SHINICHIRO SANO | If We Have Each Other




If We Have Each Other – Alec Benjamin


Desde que tenías memoria a estado el, antes que recordaras algo él ya estaba conmigo, tus primeras memorias son con él, haz descubierto el mundo y a ti misma con él a tu lado, sosteniendo tu mano, transmitiéndote seguridad que solo él sabe hacer, porque su conexión es única y como no lo seria, es tu hermano, Shinichiro, tu mellizo, tu otra mitad.

Los dos nacieron un primero de Agosto de 1980, siendo él, el  mayor por treinta minutos de diferencia, ¿Cómo sabes los minutos exactos?, fácil, te lo recuerda cada que puede, te dice que es el mayor y que tienes que obedecerlo, a lo que respondes que no te importa.

Físicamente son muy parecidos, ambos tienen el cabello negro al igual que los ojos, piel pálida, la única diferencia es que él es demasiado alto, mucho, Shin mide alrededor de 1.80 mientras que tú 1.60, otra diferencia es que Shin tiene el pelo lacio y tu tengo ondas en el, aun así se parecen demasiado.

En personalidades, no coinciden en nada, Shin es... como decirlo, increíble, a pesar de que su apariencia pueda lucir sombría, es todo lo contrario, su simple presencia inspira una serie de emociones que no eres capaz de explicar, es un sol, ilumina a cualquiera que esté en su camino, tiene algo que te inspira a seguirlo, simplemente es excepcional en todo lo que hace.

Tú por otro lado, sueles ser lo contrario a él, eres una persona más retraída a los demás, te cuesta hacer nuevos amigos y conocer gente nueva, aunque realmente no es que los necesites, te gusta estar sola y disfrutar de tu compañía, eres como la luna, brilla, pero con ayuda del sol, aunque dentro de tu oscuridad hay una luz que ilumina a los demás, solo es cuestión de aprender a admirar la belleza de la noche, eres igual de encantadora que Shin, solo que él lo demuestra fácilmente y a ti te tienen que conocer para que lo puedan apreciar.

Por unos largos diez años, solo fueron ustedes dos, inseparables, hasta que llego Manjiro y posteriormente Emma a sus vidas, esos dos ángeles que iluminan tu vida llegaron sin previo aviso, para quedarse y amarlos hasta con la última célula de tu cuerpo.

Recuerdas cuando Manjiro llego a sus vidas, era tan pequeño y rubio ese bebe, lo amaste en el momento en que lo viste, cuando lo tuviste entre tus brazos juraste que lo protegerías de todo y todos, sentías que era tu deber, así como Shin cuida de ti.

Recuerdas que Shinichiro quería que se llamara Oujiro, queriendo hacer honor a su madre, Sakurako, pero a ti te parecía raro, así que dijiste que sería mejor Manjiro, Shin se enojó cuando decidieron el nombre que tu escogiste, sin embargo, ahora, no se imagina a ese pequeño de cabeza rubia con otro nombre.

Tu familia creció, de ser dos hermanos, pasaron a ser tres.

Tiempo después, cuando Manjiro tenía alrededor de cuatro años, llego ella, esa pequeña temerosa de cabellera rubia con ojos color miel a su vida, tienes el vivido recuerdo de que tu abuelo los formo a todos en el dojo y les dijo que a partir de ahora eran hermanos.

Flashback

Estabas en el dojo viendo a Manjiro entrenar, porque este te lo pidió, quería enseñarte lo fuerte que era y todo lo que había aprendido.

Estabas viéndolo cuando notaste que tu abuelo iba a la puerta y se quedó ahí un rato, después lo viste entrar con una niña pequeña que parecía de la edad de Manjiro, te sorprendiste pero esperaste a que tu abuelo diera las explicaciones.

Al poco tiempo los llamo a los tres para decirles algo importante.

-¡Todos vengan acá!- exclamo tu abuelo, he inmediatamente hicieron caso.

-¡Shinichiro!-

-No tienes que gritar abuelo- comento Shin.

-¡Narumi!, ¡Manjiro!, ¡Emma!- tomo aire para nuevamente gritar. – ¡A partir de hoy son hermanos!-

-¿Huh?-

Eso te sorprendió a Shin y a ti, se voltearon a ver tratando de entender.

-Ella es extranjera ¿verdad?- hablo Manjiro. –Emma es un nombre extranjero-

-¡Manjiro!- recriminaste, no entendías como tu hermanito no tenía filtro al hablar.

Lo siguiente que sucedió es que tu abuelo le soltó un duro golpe en la cabeza al pequeño rubio, por consiguiente, Shin se rió y tú solo negabas con la cabeza.

-Auch- soltó Manjiro.

-¡Es mejor que los cuatro se lleven bien!- grito tu abuelo y procedió a salir del dojo.

-JAJAJA- rio el más alto. –No sabes nada de chicas- exclamo Shin, eso hizo que bufaras en un intento de contener la risa.

-¡Oye Emma! ¡Tu hermano mayor te cuidara!, soy guapo, ¡Pero intenta no enamorarte de mí!- hacías tu mayor esfuerzo por no soltar una carcajada ante lo que dijo tu mellizo.

-Tu corte de cabello es raro- enuncio Emma y ahí no pudiste más y soltaste las risas que tenías contenidas al igual que Manjiro.

-¿Huh?-

-JAJAJA- reíste mientras mirabas su cara de confusión.

-Fufu- dijo Manjiro en un intento de contener la risa. –Parece que eres tú el que no sabe nada sobre las chicas-

-¡Cállate!- exclamo Shin, mientras ellos continuaban en su discusión, tú decidiste acercarte a la pequeña y saludarla como correspondía.

-Emma- llamaste y ella volteo. –Soy Narumi, tu hermana mayor, bienvenida a la familia- Dijiste mientras le dabas una de tus mejores sonrisas y ponías una mano en su cabeza acariciándola.

Los días pasaron y te diste cuenta que la pequeña de iris color miel solo fingía estar bien, tenía muchas emociones comprimidas dentro de su pequeño y frágil cuerpo, eso no lo notaste solo tú, sino también Shin y el abuelo y lo hablaron, lo que no sabían es que una personita también lo hizo.

Al día siguiente, te dirigías a la cocina y escuchaste unas voces en el dojo, te asomaste ligeramente y viste a los pequeños de cabellera rubia hablando, no alcanzabas a percibir bien sus voces, hasta que Emma sonrió de una manera brillante, esa acción hizo que te relajaras y entonces supiste que todo iba a mejorar, te fuiste con una sonrisa de orgullo en tu rostro.

Fin del flashback

El vínculo que tenías con los más pequeños del hogar era maravilloso, la pequeña Emma se hizo cercana a ti, Manjiro no dejo de ser quien era, era una dicha para ti verlos crecer felices.

Amabas a tus hermanos, pero con Shin era diferente, tenías un vínculo especial que solo ustedes dos sabían, no sabías si era porque eran mellizos o porque desde el principio eran siempre ustedes dos.

No sabias explicar tu amor por el con exactitud, solo sabias que darías tu vida por él y verlo feliz, en sus momentos más duros siempre se mantuvieron juntos, como el día en que murió su madre, sentías que te desmoronabas por dentro, algo que solo el noto, te hacías la fuerte por los demás, hasta que Shin te dijo que no cargaras con todo tu sola, ahí te rompiste, lloraste como nunca y él se quedó en todo momento a tu lado.

Una vez te calmaste, se juraron siempre estar juntos en todo momento, de ser siempre uno, de proteger y cuidar a sus hermanos.

Sellaron ese pacto con el meñique, como lo hacían de niños.

El tiempo pasó y mantuvieron su promesa, aunque no tenían intenciones de romperla.





..............................................................





Vuelves a la realidad cuando escuchas a Manjiro decir tu nombre.

-¡Naru!, ¡Naaruu!- exclamo Manjiro alargando tu nombre en un intento de llamar tu atención.

-Manjiro, no grites, te escucho, ¿Qué sucede?- hablaste con esa tranquilidad que tanto te caracterizaba.

-Perdón, ¿Me pasas el arroz?-

-Claro- se lo extendiste.

-Gracias- y lo viste comer, nunca te dejaría de sorprender el tamaño del estómago de tu hermano.

-Naru- llamo Shin y lo volteaste a ver. -¿Estas bien? Estas un poco distraída-

-Si- sonreíste suspirando, volteaste a ver a tus hermanos comiendo y automáticamente las comisuras de tus labios se elevaron formando una sonrisa. –Solo estaba recordando algo-

Shin entendió a lo que te referías y no comento nada más.

Terminan de desayunar y los dos rubios se retiran de la mesa, quedando así, el abuelo, Shin y tú.

Tenías algo que hacer hoy, estabas ansiosa y emocionada por ello.

-Abuelo- llamaste y obtuviste la atención de ambos hombres. –Te quería preguntar algo-

-Yo también abuelo- comento tu hermano.

-Bien, ¿Qué sucede Narumi?- hablo el mayor.

-Oh es que quería salir hoy, ¿Puedo?-

-Yo iba a decir lo mismo- comento Shin.

-Oh, no importa, tu sal, yo me quedo aquí para ayudar al abuelo- dijiste mientras sonreías, sin embargo, realmente querías salir, eso Shin lo sabía.

-No, tu sal, solo quería salir con Takeomi, Wakasa y Benkei, pero ellos pueden venir- soltó en una sonrisa.

-¿Seguro?- cuestionaste algo insegura.

-Sal Narumi, no lo pienses demasiado- hablo tu abuelo.

-Si Naru, siempre estás en la casa, es momento de que tú te diviertas y salgas, distráete un rato, te lo mereces- termino de decir y puso su mano en tu cabeza revolviendo tu cabello.

Volteaste en dirección a tu abuelo y solo asintió a manera de decir que estaba de acuerdo.

-¡Gracias!- sonreíste y depositaste un beso en la mejilla de tu hermano, procediste a levantarte emocionada queriendo tomar camino a tu habitación.

-¡Hey!- llamó tu hermano, detuviste tu paso y volteaste. –No nos has dicho a donde iras- sonreíste inevitablemente sabiendo el motivo.

-No te interesa chismoso-

-Naruuu dimeee- hablo Shin alargando las vocales finales de cada palabra.

Eso hizo que sonrieras con malicia, te acercaste un poco y hablaste.

-Tendré una cita- su cara no tenía precio, incluso tu abuelo estaba sorprendido.

-¡¿QUE?!- cuestiono totalmente impactado.

No dijiste nada y te fuiste rápido a tu habitación para evitar su interrogatorio.

-¡Narumi Sano!, ¡Ven aquí!, ¡¿Con quien tendrás una cita?!- exclamo pero decidiste ignorarlo, sabias que dramático era.

Una vez en tu habitación estabas viendo tu armario mientras decidías que ponerte.

-Carajo, no sé qué usar- hablaste en voz alto, comenzabas a abrumarte por no saber que te pondrías.

Un toquido sonó en tu puerta, dijiste un "pase" y esta se abrió, dejando ver a Emma curiosa por lo que hacías.

-Naru, ¿Qué haces?- enuncio mientras se subía y sentaba en tu cama.

-Emma, ayúdame, no sé qué ponerme- suplicaste sabiendo que esa pequeña tenía más sentido de la moda que tú.

-¿Para qué?- dijo mientras buscaba entre tus blusas. -¿Vas a salir?-

-Voy a una cita- proclamaste en una sonrisa esperando su reacción, la cual fue tal cual te la imaginaste.

-¡¿Que?! ¡Una cita!- chillo con emoción. –Te tienes que ver linda-

Comenzó a buscar exhaustivamente, esperando encontrar la indicada, mientras tú escogías el pantalón que ibas a usar.

Fueron cuestión de minutos y ya tenía la ropa indicada para ti,  consistía un una blusa de tirantes anchos color rosa palo que era algo corta dejando ver parte de tu abdomen, agradecías ya que podrías lucir aun tu piercing del ombligo que tanto te encantaba, unos jeans anchos que te quedaban a la cadera, y tus converse clásicos negros, esa niña era una genio en cuanto a moda respectaba.

-¡Me encanta Emma!- expresaste mientras la abrazabas, demostrándole aún más tu amor y gratitud.

-Jejeje no es nada Naru- menciono en una sonrisa mientras se separaban. -¿Me puedo quedar en lo que te arreglas?- cuestiono dudosa ya que pensó que tal vez querrías tu espacio.

-Claro Emma- a lo que ella contesto con un "Gracias" mientras volvía a sentarse en la cama con sus piernas colgando, las cuales movía en señal de entusiasmo.

Notabas que quería hacerte un millón de preguntas, mas ni ella sabía bien por cual empezar, pero mantenía esa sonrisa que te encantaba ver en su tierno rostro.

-¿Quieres preguntarme algo Emma?- mencionaste mientras sacabas todo lo necesario para tu cara.

-¿Cómo es una cita?- contesto inmediatamente, a lo que tu soltaste una pequeña risa.

-No lo sé, hoy lo descubriré-

-¿Con quién iras?, ¿Es guapo?- volviste a reír por sus tiernas preguntas.

-Es un compañero de la escuela, está en una de mis clases de enfermería- hiciste una pausa mientras peinabas y comenzabas a pintar tu ceja. –Mmm no sé si se podría considerar guapo, me agrada, más allá de su aspecto, pero si quieres que responda a tu pregunta, si lo considero atractivo- terminaste de decir, y viste como sus ojos brillaron más.

-Yo también quiero tener una cita- dijo en una sonrisa.

-Y un día la tendrás, solo dale tiempo al tiempo- te sentías una mamá diciendo esa clase de cosas, sin embargo, tu solo querías que Emma disfrutara todas sus etapas de la vida lo más plena posible, sin que apresurara nada.

Solo asintió, no terminaba de entender lo que habías dicho, aunque sabía que siempre lo que dijeras era por una razón, que un día le serviría.

-¿En dónde se verán?- volvió a preguntar la niña de iris color miel.

-En una cafetería que está a unas cuadras de la estación de trenes- terminaste de hablar, después, no hubo más conversación.

Emma disfrutaba de tu compañía y tú de la suya, así que solo se dedicó a observar felizmente tus acciones, el cómo te ponías rímel en tus largas pestañas, como hacías tu delineado, cepillabas tu cabello para que no se viera tan alborotado como siempre, te ponías perfume y crema corporal y por último, te ponías brilla labial.

Terminaste y te viste en el espejo y sonreíste, agregaste unos accesorios simples como un collar simple pero hermoso que te había dado tu madre y unos anillos, volteaste a ver a Emma e igualmente sonrió.

-¿Cómo me veo?- cuestionaste entusiasmada por su respuesta.

-Te ves preciosa Naru- hablo mientras se bajaba de la cama y te abrazaba a lo cual tú correspondiste.

-Gracias Emma- mencionaste mientras alborotabas su cabello con una de tus manos. –Vamos, me tengo que ir- ella salió primero en lo que tu guardabas lo necesario en los bolsillos de tu pantalón.

Saliste de tu habitación, mientras te dirigías al living escuchaste unas voces masculinas, las cuales ya conocías a la perfección.

Una vez llegaste esa parte de tu hogar confirmaste tus sospechas de los invitados, eran Takeomi, Wakasa y Benkei que se encontraban charlando con Shin.

El primero en notar tu presencia fue Wakasa, que se quedó cautivado con tu belleza, irradiabas alegría y belleza como a la vez nerviosismo.

-Wow, te ves muy bien Narumi- hablo el mencionado, haciendo que los demás dirigieran su atención a ti.

-Gracias Waka- agradeciste mientras te encogías un poco de hombros y te sonrojabas por el cumplido.

-Naru te ves muy bonita- menciono Takeomi en una sonrisa.

-Estoy de acuerdo con estos dos, luces bien- hablo Benkei igual que los otros dos mencionados.

Si no los conocieras desde hace tiempo, pensarías que te están coqueteando, sin embargo, no es así, sus cumplidos y sonrisas son genuinas, lo que te hace sentir especial, como al mismo tiempo hacen que aumente tu sonrojo.

-¿A dónde vas? O ¿Cuál es el motivo por lo que te ves así?- pregunto Takeomi, a lo que Shin solo le dio un pequeño golpe en el hombro mientras se levantaba.

En todo el tiempo que los demás te estuvieron alagando, el solo te miraba sonriendo, no hacían falta palabras para que te hiciera sentir bonita, te lo decía con su mirada.

Tu hermano se paró a tu lado y te abrazo por encima de tus hombros.

-Mi hermanita va a su primer cita- hablo orgulloso, este hombre no media sus palabras, hizo que sonara demasiado vergonzoso, haciendo que el rojo y tu fueron uno mismo.

-Cállate tonto- susurraste con el sonrojo hasta las orejas.

Los tres hombres se sorprendieron.

-¿Enserio?- interrogo Wakasa dejando su semblante desinteresado que siempre tenía plasmado en si cara.

-¡Sí!, ¡Así es!, mi hermanita se está convirtiendo en una mujer- dicho esto, te acerco más a él, como si estuviera nostálgico.

-Dios Shin, que dramático eres- comentaste en una mueca.

-Es cierto, quien diría que eras una niña pequeña que le tenía miedo a la oscuridad y lloraba si no tenía su peluche cerca- hablo nostálgico, pero en ti causo enojo, ya que "se suponía" que era un secreto.

-¡Tonto! ¡Era un secreto!- exclamaste molesta. –Además hablas como si fueras mayor-

-Lo soy- tomo una pose orgullosa. –Por- no lo dejaste terminas ya que lo interrumpiste.

-Por treinta minutos, lo sé, no me lo recuerdes- suspiraste.

-¿Quién es el afortunado?- pregunto Benkei.

-Un compañero de una de mis clases- dijiste sin más ya que no querías dar detalles, lo hacías por una razón.

Era bien sabido que estos cuatro hombres presentes eran líderes y fundadores de los Black Dragons, y si decías el nombre de tu cita, corría el riesgo de ser brutalmente intimidado o en el peor de los casos, golpeado, si algo sale mal entre ustedes dos.

-¿Quieres que te acompañemos para asustar ese imbécil?- hablo Akashi con una sonrisa maliciosa.

-No gracias y de ninguna manera- soltaste en una risa. –Bueno se me hace tarde, me voy- antes de que te fueras querías despedirte de tus hermanos menores. -¡Manjiro!, ¡Emma!-

Gritaste y en menos de un minuto llegaron-

-¿Ya te vas Naru?- cuestiono Emma.

-Si ya, vuelvo en un rato- te agachaste y dejaste un beso en su mejilla.

-No quiero que tengas novio Naru- hablo Manjiro, que aprovecho que estabas a su altura para aferrarse a ti.

-Estoy de acuerdo con el- soltó Shin seguido de un quejido porque alguien le dio un golpe.

-Manjiro- acariciaste su cabellera rubia. -¿Quién te dijo que iba a tener?, y en caso de que suceda eventualmente, no te voy a querer menos, siempre vas a ser mi bebe, ¿De acuerdo?-

Se despegó de ti y dejo un beso en tu mejilla.

-¡De acuerdo!, pero si te hace algo me dices y le doy una patada-

Negaste con tu cabeza y repetiste la misma acción de Emma.

-Ya me voy, adiós chicos- a lo que ellos respondieron con un "que te vaya bien".

Te despediste del abuelo y Shin te acompaño a la puerta.

-Que te vaya bien, cualquier cosa me llamas e iré por ti- menciono mientras te envolvía en un abrazo protector.

-Lo sé- te separaste y emprendiste camino mientras te despedías con la mano.

Entendías por qué actuaba de esa manera, solo eran sus celos y miedo de hermano hablando, si fuera posible Shinichiro preferiría ahorrarte cualquier dolor y sufrimiento de este mundo, mas todos sabemos que eso no es posible, lo que le quedaba por hacer era protegerte, apoyarte y estar a tu lado en cualquier momento, para que en ningún momento cayeras sola, que siempre tuvieras una mano incondicional en la cual te pudieras ayudar a levantarte las veces que sean necesarias.





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Llevaste al lugar acordado después de unos minutos caminando, te asomaste por el gran ventanal de la cafetería con la esperanza de verlo pero no lo encontraste con la mirada, no te desanimaste y entraste.

Una vez adentro lo seguiste buscando pero nada, te sentaste en unas de las mesas disponibles de la ventana, teniendo así vista a toda la calle y la gente que transitaba.

Estabas tranquila, tu habías llegado antes de lo acordado, no había razón para empezar a desesperase, llego una amable mesera diciendo que si deseabas ordenar, pero mencionaste que estabas esperando a alguien, preguntando que podría volver en un rato, a lo cual ella accedió sin ningún problema.

En esa cafetería había libros que los clientes podían tomar para leer mientras degustaban una taza de café, así que te levantaste al librero mirando cual sería el que escogerías, una vez que lo seleccionaste volviste a tu asiento.

Comenzaste a leer, siendo atrapada por la trama, tanto que no te diste cuenta que ya había pasado cuarenta minutos y él no llegaba.

Las dudas e inseguridades se empezaron a hacer presentes, no obstante, se vieron interrumpidos por la mesera.

-Señorita, amm ¿Desea ordenar algo mientras espera?- hablo en duda, no sabiendo si era correcto insinuar que te habían dejado plantada.

-Oh claro, mmm pediré un café expreso y una rebanada de pastel de zanahoria, por favor- ordenaste en una sonrisa nerviosa, porque, entendiste su tono.

-Claro- anoto tu pedido. –En unos momentos se lo entrego- y se retiró.

Nuevamente los pensamientos negativos llegaron a tu mente.

¿Y si me dejo planta?, tal vez llego, me vio y se fue, ¿Tan mal me veo?, o le surgió un imprevisto que hizo que no llegara.

Revisaste tu celular, esperando un mensaje que tuvo una emergencia o imprevisto haciendo que se retrasara o cancelara, pero nada, decepcionada volviste a guardar el dispositivo.

Muchas preguntas, pocas respuestas y demasiada angustia en tu cuerpo, decidiste ignorar tus alarmas y ansiedad interior, así que continuaste leyendo hasta que eventualmente entro en tu campo de visión la mesera.

-Aquí tiene su orden señorita, ¿Desea otra cosa?- pregunto amablemente.

-Estoy bien, gracias- mencionaste sin verla a los ojos, no querías ver que te miraba con lastima.

-Tenga buen provecho- se retiró.

Admiraste lo que habías pedido, se veía apetitoso, aunque, hubieras preferido degustarlo en compañía.

Empezaste a comer aquel dulce postre para pasar el amargo momento que estabas viviendo.

Lo comiste con calma viendo a través del ventanal la gente pasar, los demás te veían por fuera, pensando que solamente estabas comiendo un postre, no imaginando que te habían dejado plantada.

Degustando el café, una de tus bebidas favoritas, pensaste que excusa pondrías en tu hogar para que no hicieran demasiadas preguntas, porque no tenías planeado esperar más al imbécil que no se atrevió a mandar un mísero mensaje.

Un aproximado de dos horas estuviste en el establecimiento viendo pasar a la gente, decepcionada, pensando en que tal vez, cometiste un error, o que era un idiota, o ambas.

Te levantaste del asiento dirigiéndote a la caja registradora, con intenciones de pagar lo que habías consumido, para tu buena suerte te atendió la misma mesera.

-¿Cuánto seria?- preguntaste mientras sacabas tu cartera de tu bolsillo.

-Serian... ¥3523 por favor-

-Claro- extendiste el dinero. –Tenga-

Acepto el dinero y procedió a darte tu ticket.

-Tenga, muchas gracias, vuelta pronto- lo aceptaste y solo diste una sonrisa a medias.

La mesera sentía pena por ti, te vio muy emocionada y bonita para tu supuesta cita que nunca llego.

Te dirigías a la salida del establecimiento, ensimismada en tus pensamientos, hasta que la voz de la mesera te saco de ellos.

-¡Señorita!- volteaste pensando que se te había olvidado algo cuando se te acerco. –Se ve muy bonita, no deje que nadie le diga lo contrario- dijo en una sonrisa que irradiaba sinceridad.

-Gracias- le devolviste la sonrisa de la misma manera y retomaste tu camino.

Esa pequeña acción hizo que no te sintieras tan mal, una extraña pero amable persona te dijo lo contrario a lo que estabas pensando.

Caminaste a paso lento a tu hogar, nuevamente pensando que excusa poner, cuando menos te diste cuenta, ya estabas enfrente de tu casa.

Entraste, te quitaste los zapatos anunciando tu llegada, para tu fortuna no había nadie en el living, así que te tiraste en el sofá soltando un áspero suspiro.

Tu alivio duro poco, porque Emma entro a la habitación y en cuanto te vio corrió alegremente a ti, lanzándote en tus brazos.

-¡Hermana!, volviste, ¿Cómo te fue?- su rostro feliz y entusiasmado hacía difícil mentirle vilmente.

-Mmm supongo que bien- percibiste que te iba a bombardear con una serie interminable de preguntas a las cuales no tendrías respuesta, ¿Tu mejor opción? Desviar el tema. -¿Y los demás? ¿Shin salió con sus amigos?-

-Sí, pero solo a comprar comida- respondió mientras se sentaba correctamente en el sofá.

-Ya veo... ¿Quieres hacer algo mientras vuelven?- preguntaste desviando aún más el tema para que no volviera a preguntar.

-¿Podemos ver La Sirenita? Mikey no la quiere ver conmigo- dijo en un tierno puchero.

-Por supuesto- como siempre cuando cumplían uno de sus caprichos de la menor de la familia, a Emma le brillaron los ojos, no tardo demasiado en poner el cassette en el reproductor.

Se sentó rápidamente en el sillón acurrucándose a tu lado para disfrutar la película en tu compañía.

Al cabo de treinta minutos, escucharon voces y pasos provenientes de la entrada.

-¡Emma, llegue!- anuncio Shin que había llegado con sus amigos y Manjiro.

El último mencionado al verte corrió a ti.

-¡Naru! ¡Llegaste!- su grito provoca que los demás hombre voltearan extrañados ya que no duraste demasiado.

-¿Naru, que haces aquí?- pregunto Shin.

-Ya volví- respondiste con simpleza.

-No duraste nada afuera- comento Takeomi con duda.

-¿Sucedió algo?- esta vez fue Wakasa quien hablo.

-Nop, solo bueno no funciono- declaraste mientras Manjiro se restregaba en ti como un gato, lo cual te causaba gracia.

Un detalle que los demás no notaron y Shinichiro si es que en ningún momento los miraste cuando hablabas, te conocía perfectamente, sabía que estabas mintiendo, mas no comento nada, espero a estar a solas para hablar contigo.

-Bien, entonces hay que comer todos- dijo Shin animadamente.

Comieron en el living mientras veían la película que ustedes estaban viendo con anterioridad.

Los chicos percibían que algo había pasado para que estuvieras tan pronto en casa, sin embargo, no se animaban a preguntar.

-Naru- llamo Wakasa, volteaste haciendo un sonido aclarando que lo escuchabas. -¿Cómo te fue en tu cita?-

En cuanto menciono eso, quitaste tu mirada de sus ojos mirando a otro punto.

-No era lo que yo esperaba- declaraste directamente.

Ellos se miraron entre si debatiendo entre seguir indagando o no, pero por como respondiste, asumieron que no querías hablar de ello y no te iban a forzar.





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Ya era noche, sus amigos ya se habían ido a sus respectivos hogares, sus hermanos ya estaban dormidos en sus habitaciones, mientras que tú y Shinichiro estaban juntos en el living viendo una película a tu petición.

Estabas tan concentrada viendo lo que sucedía en la televisión que no te diste cuenta que tu hermano no prestaba atención al mismo resplandor que tú, te estaba mirando esperando la hora en que hablaras con él, mas no sucedió, así que tomo la iniciativa.

-Naru- llamo pero no lo miras, solo murmuras un "mm" en señal que lo escuchas mientras tu atención sigue en el televisor.

-¿Cómo te fue en tu cita?- mierda, no quiero hablar.

-Ya les respondí, no era lo que yo esperaba- créelo por favor.

-Mírame mientras me hablas, porque de otra manera me estas mintiendo- te descubrió.

Volteaste a su dirección pero no podías mirarlo a los ojos sin llorar.

-¿Cómo verdaderamente te fue?- no respondías, solo tenías la cabeza agachada. –Naru respóndeme, me estas preocupando-

Entonces ahí lo volteas a ver a los ojos, maldices internamente porque sientes como los tuyos se ponen vidriosos.

-Ya te dije... no era lo que yo esperaba- suspiraste cuando terminaste de hablar, reteniendo tus lágrimas.

-¿Cómo sabes eso?- no me hagas decirlo.

Le sonríes de una forma triste a lo cual él se preocupa.

-Porque nunca llego- el miro tus ojos que imploraban derramar esas lagrimas que contenías.

Mas solo se paralizo un minuto, lo habían dejado plantado millones de veces, tanto que ya se acostumbró, pero el que te lo hicieran a ti se sintió mil veces peor que la primera vez que le sucedió a él.

No supo que hacer, así que solo te abrazo, pensando en que era no arreglaría nada, lo que él no sabía es que eso era justo lo que necesitabas.

Esa escena se ha repetido un sinfín de veces que ya perdiste la cuenta, Shinichiro consolándote y tú aferrada a él llorando como una niña pequeña, antes era por un raspón, juguete roto, te molestaron en la escuela, pero ahora era por un corazón roto.

Te abrazo protectoramente como solo él sabe hacer, haciéndote sentir protegida.

-Es un imbécil Naru, no merece tus lágrimas, mucho menos que estés a su lado- hizo una pausa. -¿Quieres que le diga a los chicos para irlo a golpear?- pregunto con broma en su voz tratando hacerte reír, cosa que funciono porque escucho tu débil risa.

Toma una faceta seria pensando en que te dirá.

-No importa lo que pase Naru, yo siempre estaré contigo- pronuncio suavemente.

Te despegaste de su pecho y lo miraste.

-Tenemos 18, el abuelo se está haciendo viejo, sé que no durara por siempre- hizo una pausa y percibiste como su voz se quebraba. –Y tengo miedo de estar solo- pauso y  sonrió. –Así que estoy agradecido de que te tengo, a ti, a Manjiro y Emma, aunque a veces peleemos-

Soltaron una pequeña risa y continúo hablando.

-Cuando la vida no ha sido fácil, tú eres la razón por la cual he sobrevivido, sé que nunca me dejaras y odio verte llorar, te digo esto para dejarte en claro que siempre estaré a tu lado-

Quedas expectante a sus palabras, Shin siempre se sinceraba contigo, pero nunca de esta manera.

Limpia una lagrima que aun corre por tu mejilla.

-Siempre desde el inicio hemos sido tu y yo, siempre hemos estado juntos y así seguirá, ¿Sabes porque? Porque tú y yo somos uno, nos complementamos- alzo su meñique y hablo. -¿Cómo el sol y la luna?-

Te sorprendió esa acción, pensaste que lo había olvidado.

-Como el sol y la luna- juntaste sus meñiques en esa sagrada promesa.

Sonrió brillantemente al igual que tú.

-El mundo no es perfecto, pero no esta tan mal, si nos tenemos el uno al otro, es todo lo que necesito, siempre seré tu hermano y sostendré tu mano, sabes que estaré para ti-

Tú podrías confirmar con total certeza que una conexión mágica existe, porque son prueba de ello.

Ahora era tu momento de hablar.

-Cuando el mundo no es perfecto, cuando el mundo no es amable, si nos tenemos el uno al otro, entonces los dos estaremos bien, siempre seré tu hermana y sostendré tu mano, sabes que estaré para ti-

Terminan de sellar su promesa con un abrazo, uno que ambos necesitaban.

-Gracias- el en respuesta te abraza más fuerte y con eso se quedan dormidos en el sofá, hombro a hombro.





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La mañana llego, tu abuelo despertó y los encontró dormidos juntos, como solían hacerlo de pequeños.

Agradeció al universo por tener a unos nietos tan unidos, que se cuidan mutuamente y se aman sobre toda las cosas.

Emma y Manjiro aparecen en escena adormilados, pero se esfuma rápidamente al verlos a ustedes.

Shinichiro estaba medio recostado en el sillón, pero con la cabeza a un lado y la boca abierta, derramando un poco de saliva, mientras que tú estabas completamente acostada sobre el con su saliva cayendo en tu mejilla, tu cabello era un desastre, sin mencionar que tenías una pierna levantada reposada en el respaldo del sillón y un brazo colgando.

Al abuelo le da nostalgia verlos así, tal parece que no han cambiado.

-Emma- enuncia el abuelo. –Traeme la cámara-

La femenina capta su petición y lo hace, expectante a tener en físico aquel recuerdo, mientras que Manjiro hace su mejor esfuerzo por no soltar una carcajada.

El abuelo toma la foto, dejando plasmado el lindo pero vergonzoso momento.

El flash y sonido hace que ambos se despierten, por consecuente, las risas escandalosas de Manjiro resuenan en el lugar.

Sientes algo en tu mejilla y lo tocas sintiendo asco.

-Ew Shinichiro, me babeaste toda- expulsaste con asco mientras te limpiabas con su playera.

El no dijo nada ante tu reclamo, solo observo la escena que tenía enfrente y agradeció una vez más por la familia que el universo le había dado.

-Ustedes dos- hablo el abuelo refiriéndose a los dos menores. –Pónganse con ellos para otra foto-

En risas los dos pequeños se tiraron a ustedes, a lo cual tú y Shinichito los recibieron gustosos.

La foto fue tomada, con ustedes poniendo sus mejores sonrisas.

Mientras que Manjiro y Emma hacían un alboroto en espera de que la foto fuera revelada, tú y Shin se miraron comunicándose telepáticamente, agradeciendo tenerse.

Porque todo estará bien, si se tienen entre ustedes, como el sol y la luna.

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Nota de la autora:

Estaba nostálgica por el último capítulo del manga, así que decidí escribir de Shini<3 como hermano mayor, tod@s sabemos que es un gran hermano, aunque yo romantizo más a Shini como pareja uwu.

Besitos<3

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