Extra: The Most Beautiful Moment in Life
· Taehyung
Me pregunté que había después de la muerte. Pasando toda mi vida conviviendo con almas errantes, me pregunté a dónde iban a parar los que sí abandonaban el mundo de los vivos. El otro lado, al que algunos aspiraban, ¿era realmente tal cosa como el cielo que muchos describían? ¿Las personas cantarían, danzarían y se reencontrarían con aquellos a los que amaron? ¿Y si, al final, sólo dormías por la eternidad?
¿Y si no había tal cosa como el más allá?
¿Existía la reencarnación?
¿Y si, tal como en historias de fantasía, contábamos con más de una vida?
¿Me reencontraría con él, de ser así?
Me gustaba imaginar otra vida, donde él estaba. Me gustaba crear en mi cabeza una increíble historia de amor donde Jungkook y yo éramos los protagonistas. En esa historia, no existía el sufrimiento ni el dolor. Jungkook tenía una hermosa infancia y una divertida adolescencia. Jungkook se convertía en un gran adulto y, eventualmente, en un dulce padre. Las marcas de expresión llegarían con los años y yo le vería envejecer, junto a mí. En tiempos más desesperados, cuando sólo deseaba un final feliz para él, me conformaba con imaginarle envejecer incluso sin mí.
¿Pero para qué limitarme en tristezas cuando se trataba de mis sueños?
Sí. En una historia que yo creé, en un mundo inexistente, Jungkook me amaba tanto como yo le amaba.
Pero los sueños no eran algo por lo que debía de seguir mi vida.
Pasé por más amores y desamores. Gané y perdí personas. Felizmente, reí más de lo que lloré. Me casé. Formé mi propia familia.
Viví.
Y cuando los años comenzaron a pasarme la cuenta, volví a pensar en él.
"Abuelo Kim, ¿a dónde crees que la gente va al morir?"
Y volví a replanteármelo.
En mi última noche, antes de caer dormido, fui incapaz de imaginar tal cosa como un cielo. Tampoco pude aferrarme a la idea de más vidas esperando por nosotros. No quise resignarme al descanso eterno, consciente de la herida cicatrizada en mi corazón. Debía ser algo más.
Más allá, debía encontrar algo más.
Un mundo donde él era feliz. Un mundo donde yo era feliz.
¿Existiría acaso?
☆☆
"Hey, ¿a dónde crees que van las personas cuando mueren?"
Taehyung se puso su abrigo a toda velocidad tras terminar de almorzar. Corriendo hasta la entrada, rió traviesamente cuando su madre le gritó para hacerle saber que le tiraría las orejas si no volvía a casa para la hora de la cena. Por lo general, a él le gustaba ser un niño de 10 años, con menos tareas y responsabilidades que los adultos, pero odiaba notar que aún faltaba mucho para poder hacer las cosas a su manera.
"Quizás... ¿a un lugar donde ha dejado de correr el tiempo?"
Respiró el aire frío de aquel otoño antes de encaminarse en dirección al parque. Muy contrario al triste cielo gris, las calles estaban limpias y las casas rebosaban de colores y calidez. A Taehyung le gustaba apreciar su alrededor por eso; porque, justo ahí, siempre todo parecía marchar bien.
"Quizás a un lugar que nos haga sentir protegidos; donde ya no haya razón para tener miedo."
Aunque quizás podría ponerse a llover en cualquier momento.
"... un lugar donde jamás habrá tormentas."
¿La nieve comenzaría a caer pronto?
"Un lugar lo suficientemente cálido, para que nadie muera de frío."
Taehyung se detuvo en la entrada del parque, ensanchando su sonrisa al ver a un niño pateando las pequeñas piedras en su camino mientras esperaba bajo un farol. Corrió hasta él, abrazándolo por la espalda, tomándolo desprevenido. Pero el niño, en vez de gritar, sólo rió cuando el mayor lo alzó y lo hizo girar.
―¡Hyung! ―Chilló, deseando que sus pies volvieran a tocar el piso.
―¡Buenas tardes, Jungkookie! ¿Me extrañaste? ¡Porque yo te extrañé muchísimo!
"Un lugar donde nos reencontremos con aquellos que llevamos profundamente guardados en nuestro corazón."
Jungkook negó con la cabeza, volteando a verle mientras intentaba fingir estar molesto por su efusividad. Sin embargo, cuando Taehyung pellizcó sus mejillas, llamándolo sin vergüenza el niño más bonito del mundo, sólo pudo sonreír tímidamente, sintiendo su rostro enrojecer.
―Basta, vamos a jugar ―Pidió, dándole la espalda para ocultar su avergonzado rostro. Taehyung asintió y tomó su mano, corriendo con él hasta los juegos.
"Un lugar donde los niños son sólo niños."
A veces Taehyung y Jungkook jugaban a la búsqueda del tesoro. A veces, imaginaban que el parque era realmente una selva y ellos valientes aventureros. Otros días, serían superhéroes, y ayudarían devolviendo objetos perdidos o cargarían las compras del supermercado. Si se sentían un poco más atrevidos, quizás se convertirían en villanos planeando cómo conquistar el mundo, sólo para tomar la mano del otro y recordar que ya se sentían reyes del lugar.
Pero siempre, siempre, el día terminaría con ambos escondidos detrás de uno de los árboles, avergonzados ante la idea de que alguien les descubriera besándose. Y a veces eran 5 besos, otros días, más de 10, pero nunca era suficiente con 1.
―Hyung... ―Jungkook puso una mano sobre la boca del mayor después de que este contara el beso número 10. ―Si seguimos así, se me hará tarde para cenar y mamá me está esperando. ¡No puedo permitir que coma ella sola!
"Un lugar que no tuvo oportunidad de ser. Pero tú eres feliz y yo soy feliz."
―Cierto, mamá dijo que tiraría mis orejas si volvía a tardarme ―Murmuró contra su piel.
―¡Pero me gustan tus orejas! ―Taehyung sonrió, dejando un besito sobre su mano. Jungkook la apartó al sentir cosquillas ahí. ―No quiero que tu madre tire tus orejas
―De acuerdo, ella no lo hará ―Prometió. ―¿5 más y volvemos?
Jungkook rió en voz bajita, parándose en puntillas para alcanzar los labios del contrario en otro inocente beso. Taehyung lo abrazó y permitió los 4 besos que siguieron a ese, asegurándose de que el último durara varios segundos. Sus labios contra los de Jungkook siempre sería la mejor sensación del mundo.
―Te llevaré a casa ―Susurró, tomando su mano para marcharse con él.
"Entonces, al final, ¿a dónde crees que van las personas después de morir, Taehyung?"
Taehyung soltó la mano de Jungkook después de que este tocara el timbre de su casa. Una hermosa mujer apareció poco después en la entrada, recibiendo al pequeño con una sonrisa brillante y un abrazo cálido, y Kim sonrió para ella cuando su atención cayó él. La mujer le agradeció por cuidar de Jungkook otra tarde y el pequeño agitó su mano en despedida antes de entrar. Una pulsera decoraba su pequeña muñeca y Taehyung enseñó la suya también, guiñándole un ojo juguetonamente antes de que la puerta se interpusiera entre ambos.
"Probablemente, al momento más hermoso de nuestras vidas."
Nota:
No se suponía que esta historia tuviera un extra, pero finalmente así se dio y aquí se los dejo (?).
Siento que se pierde el encanto cuando tengo que explicar ciertas cosas, pero, si no han entendido el extra, la razón por la que Taehyung habla de "qué hay después de la muerte" es porque su hora llegó. En las letras cursivas, en realidad habla con el Jungkook de sus recuerdos, entre sus múltiples cuestionamientos sobre qué había más allá. "El momento más hermoso de nuestras vidas", es la respuesta que Taehyung se dio antes de morir. Y así, descansando finalmente, regresó al tiempo más valioso para él: cuando era un niño y estaba junto a Jungkook. Se podría decir que, después de la muerte, sólo le espera un bucle de lo que más apreció en vida.
Ahora sí, eso es todo, gracias por leer y que tengan un bonito día unu
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