III
Todo era silencioso, solo paz alrededor, ¿qué con el entorno? Era un campo lleno de pasto, en toda el área había flores y capullos, es distinto a lo planteado anteriormente ¿No es así? Eso se debe a qué no es Oaxaca, pero tampoco se puede saber qué lugar es, no porque no quiera decirlo, si no porque no hay una respuesta definitiva, ¿es un lugar? Si, pero a la vez es nada, es un significado difícil de entender para cualquier humano, incluso otras especies; el ¿Porqué estamos aquí? Pronto se entenderá; la paz del lugar se vio perturbada por el grito de una mujer.
—¡A comer Erick! -dijo la voz femenina- ¡Se enfriará! -finalizó-.
—Ya voy -dijo con calma un joven en la copa de un alto y hermoso manzano.
El chico descendió con cuidado, era un joven de apenas 15 años, sus ojos eran color verde, tenía cabello negro obscuro y brilloso, su pelo era un poco largo aunque no lo suficiente para usar una cola de caballo, usaba fleco cubriendo uno de sus ojos, su piel era blanca sin llegar a ser pálida, su físico por otra parte era neutral, no era ni flaco ni subido de peso; una vez tocando el piso comenzó a trotar directo a su casa, mientras avanzaba el pasto iba quedando atrás y casas de comenzaban a visualizar, algunas más humildes que otras, aunque no implicaba que fueran pobres, era más bien el gusto de cada quien, después de unos minutos el azabache se detuvo frente a una reja color chocolate, ni como resguardando de un peligro, si no por el trivial hecho de decoración y belleza, del otro lado de la reja se podía observar un bello jardín, había pasto y algunos nogales, el área estaba llena de flores de diferentes colores, entre ellas abundaban los lirios, girasoles, hortensias y casa blancas, un poco más allá se podía visualizar una cada con una tonalidad beige, sus ventanas con un marco de madera y una hermosa puerta que se veía tallada con delicadeza y detalle, unos escalones de piedra daban a la puerta, era un hogar algo pequeño pero de dos pisos, el techo era similar a los que se vería en los programas o caricaturas, al igual que el portón tenía un color café oscuro, con algo de verde gracias a enredaderas en parte del techo y pared.
—Ya llegué -avisó el ojiverde entrando a la casa, dejando una mochila en el armario junto a la puerta principal para luego dirigirse a la cocina, en ella, estaba una mujer rubia de ojos verdes, con el pelo ondulado sin llegar a ser rizado.
—Ve a lavarte las manos y vienes a poner la mesa, tu padre no tarda en llegar -dijo con una voz calmada la mujer.
—Si mamá, no tardó -contestó el menor para irse a lavar las manos y luego realizar lo pedido por la rubia, al rato se escucho la puerta abrirse y volver a cerrarse.
—Llegué, espero no haber demorado mucho -se escucho una voz masculina mientras los pasos del mismo iban hacia el comedor donde el joven terminaba de colocar las cosas en la mesa- ¿Qué tal Erick? -le revuelve el pelo al azabache menor.
—Hola papá -sonrie ante el gesto del mayor.
La ojiverde llegó sirviendo lo platos.
—Hola amor, ¿Qué tal te fue? -dijo la mujer para besar al ojigris-
—¡Puaj!, ¿Podrían considerar que estoy aquí? Me repugnan sus escenas -dijo Erick cubriéndose los ojos mientras los padres reían del menor.
En poco se sentaron a comer.
—¡Espera papá! Todavía no agradecemos por los alimentos -dijo Erick como regaño al ver que el azabache mayor estaba por comer.
—Pero tengo hambre -se justifico el ojigris.
—Axel... Sabes que es de ley -dijo la rubia.
—Noelia, cuando nos casamos pensé que ibas a apoyarme para siempre -dramatizó Axel.
—Solo hazlo papá -dijo en modo de orden el jóven.
—Bien, bien -resignado deja los cubiertos- Hoy damos gracias por la oportunidad que nos dan de tener alimentos un día más.
—Asi sea -finalizaron los tres y comenzaron a comer, en sus platos estaba servido pozole rojo, al frente tenían orégano, lechuga, rábanos y chile en polvo, como ingredientes extras.
La comida avanzo en silencio hasta que después de un rato fue roto por el azabache mayor.
—¿Y bien Erick? ¿Ya tienes decidido que harás? -preguntó al ojiverde
—¿Mmm? ¿Sobre qué? No veo que deba hacer además de disfrutar la vida -contestó calmado.
—Lo que tú padre quiere decir... Es que deberías pensar en tu futuro, ya estás cerca de los 17 y por lo normal para esa edad ya tienen planes...
—A esa edad tu madre ya era una gran guía al igual que yo, podrías empezar tus prácticas y...
—Aprecio mucho su preocupación -interrumpe- pero ya lo eh dicho antes, aunque soy tradicional no quiero guiar, no creo que se cree gran cosa, por unos cuantos negados, el equilibrio ya se hubiera roto de ser así -sigue comiendo.
—Te equivocas, una sola persona podría cambiarlo todo, algún día lo entenderás mi niño -dijo la ojiverde.
—Tendras que madurar, creemos que es mejor ahora a qué suceda de forma inesperada, piénsalo -completó el mayor-
—Bien, les creeré -dijo el menor restando importancia.
No sé equivocaban, tendría que madurar y el 50% del futuro de su mundo estaría en sus manos.
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