Capítulo 07: Emociones de invierno

Sabo se estremeció. Las manos de Ace se sentían cálidas, como si un fuego lo estuviera recorriendo. No sabía si era un sueño o no, pero la verdad, es que no quería averiguarlo. Se sentía tan bien. Llegó un momento en el que se tuvieron que separar para coger algo de aire.

Ace le sonrió divertido. - Espero no haber malinterpretado la situación...

Sabo bajó la cabeza, avergonzado. Parece que no fue un sueño. - Y-yo...eh...n-no esperaba esta reacción de tu parte...

- Lo sé, pero te veías tan lindo y vulnerable que no pude evitarlo.

El rubio empezó a temblar. Aún sentía las cálidas manos de Ace en su torso, amagando con avanzar más allá de su torso. - A-Ace...

- ¿Sí pastelito?

Sabo se puso aún más rojo. - ¡¿P-pastelito?!

- Sí. Eres dulce y tierno. Como un pastelito.

El rubio le empezó a dar golpecitos en el pecho a Ace, mientras que éste solo se reía; pues para él, esos golpecitos le hacían cosquillas. En ese momento, Ace agarró a Sabo y lo tumbó de lado. Ambos se miraron. - Tienes unos ojos muy bonitos Sabo. Me recuerdan al vasto océano.

Sabo se sorprendió. - N-no sé...como interpretar esto, Ace...n-ni siquiera...ni siquiera sé si...esto es real o es sólo por el momento de debilidad que tuve...

- No tienes que decir nada. Entiendo que estés abrumado por todo esto, pero...por ahora vamos a dormir. Mañana lo resolveremos si quieres, ¿vale?

- V-vale...

Ace le dio un pico. - Buenas noches, pastelito.

- B-buenas noches...

[•••]

Sanji se encontraba en su pequeño apartamento tras un largo día de trabajo. Las reservas de hotel ya estaban realizadas, pero había algo que lo mantenía con la mosca tras la oreja. El proyecto. La empresa quería atraer nuevos inversores sacando algo revolucionario, pero...¿qué podría interesar a los inversores que no se haya probado?

La comida americana era demasiado clásica y bastante común. Sanji estaba en su pequeño estudio. Tenía paneles de corcho en las paredes con varias recetas que él mismo desarrolló y perfeccionó, con la esperanza de tener alguna idea para mostrar a Zoro.

Zoro...

Un sonrojo cubrió las mejillas de Sanji. Sentía que Zoro le había dado la confianza necesaria para poder ofrecer un proyecto de gran calidad. Y quería demostrar su potencial en el mundo de la gastronomía. Pero no se le ocurría nada.

Otro pensamiento ajeno le paseó por su ajetreada mente. ¿Cómo le habrá ido a Sabo? ¿Le habrá dicho lo que sentía a Ace? Le habría gustado probar aquella comida originaria sureña.

Entonces, se le encendió la bombilla. - Originaria...

Sanji corrió hacia su estantería. Estaba llena de libros de cocina, recetas y sobre la biología marina. Cogió un libro titulado "Degustación mundial en 80 días". Empezó a hojear el libro cuando llegó a la sección que quería: la influencia de los nativos americanos en la gastronomía. Investigó un poco sobre las principales empresas competidoras y sus productos. Le sorprendió lo que había descubierto: ninguna tomaba en cuenta la influencia nativa en la gastronomía americana.

Sanji anotó la información y guardó la página en marcadores. Pero...¿qué podía hacerla innovadora? Quería que fuera lo más disfrutable posible. Lo más disfrutable... - En cualquier momento... ¡eso es!

Era algo arriesgado...pero podía funcionar. Anotó las ideas en una hoja, la arrancó y la pinchó en su tablón. Podría ser la mejor idea que se le haya ocurrido en mucho tiempo.

[•••]

Al día siguiente, era sábado. Aunque hoy no había universidad, Sanji debía entrar más temprano al trabajo. Guardó sus cosas y puso rumbo a su puesto de trabajo. Colocó sus cosas en su escritorio y decidió ir a ver a Zoro. Tocó la puerta. No recibió ninguna respuesta, así que decidió abrir un poco la puerta. - ¿Jefe?

Zoro levantó un dedo, en señal de que esperara un poco. Estaba en una llamada. - Le repito que no me interesa, sería demasiado estrés para mis empleados. (•••). Oiga, es mi última palabra, no quiero que vuelva a insistir, ¿de acuerdo? (•••). Me da igual, adiós.

Y colgó. Sanji se estremeció por el repentino gesto violento de Zoro. Pero se acercó a él de todas formas. - ¿S-señor?

- Oh Sanji. Te pido disculpas si te he asustado.

- ¿Quién era...señor? Si no es molestia...

Zoro suspiró. - Era el CEO de Kozuki International. Dice que quiere hacer negocios conmigo.

- P-pues...n-no veo...el problema...

- El problema es, que eso es una excusa. Lo que quiere es que me case con su hija.

Por alguna razón, a Sanji se le encogió el corazón por esas palabras. - ¿Y...y usted...qué opina?

Zoro lo miró serio. - Siéntate Sanji, quiero decirte una cosa.

Sanji obedeció. - ¿Sabes por qué he llegado hasta donde estoy siendo tan joven?

El rubio negó. - Porque sé mantener los negocios apartados de mi vida personal. El mundo empresarial es despiadado, ¿lo entiendes?

- S-sí...señor, lo entiendo...

- Aunque...

Sanji le miró. Zoro tenía una mirada bastante juguetona. - No me importaría...hacer una excepción de vez en cuando...

El rubio se sonrojó. Ahí estaban de nuevo esos coqueteos. Sin embargo, Sanji quería permanecer impasible. - B-bueno señor, ¿h-hay algo que necesite?

Zoro revisó algunos papeles. - En realidad...todo lo de los próximos cuatro meses está arreglado. Realmente me sorprendes Sanji. Tienes una capacidad de organización asombrosa.

- G-gracias...señor...

- Puedes retirarte, Sanji. Te haré llamar si necesito algo de ti.

El rubio regresó a su escritorio. Si no tenía ninguna tarea que realizar, podría aprovechar para desarrollar su idea del proyecto gastronómico. Empezó desarrollando el estudio de mercado y buscando cómo podría organizar la comida en los envases transportables. También realizó una lista de distintos materiales que podrían usarse para el empaque.

Las horas pasaban bastante rápido y Sanji aprovechó cada minuto para describir su idea. Cuando acabó, guardó su trabajo en un pendrive que tenía en su mochila. Ahora, sólo tenía que editarlo un poco, imprimirlo y sacar copias. Aunque pensó que sería mejor enseñarle la idea a Zoro antes de sacar las copias para sus compañeros.

Se sentía muy animado. Ese proyecto también podría ayudarle en su trabajo de fin de carrera. Cuando recogió todo, se topó con Zoro. - Sanji, creí que te habías ido ya a casa.

- ¡Ah, jefe! Disculpe, estaba ocupado con algo...relacionado con el nuevo producto.

Zoro alzó una ceja. - ¿De verdad? Eso suena muy interesante, ¿puedo verlo?

Sanji se puso nervioso. - A-ah, bueno...es que...lo tengo guardado en un pendrive...pensaba en entregárselo impreso...

- Entiendo. Bueno entonces, ¿podrías mostrar el proyecto en la reunión del lunes?

Sanji se tensó. - ¿En la reunión? Aún no sé si esto les gustará a los inversores...

- Dudas demasiado, Sanji.

Zoro caminó hasta ponerse detrás del rubio. Sanji se estremece cuando siente que el aliento de su jefe le roza la oreja. - Haz que me sienta orgulloso, ¿entendido?

- S-sí...señor...

Recibió una palmadita en la espalda. Cuando quiso girarse para contestar, Zoro ya había desaparecido. Sanji se sintió algo cohibido, ya que los coqueteos de Zoro eran cada vez más frecuentes e inesperados.

Sanji salió del edificio. Esa noche hacía frío y lo único que le apetecía ahora mismo, era llegar a casa y tomarse algo calentito. De pronto, se acordó de Sabo. Tenía mucha curiosidad sobre cómo le había ido su cita con Ace. Así que cogió su teléfono y marcó.

"Llamando a Sabo..."

¿Hola?

- Sabo, soy yo, ¿qué tal fue tu cita?

E-emm...pues... (•••) ¿Quién es, pastelito?

Sanji se extrañó. - ¿Pastelito? Sabo, ¿dónde estás?

E-en...en casa...de Ace...

± ¿¡QUÉ!? ¿¡Has pasado la noche en casa de Ace!?

Oh Sanji, que agradable sorpresa, ¿cómo estás?

± Hola Ace, ¿Sabo ha pasado la noche en tu casa?

Sí, cuando salimos del restaurante fuimos a mi casa a ver una serie. Estaba cansado y acabó durmiendo aquí.

- Ah vale, y, ¿qué es eso de pastelito?

Es como le digo ahora a Sabo. Aunque no sé por qué se molesta, es un apodo cariñoso.

- ¿Apodo cariñoso?

¡Ace! ¡Dame mi teléfono! (•••) P-perdona Sanji...

- Vaya Sabo, parece que no has perdido el tiempo.

¡N-no! ¡No es eso! ¡De verdad, no ha pasado nada!

- Bueno vale, haré como que te creo. Pásalo bien con tu nuevo novio.

¡ACE NO ES MI-

Sanji colgó. Se sintió feliz de que la cita hubiera ido bien, pero al mismo tiempo, se sintió algo triste. Le gustaría mucho que alguien le pidiera una cita, tener algún detalle con él...tener su primer beso...

Miró al oscuro cielo estrellado que se cernía sobre él. - Cada vez falta menos para Navidad...

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