N. Yo

El funeral de Vanya fue de lo más hermoso, sus hermanos tocaron el violín por un rato y aunque no sabían tocarlo muy bien intentaron con todas sus ganas.

__ fue la que más lloro su muerte pues sentía culpa emocional, prometió que si veía a alguien en problemas se metería sin importarle la reacción de Reginald, Cinco quien estaba a su lado le tomó por los hombros para reconfortarla, esta solo se dejó caer un poco en el hombros del más alto.

(...)

Pasaron 4 días pero el dolor seguí allí, no ni de lejos un pariente pero el tiempo con ella fue suficiente para tomarle un gran cariño, además de que fue la que más ayuda le brindo con sus poderes, al entenderse en ese sentido.

Ahora debía entrenar más para controlar las sombras oscuras del más allá y el universo entero, podía traer seres oscuros y controlarlos a voluntad, claro, con práctica. Un día al intentarlo casi matan a Pogo, pero Klaus rápidamente le ayudó con otro ser llamado.

Asustada prometió no entrenar cerca de personas queridas, o simplemente personas, si habilidad de espacio tiempo era la que más quería pulir, había ideado un plan, quizás podría hacer lo que Cinco, volver al pasado y salvar a su hermana.

Sentada en la biblioteca le ocurrió dicha idea, se levantó rápidamente e intentaría convencer al castaño de ayudarla, esta lo comenzó a buscar por toda la mansión pero no había rastros de él. Quiso preguntarle a sus hermanos al respecto pero ni siquiera ellos estaban.

Comenzó a asustarse un poco por lo que se sento en el comedor a esperar, la hora marcaba 4:36 Pm, la hora de la comida ya había pasado. Intento levantarse pero no pudo, sus piernas no reaccionaban y todo se tornaba oscuro, frío y lúgubre.

Intento gritar pero algo le tenía amordazada, era una especia de baba negra que se mantenía tersa solo para callara, sus manos estaban amarradas por la misma sustancia por lo que estaba inmovilizada, se sacudía y sacudía hasta que sintió un sangoloteo.

Abrió sus ojos y era Cinco, se había quedado dormida en la biblioteca por lo que ahora estaba agitada y nerviosa, miró a sus alrededores, tocó sus muñecas y boca para comprobar que no estuviese atada. El castaño la miraba confundido y quizás incluso preocupado.

—¿Qué?, ¿qué me pasó?—Pregunto la más baja.

—No llegaste a la comida, padre se enfado y me mandó a buscarte—Dijo él con calma—¿Te encuentras bien?, estás sudando.

—Si, estoy bien, oye—Esta apresuró su idea.

—No—Él se negó sin siquiera haber escuchado.

—¿Qué?, ¡ni siquiera me has dado el tiempo de decirte!—Esta exclamó molesta.

—__ sé lo que vas a pedirme y no te ayudaré, ya no—Lo último lo dijo susurrando.

—¿A qué te refieres con que lo sabes?—La menor lo miró confundida—¿De qué hablas?

—No tengo por qué decirte nada, lávate y ve al despacho de padre porque tiene u  castigo para ti—Señaló a la chica algo molesto y nervioso.

—¡Maldito seas Cinco sin nombre!—Grito.

—Por si no sabías si tengo un nombre, que no quiera decírtelo es otra cosa—Sonrio burlón para después irse.

La más baja se quedó confundida ante esa revelación por lo que ahora quería averiguar el nombre de tan extraño chico, cerró el libro de control mental que estaba leyendo y se fue a lavar las manos, fue al despacho de Reginald y efectivamente, estaba molesto y viendo unas hojas.

—¿Pidió verme padre?—Pregunto esta desde la puerta.

—Así es número ocho—Hablo firme aun viendo las hojas.

—¿Qué ocurre?—Se adentro más a la oficina.

—No llegaste a comer y eso me intriga, ¿cuáles fueron tus razones?—Dejo de aldo todo para voltear a verla.

—Bien, fui a la biblioteca a leer algo acerca de cómo controlar bien mi poder—Comenzó a explica—Después en algún punto de la lectura me quedé dormida, soñé con sombras tenebrosas y algo más que no recuerdo, me perdí bastante tiempo incluso pensé que se habían ido sin mi o algo así.

—Esta claro que algo pasa contigo, no te castigarme por esta vez, puedes irte—Sonrio de últimas.

__ se fue victoriosa y en el camino se encontró a Cinco de nuevo, este la tomó del brazo y la jalo hacia un jardín más oculto, la menor solo se dejó llevar pues pensaba pedirle de nuevo lo anterior, pasaron toda la tarde intentando llevarse bien, y que aunque el castaño lo intentaba no podía dejar ver más de lo habitual.

Por un lado en su interior ardían las ganas de tomar a __ entre sus brazos y jamas soltarla, pero por el lado analítico si lo hacía terminaría todo como la vez anterior.

—¿Cuál es tu nombre?—Pregunto la menor interesada.

—No voy a decírtelo, no sería correcto—El más alto rodó sus ojos irritado .

—¿Por qué?, ¿tan feo es?—Esta río con lo último.

—No, no es feo, creo, de hecho lo elegimos juntos—Sonrio melancólico, pero después se dio una cachetada por decir algo que no debía.

—¡Wow!, ¿tas bien?—Esta pregunto asustada.

—Vete al carajo—Se teletransporto a su cuarto.

—Pinché delicado—Esta dijo molesta.

La noche llegó y todo estaba tan tranquilo como era costumbre en la mansión, en la sala común estaba un chico castaño tomando café algo pensativo respecto sus decisiones. Cuando se acercó por detrás de él una mujer, era número ocho quien no venía a pelear, sólo a disfrutar la fría noche junto a él, quería conocerle más y que este dejara de odiarla.

—¿Por qué me odias?—Pregunto tranquila.

—Ja, yo no te odio—Contwgso de la misma manera—Admito que tomas decisiones extrañas pero eso te mantendrá alejada de el desastre.

—¿Qué quieres decir con esas cosas?, de repente dices algo extraño en verbo pasado sobre mi y después me dices que lo olvidé.

—Bien—Suspira—Mi nombre es Aidan Gallagher Hargevees—Dijo sonriendo.

—¿Aidan Gallagher?, ¿de dónde lo sacaste?—La mejor pregunto curiosa.

—Pues Aidan por qué suena a Aiudame, según tú—Rio un poco.

—Si de hecho—Esta rio algo nerviosa.

—Y Gallagher porque suena a galleta de algún modo, tu fascinación—Miro su taza de café.

__ se había sorprendido bastante pues nadie sabía que le encantaban las galletas, por un rato todo quedó en silencio y sólo chispeaba la chimenea frente a ellos, ambos se miraron por un rato muy, muy largo, de pronto, todo fue solo un beso cálido.

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¡El baile de la hormiga!

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