3. Condiciones.
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- ¿Pero cómo vas a soltarle algo así? - su mejor amigo exclamo con sus ojos abiertos enormes como unos pares de plato.
- Solo fui directo - el peli plata volteó los ojos, no le gustaba para nada ser regañado.
- ¿Y ella que dijo?
- Nada. No se sí se puso roja de la alegría o de la furia, pero en cuánto se lo dije se levantó y se fue - suspiro, esto nunca le había pasado.
Con sus demás amantes, todo había iniciado sencillamente, él las solicitaba y ellas solas venían. ¡Jamás tuvo que proponerle a alguien el tener sexo! La primera había sido esa hermosa peli negra.
- No creo que debas de "sociabilizar" con ella - aconsejo su amigo peli negro.
- ¿Por qué?
- Principalmente porque es una empleada tuya de la empresa - el peli plata cabeceo hacia los costados - segundo, la señorita Higurashi puede denunciarte por acoso laboral, la he visto y es muy aplicada y apasionada en su trabajo. En otras palabras es seria.
- Eso no me preocupa, además la propuesta no se la hice en horario laboral ni en la empresa - volteó los ojos - no va a pasar nada, y sí pasa, más vale que solo sea el sexo entre ella y yo...
- De este capricho tuyo habrá malas consecuencias.
- Shh Miroku, mejor cuéntame cómo te va con la castaña.
- Ains...
°°°
Ingreso a la empresa, los empleados de a poco empezaban a llegar, abordo el elevador solo. Paso de largo sin saludar a nadie, su secretaria todavía no había llegado. En algún momento tendría que reemplazar a Tsubaky, esa ancestral mujer no podía ya ni escuchar bien.
Entro a su oficina y no se sobresaltó, pero sí se detuvo en la puerta con sorpresa. En su escritorio, sentada con sus piernas largas y esbeltas cruzadas, sus brazos entrelazados bajos sus dos generosos montículos de carnes. Esta vez no tenía ningún abrigo por lo que fácilmente podía observar sus verdaderas curvas a través de esa camisa blanca, la falda tuvo roja era infartante, se le ajustaba perfectamente.
Sí sentada y con ropa ya era sexy, no quería imaginarse como sería sin ella.
- Vaya - soltó el peli plata cerrando con lentitud la puerta - que sorpresa señorita Higurashi.
- Buenas señor Taisho - ni sensualidad ni provocación había en sus palabras ¿Debería de tomárselo seriamente?
- ¿A qué debo su agradable visita a mi despacho señorita Higurashi? - el peli plata se acercó, dejo su maletín en el escritorio sin ver su ubicación, estaba frente a frente con la azabache. Centímetros los separaban.
- Su indecente propuesta del sábado...
- ¿Me denunciaras por eso?
- ¿Sigue en pie? - el peli plata parpadeo confundido, la verdad que no se esperaba aquello.
Miro a los ojos a la hermosa azabache, ahora su mirada estaba completamente oscurecida por el deseo y la lujuria. ¿Ella también lo deseaba? Pues claro ¿Quién no lo haría?
- Por supuesto - sonrió orgulloso, nadie se le negaba. Con atrevimiento puso su grande mano en una de las piernas desnudas de la hermosa pelinegra. La suavidad que sentía era excitante, ambas pieles estaban calientes.
- Hay condiciones - la azabache tomo la mano del peli plata que estaba en su pierna y la retiro. Descruzo las piernas y bajo del escritorio mientras se acomodaba su falda tubo.
Sí, esa falda se le ajustaba a la perfección, se notaba claramente que tenía un perfecto trasero bajo esa prenda seductora.
¿Condiciones? Momento ¡Él era el que ponía las condiciones! No sus amantes.
- Espera ¿Tú poniéndome condiciones a mí?
- ¿Qué tiene? - se encogió de hombros la azabache sin entender el problema - ¿No se puede?
- Soy yo el que pone las condiciones...
- No está vez señor Taisho - sonrió con burla la azabache mientras caminaba hacía los sofás que había en la extensa oficina de su jefe, se inclinó hacia su bolso buscando algo en su interior. Esa posición fue perfecta para que el peli plata ya empezará a fantasear con su alocada lujuriosa imaginación.
Se reincorporo y volvió a acercarse al peli plata con lentitud, una vez más quedaron a centímetros y la fragancia varonil y femenina era inhalada por ambos, fragancia que afectaba sus neuronas alborotadas por el deseo carnal.
- Aquí tiene una hoja con una lista de mis condiciones - hablo despacio casi murmurando - Puede agregar o sacar algunas, todo depende de usted. Pero no puede quitar la última.
- Bien - murmuro el peli plata en un susurro, intento acercarse para poder al menos rosar sus carnosos labios pintados de color nude, pero no pudo, la azabache se alejó.
- Nos vemos señor Taisho - ahora con un poco de prisa, agarro su bolso y rápido camino hasta la puerta de salida.
- Nos vemos señorita Higurashi.
Una vez en la privacidad y en la soledad de su oficina levanto su brazo en dónde estaba la hoja que su empleada le dio, se veía que era una corta lista, seguro allí decía su costo de silencio, después de todo, todas las mujeres eran iguales ¿O no?
- Al parecer no todas son iguales... - murmuro en tono sorpresivo.
1. No hablar de esto a nadie.
Aquí lo editaría un poco, dejaría en claro que su mejor amigo y confidente sí podría saberlo, después de todo con alguien tenía que hablarlo.
2. Nada de contacto en el trabajo.
¿Nada de nada? No, imposible. Al menos deberían de verse tres veces a la semana en su oficina para un rápido arranqué de placer entre ambos.
Esto lo sacaría o lo editaría, tenía que hablar con esa determinada y hermosa azabache.
3. No involucrarse en temas personales de ambos ni demostrar acciones afectivas en público.
Bien, perfecto. Él tampoco quería que se metiera en sus asuntos personales y que la sociedad se enterará de su infidelidad. Esta la dejaría.
4. El primer encuentro será una prueba para ver si se continúa.
¿Acaso esa mujer pensaba lo mismo que él? El también desde un principio pensó que ha partir de su primer encuentro se decidiría sí sería su amante.
La cinco, la última. Recordó las palabras de esa azabache y estaba claro que no podría quitarla de la lista.
5. Deberá realizarse un estudió médico para verificar que no tenga ninguna enfermedad venérea contagiosa.
¡Que, qué!
Ah no, pero ella lo escucharía ahora mismo. Con la hoja en su mano salió de su oficina azotando la puerta al cerrarla, fue hasta los elevadores y bajo dos pisos que era donde se encontraba la filial de la hermosa y tenaz azabache.
Los empleados de ese piso los miraron con sorpresa, nunca antes su jefe había hecho presencia en ese departamento.
El peli plata camino hasta la última puerta del pasillo, está estaba abierta y pudo ver como la azabache hablaba por teléfono de espaldas a él. Entró y cerró la puerta para evitar la mirada de los chismosos de sus empleados.
La azabache al escuchar la puerta cerrarse y de ver de quién se trataba apresuró a finalizar su llamada.
- Bien señor Houshi, le acercaré los modelos en un momento - la azabache corto la llamada y se giró dispuesta a enfrentar al jefe de todos.
Pero no pudo decir nada, su boca era callada por un caluroso y deseoso beso del peli plata.
°°°
Wow, wow... Kagome siempre cumpliendo nuestras alocadas fantasías con Inuyasha ¿A qué sí? ♡♡♡
¡Nos leemos en la próxima actualización mis queridos!
No se olviden de apoyarme con su voto y comentario ☆
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