Capítulo 05: Atracción sureña

Sanji se sentía en una encrucijada. Las sensaciones que le provocaban los gestos y palabras de Zoro eran bastante confusas. Sin embargo, no podía dejarse llevar.

El rubio se encontraba en clase de "Idiomas y gastronomía". Era una de sus clases favoritas. Sin embargo, en ese momento, se sentía un poco en las nubes. Él tomaba apuntes y prestaba atención sí, pero había ciertas ocasiones en las que su mente volvía a Zoro.

Se despistó un momento sólo. - Señor Kuroashi.

Dio un respingo. - ¡A-ah! ¡Sí!

- ¿Se encuentra bien? Lo noto algo desinteresado.

- Lo…lo siento señor, no…no dormí bien…

El profesor suspiró. - Presta más atención entonces. Esta clase es esencial para el proyecto de fin de grado.

La clase continuó. Ciertamente, necesita aclarar un poco su mente. El horario universitario pasó muy lento, pero Sanji necesitaba salir del campus. Fue entonces cuando escuchó su nombre. - ¡Sanji!

Un chico rubio se acercó a él. - Sanji…menos mal que te alcanzo.

- Sabo, ¿sabes que podrías haberme mandado un mensaje, verdad?

- Ya, pero quería pedirte un favor. ¿Podemos hablar en la cafetería?

- Claro, vamos.

Ambos fueron a una cafetería que estaba cerca de la casa de Sanji. Se sentaron en una mesa alejada de la ventana por petición de Sabo. Sanji pidió un caramel macchiato y Sabo un lágrima. Sabo estaba algo tenso. - Bueno…¿vas a contarme qué pasa?

- Se trata de…de Ace…

Sanji se extrañó. - ¿Le ha pasado algo malo?

Sabo bajó la mirada. Notó que su amigo agarraba fuertemente la taza. - Sabo, ¿va todo bien?

- Ace está bien…se trata de mí…

- ¿Estás bien?

Hubo un silencio tenso. Sanji empezó a unir piezas. Cuando lo descubrió, abrió los ojos de la impresión. - No puede ser…

Sabo se avergonzó. - ¿Va en serio Sabo?

- Prométeme que no dirás nada, por favor.

Sanji suspiró. - Te lo prometo, aunque no veo ningún problema. Biológicamente no sois hermanos, así que no veo ningún problema.

Sabo desvió la mirada. - Él sólo me ve como su hermano…yo…yo quiero que seamos algo pero…temo destruir la buena relación que tenemos.

Sanji notó que Sabo estaba bastante agobiado. Bebió un poco de café. - Mira Sabo, no puedes vivir con ese miedo eternamente. Tienes que quitarte esa carga de encima.

- Pero…¿y si sale mal?

Sanji se encogió de hombros. - Pues salió mal. No pasa nada. No puedes permitir…que ese miedo te bloquee. Dile lo que sientes. No sabes que pasará si no lo intentas.

Sabo sonrió. - Gracias Sanji.

De repente, el teléfono de Sanji empezó a sonar desde su bolsillo. Miró y se lo enseñó a Sabo. Era Ace. Sabo se sonrojó. - Hola Ace.

"¡Sanji! ¿Has salido de la universidad ya?

- Sí, estoy en la cafetería, ¿por qué?

"He visto que han abierto un restaurante de comida cajún a un par de manzanas de mi casa, ¿te apetece probarlo?"

- Me encantaría, pero tengo que irme a trabajar.

"Oh, entiendo, entonces iré con Luffy otra vez."

A Sanji se le ocurrió algo. - Pues creo que a Sabo le encantaría ir.

Sabo se sonrojó.

"¿Sabo está contigo?"

- Sí, estamos tomando un café. Espera un momento, que pongo el manos libres.

Sanji pulsó el botón del altavoz. - ¿A-Ace?

"¡Sabo! ¿Qué tal? ¿Quieres venir? Dicen que los nachos con queso picante están buenísimos."

- C-claro, me encantaría…

"¡Genial! Quédate ahí, iré a recogerte lo antes posible."

- D-de acuerdo, a-adiós…

Y colgó. Sanji le sonrió divertido. - De nada.

[•••]

Sanji se encontraba tecleando lo más rápido posible mientras contestaba el teléfono. Los próximos viajes de negocios eran vitales para la empresa. - Buenos días, soy Sanji Kuroashi, secretario del CEO de Roronoa Foods. Llamaba para confirmar la reserva a nombre de Roronoa Zoro.

"Por supuesto señor, la reserva sigue intacta."

- Excelente, muchas gracias.

Colgó y siguió tecleando. Luego se dirigió a la impresora para ver si los informes salieron acorde a lo que él había registrado anteriormente. Poco después, Robin apareció. - Sanji, Zoro está esperando tus informes.

- Por supuesto Robin, voy inmediatamente.

Sanji cogió los papeles y se dirigió a la oficina de su jefe. Allí lo encontró colgando una llamada que parecía importante. - Oh Sanji, espero que hayas realizado los informes sin ningún problema.

- Así es señor.

Zoro tomó los papeles y los revisó. - Parece que está todo en orden. Buen trabajo.

- ¿Necesita algo más?

- Las reservas de habitaciones para los viajes de negocios, ¿están todas en orden?

- Aún hay algunas que tengo que concertar, pero de momento todo está en orden.

- Estupendo, eso es todo.

Sanji volvió a su puesto. Le sorprendió un poco que Zoro aún no le haya coqueteado como hacía desde hace varios días. Continuó preparando las reservas. Hubo un par de complicaciones, puesto que algunos hoteles tenían casi todo reservado para las fiestas. - Me pregunto cómo le estará yendo a Sabo…

[•••]

Sabo estaba muy nervioso. Quizá debería haber rechazado la oferta. Pero se paró a pensar en que no podría tener otra oportunidad como esta. Sanji le había dado esta oportunidad. - ¿Sabo?

- ¡A-ah! ¿S-sí?

Ace sonrió. - ¿Estás bien? Te veo algo tenso.

- B-bueno…es que…no esperaba tener una quedada los dos solos…

- Relájate, ¿vale? La carrera de derecho puede ser muy estresante. ¡Disfruta un poco de tu tiempo libre!

Sabo se sonrojó. La energía de Ace era muy vívida e intensa, casi como el fuego. Una camarera apareció para atenderles. - Buenos días, ¿algo para beber?

- Yo quiero una cola, por favor. ¿Y tú Sabo?

- Yo…yo pediré un refresco de naranja…

La chica anotó las bebidas. - Muy bien, ahora vengo con sus pedidos.

Ace cogió la carta para mirar que podía pedir para comer. Sabo, por otra parte, estaba jugueteando con sus dedos. No sabía cómo actuar ahora mismo. - Sabo.

Se sobresaltó. - ¿S-sí?

- ¿Sabes que que vas a pedir o necesitas más tiempo?

- Amm…pues…creo que sí…

La chica volvió poco después con los refrescos y se preparó para apuntar. - Bueno, ¿saben que van a pedir?

- Sí, de entrante queremos los nachos sureños, para mí los tacos de carne mixta, ¿y tú Sabo?

- La jambalaya por favor.

La chica anotó los pedidos. - Muy bien, que tengan una agradable cita.

Y se marchó. Ace y Sabo se sonrojaron como una cereza madura.  El rubio sintió que su corazón latía rápidamente. - Umm… eso…eso ha sido un poco incómodo…

- N-no importa…

Ambos sintieron que se creó un silencio bastante tenso. Sin embargo, Ace quiso intentar aligerar un poco el ambiente. - Bueno…¿qué tal la carrera?

- Un poco estresante…tengo que preparar un caso bastante…complicado…

- ¿Y eso?

Sabo suspiró. - Una mujer que se ha desatendido de su hija, la cual ha sido criada por su padre, de repente solicita la custodia y una manutención.

- Vaya y…¿hay algún problema?

- Resulta que la madre se está victimizando, diciendo que el padre le prohibió sin ninguna razón ver a su hija.

Ace suspiró. - Suena horrible.

- Ya, bueno…es algo difícil de catalogar…

Siguieron charlando hasta que la camarera apareció con los platos. - Aquí tienen. Buen provecho.

La chica se marchó. Ambos jóvenes le sonrieron y vieron la comida. - Vaya, todo esto tiene muy buena pinta.

Ace empezó a comer, disfrutando de sus tacos, mordiendo con satisfacción. Sabo, por otra parte, probó su jambalaya, pero un poco nervioso. La presencia despreocupada y animada de Ace lo hacía sentirse fuera de lugar.

El pelinegro levantó la mirada. - ¿Estás bien Sabo? Pareces algo distraído.

Sabo se sobresaltó. - A-ah, bueno…es que…nunca he comido a solas…contigo, quiero decir…

- ¿Te sientes incómodo o algo así?

El rubio se sonrojó. No sabía como responder ahora o si escapar de allí. - B-bueno, es que…eres tan…extrovertido…es como si nada te preocupara.

Ace suspiró, pero sonrió. - En realidad, no soy cómo tú piensas. Yo también me pongo nervioso a veces.

Sabo se sorprendió por lo que acababa de decir el pelinegro. - ¿De verdad? Pero siempre te ves muy seguro de ti mismo…

Ace terminó de comer uno de sus tacos. - La confianza es sólo una máscara. De hecho, hay muchas cosas que me preocupan. La vida de universitario es bastante dura para mí también, ¿sabes?

Sabo dejó de comer su arroz. - Supongo…lo cierto es que…me suelo sentir algo…abrumado por la carrera…

- Es comprensible. La carrera de derecho es muy difícil. Aunque…

Sabo le miró mientras Ace le sonreía. - No creo que sea un problema para ti. Eres un chico muy aplicado y dispuesto a aprender cosas nuevas. Seguro que eres capaz de dominar la universidad.

Sabo se coloró intensamente. Cogió su refresco y empezó a beber como si no hubiera bebido en años. Empezó a toser. - ¡Hey! ¡Con cuidado!

Ace empezó a palmearle la espalda a Sabo. Se estaba poniendo rojo, pero tras unos minutos, se calmó. - ¿Estás bien?

- S-sí…a-aunque…quiero…quiero estar contigo tranquilamente…

- Vale, como quieras.

Ace pidió la cuenta y unos tappers para llevarse la comida que había sobrado. Sabo se sintió tonto. Debería haber sido sincero con sus sentimientos y, sin embargo, prefirio guardárselos en el fondo de su corazón.

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