WAKASA IMAUSHI | Es Un Secreto pt2
Es Un Secreto – Plan b
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Secreto; por definición es algo oculto, escondido y separado del conocimiento de los demás. Por lo tanto, es ignorado por la mayoría de las personas, excepto por aquellas que comparten el secreto.
Secreto, no hay otra mejor palabra que defina tu relación con Wakasa, disfrutar de la privacidad de solo ser ustedes quienes sepan lo suyo es algo que disfrutas tanto tú como él. No tener que lidiar con los estándares de relación que impone la sociedad causa gran alivio en ustedes, porque su relación no es para nada convencional.
A pesar de las apariencias, Wakasa era un gran novio, era detallista, sincero, leal, te protegía demasiado, aunque a su manera, su belleza y esos cautivadores iris violetas, nunca te cansarías de mirarlo, tenía demasiadas cualidades que no podrías terminar de nombrarlas, te sentías afortunada de ser su novia, a pesar de que no muchos lo supieran.
Su relación avanza a paso seguro, lento, pero con la seguridad de que hacían y actuaban lo más reales y correctos posibles, los días junto a él pasan rápido, cuando menos se dieron cuenta, ya tenían meses saliendo, volvieron a notar el tiempo y ya eran años.
Dos años exactamente, se conocieron teniendo ambos 16, actualmente tienen 18 ambos, dos maravillosos años en donde no cambiarias ningún segundo al lado de este hombre, claro está, tenían altibajos como todo el mundo en una relación, pero nada que no pudieran solucionar.
Su amor nació en secreto, manteniéndolo así todo este tiempo por acuerdo mutuo, al mismo tiempo que por dos razones principales.
La primera era que ambos les gustaba la libertad, adrenalina e intimidad que tenían ustedes al ser los únicos que lo sabían, podían ser ustedes mismos, conociéndose y amándose sin la necesidad social de ser aceptados y observados por los demás. Tenían que aceptarlo, una estudiante ejemplar e intachable, saliendo con el famoso pandillero rebelde del instituto no era algo común, mucho menos bien visto, la opinión pública a ustedes les importaba un carajo, simplemente querían evitarse problemas.
La segunda razón era por seguridad, Wakasa al ser un pandillero famoso, dejo un camino de enemigos resentidos que podrían tomar cualquier ventaja que se les ponga enfrente con tal de verlo caer.
Por eso tomaron la decisión de mantenerla en secreto, por el bien de ambos.
Pero no funciono por mucho tiempo, ya que los nuevos amigos de Wakasa los descubrieron, ellos eran los únicos que te conocían como "la novia de Wakasa".
Los descubrieron por casualidad, ya que no tenía planeado decirles tan pronto, comenzaban a sospechar de algo en su comportamiento, el tener que irse rápido de las reuniones, llegar tarde porque "estaba ocupado", algunas veces que llegaba con cara de estúpido a las reuniones o cuando salían, rehusarse a salir con ellos porque según el "tengo mejores cosas que hacer", ahora tenían sentido y nombre, eso son contar los chupetones y labios rojos e hinchados que en ciertas ocasiones tenia.
El día que los descubrieron en medio de una cita no tuvo más remedio que presentarte como tal su novia, fue un alivio para él, ya que se lo tomaron de la mejor manera, te aceptaron y a escondidas tuya, prometieron cuidarte.
Viste a Waka convertirse del temible Leopardo Blanco líder de Kodo Rengou, a ser fundador de los Black Dragons, una de las pandillas más poderosas de este tiempo, tomando un mejor camino dentro de las pandillas, convirtiéndose en una mejor persona lo cual te hacía sentir orgullosa de él.
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Actualmente te encontrabas en tu casa preparando todo para celebrar su aniversario de dos años, estabas arreglando tu cuarto para una noche de películas.
También observabas detenidamente tu closet, averiguando que usarías, creíste que sería una buena ocasión para usar una simple pero bonita falda tableada negro, con un suéter que le robaste a tu novio color gris, te encantaba lo holgado y cómoda que sentía su ropa, tu cabello suelto le encantaba a él, por lo que lo dejaste así, solo te pusiste mascara en las pestañas y un brillo labial y estabas lista para la ocasión, no te pusiste calzado ya que estarían en tu hogar, solo utilizaste calcetines.
¿Por qué en tu casa? La respuesta es fácil, tus padres nunca están en casa, ya sea porque están de viaje trabajando, en sus oficinas o simplemente disfrutando sus vidas sin ti, así que podrían estar ahí por horas sin ningún tipo de interrupción y con mejor comodidad.
La hora llego, 5pm, escuchaste le timbre sonar.
Tan puntual como siempre.
Corriste a la entrada de tu hogar ansiando ver a tu ser amado, abriste la puerta sabiendo que era él y lo viste.
Dios este hombre es tan hermoso.
Estaba ahí parado con su distintivo rostro desinteresado que cambio a uno de entusiasmo en cuanto te vio, estaba vestido con unos jeans negros algo ajustados, una playera blanca y su chaqueta negro de cuero que lo hacía lucir rudo, lo que te encantaba.
Sin embargo eso no fue lo que más llamo tu atención, tenía un hermoso ramo de flores, lleno de rosas, tulipanes, girasoles con pequeñas flores pequeñas blancas que parecían nubes, además de que también tenía una spider Lily roja, tu flor favorita.
Te encanto ese detalle, también tenía consigo un pequeño pastel de zanahoria, tus ojos brillaron cuando lo vieron, Waka decidió comprarlo para consentirte más y por la ocasión que lo ameritaba.
-Me encanta como te ves- hablo el entregándote el ramo de flores.
-Gracias- dijiste sonrojada y aceptando el ramo. –Tú también te ves muy bien, guapo como siempre- te acercaste a darle un casto beso en los labios, a lo que él, obviamente acepto.
-Feliz aniversario corazón- hablo sobre tus labios una vez que se separaron.
-Feliz aniversario amor- respondiste igual, dándole una brillante sonrisa que corresponde. –Ven pasa, prepare todo para hoy-
Tomaste su mano guiándolo por un camino que el ya conocía a la perfección, tu habitación, infinidad de veces se coló en el día, tarde, noche, estuviera lloviendo o nevando, solo porque quería verte o porque tú se lo pedías, siempre estaba para ti.
Llegaron a la puerta de tu recamara que estaba entre abierta por la velocidad que saliste de ella. Una vez adentro se sorprendió, decoraste un poco, cambiaste las colchas de tu cama a unas más sofisticadas, pusiste un tapete afelpado para poder sentarse en el suelo, la mesa de centro tenía una bolsa de paletas con un moño aparte de una pequeña caja que pareciera ser de joyería, dando a entender que ese era su regalo, pequeños detalles que daban un aura romántica.
-¿Te gusta?- hablaste emocionada mientras te adentrabas en el cuarto, haciendo él lo mismo.
-Me encanta- contesto con una sonrisa, acto seguido dejo el pastel en la pequeña mesa y se quitó la chaqueta para estar más cómodo.
-Me alegro, ahora vuelvo voy por unos platos y tenedores para el pastel- dejaste otro beso y saliste.
Wakasa se sentó en tu cómoda cama esperando tu llegada, pensó en como el tiempo pasa volando, y como esa niña algo altanera e imponente que una vez lo regaño y humillo, ahora era su amada novia.
Volvió a su realidad cuando te vio cruzar la puerta con lo que mencionase que traerías. Lo dejaste en la mesa y te sentaste en el piso, cosa que el también hizo.
-Muchas gracias por todo- agradeciste acomodando todo en la mesa.
-Todo por ti amor- beso tu cabeza.
Te levantaste en busca de algo, cuando lo encontraste regresaste, traías en tu mano una cámara polaroid.
-Quiero que mi bello novio pose para una foto- mencionaste a lo que el rodó los ojos, se esperaba que pidieras algo así, te encantaba congelar hermosos momentos como este en una foto.
Sin otra opción poso a la foto, un flash y el sonido de la foto imprimiéndose sonaron en la habitación, cuando se revelo, quedo justo como esperabas, el con todos los regalos de fondo.
-Bien, ahora es tu turno, quiero una para mí- te quito la cámara de las manos, a lo que tu reíste e igual posaste tomando el ramo entre tus manos, poniendo una de tus mejores sonrisas que solo le dedicabas y mostrabas a él.
Volviste a sonreír ante el resultado.
-Quiero una de los dos juntos, ven acércate- él se pegó a tu costado pasando una de sus manos alrededor de tu cintura.
Volteaste la cámara, esperando que cuadraras bien y ambos salieran completos.
-¿Listo?- el murmuro un "si" en respuesta. – 1, 2, y 3- antes de que terminaras la cuenta el volteo su rostro dándote un beso en la mejilla, acto que la cámara capturo.
Esperaste ansiosa a que la foto se imprimiera y revelara. El resultado te encanto, llenaste tu rostro de besos demostrándole tu cariño y espontaneidad.
-Yo también quiero una así- pidió el en un ligero puchero.
-Todo por mi gatito- mencionaste ese apodo que lo avergonzaba un poco.
Ahora el tomo la cámara y tú besaste su mejilla.
Las fotos eran momentos, que durarían por la eternidad, te encantaba como lograbas plasmar un momento junto a las emociones en un trozo de papel que podías cargar a todos lados como recordatorio de lo bello que es la vida y más si la compartes con alguien.
Dejaron las fotos ya de lado y le entregaste su regalo.
-Ten, es para ti- extendiste la pequeña caja. –No es mucho, pero pensé que te gustaría-
El la tomo en manos y la abrió, vio un colguije para su oreja perforada que podría usar, sonrió y te miro.
-Gracias, es bonito- se quitó el que tenía para ponerse el que justo le habías regalado.
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Platicaban un poco mientras veían recostados en tu cama la película.
Él estaba sentado recargado en la cabecera de tu cama, mientras que tú estabas entre sus piernas recostada sobre él, Waka paso sus manos alrededor de tu cintura y las dejo reposadas en tu abdomen cerca de tus pechos.
Durante la película volteaste a verlo e inmediatamente el repitió tu acción.
-Gracias por llegar a mi vida- dijiste siendo totalmente sincera.
-Lo mismo digo- terminando de pronunciar aquello, se inclina un poco y te besa tiernamente, el beso se acaba y vuelven a sus posiciones.
No volviste a poner atención a la película, solo mirabas como sus manos entrelazadas estaban en ti, una sonrisa boba estaba plasmada en tu cara.
De la nada percibes como no puede dejar de moverse, lo que te parece extraño.
-¿Todo bien?- preguntas volteando a verlo.
-Sí- menciona a secas.
Analizas que es lo que pueda causar su inquietud, la respuesta está justo frente a ti.
Miras al televisor, está sucediendo una escena subida de tono, ahí entiendes, además de que la posición en la que estabas acostados no ayuda.
Sabes que tu trasero se encuentra a la altura de su pelvis, por lo que, intencionalmente, empiezas a moverlo.
Sientes como se mueve más que antes, sabes que está intentando controlarse, tus acciones lo ponen más ansioso que antes.
-Dai- escuchas como traga duro. –Detente- sentencia, aun así decides ignorarlo.
Te giras, sentándote sobre su regazo, comenzado a besarlo apasionadamente, como si sus labios no se hubieran sentido en años.
Wakasa te sigue el beso, sus manos viajan a tu cintura, la cual aprieta ocasionalmente, excitándote más en el proceso.
Con el agarre en tus caderas, instintivamente empiezas a mover tus caderas en un vaivén sobre su pelvis.
Se separan con pesar, sus pulmones pedían a gritos oxígeno, transpiraban uno frente al otro, cuando apenas recuperaron el aliento, fue cuestión de segundos y nuevamente se estaban fundiendo en un beso intenso en donde sus lenguas empezaron a hacer presencia, danzando una y otra vez.
Las manos que una vez se encontraban en tu cintura, ahora, recorrían un camino sobre tu ropa, hasta que llegaron a tus glúteos, los cuales empieza a masajear y apretar conforme el vaivén que hacías.
Te derrites ante su toque, lo que provoca un gemido que sale sin previo aviso de tu boca.
Nuevamente se separan para recuperar el aire perdido, en sus miradas solo se puede observar lujuria y deseo el uno por el otro.
Viéndose aun deseosos a los ojos, tomas la valentía de quitarte el suéter que te cubría, dejándote expuesta de la parte superior de tu cuerpo, mostrándole el sostén azul marino de encaje a tu novio, que parece admirar tus senos cubiertos por aquella tela.
Decide no quedarse atrás, repitiendo la misma acción que tú, quedando con su torso tonificado desnudo.
La necesidad de volver a unir sus labios los llama, haciendo caso a su llamado, se vuelves a besar, repitiendo las mimas acciones, tu restregándote sobre él y Waka masajeando a su antojo tus glúteos.
Quieres cambiar el curso de las cosas, desciendes a su quijada dejando un camino de besos, prosigues con el cuello, un poco de pecho y vuelves a subir por el otro lado de rostro.
-Ahh Dai- un gemido sale de su boca sin vergüenza.
Una vez que llegaste de nuevo a su cara hablas cerca de sus labios con una voz lasciva.
-¿Puedo bajar más?- preguntas seductoramente, no responde, solo te da una mirada y sonrisa pervertida.
Te lanza contra el colchón, quedando tú de espaldas contra este, desapareciendo así el dominio que tratabas de establecer en él.
Se coloca entre tus piernas sobre ti sin aplastarte, te mira con lujuria y actúa, te besa brevemente en la boca pero procede a bajar los besos a tu cuello, lo que genera una serie de sensaciones en ti que no puedes explicar.
-Ahh- un leve gemido sale de tus hinchados labios, lo que parece ser música para sus oídos.
Temeroso, coloca una mano en tu seno izquierdo aun cubierto, dejándola ahí, no sabiendo si te gustará ese toque en tu cuerpo.
Notas el vacile en sus acciones, quieres demostrarle que está bien, que te sientes cómoda y sobre todo que te gusta, te encanta.
Pones una mano tuya, sobre la de él y aprietas, dándole la seguridad de que está bien lo que quiere hacer.
Una serie de gemidos tuyos lo ínsita a seguir apretando y masajeando tus senos, turnándolos para darles estimulación a ambos.
Durante unos de los respiros que se dan, habla.
-¿Quieres continuar?- habla entre suspiros y jadeos llenos de placer.
-Sí, no quiero parar- terminas de hablar fundiéndose por enésima vez en un beso.
Tus manos las llevas a su anche y fornida espalda, explorándola por completo, dejando ocasionales apretones y rasguños por lo extasiada que te encontrabas.
Una escurridiza mano suya viaja a tu vientre, en busca del estúpido cierre de la falda para poder quitártela, solo estorbaba. Cuando lo logra encontrar se separa de ti para poder quitarse esa estorbosa tela de tu cuerpo, quedando así, en ropa interior.
Admira el conjunto de sostén y bragas que hacen juego, admira tu cuerpo, de una forma morbosa como al mismo tiempo no creyendo lo perfecta que eras.
Su penetrante mirada te sonroja.
-Eres demasiado hermosa que debería ser un delito- menciona lujuriosamente.
Solo puedes sonrojaste más.
Te levantas, teniendo la mirada fija en sus cautivadores iris violetas, sabiendo perfectamente que vas a hacer. Recorres brevemente su abdomen que se tensa poco ante tu toque, llegas al borde de sus jeans los cuales te encargas de desabrochar y bajar el cierre, todo con una mirada adormilada por el éxtasis del momento.
Te ayuda en tu cometido, quitándose torpe y apresuradamente los molestos pantalones.
Quedan ambos en ropa interior, admiras su cuerpo bien trabajado, mas no puedes evitar ver su bóxer, que resalta por mi miembro erecto en su ropa interior esperando ser atendido.
Vuelve a besarte, recostándote suavemente durante el proceso en el colchón, su nueva adicción por tocar tus pechos vuelve, retoma su labor mientras tu subes una pierna a la altura de su cadera, deja de lado tu pecho y lleva su mano a su pierna, acariciándola.
El deseo y excitación están llegando a sus límites en tu cuerpo, en un acto de querer soltar esos sentimientos, enredas tus dedos de una mano en su cabellera blanquecina, mientras que la otra recorre su abdomen, dudando si bajar más.
A la mierda, ya estamos aquí.
Decides bajar más, dejando suaves caricias en su zona pélvica que estaba a tu alcance, logras sacarle un suspira entre besos.
-Ahh, mierda- ese sonido de satisfacción te motiva a seguir.
Bajas más, acariciando por encima su dura erección, detiene sus besos y se separa levemente de tu boca para poder gemir, te encanta ese sonido que sale de sus labios, lo quieres escuchar más, así que aprietas un poco su miembro logrando escuchar en tu boca sus masculinos gemidos que ya no se molesta en contener.
Sigues con lo tuyo, te encanta ser quien provoca esos lascivos sonidos que salen de su boca.
-D-ai, detente- trata de hablar entre suspiros.
-¿Y si quiero que te descontroles?- preguntas altanera y suavemente sobre sus labios.
Solo ríe, ahora el lleva una de sus grandes manos y la sumerge en el interior de tus bragas, acariciando inesperadamente tus pliegues húmedos de excitación.
Ante su toque logra sacarte un fuerte gemido.
-¡Ahh! ¡Waka!- gritas extasiada.
El solo te mira desde arriba viendo como te derrites ante su toque, lo cual le encanta.
-Mira, quien te viera ahora- sigue moviendo su mano, ahora concentrándose en darle placer a ese botón de orgasmos. –La estudiante Dai Ishida, ejemplo de excelencia en la escuela- para un poco para asegurarse que sus dedos están bien lubricados con tus fluidos, para poder adentrar dos dentro de tu cavidad.
-¡AHH!- gimes viéndolo a la cara una vez que empieza a mover los dedos dentro de ti.
-Quien te viera ahora, gimiendo entre mis piernas- habla mientras continua con sus movimientos dentro de ti, a pesar de que son suaves y delicados para no hacerte daño, provocan gran placer.
-L-as apariencias e-engañan- hablas como puedes.
Te sientes muy vulnerable, quieres retomar el control, así que lo empujas a él, para que caiga de espaldas al colchón.
Te subes sobre él, empezando a moverte, en un vaivén y círculos que hacen con tu cadera, rozando sus intimidades cubiertas pero palpitantes.
-Lo tienes muy duro- menciones desde tu altura sin dejar de moverte.
-Solo tú puedes ponerme así- response sumiso desde su posición.
Te sonrojas por lo siguiente que harás.
Aun arriba de el detienes tus movimientos, el lleva sus manos a tu cadera, expectante ante tus acciones.
Con tu rostro ligeramente más sonrojado, llevas tus manos a tu espalda, en busca del broche de tu sostén, con habilidad y rapidez lo sueltas, los tirantes de tus hombros caen, por consecuente, sacas tu sostén retirándolo de tus brazos y cuerpo, quedando expuesta al desnudo en la parte superior de tu torso.
Wakasa a modo de consolarte, acaricia con sus pulgares tu cintura, durante todo el proceso, dándote el tiempo que necesites para hacerlo.
Es ridículo tener vergüenza a estas alturas.
-Eres hermosa y perfecta, no tienes que sentir vergüenza de nada cariño- habla con dulzura, queriendo borrar ese rostro de pena que tienes.
En un acto de atrevimiento, Wakasa decide llevar ambas de sus manos a tus pechos, cubriéndolos en su totalidad con sus grandes manos, los aprieta sacándote un gemido.
-Ahh, sigue- mencionas con erotismo en tu voz.
Retomas los movimientos sobre si pelvis mientras él se encarga de tus senos, deja de atender a uno de tus pechos para dirigir su mano a tu espalda, empujándola al frente.
Haces caso a su lenguaje corporal e inesperadamente mete uno de tus pechos a su boca. Saca un sonoro y sorpresivo gemido de ti, llevas una de tus manos a su cabellera, aferrándote a ella no queriendo que pare, mientras que la otra va al interior de su ropa interior en busca de su erección que quieres darle algo de alivio.
Se separa para soltar un gruñido de satisfacción, decides quitarte de encima y recorrerte más abajo, tomas el elástico de su ropa interior procediendo a quitarla, él te ayuda levantando sus caderas para facilitar tu acción, una vez afuera, avientas su última prenda lejos de ti.
Liberas su duro, erecto y venoso miembro que ya gotea liquido pre seminal, lo tomas entre tus manos, dudas que se supone que debas de hacer, sin embargo, te decides por un lento sube y baja.
Es grande.
-Dai, ahhh- gime aliviado de que por fin se le da la atención que necesita.
Ese gemido suyo es una luz verde para ti, así que, empiezas a aumentar la velocidad en tus movimientos siendo cuidadosa a la vez de lo lastimarlo, sientes como todo su cuerpo se tensa.
-Acuéstate- habla ordenándote.
Haces caso a su petición, se coloca encima de ti entre jadeos.
-¿Lo quieres hacer?- pregunta cerciorándose de lo que quieres.
-¿No es más que obvio?- respondes su pregunta con otra, se acerca peligrosamente a tus labios.
-Te amo por lo decidida que eres- termina y deja un corto beso.
Se levanta de la cama en busca de su pantalón, donde saca un condón.
Lo miras desde tu posición con una ceja levantada.
-¿Ya lo tenías preparado?- cuestionas queriendo saber desde cuando yace ese preservativo en él.
-Compre unos por si las dudas- contesta con sinceridad.
Se sienta nuevamente en el borde de la cama.
-¿Estas segura que quieres hacerlo? Podemos parar aquí si quieres- pregunta de nueva, quiere asegurarse de que realmente quieras y no estarte presionando a hacerlo.
Te arrastras por la cama, llegas a él y lo abrazas por la espalda juntando sus cuerpos desnudos, dejas un beso en su mejilla y respondes.
-Sí, estoy segura- sin más, procede a abrir y ponerse el reservativo.
-Te amo Dai- agrega mientras te acorrala en la cama nuevamente.
-Te amo Waka- repites su misma declaración de amor.
-¿Quieres estar arriba o abajo?- pregunta poniendo tu comodidad ante la de él.
-Abajo- respondes en un hijo de voz.
Los nervios se empiezan a apoderar de ti, pero decides controlarlos, estas en un ambiente seguro, con el hombre que amas y que respeta tus límites y cuerpo, no hay razón para temer.
-Voy a entrar- avisa para que sepas. –Si te duele me avisas, también si quieres que me detenga- comenta encarecidamente de mantenerte segura y cómoda.
-Esta bien cariño-
Comienza a alinear su pene en tu entrada que ya se encontraba lubricada de tus propios fluidos, una vez que lo hace, entra, despacio a lo que ambos sueltan al unísono un gemido.
El calor de tus paredes abraza su falo en ondas de satisfacción que recorren su cuerpo, una vez que entro todo su miembro decide quedarse quieto para que tu cuerpo se acostumbre a su grosor.
Durante la espera, te beso consolándote, porque vio una ligera molestia en tu rostro.
-Ya puedes moverte- mencionaste una vez que tu cuerpo necesito que irrumpieran una vez más en ti.
Wakasa acato, llego una de tus piernas a su cadera, generando más espacio para que pudiera moverse.
Empezó con un suave vaivén dentro de ti, lo que una vez fue incomodidad, ahora era mero placer y ansiabas por más.
Tu respiración se vuelve errática con el pasar del tiempo y placer, haciendo que tu corazón se acelere, no eres solo tú, Wakasa está igual, lo notas por como sube y baja su pecho con cada estocada que ya, las cuales se vuelven más rápidas y fuertes que las anteriores.
Wakasa se inclina a ti, quedando sus respiraciones agitadas en tu oído, las cuales te excitan cada vez más.
-Dai mierda- continuo con sus embestidas las cuales solo generaban gemidos en ti. –Que delicioso se siente-
-Ahh, ahh, sigue no te detengas-
Gemidos, suspiros, gruñidos y un sonido obsceno era todo lo que se escuchaban en esas cuatro paredes.
-¡Dios Waka!, ¡Quiero más!, ¡Mas fuerte!- gritas sin vergüenza, eso ya paso a segundo plano desde hace tiempo.
No quiero que esto acabe.
Cerraste los ojos cegada ante el placer que te estaban generando las penetraciones constantes en tu cavidad. Ya no había molestia, solo placer en su máxima expresión.
-Oh mierda amor, podría acostumbrarme a tus gemidos-
Tu cadera pedía por mas, más profundo.
-Cariño, ¿Quieres sentirla más adentro?, que toque fondo- habla entre jadeos con un rostro de hambre.
-Mierda claro que si- la excitación te dominada por completo.
-Ven- se quita encima de ti y ahora él se recuesta.
Procedes a montarte sobre el pero sin saber qué hacer.
-¿Qué hago?- cuestionaste dudosa y ansiosa de volver su sentir su pene dentro de ti.
-Tranquila- tomo su miembro que aún se mantenía erecto y lo alieno en tu centro y lo introdujo lentamente. –Yo te guió- puso las manos en tu cadera.
Te inclinaste un poco, poniendo tus manos en su pecho como soporte, el empezó a mover tus caderas de adelante hacia atrás, sin embargo el libido hizo su efecto y tu empezaste a mover tus caderas naturalmente.
-Ohh Dai... que rico lo haces- menciono en un gemido, aun con las manos en tu cadera apretándolas, seguramente dejado marcas.
-Se siente muy adentro... ahh... me encanta- aumentaste más la velocidad de tus movimientos.
Sonidos pornográficos resonaban en tu habitación.
-¡Dios!, ¡Me voy a venir!- Waka reacciono y te volvió a acostar en la cama en un rápido movimiento, pero sin salir de ti.
Llevo tus piernas a sus hombros y empezó a penetrar salvajemente en ti.
-¡AHH!, ¡AHH!- gemidos y más gemidos eran lo único que salía de ti.
Una explosión se acercaba, estabas a punto de llegar y Wakasa lo sabía por como apretabas su miembro con tus cálidas paredes.
-¡AHH!- gimió el al sentir como se venía dentro del preservativo.
-¡WAKA!- soltaste en alto mientras arqueabas la espalda por el explosivo orgasmo que tuviste.
Tus piernas temblaban por el nudo en tu vientre que acaba de deshacerse.
Wakasa de dejo caer a tu lado en el colchón, acercándote a él, tu buscaste su cuerpo para sentir la calidez que el emanaba.
-Eso fue intenso- menciono el mientras recuperaba la respiración y se quitaba en condón para dejarlo por ahí y después tirarlo.
-Me gusto demasiado- dijiste satisfecha.
-Podemos repetirlo cuando quieras- sugirió lascivamente.
-Claro, pero estoy cansada, quiero dormir contigo- hablaste mientras los ojos se cerraban del cansancio.
-Yo también amor- mientras decía eso levanto las cobijas bajo ustedes para cubrirlos.
-Te amo gatito- proclamaste mirándolo a los ojos.
-Yo te amo más corazón- reprocho.
Al cabo de minutos ya estaban dormidos, desnudos.
Esa noche se habían entregado en cuerpo, porque ya lo habían hecho en alma.
Quedaron cansados pero satisfechos por haber sido la primera vez de ambos, siendo un nuevo juramento y muestra de amor entre ustedes.
En esas cuatro paredes descansaron, durmiendo pacíficamente, después de haberse unido para ser uno solo.
Guardando su hermoso secreto.
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Nota de la autora:
Es mi primera vez escribiendo un +18, trate de probar algo nuevo, espero les guste.
Mi amiga @TessaBelrose me motivo a hacerlo, si les gusta agradézcanle a ella.
Y si no, shhh, no es cierto, toda crítica constructiva es bien recibida.
Quería esperar a subir la segunda parte de otro OS, pero no me aguante, lo escribí y de una lo subiré.
Gracias y nos vemos, besitos <3.
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