SHINICHIRO SANO | Rolling in the deep
Rolling in the deep - Adelle
Oc: Yuna Okamoto
La vida es una montaña rusa de emociones, no sabemos con certeza que es lo que nos deparara el destino, el futuro puede llegar a ser tan incierto que el pensarlo a profundidad, genera un limbo en el cual nos balanceamos día con día.
La mala fortuna cambia radicalmente la vida, esta es tan corta como para malgastarla en mentiras y engaños, es tan efímera que realmente no estamos completamente conscientes de nuestra existencia.
Y esta puede acabar en un parpadeo.
∗⋅✧⋅∗ ──── ∗⋅✧⋅∗ ──── ∗⋅✧⋅∗
Llevabas saliendo con Shinichiro por 5 años, acabando con la mala racha de rechazos que tenía el pelinegro.
Todo era bueno con él, demasiado para ser verdad, tenían esporádicas peleas como todas las personas, mas no era nada fuerte.
Solucionaban sus problemas rápido, ya que la naturaleza calmada de Shinichiro era la que ayudaba a balancear la tuya, la cual era un poco más fuerte.
Hacían buena pareja.
Lo conociste cuando el pelinegro decidió dejar el mundo de las pandillas y centrar cabeza.
Él era calmado, paciente, muy amoroso y expresivo, mientras que tú por otro lado, poseías un carácter más fuerte sin llegar a ser ruda, tu paciencia era limitada, pero esta se agrando cuando conociste a Shin, no eras muy amorosa, al menos en palabras, tu siempre se lo demostrabas; eras muy seria con los que no conocías.
Haciendo que ambos llegaran a un balance perfecto en cuando a sus personalidades.
Se conocieron en una cafetería a la que solía ir con sus amigos, tú ayudabas ahí porque era el establecimiento de tus padres. Por lo que constantemente te veía ahí, ayudando a veces, sentada en una mesa leyendo y otras haciendo tu tarea.
Para después darse cuenta de iban al mismo instituto, teniendo más oportunidad de estar contigo.
Empezaron a hablar, entablando una especia de amistad que ocultaba intenciones románticas, solo para que al final terminara conquistándote con su torpeza y ternura.
Porque sabias que no se encontraban dos como el, el destino los había cruzado por algo y seria pecado haberlo dejado pasar.
Era el hombre más detallista y amoroso que hayas conocido, colmándote de cumplidos en el mas mínimo detalle en tu persona, las cosas pequeñas que el hacía son las que te recordaban porque te habías enamorado de él.
Conociste a sus amigos que por fin estaban conformes con la novia que Shinichiro había escogido.
Pasaron de ser novios de 15 años, a ahora ser unos jóvenes adultos de 20 años.
Lo viste cumplir su sueño que tanto deseaba, tener su tienda de motocicletas, a veces iba bien, otras no tanto, sin embargo, siempre estuviste ahí para apoyarlo incondicionalmente.
Así como él te apoyo cuando entraste a la carrera de gastronomía para seguir con el negocio de tus padres en un futuro.
Habían estado juntos en las buenas y malas, siempre había sido así y seguiría siendo de la misma manera...
Al menos eso creías tú.
∗⋅✧⋅∗ ──── ∗⋅✧⋅∗ ──── ∗⋅✧⋅∗
Hace días que Shinichiro estaba raro, una mirada inquieta abundaba en sus orbes, como también la culpa.
Y es que lo conocías tan bien, que sabias que algo pasaba, o que te estaba ocultando algo, como al mismo tiempo era muy fácil de leer y malo al querer ocultar sus emociones ante ti.
Sentías un constante rechazo a tu persona, no sabías porque, haciéndote creer que habías hecho algo mal, o que el problema eras tú.
Después de analizarlo, te diste cuenta que no, no había nada de malo contigo. Sabías que no eras perfecta, pero aquellos complejos o inseguridades que tenías, Shini aprendió a amarlos y aceptarlos, así como te ayudo a que tu hicieras lo mismo.
Vivías con él, en un departamento que rentaban juntos, pero constantemente te decía que iba a su casa, lo cual no tenías nasa en contra de ello, lo raro era que no quería o evitaba que tú fueras con él algunas veces.
Así que le preguntabas a su abuelo que si estaba todo bien o cual era la razón por la que tu novio iba seguido, el mayor te decía que todo estaba en orden y que Shinichiro no iba más de lo usual a visitarlo.
Comenzando a crear una red de mentiras que no tardaría mucho en ser descubierta.
Que el abuelo Sano tampoco supiera la razón del comportamiento de su nieto, provocaba que tus inquietudes solo fueran en aumento.
Trataste de hablarlo con él, pero siempre lograba evadir o desviar el tema, diciendo que solo estaba estresado y que era todo.
Tal vez sería algo del trabajo, tal vez las cosas no estaban yendo bien y quería ocultártelo y por eso la razón de su inquietud, pero la constante sensación de que te mentía persistía.
De la misma manera, el mayor de los nietos Sano, se sentía diferente, como su lugar de trabajo, tenía otra sensación que no era cómodo.
Intentabas ignorarlo, tal vez solo estabas sobre pensando la situación como siempre, logrando desgastándote la mente, imaginado cosas que probablemente no estaban.
Un día estabas en tu hogar terminando de preparar la comida para ti y tus invitados, estos eran los amigos de tu novio, aunque este no estaría presente.
Se suponía que iba a estarlo, para pasar un buen momento todos juntos, pero el pelinegro no llego.
En eso tu celular comenzó a sonar.
– Cariño – se escuchó el pelinegro al otro lado de la línea telefónica.
– ¿Qué sucede Shin? – contestaste mientras apagabas la estufa y lavabas tus manos.
– No poder llegar a comer – aviso tu novio.
– ¿Y eso?– volviste a interrogar tomando una toalla para manos y secar estas.
– Tengo demasiado trabajo por hacer, te veo en la noche ¿Okay? – explico dejándote sin mucho que responder.
– Oh ya veo... – la desilusión se asomó en tu voz. –De acuerdo, te veo en la noche, te quiero cuídate.
– Claro cariño, yo también te quiero.
En cuanto termino de responder colgó la llamada.
Soltaste un suspiro pesado, tenías la esperanza de al menos convivir un poco más con él, pero pareciera que el destino les tenía otra cosa preparada.
Guárdate su juego de platos y cubiertos que tenías preparados con anticipación y comenzaste a poner la mesa en silencio.
Minutos después sonó el timbre de su departamento, fuiste a abrir la puerta topándote con tus invitados, a los que les diste una cálida bienvenida.
– Hola Yuna – saludo Takeomi, mientras se quitaba los zapatos para poder entrar a tu hogar.
– Hola Takeomi, chicos, pasen por favor,
– ¿Y Shinichiro?– pregunto el hombre de iris violeta.
Hiciste una leve mueca, haciendo asumir a tus amigos que algo había pasado.
– Me acaba de llamar diciendo que tiene mucho trabajo – comentaste mientras te dirigías a la cocina para traer la comida. – Vamos a comer sin él – culminaste poniendo la comida en la mesa.
Los hombres presentes se miraron entre sí, pero sin mucho remedio hicieron caso, además de que tenían mucha hambre, así que comerían sin su amigo.
Benkei te ayudo a traer lo que restaba de la comida y todos comieron pacíficamente entre risas recordando anécdotas del pasado, como hablando de lo que ha ocurrido en su vida últimamente.
Una vez terminaron de degustar la exquisita comida que les preparaste, decidieron llevarle un poco al pelinegro hasta su local para que no se muriera de hambre por estar concentrado trabajando.
En el camino, todos platicaban de banalidades, bueno, más bien Takeomi y Benkei lo hacían, mientras que tú y Wakasa se mantenían en silencio y escuchaban todo, soltado una risa de vez en cuando.
– Yuna – llamo el hombre de cabellos violeta con amarillo. – Ya va a ser su sexto aniversario ¿No? – comento Imaushi, incitando a que los otros dos dejaran su conversación para poner atención a la suya.
– Sí – contestaste sonriendo tímidamente. – En un par de meses será.
– ¿Harán algo en especial? – interrogo Benkei.
– Mmm no lo sé, no hemos platicado nada al respecto – añadiste sincera.
– Yuna – volvió a llamar el moreno de gran altura. – ¿Alguna vez han pensado en casarse? – inquirió tomándote por sorpresa.
Guardaste silencio un momento, como al mismo tiempo un suave rubor se plasmaba en tus mejillas.
– Sí – aseguraste sonriendo suave, esa sonrisa solo la veían en tu cuando de Shinichiro se tratara. – Solo que no lo hemos hablado seriamente.
– Tal vez ya lo esté planeando en secreto – comento Benkei logrando sacarte una leve risa como a Imaushi.
Trataron de aligerar el ambiente, ya que ellos también sabían del reciente comportamiento de su amigo.
A todos les dio risa aquel comentario, menos a Akashi, quien pareció tensarse e inconscientemente puso una mueca amarga en su rostro, saco su cajetilla de cigarros junto con sus encendedor de su bolsillo delantero derecho, tomo uno de la caja, lo coloco en sus labios llevando el encendedor a él para prenderlo, dio una profunda calada al tabaco, para después dejarlo salir por su boca, luciendo que solo de esa manera podía quitarse la tensión que sentía.
Miraste su reacción de reojo, el cómo puso aquella mueca y trago duro saliva, te hacia dudar.
Llegan a la tienda abriendo la puerta, que al su entrada suena una campanilla avisando que alguien la abrió. Pasan todos buscando con la mirada al pálido pelinegro, mas este no estaba por ningún lado.
Él nunca dejaría el local solo.
Dejas la comida en el mostrador viendo como todo está en orden, cuando se suponía que estaba trabajando.
– Tal vez este en la oficina – hablas optimista. – Iré a ver – anuncias y te adentras más en el establecimiento.
– Sí está bien.
Te adentras en el único pasillo, checas la bodega donde solo hay cajas y motocicletas a medio armar, cierras la puerta posterior de verificar que no estuviera ahí.
Llegaste a la puerta que correspondía a la oficina, te acercas disponiéndote a abrirla, no obstante, antes de que tomes el pomo de la puerta te detienes al escuchar unos jadeos.
Te paralizas en el momento, quedando petrificada, un temblor se instaló en tu mano, así como tus pupilas se contrajeron quedando sin habla. Ya que los jadeos no eran de hombre, sino de mujer.
No sabes cómo reaccionar, mucho menos que hacer, te quedas congelada con la mente en blanco, no sabiendo si era tu imaginación o realmente estabas escuchando aquello.
Decidiste tomar el pomo de la puerta y girarla lentamente aun dudando en abrirla o no.
Tu pulso comenzó a acelerarse así como tu respiración se vuelve errática, con la mano ya puesta en la perilla de la puerta, te decidiste por abrirla.
La abriste de golpe, topándote con lo peor que pudiste ver en tu vida.
Una chica estaba encima del escritorio, sin su pantalón y blusa, sin sostén y con sus bragas movidas, con tu novio sin camisa y ropa interior y pantalones en sus tobillos.
Los encontraste mientras él la estaba penetrando y dejando mordidas en su hombro comprimiendo los gemidos que podrían llegar a salir de su boca. Ella besaba su cuello, arañaba su espalda y revolvía su cabello por el éxtasis del placer que estaba sintiendo.
En cuanto abriste la puerta ambos te voltearon a ver asustados al oír que alguien entro, mas no esperaban que fueras tú.
– Así que era esto – hablaste conmocionada.
Primero los viste con asco mientras se ponían apresuradamente sus ropas, posterior, tu fas se transformó a una de tristeza, tu labio inferior comenzó a temblar y tus orbes azul índigo a cristalizarse, respirabas fuertemente en un intento de contener las lágrimas.
A Shinichiro le dedicaste una mirada de suma decepción, que le hizo el corazón añicos, provocando que el pelinegro se quebrara.
Se separaron cuando terminaban de vestirse.
El pelinegro empezó a balbucear intentando excusarse, más lo interrumpiste antes de que empezara.
– Vete a la mierda – giraste sobre tu eje y saliste azotando la puerta.
Los demás hombres presentes se sobresaltaron al escuchar como la puerta era azotada violentamente, después vieron como una mujer salía rápidamente por la puerta trasera, como si estuviera escapando.
– ¿Qué mierda? – murmuro Wakasa totalmente confundido.
Caminaste rápido a la salida, temblando, pálida y con los ojos desorbitados.
– Yuna – llamo Benkei.
– ¿Qué sucedió? – pregunto ahora Wakasa.
Llegaste a donde estaban los demás, pero ignoraste sus palabras, solo queras salir de ahí.
– ¿Qué paso Yuna? – ahora fue Takeomi el que hablo, te tomo del brazo deteniendo tu paso.
Tú con los ojos vacíos y desorbitados lo miraste a él y a los demás, quienes se confundieron y asustaron por tu expresión.
– ¿Lo sabían? – cuestionaste en un susurro.
– ¿A qué te refieres?
– ¿Sabían que Shinichiro se estaba follando a alguien más?, ¿Sabían que me estaba siendo infiel? – hablaste con la mirada baja y mirando a la nada, pero en cuanto terminaste de hablar volteaste a verlos.
La cara de confusión en Imaushi y Benkei no se hizo esperar, se miraron entre sí para comprobar si el otro sabía algo.
– Nosotros no sabíamos nada – hablo Benkei por los dos.
Toda la atención se dirigió a Akashi que se mantenía en silencio.
– ¿Tu sabias? – musitaste dirigiéndote al nombrado.
Este te miro con culpa.
– Y-yo – tartamudeo al querer hablar.
Te separaste bruscamente de él dando pasos atrás viéndolo directamente con tus orbes azules que parecían penetrar en lo más profundo de su mente y alma.
– ¿Desde cuándo?
No obstante, silencio fue lo único que obtuviste.
– Y-yuna... y-o – pero algo no lo permitió continuar con su intento de habla.
– No puedo confiar en ti – afirmaste segura. – No puedo confiar en nadie.
Llevaste tus manos a tu cabeza tapando tus oídos, comenzando a entrar en crisis por el shock en el que estabas, el estrés es tanto que comenzaba a marearte, haciendo que te tambalearas, así como comenzaste a hiperventilarte.
– ¡Yuna! – en eso sale Shinichiro que fue el que grito. – ¡Espera! – pide llegando con ustedes.
– ¿Porque? – contesta sin mirarlo. – ¿Qué más tienes que decir además de que eres un maldito infiel?
– Déjame explicarte – pide desesperado situándose frente a ti.
– Mandaste todo al carajo por tu maldita obsesión con las mujeres.
Él se queda callado mientras revuelve su cabello frustrado tratando de encontrar las palabras correctas para convencerte de que lo escuches, mas no encuentra nada con lo que justificarse.
Tú te le quedas viendo con desprecio, haciéndolo sentir cada vez más pequeño ante tu mirada.
– Está empezando un fuego en mi corazón, alcanzando un punto álgido, me está sacando de la oscuridad – tragas saliva y continuas viéndolo ahora que has llamado su atención. – Finalmente te puedo ver claramente como el cristal.
Sonríes incrédula, porque ahora todas las interrogantes que iban y venían en tu cabeza, tenían respuesta, comienzas a unir los puntos y efectivamente, solo podía ser eso ¿Qué más?, ¿Por qué no te diste cuenta antes?
– Mira cómo me iré con cada pedazo de ti.
En eso Akashi te toma de los hombros desesperado.
– Yuna perdóname – se disculpa consternado. – Debí decirte que te estaban siendo infi-
Akashi quería decir "Debí decirte que te están siendo infiel, pero entiende que soy amigo de Shinichiro". Mas no pudo terminar de pronunciar aquella oración porque le sueltas una fuerte bofetada en la mejilla, volteándole la cara por el impacto.
Lo miras con furia, mientras que él y los demás te miraban asombrados, nunca pensaron que algún día los llegarías a golpear del enojo, mucho menos que poseyeras tal fuerza, ya que tu mano quedo perfectamente marcada en la mejilla de Takeomi.
– No subestimes las cosas que haría – proclamas con firmeza. – No me vuelvas a tocar – exiges haciendo énfasis en cada palabra.
– Yuna...
Shinichiro fue el que llamo a tu nombre, pensando en que solo tal vez te dignarías a mirarlo, pero simplemente no puedes.
– Las cicatrices de tu amor, me recuerdan a nosotros, me mantienen pensando que casi lo teníamos todo – volteas a verlo afligida, al borde de las lágrimas, no obstante, no tienes pensado derramarlas ante su vista.
Se quedan viendo, en una batalla de miradas donde claramente no cederías y Shinichiro iba perdiendo incluso antes de comenzar, dio un paso queriendo acercarse a ti, pero tu retrocediste uno más.
– Vas a desear – musitas llamando la atención de él y lo demás.
– Nunca haberme conocido.
La frialdad estaba marcada en tu voz, haciendo que fuera irreconocible a lo que una vez el conoció.
– Las lágrimas van a caer, rodando en la profundidad.
– Por favor Yuna – suplica nuevamente el de orbes ónix. – No me dejes, d-dame una oportunidad más – de nuevo trata de acercarse a ti, pero a cada paso que da, tu retrocedes uno, estando a punto de quedar acorralada.
Te toma de los hombros obligándote a verlo, sin embargo, tú cierras los ojos para no hacerlo.
– ¡Pudimos haberlo tenido todo! – exclamas y procedes a darle un golpe a puño cerrado directo a su rostro para que se alejara de ti.
– Tenías mi corazón dentro de tus manos y jugaste con él.
Suspiras pesado, viendo como tu mano tiembla y tus nudillos están rojos, volteas a ver a Shinichiro que esta con el pómulo rojo y el labio roto.
Caminas a la puerta, pero Wakasa y Benkei tratan de detenerte para que no te vayas en ese estado. Tienen miedo de que algo te pase, debido a que no estás en ti, la ira, tristeza y shock te consumieron.
– No se atrevan a tocarme – adviertes severa.
Ellos no saben qué hacer, así que se quedan quietos y sales corriendo de ahí.
∗⋅✧⋅∗ ──── ∗⋅✧⋅∗ ──── ∗⋅✧⋅∗
Vagas por las calles durante horas, perdiéndote entre los callejones de Shibuya para que no te encontraran.
Pateaste y destruiste todo lo que se te cruzara, lastimándote en el proceso.
Caminando por uno de los callejones, detuviste tu paso en seco tratando de asimilar todo, empuñaste tus manos mientras la rabia se instalaba en tu cerebro.
De la furia pateaste un bote de basura de metal que estaba a tu lado, de el cayeron botellas de vidrio que quedaron regadas en el suelo.
Tomaste una y la aventaste a la pared más cercana, haciendo que esta se estrellara y los vidrios volaran por los aires.
– ¡Mierda!
Comenzaste a aplastar el bote de basura con tus pies aboyándolo por completo.
– ¡Eres una estúpida! – pateabas con aun más fuerza.
– ¡Te odio! – tomaste otra botellas y la volviste a estrellar con la pared.
Golpeaste, tiraste, aplastaste un sinfín de cosas buscando sacar ese tumulto de sentimientos a los que no les sabrías dar nombre, dejándote los nudillos hechos mierda.
No tenías pensado volver al departamento, así que vas a la tienda, porque sabes que es el último lugar en donde se les ocurriría buscarte.
Abriste la puerta trasera con la llave que tenías y te metiste a la oficina donde sabias que tenía un sillón donde a veces se quedaba a dormir cuando trabajaba tarde.
Miraste ese lugar con recelo y asco, no sabiendo cuantas veces te mintió para estar follandosela en este lugar.
– Que puto asco.
Pero tu cansancio es más, así que te acuestas en el sillón esperando conciliar el sueño.
Al cabo de un tiempo, el sonido de un vidrio roto y las pisadas de al menos dos personas se escuchó, provocando que te despabilaras rápido, te levantaste con cautela para no provocar ni el más mínimo ruido.
Te asustaste al pensar que se estaban metiendo a robar, buscaste tu teléfono en tus pantalones y le mandaste un mensaje a Shinichiro.
Cariño <3
Ven a la tienda.
En ese momento, por el miedo que tenías, decidiste mandar un mensaje que esperabas no arrepentirte, lo enviaste y buscaste algo con lo cual defenderte, solo encontrando una llave inglesa.
Saliste con sigilo, viendo a alguien que estaba tratando de sacar una motocicleta.
– No te muevas – advertiste tratando de sonar firme. – Ya llame a la policía.
El intruso volteo con su máscara abajo, dejando ver su rostro.
– ¿Yuna-san?
Aun en la penumbra de la noche, reconociste esa voz y rostro.
– ¿Keisuke? – preguntaste mirándolo y bajando el "arma" que tenías en mano. – ¿Qué haces aquí? – miraste su vestimenta poniéndolo aún más nervioso. – ¿En serio estas robando? Esta es la tienda de Shinichiro.
– ¿De Shinichiro? – aquella información congelo al pelinegro de colmillos pronunciados.
Dirigió la mirada hacia atrás divisando a su compañero que venía corriendo con una llave en mano listo para atacar.
– ¡ALTO KAZUTORA! – volteaste a ver a quien le gritaba, dándole a tu atacante el ángulo perfecto a él para encestarte un duro golpe en la cien de la cabeza.
Sentiste un fuerte golpe que te mando de inmediato al suelo, con un charco de sangre comenzando a salir de tu cráneo.
– ¡Hay que irnos de aquí Baji!
– ¡¿QUE MIERDA HICISTE KAZUTORA?! – exclamo con horror Baji.
– ¡No tenía otra opción, el vio tu cara!
– ¡Te equivocas!, ¡No es así! – Baji se arrodillo ante tu cuerpo y quito tus cabellos de tu rostro despejándolo y exponiendo que lo que Kazutora aclamaba era "el" en realidad era "ella".
– ¡YUNA-SAN ES LA NOVIA DEL HERMANO MAYOR DE MIKEY! – volvió a gritar asustado el pelinegro de orbes avellana.
– ¿Huh? – emitió el de orbes amarillos.
– Yuna-san no está respirando – musito tembloroso Baji.
Desde el momento en el que tocaste el suelo, el sonido desapareció, tu vista se hacía borrosa, comenzabas a tener frio y perder el conocimiento.
¿Así es como voy a morir?, estoy tan consumida con mi propia vida, ¿Somos tan jóvenes para esto?
Pensaste aquello y cerraste los ojos.
∗⋅✧⋅∗ ──── ∗⋅✧⋅∗ ──── ∗⋅✧⋅∗
Shinichiro estaba en su departamento desesperado porque no pudo encontrarte en toda la tarde, cuando un mensaje entro a su teléfono y eras tú diciéndole que fuera a la tienda.
No lo pensó dos veces cual fuera el motivo y salió apresurado, cuando estaba bajando las escaleras, recibió una llamada de su abuelo, diciendo que había recibido una llamada de la compañía de seguridad diciendo que alguien había entrado a la tienda.
El condujo por las calles apresurado, cuando llego, un tumulto de gente rodeaba su local, así como una patrulla de policía y una ambulancia.
Empezó a adentrarse en la gente buscando pasar.
– No puede pasar – aclaro un policía.
– Es mi tienda, soy el dueño – contesto el pelinegro.
Y lo dejaron pasar, vio como estaban sacando a Baji y otro niño esposados. Baji en cuanto miro a Shinichiro rompió en llanto y aún más cuando escucho como Mikey lo llamaba.
Para Shinichiro todo está pasando muy rápido.
– ¿Usted es el dueño? – inquiere un oficial en compañía de un forense.
– Sí lo soy – respondió con duda. – ¿Qué ha pasado?
– Una persona ha sido asesinada en su tienda – anuncio el oficial.
– ¿Qué?
– ¿Podría acercarse para ver si puede reconocer el cuerpo? – a lo que Shin asintió con miedo.
Se acerca a donde el oficial le indica, viendo a lo lejos un gran charco de sangre, un forense abre la bolsa negra en donde habían puesto al cuerpo.
– No.
Shinichiro palidece de inmediato, da unos pasos atrás negando con su cabeza.
– ¿Reconoce a la víctima? – el solo puede asentir con terror. – ¿Sabe quién es?
– Es mi novia – traga duro saliva mientras no puede quitar la vista de tu mórbido cuerpo. – Se llama Yuna Okamoto.
∗⋅✧⋅∗ ──── ∗⋅✧⋅∗ ──── ∗⋅✧⋅∗
Shinichiro no sabe cómo es que termino en la morgue reconociendo tu cuerpo.
Viéndolo bajo una luminosa luz que denotaba más el golpe que dejaron en tu cabeza. Un gran hematoma cubría la parte derecha de tu cabeza, tu piel demasiado pálida por la pérdida de sangre, tus labios secos y algo entreabiertos.
Te miraba esperando a que abrieras tus ojos y poder pedirte perdón, pero sabía que no iba a suceder, tomo tu mano, viendo como estaba lastimada, con los nudillos destrozados, no queriendo saber qué es lo que hiciste para lastimarte de esa manera, porque todo apuntaría a él.
Tu cuerpo estaba muy frio, tanto que le asustaba, volvió a dejar tu mano en su lugar y llevo una mano suya a tu mejilla donde la acaricio levemente.
– Lo siento – susurro a tu oído y salió.
Una vez que reconoció el cuerpo y dio los números para que marcaran a tus padres se quedó sentado, esperando a que estos llegaran.
Se sentó en una de las bancas en shock, porque no podía expresar ni procesar ninguna emoción.
Cuando recordó que llego un segundo mensaje tuyo que no alcanzo a leer, saca su celular y se mete a tu conversación, viendo que el mensaje.
Cariño <3
Si algo me pasa, te perdono.
Solo entonces sus lágrimas comenzaron a salir como mares una avalancha de culpa azoto su cuerpo, sintiéndose una completa basura de ser humano.
Porque al final del día... le toco a Shinichiro perder.
Se fue, pero que forma de quedarse.
4102 palabras.
∗⋅✧⋅∗ ──── ∗⋅✧⋅∗ ──── ∗⋅✧⋅∗
N/A:
Lo siento.
No sé porque soy así.
Esta idea la vi en alguien más, no recuerdo el usuario de la persona, pero yo la adapte a mi manera de escribir.
Sinceramente estoy 100% segura que shini es el ser más fiel de este planeta, pero no sé porque surgió esta idea.
Ojala les haya gustado
Nos seguimos leyendo, besitos<3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top