KAKUCHO HITTO | Backstabber




Backstabber – Kesha

Ser una de las ejecutivas de Bonten no es nada fácil, desde el hecho de que eres una criminal, hasta cada día que vives podría ser el último por todos los riesgos, amenazas, venganzas, o simplemente un maldito desquiciado  resentido pueda ir contra ti.

Puedes agregar el hecho de ser mujer lo hace aún más complicado, tenerse que abrir un camino propio en donde es dominado por hombres no es fácil y agradable, ganar el respeto de los demás es sumamente agotador, el tenerle devoción a alguien porque si no es lo tuyo, sin embargo, el ver sus caras de asombro y enojo al ver que una mujer los supero no tiene precio.

La seguridad y el porte es una parte clave en esta vida, el 90% de la vida es confianza, lo bueno de ella es que nadie sabe si es real o es mentira y sin ellas, eres pisoteada fácilmente, al igual que tener quien te respalde es crucial si no quieres perder la vida de forma estúpida y rápida, para tu suerte tienes a un hombre a tu lado, no a cualquiera, al número tres de Bonten.

Kakucho ha sido tu novio por 6 años, se conocen desde antes, Mikey te recluto cuando decidió fundar la Kanto Manji, eras conocida por lo fuerte e inteligente que eras y sigues siendo, desde ese entonces ya tenías una reputación, Mikey solo la reforzó y aumento, desde ese momento estas a su lado, hace unos diez años aproximadamente.

Flashback

En ese entonces conociste a los demás, Kokonoi, Sanzu, Ran, Rindou y Mochi, al principio todo era complicado, no te querían adentro, era comprensible, eras una desconocida para ellos, más de una vez tuviste que aguantar tanto sus comentarios o "bromas" como le decían ellos, hacían eso en un intento de que te rindieras y te largaras, vaya sorpresa se llevaron que por más que intentaran nunca te rendías y seguías en frente de ellos con la frente en alto.

En una ocasión Sanzu y los hermanos Haitani te siguieron saliendo de unas de las reuniones de la Kanto Manji para golpearte, te dejaron hecha mierda en un callejón, aunque ellos tampoco se fueron ilesos, se sorprendieron por lo fuerte y ágil que eras, más no los hizo cambiar de opinión.

Antes de dejarte irse y dejarte ahí tirada te dijeron.

-Si quieres seguir con vida lo mejor que puedes hacer es no aparecer en las reuniones de Kanto-

-Tú no perteneces a ese lugar maldita rata-

-Déjanos a nosotros en paz, me importa una mierda si Mikey te recluto yo no te quiero con nosotros, así que haz algo bien en tu estúpida vida y lárgate de nuestra vista-

Escupieron los tres con odio y se fueron.

Quedaron impactados cuando apareciste al siguiente día de reunión, no solo ellos si no todos en la sala, el que entraras toda golpeada y lanzándoles miradas de odio a esos tres, hicieron que Mikey, Koko y Kakucho se preguntaran que había pasado.

Mikey estaba expectante a ver quién era el valiente en abrir la boca, mientras que Kakucho y Koko estaban tratando de unir los puntos, sabían lo fuerte que eras así que no había posibilidad de que alguien ajeno te hubiera atacado, Kakucho tenía sus sospechas de que esos tres inútiles te hacían la vida imposible en la Kanto pero nunca dijiste una palabra, solo hacías tu trabajo y cuidabas de Mikey.

A comparación de tu relación con Sanzu, Ran y Rindou, tu relación con Kakucho, Koko y Mochi era más amena y buena, con Mikey era diferente, lo cuidabas demasiado, tenas miedo de que se fuera a romper en cualquier momento y además él fue el único que te acepto desde un principio y te trato como un igual, valorándote por lo que eras.

Kakucho noto como los nudillos de ellos tres estaban lastimados y como también tenían moretones en su cara lo hizo darse cuenta, habían sido ellos, no tenías que ser muy inteligente para notarlo y al parecer Koko también lo hizo, la tensión era grande, la podías cortar con una tijera, hasta que Mikey suspiro y tomo la palabra.

-Sumi- la voz de Mikey hizo que voltearas inmediatamente a su dirección. -¿Qué fue lo que te pasó?-

Consideraste por un segundo decirle a Mikey todo, pero solo te haría ver débil y cobarde, tú no eras ninguna de las dos.

-Unos imbéciles que se quisieron pasar de listos, nada más- sonreíste burlona ante ellos ya que notaste como una vena de enojo se les marcaba a los tres.

-¿Segura?- cuestiono Kakucho.

-Totalmente- dijiste con una sonrisa.

Mikey al notar el enojo y las heridas de los tres decidió preguntar.

-¿Y a ustedes que carajos les pasó?- pregunto Mikey mirándolos fijamente para ver si tenían el descaro de mentirle a la cara.

-Nada- dijeron los tres al unísono.

Mikey suspiro, se levantó de su asiento dirigiéndose a ellos, esa acción del rubio les causo temor a los tres y en un rápido movimiento dio una patada que mando a los tres a volar por la sala en donde se encontraban.

-Escuchen bien trío de idiotas, no quiero hayan problemas internos en mi pandilla, me importa una mierda si no se agradan, no están aquí por eso, me son útiles esa es la única razón, no quiero que ustedes imbéciles vuelvan a hacer una estupidez como esta entendieron-

-Si jefe- dijeron los hermanos al mismo tiempo.

-Si Mikey, no volverá a suceder- dijo Sanzu tan sumiso ante el más bajo de todos, eso hizo que rieras mentalmente ya que ninguno, por más rudo que fueran le podía hacer frente a Mikey.

Fin del flashback

Después de eso, nada volvió a suceder, mágicamente te empezaron a aceptar de a poco, hasta que se llevaron bien, eventualmente con el pasar de los años se unió Takeomi a Bonten, ¿De dónde había llego? No sabias, ¿Te importaba? Mucho menos, solo hacia su trabajo como los demás, con él también te llevabas bien, nada especial, dabas el mismo trato a todos.

Tu relación con Kakucho empezó a formarse lentamente, muchas veces tenían que trabajar juntos, convivir más tiempo, lo que hizo que se fueran conociendo, fue inevitable que ambos se enamoraran.

Ambos tenían miedo de entrar en una relación, más el hecho de que tendrían que hacer su relación publica ante los demás en algún momento, tenían temor del como fuera a reaccionar Mikey cuando se lo dijeran ya que sabían muy bien de lo que era capaz el rubio.

Sorprendentemente Mikey se lo tomo bien, "Mientras no se distraigan de sus labores en Bonten, me importa una mierda su vida personal" fue lo que dijo y ambos lo tomaron como luz verde para continuar con su relación.


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Actualmente ibas a una reunión de Bonten que había surgido de improviso, te preguntabas que sucedería para que surgiera una repentina pero urgente reunión, tal vez solo seria de como el trio de Bonten arruino una misión otra vez.

Caminabas con paso firme por el largo pero elegante pasillo de las oficinas de Bonten, un alfombrado gris adornaba el piso, las paredes blancas hacían contraste con aquel tono, dando gran brillo a aquel pasillo, esa luz te hacia lucir hermosa y dominante, con un aura misteriosa.

Vestías un pantalón holgado negro, una camisa de vestir verde olivo, odiabas el maquillaje no porque te disgustara en tu cara sino que eras muy mala en ello, lo único que sabias hacer bien era un delineado largo que hacia lucir tus ojos más amenazadores y encantadores al mismo tiempo, llevabas un collar que te había regalado Kakucho y por ultimo tus tacones de aguja negros, algo sencillo pero que te hacia lucir bien.

Llegaste a la puerta donde sería la reunión, la abriste esperando que aún no llegaran todos y no iniciara aun, sin embargo, ya estaban todos ahí, solo faltabas .

Al momento de entraste a la sala sentiste una tensión increíble, demasiadas emociones juntas en un recinto tan pequeño, el hecho de que las caras de todos estaban serias y con una postura de superioridad además de un aura amenazadora, te hacia dudar del motivo de la reunión.

Todos los asientos estaban ocupados en aquella larga mesa ovalada, solo quedaba uno, el tuyo, que estaba ocupado en la otra cabeza de la mesa, frente a todos, tenías una vista perfecta de los rostros de los presentes en la mesa, aun así, sentías como esa posición te hacia vulnerable ya que eras fácil de atacar, puedes agregar el hecho de que sentías como todos te estaban juzgando con la mirada.

No era momento de flaquear y lo sabias, un movimiento en falso y terminarías durmiendo con los peces, pero ¿Por qué?

Una vez ya sentada correctamente decidiste hablar porque parecía que nadie más tenía intenciones de hacerlo.

-Bien, ¿Por qué la repentina reunión?, ¿Está todo bien?- preguntaste ingenuamente no sabiendo el motivo, aunque, todos parecían saberlo.

-Eso queremos saber nosotros, ¿Está todo bien Sumi?- hablo Koko con un tono burlesco y agresivo al mismo tiempo, lo que hizo que te pusieras a la defensiva.

-Déjate de rodeos y ve al grano- la paciencia no era algo por lo que fueras conocida, por eso eras muy efectiva en tus negocios y misiones, traías resultados lo más pronto posible.

-Queremos saber algo que has hecho Sumi- pregunto Sanzu serio, sabias que si él estaba serio, la situación también lo ameritaba.

-Bien, dime que es lo que quieres saber- según tú no habías hecho nada incorrecto que produjera un problema, a ti, los presentes o la organización.

-Dejen de darle vueltas y pregunten de una vez esta mierda- escupió Takeomi mientras te miraba de forma despreciable, a pesar de eso tu semblante y postura dura como piedra no se vio afectada, pero por dentro morías de nervios, no sabías de que se trataba todo esto.

-Sumi, ¿Has traicionado a Bonten?- dijo Mikey como si fuera cualquier cosa, tal vez no dimensionada el tamaño de su acusación.

-¿Que? ¿Por qué piensas eso?- tu sorpresa por su acusación no la pudiste disimular aunque quisieras.

-Dime, ¿Lo has hecho?- su mirada oscura calo hondo en tu alma, era cierto que no le tenías una especial devoción a Mikey como Sanzu, aun así, le tenías respeto, el que considerara eso hizo que te enojaras.

-No, no lo he hecho, ¿Por qué carajos llegarían a considerar eso?- hablaste en plural esta vez, ya sabias el motivo de esta reunión, era el destaparte como la "traidora" que eras.

-Entonces que significa esto- Rindou lanzo un sobre la mesa.

El sobre recorrió toda la mesa hasta que llego al alcance de tus manos, todos estaban expectantes a tu reacción, incluso Kakucho.

Un poco dudosa abriste el sobre de manera lenta, el contenido eran una fotos.

Carajo.

Una vez que las viste ni supiste que explicaciones ibas a dar, esas imágenes eran algo comprometedoras acorde a su acusación pero no era lo que ellos pensaban.

-¿Qué es esto?- cuestionaste con la esperanza de que no se agravara la conversación.

-Eso queremos que nos digas tu- enuncio Ran con un toque de desprecio a tu persona.

Eran una serie de fotos que capturaron todas tus acciones del momento, te encontrabas tú, en un callejón con una persona, el mencionado te entregaba un pequeño paquete, tu diste su paga en efectivo, pareció que conversaron un poco y después cada uno tomo caminos distintos.

Lanzaste las fotos a la mesa y estas quedaron esparcidas por la superficie.

-No es lo que piensan- mencionaste mientras llevaste tus brazos a la mesa, recargaste los codos y entrelazaste tus dedos, posterior recargaste tu frente en tus manos, no sabías que decir para poder librarte de esta sin que se revelara la verdad de esas fotos.

-¿No? Entonces que mierda es Sumi, porque estas fotos insinúan otra cosa- comento Sanzu con asco, odiaba a los traidores, el que tú pudieras ser una generaba una serie de emociones en el que solo podían terminar en una sola cosa, desastre.

-Solo explícate Sumi, así no tendremos razones para sospechar de ti- al fin tu novio se había dignado a hablar, pero no de la forma en la que tu esperabas.

Lo que menciono hizo que lo miraras con los ojos abiertos, totalmente sorprendido por lo que acababa de mencionar.

-¿Es enserio?, ¿Tu también  crees eso?- dijiste confundida y dolida porque no creyera en ti.

-Solo dinos que pasa ahí y es todo- se excusó de inmediato.

-No estas respondiendo mi pregunta- el que desconfiara de ti y tu lealtad te estaba empezando a molestar.

-Tu tampoco la mía- dijo el, soltaste una risa incrédula porque no te creía.

-Hey, hey, no es momento para sus estúpidas peleas de pareja, eso lo arreglan ustedes dos después- solicito Koko al ver que se estaban desviando del tema principal de esta reunión.

-Sumiii- musito Sanzu en un tono burlón, haciendo que tu atención que se encontraba en Kakucho se desviara a él. -¿Sabes que les pasa a los que traicionan a Bonten?-  pregunto como si no conocieras la respuesta, muchas veces lo tuviste que ayudar a deshacerse de la "basura" como el los llamaba.

-Vete a la mierda Akashi- escupiste molesta, el que lo llamaras de esa manera hizo que la sonrisa burlona que tenía en su rosto se borrara inmediatamente y cambiara su faceta a un seria de nuevo.

-¿Entonces Sumi?, ¿Nos explicaras o no?- dijo Rindou con su característico tono desinteresado como siempre.

-Incluso si las fotos insinúan eso, que otra prueba tienen de que estoy traicionando a Bonten, cosa que repito, no hice- hiciste énfasis en el "no" para ver si les entraba un poco en la cabeza.

-Si tenemos pruebas- respondió Koko mientras te pasa nuevamente a través de la mesa unas hojas, las tomaste y viste que eran estados de cuenta de las ganancias de los lugares en donde estabas a cargo.

-¿Y esto significa?- preguntaste al no saber que significaba sus supuestas pruebas.

-Esas hojas demuestran las ganancias de las fachas que están a tu cargo, demuestran este último año, si pones especial atención a los últimos cinco meses han decaído, algo mínimo, pero que a largo plazo genera gran pérdida de dinero- declaró Koko, si él lo decía tendría que ser verdad, él nunca se equivocaba en cuanto a dinero respecta.

-¿Quieres decir que estoy robando dinero de mis propios negocios?- soltaste en una risa incrédula. -¿Crees que soy tan estúpida para hacer eso?-

-No es solo eso- protesto Ran. –Casualmente han ocurrido muchas redadas de la policía últimamente en nuestros clubs, empresas, establecimientos de todos, menos en el tuyo...- se recargo en su totalidad en la silla y continuo. -¿Curioso no crees?-

Termino de explicar, sinceramente no sabías porque estaba pasando todo eso, eras muy juiciosa en todo lo que hacías, no se te escaparía algo como eso, lo abrías notado enseguida, aparte solo tú y tu mano derecha sabia a detalles de todo, los demás solo seguían ordenes, no sabías por donde se podría haber dado esa fuga de información.

No sabes por cuanto te perdiste en tus pensamientos tratando de encontrar la raíz del problema, hasta que te llamo Kakucho haciendo que salieras de tus pensamientos.

-Sumi, ¿No vas a decir nada?- pregunto en un tono calmado, sin embargo, no lo quería admitir, pero también estaba empezando a dudar de tu lealtad. -¿Sumi?- volteaste a verlo con la molestia marcada en tu rostro, demostrando lo mucho que te enojaba que estuvieran haciendo esas acusaciones que carecían de lógica.

-¿Para qué? Ustedes ya sacaran y tomaron su decisión sin siquiera tomarse la molestia de escucharme- dijiste cansada de esta conversación.

-Solo admite que eres una maldita rata traidora y esto se acaba- era obvio quien comento eso, Sanzu.

Tenías un límite y ese se estaba acabando.

-Solo dilo y tu miserable vida se acaba- nuevamente hablo Sanzu y ahí, explotaste.

Te paraste de tu asiento y azotaste las manos en la mesa, sacando un pequeño susto a todos.

-¡Cállate mierda!, ¡No sabes de lo que estás hablando así que no abras la boca a lo imbécil!- exclamaste evidentemente enojada.

-Cálmate, no tienes que gritar- comento Takeomi molesto.

-Tu cállate- dijiste mientras lo señalabas con el dedo. -Estoy cansada de esto, de todas sus suposiciones falsas- hiciste un pausa y en tu rostro se marcó una sonrisa algo sádica.

Eso a les hizo sentir algo a todos que no supieron identificar, en especial a Kakucho ya que muchas veces la vio cuando estabas a punto de explotar por todo lo que tenías adentro, y esta vez era demasiado.

-Así que mejor deberían de cerrar sus malditas bocas-

-Carajo...- susurro Koko, aun así lo escuchaste.

-En especial tu Kokonoi, nunca cierras tu boca- suspiraste y continuaste. –Honestamente me parece gracioso como gastan su aliento hablando de mí, en vez de resolver los malditos problemas de los que me están acusando, pero gracias, me hacen sentir especial-

-Solo confiesa maldita perra que lo hiciste, todo apunta a ti- hablo el peli-rosa que también era conocido por su poca paciencia.

-¡Oh tu eres un maldito traidor!- gritaste a Sanzu, cosa que hizo que él se contrajera un poco. -¡Ustedes unos habladores de mierda!- señalaste a los hermanos Haitani que mantenían un semblante serio pero con una pisca de molestia.

-Y todos sabes eso- continuaste, una vez que empezaste, no hay vuelta atrás. -¡Todos los demás son iguales!, ¡Unos malditos traidores!-

-¿Incluso Kakucho?- cuestiono Mikey que en todo este tiempo no había vuelto a hablar, se mantuvo al margen, limitándose a solo observar y escuchar.

Dirigiste tu mirada a Kakucho.

-¿Confías en mí?, ¿Confías en que no soy una traidora?- cuestionaste impaciente por su respuesta, que esperabas fuera inmediata, pero no.

-Yo... Yo n-no lose- hablo y te sorprendiste, porque esperabas que tu novio confiara en ti, que se pusiera de tu lado, sin embargo, no paso.

-Vaya... tal parece que no- querías llorar, mas no les ibas a dar ese lujo a ellos de que te vieran romper en llanto. –Que cobarde eres...-

Todo ya se había ido a la mierda, incluso con Kakucho, porque no querías a tu lado a alguien que desconfiara de ti entonces que más daba que revelaras lo que querías ocultar.

-¿Quieren saber la verdad? Bien se las diré, solo dejare algo en claro antes- pensaste lo que dirías, ya que tendría gran impacto en tu vida, no sabes si fui porque te dejaste llevar por enojo o porque verdaderamente lo sentías pero lo dijiste. –Cuando les explique todo, será lo último que obtendrán de mí, me canse y me largo de Bonten.

Seria mentira si más de uno se sorprendió de tu declaración, pero primero querían escuchar tu historia antes de convencerte de que te quedaras.

-Bien, si soy yo la que está en la foto, mas no estoy haciendo lo que ustedes piensan- hiciste una pausa y procediste con lo tuyo. –Ese tipo lo conozco y es de una joyería, le hice un encargo externo, porque quería algo especial y detallado, él me dijo que lo podía hacer solo que él quería su paga para él y en efectivo- tomaste una de las fotos, la sostuviste en tu mano y la mostraste. –Lo que ven aquí solo es la paga por un trabajo bien hecho, solamente eso...- dejaste nuevamente la foto en la mesa.

-¿Qué es lo que mandaste hacer?- cuestiono Ran.

-Esto- te agachaste a la silla en busca de tu saco, buscaste en uno de los bolsos internos de este y sacaste una pequeña caja aterciopelada negra.

La sostuviste en tu mano mirándola para después depositarla en la mesa y rodarla en dirección a Kakucho.

El mencionado confundido tomo la caja y la abrió, el contenido lo hizo arrepentirse inmediatamente de desconfiar de ti.

-Era un anillo, un anillo de compromiso- dijiste totalmente desanimada, con una mirada pagada mientras mirabas a Kakucho directo a los ojos. –Te quería proponer matrimonio, así que pensé en algo personalizado, por eso mande hacer el anillo...-

Nadie se esperaba eso, incluso Mikey, esa noticia hizo que se sintieran culpables por acusarte de tal forma.

La mirada que te dio Kakucho cuando mencionaste que le propondrías matrimonio rompió algo dentro de ti, viste verdadera ilusión en sus ojos, no obstante, no podías perdonar el que dudara de ti y no te defendiera.

-Puedes quedártelo, era para ti de todas maneras, has lo que quieras con él, porque tú y yo ya no estamos juntos-

Dolió, dolió como nunca, el amor que sentías por él, aún estaba ahí, y no se iría por un buen tiempo, creías que él te amaba a costa de todo y todos, el que lo vieras dudar de ti, rompió algo adentro, algo que posiblemente ya no tuviera remedio.

-S-sumi espera yo- Kakucho no termino de hablar porque se vio interrumpido por Sanzu.

-¿Y las cuentas, el dinero?, ¿Tambien fue por el anillo?-

-De eso no tengo la menor idea, Koko sabe cómo manejo mis cuentas, muchas veces el me ayudo a cerrarlas, si hubiera transferido el dinero él se habría dado cuenta, yo no robe nada, pero si tanto lo ocupan, se los pagare y con esto termino mis deudas con ustedes- recogiste tu saco del asiento y giraste sobre tu eje queriéndote dirigir a la salida, pero antes de llegar, tomaste la palabra nuevamente.

-Desde este momento, yo, Sumi Hasegawa, renuncio a Bonten y no quiero saber nada mas de toda esta basura- proclamaste sin dudarlo dos veces, querías dirigirte a la salida pero el azote de una silla hizo que voltearas instintivamente al origen del sonido.

-¡Sumi!, ¡Espera!- era Kakucho, camino hacia tu y queriendo detener tu camino y pararse frente de ti, para suplicarte que no lo dejaras, en eso momento a aquel hombre con la cicatriz que atravesaba su cara que tanto amabas, no le importo que sus compañeros escucharan las cursilerías que tenía por decir. -¡Por favor escucha!, ¡Perdóname!, ¡Sé que no fuiste tú!-

Para ese momento tú ya te encontrabas en la puerta, dándoles la espalda a los demás, incluso a él, lo que te detuvo de tomar la manija de la puerta fue el desesperado grito de Kakucho.

La puerta de abrió sorpresivamente, dejándote para en frente de este tipo, tardaste en reaccionar, ventaja que el tomo para lograr su cometido.

-Tiene razón, no fue ella, fui yo-

-Maldito bastardo- dijiste ahogando un grito de dolor.

Sentiste como un líquido caliente y carmesí comenzaba a salir de ti, llevaste tu mano a tu abdomen en un intento de detener el sangrado.

Te moviste de lado dejando ver al sujeto con un cuchillo en mano, lleno de sangre, la tuya.

La atención se dirigió a ti y vieron como luchabas por mantenerte en pie y con la mano tratabas de hacer presión en la herida, pero tus piernas fallaron y caíste al suelo.

El tipo que estaba frente a todos, era tu mano derecha, fue el responsable de todas las sospechas que pusieron en ti.

El mencionado tenía intenciones de hablar nuevamente, pero un peli-rosa fue armado fue más rápido que el, cuestión de segundos y Sanzu sacó su arma apuntando directo a la cabeza del real traidor.

-Así que eras tú maldito hijo de puta- menciono paralizando al otro y sin más disparo, matándolo instantáneamente. –Dulces sueños con los peces.

-Mierda no era Sumi- comento en voz baja Koko, solo para que los más cercanos a donde él estaba sentado escucharan, en su voz de escuchaba el arrepentimiento que sentía por dudar de ti, los demás, tenían el mismo sentimiento marcado en sus rostros.

Todo sucedió tan rápido que a Kakucho no le dio tiempo de reaccionar, su desesperación lo cegó un momento no dejándole ver el peligro que tenía en frente, reacciono hasta cuando ya te vio en el piso agonizando.

En lágrimas corrió a ti, se sentó tomándote en brazos, haciendo más presión en tu herida, por si acción tú quitaste tu mano y la reposaste sobre la de él.

-¡Llamen a una puta ambulancia imbéciles!- grito desesperado aquel pelinegro con la cicatriz, -Sumi, quédate conmigo, ya viene la ayuda, por favor no te vayas, no me dejes-

Sentías como tu cuerpo se desvanecía entre sus brazos.

Mierda, no quiero morir.

Con tus últimas fuerzas, llevaste tu mano a su mejilla y la acunaste, le diste una cálida sonrisa, esas que hacían que su corazón se sintiera cálido y en casa.

Admiraste su belleza desde tu posición unos largos pero eternos segundos, eran contadas las veces que lo habías visto llorar, aun así, seguirías jurando que es el hombre más bello en este universo.

-¿Qué abrías respondido?- preguntaste, querías saber, aunque fuera lo último que escucharas, porque ibas a morir, lo sabias.

-¿De qué hablas?- pregunto confundido.

-Del anillo...- sentías como la vida se te iba entre cada respiro que dabas, pero decidía a escuchar su respuesta trataste de mantenerte consiente hasta oírla. -¿Te habrías casado conmigo?-

Esa pregunta quebró algo dentro de Kakucho, no podía contener las lágrimas viendo como el amor de si vida se iba entre sus brazos.

Recordó todo lo que vivieron juntos, desde que eran adolescentes, sus pláticas inmaduras en las pocas veces que se podían comportar como jóvenes de su edad, el cómo su relación fue evolucionado, el cómo tenían miedo a admitir sus sentimientos, la felicidad que les trajo el saber que ambos eran correspondidos, su primer beso, su primera vez juntos, el cómo se convirtieron de adolescentes problemáticos a adultos mafiosos, le causo una pequeña risa mental el cómo siguieron el mismo camino del crimen juntos, esas y muchas más memorias juntos le pasaron por su mente.

Percibió como quitaste tu mano de su mejilla, fue entonces ahí que reacciono y respondió a tu pregunta.

Los demás notaron algo que el no, lentamente Ran se levantó de su asiento dirigiéndose lentamente a Kakucho, una vez parado detrás de él tuvo intenciones de hablar que él lo hizo primero.

-Sí, claro que si me casaría contigo, en esta y mis otras vidas- hablo entre lágrimas.

Lo que Kakucho no noto es que tú ya no escuchaste su respuesta.

Ran se agacho a su altura y lo tomo por los hombros, Kakucho lo miro con los ojos llorando mares y hablo.

-Ran, algo no está bien- titubeo al hablar. –Ella esta fría, tráeme su saco para que entre en calor-

Esa escena para Mikey trajo recuerdos que prefiera mantenerlos encerrados en su memoria, recuerdo de como el también perdió a su hermana en brazos, esa memoria hizo que tragara duro, asi que solo se levantó y se giró, no dijo nada, solo se quedó con la mirada que tenían desde el alto edificio, conteniendo las lágrimas.

Ran con un nudo en la garganta hablo.

-Kakucho se ha ido- cuatro palabras con catorce letras hicieron añicos su corazón del que era tu amado peli-negro.

El mencionado no dijo nada, solo te abrazo fuertemente, te acurruco en su pecho como solía hacerlo y lloro, aún más.

Una lágrima suya cayó en tu rostro, justo en el final de tu ojo, haciendo parecer como si también estuvieras llorando.

-Te amo, siempre lo hice y siempre lo haré amor- susurró deseando que todavía lo escucharas.

Alejo un poco tu cuerpo inerte del suyo, observo como estaba cubierto de ese horrendo liquido carmesí pero poco le importo.

La ambulancia llego, tarde pero lo hizo, no le quedo más que otra que entregar tu cuerpo para que fuera llevado a la morgue.

Se los entrego como lo valiosa que eras y te fuiste, en cuerpo y alma, como alguna vez se entregaron mutuamente.

Todo era silencio, Kakucho vio sus manos y estabas cubiertas en sangre, ya no lloraba y no porque no quisiera, sino que ya no le quedaban lagrimas que derramar.

Empuño sus manos  y hablo.

-Todo es su culpa- término de decir y se fue del lugar, para verte en un cuarto frió, en una plancha de metal, pálida y cubierta con una manta blanca.

Te quería dar una sepultura digna.

Se fue dejando a los demás con la culpa y un nudo en la garganta, aunque el tampoco nunca se perdonaría a sí mismo.

La vida le recordó nuevamente lo efímera que es, que somos instantes, pero aunque fueran solo eso, se amaron como si durara una eternidad.

Porque se amarían en esta y en todas sus otras vidas.

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Nota de la autora:
Esta idea la saqué de un Tiktok que vi hace tiempo, el usuario de esa persona es @ivbfanfics en tiktok, creo que borro el vídeo, aún así quiero dar créditos porque me inspire en su vídeo.
Cámbiale unas cosas a mi estilo y conveniencia de la trama pero la idea inicial la saqué de ahí.
Gracias, besitos <3

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