Capítulo 03: Timidez a flor de piel
Durante los días posteriores, Zoro notó algo que le llamó la atención. Sanji era muy tímido. No sólo fue su eficiencia lo que le llamó la atención; sino también el cómo reaccionaba a su presencia. Además, lo más divertido para él, era cuando Sanji intentaba mantener la compostura. Y no tardó mucho en aprender qué hacer para hacer que Sanji se sonrojase con el más mínimo gesto.
Un día muy ajetreado se estaba dando en las oficinas de Roronoa Foods. Faltaban un par de días para el evento y todos los empleados estaban de arriba para abajo. Sanji se dirigió a la oficina de Zoro para entregarle unos informes sobre las próximas entregas de los proveedores.
Zoro quiso confirmar sus sospechas. Tomó los documentos con mucha calma, asegurándose de rozar sus dedos con los de Sanji. La reacción no se hizo esperar: Sanji se sonrojó, se tensó por el repentino contacto y apartó su mirada.
El peliverde sonrió divertido. - ¿Sanji? ¿Te sonrojas fácilmente?
- ¡N-no! No estoy…no estoy sonrojado…
A pesar de lo que dice, el rostro de Sanji tenía el mismo tono que una cereza madura. A Zoro le divirtió eso. Sanji salió de la oficina de Zoro, aún algo avergonzado por lo que había pasado. Por otra parte, Zoro encontró cierto disfrute en cómo Sanji reaccionó por aquel roce.
[•••]
Hoy era el gran día. Toda la oficina estaba muy nerviosa, en especial Sanji. No sólo era por lo del menú, sino por el reciente comportamiento de Zoro hacia él. Eran ligeros toques o palabras que Sanji no sabía cómo interpretarlos. La mañana se desarrollaba con tranquilidad, hasta que Zoro llamó a Sanji. - ¿Señor Roronoa?
- Sanji, ¿te importaría traerme un café, por favor?
El rubio asintió y se dispuso a salir de la oficina de Zoro. Pero antes de salir, el peliverde le dijo algo con total naturalidad. - Y Sanji…asegúrate de que está bien caliente. Como te gusta a ti, ¿no?
El rubio se detuvo en seco. No solo porque Zoro había mencionado un detalle personal que claramente había observado, sino porque había algo en la manera que lo había dicho, tan casual, que lo hizo sentir más expuesto.
Su rostro adquirió un tono aún más rojo, e intentó esconder su incomododad con una sonrisa nerviosa. - ¡C-claro!
Sanji salió de la oficina a toda prisa sin mirar atrás. A Zoro le pareció bastante adorable y este juego sutil que había empezado lo divertía bastante. Y entonces se dio cuenta de algo. Encontró placer en ver a Sanji tan vulnerable.
No obstante, hoy debía concentrarse en el evento de esta noche. Si era un éxito, la empresa podría obtener unos tratos comerciales bastante jugosos. Además, el menú también debía ser perfecto para asegurar dichos tratos.
Ya a la tarde, Zoro se dirigió a donde estaba Sanji para explicarle la situación. Estaba colocando unas notas en algunos folios para, posteriormente, guardarlos en una carpeta que siempre llevaba consigo. - Sanji.
El rubio se sobresaltó. - ¡A-ah! ¡Jefe! ¿E-en qué…le puedo ayudar?
Zoro sonrió ante la reacción de Sanji. - Venía a comentarte lo del evento de esta noche. Espero que hayas preparado un menú a la altura.
A Sanji le brillaron los ojos. - ¡P-por supuesto señor! C-creo que será un éxito…
- ¿Me lo enseñarías?
Sanji asintió y guió al peliverde a la cocina. Abrió la puerta y le mostró las tartaletas a Zoro. Había dulces y saladas. - ¿Tartaletas?
- ¡Sí! Sirven tanto de aperitivo como de postre, y al ser muy versátiles, pensé que estaría bien hacer de dos tipos distintos.
A Zoro le interesó. - Háblame un poco de ellas.
Sanji le dió a Zoro un papel donde se especificaban los ingredientes usados en cada tartaleta.
TARTALETAS DULCES
Crema de mandarina y gajos de naranja
Crema de chocolate blanco y frambuesas
TARTALETAS SALADAS
Guacamole con lonchas de salmón ahumado
Pollo braseado con quesos suaves
Zoro se quedó impresionado. - Vaya, no esperaba algo tan…simple.
- A veces lo simple es lo más efectivo, ¿no cree?
Zoro sonrió. - Puede que tangas razón. Has hecho un buen trabajo, Sanji.
El rubio se coloró por el comentario halagador del peliverde. Sanji dio un respingo cuando sintió la mano de Zoro en su hombro derecho. - Quizás podrías hacerme un plato algún día. Recién hecho y calentito…
Sanji sintió que su corazón latía a toda velocidad al sentir el tono travieso con el que hablaba Zoro.
- Pero por el momento, deberías descansar un poco. No me gustaría que estuvieras distraído en el evento de esta noche.
Sanji asintió, todavía congelado por rl gesto de Zoro.
[•••]
Sanji estaba algo nervioso.Tenía que causar una buena impresión, pero no sabía que ponerse. Revisaba sus trajes una y otra vez. Lo curioso es, que el rubio tenía dos armarios en su apartamento. Uno con ropa casual y otro con todos sus trajes de chaqueta. - Quizá la camisa amarilla com rayas…no, no…muy llamativo.
Siguió mirando su armario. Ya sin saber qué hacer, decidió pedir consejo. Cogió su teléfono y tocó un contacto en concreto.
Llamando a "Vivi🩵"...
¿Hola?
- Hola Vivi, soy Sanji.
¡Sanji! ¡Que alegría escucharte! Nami me comentó que estás trabajando en Roronoa Foods. Me alegro mucho por ti.
- Gracias Vivi, pero te llamaba porque necesito consejo de moda.
Pues cuéntame, ¿cuál es la ocasión?
- Pues…es el primer evento de empresa al que asisto, ¿qué me recomiendas?
¿Has probado con tu camisa amarilla a rayas? Te encanta esa camisa.
- Ya, pero…no la veo muy…elegante. Quiero causar una buena impresión.
Mmm…prueba con tu traje de chaqueta azul. La de los gemelos, estarás guapísimo.
Sanji sonrió. - Gracias Vivi, no sé qué haría sin ti.
No me agradezcas, pásalo bien.
Sanji colgó. Dejó el teléfono en su mesita de noche y fue a buscar su traje. Era un traje de chaqueta azul marino con una corbata azul de un tono más brillante y claro. Se echó un poco de colonia, cogió su teléfono, cartera y salió. Era una noche bastante fría. - Debería haber cogido la bufanda…
[•••]
Sanji llegó al evento rápidamente. Adentro del edificio, pudo ubicar a Zoro hablando con algunas personas trajeadas. Supuso que eran inversores, proveedores y chefs. Pudo notar que cada uno tenía una tartaleta en mano con una servilleta para no mancharse.
Entonces, el peliverde notó su presencia. - Sanji, ven aquí un momento.
El rubio obedeció. - Me alegra que hayas podido venir.
- B-bueno, usted me pidió que asistiera, ¿no?
Zoro sonrió. - Caballeros, quiero presentarles a la nueve incorporación a Roronoa Foods. Es Sanji Kuroashi, mi asistente.
Sanji estrechó la mano con cada invitado. - Por cierto, es él quien ha organizado y preparado el menú.
Un hombre mayor se asombró. - ¡Oh, vaya! ¿Tú has preparado estas tartaletas jovencito?
Sanji se sonrojó. - S-sí…señor…
- Realmente tienes mucho talento para ser tan joven. ¿Has trabajado antes en hostelería?
- C-cuando iba al instituto trabajaba en un restaurante marino. Souchef, señor.
- ¡Vaya! Entonces debes tener bastante experiencia, ¿te gustaría organizar un bufé para mí?
Zoro se adelantó. - Es una oferta muy generosa señor Johnson, pero ahora mismo Sanji está ocupado con sus estudios universitarios.
Sanji asintió. - Pues que pena…sí cambias de idea me llamas.
- Oiga, no vale. Yo quiero que organice banquetes nupciales. Si tiene tanto talento, debería aprovecharlo de la mejor forma posible.
Todas las personas empezaron a discutir. Zoro agarró a Sanji y lo llevó a un sitio más despejado del hall. - Parece que has causado una buena impresión a mis invitados.
Sanji se sonrojó. - B-bueno, yo sólo he intentado ser amable y cordial. No pensé que me bombardearían con propuestas laborales.
- Son gente de negocios. Reconocen a un talento cuando lo ven.
Zoro levantó el rostro de Sanji. - ¿Sabes? Deberías intentar relajarte un poco.
Sanji se puso aún más rojo y sentía que su corazón palpitaba muy rápido. Dio un respingo cuando sintió las manos de Zoro frotando sus brazos. - Tranquilo. Esta noche está saliendo muy bien, y es gracias a ti Sanji. Así que calma un poco esos nervios.
El rubio asintió. Zoro se marchó para seguir conociendo a más posibles clientes. Sanji, por otro lado, decidió comer un par de tartaletas. La verdad es que estaban deliciosas. Aún así, estaba temblando.
La sensación de la piel cálida de Zoro quemaba en su rostro como una pequeña llama incandescente. Aún así, decidió ignorar la sensación y disfrutar de la noche. Mañana tendría mucho trabajo que hacer.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top