2. Y eran compañeras de clases
Aki solo podía concentrarse en las hojas de otoño caer desde los árboles. Cuando las observaba sentía que podía perderse a sí misma viéndolas. Lejos de la responsabilidad de criar a dos pre adolescentes huérfanos, siendo ella también una huérfana. El futuro y las preocupaciones se podían sentir tan lejanos en vez de sombras que acechan a la vuelta de un callejón en medio de la noche oscura.
Pero aún así, Aki nunca cambiaría a sus hermanos por una vida más sencilla. Quizás le gustaría que su crianza fuera desarrollada bajo otras circunstancias. Circunstancias en donde no se despertaría en medio de la noche con lagrimas en los ojos después de haber soñado con la muerte de sus padres.
Dios, tenía que dejar de pensar en cosas deprimentes o ella se deprimiria también. Por ahora era suficiente con ver la vista de las hojas frente a su ventana.
Ella estaba sentada en su asiento del salón de clases. Un bento en la mesa y sus compañeros haciendo ruido o comiendo.
La única persona callada además de Aki era Angel, quien estaba durmiendo pacíficamente en su escritorio.
Aki observó a la otra chica. Ella tenía cabello rosado que estaba desenredado, ojeras y una actitud como si la vida le diera igual. La primera vez que la vio cuando se cambió a su salón de salón el año pasado pensó que era hermosa. Sin duda entre las niñas más bonitas que había visto.
Intento acercarse a Angel una vez, pero la chica no parecía estar siquiera interesada en un intercambio de oraciones compuestas por más de tres palabras. Asique Aki no intentó acercarse más.
Tan solo se llevaban un año de diferencia, pero Angel se había adelantado un curso porque al parecer era una prodigio genio o algo así.
Angel también parecía una olgazana que no le importaba nada. Lo único que hacía en clase era dormir y hasta fingir que le importaba todo lo que pudiera aprender. Eso solo ayudaba a que su opinión fuera menos favorable. Pero aún así de alguna manera se las arreglaba para no quedarse atrasada con sus notas.
-¿Estás viendo a mi hermana?- dijo una voz. Aki sabía a quién le pertenecía y un rubor cubrió sus mejillas con solo pensar en esa persona.
Makima.
La voz le pertenecía a Makima. Presidenta de la clase y... su despertar lesbico.
A Aki le gustaba Makima. ¿Como no hacerlo? Ella era perfecta...desde una manera muy superficial. Cabello perfecto, voz perfecta, ojos perfectos, culo y tetas perfectas (todavía seguía siendo una adolescente hornonal). Claro que Aki a también le gustaba Makima cuando la ayudó el año pasado a no perderse de estar al día con clases. En ese entonces estaba tratando de acostumbrarse a su nueva vida con inquilinos caóticos en su departamento.
Makima la había ayudado mucho y al contrario de lo que pensaba la gente, muy en el fondo creía que ella era una buena persona.
Pero se encontraba observando a su hermana menor.
-Eh....no- dijo Aki.
-Tranquila,- dijo Makima-, no es algo de qué avergonzarse. Si te gusta Angel puedo conseguirte una cita con ella.
-¡No! Digo...no gracias.
-Esta bien. Supongo que cometí una equivocación.
-No, Makima san, disculpa si reaccione muy brusca. Es solo que me preocupa un poco Angel. No creo que sea normal dormir tanto como lo hace ella.
-Puede ser. A mi hermana no le gusta gastar energía en cosas que le hagan perder su tiempo, pero tampoco es de las que prefieren usar su energía en algo para variar.
-¿No te molesta?
-No, para nada.
Makima se quedó observando a Angel. La joven seguía durmiendo plácidamente y el receso estaba a punto de acabar.
-Angel es más capaz de lo que parece y nuestra madre reconoce eso. Aunque tampoco significa que le guste su actitud.
Makima y Angel son medio hermanas de parte materna. Su madre dirige una empresa millonaria de tecnología muy importante. Es imposible no haber escuchado al menos una vez de los rumores sobre que Makima se hará cargo de la empresa familiar algún día y la joven nunca desmentido esos rumores cuando le preguntan si eran verdad. Pero nunca había algo sobre Angel.
-Bueno, será mejor que regrese a mi asiento. Fue un gusto hablar contigo, Hayakawa chan.
Aki la despidió con un saludo y cuando volvió a mirar a Angel, podía jurar que le pareció ver a los ojos de su compañera sobre ella.
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