💮LII. somos iguales💮
Lissinie
Había pasado un mes, el tiempo realmente pasa rápido, mi panza aun no es muy notable, tengo 8 semanas y media.
Llevo todo este mes intentando sanar la herida en mi corazón, no quieto culpar a alguien por esa herida, pero si debiera le echaría la culpa a Elizabeth.
—No es su culpa.
—Alfa... – Solté un gruñido y me resigné—esta bien, es mi culpa.
Es verdaderamente útil poder hablar con Alfa en mi mente, es menos revelador. Pero se la pasa regalándome. Bueno, después de todo es mi guía y mi Animal espiritual.
Mientras tomaba un descanso de la herida en el corazón, estuve practicando transformarme en Alfa, aun no puedo por completo, pero ya... salieron cosas raras de los intentos así que va bien.
—Debo confesar que fue perturbador verme con cola.
—Yo digo que te veías bien. Soy hermoso y te hago hermosa.
—Como si ya no fuera suficientemente hermosa. Soy considerada la segunda mujer más hermosa de toda la existencia, tal vez la primera, mamá perdió su toque. — alardeo
—¡Hermana!
–¿Que pasa Sartén- digo,Sartael —me burle en tono inocente.
—Ja, ja, chistosa. Ya reposaste suficiente, ve a cerrar esa herida.
No le quise responder, lo que respondería era negativo y no quería mentir.
Todavía no entiendo por qué duele.
Me acerqué al lago y empecé la meditación, ya había aprendido a hacerlo sola, cada vez era más rápido, a pasado un mes y todo seguía igual.
Cuando entro en el negro de mi pecho, solo puedo ver a Elizabeth, cosas de ella, nuestros encuentros. Siempre lo mismo...
—¿mh? — vi una imagen diferente.
°•°•°•°
—¿de verdad esa pequeña es a Diosa oscura?
—es baja ahora, pero tiene tu edad.
La Diosa Elizabeth estaba siguiendo a la princesa de Edom, en uno de sus pocos escapes.
Por que si salio a la superficie.
Con ayuda de meliodas pudo escapar aveces, y cada vez, Elizabeth la iba a ver.
—él no está, le iré a hablar.
Pero cuando volteo, la princesa ya no estaba.
—¿eh?
—¿quien eres? —cuestionó la joven— siempre te siento. ¿Que quieres?
—E-Elizabeth.
—Una diosa. —lissie tenía su mano en el cuello de la diosa, el otro sirviente que acompañaba a la diosa, había huido. — ¿vienes a espiar?
— S-solo quiero hablar.
Lissie la dio vuelta, hasta ahora ella estaba a sus espaldas amenazandola, ahora estaba de frente, la acorralo contra la enorme roca desde la que estaba espiando.
—¿de qué? — preguntó mientras la miraba desde arriba, estaba sobrevolando para verse más alta y más amenazante.
Pero la diosa no tenía miedo, se sentía tímida, su cara se ruborizo y su corazón empezó a latir más rápido.
—Eres... buena —murmuró Elizabeth.
Lissie volteó, sintió a Meliodas acercarse y miro a la diosa y se alejó
—Deberías irte. Ahora.
La dejo ir, no le interesaba, planeaba matarla si ella parecía estar interesada en Meliodas, pero de inmediato pudo notar que quien le gustaba a Diosa, no era si novio, si no ella y eso no le causaba problema alguno.
Elizabeth asintió rapidamente y se fue, mientras por su mente pasaban muchos fantasías.
Siguió yendo a verla, Lissie no le daba importancia, pero empezaba a a notar como la diosa no quería irse luego, y cada vez que llegaba Meliodas se iba con enojo en su mirada.
Lissie le había dicho al Príncipe sobre esa diosa, por eso la ignoraba, pero podía sentir una mirada celosa sobre el.
-¿qué? ... esto es mucho para procesar.
Normal
Lissie se alejó un poco, no podía decir que últimamente así parecía, pero... ¿eso venía desde antes?
—quien le gustaba a Elizabeth...¿era yo? ¡Eso no tiene sentido, ella buscó a Meliodas!
Parecía agobiada,su corazón se aceleró de la impotencia ¿como era posible? Sus recuerdos seguían llegando, ¿pero eso cuando pasó? ¿De verdad pasó siquiera? Además... parece ser una visión omnipotente de la situación. No solo desde su punto de vista.
La diosa estaba celosa.
Cada vez que el príncipe llegaba, la princesa la había marcharse, nunca le hablaba, aveces le respondía, pero nunca le sonreía, se sentía invisible. Quería que ella a notara.
¿Como lo haría?
— toda su atención va a hacia él.
—entonces deberías utilizarlo a él.
—¿quién dijo eso?
Un animal, detrás de ella.
—si lo tienes a él, ella te verá.
Elizabeth lo pensó un poco, no era muy inteligente, pero era cierto que el debería estar involucrado si ella quería ser vista por la princesa.
–¿por qué?... ¿por qué ahora? ¿Por qué me muestras esto ahora? —Grito la emperatriz.
"Esta bien, es mi culpa".
—porque acepte la culpa... ¿es eso? Pero claramente es su culpa...
Momento, si por aceptar mi culpa pude avanzar... ¿Es por que debo aceptar? ...
—Hermana, ya llevas ahí 6 horas, es hora devolver, seguirás mañana.
Miró la imagen de Elizabeth una vez más, apretó sus puños y eligió volver.
—Ya estoy reconociendo el por qué de la herida.
Aviso al volver en si.
—pero no entiendo por qué es mi herida.
Sus hermanos se miraron, no parecieron entender, pero ella se veía molesta y tanto que no quisieron preguntar.
Los siguientes días pasaron, Lissie cada vez veía más desde el punto de vista de Elizabeth, hasta tal punto que tal vez pudo entenderla.
"Yo también hice todo por amor"
Pero aun así no comprendía sus métodos.
Al segundo mes en Edén Lissinie recién empezó a trabajar, dejó de ver todo lo que pasó.
Llegó a la conclusión de que Elizabeth sólo fue una tonta enamorada y fue un peón más, que el rey demonio fue quisquilloso y utilizo a quien menos se esperaría... todo por recuperar al Meliodas que había cambiado por mi.
— La herida se hizo por que no pude evitarlo, el dolor en mi pecho se quedó a pesar de que yo no lo recordara...
—El corazón nunca olvida lo que sintió. — Señaló Alfa.
—Me dolió por que no pude protegerlo... pude haberlo evitado, pero simplemente lo dejé estar, por que fui ingenua...
—Ya estas aquí. —Alfa abrazo a Lissie con su cola.
—Si... ya no hay vuelta atrás.
Le parecía increíble como algo así pudo dolerle tanto, pero ese pequeño suceso, esa coincidencia de hechos causaron muchas cosas, demasiadas cosas que hicieron que la herida fuera más y más profunda.
Pasaron dos meses en donde Lissie trabajo duro en aceptar que Elizabeth no tenia por completo la culpa, que ella misma no tenía la culpa, que ambas solo eran mujeres enamoradas de personas "que no debían" y ambas fueron usadas.
Jóvenes e inexpertas, castigadas de por vida.
Reencarnaras eternamente.
Morirás al cumplir tu deber.
Ya llevaba tres meses en el Edén, tenía poco más de 4 meses de embarazo contando su tiempo fuera.
En el cuarto mes, Lisse recién aceptó que no era culpa de ninguna de las dos, la vida fue cruel y es injusta, esta bien.
Pero aún no podía perdonar todas sus actitudes después de que Hechizo a Meliodas.
—Si ella me quería... ¿por qué me trato tan mal?
Ese fue el trabajo del quinto mes, aceptar que no tiene todas las respuestas, aceptar que no puede saber todo, no importa cuanto incestigue. Acepto que ella también solo es una vida limitada por las leyes del universo, es un testigo de las demás vidas.
En el sexto mes, Lissie se esforzó, se calentó la cabeza y el corazón, sabiendo que debía olvidar su odio por Elizabeth.
Lloró de frustración, se sentía usada, no sabía por qué debía olvidar su rabia, pero sentía que tenían razón al decirle que debía soltar, ya era momento.
Somos iguales.
Eso era lo que de verdad creía.
Su pancita empezaba a pesar, cada vez estaba más grandes, sus mellizos estaban creciendo bien, y se sentía feliz por ese lado.
Hacer trabajo de sombras estando emocionalmente delicada por el embarazo era horrible. Era como una menstruación de 9 meses.
En el séptimo mes, lissie ya aceptó que ellos tres, son víctimas. Perdonó a Elizabeth quien de forma extraña la quería, la admiraba. Perdonó a Meliodas por no poder escapar del Hechizo y se Perdonó a sí misma por no haber podido proteger a Meliodas y a Elizabeth.
Esa joven diosa que la miraba como si fuera el sol.
Ya tenia ocho meses y una semana y media.
Ya cada vez faltaba menos.
Y en la semana 38, casi llegando asus 40 semanas, Lissie por fin sanó la herida de su corazón, esa mancha oscura ya no estaba y su pecho no pesaba. Increíblemente se sentía bien.
Fueron ocho meses de dolores de cabeza por el perdón.
—Ven Diabla, te llevaremos al árbol de Eva. — sonrió Bael.
Era lindo, ver como los ojos de lissie, brillaban un poco más.
Acompañaron a la emperatriz al salón del Edén, al fondo de un pasillo elegante, brillante y tranquilizante, en todo su esplendor con la luz sobre el, estaba el árbol del Edén.
Con su manzana, era una manzana dorada.
—Ha estado esperando por ti, miles de años.
—lo bueno tarda en llegar —río mientras alzaba su mano hacia la manzana, la tomó y luego de pensar un poco la sacó. — Bueno, estoy nerviosa.
—entrenaste por esto, comela es tuya.
Con un poco de nervios mordió la manzana, rápido y fuerte, como si algo fuera a pasar, siguió comiendo.
Era dulce, jugosa, fácil de comer.
Al terminar la manzana, se quedó quieta mirando a sus hermanos.
—¿me ve diferente? No me sentó diferente.
Sus hermanos alzaron los hombros.
Pero en ese momento, el mismo lugar en donde se encontraba la herida antes, empezó a brillar, las marcas en su cuerpo empezaron a brillar, de un color violeta claro, se dio una vuelta tratando de ver...
Y aun ella no pudo ver, sus hermanos vieron como las cicatrices en su espalda empezaban a brillar, ella sentía un hormigueo en todo su cuerpo.
Empezó a quejarse, algo empezaba a doler en su espalda, se arrodillo en el suelo mientras se afirmaba con una mano y con la otra agarraba su vientre.
—¿q-que pasa? —Jadeo
—Tranquila, respira —le pidieron sus hermanos arrodillandose a su lado.
La espalda de lissie empezó a "sangrar", más bien, era un liquido dorado que salía de sus cicatrices.
Se levantó con un poco de dificultad y en el momento en que se levantó, con un sonido feroz del viento gracias a lo sucedido, fue un aleteo.
Se quedó quieta con los ojos cerrados, todo atisbo de dolor desapareció, sintió su cuerpo expandirse, sintió una conexión que extrañaba.
Sus alas.
Las abrió y las extendió mientras sentía esa sensación, su magia recorriendo sus alas, su magia recorriendo su cuerpo.
Abrió los ojos para mirarse y encontrar sus alas, de un color dorado, como eran antes. Brillando como si fueran del oro más puro al sol, su cabello morado revoloteaba, largo, brillante y sedoso.
Sus ojos brillaron con una lágrima que felicidad que no saldría. Estaba bien disfrutar este momento.
Las cosas han salido bien.
—¡Lissie!
Vaya.
—¡Trae algunas de las mujeres!
El tiempo parecía pasar lento.
Sartael fue corriendo en busca de ayuda, Bael se acercó a Lissie para hacerla reaccionar, estaba tan feliz que ni siquiera se había dado cuenta.
Había roto fuente.
–Ven aquí, me aquí
En el momento en que Lissie se dio cuenta de lo húmeda que estaba ella y su ropa entendió y sintió la punzada, los bebés querían salir y lo iban a hacer.
–Ah...agh –Se quejó mientras agarraba su vientre
–Tranquila Hermana, tranquila —Bael la cargó en sus brazos, y la llevó a una de las habitaciones, la recostó y para en ese entonces Sartael ya había vuelto con algunas mujeres que la ayudarían.
Son unas querubines jóvenes, que estaban en el Edén
Llegaron a atender a Lissie.
–Caballeros, por favor espere afuera.
—¡Ni en sueños!
—¡es nuestra hermana!
—Lo siento, no pueden estar aquí.
–aggh –Se encorvo– No importa cuantas veces haga esto, siempre duele un carajo - Se quejó– ¡AAh! ¡Mh–
Sintió un dolor horrible, como si su interior saliera de su cuerpo y como si su columna se separara.
–No... Algo anda mal –Se quejó. –Algo esta mal — Grito empezando a desesperarse.
—Lissie –llamó su hermano– ¿que sucede, que pasa? — le tomó la mano
—Caballeros, uno de los bebés viene al revés, necesitan salir por favor.
Ya no fue pregunta, fueron expulsados de la habitación. A la fuerza.
–¿¡Al revés!? – Grito.
Su vestido empezaba a mojarse, pero de sangre.
–Lo daré vuelta manualmente señora.
–Oh mierda. Agh... ¡AAAHG...MHM!
Se aferraba a la cama como si su vida dependiera de ello, sentía como esas manos entraban en ella y resolvían su interior, dolía y cada vez perdía más sangre.
Esos minutos parecían eternas horas.
El parto se había inducido por la cantidad de magia que había ingresado en el cuero de forma repentina, Lissie pasó bien el cambio, los bebés no.
Las contracciones empezaban a llegar más seguido, pronto debería empezar a pujar, la pérdida de sangre seguiría aumentando.
La Emperatriz estaba pálida, sus labios se habían empezado a secar y su cuerpo estaba cubierto en sudor.
–Cuando terminará esto... —gimió de forma casi inaudible.
—Señora... usted ahora debe pujar...
—Oh carajo.
Lissinie estaba adolorida, estaba frágil. Ni siquiera notaba una extraña presencia cerca.
–AAgh... MHMG!! —los gritos de dolor inundaban todo el lugar, la sangre que salía de forma anormal, ningún parto anterior había sido tan difícil.
La teníamos sujetada, pero no se daba cuenta, creía que le estaban dando las manos para apretar. Pero no, la tenían bien sujetada.
—La cabeza ya viene. -—
Lissie hizo un esfuerzo más, y por fin salió la cabeza, luego de eso, el cuerpo fue más rápido.
—Es un niño señora. Felicidades
—Ja... Axael... fue primero — murmuró agotada. En ese pequeño descanso, notó por fin algo raro.—¿por qué no me dan a mi hijo?
Axael no nació llorando, no pudo sentir cuando lo alejaron de a poco.
—¿Donde esta mi niño?
—Señora el niño nació sin poder respirar ahogado en el liquido interno, lo llevaron a otra habitación para revivirlo.
—Es mentira. —soltó lissie, empezó a sentir de nuevo las contracciones. — ¿¡Donde está mi hijo!? — Grito intentando sentarse.
Pero por fin notó que la tenían sujetada.
—Lo escuché. Lo escuché respirar, ¿¡donde diablos esta mi bebé!?
Ardió en rabia, sus ojos se volvieron rojos, su esclerótica negra y su marca demoníaca apareció en su furioso y pálido rostro.
Por fin notó todo. Sus hermanos no estaban, no lo sentía, en cambio si sentía a su hijo alejarse con una presencia conocida.
En ese momento las contracciones fueron más fuertes. Axariel quería salir también.
Las querubines empezaron a sacar armas.
Lissie llegó a su límite en ese momento, su hija quería salir y su hijo estaba siendo secuestrado.
Su marca demoníaca empezó a crecer, a extenderse por su cuerpo, su manos se prendieron en ese fuego blanco tan característico de ella, su ropa se quemaba, y quedaba vestida de oscuridad, con sus cuernos creciendo y retorciéndose. Mientras su aura oscura empezaba a hacer que el aire pesara, la habitación era inundada de rabia pura.
Llorando rabia, llorando sangre.
Cuando llego a la taberna su fuego era morado oscuro ¿verdad?
El morado y el dorado aclararon tanto, que llegaron al máximo de pureza, un fuego blanco que quema más que el fuego azul.
Las manos de las ángeles fueron derretidas al instante, no por completo, más la parte que tocó el fuego fue fundida.
Empezó a atacar con el fuego, su magia estaba disparada por la rabia y el dolor del parto en pausa.
Tres de las querubines la agarraron del cabello, mientras otras le agarraron los brazos. Esas manos sucias con su propia sangre de parto... le dieron asco.
Su brazos se prendieron a tal nivel que está vez el fuego que tocó a las mujeres se empezó a propagar por todo el cuerpo de sus atacantes.
Mientras que al ver que no la soltaban, con sus garras, les cortó las manos a las mujeres... ante un mal cálculo, además de cortar sus manos, su cabello también fue cortado...
Su cabello calló al piso, ni siquiera pudo darse el tiempo de verlo, solo atravesó s las mujeres con sus garras.
Al matarlas a todas, calló al suelo, ya no podía sentir a su hijo en Edén.
—Axael... —Sollozo mientras caía al suelo.
Por la fuerza que uso al haber retenido a axariel, a penas se acostó en el suelo la bebé nació llorando.
—Axariel... mi niña — susurro entre llantos mientras la tomaba y la envolvía en una manta. —Lo siento... lo siento tanto... no pude protegerlo.
En ese momento sus hermanos por fin llegaron, desorientados.
—¡Lissinie! —ambos llegaron a su lado, preguntaron que sucedió y a la vez se excusaron.
Los habían dormido, más que dormir, parecían haber estado hipnotizados, no se recuperaron hasta que él se fue.
No entendían esa masacre, no entendían la aparecía de la emperatriz... su cabello mal cortado, su vestido ensangrentado
—Se lo llevo... —musito
Notaron que... solo había un llanto.
-Ese maldito de Jonathan se llevó a mi hijo. - levanto su rostro, pálido, sucio, uno de sus ojos lloraba sangre aún y parte de su labio estaba roto. Se veía vacía, tapada en gotas de sudor.
—¿Jonathan...?
—no... lo voy a volver a perdonar... —de un puñetazo de ira, atravesó el piso cubierto de brillante baldosas – no lo voy a perdonar... ¡por llevarse a mi bebé! ¡maldito desgraciado!
La ira estaba dominándola, era irónico, recién había sanado su corazón... y ahora tenia una nueva herida que no sanaría hasta que su hijo reposara en sus brazos. Estaba desolada, estaba al borde del colapso. pero ella había cambiado... ya no era la misma niña de hace tres mil años, esa que se dejo caer a la primera desgracia. esta ves...
su ira era su motor.
No iba a esperar, cada minuto era crucial para poder encontrar a Axael, ¿quien sabe lo que ese psicópata le haría al joven príncipe?.
Estaba loca de ira, aun así, sabia que no podía volver así. si volvía con los demás en ese estado, los que se volverían locos serian otros.
baño, vistió y alimentó a Axariel, sus pechos ya se habían acostumbrado a amantar otra vez, esta vez no dolió como cuando volvió a alimentar a Rosiel. emparejó su cabello y volvió con sus hermanos, claro... dejo la masacre ahí.
—Ni siquiera... pudo proteger a su Bisnieto... —murmuró lissie mirando el cielo. –ustedes también deben volver conmigo.
—Claro, no pensábamos quedarnos, ya pasaron muchos siglos aquí... es hora de volver a casa.—murmuró Bael, mientras Sartael solo podía mirar la criatura dormida en brazos de su hermana, su pequeña sobrina.
La mirada de la Emperatriz estaba perdida en el horizonte, ya había perdido mucha sangre, esta vez no seria ella quien abriera el portal.
°:°:°:°:°
—esta cosa... —murmuro un pelirrojo mirando a un pequeño bebé de cabello morado , que no había llorado, aún.—¡eres una asquerosa copia de ella! —grito tirando al bebé sobre la cama.
este ante el golpe, se quejo y empezó a llorar, por primera vez en su vida.
—¡cállate! ¡cállate maldito engendro!
pateo uno de los muebles que se encontraba ahí, manipular a esas ángeles, dormir a sus hermanos y robarse al niño fue un trabajo agotador, la idea era llevarse a ambos bebés y matarlos frente a ella, pero a pesar de que estaba intentando manipularla también, no lo logró, y además se dio cuenta antes.
la habitación ya estaba destrozada por completo, ya estaba todo roto, roto rasgado, Jonathan había caído en una desesperación constante. en lo único que pensaba era en como castigar a los hombres que le habían quitado a su mujer, y también... la castigaría a ella por ser un ciega.
el bebé seguía llorando, tenia apenas horas de nacido y estaba recibiendo estimulaciones negativas a penar nacer, estaba hambriento, tenia frio por que seguía lleno de liquido y sangre y además lo habían lanzado... el príncipe buscaba con desesperación con sus pequeñas manos un poco de calor, un poco de calor de su madre, de esa voz que siempre escuchaba mientras estaba en el vientre, esa voz que lo estimulaba, buscaba a su lado a su melliza, a quien sintió cerca durante toda su existencia, buscaba el calor de esas presencias, de quien existía su lado y de quien les cuidaba.
pero estaba solo...
tenia miedo.
—¡guarda silencio! —grito desesperado, al ver que el bebé no se callaba, se acercó de forma rápida, estrepitosa y agresiva, desenvainó un cuchillo y rápidamente, con una rabia cegadora... introdujo el cuchillo con ferocidad, atravesando esa suave capa, una y otra vez.
°:°.°:°.°
En una ráfaga de viento, los gemelos y la Emperatriz volvieron a la taberna, con la pequeña princesa en brazos, al llegar de la taberna los primeros en salir corriendo fueron Ludan e Isabelle, seguidos por sus hermanos mayores al lado de Meliodas, que cargaba a Rosiel, detrás venían Elizabeth y Hawk.
—¡Mamá! —Isabelle abrazó a su madre por la cintura, igual que Ludan, mientras que Helios y Melody la abrazaron cada uno por un hombro . —¿como estas? ¿que le pasó a tu pelo? ¿como estuvo el parto? —preguntó Ludan buscando con la cabeza a sus hermanos
—¿y nuestros hermanos? ¿como están?
Meliodas llegó y con solo verla, pudo notarlo, fue el primero en notar... que solo traía un bebé consigo, Helios fue el segundo y el que se armó de valor para preguntar fue...
—Lissie... —llamó con una voz suave mientras llevaba su mano a la mejilla de su mujer, para que lo mirará, notó sus ojos hinchados y enrojecidos, pensó lo peor, pero aun así... no pudo quedarse con esa conclusión sin preguntar.—¿que ocurrió?
en ese momento, los otros niños se dieron cuenta.
—¿que pasó... con mi otro hermano... mamá? ¿donde está?
ella sintió su corazón estrujarse, por que no quería esconderlo, lo iba a decir, claro que si, pero le dolía saber que tenia que decirlo.
los corazones de los hermanos latían con fuerza, llenos de pensamientos intrusivos, todos pensaban algo en común... "¿murió?" pero nadie se atrevía a decirlo, por miedo.
Meliodas tenia una expresión triste, preocupada... podía sentir que algo le dolía.
otra ves... no pude protegerte.
—nuestro hermano... ¿murió mamá? ——pregunto Helios en su noto y expresión neutra, pero aun así, se pudo notar como le costó preguntar eso.
Meliodas miro a su hijo, le sonrío suavemente y le puso la mano en el hombro. "es un muchacho valiente".
—No. —respondió la emperatriz con un susurro—Su hermano fue secuestrado por el maldito animal de Jonathan -respondió en un tono ronco.-
—¡¿QUE?! — Gritaron los niños dejando su garganta en la sorpresa.
—Ese... Hijo de puta — maldijo Helios con sus puños apretados. —
Helios era el mas furioso de los hermanos, no es que los demás no estuvieran enojados, pero les ganaba la preocupación y el dolor sobre la rabia.
—¡como pueden robarse a un bebé de su madre, eso es de locos! —grito hawk
—como se atreve... lo voy a matar. — Helios se arrodilló frente a su madre estirando su mano hacia la de ella—Madre, permíteme ser yo quien lo castigue, permíteme ser yo quien lo mate, madre.
—No.
Quien respondió no fue Lissinie, si no Meliodas.
—Papá... —Llamó Melody tomando su brazo.
—No. —repitió mirando a su hija que intentaba persuadirlo— ninguno de ustedes peleara en esta guerra, si esta pelea es de alguien es de su madre. —su mirada sombría parecía estar al borde de la locura, sus pupilas estaban contraídas y las venas de sus manos resaltaban de lo apretadas que las tenía.
Meliodas estaba furioso, esos niños tenían un lazo de sangre con él, claro, no eran sus hijos pero eso los mantenía unidos, la rabia que Meliodas sentía en este momento era como si le hubieran quitado a su hijo de sus propias manos.
Isabelle estaba preocupada, Melody estaba angustiada, Ludan estaba triste.
Isabelle sabia lo loco que eres él, sabía que era capaz de hacer cualquier atrocidad solo por tener un poco de atención de su madre.
—Lo mataré con mis propias manos. — sentencio Lissinie— lo juro...
—Mamá, deberías decirle a papá . —
Lissie suspiró, no quería hablar con el pero su ayuda le sería útil en este tema... y más que nada, era su hijo también, Isabelle tenía razón.
—le enviaré un mensaje de fuego si eso te tiene tranquila. —suspiró mientras escribía con sus llamas blancas escribió en el aire y ese mensaje se fue.
Helios miro a su madre, la notó distante, le recordaba a esa sensación de abandono, su corazón dolió, el no es expresivo en lo absoluto, pero su rostro mostró dolor, pena, pero a la vez sumisión.
—nos vas a dejar, ¿verdad mamá? —
Lissie sintió su corazón frenar. Tan intuitivo e inteligente su pequeño y gran hijo.
Los miró directamente a todos.
— Si. — Respondió tajante, no cambiaría de opinión por nada del mundo. — deben irse.
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