Nota: Este capítulo será algo largo a diferencia de los anteriores.

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—Hay tantos demonios que me han buscado por ello. No lograría recodarlos a todos —.

—Y es por eso que me gustaría quedarme con usted.. quiero que me enseñe a usar esa tal magia que utiliza. Le admiro en cierto modo —.

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"Le admiro en cierto modo"

Era la frase que no salía de la cabeza de Alastor.

—Supongo que.. puedo hacer que me admires aún más.. —un sonido de distorsión se apoderó de aquella habitación —.

De un momento a otro se hallaba frente al Estudio XXX de Valentino.

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—¿Qué sucede, pastelito? ¿Por qué lloras? —sentenció Valentino de forma cínica ante Angel —.

—Voy a matarte... —susurró —.

—¿Qué dijiste, cariño? No te oí —sonrió aún más al ver sufrir de esa manera a su estrella principal —.

—Hijo de perra.. ¡VOY A MATART...! —.

—Agh... ¿Qué me pasó..? —dijo Alizée tomándose la cabeza por el dolor que sentía —.

Angel corrió a abrazarla. Pero de inmediato fue rechazado.

—¡¿Qué crees que haces?! ¡¿Quién eres tú?! No te me vuelvas a acercar así...¡No te conozco! —.

—Ya la escuchaste, bebé. Aléjate de ella —habló Val —.

—No, Alizée... —.

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La menor estaba tranquilamente viendo como su hermano mayor jugaba con los títeres que Alastor le dio cuando era niña.

Mientras que se encontraba sentada en las piernas de Angel, quien le daba caricias en su cabeza, ésta se las daba a Fat Nuggets.

Un mensaje le llegó al celular de Angel, que al revisarlo casi lo suelta al ver de quien se trataba.

—"Angel-Cakes, necesito que me entregues el dinero que aún me debes y si no vienes tú hacia mí en cinco minutos.. iré yo por ti" —.

—¿Angie, pasa algo? —Alizée alzó la mirada haciendo contacto visual con el contrario —.

—N..no Aliz, solo que.. —la posicionó a un lado para poder levantarse de la cama e irse fugazmente del cuarto —.

—¿Qué le habrá pasado? —cuestionó Sir Pentious —.

Alizée solo tenía una respuesta: Valentino...

—Mmm.. vuelvo en un momento —.

—De acuerdo —.

—Hey Vaggie, necesito comprar algunas cosas para el hotel, ¿me acompañas? —.

—Claro, cielo —.

—¿Uh? —Charlie observó a su primer paciente bajando las escaleras para salir del lugar —Angel, ¿a dónde vas? —.

—A mi trabajo, gracias por tu 'hospitalidad', pero mi estancia aquí no va a ser para toda la eternidad, ¿sabes? —.

—¡¿Qué?! ¡No..! ¡No puedes volver a ir a ese trabajo! —dijo alterada —El objetivo del hotel es... —.

—¡El punto es conseguir que dejes de pecar, idiota! —amenazó Vaggie con su lanza —.

—Ah, que mal...la pureza no paga todas las deudas, sabes. Tengo cosas que hacer, lugares donde estar, gente a la que coger.. Así que, compermiso, nena —continuó con su camino —.

Vaggie volvió a bloquearle el paso a Angel.

—¡Soy un tipo ocupado! ¡¿No lo entienden?! ¡Esa mierda sobre sacar a relucir nuestras emociones más profundas, simplemente no está en mi agenda! —.

—¡Pero, Angel...! —.

—Tal vez me convenzas mejor a la próxima, muñeca —.

Alizée se posicionó detrás de las chicas.

—¡Tú eres el que no entiende! Pagamos tu alojamiento, comida, ropa, tu teléfono.. todos los gastos que tengas están cubiertos.. ¡Todo lo que no tienes que hacer es volver allá! —resondró Vaggie —.

—¿Qué diablos está pasando? —preguntó Alizée —.

—Mira, yo no trabajo en las calles para cuidar mi salud ¿Bueno? Mas que ustedes, niñas ingenuas, actúan como si acabaran de caer al infierno sobre una piscina para niños.. así que supongo que tendré que deletrearles... —.

—Genial. Ignoren mi presencia —pensó Alizée —.

Vaggie sonrió.

—¿Qué, necesitas dinero extra para todos los consoladores que vas a necesitar al no estar cogiendo las veinticuatro horas del día? —.

—¡VAGGIE! —Alizée se colocó entre Angel y Vaggie —.

—¡MÍRALO DE ESTA FORMA, PERRA! Hasta el mismo Lucifer sabe que estás realmente familiarizada con los consoladores.. —.

—¿Qué pasa con ese palo del tamaño de una lanza? ¿Es demasiado para ti? —Angel continuó echando leña al fuego —.

—¡Chicos, paren! —gritó Charlie —.

—Me encantaría si pudiera mantener cien por ciento de mis ganancias para mi propio fondo de días difíciles. La verdad es que no soy exactamente autónomo —.

—¿Qué quieres decir..? ¡AH! —.

De pronto, una fuerte explosión hizo volar la entrada principal del hotel.

Aquello pasó desapercibido para algunos. Husk se había tomado un descanso, así que estaba dormido como una piedra en su habitación, Niffty se hallaba limpiando en algún rincón del piso más alto, tampoco pudo oír lo sucedido.

Sin embargo, Sir Pentious se alarmó creyendo que Cherri venía por más peleas. Pero no fue así, cuando observó al Overlord, en pocos segundos ya estaba en frente de su hermana.

—Así que aquí es donde has estado escondiendo a tu pequeña rata —Valentino miró a Charlie refiriéndose a su estrella —¡¿Pensaste que podrías librarte de pagar tus deudas?! —gritó furioso tomando a Angel del saco —.

—¡No, no, Val...! Mira, yo estaba.. —.

—¡¿Perdiendo el tiempo en lugar de hacer tu trabajo?! ¡¿Sabes cuánto dinero he perdido por tu culpa?! —desvió la mirada hacia su derecha —Alizée... mi pastelito más dulce. No sabía que estabas aquí —soltó a Angel, dejando que cayera bruscamente al suelo —.

—¡Jódete Val! —Alizée le sacó el dedo medio —.

Sir Pentious y Alizée le miraron con odio puro al Overlord.

—¿Y tú quién eres? —le preguntó a Pentious —¿Acaso eres su novio? —no le gustaba para nada que cualquiera de sus trabajadores tuviese pareja —.

—¡Soy su hermano! ¡Infórmate mejor, rascacielos de mierda! —.

—No es buena idea hablarme en ese tono.. ¿Sabes con quién estás hablando, no? —.

—¡Con un hijo de perra simplemente repugnante! —.

Valentino lo tomó del cuello y lo aventó contra una pared.

—¡PENTIOUS! —Alizée quiso correr a él, pero Valentino se lo impidió —.

—¡Suéltala! —Angel no dudó en invocar su Tommy Gun y dispararle por la espalda a su jefe —.

Sin embargo, no le hizo el más mínimo daño. Él era inmune a las balas comunes y corrientes.

Vaggie y Charlie tampoco se quedaron atrás y atacaron como pudieron, mas no era suficiente a pesar de los ágiles movimientos de la chica polilla con su lanza o la princesa del Infierno con sus poderes demoníacos.

Al final la pequeña batalla, la ganó Valentino.

—Ustedes dos.. me pertenecen —.

Y así terminó por llevarse a Angel y Alizée de regreso al Estudio.