Ninjas Y Ciencias

En una noche oscura y silenciosa, la ciudad dormía bajo la protección de los PJ Masks, pero no todos estaban en paz. En lo alto de un rascacielos, donde las luces de la ciudad apenas llegaban, Romeo trabajaba en uno de sus más recientes inventos. Sus ojos brillaban con una mezcla de cansancio y emoción mientras ensamblaba las piezas de su último artilugio, un dispositivo que prometía ser su mayor logro hasta la fecha.

De repente, una figura silenciosa emergió de las sombras, moviéndose con la gracia de un depredador nocturno. Ninja Nocturno, el maestro de la agilidad, se deslizó hasta donde estaba Romeo sin hacer el menor ruido.

—Romeo— dijo Ninja Nocturno con su habitual tono desafiante, —¿qué haces aquí, tan lejos de tu laboratorio?—

Romeo no se sobresaltó, como si hubiera sentido la presencia del enmascarado mucho antes de que él hablara. Sin levantar la vista, continuó trabajando en su dispositivo. —¿Acaso es de tu incumbencia, Ninja Nocturno? Estoy ocupado, así que vete a jugar con tus Ninjalinos—

Ninja Nocturno frunció el ceño, pero no se movió. En lugar de eso, se acercó más, mirando con curiosidad lo que Romeo estaba construyendo. —Siempre creando, ¿eh? Debo admitir que a veces me sorprendes. No con tus intenciones, claro, sino con tu habilidad.—

Por un momento, el inventor dejó de trabajar y levantó la mirada para encontrarse con los ojos de Ninja Nocturno. Había algo en su voz, una chispa de genuino interés que Romeo no solía escuchar.

La mayoría de los villanos solo veían en él una herramienta para sus propios fines, pero Ninja Nocturno… él siempre había sido diferente.

—¿Y tú qué? ¿Qué haces aquí, si no es para molestarme?— preguntó Romeo, cruzando los brazos.

Ninja Nocturno se recostó contra la barandilla del edificio, cruzando sus propios brazos mientras sonreía de manera enigmática. —Tal vez quería ver qué haces cuando no estás ideando formas de fastidiar a los PJ Masks. O tal vez, simplemente, me aburrí de mis Ninjalinos y quería compañía más... desafiante.—

El pelinegro parpadeó, sorprendido por la respuesta. —¿Compañía desafiante? ¿Te refieres a mí?—Preguntó, su tono más curioso que sarcástico.

—Exactamente,— respondió Ninja Nocturno, con una sonrisa que Romeo no podía leer del todo. —Nosotros dos… somos diferentes de los demás. No seguimos las reglas, y eso nos hace únicos. Podríamos hacer grandes cosas juntos, Romeo. Cosas que los PJ Masks ni siquiera podrían imaginar.—

El de bata inclinó la cabeza, intrigado por las palabras de Ninja Nocturno. —¿Estás sugiriendo que… trabajemos juntos?—

—Más que eso—dijo el ninja, dando un paso más cerca. —Estoy sugiriendo que combinemos nuestras habilidades. Tú con tu ciencia y yo con mis poderes ninjas. Podríamos ser imparables.—

Romeo lo miró en silencio, analizando la propuesta. Durante mucho tiempo había trabajado solo, confiando solo en sus propias habilidades y su intelecto. Pero la idea de una alianza con Ninja Nocturno, alguien que también rechazaba las normas y creaba su propio camino, era tentadora.

—Está bien— dijo finalmente, una pequeña sonrisa apareciendo en sus labios. —Podemos intentarlo. Pero no te equivoques, Ninja Nocturno. No trabajo para nadie más que para mí mismo.—

El contrario sonrió, satisfecho con la respuesta. —Eso es lo que me gusta de ti, Romeo. Siempre pensando en grande. No te preocupes, no vine aquí a tomar el control. Vine a ver qué podríamos lograr juntos.—

Y así, bajo la protección de la noche, Romeo y Ninja Nocturno comenzaron a trabajar lado a lado, creando una alianza basada en la admiración mutua y el respeto por las habilidades del otro. Mientras la ciudad dormía, sus dos sombras se entrelazaron, tejiendo un plan que podría cambiar el curso de sus vidas, y tal vez, el de los PJ Masks.

Romeo y Ninja Nocturno, habiendo acordado trabajar juntos, pasaron las siguientes horas afinando los detalles de su nueva creación. La combinación de ciencia y sombras resultó ser más poderosa de lo que ambos habían anticipado.

Mientras ajustaban los últimos componentes del dispositivo, Romeo no podía evitar sentir una extraña tensión en el aire, una que no tenía nada que ver con la tecnología ni con sus planes habituales de dominación.

Ninja Nocturno, por su parte, notó que Romeo estaba más callado de lo usual. Siempre había admirado la determinación y la inteligencia del joven genio, pero esa noche, mientras trabajaban juntos bajo las estrellas, algo más surgió entre ellos. Un sentimiento que no podía ignorar.

Finalmente, tras horas de esfuerzo, el dispositivo quedó terminado. Era una mezcla perfecta de la invención de Romeo y el poder de las sombras característica de los ninja.

Cuando lo activaron, una ola de energía oscura envolvió el área, oscureciendo las luces de la ciudad y sumiéndola en una penumbra mágica. Las estrellas parecían brillar más intensamente, como si solo ellos dos fueran testigos de ese momento único.

El inventor se inclinó sobre el dispositivo, verificando los resultados. —Es… impresionante—admitió, sorprendido por lo que habían logrado juntos. —Nunca pensé que nuestras habilidades se complementarían tan bien.—

Ninja Nocturno, a su lado, asintió en silencio, pero su atención no estaba en el dispositivo. En cambio, estaba centrada en el contrario, en la manera en que la luz de las estrellas reflejaba en sus ojos, en cómo su cabello rebelde caía sobre su frente por el sudor mientras trabajaba. Algo dentro de él se agitó, un impulso que nunca antes había sentido tan fuerte.

—Romeo— dijo en un tono más bajo, casi dudoso. El mencionado levantó la vista, encontrando la mirada intensa de Ninja Nocturno sobre él. —Hay algo que quiero decirte.—

Romeo arqueó una ceja, sorprendido por el cambio de tono. —¿Qué pasa, Ninja Nocturno? ¿Algo salió mal con el dispositivo?—

Él simplemente negó con la cabeza y dio un paso más cerca, acortando la distancia entre ellos. —No… es sobre nosotros. Esta noche, trabajando contigo… me di cuenta de algo.—

Romeo sintió su corazón latir más rápido. —¿De qué hablas?—

—De esto—respondió Ninja Nocturno, su voz baja y suave, mientras levantaba una mano para tocar la mejilla de Romeo. Fue un gesto tan inesperado que Romeo quedó paralizado por un momento.

—Nunca he sentido esto por nadie. Pero contigo, todo es diferente. Eres más que un aliado, Romeo. Eres alguien en quien confío… alguien que admiro.— Con su mano libre decidió hacer algo que con nadie más que sus Ninjalinos habría hecho, sacó su máscara, revelando su piel blanquecina llena de cicatrizes por enfretamientos pasados además de estar coloreada de un bonito rojo, encima de sus ojos caían mechones negros de su cabellera alborotada dándole un aspecto desaliñado, pero por alguna razón, a Romeo se le hizo demasiado atractivo.

El de anteojos sintió un calor subir por su cuello y se sonrojó, algo poco común en él. No era bueno lidiando con emociones, y mucho menos con este tipo de confesiones. Pero algo en la sinceridad de Ninja Nocturno lo hizo bajar las defensas.—Yo… nunca pensé en nosotros de esa manera—admitió, su voz temblando ligeramente. —Siempre estuve tan concentrado en mis inventos, en mis planes—

El ninja inclinó la cabeza, acercándose aún más. —Romeo, si tú quieres… podríamos intentar algo más. No solo como socios en nuestras travesuras, sino… algo más personal.—

Romeo tragó saliva, su mente luchando por procesar todo lo que estaba sintiendo. Era extraño, inesperado, pero también… emocionante. Miró a Ninja Nocturno a los ojos, y en ese instante, todo pareció encajar. Sin decir nada más, cerró la pequeña distancia entre ellos y, con timidez, acercó sus labios a los del otro villano.

El beso fue suave, inseguro al principio, pero pronto ambos se dejaron llevar por el momento. Las manos de Romeo encontraron lugar en los hombros del ninja mientras este acunaba sus mejillas ayudando a la inclinación necesitada.

Bajo la oscuridad de la noche, con la ciudad sumida en la penumbra creada por su invento, Romeo y Ninja Nocturno compartieron algo más que un simple beso. Fue una promesa tácita, un entendimiento mutuo de que, aunque el mundo los viera como villanos, en ese momento solo eran dos personas que habían encontrado algo especial en el otro.

Cuando finalmente se separaron, ambos estaban sin aliento, pero con sonrisas en sus rostros.

—¿Esto es… real?—preguntó Romeo, aún asombrado por lo que acababa de pasar.

Ninja Nocturno asintió, con una pequeña sonrisa juguetona en sus labios. —Tan real como nosotros, Romeo. Y creo que esto es solo el comienzo.—

El otro sonrió también, sintiendo que, por primera vez, había encontrado algo más valioso que cualquier invento.—Sí… el comienzo de algo mucho más grande—

Y así, bajo la protección de la noche y el resplandor de las estrellas que ellos mismos habían creado, Romeo y Ninja Nocturno se quedaron juntos, sabiendo que, de alguna manera, habían encontrado una conexión que ningún héroe podría romper.

Otra cosa guardada en borradores, parece que voy a subir todos JAJSJAA.

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