Capitulo unico

Un escalofrío la recorrió por completo cuando abrió los ojos por fin.

Se había mantenido varios minutos despierta, con los ojos cerrados mientras abrazaba una de sus almohadas; había esperado escuchar alguna voz familiar.

Aunque finalmente accedió a abrirlos cuando no notó nada más que el silencio, pulcro e intenso.

El bus tour se hallaba completamente desierto, por alguna extraña razón. Y sus compañeras de banda no parecían estar despiertas.

El autobús, aquel mismo que ellas se habían dedicado a decorar y pintar durante varias horas, estaba sumido en el silencio.

Un silencio tan sepulcral y tétrico que logró que se le erizasen los pelos de la nuca por completo.

Vestía pantalones de chándal como pijama; estaba cansada de los elaborados trajes que debían usar una o dos veces al día, pegados al cuerpo y cortos (perfectos para bailar, por supuesto).

El get weird tour estaba siendo agotador, pero valía la pena. Ella sabía que nada iba a poder compararse nunca con el sentimiento que la embargaba cuando estaba en los escenarios.

La rubia se levantó de su litera y observó con más atención el lugar; el movimiento de las ruedas era claro y fácilmente decifrable, iban rápido.

Ella dedució que afuera estaba lloviendo, a causa del curioso golpeteo que se escuchaba contra el techo.

Sobó sus brazos, intentando mantener el calor durante el mayor tiempo posible. Parecía como si la temperatura hubiese bajada de repente.

Algo, muy dentro de ella, prácticamente parecía gritarle que volviese a dormir. Pero estaba demasiado despierta como para hacerlo, estaba demasiado confundida como para siquiera poder cerrar los ojos en paz.

Prendió con cuidado la lámpara en el suelo, normalmente la usaban para no tener que prender todas las luces de repente.

El foco de luz parpadeó unos segundos antes de encenderse por completo.

-¡Perrie, necesito tu ayuda!-La voz de Jesy le llegó de lleno y sin titubeos, repentinamente. El alivio la inundó al descubrir que no era la única despierta, odiaba cuando eso pasaba.

Perrie avanzó hacia al baño, de donde provenía la voz. Feliz, alegre, porque no tenía que desayunar sola en la madrugada.

Sabía que no iba a poder volverse a dormir.

¿Por qué no empezar el día a las 3 a.m?, se preguntó la rubia.

Sin embargo, antes de que ella abriese la puerta o siquiera tocase para ver lo que su amiga necesitaba, alguien la tomó de la muñeca y la jaló hacia una de las camas.

La pequeña mano de su mejor amiga le cubrió la boca, temblorosa. Jade estaba blanca, como si hubiese visto un fantasma.

Perrie la observó confundida, mientras la castaña quitaba su mano de a poco.

-No entres ahi-le murmuró Jade, mientras señalaba hacia otra de las camas. En esta, se podía ver cómo Jesy dormía serenamente.

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