CHIFUYU MATSUNO | Before You Go




Before You Go – Lewis Capaldi


Viajar por el mundo siempre fue tu sueño, por eso decidiste convertirte en azafata.

Después de graduarte entraste a trabajar en una aerolínea que te ofreció trabajo, donde te quedaste por algunos años.

Después de un tiempo de estar trabajando en ese lugar, llego un nuevo piloto a la aerolínea, que se quedaría de planta.

Ahí conociste a Chifuyu.

Él se te acerco a hablarte, porque según él, te veías la más amable de todos los presentes. Te saco una sonrisa su inocencia y timidez con la que hablo.

Comenzaron a hablar cada que se veían, ya fuera, esperando a que fuera momento de abordar, antes de despegar el avión, después de aterrizar, cuando los iban a dejar a su hotel en la ciudad de destino o algunas veces cuando se ofrecía a llevarte a ti hogar.

Entablaron una bonita amistad por un tiempo.

Después, conforme el tiempo pasaba, comenzaron a salir los dos cuando no tenían trabajo o en las horas libres que llegaban a tener en donde sé que viajaran.

En una de esas salidas, llegaste a conocer a sus amigos, un pelinegro llamado Baji Keisuke, que se notaba que el pelinegro de orbes cían  le tenía gran cariño y admiración.

Otro que igual era pelinegro pero con dos mechones amarillos y con un tatuaje de tigre en su cuello, llamado Hanemiya Kazutora, estos dos amigos tenían una tienda de mascotas.

Conociste a otros de sus amigos en el proceso, que después te contó que los conocía desde su adolescencia. Sus amigos lo delataron al decirte que antes, de jóvenes, pertenecían a una pandilla, la más grande de Japón en esos gloriosos años.

Tú por tú parte no tenías a nadie quien presentarle, tus padres vivían lejos, en una zona rural de Japón, no tenías personas a las que pudieras considerar amigos.

Eras solitaria, pero no te causaba agobio aquello, siempre habías sido así y te gustaba que ahora conocieras a nuevas personas con las que valiera la pena entablar una amistad.

Los sentimientos de amistad que una vez existieron con Matsuno, fueron reemplazados por atracción, terminando en sentimientos románticos.

Él te gustaba, no querías mencionar nada, por miedo a arruinar lo que habían construido, el por su parte estaba igual, derrochaban amor por donde fueran, mas ninguno de los dos se atrevía a dar el primer paso.

Un día que Chifuyu que reunió con sus amigos, estos lo interrogaron acerca de que él lo que sucedía entre él y tú.

-Chifuyu- llamo la gruesa voz de Baji. -¿Qué es lo que son entre ustedes dos?-

-¿De qué hablas Baji-san?- inquirió confundido el mencionado.

-No te hagas imbécil- contesto con su normal vocabulario el hombre colmillos pronunciados.

-Con Oyuki- ahora hablo el del tatuaje de tigre.

-Somos amigos- dijo con un notable sonrojo en sus mejillas.

-Ese cuento no me lo trago- comento uno de los gemelos Kawata, aquel que siempre tenía una brillante sonrisa en su rostro.

-Di la verdad Chifuyu- ahora hablo Mitsuya, incitándolo a que fuera honesto, mas no de una manera tan directa como los demás.

Hubo un silencio donde todos observaban a Matsuno, en espera de su respuesta.

-Ella me gusta...  demasiado- una sonrisa inconsciente se formó en su rostro cuando llego tu rostro a su mente. –Creo que estoy enamorado de ella, pero no tengo el valor de decírselo- llevo sus manos a su cabellera revolviéndola, por la frustración.

-Además no sé si ella se siente igual- cuando culmino de formular aquella oración, se escuchó un bufido en general.

Baji, que estaba sentado al lado de Chifuyu, le dio un zape en la nuca.

-Es demasiado obvio que tú también le gustas, se le nota demasiado... como a ti- lo último lo dijo en un susurro que Matsuno no escucho.

-Soy idiota, pero hasta yo me di cuenta- añadió Pah con obviedad, seguido de un movimiento vertical de cabeza por parte de Peh, en señal de estar de acuerdo con aquello dicho.

-¿Es en serio?- pregunto el con un brillo en los ojos, a lo que todos le respondieron con un "Sí" general.

Eso motivo a Chifuyu, por lo que les dijo "Me tengo que ir", emprendiendo camino a tu departamento.

Esa tarde-noche, estabas en un pans gris con una playera negra encima, una vestimenta cómoda para estar en tu hogar, ya que no tenías planeado salir.

Tu timbre sonó de repente, irrumpiendo el pacifico silencio que habitaba tu hogar, pasa después dar paso a un pelinegro que te quitaba el sueño desde hace mucho tiempo.

Le diste pase a tu hogar, ofreciéndole un té, ambos terminaron sentados en el living, se le notaba ansioso, como si quisiera decir algo, pero no tuviera idea de cómo hacerlo, hasta que soltó la bomba de una.

Su declaración fue algo torpe, debido a los nervios, sin embargo, cada palabra que salía de su boca era totalmente bella y sincera.

Interrumpiste su balbuceo al querer pronunciar "¿Quieres salir conmigo?" con un beso, mismo que lo paralizo.

-Me gustas Chifuyu... y si quiero salir contigo-

Él te abrazo con fuerza, hundiendo su cabeza en el arco de tu cuello, para después darte un beso en tu mejilla, frente, nariz y terminar en tus labios.

Donde por primera vez, plasmaron sus sentimientos sin palabras, dejando que sus labios se unieron una y otra vez con gran delicadeza y amor.





..............................................................





El tiempo paso, llevado una bella relación, ambos siguieron trabajando en lo mismo, el como piloto y tu como azafata.

Habían temporadas altas, las vacaciones, en donde rara vez pisaban su hogar compartido, se la pasaban viajando de un lado a otro, conociendo muchos lugares, creando memorias inolvidables juntos.

En ese periodo de tiempo, por tu pesado trabajo, rutina y desgaste de no tener nada fijo, comenzaste a descuidar tu persona. El no comer apropiadamente y a las horas debidas, comenzaba a pasar factura, empezaste a adelgazar en gran medida, cosa que tu meticuloso novio no pasó por alto.

Las pocas horas de sueño, también influyeron gran parte en tus malestares, unas bolsas negras debajo de tus ojos se comenzaban a formar, siendo así, que cada que dormían juntos, Chifuyu se aseguraba que  durmieras las horas necesarias y apropiadas.

Mas no solo era eso, desde hace un tiempo sentías que algo andaba mal.

Te sentías constantemente casada, al principio pensaste que era por lo antes mencionado, pero incluso cuando no viajaban por semanas, este dolor persistía.

Comenzaste a perder peso de una manera asombrosa, está ya no era porque descuidaras tu alimentación, desde hace tiempo tenías una dieta que seguías al pie de la letra, misma que se adaptó y fue hecha para tu profesión, no entendías entonces porque la razón del peso desmedido que perdías.

Además de un constante dolor en los huesos, que iba incrementado con el paso del tiempo, que provocaba que tus jornadas de viaje fueran una pesadilla, el estar erguida, caminando, levantando maletas, cerrando la pesada puerta del avión no ayudaba.

Estos síntomas persistieron por meses, llegando a cumplirse el año, en donde no los trataste, no porque no quisieras, simplemente tu agenda estaba llena, no tenías tiempo de nada.

Hasta que un día libre, hiciste con anticipación una cita en el medico, para un chequeo general, para dar con la causa de todos tus malestares.

Ibas a ser sincera, por un momento pensaste que estabas embarazada, no obstante, Chifuyu y tú, eran muy rigurosos con sus cuidados, aun así, existía la posibilidad, muy pequeña, pero lo hacía.

Ese día que estabas por acudir al médico, le pediste a Chifuyu que te acompañara, te sentías más segura con él, además que sabias que necesitarías su compañía.

Pasaste al consultorio, en donde el medico te hizo una serie de preguntas, desde tu estatura, edad, peso, hasta medicaciones que has tomado recientemente, actividad sexual, que métodos anticonceptivos usabas, etc.

Nada de eso te avergonzaba contestar, menos en presencia de tu pareja, que sostuvo firmemente tu mano en todo momento, sentía que esta temblaba ligeramente, más dejaba leves caricias con su pulgar en el dorso de tu mano.

Más adelante en la consulta, le comentaste al doctor la razón de tu visita, este ordeno una serie de análisis para asegurarse de todo, ese mismo día te hicieron pruebas de sangre, orina, saliva, además de una radiografía, para ver el estado de tus órganos internos.

Te dijo que volvieras en tres días para ver los resultados, pasaron el resto de esa tarde en pareja, fueron a comer en una cafetería, teniendo un pacífico momento, donde solo existían ustedes dos, no sabiendo que sería la última.

Llego el día en que tendrías que ir de vuelta al hospital, nuevamente te acompañó tu novio, llegaron con normalidad a recepción, en donde les indicaron esperar hasta que el doctor llamara tu nombre.

En su espera de alrededor de 15 minutos, platicaron en voz baja de cosas triviales, como que esa tarde comerían junto a Keisuke y Kazutora, habían quedado en salir los cuatro juntos.

El doctor llamo "Oyuki Tanabe", ambos se levantaron y caminaron de la mano juntos al consultorio.

Ya estando sentados, el doctor tenía todos los resultados de los análisis en su escritorio, más la faceta que tomo los asusto, más a ti, el señor se quitó sus lentes y sobo un poco el puente de su nariz, como si se preparara para decir algo.

-¿Todo está bien doctor?- pregunto tu novio con duda.

-No tengo buenas noticias- respondió conciso ante la pregunta que se le hizo.

Tu respiración se comenzó a hacer errática, debido al nerviosismo y ansiedad del momento.

-Señorita- llama el doctor obteniendo tu atención. –Usted tiene Leucemia Mielógena Aguda- anuncia mientras te mira directo a los ojos. –La hemos detectado a tiempo antes de que este en una etapa más avanzada, procederemos a empezar con la quimioterapia, que es un tratamiento no tan agresivo para su salud-

En ese instante la voz del doctor pareció apagarse, dejando un aturdidor silencio, el agarre de Chifuyu se hizo más fuerte, no tenías reacción alguna, volteaste a ver a tu novio que tenía los ojos aguados.

Este estaba hablando don el doctor de que sería lo que harían, como serían los tratamientos, cuales existían, cuanto tiempo duraban, que tan efectivos eran, un sinfín de preguntas del estado en el que estabas.

Tú por otro lado, sentiste como algo se rompió en ti, no pudiendo evitar pensar.

¿Voy a morir?, no quiero hacerlo, aun no me he casado con Chifuyu, ¿Cómo le diré a mis amigos? A mis padres.

Sin saber en qué momento, comenzaste a derramar lágrimas que caían como casadas sobre tus orbes ónix.

Chifuyu tomo un pañuelo que el doctor le ofreció, para limpiar tus gotas cristalinas.

Ahí reaccionaste, solo con su suave toque, viéndolo la preocupación plasmada en su rostro.

Te rompiste en llanto en ese instante, lo abrazaste aferrándote a él, como si fuera a desaparecer, porque sabias, que tu cuenta regresiva había comenzado.

Aquel doctor, nunca se acostumbraría a dar tan terribles noticias.

-Todo estará bien señorita, mientras comencemos el tratamiento de inmediato- hablo el doctor con un nudo en la garganta.

Salieron de la clínica con un aura deprimente, aun así, el pelinegro de orbes cian, estaba decidido a superar aquello juntos, que una enfermedad no los separaría, no interrumpiría todos los sueños y metas juntos que les quedaban por realizar, solo hoy se permitiría llorar, para después empezar su batalla contigo.

Llegaron a su hogar, donde fuiste directo a tu habitación, te tiraste a la cama viendo el techo, segundos después, sentiste como el colchón se hundía,  dando a saber que Chifuyu estaba a tu lado, el acomodo uno de tus mechones castaños que tapaba tu rostro y después te acerco a su pecho.

Todo el día lloraron juntos, no se atrevían a hablar de ello, la noticia estaba muy reciente, tanto que ardía, doliendo como nunca.

Matsuno solo podía susurrar un "Todo estará bien, yo estoy contigo, vamos a superar esto juntos" en tu oído.

Kazutora y Baji dejaron miles de mensajes en sus celulares, sin embargo, ustedes no respondían, escucharon las llamadas sonar, pero no querían contestar, solo querían estar ustedes dos.

Sin darte cuenta, te quedaste dormida en los brazos de tu pareja, mientras aun corrían lágrimas por tu mejilla.

Ahí Chifuyu te dejo en la cama y salió de la habitación, tomo su teléfono y marco a Baji.

-Chifuyu ¿Dónde mierda están?- cuestiono molesto el pelinegro de pronunciados colmillos.

El mencionado no podía hablar, solo se oían sus sollozos al otro lado de la línea.

-¿Chifuyu?- esta vez ya pregunto calmado y preocupado su amigo. -¿Qué sucede?-

-Es Oyuki Baji-san- respondió entre lágrimas silenciosas.

-¿Qué sucedió?- inquirió preocupado Keisuke.

Ahí Chifuyu le comento que tenías una enfermedad, continuaron hablando por un rato, donde Baji solo consolaba a su amigo, haciéndole prometer que no dijera nada, que si querías contar eso, tenía que ser por tu cuenta.

Al siguiente día, te diste una ducha para después cambiarte, llegaste al comedor, donde tu novio te esperaba con un desayuno, no tenías ganas de comer, pero su esfuerzo y la sonrisa con la que te recibió para comer juntos, no te atrevías a borrarla.

Ese mismo día, con gran pesar, presentaste tu renuncia en la aerolínea donde trabajabas, ellos pidieron explicaciones, tú te limitaste a decir que era por cuestiones de salud, ellos con un poco de duda aceptaron tu renuncia, dejándote las puertas abiertas en caso de que quisieras volver, solo pudiste dar las gracias por todo el tiempo y todo lo que te enseñaron, estarías eternamente agradecida por la oportunidad que te brindaron.

Después fueron con Chifuyu al hospital, que se convertiría en tu segundo hogar desde ese momento, hablaron con el médico y especialistas indicados para explicarte como seria tu tratamiento.

Desde ese día, empezaste con las quimioterapias, donde Chifuyu te acompañaba 4 horas a estar sentada en la sala de quimioterapias del hospital, no dejando que te aburrieras ni por un solo segundo.

Contándote sus anécdotas de adolescente, donde se la pasaba peleando en la pandilla de la que formaba parte, tú le contaste algunas tuyas, algunas memorias juntas, platicaban de sus sueños personales como juntos.

Todo mientras gota por gota, entraban innumerables químicos a tu cuerpo por intravenosa, esperando matar las células cancerígenas.

Cuando empezaste tu tratamiento, Chifuyu estaba en esa temporada del año donde no había muchos vuelos, pero eventualmente, tuvo que volver a trabajar, donde estaba completamente reacio a regresar.

Lo motivaste a que siguiera, que tú te quedarías en la misma silla del hospital, donde ya habían pasado 4 meses, el acepto seguir, solo si le contabas a Baji o Kazutora para que te cuidaran, porque en todo ese tiempo, no habías dicho ni una sola palabra.

Aceptaste con miedo a su condición, esa misma tarde llamaron a los dos mencionados a su hogar, estos llegaron a la hora mencionada, son saber lo ocurrido y porque tan de la nada, su vida se volvió un misterio.

Los cuatro se sentaron en la mesa del comedor con un té.

-¿Qué mierda pasa? Me tienen muy nervioso- rompió el silencio Baji con su elocuente vocabulario.

Tomaste la mano de Chifuyu por debajo de la mesa, esperando que él te diera valor de hablar.

-Yo amm... estoy enferma- pasaste un duro trago de tu té. –Tengo leucemia-

El fas nervioso de Baji se borró, dejando su rostro en blanco, Kazutora palideció de inmediato.

-No me miren así, no quiero que me vean con lastima o que me traten diferente solo por eso- comentaste algo nerviosa.

-¿Estas bien?- hablo Kazutora por primera vez.

-Sí, dentro de lo posible- respondiste mirándolo a los ojos.

Baji se levantó de su asiento para abrazarte.

-Lo que necesites, estoy para ti– comento en el abrazo.

Cuando lo decidieron, Kazutora hizo lo mismo que el pelinegro.

Chifuyu cuando empezó a trabajar, cambiando su horario a que solo fueran vuelos nacionales, para así poder estar contigo el mayor tiempo posible.

En algunas ocasiones ibas sola a las sesiones de quimioterapia, otras te acompañaba Keisuke o Kazutora, que no paraban de hacerte reír como de costumbre para hacer más amenas las horas ahí sentados.

Otras Chifuyu iba contigo, por no decir que la mayoría de veces.





..............................................................





Por un periodo de tiempo, parecía que mejorabas, ganaste algo de peso y el dolor era menos. Ibas 5 días a la semana al hospital a tus sesiones y te retirabas al terminar para tratar de seguir con tu vida.

Todo iba bien, le confesaste tu enfermedad a más de tus amigos, que eran los mismos de tu novio, obteniendo su total apoyo y soporte.

Esto cambio un día en la madrugada, ambos estaban dormidos plácidamente en su cama compartida, hasta que te despertaste de golpe, con la sensación de estar ahogándote.

Volteaste  de lado para expulsar lo que sentías, un líquido se escuchó chocar contra la madera del departamento, tus fuertes respiraciones como el movimiento, despertó asustado a tu pareja, quien se levantó de inmediato a ver cómo te encontrabas.

Encendió la luz de su habitación, para toparse con lo que habías expulsado, un gran charco de sangre yacía en el piso, dejando a ambos atónitos, tú comenzaste a llorar desesperada y presa del pánico, además de que la sensación de no poder respirar persistía.

Chifuyu actuó rápido, se puso los primeros zapatos que encontró, tomo una sudadera para ti, la cual te la puso temblando, te cargo en dirección a la cochera para subirte en su coche e ir al hospital.

En el camino, vomitaste aún más sangre, dejándote pálida y débil, mientras lagrimas seguían rodando de tus orbes, dejando a un Chifuyu totalmente asustado y nervioso, durante el camino decía "No te duermas, quédate conmigo".

Después de unos 10 eternos minutos conduciendo velozmente, se estaciono en la entrada de emergencias, dejando el carro como fuera para poder sacarte de este y llevarte al interior del hospital pidiendo ayuda.

El personal se puso en acción, trayendo de inmediato una camilla, recostándote en ella, con enfermeras y doctores rodeándote, tomándote los signos vitales y demás cosas mientras se dirigían a paso veloz a la zona de cuidados intensivos.

Chifuyu iba detrás de ustedes, corriendo a la par, limpiándose fuertemente las lágrimas en el camino.

Llegaron a una habitación, donde él quería pasar, no obstante, una enfermera le negó el paso, diciéndole que no podía, que los dejara hacer su trabajo, dejándolo afuera.

Solo podía ver a través de un cristal en donde te entrabas, si existía una deidad arriba que todo lo miraba y todo podía, él se encontraba rezando para que tú te encontraras bien.

En eso abriste los ojos, tratando de ver donde te encontrabas, todo parecía moverse lento, así como el sonido no existía, buscaste a Chifuyu, para encontrarlo a la distancia con un rostro de tristeza, ese que odiabas ver en él, mas sabiendo que tú eras la causante de ello.

En un segundo, todos tus sentidos se activaron, dando paso al dolor y miedo, mismo que se reflejó en tus orbes, viste a Chifuyu entre lágrimas y con esa mirada de terror, deseando que él estuviera como siempre a tu lado, sosteniendo tu mano, diciendo que todo estará bien.

Estiras tu mano en su dirección, con la palma abierta, esperando que el pudiera unir su mano con la tuya, el pelinegro, desde le vidrio correspondió a tu acto, reflejando que ahí estaba y que no se movería ni un centímetro hasta que tu salieras de ese horrible cuarto blanco rodeado de máquinas.

Su alivio duro poco al ver como tu mano caía sin fuerzas, dando paso a un ensordecedor sonido de las maquinas pitando, significando que habían dejado de captar tus latidos.

Matsuno entro en desespero, no sabe que más hacer, se siente tan impotente al saber que el amor de su vida se está yendo, y el no puede hacer nada.

Empezó a golpear el vidrio, queriendo estar a tu lado, si eso significaba que ibas a morir.

-Señor deténgase por favor- un enfermero que estaba ahí, tuvo que detenerlo, por su seguridad, además que se veía que estaba golpeando tan fuerte, que no dudaba que era capaz de romper el vidrio.

-No puedo imaginar un mundo sin ti, la alegría y el caos, los demonios de los que estamos hechos- dice entre lágrimas, mientras forcejea con aquel hombre que lo sostenía.

-Estaría tan perdido si me dejas solo- aquel enfermero solo puede sentir el dolor en su voz, ni siquiera pudiéndose imaginar lo que siente.

-Estamos en una carretera larga e interminable, tu estas a mi lado, conduciendo en una pesadilla de la que no puedo escapar- ve como los enfermeros colocan un desfibrilador en tu pecho, para poder reanimar tu corazón.

Dan varias descargas, sin obtener resultados.

-"¡¿Puedes oírme gritando?! Por favor no me dejes- todo pasa en cámara lenta para él, como dan más descargas en tu pálido cuerpo y ponen oxígeno para tus pulmones.

-Espera, todavía te amo, vuelve, todavía te necesito- menciona en un susurro.

-Déjame tomar tu mano, lo haré bien, te juro amarte toda la vida- dice mientras se acerca con calma al vidrio.

-No te quiero dejar ir, sé que no soy tan fuerte, solo quiero escucharte decir: "Amor vamos a casa"... solo vamos a casa- en ese instante pega su frente al cristal sin querer ver cómo te declaraban muerta.

-¡La tenemos!- el grito de un doctor diciendo aquello, hizo que regresara su mirada a ti, a las máquinas que volvían a marcar tu respiración como tus latidos.

Chifuyu se dejó caer al piso entre llanto, agradeciendo al universo que escucho sus plegarias, dejándote quedar un poco más con él.

A los minutos salió un doctor diciéndole que estabas estable, solo que te tenías que quedar unos días en observación por tu condición.

Él se tranquilizó un poco, procedió darle las gracias al doctor, después salió rápido del hospital a tomar aire y estacionar como era debido su auto.

Despertarte en la mañana confundida y aturdida, al no saber dónde estabas, viajaste tú mirada por la habitación, para darte cuenta de que encontrabas en el hospital, con un pelinegro a tu lado, sosteniendo tu mano, durmiendo en una incómoda posición.

Diste un pequeño apretón que lo despertó de inmediato.

Te miro como tenías los ojos abiertos, no como en la madrugada, y rompió en llanto al verte, hundió su cabeza en tu estómago, donde dejabas suaves caricias, sabias por su expresión, que cualquier cosa que paso, no era buena.

-Lo siento- repetías una y otra vez, conforme repartías caricias en su cabellera azabache.

-No es tu culpa- menciono mientras sentía tu calor corporal que lo hacía sentir en casa. –Solo me asuste demasiado-

A las horas llego Baji y Kazutora, igual de asustados, más los dos se rehusaban a derramar las lágrimas que tenían guardadas en sus orbes avellana y miel.

Pasaste tres días más en cuidados intensivos, para después te dieran el alta, seguiste con tu tratamiento, solo que esta vez era más agresivo y fuerte.

Volviste a perder peso, tu cabello se empezó a caer debido a la radiación.

Tu cabellera castaña era considerablemente larga, llegaba a la altura de tus codos, con todo el dolor, decidiste cortarlo, te dolía mas ver como lo perdías a cortarlo. Quisiste hacerlo en casa y Chifuyu te ayudo en eso.

Te encantaba demasiado tu cabello, aunque fueran cambios superficiales y el cabello podía volver a crecer, te dolió.

Tu hermoso novio te daba lindas palabras de apoyo mientras pasabas la tijera por tu cabello cortando mechones. Lo cortaste considerablemente, hasta que ya estaba a la altura de tu nuca.

Lloraste en el proceso, donde Chifuyu se encargó de limpiar casa una de tus lagrimas con una sonrisa, haciéndote saber que seguías inigualablemente bella como la primera vez que te vio.

Después fueron con un amigo de Chifuyu a su peluquería, a que arreglaran el desastre que tú dejaste.

Le dijiste al peluquero de apodo Akkun, en un susurro que te hiciera el mismo corte de tu novio para darle una sorpresa, el mencionado fue por un café junto a su amigo Takemichi en lo que terminaban de corte de pelo.

Vaya sorpresa se llevó al verte con su mismo corte, dejándolo embelesado con lo hermosa que te veías.

Las quimioterapias, otros tratamientos, exámenes médicos, análisis, se convirtieron en pan de cada día, días que nunca estabas sola, siempre con tu leal e incondicional novio.

Algunas veces era necesario que te quedaras unos días en el hospital, mismo que él te acompañaba, día y noche, aun en esas condiciones, seguían creando memorias juntos.

Nunca olvidarían una tarde en donde estaban varios de sus amigos haciéndote compañía, pasando una tarde de risas, para pasar el amargo momento.

Estando todos ahí, Chifuyu dejo de prestar atención a todos, solo para centrarla en ti, te diste cuenta a los minutos que solo se te quedaba viendo.

-¿Qué sucede? ¿Por qué me miras tanto?- cuestionaste ante su persistente mirada.

-¿No puedo hacerlo?- tomo tus manos, entrelazando sus dedos con los tuyos.

-Creo que valiente que te levantes cada mañana, incluso si tu alma está cansada y tus huesos duelen por un descanso. Creo que es valiente que sigas viviendo, incluso si ya no sabes cómo hacerlo- menciono mirándote a los ojos.

Trago salivo y llevo una de sus manos a un bolsillo de su pantalón, donde saco una pequeña caja aterciopelada.

-Creo que es más valiente que empujes las olas cada día y decidas luchar. Sé que hay das en los que tienes ganas de rendirte pero creo que es valiente que nunca lo hagas-

Ese día Chifuyu, enfrente de todos, te dio un anillo de promesa, promesa de que un día no muy lejano se casarían, superarían todo esto juntos, siendo felices los dos, que si tú lo querías formarían una familia, con un gato, siendo sumamente felices.

Todos aplaudieron ante tan dulces palabras y valentía, el pidió tu mano y tú en una sonrisa se la diste, coloco el anillo en tu dedo anular de la mano derecha, para posterior darte un beso sellando su promesa.

Emma les tomo una foto con una cámara polaroid,  tu estando sentada en la camilla del hospital, con esa horrible bata que tanto odiabas, pero con un semblante completamente feliz, a tu lado el pelinegro de ojos cian que tanto amabas, abrazándote por el hombro, sonriendo brillantemente.

Esa foto pasaría a la memoria de todos, como el último recuerdo feliz que tuvieron contigo.





..............................................................





El invierno había llegado, cumpliéndose 2 años en donde estuviste luchando día con día, interminablemente, con días buenos, unos completamente malos, pero nunca sola.

En una de las revisiones que tenías, el doctor volvió sin buenas noticias, este les dijo que el tratamiento ya no estaba funcionando, ya nada lo hacía, su último recurso era un trasplante de medula, pero de ahí en fuera, no había nada más que pudieran hacer.

Esa noticia cayó como balde de agua fría.

-¿Cuánto tiempo me queda?- preguntaste firme, cosa que sorprendió a Chifuyu y al doctor.

-Podría ser cuestión de meses, incluso podrías llegar a años, no sabría decirle con certeza-tragaste duro y empezaste a quitarte las intravenosas que tenías.

Chifuyu quiso detenerte, lo tomaste por las mejillas, obligándolo a verte.

-Solo vamos a casa-

A los minutos llego una enfermera, quitándote todos los cables que tenías conectados y con un aura nostálgica, salieron del hospital.

Ese día prepararon una cena entre los dos, olvidándose de la devastadora noticia, al anochecer se fundieron en la cama, siendo uno con el otro. Derrochando pasión y amor entre las sabanas.

Paso alrededor de 2 meses, en donde trataban de vivir una vida normal, disfrutando al máximo la compañía del otro.

Un día de Diciembre, en vísperas de tu cumpleaños, se encontraban Keisuke, Chifuyu y tú en su hogar, preparando una cena para todos, aunque faltaba por llegar Kazutora que estaba ocupado en algo.

Keisuke y Chifuyu estaban en la cocina esperando a que el estofado que cocinaron estuviera listo, platicando de cosas triviales hasta que se escuchó un sonido seco.

Ambos hombres corrieron al comedor, para encontrarte tirada en el piso sosteniendo tu pecho.

Chifuyu corrió ti, mientras que Keisuke se quedó paralizado.

-¿Qué tienes?- pregunto tu pareja mientras te sostenía en brazos. -¡Baji-san llama a una ambulancia!- este así lo hizo, corrió por su celular para hacer la llamada.

Tu solo mirabas a Chifuyu, sabiendo lo que venía, empezaste a toser, escupiendo sangre en el proceso.

-Amor, tengo miedo- mencionaste en un hilo de voz.

-No pasa nada, yo estoy aquí, ya viene la ayuda en camino- respondió nervioso de no saber qué hacer.

-¿Sabes que te amo verdad?- preguntaste de la nada.

-Lo se amor, pero no hables, mantén tus fuerzas- afirmo mientras llevaba una de sus manos temblorosas a tu rostro.

-Estoy agradecida de haberte conocido, fuiste mi más bonita casualidad- confiesas algo débil.

-Siento lo mismo- acaricio tu corta cabellera. –Estuvimos destinados a estar juntos-

-Siempre lo hicimos, en esta y otras vidas-

Sentías como cada vez tu corazón latía con menos fuerza y te costaba cada vez más respirar.

-No estés triste- musitaste mientras llevabas una de tus manos a sus mejillas donde limpiaste sus lágrimas. –Siempre te estaré cuidando, enamórate de alguien más, conoce el mundo por los dos, porque ya no podré hacerlo contigo- hablaste mientras acunabas una de sus mejillas con tu débil mano.

-No digas eso, nos queda mucho tiempo juntos- no se dio cuenta de en qué momento comenzó a llorar, solo veía las gotas caer en tu rostro, rodando por tus mejillas, bajando por tu mentón y terminando en tus marcadas clavículas.

-Te amo en esta y mis otras vidas amor- confesaste ante él, mientras sentías como un frio abrazaba todo tu cuerpo.

Tu mano cayo son fuerzas a un costado de tu cuerpo, en cuento terminaste de hablar.

-¿Oyuki?- sin respuesta... -¡Oyuki! ¡Vamos despierta!- llamo gritando tu nombre, aun sin respuesta alguna.

Ya no veía tu pecho subir y bajar levemente.

-Antes de que te vayas, ¿Hubo algo que te podría haber dicho? ¿Para qué tu corazón latiera mejor?- expreso Matsuno comenzando a mover ligeramente tu cuerpo, en busca de que reaccionaras.

-Si tan solo hubiera sabido que tenías una tormenta dentro- tu cabeza cae hacia atrás, tu cuerpo comienza a sentirse frio, sabe que te has ido, mas no lo quiere aceptar.

-¿Hubo algo que te podría haber dicho? ¿Para que todo dejara de doler?... Dime antes de que te vayas-

Baji ve entre lágrimas la dolorosa escena, empuña sus manos tratando de aguantar el dolor, como tu cuerpo yacía inerte entre los brazos de su mejor amigo.

Las sirenas de la ambulancia se comienzan a escuchar a la lejanía, pero ya de nada servía, para Chifuyu ya nada tenía sentido.

-De haber sabido que ese abrazo se iba a terminar, yo te hubiera abrazado más fuerte- arregla unos mechones en tu rostro, para ver con claridad tu rostro por última vez.

-De haber sabido que tus besos se iban a acabar, yo te hubiera robado el siguiente- se oyen pasos apresurados en su dirección, para después dar paso a los gritos de Keisuke diciendo que ya era muy tarde.

-Nunca pensé que te fuera a perder, me toca extrañar lo que no hice contigo, de haber sabido que era la última vez, nunca lo hubiera sido- continuo hablando Chifuyu, ignorando todo lo que sucedía alrededor.

Lo que sucedió posteriormente, para el eran recuerdos borrosos, tuvo que ir a reconocer tu cuerpo en la morgue, donde odio verte pálida, bajo una luz fluorescente, con una sábana blanca encima, tuvo que llamar a tus padres haciéndoles saber que habías muerto.

Pasaron unos días, donde no recuerda mucho lo que hizo, solo a Baji y Kazutora a su lado.

Llego el día del funeral, donde se tuvo que presentar ante tus padres a darle su pésame, aunque realmente tendría que ser al revés, ellos no se interesaron demasiado en tu salud, solo ahora que ya no tienen una hija, que ya es demasiado tarde, aparecen.

Frente a todos, se arrodillo en tu altar, donde en la cima de este había una foto tuya, sonriendo, capturando a la perfección tú esencia.

Lo que los demás no sabían, es que esa foto, fue de tu primer día de trabajo, él lo sabía, porque tú se lo dijiste. Compartieron entre ustedes sus más grandes secretos, temores, anhelos, que ahora solo eran memorias doradas, que perdurarían en el, hasta el resto de sus días.

-Cuando nos conocimos, la conocía muy poco. Apenas conocía el sonido de su voz o la comodidad de su toque. No es una de esas cosas que las palabras puedan explicar- manifestó arrodillado frente a tus padres.

Tomo un suspiro para no quebrarse frente a todos. Aunque nadie lo juzgaría por hacerlo, es más, no entendían como Chifuyu aun podía estar de pie con la frente en alto.

-Simplemente se sentía diferente al resto del mundo. Tenía esa chispa que nadie más tenia. Algo precioso que no podía ser ignorado.- sonrió con nostalgia al imaginar tu sonrisa, cuando el recuerdo de la primera vez que hablaron.

-Así me enamore de ella, me enamore de la luz que me dio y me enamore de la forma en la que me hizo creer en ella-

Tus padres solo le dieron las gracias por estar con ella en todo momento.

Salió al patio a tomar algo de aire cuando Baji se le acerco. Le dio un fuerte abrazo que fue correspondido.

-No me odies- hizo el amague de sacar algo de los bolsillos internos de su saco. –Pero Oyuki me dio algo hace un tiempo- Keisuke le extendió un sobre, una carta. –Me hizo prometer que te la entregaría cuando llegara el momento-

Chifuyu tomo la carta entre sus manos, dirigió su mirada a Baji, que le regalo una leve sonrisa.

-Ábrela cuando te sientas listo- el de colmillos pronunciados, dejo una caricia en su cabeza y se fue, dejándolo solo.

Chifuyu no podía con la incertidumbre, así que con sumo cuidado, abrió aquel sobre, que tenía escrito su nombre en manuscrita, hecho por ti.

Matsuno Chifuyu

Saco la hoja del contenido, que estaba perfectamente doblada y comenzó a leerla.

Y en nuestra siguiente vida, volveremos a encontrarnos, en una calle de la ciudad más bonita del mundo.

Nos chocaremos, por ir mirando a la nada, como lo hacías siempre, tan despido, que ni cuenta que eras el centro del universo.

Y yo me quede paralizado por tu belleza, lo que nos hará chocarnos,

Me ayudaras a levantarme, y ahí será cuando nuestros corazones se reconozcan.

Te invitare a una cafetería y pedirás tu café favorito, como el que tomabas en nuestra otra vida.

Yo perdida en tu mirada, me beberé aquel líquido, mientras me hablas de todas tus cosas. Propósitos y ganas de vivir, que siempre has tenido.

Las horas pasaran, y me veré obligada a pedirte otra y otra y otra cita. Lo que en mi mente sonara como el deseo de una vida eterna.

Volveremos a nuestras casas, con el sentimiento de conocernos de siempre, de saber más de nosotros de lo que pensábamos.

Volveremos a vernos, y nos daremos cuenta que ya nos conocíamos de otra vida.

Y que tú y yo, no fuimos una simple casualidad.

Con amor: Oyuki Tanabe

Te amo hoy y siempre Chifuyu Matsuno

Una pequeña lagrima recorrió su mejilla al terminar la carta que le dejaste, una pequeña brisa soplo, comenzando a nevar, siendo tú la reina de la nieve siempre.

Haciéndole saber que estabas ahí, siempre a su lado, porque ahora era tu turno de cuidarlo a él.

No tuvieron un final feliz pero sonrieron todas las horas que pasaron juntos, solo por eso, valió la pena. – Mario Benedetti





..............................................................





Nota de la autora:

Genuinamente llore haciendo este OS.

Ojala les guste.

Si están al día con el manga, lamento escribir esto que es triste.

La parte de la carta de chifuyu lo saque de un tiktok, es de una muchacha, más el video no es de ella @ennidaniel es el usuario donde saque ese extracto.

Muchas de las frases que pongo en mis capítulos, son sacadas de internet, yo soy cero romántica.

Nos seguimos leyendo, besitos<3.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top