SHINICHIRO SANO | Contigo
Contigo – Carla Morrison
Oc: Aki Kudo
Parte 1
✧˚ · .𝘊𝘢𝘯𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘦𝘴𝘤𝘶𝘤𝘩𝘢𝘳 𝘥𝘶𝘳𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘭𝘢 𝘭𝘦𝘤𝘵𝘶𝘳𝘢✧˚ · .
✧Te lo prometo – Humbe
✧Mónaco – Lagos
✧Amapolas – Leo Rizzi
✧Cinnamon Girl – Lana Del Rey
✧Algo Contigo – Rita Payes
✧K. – Cigarettes After Sex
✧Porfa no te vayas – Beret✧
✧Those Eyes – New West
✧Salir Con Vida – Morat
✧Segundos Platos – Morat
✧Cristina – Sebastian Yatra
✧Apocalypse – Cigarettes After Sex
✧A Donde Vamos – Morat
✧Mi Suerte – Morat
✧I Wanna Be Yours – Arctic Monkeys
✧Di Que No Te Vas – Morat
✧Mercy – Shawn Mendes
✧Que Ganó Olvidándote – Reik
✧Lo Que Hará Mi Boca – Antonio Jose
✧¿Qué ganas? – Morat
✧Y LLORO – Junior H
✧We Don't Talk Anymore – Charlie Puth
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Llegó en el momento menos esperado.
Creías que el amor verdadero solo existía en los libros que te gustaba leer. Pues solo ahí el o la protagonista se enamoraban perdidamente uno del otro, luchando contra todas las adversidades juntos.
Pasando los tragos amargos que la vida siempre pone en el camino, celebrando los grandes y pequeños éxitos ajenos, teniendo a alguien que movería la luna, el cielo, las estrellas, la tierra; alguien que viajaría en el tiempo solo por verte unos minutos de su vida.
Aunque no lo aparentaras, anhelabas por un amor de esos. Aquellos que te roban el alma y el sueño, uno en los que te perdieras enamorada en unos orbes ajenos.
No era que no hubieras experimentado el amor antes, lo habías hecho, solo que nunca se sintió como aquello que idealizabas dia y noche por años.
Tuviste un par de novios a lo largo de tu corta vida, que en su momento te gustaron, mas nunca consideraste que estuvieras enamorada mucho menos llegar a amar a aquella persona. Y no era porque carecieras de sentimientos o que no los quisiste lo suficiente, simplemente las circunstancias en lo que se dio todo o el cómo se desarrolló su relación, no fue lo suficiente para entregarse su alma.
Si eras sincera, creías firmemente en que habías sufrido más que las demás personas, claro, nunca sabes a ciencia cierta qué es lo que los demás habían pasado, mucho menos que tanto les dolía, pero por las personas con las que te rodeaban, tú habías pasado por mucho más.
✧Porque eras de aquellas niñas que nadie elige...
Porque nadie habla de ellas...
Y no me refiero a las veces en las que no te elegían al momento de armar un equipo de fútbol, donde te seleccionaban al último. En eso tenían razón, pues tu habilidad deportiva es nula.
Hablo de las niñas que bailan con sus amigas porque nadie más las saca a bailar.
De las niñas que se acostumbraron a oír las historias de las primeras citas, de los primeros besos y de imaginar que algún día les pasará algo parecido.
Las niñas que vivieron su adolescencia pasar como si fueran un personaje secundario de su propia película.
Las niñas que nunca son primera opción...
Esas que tuvieron que oír más veces de las necesarias la frase.
– Preséntame a tu amiga.
Las niñas que nunca se sintieron deseadas, que crecieron con el dolor de desaparecer entre las sombras, que aprendieron a ser inteligentes, chistosas o talentosas para que alguien les prestara una pizca de atención.
Que aprendieron que su valor debía estar en otra parte porque frente al mundo no valían nada, eran invisibles.
Esas niñas que siempre tienen las tardes libres, las noches libres, los fines de semana libres, que siempre están libres.
Esas niñas que no recuerdan la última vez que les dieron un beso.
Esas niñas que nadie elige en una multitud.
Que siempre están al margen, esperando para entrar.
Esas niñas que nadie salva, ni Superman, ni Spiderman, ni ningún superhéroe.
Las niñas que aprendieron, que si no se salvan solas, nadie va a venir a rescatarlas.
Esas niñas siempre son protagonistas de la película en el interior de su cabeza, donde la imaginación las pone al frente y al centro.
Porque ellas siempre, siempre se van a elegir.✧
Llegaste a un punto en el que te resignaste a no experimentar eso nunca, o que si lo llegabas a hacer, pasaría desapercibido o que no sería tan mágico como una vez te contaron.
Siempre aparentabas y decías que el amor no era para ti, ya que siempre has tenido malas experiencias que lentamente provocaron que tu fé se desvaneciera y solo quedara una pequeña llama del fuego ardiente que alguna vez fue.
Hasta que llegó el...
Como un día cualquiera, pero que marcaría un antes y después en tu vida.
Llego nuevo a la escuela en donde estabas, te dio curiosidad el porqué había entrado tarde al curso escolar, más decidiste no entrar en detalles hasta más tarde.
Tu estabas en último año de cuatro y el en segundo.
Su llegada por algún motivo te perturbaba, no sabías porque, casi no lo veías en la escuela o al menos no te lo topabas tan seguido en los pasillos o en algunas clases y si lo llegabas a hacer solo dabas una mirada rápida y seguías con tu camino, como lo harías con cualquier otra persona. Solo compartiste unas cuantas clases con él donde no intercambiaban ni una sola palabra, sin embargo, siempre había una tensión palpable en el ambiente cuando en algún punto se quedaban los dos solos o cuando estabas cerca de el.
De la nada, comenzaste a sentir miradas sobre ti persona, mas no de la mala manera, era una mirada curiosa, que trata de aprender cómo te comportabas, grabarse en su memoria tu sonrisa, el como sonaba tu risa, como olia tu perfume, como te acomodabas el cabello con una pinza, los libros que leías y en que pagina ibas.
Que con tiempo y perseverancia se logró aprender y entender cada una de ellas; había logrado uno de sus objetivos, quedaban muchos por en la lista y se tomaría todo el tiempo para lograrlos.
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En las pocas clases en la que tenían juntos se sentaba con el mismo grupo de amigos, y tú con el tuyo.
La mayoría de las veces se la pasaba callado y con una expresión que reflejaba neutralidad, pero en profundidad de sus orbes ónix había una gran aflicción y soledad que solo alguien que ya la hubiera vivido podría entender.
Aparentemente no eras la única que se la pasaba observando a alguien más. La diferencia radica en que tú eras más sutil, ya que al final, siempre eras una observadora.
En una de esas mínimas clases que compartían juntos, eran horas de asesoría en la que combinaban alumnos de todos los grados, el profesor te pidio de favor si le podías ayudar en su clase de matemáticas, a lo que aceptaste por varias razones.
La primera y más importante es que simplemente te gustaba ayudar si te encontrabas en la posibilidad de hacerlo, es algo que está en tu naturaleza. La segunda, no te importaba hacerlo, eras una alumna con buen promedio, además, tu ya habías visto esos temas por lo que te sería más fácil explicarle tu, que el maestro. Y tercera, te daba curiosidad el, como persona y deseabas conocerlo.
Así que, con los nervios de punta, te acercaste a él donde estaba con su grupo de amigos a decirle lo que el profesor te había informado.
No estabas nerviosa por el hecho de hablarle, bueno tal vez un poco, sino que tu no acostumbrabas a llegar y hablarle alguien que no conoces así de la nada, siempre has sido alguien que todos consideraban tímida, por lo que hacer aquello era una gran hazaña para ti.
Caminaste en su dirección, con un lápiz en mano el cual apretabas con fervor deseando que ese objeto absorbiera toda la ansiedad que estabas sintiendo.
– ¿Shinichiro?– llamaste bajo pero lo suficiente para que él y su grupo de amigos te escuchara.
El solo volteo a verte y sus bellos orbes ónix se iluminaron cuando su nombre salió por tu boca.
– ¿Si?– contestó dubitativo.
– Mmm el profesor me pidió que te ayudará en álgebra, ¿Quieres que te ayude en algo?
– Oh mmm si.
El y sus amigos procedieron a dejarte un espacio al lado de él en la mesa que se encontraban, así que te sentaste rígida, por los nervios.
Te sentias observada, no sólo por él, sino por todo su grupo de amigos, ya que no era "normal" que alguien de último año se juntara o ayudará a los menores, mucho menos si de una mujer se tratara.
No ayudaba el hecho que sus amigos en el momento en el que te sentaste a su lado, sonreian y se susurraban cosas al oído, generando que tu ansiedad se elevará en cantidades impresionantes, provocando al mismo tiempo que te sintieras algo incómoda, pues ¿A quien le gusta saber que están hablando de ustedes en su cara? Exacto, a nadie.
Lo mismo le pasó a él, sentía toda la tensión que podía recorrer por sus músculos, se podía ver desde el como sostenía el lápiz con gran firmeza.
– Bueno, dejame ver que es lo que tienes.
Y de su mochila comenzó a sacar un montón de papeles de trabajos que provocó que abrieras tus ojos de asombro y en Shinichiro causó un leve sonrojo y una risa apenada salió de su boca.
– Son muchos trabajos– dijiste mientras tomabas las hojas entre tus manos viendo que temas eran los que estaban viendo en sus clases.
– Supongo– dijo mientras pasaba unas de sus manos por su cabello, aquel tic nervioso que hacía con mucha regularidad, como ya sabías de antemano.
Te mantuviste callada por un momento que para él pareció una eternidad, pensaba que lo regañarias por no hacer nada de sus deberes, no obstante, esa no fue la respuesta que obtuvo.
Como se mencionó, todos los papeles tenían solo su nombre, pero también tenían apuntada la fecha en la que le entregaron el trabajo, así que organizaste las hojas por fecha para así poder comenzar desde abajo y no confundirlo.
Dejaste las hojas sobre la mesa, tomaste una que poseía la fecha más vieja y la colocaste frente a ustedes dos, te acomodaste mejor en la silla y recogiste tu cabello en una pinza.
– Este es el más antiguo de todos, ¿quieres empezar con este?– cuestionarse mientras lo mirabas.
– Si está bien– respondió simple y sin quejas.
– Bueno, ¿entiendes algo de esto?
– No.
– ¿Nada de nada?
El solo negó con su cabeza mientras miraba abajo con vergüenza y un leve sonrojo en sus mejillas, que se denotaba más por la blancura de su piel.
– Está bien, no te preocupes– dijiste con una voz amable tratando de transmitirle seguridad. –Solo quería saber, no pasa nada, podemos trabajar con eso.
Shinichiro asintió con la cabeza y una pequeña y sutil sonrisa se reflejó en su rostro.
No lo notaste en ese momento, tiempo después te darías cuenta de ello, pero cuando estaban juntos, es como si el tiempo dejará de transcurrir, una burbuja los rodeaba a ustedes generando que se sintieran ajenos a todo lo que sucedía a su alrededor. Simplemente Shinichiro te transmitia una tranquilidad inexplicable.
Comenzaste a explicarle y ayudarle en los deberes que tenia, para tu sorpresa, aprendia rapido y era obediente, aunque se notaba que le daba pena preguntar algo, por lo que siempre le preguntabas si estaba seguro que había entendido, a lo que siempre te decía que si, no obstante sabías que no era verdad, así que continuabas preguntando hasta que cedía y te decía la verdad.
Aquella pregunta "¿Seguro?", se convirtió en una rutina para ti siempre que lo ayudabas, porque si, te siguió buscando para que lo ayudaras, ahora ya no solo era para álgebra, sino para sus demás materias, lo cual no te molestaba, ya que en el proceso platicabas con el diferentes cosas triviales, provocando que lentamente se conocieran más.
Y como si fuera coincidencia, a partir de ese momento en el que convivian más, te lo encontrabas más a menudo, en los pasillos, en la hora de almuerzo, incluso dejó de saltarse las clases para estar contigo.
En perspectiva, estaba mejorando como estudiante, aunque también como persona, pero aquello solo creías haberlo notado tu, mas no era verdad, incluso sus amigos percibieron aquello, el como había dejado de lado ciertos hábitos o maneras de comportarse desde que pasaba tiempo contigo.
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Los días habían pasado, los cuales se convirtieron en meses, en los cuales solo hablaban más y más, te habías dado cuenta de muchas cosas de él.
Como por ejemplo que tenía una pandilla junto con sus amigos y que gradualmente iba creciendo, de ahí salían todos los golpes que constantemente tenía en su cuerpo y cara, tenía 3 hermanos, vivía con su abuelo, sus hermanos y su madre, manejaba una motocicleta.
Así como también, que siempre trataba de ayudar a los demás porque poseía el corazón más noble que jamás hayas visto, podía llegar a hablar mucho y hacer muchos chistes y bromas para ocultar la soledad de su corazón, cuando estaba molesto no hablaba en lo absoluto, solo se aislaba y se mantenía en silencio, le causaba cierto conflicto hablar de su vida personal en cuanto a su familia respectaba, aun asi, queria demasiado a sus hermanos, madre y abuelo.
Siempre que se reía, cubría su boca, cuando estaba nervioso jugaba mucho con sus manos, pasaba su mano por su cabello, o estaba muy inquieto; aunque lo negara, le gustaban mucho los abrazos y que lo mimaran; le gustaba mucho hablar contigo y de ti, siempre eras el tema de conversación con sus amigos, los cuales siempre le hacían burla con ello.
Debido a que se encontraba perdidamente enamorado de ti...
Durante todo este tiempo, siempre supiste que le gustabas, solo que a primera instancia, pensaste que sería algo pasajero, que en un tiempo se olvidaría de ti y todo lo que quedaría sería el recuerdo de un buen amigo o conocido que se cruzó en tu camino.
Después, verdaderamente consideraste si en verdad le gustabas, te costaba creer que le gustaras a alguien, con esa intensidad que él te demostraba, nunca habías experimentado aquello, lo que por alguna razón te asustaba y no sabias como reaccionar.
Por mucho tiempo viviste rehacía a aceptar aquel sentimiento que se desarrollaba en tu corazón.
Llorabas noche tras noche sin saber que hacer, querias arriesgarte a sentir algo por él, como al mismo tiempo no querías, porque todo lo que empieza, en algún punto tiene que terminar. Esperabas con el alma que si decidias arriesgarte, solamente no doliera tanto, porque aquella sería una herida muy difícil de sanar.
Te causaba miedo, mucho miedo, miedo de saber que alguien te gustaba, miedo de dejar entrar a alguien a tu vida y corazón para que al final salieras lastimada.
Ya habías tenido suficiente, no querías una decepcion mas.
No obstante, no te querías cerrar a no querer sentir algo, ya te habías privado de muchas cosas en tu vida, ya habías perdido muchas experiencias por el querer evitar salir lastimada, no querías que él también fuera alguien que se fuera a aquella pila de arrepentimientos que aquejaba tu mente.
Solo querías un buen amor, y salir con vida de este.
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Aun esta en tu mente vívidamente aquel momento en el que te pidio tu numero de celular, fue en unos de los tan raros momentos donde se encontraban solos. Estaban los dos en el salón de clases que compartían y como ya era usual, ustedes estaban en aquella burbuja imaginaria, donde el espacio y tiempo no existía para ustedes dos.
Lo estabas ayudando en una tarea pero tomaron un pequeño descanso para despejar su mente, notabas que estaba más ansioso de lo normal, te preguntabas el porqué de su comportamiento, aun así, decidiste no darle importancia, porque ya te habías acostumbrado a ello.
Tratabas de leer su lenguaje corporal, lo que te llevó a la conclusión de que estaba haciendo el esfuerzo por reunir valor para hacer o decir algo.
Leías algo en un libro cuando de repente hablo.
– Oye– hablo rompiendo el tenso silencio que había entre ustedes dos.
– Dime– respondiste dándote tu completa atención.
– Yo amm te quería preguntar algo.
– Oh si? dime que es.
– Yo mmm– trataba de formular mientras jugaba con sus manos y balbuceaba en un intento de decir aquello de manera firme y segura. – Lo que pasa es que Takeomi me pregunto si podia tener tu numero–
Cuando dijo aquello te sorprendió un poco, era verdad que te hablabas bien con sus amigos, mas no lo suficiente para que decidieran pedirte tu número de celular.
– Es que me dijo que te quería pedir ayuda en algo de la escuela, entonces me dijo que sí te podría preguntar.
En aquel momento, todo hizo sentido, no era que Takeomi quisiera tu número, sino el, solo que la vergüenza le ganó e inventó aquella excusa para obtenerlo. En ti solo causó ternura, porque lo pidió de una manera tan respetuosa que te fue imposible decirle que no.
– Oh claro, yo le puedo ayudar– dijiste con una sonrisa.
– Gracias yo le digo– agradeció con un leve sonrojo en sus mejillas y aquella brillante sonrisa que tanto te gustaba.
– Bueno me pasas tu celular para apuntar mi numero– dijiste con obviedad y una pequeña risa, ya que de los nervios se le olvidó ese gran detalle.
– Cierto!– procedió a sacar su celular de su bolsillo y te lo extendió.
Te metiste a los contactos, registraste tu nombre completo y por defecto tu número.
Se lo devolviste con una brillante sonrisa y el solo observaba la pantalla de su celular con un gran brillo en sus orbes ónix que por mucho tiempo se había apagado, pero ahora, todo era diferente, porque tu se lo habías devuelto.
– Gracias Aki, yo le digo a Takeomi– comunicó sumamente feliz.
– Claro– respondiste dirigiendo tu mirada al libro de nuevo tratando de ocultar tu sonrisa junto con aquel sonrojo que siempre provocaba su sonrisa.
Al final del día, cada quien tuvo que ir a su casa.
Llegaste a tu casa y te tiraste directo a tu cama, solo entonces encontraste alivio y descanso física y mentalmente. A los minutos te levantaste y te cambiaste de ropa, quitaste el uniforme de tu cuerpo y te colocaste ropa mas comoda, fuiste a la cocina para buscar algo de comer y te sentaste en el comedor disponiendote a comer lo que te habías servido.
La televisión sonaba de fondo mientras comías ensimismada en tus pensamientos cuando de repente tu celular sonó, significando que te había llegado una notificación.
Se te hacía raro, ya que casi nunca recibias mensajes, con curiosidad tomaste el teléfono y viste que era un número desconocido, entrecerrar sus ojos tratando de adivinar quién era.
≼Número desconocido
Hola :)
Hola?
Oh lo siento soy Shinichiro, este es mi número.
Espero no te moleste que también lo guardara.
Claro que no me molesta Shinichiro. :)
Bueno, y qué haces?
¿Comiendo y tú?
Voy a salir con los Takeomi, Wakasa y Benkei a algo de la pandilla.
Oh que bien, ten cuidado.
Siempre;)
Jaja no lo parece.
Que mala :(
:(
Jaja, claro que me cuidare, lo siento me tengo que ir, nos vemos mañana
Está bien, diviértete.≽
Así fue como con una pequeña conversación, empezaría algo sumamente grande.
De a poco pasaron de estar el máximo tiempo posible en la escuela juntos, a mensajear siempre en las tardes, todos los días, todo el día, hasta que pasaron a las llamadas todas las noches antes de dormir.
Hasta que finalmente tuvieron su primera pero efímera primera cita.
En esas muchas pláticas que tenían por teléfono y en persona, le habías comentado que te morías por comprar un nuevo libro que habías estado buscando por demasiado tiempo.
Algo que te encantaba de él, era que a pesar de que no compartían el mismo amor por los libros o diferentes cosas, siempre te escuchaba con suma atención y se emocionaba contigo y por ti, a pesar de que muchas veces no entendía de lo que estabas hablando, pero el que tú fueras feliz, a el lo hacia feliz.
Era un fin de semana y se encontraban escribiéndose por teléfono, donde se suponía que ambos no estaban haciendo nada.
Te encontrabas en pijama en tu habitación recogiendo el desorden que tenias mientras estabas pendiente al teléfono en espera a que el contestara.
Se encontraban hablando de cosas triviales cuando de repente lanzó una pregunta que provocó que te detuvieras en seco para ver si habías leído correctamente.
≼Shinichiro<3
Oye, ¿qué estás haciendo?
En mi habitación ordenando, ¿por qué?
¿Y tú?
Nada, aburrido.
Te quería proponer algo ;)
Dime.
Quieres ir a comprar tu libro, yo te llevo y te lo quiero comprar ;)
Oh, ahorita?
Si, ¿qué dices, aceptas?;)≽
Tu corazón se detuvo por un instante, al leer aquello, pues desde hace tiempo ansiabas pasar tiempo con el afuera de la escuela, sin embargo, el simple hecho de pensar en aquello te ponia sumamente nerviosa, provocando que las mariposas en tu estómago aparecieran y no tenían intenciones de salir.
Miraste a tu alrededor, se podría decir que tu habitación se encontraba limpia, pero tu eras un desastre.
Tu cabello no lo habías cepillado por lo que se encontraba muy "salvaje", tu cara no la habías lavado mucho menos puesto el poco maquillaje que usabas y para qué hablar de tu vestimenta; consistía en un pans gris holgado, una sudadera negra de una talla mucho más grande a las que normalmente usas ya que era de padre y unos calcetines morados afelpados.
Entraste en un pequeño estado de pánico, porque era más que obvio que querías salir, pero el solo hecho de pensar que se haría realidad te ponen aún más nerviosa, sin contar el hecho de que aun no te arreglabas y sin contar que no sabías que le dirias a tu padre para que te dejara salir.
≼Shinichiro<3
Espera, deja le pido permiso a mi papá.
Va, me dices que te dijo≽
Fuiste de inmediato a la habitación de tu padre a preguntar si te dejaba salir, en el camino pensaste rápidamente una manera amable de decirle que si te dejaba salir con un hombre sin que su lado padre celoso se activará, sin embargo, no encontraste una manera de proclamar aquello, por lo que optaste por decirte una mentira piadosa, en lugar de decir que saldrias con Shinichiro, le dijiste que saldrías un una amiga y sus padres para que fuera más viable que te dejara salir.
Lo cual para tu suerte funcionó.
Saliste disparada a tu habitación y tomar tu teléfono para decirle que sí podrían salir.
≼Shinichiro<3
Si me dejoooo! :)
Siiiii.
Entonces ahorita paso por ti.
Tu me dices cuanto estés lista. ;)
Vaa!
Yo digo que en unos 15 minutos.
Perfecto.≽
Corriste al baño para lavar tu cara y dientes, despues a tu cuarto para elegir que te pondrías, optaste por unos jeans acampanados y un sueter lila tejido con cuello en V algo escotado y unos converse clasicos negros. Peinaste tu rebelde cabellera, aplicaste un poco de maquillaje y te pusiste perfume.
Le enviaste un mensaje diciéndole que ya estabas lista y le escribiste tu dirección para que llegara.
Te respondió rápidamente diciendo que ya iba en camino.
Aquellos minutos que esperaste fueron los más largos que alguna vez hayas experimentado, checabas cada 30 segundos por la ventana de tu habitación que estaba en el segundo piso para ver si ya había llegado.
Hasta que por fin lo hizo.
Viste una motocicleta estacionada frente a tu casa para después recibir un mensaje diciendo que ya estaba abajo, te describió tu casa para asegurarse que si había llegado a la dirección que le diste, a lo que confirmaste que se encontraba en lo correcto.
Tomaste una chamarra de tu armario, la colocaste rápidamente mientras tomabas tus llaves y cartera.
– ¡Ya me voy papá! – gritaste mientras bajabas las escaleras.
– ¡Ten cuidado!– gritó él en respuesta.
– Si!
Llegaste a la puerta y antes de tomar el picaporte y girarlo para poder salir, diste un gran respiro para armarte de valor y salir.
Cuando te sentiste lista, giraste el picaporte y saliste, cerraste la puerta y lo viste a él con una con una sonrisa nerviosa observando tus movimientos.
Caminaste hacia él con tus manos en las bolsas de tu chamarra mientras le devolvias la sonrisa.
– Lista? – preguntó mientras te ofrecía un casco para que te lo pusieras.
– Supongo– respondiste colocándote el casco y ajustandolo.
–¿Te has subido a una motocicleta antes?
– No.
– Que bueno que soy el primero– dijo mientras te daba una bella sonrisa y sus mejillas se teñían de un tenue carmín, así como apartaba la mirada de ti y la dirija a la motocicleta para encenderla.
–Ven sube– te indico mientras palmeaba el asiento trasero.
Tu algo nerviosa te acercaste hasta estar frente a él, subiste una pierna para así poder sentarte, te sujetaste de sus hombros mientras te acomodabas. Una vez que te sentiste cómoda, dejaste de moverte, pero ahora no sabias donde poner tus manos, las querias poner en sus hombros para de ahí sujetarte, sin embargo, sabías que no sería suficiente con eso.
Shinichiro noto el vacile en tus acciones, por lo que tomo tus manos y las paso por su abdomen para que te sujetaras.
– Es más seguro que te sostengas de aquí, así que sujetate fuerte.
–De acuerdo– dijiste algo nerviosa.
–Tranquila– mencionó mientras giraba su torso para verte a la cara. –Soy un experto manejando– proclamó con orgullo y se giró de nuevo.
Comenzó a avanzar de manera lenta hasta que gradualmente iban a una velocidad considerable pero segura, aunque para Shinichiro, aquella velocidad era ir lento, ya que él siempre solía ir a máxima velocidad, no obstante, no quería asustarte es por eso que avanzaba de esa forma.
Shinichiro supuso que te sentías segura con el, ya que en todo el recorrido, no sintió mucho tensión en tus brazos que se encontraban en su abdomen, ocasionalmente te miraba por el retrovisor y tu expresión era simple calma y confianza, por lo que aquello lo hacía sentir sumamente orgulloso de sí mismo.
Al cabo de unos minutos llegaron a la inmensa librería donde podrías pasar horas viendo cada uno de los libros y recorriendo a detalle cada pasillo.
Shinichiro se bajó primero de la motocicleta y posterior a eso, te ayudo a bajar, te quito el casco y arreglo tu cabello. Aquella acción Shin la realizo en automatico, ni siquiera penso en ello, se encontraba ensimismado arreglando tu cabello, que no se dio cuenta como tu lo mirabas.
Para ti, aquellos pequeños actos, eran los más valiosos, hasta el momento, él había demostrado ser un caballero en toda la extensión de la palabra, pero con esto, ya lo había confirmado.
Mientras el arreglaba aquellos mechones rebeldes que se habían salido de lugar debido al casco, tu lo mirabas con un brillo singular en tus orbes, ese que hace mucho tiempo había desaparecido por completo, pero que ahora, había vuelto y no tenía intenciones de irse a ningún lado.
–Listo– mencionó cuando terminó con tu melena rebelde. –Vamos?– preguntó mientras hacía un movimiento con la cabeza en dirección a la librería para que se dispusieran a caminar.
A lo que simplemente asentiste.
Comenzaron a caminar a la entrada de la librería, él se adelantó unos pasos y abrió la puerta para ti dejándote pasar primero.
Le agradeciste con una tierna sonrisa deseando que tus mejillas no estuvieran muy sonrojadas.
Caminaron en busca de alguien que pudieran ayudarlos a encontrar aquel libro.
–Disculpe– llamaste a alguien y esta volteo a verte. – Estoy buscando el libro de La Canción de Aquiles, no se si lo tengan.
–Oh claro, déjeme ver si lo tenemos en disponibilidad.
–Muchas gracias– dijiste y ella se retiró a buscar lo que pediste.
Se quedaron ahí en espera de una respuesta y lo miraste como se encontraba observando todo a su alrededor, con inmensa curiosidad con una mezcla de nerviosismo.
En lo que esperaban, platicaron de algunas cosas triviales que sinceramente no recuerdas.
Al cabo de unos momentos regresó la persona a la que le habías preguntado sobre el libro diciendo que no lo tenían, lo cual te desanimo un poco, porque ansiabas demasiado poder leer ese libro.
Así que decidieron recorrer los pasillos para pasar el rato, porque si, no se querían ir, querían seguir juntos, donde el tiempo no era efímero, solo ustedes dos por la eternidad.
Al final, si encontraste otro libro que querías, así que él lo tomó de tus manos y te dijo que fueran a pagarlo.
–No tienes que pagarlo sabes– mencionaste estando a punto de pasar a la caja a pagar, ya que de repente te invadio la culpa de que gastara dinero en ti.
–Lo sé, pero quiero hacerlo– dijo con una sonrisa segura.
Tú solo le diste otra sonrisa y pago.
Cuando le dieron la bolsa, te la paso a ti, le agradeciste y salieron de la tienda.
–Graciaas– dijiste con una tierna sonrisa en tu rostro y tus ojos brillando de felicidad.
Una vista que el aprecio demasiado, deseo por un momento que su cerebro pudiera tomar fotografías, para que aquella imagen que le diste, quedará capturada en su memoria y nunca se desvaneciera en los recuerdos de su mente.
Estabas sumamente feliz por múltiples razones, la primera es porque por fin habías podido estar con él a solas sin estar en la escuela, la segunda porque tenias un nuevo libro y la tercera, había algo especial en el cómo te hacía sentir que no sabrías describir, pero lo que si sabias, era que no querías dejar de sentirlo.
Se volvieron a subir a la motocicleta y en el camino te pregunto que si estaba bien que pasaran por Takeomi, ya que iban a salir a un lugar juntos, a lo que dijiste que si.
Así que tomaron camino a su casa y lo esperaron afuera.
Después de unos minutos salió, se montó en su motocicleta y procedieron ir en dirección a tu casa.
Ya estando afuera de tu casa te bajaste quitandote el casco y se lo diste a Shinichiro.
–Podrías dárselo a Takeomi por favor?, él me lo prestó.
–Oh claro.
Caminaste en su dirección y se lo diste con una sonrisa que correspondió y se levantó del asiento para guardarlo en el cajón que había debajo del asiento.
Te dirigiste de nuevo a Shinichiro con mil nervios por lo que estabas a punto de hacer.
–Muchas gracias de nuevo– hablaste con un sonrojo en tus mejillas que a Shin le causó ternura.
–Fue un placer– hablo dándote una de sus más brillantes sonrisas.
Miraste a Takeomi y este estaba guardando el casco en el asiento, por lo tanto, no los estaba mirando.
Esta era tu oportunidad.
–Bueno... nos vemos en la escuela– dijiste algo dudosa.
–Sí claro– respondió con total naturalidad.
–Adiós– dijiste.
–Adiós– respondió con una sonrisa.
Era ahora o nunca.
En un rápido movimiento te acercaste a él, sin darle tiempo a reaccionar, te acercaste a su mejilla y dejaste un beso en esa zona.
Tenías todas las intenciones de salir huyendo para así poder evitar la vergüenza, y te encontrabas a punto de hacerlo, cuando pretendías girarte y huir, algo lo impidió. Tu suéter se atoro en el manubrio de la motocicleta, así que tardaste unos segundos en librarte para así poder lograr tu cometido.
Shinichiro no estaba entendió lo que acababa de pasar, se estaban despidiendo, lo siguiente es cómo te acercaste abruptamente y lo próximo el como le besaste la mejilla y después saliste huyendo escondiendote en tu casa.
Ya estando dentro de tu hogar que acababa de ser tu salvación, corriste a tu habitación y te lanzaste a la cama intentando procesar lo que hiciste.
Ahogaste un grito de emoción en tu almohada para después levantarte y emocionarte como una niña pequeña.
Tomaste tu cámara instantánea y tomaste una foto al libro.
El primer de muchos recuerdos que tendrías con él.
Después escribiste la fecha de ese día y guardaste esa foto en tu cartera.
Porque ahora siempre llevarias un pedazo de él contigo.
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Desde ese entonces, las salidas en la tarde fueron más frecuentes, así como su amor más evidente.
Ya era algo común verlos juntos, sonriendo y dándose esas miradas enamoradas.
Shinichiro cumplia todos y cada uno de tus caprichos, si querías ir a ver una película, él te llevaba, se te antojaba un helado, él te llevaba a comprarlo, no querías estar en tu casa, Shin pasaba de inmediato por ti para que fueran a un parque o algo y pasar tiempo juntos.
En tu perspectiva, ustedes llevaban su relación que aún no tenía nombre lento a comparación de cómo otras personas llevaban su relación, sin embargo, tenías la certeza de que hacían todo bien.
Un día te invito a ir al cine, lo casual que siempre hacían.
Ya habían salido un par de veces desde la primera vez, aun así, no dejabas de sentir esas mariposas revoloteando en tu estómago.
Paso por ti de noche, como a eso de las 7pm, esta vez en lugar de ir en motocicleta, fueron en auto.
Llegó por ti y se dirigieron al cine, estando en la sala se sentaron juntos y comenzó la película.
Ocasionalmente lo mirabas de reojo para ver si estaba viendo la película, aunque en algunas ocasiones también él te estaba observando, creando un momento un poco incómodo.
Shinichiro y tú tenían las manos muy juntas, por lo que en un acto de valentía, Shinichiro tomo tu mano y la entrelazo con la tuya.
En ese momento, tu te encontrabas prestando atención a la película, cuando sentiste como Shin tomaba tu mano y la entralaza con la tuya, en un reflejo en automático, tu también entrelazaste tus falanges con los suyos teniendo un fuerte agarre.
Volteaste a verlo de reojo y estaba mirando al frente pero con una inmensa sonrisa y sonrojo que intentaba disimular, sonreiste ampliamente y miraste al frente.
Al cabo de unos minutos, tu decidiste recostaste sobre él y apoyar tu cabeza sobre su hombro, lo cual a Shin lo hizo muy feliz, feliz de ver cómo te sentías segura entre sus brazos.
Quedando así el resto de la noche en aquella sala de cine que por muchas ocasiones sería la única testigo del cómo se demostraban amor en la manera más pura y sincera que alguna vez hayas demostrado y sentido.
El tiempo pasó y la película llegó a su fin, por lo que su tiempo en el cine también.
Corrieron al carro porque hacía un frío horrible, prendieron el carro para poder poner la calefacción y así estar cómodos para que te llevara a tu casa.
El camino fue un silencio cómodo, lo único que sonaba eran las canciones que tu pusiste, las cuales, intentabas mandar una indirecta a Shinichiro con el significado de la letra.
*✧・゚: *✧・:𝑲. – 𝑪𝒊𝒈𝒂𝒓𝒆𝒕𝒕𝒆𝒔 𝑨𝒇𝒕𝒆𝒓 𝑺𝒆𝒙 *✧・゚: *✧・
Llegaron a tu casa sin mayores inconvenientes, pero solo ya estando ahí afuera estacionado y tener que despedirse, sonaba doloroso.
Porque se habían acostumbrado tanto a la presencia del otro, que ahora tener que estar separados dolía.
Se quedaron en el carro unos segundos que parecieron eternos, cada uno encontrando el valor para poder decir "adiós", sin embargo, ninguno quería.
Hasta que decidiste romper el silencio.
–No me quiero ir– dijiste mientras girabas tu cuerpo para poder verlo.
–Yo tampoco quiero que te vayas– dijo Shin mientras estiraba sus brazos invitandote a un cálido abrazo.
El cual aceptaste gustosa.
Te recostaste en su pecho, sintiendo sus latidos tan tranquilos, así como su pecho se expandía al respirar y sus brazos se sentían tan cálidos y protectores, de esos que te hacen querer quedarte ahí por la eternidad.
Cuando te abrazo, cerraste los ojos, sintiendo y disfrutando del especial momento que habían creado.
Shinichiro te envolvió en sus brazos y sintió tu calmada respiración, recargó su mejilla en tu cabeza, cerrando de igual manera sus ojos.
No sabes por cuánto tiempo estuvieron así, tal vez fueron minutos, no obstante, nunca sentías como pasaba el tiempo cuando estabas con él.
De repente, sentiste como depósito un pequeño beso en tu frente.
Abriste los ojos impresionada, y así de la nada, unas inmensas ganas de llorar entraron a tu cuerpo. Nunca habías sentido ni experimentado esos sentimientos que eran desconocidos para ti. Fue como una bomba de emociones a las cuales no supiste reaccionar.
Tu mirada se comenzó a nublar por las lágrimas que intentabas contener en tus orbes.
No querías que Shinichiro te viera llorar, era una de esas cosas que no se lo habías permitido a nadie, por lo que ocultaste tu rostro en su pecho y lo abrazaste más fuerte.
–¿Qué pasa? – cuestiono al ver como repentinamente te escondías de él.
Trato con sus manos de buscar tu rostro para ver que te sucedia, pero te rehusaste a que eso pasara.
–Estoy bien– dijiste. –Solo... no se– balbuceaste al querer decir lo que sentías.
Despegaste tu cabeza de su pecho y la recargaste de lado, quedando tu oreja en su corazón, escuchando como latía por ti.
–No se, nunca había sentido así de bonito con alguien– dijiste con algo de vergüenza. –Y me dieron muchas ganas de llorar– terminaste de admitir.
–Está bien– declaró el pelinegro. –No pasa nada si lloras.
Aquellas palabras solo provocaron que lo abrazaras más fuerte a lo que él correspondió.
Shinichiro volvió a intentar tomar tu rostro entre sus manos, esta vez si lo dejaste hacerlo.
Tenía acunadas tus mejillas entre sus palmas de las manos, te miro a los ojos, analizando como ciertamente tenías los ojos brillosos por las lágrimas que intentabas contener.
Era verdad lo que dijo, no pasaba nada si quieras llorar, no obstante, a él no le gustaria verte llorar bajo ninguna circunstancia, siempre quería verte con esa sonrisa tan brillante de la que se enamoró, con la cual soñaba dormido y despierto, con la cual un dia deseo que se le dedicaras a él y solo a él, y ahora estaba pasando.
Por lo que tomó tu rostro y lo llenó de pequeños besos en toda tu cara.
Aquella acción de el, lleno tu corazón de ternura.
Mientras te besaba el rostro, soltabas pequeñas risas por las cosquillas que causaba.
Pasados unos segundos, se despegó de ti y lo se quedaron viendo a los ojos con aquel singular brillo que sólo resplandecía cuando estaban juntos.
Se volvieron a abrazar mientras ambos tenían una sonrisa boba enamorada plasmada en sus rostros, que no se iría por mucho tiempo.
–Se siente bien– dijo Shinichiro con una voz que demostraba relajación y amor puro. –Justo como pensé que sería– termino de admitir Shin y te dejo unas pequeñas caricias en tu cabeza mientras mencionaba aquello.
Tu sonreiste tiernamente y tomaste una de sus manos y la entrelazaste con la tuya.
–Quedate conmigo– hablaste una vez sus manos estuvieron unidas. –No quiero que te vayas.
En cuanto terminaste de hablar, rompiste el abrazo que habían formado y lo miraste a los ojos.
Esperando no equivocarte al decidir dejarlo entrar a tu vida, pero, a quien engañas?, ya era demasiado tarde.
Aquel pelinegro, de orbes ónix, con una sonrisa que siempre escondía, que le gustaba pasar tiempo de calidad contigo,los detalles, las sorpresas, hacerte experimentar cosas y emociones nuevas y que sobre todo, te quería como nunca nadie lo había hecho, se ganó a base de esfuerzo un hueco en tu corazón.
Y aquel hueco lentamente iba creciendo conforme pasaba el tiempo, ya que su amor aumentaba, por lo tanto, necesitaba de más espacio.
Sería difícil que se fuera y no dejará la herida abierta y sangrando.
Evadiste aquellos pensamientos negativos de tu mente y te concentraste en el, en Shinichiro, en el presente.
–Me tengo que ir– informaste con pesar y al mismo tiempo acariciabas cuidadosamente su cabellera negra.
–Lo sé– hablo sonriendo con pesar.
–Bien– te estiraste y besaste su mejilla en señal de despedida. –Nos vemos en la escuela, muchas gracias por invitarme.
–No fue nada– respondió devolviendote la sonrisa.
–Te vas con cuidado– pediste encarecidamente. –Y me mandas un mensaje cuando llegues a tu casa para saber que llegaste bien.
–De acuerdo.
Y se fue.
Tu entraste a tu casa, le avisaste a tu padre que habías llegado y te dirigiste a tu habitación.
Te aventaste en la cama viendo al techo, intentando procesar todo lo que había pasado el día de hoy. Mejor dicho lo que acababa de suceder hace unos minutos.
El solo hecho de volver a pensarlo, te volvía a provocar aquella hermosa sonrisa.
Es como si estuvieras soñando despierta y eso te encantaba.
Sea lo que sea que estabas sintiendo, no querías dejar de hacerlo.
6655 palabras.
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N/A:
Holaaa, soy yo de nuevo:), se podría decir que volví después de aproximadamente 6 meses.
Este capítulo y su continuación, son muy especiales para mi, ya que está basado en mi última relación, lo que significa que todo es verdad.
Desde ahora les aviso, que muy probablemente esta sea una historia agridulce, como puede que les guste, o no por el final.
Muchas gracias por seguir apoyándome <3.
Espero les guste y la apoyen que la estoy escribiendo desde el fondo de mi corazón.
Nos seguimos leyendo espero pronto, besitos<3
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