene que sufrir por eso, hacemos lo que está a nuestro alcance para verlo feliz, siempre le damos una sonrisa, para que él se crea que todo va bien.
Siempre tengo una sonrisa para él, incluso no me importa no dormir casi por las noches, las pesadillas han causado eso en mí, y espero que no empeore, lo que paso hoy me tiene demasiado asustada,
—¿Todo listo? —preguntó Valen mientras le entregaba la mochila a Martin.
Hice mi plato aun lado, y me dirigí a tomar mi mochila, ya era algo tarde, y como no tenemos el auto, creo que tengo que ir caminando hasta la escuela, Ronaldo, Pablo y Mily viven en la calle, paso por ellos y nos vamos juntos.
Dejé a Valen alistando a Martin para la escuela y salí de casa, comencé a caminar a la calle, pero cuando estaba por hacerlo, esa sensación nuevamente se apodero de mí, esa que sientes cuando alguien te mira fijamente, esa que te hace voltear rápidamente, y para mi desgracia, esa que siento desde hace semanas.
Voltee por instinto, primero mire a la puerta, creyendo que Valen ya había salido, pero no, no había nadie, luego mi mirada se fue hasta la ventana de mi habitación, que estaba en la segunda planta, al mirar ahí, las cortinas empezaron a moverse, como si alguien las hubiese soltado, y no es el aire, porque las ventanas están cerradas, mis manos comenzaron a temblar, pero ya no le doy tanta importancia, creo que esto comienza a hacerse parte de mi rutina.
—¡Amanda! —gritaron desde el otro lado de la calle, era Mily, quien a paso veloz ya se dirigía hasta mí. —¿Otra vez tu madre no llego?
—No, ya son 3 veces esta semana, Valen nuevamente tiene que llegar tarde a la escuela por su culpa —dije cabizbaja.
Mily se acercó a mí, y me envolvió en un gran abrazo, ella es la única que sabe todo lo que pasa por mi mente, es a la única que le he contado todo sobre mis pesadillas, y ahora le contare sobre lo que sucedió esta mañana.
—Todo estará bien —sus manos me tranquilizaron cuando empezó a sobar mi espalda.
—Mily, sucedieron unas cosas extrañas esta mañana —me alejé de ella. —Mira. —extendí mis manos y le mostré lo que tenía.
—¿Qué mierda? ¿Te cortaste a propósito?
Negué con la cabeza, y cuando estaba a punto de hablar, Ronaldo y Pablo se aparecieron junto a nosotros.
—¿Otra vez caminando? —preguntó Ronaldo.
—¡Idiota! Bien sabes lo que está pasando, no te quejes —respondió Pablo golpeando a Ronaldo en su brazo.
—Bueno, mejor que empecemos a caminar, o llegaremos tarde.
Mily tomó mi mano, y comenzamos a caminar, mi mala apariencia ya había llamado la atención de mis demás amigos, pero lo único que les digo para justificar mis grandes ojeras es que tengo insomnio, y ellos me creen, es eso o decirles lo de mis pesadillas y que empiecen a hacer sus teorías conspirativas.
Realmente no hablamos mucho de camino a la escuela, así que fue bien para mí, pero yo tenía que contarle esto a Mily, siempre me gusta hacerlo, me relaja no lidiar yo sola con esto, ella no es de gran ayuda, pero sus palabras siempre me dan ánimos.
—Tengo que ir al baño un momento, adelántense y guárdenme un lugar —dije cuando llegamos a los casilleros, de donde no tengo que sacar nada, ya que lo que necesito lo tengo en mi mochila.
—Está bien —dijo Mily sonriendo.
Cuando estaba por irme, pude ver a Daiel, Felipe y Gaby unirse al grupo, apresure el paso y llegue hasta el baño de chicas, el cual estaba solo.
Me acerque al lavabo y abrí la llave, moje mis manos, para luego llevar el agua hasta mi cara, cuando regrese mi vista al frente, pude ver un reflejo detrás de mí, esto gracias al espejo.
Sin darme la vuelta, me dispuse a hablar.
—¿Quién eres y que quieres de mí? —pregunté, mientras sentía que lagrimas comenzaban a deslizarse por mis mejillas.
A través del espejo, pude ver esas horribles manos nuevamente, las cuales se estaban dirigiendo hasta mis manos, sus largas uñas comenzaron deslizarse, haciendo pequeñas cortadas a su paso, estaba congelada, no podía moverme, el dolor comenzaba a recorrer mi cuerpo, y la sangre comenzó a caer en pequeñas gotas al suelo.
—Aléjate de mí —solté un pequeño susurro.
Me di la vuelta, y no había nadie, levante mis manos y las lleve hasta el lavabo, donde la sangre comenzó a unirse con el agua que salía de la llave.
—¿Qué rayos? ¡Amanda!
Comencé a sentirme mareada, y no pude sostenerme, por lo cual caí inconsciente.
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Espero les haya gustado.
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