RINDOU HAITANI | good 4 u


good 4 u – Olivia Rodrigo

+18

Oc: Mika Kobayashi

Ser la única amiga de los famosos Hermanos Haitani, tenías sus beneficios y desventajas, además de una enorme estigma ante la sociedad.

Eras amiga del mayor de los Haitani, Ran, se conocían de la preparatoria, fuiste la única que decidió acercarse al mayor a pesar de su marcada reputación de un pandillero sádico, tú solo buscabas una amistad.

Con el tiempo, Ran y tú se convirtieron inseparables.

Sus similares actitudes, altaneras, egocéntricas y burlescas los unieron.

A pesar de tu excéntrica actitud, eras buena estudiante, por lo que ayudabas a Ran a concentrarse y hacer sus deberes.

Así como la mayoría del tiempo estaban juntos, junto a ustedes estaba Rindou.

Nunca te molesto la presencia del menor de los Haitani, no hablabas mucho con él, más que nada por su naturaleza cerrada, pero tampoco se llevaban mal.

Tratabas junto a Ran de incluirlo, no obstante, él siempre estaba reacio a ello.

En ciertas ocasiones, también ayudabas al Haitani menor con sus tareas, cosa que lo le gustaba, no porque no le agradara tu presencia o el hecho de que lo ayudaras, sino porque esto lo avergonzaba, pero nunca te percataste de ello.

Muchas veces pasabas tardes enteras en el departamento de ambos, ellos vivían solos, sin sus padres, los cuales eran irresponsables u ocupados, cualquiera de las dos opciones, ellos les daban dinero para llenar el vacío de su ausencia.

Lo mismo sucedía contigo, pero con tu madre, vivías con ella, aun así, pocas veces se veían a pesar de vivir en el mismo departamento y cuando lo hacían, solo mencionaban un escueto "Buen día, Hola, Que te vaya bien", no convivían en lo absoluto.

En todas esas tardes con los Haitani, hacían de todo, te invitaban a sus reuniones de pandilla, salir por ahí a andar en moto, bebían juntos, bueno, más bien Ran y tú lo hacían, iban a fiestas, etc.

Algunas veces por la poca tolerancia que tenía Ran al alcohol, sumando su exagerada capacidad de dormir, terminaban solos tú y Rindou.

Solo cuando ambos estaban ebrios, podían entablar una conversación amena, que con el tiempo, no había necesidad de que hubiera alcohol en sus sistemas para hablar.

Era bien sabido que Ran era muy sobreprotector con Rindou, por lo que algunas veces, cuando tenían que hacer "encargos", Ran iba solo, quedándose tú y Rin solos.

Lo que alguna vez fue amistad, después se convirtió en un crush, se empezaron a gustar mutuamente.

Tu hacías sentir bien a Rin, que no solo era la sombra de su hermano, que él era importante por ser quien era, que no tenía que ser como Ran para agradar más, que el solo se construyó una reputación que nadie podría poner en duda, porque él era Rindou Haitani, nada más, nada menos.

Tú por tu parte, no hacías nada por Ran, no quieras arruinar su amistad metiéndote con su hermano, sin embargo, Rin no pensaba lo mismo.



..............................................................



Flashback

Una de esas tantas noches en las que salieron de fiesta, ambos terminaron llevando cargando a Ran a su habitación por lo ebrio que estaba.

Cuando lo dejaron tirado en su cuarto, estabas por irte, cuando Rin te arrastro al suyo.

-¿Qué haces Rin?- preguntaste algo exaltada por sus repentinas acciones.

Te acorralo en su cama, dejándote acotada sobre esta, con el encima de tu cabeza, dejándote sin escapatoria.

-Eres muy bonita Mika- alago sincero.

-Muchas gracias Rin, pero por favor aléjate-

-No- soltó su negativa de inmediato en respuesta.

-Estas ebrio Rin- dijiste suave, tratando de persuadirlo a que te hiciera caso. –No hagas algo de lo que te puedas arrepentir al siguiente día-

-Entonces espero no arrepentirme de esto- proclamo totalmente seguro.

Y sin más, te beso.

Tardaste unos segundos en corresponder, el alcohol en el sistema de ambos, ayudo a inhibir esos instintos que ambos tenían.

Se besaron con pasión, para que después su ropa pasara a segundo plano, tú eras la que tomaba la iniciativa para todo, dejándolo congelado en el proceso.

Cuando quedaste desnuda ante él, un terrible sonrojo de apodero de su rostro.

-¿Todo está bien?- preguntaste mientras besabas su cuello.

-Nunca había visto a una chica desnuda- hablo sincero.

En ese instante dejas de besar su cuello y lo miras detenidamente.

-¿Es en serio?- cuestionaste algo sorprendida.

-Sí- respondió el.

Pero una duda más salto a tu mente.

-¿Alguna vez lo has hecho?- lanzaste esa pregunta, para que tu respuesta era ver como apartaba la mirada de ti.

-¿Eres virgen?- inquiriste consternada.

Su respuesta fue asentir con la cabeza avergonzado.

De inmediato, te paras de él y empiezas a ponerte tu ropa interior.

-¿Qué haces?- cuestiona confundido por tus acciones.

-No lo hare contigo si ambos estamos ebrios- añades mientras abrochas tu sostén.

-No espera- menciona mientras te toma por uno de tus brazos deteniendo tus acciones. –Está bien, no hay problema-

-Sí, si hay problema- justificas rápidamente. –Probablemente te arrepientas mañana de haberte metido conmigo-

-Solo podría hacerlo contigo- responde sincero. –Te deseo a ti-

Te sientas a ahorcajadas sobre él, pasado tus brazos alrededor de su cuello.

-¿Estás seguro?-

-Completamente-

Pasas tus manos por tu espalda, desabrochando hábilmente tu sostén.

-Entonces lo hare especial-

Tú ya no eras virgen desde hace ya varios años, por lo que se podría decir que ya tenías experiencia en cuanto al sexo respectaba.

Recuestas a Rin sobre el colchón, el solo se encontraba con su ropa interior. Te sientas sobre él, con sus intimidades rozando, solo la tela de su bóxer los separaba.

Lo volviste a besar, solo que ahora más dulce, pero con la misma pasión.

Mueves tus caderas de enfrente hacia atrás, sacándole leves gemidos, el lleva sus masculinas manos a tus caderas para manejar tus movimientos.

Después vas bajando los besos por su mandíbula, cuello, pecho, abdomen hasta llegar a su zona baja, delicadamente bajas su ropa interior, liberando su miembro que desde hace tiempo ya se encontraba erecto.

Lo tomas con tus manos y empiezas con un vaivén en su pene, sacándole aún más gemidos, después das una lamida y lo metes a tu boca.

Empiezas a succionarlo, tratando de meter toda su virilidad en tu boca.

-Para- pide mientras pasa pesado saliva. –Si sigues así me voy a venir-

Así que sacas su miembro de tu boca y nuevamente centras tus caderas sobre las suyas, ahora si rozando piel con piel sus intimidades palpitantes. Tomas su miembro y lo ubicas en tu entrada, bajando despacio hasta que entro todo completo.

Por consiguiente, comienzas a moverte, primero de enfrente para atrás, después empiezas a dar pequeños saltos en él.

-Puedes hacer todo lo que quieras Rin- añades mientras brincas sobre él. –No te contengas-

Duraron así varias rondas, en donde solo encontraron placer el uno con el otro, el menor de los Haitani explorando tu cuerpo y los sonidos que podían salir de este.

Al terminar, ambos tomaron una ducha y prometieron guardarlo en secreto, pero él te pidió más, ser más, ser más que solo un polvo de una noche.

Fin del flashback

Ese día te dijo que desde hace mucho le gustabas, solo que no se atrevía a decirlo, tú le dijiste que estaba bien, porque él también te gustaba, solo con la condición que por lo pronto lo mantendrían en secreto.

Aquella noche durmieron juntos, pero en cuanto tú lo hiciste, él se fue a dormir al sillón, para no levantar sospechas.

Duraron estando a escondidas por unos meses, dos para ser exactos, para que después, Rindou se convirtiera en un mujeriego.

Pidiendo tiempo en su relación, sabias que no podías estar celosa, para no hacer sospechar a Ran de que algo entre su hermano y tú sucedía, pero el que Rindou no hiciera nada para detener que las mujeres se le echaran encima, te enojo.

Por lo que terminaste con ese intento de relación, no dejarías que nadie te denigra así, aun cuando nadie sabía de ello.

Pasaron meses en donde ignorabas a Rindou, evitando pasar tiempo a solas con él, tu relación con Ran no cambio en lo absoluto, siguió igual, solo que ya no ponías de tu parte para incluirlo, así como Rin estaba reacio a estar contigo.



..............................................................



Las luces de diferentes colores vibrantes cambiaban constantemente en el recinto, la música a todo volumen, mima que te hace mover tus caderas instintivamente al ritmo de esta.

"Yo voy" se escuchaba en aquel club, bailando sensualmente con tu amigo. Cualquiera que los viera creería que son pareja, la confianza con que mueves tus caderas sobre él, así como el coloca sus manos en lugares poco apropiados, hace que las dudas se levanten.

No te importaba que Ran te tocara mientras bailaban, tenías plena confianza en él, así como él en ti, incluso ya se han visto en ropa interior y nada paso, no cruzarían esa línea y ambos lo sabían, así como tampoco querían hacerlo.

Era cierto que Ran era sumamente atractivo, Afrodita lo favorecía demasiado al hacerlo tan bello, pero sabían que funcionaban solo como amigos.

Llevabas un top que parecía más un sostén de un color azul eléctrico, junto con una diminuta falda que apenas dejaba algo a la imaginación, esta era del mismo color haciendo juego, además de unos tacones, que para tu sorpresa eran muy cómodos.

Poseías un natural pelo lacio azabache, no llevabas demasiado maquillaje ya que sabias que terminarías con todo este corrido por la cara, solo un felino delineado junto con tus risadas pestañas adornaba tu ojos, un brillo labial tan brillante que hacía ver tus labios muy deleitables.

La canción acabo, como su baile, Ran te tomo de la mano dirigiéndose a la barra, en donde pidió dos bebidas con vodka, brindaron felizmente y luego hicieron una competencia para ver quien se tomaba más rápido aquel líquido reversando el vaso.

Como siempre, Ran perdía y tú ganabas, terminando increíblemente borrachos después de tantas copas que perdiste la cuenta, mezclaron diferentes tipos de licores, colmando su sistema de alcohol. Pero siempre el más borracho era Ran.

El departamento de los Haitani, al estar ubicado en Roppongi, estaba muy bien ubicado, por lo que el club en donde estaban, se encontraba unas cuadras de donde vivían.

Salieron ustedes dos alrededor de las tres de la mañana, tu cargando como podías a Ran, pasaste un brazo por tus hombros y tratabas de caminar a su departamento.

Normalmente tardarían 10 minutos en llegar en condiciones normales, sin embargo, por lo ebrios que estaban, tardaron 30 minutos, además que caminaban en zigzag, no pudiendo mantener una línea recta, agregándole el hecho de que Ran se te cayo varias veces porque se estaba durmiendo en el camino.

Llegaste a la recepción del edificio en donde vivían, saludaste al guardia del turno nocturno, te dirigiste al elevador, te adentraste con Ran a este y marcaste el último piso esperando que el mencionado no se te cayera otra vez.

Cuando las puertas metálicas se abrieron, comenzaste a caminar por el pasillo, llegaste a la puerta y buscaste en los pantalones de Ran la llave, cuando la encontraste, la pusiste en la puerta y abriste.

El mayor de los Haitani estaba recargado en la puerta, por lo que cuando se abrió, este cayo de frente, llevándote en el proceso.

Un estruendoso golpe seco se escuchó junto a tus quejidos, ya que Ran ya se encontraba dormido.

-Ugh mierda- te quejaste mientras te recostabas en el piso unos momentos descansando. –Maldito trencitas-

Empezaste a levantarte ya que el golpe te dejo algo aturdida, unos pasos comienzan a aproximarse en tu dirección, para después Rindou apareciera en escena, estando también algo ebrio.

Decides ignorar su presencia y tratar de levantar a Ran.

-Dejame ayudarte- dice mientras se acerca a ustedes.

Cada quien toma un brazo y lo llevan a su habitación.

Lo dejan tirado en su cama, durmiendo tan tranquilo cuando para ti fue una odisea lograr que estuviera acostado en su cama.

Tomas algo de aire, te diriges a uno de sus armarios sacando una chaqueta con la cual cubrirte para regresar a casa, todo bajo la mirada del rubio con mechas celestes.

Una vez logras tu cometido, sales tambaleándote de la habitación.

-¿Ya te vas?- inquiere mas no respondes.

Tú sigues con tu misión de llegar a la salida del departamento y no caerte o chocar con algo en el proceso.

Pasas a un lado de Rin ignorando su pregunta y presencia.

-¿Entonces ya no me hablaras?- vuelve a preguntar un tanto molesto.

-No tengo problema en hablarte, el problema es que no tengo nada que decirte- admites sincera mientras te recargas un momento en uno de los sillones esperando que tu cabeza deje de dar vueltas.

-¿Por qué actúas así?- cuestiona acercándose a ti.

-No es tu problema- vuelves estar erguida e intestas salir del departamento para evitar esta conversación.

-Solo te pedí un tiempo- justifica haciendo que detengas tu paso en seco y te dirijas a él.

-¿Estabas tomando tiempo o tiempo fuera?, porque no puedo con ambas- reclamas ya estando frente a frente.

-Un poco de ambas- admite con sinceridad.

-Tu si sabes cómo joder conmigo- hablas por lo bajo con ironía.

-Yo no estaba jugando contigo-

-Actuando como si no estuvieras juntos, después de todo lo que hemos pasado, durmiendo bajo las mismas sabanas, ¿Cómo es que estoy tan lejos de ti?- declaras con mofa en tu voz.

Rindou se congela por tus palabras, dejándolo mudo.

-Distante, cuando nos besamos...- haces una pausa entre cada oración. -Se siente tan diferente... dime como te volviste tan...-

Él te toma de la mano para que no te vayas, porque estabas empezando a caminar a la puerta.

Miras como su mano se aferra a la tuya con fervor, no queriendo que te vayas. Rediriges tu fría mirada a la suya, generándole un leve escalofrió.

-¿A qué te aferras?, Si quieres irte solo vete- notas como Rin se aguanta las ganas de hablar, quiere hacerlo, mas no sabría ni que decir. -¿Por qué quieres morderte la lengua? El silencio me mata-

En esta última oración, tu voz se quiebra un poco, por lo que Rin rápido te atrae a sus brazos envolviéndote, por un momento piensas en dejar tu orgullo de lado, lo abrazas, sintiéndote segura, pero después lo empujas alejándolo abruptamente de ti.

-Rin... Dime cómo es que te volviste tan frio, tanto como para congelarme los huesos, se siente como si ya no te conociera-

-No entiendo porque eres tan frio conmigo-

Te le quedas viendo con la respiración agitada, ambos para ese punto, ya no tenían ni un rastro de alcohol en sus sistemas, por la adrenalina de estar discutiendo y de las sinceras palabras que dolían.

-Bueno, bien por ti, supongo que avanzaste muy fácilmente- volviste a hablar nuevamente con mofa mirándolo con rencor. -Encontraste una nueva chica, y solo te tomo un par de semanas ¿Recuerdas cuando dijiste que querías darme el mundo?-

Te acercas intimidante a él, cosa que extrañamente funciona, no sabiendo la razón.

-Es como si nunca hubiéramos estado juntos, ¿Qué mierda pasa con eso?- proclamas aquello mientras le pegas con tu dedo índice en su pecho, como recriminándole.

-Y bien por ti, es como si nunca me hubieras conocido ¿Recuerdas cuando juraste ante Dios que yo era la única persona que te atrapo?- le propinas varios empujones alejándolo de ti, el no hacía nada para detenerte, solo te observaba con su inexpresivo rostro.

-Bueno, que se joda eso y jodete- le levantas la mano para propinarle una fuerte cachetada, pero él te toma por las muñecas para que no lo golpees.

-¡Nunca tendrás que lastimar a alguien de la forma en que lo haces conmigo!-

-Mika, cálmate, estas siendo muy emocional, no me has dejado explicarte nada- se justifica al ver cómo le gritaste.

-Tal vez soy demasiado emocional, pero tu apatía es como una herida en sal- te acercas lentamente a su rostro mientras hablas. -Tal vez soy demasiado emocional o ¡Tal vez nunca te importó en lo absoluto!-

Una lágrima de rabia corrió por tu mejilla cuando terminaste de enunciar aquello.

Eras una mujer muy segura de ti misma, nunca habías dejado que nadie calara hondo en tu ser, hasta que Rin hizo que desmintieras esa verdad que creías de ti. Había algo en su ser que te cambiaba, dejabas un poco de lado tu actitud arrogante por él, o tal vez que él era todo lo que tu carecías y viceversa, congeniaban muy bien, o al menos lo intentaron.

-Bueno, bien por ti, te ves feliz y saludable ¡Yo no!, si alguna vez te molestaste en preguntar. Bien por ti, lo estás haciendo muy bien sin mí, cariño, ¡Como un maldito sociópata!-

En cuanto terminas de enunciar aquello, Rin ceso tus reclamos.

Rindou se abalanzo a tus labios en un profundo beso. Se funden en un apasionado beso, en el que demoras unos segundos en corresponder.

El lleva una mano suya a tu nuca, obligándote a no despegarte de él, mientras que con la otra, aprisiona tu cintura pegándote a él.

Tu posas una de tus manos hundiéndola en su cabello, la otra la llevas a su pecho, apretando y arrugando su camisa.

Ambos se encontraban en el living, en un instinto que ya no recordabas que tenías con él, mas por el acalorado momento, saltaste sobre él. Rin ya conocía esa costumbre tuya, por lo que te tomo por debajo de tus glúteos para sostenerte.

A pasos torpes y apresurados, se fueron dirigiendo al cuarto del menor, cuando llegaron, el de orbes amatista, abrió la puerta de una patada y con la misma pierna la cerro.

Continuo con recostarte en su cama, se acomodó encima de ti sin aplastarte, continuando con su sesión de besos, en donde no tardaron en hacer presencia de sus lenguas, estas bailaban en la boca del otro, tratando de establecer un dominio que estaba muy reñido.

Mientras se unían a través de sus labios, tú explorabas su masculina espalda, como al mismo tiempo hundías tus dedos en su cabello rubio con mechas celestes.

El menos de los Haitani, seguía con una mano en tu nuca, y la otra viajando desde el principio de tus senos hasta el final de tus piernas.

Se despegaron con pesar, ya que sus pulmones pedían a gritos oxígeno, en el proceso le sacaste su camisa, admirando su fornido cuerpo.

Observaste aquel tatuaje que cubría la mitad de su cuerpo, que empezaba desde su pecho, abarcando su torso completo, también corriendo por uno de sus brazos y perdiéndose en los pantalones, donde sabias que también cubría su pelvis y terminaba en sus tobillos.

Él, ante tu penetrante y fija mirada que se posaba sobre su cuerpo, se quitó los pantalones, bajo tu atenta mirada, dándote un espectáculo.

Quedando solo en ropa interior, tomo una de tus piernas y quito tus tacones para después hacer lo mismo con la otra.

-Lo siento- se disculpó en medio de todo. –Pero me disculpare apropiadamente después, ahora solo necesito hacerte mía, así como yo siempre seré tuyo-

"Solo seré tuyo", esa frase ya la habías oído, él te lo dijo. Una oleada de recuerdos hizo estragos en tu mente, porque tenía razón, solo se pertenecían el uno al otro.

-Siéntate- ordeno y así lo hiciste.

Aunque fueras mayor que el por un año, en la cama el siempre dominaba, había algo en el cómo te hablaba y miraba que no te podías resistir a ninguna de sus palabras.

Ya estando sentada, sacó tu top de tu cuerpo, quedando embelesado con tus senos al desnudo, ya que no llevabas sostén.

Llevo uno de sus manos a uno de tus senos y empieza a tocar delicadamente tus areolas, para después jugar con tu pezón erecto producto de la excitación.

Gemidos leves comienzan a salir de tus labios, el dirige su cabeza a tu cuello, donde deja besos, uno que otro chupetón y mordidas.

Mientras tanto, su escurridiza mano libre viaja por toda tu cintura en busca del cierre de tu falda.

-Levanta tu trasero- pide en cuanto encuentra lo que estaba buscando.

Saca la falda de tu cuerpo, observando las lindas y sensuales bragas que llevabas puestas, eran de igual color azul.

Te recuestas en el colchón, con tu pecho expuesto subiendo y bajando en un a errática respiración.

Rindou toma el borde de tus bragas y las baja mientras te sonríe descaradamente al saber que estas a su disposición.

Se agacha quedando tu intimidad en su boca, donde procede a dar lamidas que solo provocan gemidos y espasmos en tus piernas.

-Ahh Rindou- sueltas un satisfactorio gemido.

Lame, succione y muerde con fervor toda tu zona, enfocándose a veces solo es ese botón de placer, en busca de complacerte más, integra sus largos falanges en tu cavidad.

-Ahh Rin sigue así-

La mezcla de su lengua y dedos te hizo llegar al orgasmo rápidamente, donde cerraste tus piernas atrapándolo en medio hasta que terminaras el prolongado clímax que te proporciono.

Aun con la respiración entrecortada y las piernas debilitadas, te paraste, acomodándote en 4 sobre la cama, donde bajo su mirada amatista, bajaste tu ropa interior liberando su miembro.

En este yacían ya unas gotas de su esencia pre seminal.

-Mi turno- anunciaste para empezar.

Posaste una de tus manos en su falo donde empezaste con un sube y baja sacándole roncos suspiros.

-Mierda Mika ahh-

Acto seguido, dejaste pequeñas lamidas y besos a lo largo de todo su miembro para finalmente llevarlo a tu boca. Llenaste con basta saliva tuya aquel pedazo de carne donde lamias rápidamente.

Rindou tomo tu pelo en una improvisada coleta para que pudieras fundirte más en el sin ningún inconveniente.

-Me voy a venir-

Cuando está a punto de llegar a su clímax, pego tu cabeza a su cuerpo, haciendo que liberara toda su semilla en tu garganta. En cuanto termino de llenarte con su basto semen, te despego, solo entones pudiste respiraste apropiadamente.

Nuevamente te recostó en la cama, poniéndose entre tus piernas, besándote eufórico.

-Te extrañe demasiado- comento entre besos.

-No tenías que ser un imbécil conmigo- añadiste de igual manera.

-Lo siento- se disculpó cuando se separaron para tomar aire.

-Demuéstramelo- retas con una sonrisa lasciva.

-Lo haré-

Rindou tomo su miembro, alineándolo en tu entrada, procediendo a penetrar tu cavidad lentamente.

No te preocupabas por no tener condón, ya que tenías un DIU puesto además de que tomabas pastillas, eras muy rigurosa con tu seguridad, no querías quedar embarazada.

Una vez adentro, se detiene unos segundos donde ambos gimen a la par, disfrutando la sensación placentera de estar uno adentro del otro.

Después empieza a embestir fuertemente, haciendo que tus pechos reboten por la fuerza que ejerce.

El Haitani lleva ambas de tus pernas a tus hombros dándole más libertad de moverse, aumentando el ritmo de sus penetraciones.

Siguen en esa posición hasta que el de repente se detiene, toma tu cuerpo como si no pesaras nada y te coloca en cuatro para él.

Empuja tu pecho al colchón, haciendo que tu espalda se arqueara en el proceso, proporcionándole una de las mejores vistas al menos de los Haitani.

-Que hermosa te ves así- alaga con doble intención.

Tus caderas algo anchas, tu espalda arqueada, y sobre todo tú deleitable trasero a su disposición.

-AHH-

Da una fuerte nalgada en uno de tus glúteos sacándote un sorpresivo gemido, y después entra de una en ti, haciendo que gimas aún más fuerte.

Toma tus caderas de soporte para seguir irrumpiéndote, dejando marcas que seguro serian notables al día siguiente.

La cama estaba comenzando a chocar con la pared, dejando en evidencia la increíble noche de pasión que estaban viviendo, sonidos lascivos que incluso los vecinos de pisos inferiores podrían escuchar, algunos deseando ser ustedes.

Te recargas sobre tus brazos, arqueando tu espalda aún más, haciendo que el pene de rin toque en tu punto g.

-Ahh ¡Ahí! No pares- gimes en descontrol por el placer.

Acomodas tu cabello azabache, que debido al ajetreo se estaba moviendo demasiado.

-Me voy a venir- avisas sintiendo los próximos espasmos que se avecinan por tu inminente orgasmo.

-Yo también- informa al igual.

Sus penetraciones comienzan a ser descoordinadas, espera a que tengas primero tu orgasmo y después sale rápidamente de ti, toma su miembro en mano y comienza a masturbarlo para liberar su semen a lo largo de toda tu espalda.

Ambos regulan sus respiraciones, el cansancio comienza a consumir tu cuerpo, por lo que te dejas caer en la cama, Rin va al baño por algo de papel para limpiarte.

Cuando llego, te vuelve a decir que lo siente, no sabe porque se volvió así, que tal vez ustedes empezaron muy rápido, tratándose de sexo únicamente su relación cuando no se dieron tiempo para conocerse más a profundidad.

Estás de acuerdo con él, no ibas a negar ese hecho.

Platican más cosas, mientras Rin se ponía su ropa interior y tú la tuya, después se colocó un pans y busco una de sus sudaderas en su armario, cuando la encontró camino en tu dirección.

-Levántate y alza los brazos- pidió estando frente a ti.

Confundida acataste su petición, él te rebasaba por unos centímetros, mismos que uso en su ventaja.

Posteriormente, sentiste una cálida tela ser colocada en tu cuerpo, llevaste la vista a Rin que se encontraba sonrojado, no sabías porque, pero para ti fue sumamente tierno su gesto.

Rin camino al otro lado de la cama y la acomodo para meterse en ella.

-Vamos, ven acuéstate- palmeo el puesto izquierdo que sería tu lugar.

Las comisuras de tus labios se elevaron e hiciste caso a su petición.

De primero solo estaban acostados frente a frente, el con su aun marcado sonrojo y tú con una tierna sonrisa.

Recorriste tu cuerpo más al suyo, dejaste un beso en su mejilla y te acurrucaste en su pecho, para después sentir como los brazos de Rin te envolvían en un cálido abrazo.



..............................................................



A la mañana siguiente, alrededor de las 11am la resaca despertó a Ran, abrió sus ojos quedando desorbitado por la luz que se colaba a través de las cortinas, analizo donde estaba, dándose cuenta de que estaba en su cuarto, no recordaba como llego ahí, así que asumió que tú lo llevaste hasta ahí, se quitó su ropa y se dio una refrescante ducha.

Se colocó algo de ropa cómoda y fue a la cocina, por un vaso de agua, después vio el desastre que había en el living, muchas botellas de cerveza como botellas de diferentes licores estaban regadas en el living, siendo responsable Rindou.

-¡Rindou!- llamo el mayor a su hermano, al ver que no contestaba, se dirigió a su habitación.

-Rindou- volvió a llamar pero esta vez tocando la puerta, no obstante nadie respondía, lo cual era raro en él.

Ran procedió a abrir la puerta, encontrándose con en la misma cama, abrazados, dormidos plácidamente.

Dirigió su mirada al suelo encontrándose con la ropa de ambos regada en el suelo, siendo evidente lo que había pasado la noche anterior cuando él estaba dormido por su ebriedad.

Dio una pequeña risa ante lo que sus ojos veían.

-Lo sabía- hablo al aire con una sonrisa satisfecha y salió de su habitación dejándolos dormir a ambos.

Soy tan tuyo que nunca volveré a ser mío – Ron Israel



..............................................................



N/A:

Ojala les guste el resultado como a mí.

He traído esta idea de Rinrin desde hace ya un tiempo.

Este OS fue a pedido de @h3ll0k1ttylov, si ves esto espero que te guste.

Sé que pediste un enemies to lovers, no sé si se cumpla este cliché pero hice lo que pude.

Nos seguimos leyendo, besitos<3.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top