Capítulo 3.
Bastian me invitó a cenar esta noche, quise rechazarlo pero creo que ya lo he hecho en muchas ocasiones y eso me impulsó a aceptar esta vez. Cris me prestó un vestido de color negro con una falda suelta que llega por encima de mis rodillas, necesité que ella me diera un vestido más o menos decente ya que yo no los poseo. Mientras me doy los últimos retoques con el maquillaje pienso en todos los momentos que he pasado con Bastian, ¿será posible tener una relación formal con él, o sencillamente con alguien?
Yo quiero a Bastian, como amigo, como persona, como pareja, pero no considero que este enamorada de él, eso es lo que más me molesta. ¿Cómo no puedo estar enamorada de alguien tan dulce como Bastian? Él es sencillamente perfecto.
Suspiro dejando caer el lápiz del delineador, me observo en el espejo, esos ojos revelan todo lo que soy. No sé si voy a ser capaz de rechazar nuevamente a Bastian, en realidad no estoy segura de sí quiero hacerlo.
—Oye, ¿estás bien?—escucho a Cris decir, no sé en qué momento entró en mi habitación.
—Sí, solo pienso—Una imagen de chico traje aparece en mis pensamientos—. ¿Te puedo hacer una pregunta?
—Seguro.
—¿Quién es el hombre que estaba hace unos días en la cafetería con la novia de tu hermano?
—¿El cara de nena? Según Logan es el hermanastro de Eli, pero Tyler descubrió que solo es un chico que la madre de Elizabeth crió cuando era pequeño. Además, es su profesor de nutrición en la universidad.
Logan y Tyler son los hermanos de Cristine por parte de madre, aunque ambos son adoptados. Son buenos chicos, cuando se enteraron que Cris era el fruto de una infidelidad por parte de su madre la apoyaron en todo lo posible a pesar de haber sido unos idiotas desde el principio. Cristine ama a sus hermanos, afortunadamente no ha perdido esa conexión con ellos, eso me hace feliz. Cory y yo nunca hemos tenido esa conexión. Si, somos hermanos, pero siempre me entero de sus cosas por otras personas, hablo muy poco con él.
—¿Es profesor universitario? Y, ¿por qué lo llamas así?
—Tengo entendido que sí, con respecto a lo otro Tyler le llama de esa manera—lo dice relajada, luego se tensa entrecerrando los ojos a mi dirección—. ¿Por qué preguntas?
—Por nada—me encojo de hombros.
—Lili...
—Solo... lo conocí hace un tiempo en un bar, por eso pregunto.
—¿En un bar?
—Sí, curiosamente el mismo día que conocí a Bastian—confieso.
—Vale, esa es la casualidad más grande del mundo. ¿Dos en una noche?
—¿Qué insinúas?—pregunto frunciéndole el ceño.
—¿Te gustó cuando lo viste por primera vez?—inquiere ella con emoción.
—La primera impresión que tuve de él fue un: ¿Qué demonios hace un tipo como él en un lugar así? Tenía puesto un traje, Cris. ¡Un puto traje en un bar de mala muerte!
Cristine va a responder cuando el timbre de nuestro apartamento suena. Le lanzo una mirada a mi hermana para luego dirigirme hacia la puerta principal, la abro encontrándome con un caliente Bastian Reed, es aquí cuando las preguntas atacan nuevamente mi cabeza, aunque solo una me taladra con fuerza: ¿Por qué demonios no le digo que sí?
—Hola, linda—Deposita un beso en mis labios y luego me mira de pies a cabeza—. Te ves deslumbrante, aunque sin llevar esos vestidos y maquillaje lo eres, siempre te ves preciosa.
¿Tengo volver a repetir porque no le digo que sí? Por supuesto que sí.
—Gracias, Bastian. Tú luces genial.
—¿Te parece bien si nos vamos?
Asiento. Me despido de Cristine con un grito aunque no estoy segura de sí lo escucha. Bastian y yo bajamos tomados de las manos por las escaleras hasta llegar al vestíbulo del edificio. Un taxi nos espera en la entrada, traje un vestido esta noche conmigo no solo por la cena sino que también sabía que Bastian no traería la motocicleta, algo que me hace sentir triste. Amo esa motocicleta, en realidad amo todo tipo de motocicletas, siempre he querido comprar una para mí pero son algo costosas.
Todo el viaje lo hacemos en absoluto silencio, lo único que se escuchar es la radio del taxi, el conductor menea su cabeza feliz escuchando canciones de salsa latina una tras otra. Unos minutos después nos detenemos en A Z A H A R el restaurante árabe al que Bastian ha tratado de venir y al que yo he querido huir. Mi mandíbula se tensa al ver que me ha traído a este lugar. No me malinterpreten, el sitio es precioso y muy, muy romántico, el problema es que también es extremadamente elegante y costoso. Yo soy feliz en un restaurante de comida rápida, además pertenezco a un lugar así, este restaurante al contrario no se parece nada a mí.
Bastian cancela el taxi y baja de el para luego ayudarme, entrelaza sus dedos con los míos para después dirigirnos al establecimiento.
—Me costó conseguir una mesa pero moví algunos hilos y voilà.
—Genial—fuerzo una sonrisa.
Bastian da su nombre al maître que se encuentra en la puerta del restaurante, él nos lleva hasta nuestra mesa. El lugar totalmente iluminado hace honor a su nombre. Te preguntaras como sé que Azahar significa luminoso, bueno, esa es una historia muy graciosa, tuve una amiga en la primaria que era árabe, aprendí muchas cosas del idioma—incluyendo las malas palabras—, gracias a ella. Bastian retira la silla para mí y luego se sienta frente a mí.
—¿Te gusta el lugar?
—Es precioso, pero sabes que me hubiese conformado con una hamburguesa o un perrito caliente en un local corriente.
—Cariño, puedo manejar una motocicleta y tener una chaqueta de cuero pero sabes que me gusta lo mejor de lo mejor.
Lastimosamente lo sé, Bastian Reed es rico, así como mucho, ¿entienden? Tiene mucho dinero, su familia es dueña de una gran compañía inmobiliaria en los Estados Unidos así que por eso no me extrañó que pudiera mover a sus contactos para tener una mesa en este restaurante lujoso.
—Lo sé, pero sabes que no me siento cómoda en lugares así.
—Deberías acostumbrarte preciosa, me encanta consentirte.
Y esa es una de las razones por las que no le doy aun el sí. Bastian pide nuestra orden y poco tiempo después es traída a la mesa. La cena abunda con constantes pláticas aburridas, Bastian habla y habla sobre algunos proyectos que tiene en mente mientras que yo solo asiento con cada palabra que dice. Cuando los platos vacíos son retirados y un postre es dejado en nuestra mesa las conversaciones aburridas se detienen y solo obtengo una mirada fija de él.
—Eres la mujer más preciosa que he conocido, Lili Knight.
Hay algo en que debo darle crédito a Bastian, nunca me dice Lilian, cosa que agradezco un montón, no como el chico traje... Esperen, por qué tengo que pensar en él en este preciso instante.
—... y pienso que estamos listos para formalizar nuestra relación—Con esa frase despierto de mi ensoñación.
—¿Qué?
—No quiero que sigamos siendo una aventura, Lili, quiero algo más contigo. No voy a cansarme de preguntártelo una y otra vez, sé que vas a aceptar en cualquier momento.
—¿Cómo estás tan seguro?—pregunto algo molesta.
—Porque sé que el lugar más profundo de tu corazón está gritando que sí.
—El corazón es solo un musculo, Bastian.
—Lili...
—No puedo, lo siento.
Y sin más, me levanto de la mesa para salir corriendo de ese lugar. Tal vez yo sea la que se está cansando de escuchar una y otra vez la misma pregunta.
El capítulo salió largo wiiiiii.
Hay a veces que entiendo a Lili y otras en las que lo hago con Bastian, también están esas ocasiones donde ambos me confunden demasiado.
¿Que piensas de la actitud de Bastian? ¿Qué piensas de la actitud de Lili? ¿Crees que ella le tiene que dar una oportunidad o buscar a otra persona con la cual se sienta más cómoda? ¿Crees que las relaciones intimas son todo en una relación o solo son una parte importante?
Espero que les guste este capítulo :) el cual va dedicado a Mer, ¡Disfrútalo!
Nos leemos aquí el otro sábado, intocables.
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