7: Inferno
KAI'S POV
Mis papilas gustativas habían quedado satisfechas con aquel sándwich de mayonesa y atún, pero mi estómago no había parado de quejarse de que no me había tragado un punte entero cuando tuve la oportunidad. Trataba de convencerme a mí mismo de que no era mi culpa: Cole había ingerido cuatro sándwiches más de la porción que habíamos hecho, por lo que nos dejó a Lloyd, Jay, Zane y a mí sólo con uno, el cual (nos había dicho Oliver) tenía que satisfacernos durante todo el día porque se había acabado la comida, por lo tanto, en el próximo reino tendríamos que hacer una larga parada.
Aún seguíamos en el reino de Cristallium, según Oliver el próximo era tan caliente que nuestros cuerpos no iban a aguantar ni doce horas pisando esas tierras. Decidimos comer aquí, una idea que nos pareció correcta a todos, (en especial a Oliver), a mi parecer. Se le veía contento haciendo de las suyas.
Mis ojos se concentraron en el último trozo de comida que un Lloyd señudo se metió en la boca sin preocuparse por saborear.
El rubio tenía los codos apoyados en las piernas cruzadas, mientras veía inquisidoramente hacia la izquierda, donde a varios metros, se encontraba Oliver de espaldas, alejado del grupo mientras disfrutaba gloriosamente un tarro de crema de avellana con lunetas de colores que él mismo le había puesto.
El demonio se estaba dando un festín de dulces, pero el ángel
se había quedado disgustado con la amargura de la carne.
Cole estaba tratando de olvidar el dolor de pansa causado por su falta de voluntad hacia la comida, Jay lo fulminaba con la mirada, Willy se terminaba su primer sándwich mientras que el otro lo había compartido con Zane y Jay, pero Cole también se había comido el otro del pelirrojo. Yo, seguí nuevamente la mirada de Lloyd para detenerme en la espalda de Oliver. Era extraño verlo comiendo tanta azúcar; de hecho, ya era extraño verlo comiendo si quiera, durmiendo, llegado a hacer sus necesidades, o cualquier otra cosa que una persona normal haría.
Sabía que él no era una persona, pero estaba seguro también de que los demonios también tenían sus cosas.
Traté de hacer conversación con Lloyd.
-¿Te gustó el sándwich? -pregunté.
Lloyd sólo asintió con un gesto y siguió observando, incluso me pareció ver un deje de desprecio en sus ojos.
No había meditado en lo absoluto antes de agregar:
-Si tanta envidia le tienes de los dulces, deberías pedirle que te compartiera.
Al fin Lloyd volteó a verme, no con la expresión de simpatía que tenía siempre, si no una que decía "¿ya me vas a molestar?". No pasó ni un segundo después del suspiro para que un sentimiento de comodidad cruzara por los ojos del rubio.
-No, no le tengo envidia -dijo por lo bajo, casi como si hubiera sido un chiste -. Pero, ¿no se te hace raro verlo comiendo?
Le eché otro ojo a Oliver.
-Hmmm...para mí es raro verlo haciendo cualquier cosa normal.
Lloyd rió apenas para nosotros, pero su risa no fue lo bastante convincente para asegurarme de que realmente no estaba pensando en la cantidad de dulce que Oliver estaba comiendo y no nos iba a compartir.
Entonces pensé en la noche anterior, cuando Oliver había sacado de la mochila bombones y barras de chocolate.
¿Acaso trataba de engordarnos para comernos?
Lloyd volvió a echarle miradas a Oliver, y su sonrisa fingida desapareció.
Me habría gustado comer tan lento como Willy, al menos así tendría algo que hacer con las manos.
-¿No lo has perdonado? -le pregunté.
Lloyd volteó a verme de nuevo, pero esta vez no trato de disimular su enojo. O al menos, frustración.
-Lo he intentado -dice mirando al pasto -. Pero se me es imposible perdonar a alguien que no ha causado más que daño.
Me sentía incómodo, como si me diera pena por Lloyd, y por todos, pero de alguna manera también por Oliver, a quien ya no podía odiar ni aunque lo intentara.
Desde que estábamos con él, no había vuelto a vomitar ni a retorcerme de dolor con las presencias demoniacas. No sé si él mismo se daba cuenta, pero me alegró desde ese momento no volverme a sentir enfermo.
-Vamos, no todo lo que hace es para mal.
Lloyd me miró inquisitivo.
-Bueno, digamos que con nosotros...¿tiene una mala reputación? -me en cogí en hombros.
Lloyd inclinó la cabeza, como si viéndome desde otro ángulo pudiera entender qué cosas bizarras pasaban dentro de mi mente.
Me crucé de brazos.
-Entonces digamos que sin él no podemos detener a Dylan, ¿qué te parece?
Lloyd cerró los ojos en un suspiro.
-Digamos también que, si no fuera por él, no tendríamos que detener a Dylan.
Se hizo un leve silencio entre ambos. Lloyd volvió a mirar a Oliver.
-¿Por qué siempre que come tiene que ser azúcar? -pregunta al aire.
-¿Cosas de demonios?
-Me tiene harto.
Pero a mí no me engañaba: lo único que Lloyd quería era comer dulces, y usaría ese punto para convencerse aún más de que odiaba a Oliver hasta el alma.
Tenía sus razones, pero cuando el demonio no planeaba una conquista masiva ni tratar de liquidarnos secretamente a todos, resultaba ser alguien agradable, alguien normal.
Pero Lloyd no pensaba así.
-¡¿No te cansas de comer tanto dulce?! -le gritó desde donde estabámos.
-¡¿Y tú no te cansas de ser tan cabeza-hueca?! -gritó Oliver sin voltear a verlo.
De repente los otros cuatro nos pusieron atención.
-¿Desde cuándo Oliver tiene ese tarro de chocolate? -preguntó Cole con la boca hecha agua.
-¡Ni lo pienses! ¡Si a alguien le va a compartir es a mí! -dice Jay poniéndose de pie.
Zane y William lo siguen.
-¿De verdad crees que te va a dar? -preguntó el cabeza de metal.
-¿Por qué no lo haría? Después de todo, soy el que comió casi menos.
-¡Muy bien niñas! -Oliver se puso de pie al tiempo en que arrojaba el tarro vacío hacia algún lugar -¡Es hora de irnos!
Cole y yo nos pusimos de pie de inmediato, en mi destreza ayudé a Lloyd a levantarse de un tirón y recogimos las latas de atún del suelo, Zane tomó el pequeño bote de mayonesa y fue a dejarlo a una de las mochilas.
Era turno de William, Jay y Cole de cargar las mochilas, pero cuando Cole extendió el brazo para cargarla, Oliver se le adelantó, se la arrebató y se la echó encima del hombro luciendo una ligereza parecida a la de una pluma.
-Espero que no te importe -dijo -yo llevaré esta un tiempo.
Cole puso los ojos en blanco, pero sin decir nada se alejó con los demás.
-¡Aghh! -exclamó Jay adolorido, de repente parecía más corto de estatura que hace unos minutos -¡Esta mochila me está matando! ¿Qué le echaron? ¿Piedras?
-Oh vamos -me crucé de brazos -no están tan pesadas.
-¡Pues pesa el doble que ayer!
-Bien -dice Oliver caminando al centro -Lloyd, el cristal del reino -extendió una mano hacia el rubio.
Lloyd lo miró como a un bicho raro y metió la mano al bolsillo, haciendo ver un brillante cristal azulado, un cristal, que no le dio a Oliver.
-Lo guardaré yo, si no te importa -dice Lloyd chocando miradas -¿a dónde decías que vamos?
Oliver lo fulminó un segundo antes de bajar la mano y agregar:
-Inferno. Procura que no aterricemos en masa volcánica -sonrió -. Odio las quemaduras.
Lloyd resopló, alzó el cristal sobre su cabeza haciendo que la luz del sol le diera un brillo especial. El portal apareció sobre nuestras cabezas, no fue necesario dar un brinco para que fuéramos subcionados hacia la negrura arremolinada.
El cambio de temperatura fue un golpe súbito en nuestra piel. Destellos rojos y blancos aparecieron en mi visión mientras trataba de enfocar los ojos. El calor fue abrumador.
El piso era nada más ni nada menos que piedra dura, nuestra visión no alcanzaba a extenderse tanto, el espacio no era muy grande. A unos metros de nosotros, un río de lava corría lentamente a una profundidad considerable de nuestro nivel; hacia al frente se veían más piedras, huecos en las paredes, chorros de lava, bolas de fuego suspendidas sobre el suelo y cascadas de lava que terminaban en el río.
No había cielo, y si lo había no podríamos verlo. Sólo piedra, nada más que piedra café y rojiza en sus diferentes tonos, con el escarlata sobresaliendo en todos.
Parecía que estábamos dentro de una cueva. Una cueva con la impresión de un horno.
-¡Kai, no me digas que se te subieron los humos! -exclamó Jay a mis espaldas -¡El calor es horrible! ¡Nos hornearemos aquí!
-Es por eso que debemos darnos prisa -dice Oliver -, si se habrán dado cuenta, el reino de Inferno es una piedra humeante, muy pequeña, e incapaz de mantener vida humana.
Oliver se dio la vuelta, aún con la mochila en su espalda y comenzó a andar río arriba. Al comenzar a seguirlo, tuve que apartarme mucho de la orilla para que no me quemara la piel expuesta.
-Ah, si es incapaz de mantener vida humana...-comenzó Jay detrás mío, volteé para verlo jugar con sus dedos nerviosamente -¿cuánto tiempo tendríamos antes de que...
-Digamos que no se intoxican y que logran sobrevivir las seis horas que tengo planeadas -contestá Oliver sin detenerse -. Entonces, nos iremos alegremente de este lugar, danzando, con el amuleto del fuego en las manos y con la satisfacción de ver a Dylan perdido. ¿Les parece?
-Sssí ¿estás seguro que la intoxicación no es rápida? -pregunta Cole llevándose las manos a la pansa -Porque me estoy comenzando a marear...
-Ja. Karma -se burla Jay, pude ver como el otro le regresa un gesto de desprecio.
LLOYD'S POV
El calor era intenso a cada paso, traspasando mis suelas hasta llegar a las plantas de los pies. Esperaba que esto no durara mucho, que fuera tan rápido como Oliver había dicho antes y que salieramos de aquí antes de quedar cocinados vivos.
Caminaba a la par de Kai como hacía siempre, a su lado, con él, como diariamente sucedía. No recordaba el momento en que se convirtió en mi mejor amigo, simplemente pasó, y ambos dimos por hecho que eramos los mejores. Protegiendonos él uno al otro.
Una forma de vida pequeña y brillante como las llamas (un insecto) voló lejos de su roca cuando pasamos cerca. La seguí con la mirada.
-¿Cómo estás? -preguntó Kai con las manos en los bolsillos.
-¿Hmm? -me extrañe -Bien, ¿por?
-¿Qué? ¿No puedo preguntar cómo te encuentras de vez en cuando? -sonrió.
Forcé una sonrisa por un momento, pero no el tiempo suficiente. Simplemente me volteé y seguí andando.
-Hey, Lloyd, debes superarlo -dijo más serio.
-¿Superar qué? -volteé a verlo.
-Lo de Oliver -señaló con la cabeza adelante -. Sé que trató de matarnos y todo eso, no te digo que perdones lo que hizo, simplemente olvidalo. Está en el pasado. No puedes tenerle rencor toda la vida. Además... -vaciló -hicimos un trato: cuando todo esto termine él quedará libre por Ninjago -me miró -¿Y tú? ¿Vas a quedarte así por siempre?
Miré hacia el frente, directamente a Oliver, quien avanzaba unos metros más adelante.
Había tratado de no pensar en ello: Oliver libre. Un demonio libre. Un genio codicioso del poder libre.
¿Qué sería de Ninjago entonces? ¿Por qué no nos ha quitado el cristal del reino y nos ha dejado aquí abandonados? Ha demostrado ser muy capaz de ello.
¿Por qué seguía aquí?
-Trato, en serio. Ya lo he olvidado.
Kai hizo una mueca.
-Bueno, supongo que de otra forma ya lo abría golpeado -me encogí de hombros -. No sé, tengo un mal presentimiento.
-¡Oh! -exclamó Kai, como si algo hubiera estado frente a su nariz todo este tiempo -¿Sospechas de él?
-Mm sí, algo así.
-Entiendo. Supongo que no se puede confiar en su totalidad en alguien que ha vivido tantos años -suspiró, y agitó la cabeza -. Demasiadas experiencias, conocimientos...es difícil, lo sé. Pero...ahora está de nuestro lado. Nos está ayudando.
-Lo sé.
Oliver se detuvo de repente, observé más allá y me di cuenta que habíamos topado con una pared. ¿Fin del camino?
-¿Qué pasa? -pregunta Jay llegando con nosotros.
-¿Estamos perdidos? -preguntó Cole.
-Ése bicho volador de allá, ¿cuál es su nombre? -preguntó William dibujando en su libreta.
Oliver levantó una mano para que guardaramos silencio.
Observé la piedra, atento a cualquier movimiento brusco que pudiera hacer Oliver. Entonces, me quedé boquiabierto.
Justo ante nosotros, un orificio apareció en la pared, haciéndose más grande por segundos hasta que tuvo el tamaño suficiente como para que entraramos. Detrás de él, la cueva volcánica continuaba.
Oliver volteó y sonrió.
-Andando.
Cuando todos cruzamos, sólo me quedé un rato más viendo como el orificio volvía a cerrarse convirtiéndose en roca sólida. William ya había comenzado a hacer sus preguntas.
-¿Las rocas sienten nuestra presencia o se abren en un punto azar? -preguntó adelantándose para alcanzar a Oliver.
-Preguntas al final, Nerdo.
Por curioso que pareciera, esta nueva parte de la cueva tenía vegetación al lado del río de lava. La fauna sólo contaba de hiervas chamuscadas, ramitas secas que salían directo de las piedras, y...flores prendidas en fuego.
Eran exactamente como las rosas, pero estás estaban envueltas por el fuego a partir de que comenzaba el pétalo, luciendo hermosamente extraordinarias, presumiendo su inmunidad al fuego, ardiendo para siempre.
William fue el primero en arrimarse a las extrañas rosas. No muy seguro de querer tomar una o no, agitaba las manos al rededor de ella, con indecisión.
-¡Wow! ¡¿Cómo?! ¡¿No se queman?! ¡¿Cuánto duran?! ¡¿Qué son?!
-¡Son increíbles! Necesito una foto con una -dice Kai buscando su teléfono.
Ya imaginaba la cantidad de likes y corazoncitos en la imagen de todas sus fans en la red.
Las preguntas del pelirrojo seguían constantes.
Aunque Oliver ya hubiera dejado en claro que no le gustaba responder las preguntas estresantes de William, esta vez se pasó las manos por los codos antes de responder y mirar desinteresadamente hacia otro lado.
-Fire Flowers, sólo las pueden encontrar en dos reinos -se aclaró la garganta y agregó -. Más comunes en Inferno, así que aprovechalas.
-¡Wow, increíble! -William ya había comenzado a dibujar, los demás nos habíamos puesto a su al rededor para observar la flor -¿Puedo tomarla?
-No -dice Oliver de repente receloso, se acercó a nosotros y nos alejó de las flores -. Ni se les ocurra tocarlas.
-¡Ay, por qué?! -exclamó Jay.
-No sé, ¿porque queman? -Oliver fue sarcástico, pero seguía teniendo la frente arrugada -Usa ése cerebro de ardilla que tienes y sigan avanzando. Les recuerdo que uno de ustedes puede caer muerto en cualquier momento y no habrá forma de regresarnos. ¿Entienden?
Todos se alejaron de la flor contrariados, Jay molesto, y William decepcionado por no poder llevarse una a casa.
Yo, no pude evitar sospechar aún más. Oliver nunca actuaba así, puesto que era increíble ocultando sus sentimientos y lo que pensaba, y conociéndolo, si esas flores realmente nos fueran a hacer algún daño, habría dejado que nos quemáramos las manos sólo para reírnos de nosotros.
Algo pasaba. Oliver no estaba actuando tan molesto y sarcástico como siempre.
Seguimos avanzando, pero esta vez ni yo ni Kai íbamos al frente del grupo, éramos casi los últimos, pero yo había insistido en quedarnos atrás, pues Oliver en vez de seguir adelante, iba en la cola, lo que me hizo sospechar aún más.
Sólo habíamos trepado unas cuantas rocas más, perdiendo de vista las fire flower cuando Oliver nos ordenó tomar un descanso de cinco minutos para hidratarnos.
-Mm no tengo sed -dice Jay.
-Yo tengo hambre -dice Cole.
-No les pregunté -Oliver le quita la mochila de los hombros a Jay y saca de ella botellas de agua para todos -. Sientense y beban, me lo van a agradecer.
Apenas me senté en el suelo caliente, no le quité los ojos de encima a Oliver cuando se alejó unos metros más allá por donde habíamos venido. Se sentó en la orilla de una roca, con una mano en la rodilla y la otra sosteniendo una botella de agua que no planeaba beber.
Lo fulmine con la mirada, casi deseando que se diera la vuelta y me viera.
-Oh Lloyd, sólo es un descanso -dice Kai a mi lado -, nunca se sienta con nosotros, no te preocupes.
-Algo trama -digo volteándolo a ver y destapando la botella.
Di un trago largo.
-¿Tienes aún el Cristal del reino contigo? -pregunta antes de beber.
Metí la mano al bolsillo del pantalón y le mostré el cristal reluciente antes de volverlo a guardar.
-Dudo que quiera abandonarnos aquí así de repente. Sabe que sabemos que hay entradas ocultas en todos los reinos para viajar entre ellos, pero si es cierto lo que dice, no sería problema dejarnos aquí, donde moriríamos intoxicados antes de encontrar una salida.
Kai sorbió otro poco del agua en su botella antes de preguntar:
-Entonces, ¿cuál piensas que es su plan? ¿Encontrar el amuleto y abandonarnos?
Sabía que él no creía en serio que Oliver tramara algo, pero aún así le dije lo que pensaba.
-No me sorprendería que así fuera.
Regresé la mirada al acecho de Oliver mientras Kai se reunía a la conversación con los demás, no les ponía atención, simplemente los escuchaba hablar y aveces hasta reír, mientras William hacía un intento por ser social mientras compartía las cosas raras que a él le fascinaban.
Entonces, se me cayó el alma a los pies.
Me puse de pie en seguida, dejando que el agua se derramara sobre la piedra y esta se evaporara en cuestión de segundos.
Oliver se había ido.
La conversación había terminado, los otros se levantaron al compás en el que vieron mi perplejidad y la forma tan rápida de mis acciones.
-¿Qué? ¿Qué pasa? -Jay se adelantó -¿A dónde fue Oliver?
-No me digas que...-Cole no terminó la frase.
Subiendo por la roca, Oliver apareció como si nada caminando hacia nosotros, con una sonrisa en el rostro y ajustándose la mochila, como si apenas se la hubiera acabado de poner en la espalda. Su confianza no me daba buena espina, y estaba ahora más que seguro de que había hecho algo allá atrás.
-¿Todos hidratados? -preguntó sin esperar respuesta y agregó sin disminuir el paso: -Bien, continuemos.
Oliver nos pasó por un lado, volviendo a retomar su posición de guía en el grupo.
Entre nosotros, intercambiamos algunas miradas de confusión antes de comenzar a avanzar de nuevo. Kai me dirigió una mirada vacilante, también expresaba algo de sospecha, pero no creía que la suficiente como para llevarlo a hacer algo apresurado (como haría siempre). Pero yo, estaba más que decidido.
-Voy al frente de la fila, tú quedate aquí -le dije en un murmullo.
Antes de que Kai pudiera asimilar lo que acababa de decir, acelere velozmente el paso, dejando tanto a Zane, William, Cole y Jay a mi espalda como Kai, llegando, a un lado de Oliver.
Bajé la velocidad.
Él sólo me había mirado de reojo, inspeccionandome en el momento en que llegué a su lado. Pero no dijo nada, sólo siguió avanzando con una mueca en la boca.
En poco, mis pies se acostumbraron al paso de Oliver. No iba a perderlo de vista.
-¿Qué hiciste? -pregunté, claro y directo, una vez que ya habíamos estado siete metros por delante de los otros.
Volvió a verme lo que parecía de pies a cabeza, sin molestarse incluso en darse la vuelta para verme mejor. La comisura de su labio izquierdo se elevó.
-¿Podrías ser más especifico? -arqueó una ceja, como divertido.
Me crucé de brazos, casi queriéndolo golpear.
-Allá atrás, ¿a dónde te fuiste? -me aseguré de sonar más molesto.
Cosa que, a Oliver le divertía aún más.
-Ja, ¿por qué? ¿Te preocupa que me pierda? -rió por lo bajo.
-Oh, creeme: me encantaría.
Oliver me veía con una sonrisa que amenazaba a la burla, puesto que no importara lo que hiciera, él siempre me estaría viendo como un chiste digno de reírse.
-¿Qué es lo que quieres?
Las risas acabaron, pero más que desinteresado sonó molesto por el interrogatorio.
-¿Acaso te importa? ¿Desde cuándo haces tantas preguntas?
-No confió en ti.
-Buena elección. De parte de alguien tan sabio como yo, te digo de mejor mano que te conviene.
No pude evitar sentir el calor subiendo por mis mejillas. Estaba molesto con él, por lo que había hecho, por lo que había causado, por que esto fuera su culpa, por la muerte de pobres inocentes, y sobretodo, estaba furioso de que los demás no se dieran cuenta. Ellos confiaban prácticamente en él, o al menos, no sospechaban tanto como yo.
-¿Te haz puesto a pensar alguna vez en todo lo que haz hecho? ¿Lo que ocasionas?
-Lo hago, con más que anticipación. No hay cosa que yo no haya planeado. Incluso esto, nuestra conversación, o como quieras verlo, ya la tenía prevista desde que te desperté aquella noche en su departamento. Claro, que esto sólo te haría enfurecer más.
Odié que tuviera razón en eso.
-Hablo de los sentimientos de las personas.
-¿Sentimientos? Mira niño, el enojo se enfría, pasa y se olvida. Deja de ser tan dramático.
-¡No habló del enojo! -exclamé, percatándome de que mis nudillos se habían tornado blancos -Hablo de lo que llevas a hacer a las personas.
-Oh, vaya. ¿Quisieras darme un ejemplo? -sonrió a verme.
Se me ocurrían muchas cosas. Cientos de ellas, en realidad. Pero estaba tan molesto, que no pude evitar pensar en lo que él me había casi llevado a hacer. Algo que nunca había contado a nadie.
-Tú...casi hiciste que me suicidara.
Traté de sonar lo más furioso posible en mi murmullo, que supiera que lo odiaba con cada fibra de mi cuerpo por lo que había hecho. Pero el recuerdo era demasiado, y el enojo se esfumó dejando un recuerdo triste, arrasando con las palabras y dejando sólo un vacío triste.
Bajé la mirada, queriendo poner más atención en las rocas que pasaban bajo mis pies a cualquier otra cosa.
Si mi comentario le pareció gracioso a Oliver, él no lo demostró. Subí la mirada, haciendo un último intento por recuperar mi dignidad. Él no sonreía, ni parecía desinteresado, ni siquiera parecía a gusto con lo que acababa de decir. Pero me estaba observando, no con pena o tristeza, pero sí con ojos examinadores, notándose el sentimiento molesto de que le hubiera contado aquello.
Apartó la mirada, y apresuró el paso.
Volví a colocarme a un lado de Kai, fingiendo que nada había ocurrido.
-¿Cómo te fue? -preguntó en un susurro.
Me limité a encogerme de hombros y seguir caminando.
No pode evitar no darme cuenta que los demás de vez en cuando también me lanzaban miradas, en busca de lo que había hablado con Oliver. Respuestas, que no les iba a dar.
El camino volvió a cerrarse poco a poco, mientras las piedras se volvían más empinadas conduciéndonos por un camino de subida. El calor comenzaba a ser más insoportable que antes, y fue entonces cuando me arrepentí de haber derramado la última botella de agua allá atrás.
-¡Ay, no puede ser! -exclamó Jay al ver como el camino se alzaba hacia el cielo -¡Si duro otra hora aquí me voy a hacer carbón!
-¡Oliver, cuánto falta? -pregunta Cole con una desesperación parecida a la de Jay.
-Después de la próxima cueva, van a comenzar los obstáculos para el medallón -anunció.
-El camino al amuleto del fuego no parece tan difícil de encontrar como lo fue en Cristallium, ¿no debería estar mejor escondido? -preguntó Will, quien ya había guardado su libreta con temor a que se incendiara.
-Eso es porque, aquí no abunda tanto la vida. No hay de quién esconder el amuleto -responde Zane.
-Exactamente, Chico de Metal -dice Oliver adelante -. Muevanse más rápido, no me gustan las sorpresas.
Jay resopló.
-Me gustaría verlo sorprendido alguna vez, es incluso como si ya supiera en dónde será la próxima vez que me tropiece -comenta el pelirrojo en voz baja.
Concordé, pero no dije nada. Sabía que Jay tenía razón respecto a eso: Oliver parecía calcular todas las opciones que podrían llegar a cruzarnos por el camino. No había sorpresas para él.
Metros encima del nivel del río de lava, nuestro camino se conectó con la pared impenetrable de roca, dejando como única continuación un pequeño túnel obscuro que amenazaba en lo siniestro. Ninguno necesitó preguntarle a Oliver para saber que ese era el comienzo, ese era el comienzo de los obstáculos hacia el medallón. Después de entrar en ese túnel, no habría marcha atrás.
ZANE'S POV
Entramos al túnel con velocidad, a sabiendas de que debíamos prepararnos para lo que fuera. El calor se intensificaba a cada segundo, y según mis análisis, pronto se pondría mucho peor.
-¿Estás nervioso? -preguntó la voz dentro de mi cabeza.
Pardadeé antes de volverme a recordar que dentro de mi mente, no estaba solo, había alguien ahí, escuchándolo todo. Sabiendo lo que sentía, comprobando y asegurándose que mi sistema no llegara a sobrecalentarse.
Le respondí ahí mismo, en mi mente. No quería hablar y distraer a los demás mientras corríamos por el túnel.
-Supongo. Pero debo parecer seguro para que los demás también lo estén.
PIXAL se tomó tres segundos en procesar y responder:
-También tienes derecho a parecer asustado.
Lo pensé, inhale y exhale. Su tono de voz siempre era el mismo: tranquilo, seguro, confiable...era una mezcla perfecta, una mezcla tan dulce, que cada vez que la escuchaba la sentía cono si fuera un cariño. Me relajaba, quería decírselo...pero seguro ella ya se había dado cuenta hace mucho, mucho tiempo.
-Voy a concentrarme. Si te soy honesto, no me siento tan asustado ahora que hablo contigo.
-Pon atención, ya van a salir.
Sacudí mi cabeza y me concentré en el frente. PIXAL tenía razón, ahí estaba la deslumbrante salida del otro lado, la salida que comenzaría con nuestra prueba para probar que somos dignos de conseguir ese medallón de fuego.
Salimos.
La temperatura aumentó ocho grados según mis análisis, pero no requería de un sistema especial para describir lo que había al frente: un extenso, ancho, puente. Hecho con piedras volcánicas, parecía el paso más seguro posible, pero eso no quitaba el hecho de que se encontrara justo sobre un mar de lava ardiente.
Y claro, como siempre, no podía faltar el amuleto por el que veníamos exactamente cruzando el puente, sobre una enorme base de roca que, a la vista, parecía tan segura como en la que estábamos nosotros parados.
A diferencia de en Cristallium, aquí no apareció ningún guardián.
-¡Genial! ¡Hay que cruzar! -dice Jay entusiasmado y salta sobre la primera roca del puente.
Todos nos quedamos congelados, esperando el momento en el que una trampa se accionara, en el que algo cayera del cielo como siempre solía hacer cuando Jay daba un paso apresurado. Pero no, no pasó absolutamente nada.
-Hmm...- masculló Oliver con la palma en el mentón, analizando a Jay. Después, señaló con el índice a su espalda -Quitate la mochila.
Jay pareció confundido por medio segundo, antes de resoplar con alivio y arrojarle la pesada mochila a Oliver.
-¡Gracias! -exclamó Jay sobándose la espalda -¡Esa cosa estaba muy pesada!
Oliver sujetó a la mochila desde una de sus agarraderas, y la impulsó hacia atrás antes de arrojarla por los aires hacia el puente cobrando la mayor distancia que se le fue permitida.
La mochila cayó sobre una enorme roca del puente y se mantuvo ahí por un buen rato.
-¿P-por qué hiciste eso? -señaló Jay confundido.
-Espera...
Mantuve la atención en la roca bajo la mochila. En 0.45089 segundos, la piedra se desprendió del puente, la mochila cayó junto con ella, y aunque no alcanzamos a ver su impacto contra la lava, ésta lanzó un chorro de lava caliente por el hueco que había dejado la roca. Después de un momento, se detuvo.
-Muy bien, andando -dice Oliver como invitándonos a un día de campo.
-¡Esa mochila estaba llena de cosas, sabes?! -exclamó Jay un poco pasmado.
-Meh, ya no la íbamos a utilizar.
Oliver comenzó a dar pasos confiados por el punte, evitando algunas rocas en especial, pero lo hacía con tal elegancia y seguridad como si todo el tiempo hubiera sabido donde pisar.
Los demás tomamos su ejemplo y procuramos pisar donde él había pisado, pues nunca se sabía si el siguiente paso iba a ser el último.
Salté sobre la siguiente roca detrás de Cole.
-Zane, no encuentro ningún patrón. Todas las rocas estables están acomodadas al azar.
Salté nuevamente.
-Debe haber un modo de que Oliver sepa cuál pisar.
-Me temo que ese método no es conocido aún por la raza humana.
Cole casi tropieza allá adelante, pero siguió.
-Tal vez no sea un método -salté -tal vez...se deba a uno de sus poderes.
-¿Poder de deducción? En los demonios, eso explicaría muchas cosas. Me gustaría saber más sobre ellos.
-Sí. Nos serviría a ambos.
La siguiente roca estaba considerablemente más alejada de las demás. Fu un error de calculo. Mi pie resbaló, haciéndome caer sobre la roca anterior a la correcta. Mis compañeros ahogaron un grito, la roca cayó y estire la mano alcanzandome a sujetar de la piedra de al lado.
Tomé impulso y subí. El charro de lava alcanzó a quemar una parte de mi traje ninja, pero no se había detenido ahí. El chorro continuaba y continuaba. No iba a dejar pasar a los otros. Todo por mi culpa.
-¡Zane! ¡¿Estás bien?! -gritó Cole más adelante, Jay también se estaba asomando.
-¡Sí! ¡Pero la lava no se detiene!
-¡¿Y cómo vamos a pasar nosotros?! -escuché a Kai gritar detrás del chorro.
Él, Lloyd y Will seguían allá atrás. No podíamos dejarlos. Las probabilidades de regresar eran nulas.
Pero tenía una idea.
-¿PIXAL?
-El chorro lanza masa volcánica en todos sus costados, lo más seguro sería intentarlo por arriba.
-Eso mismo pensé. ¡Hielo!
La estela fría atravesó el aire caliente como una ráfaga, subió hasta el punto más alto del chorro de lava, y volvió a bajar del otro lado, dejando consigo un puente perfecto para mis amigos.
-¡Crucen rápido! ¡En estas condiciones no aguantará mucho!
Un grito ronco, grueso, y lleno de gas sacudió el aire. La lava brilló en todos los tonos de rojo que existían, la temperatura aumentó un 22% y chorros de lava comenzaron a salpicar desde los costados del punte.
Habíamos despertado al guardián.
-¡Zane! ¡Rápido! -me gritó Cole más adelante.
Comencé a saltar piedras, intentando memorizar cuáles había pisado Cole mientras estaba distraído.
Otros chorros de lava aparecieron al frente. Más rocas habían caído.
-¡Todas las piedras son inseguras a partir de aquí! -escuché a Oliver gritar adelante.
-¡No me digas eso por favor! -lloriqueo Jay.
Seguí avanzando, más veloz que nunca. Casi los alcanzaba. Pero entonces, Oliver se detuvo, Jay y Cole no se habían detenido y continuaron avanzando, pero disminuyeron la velocidad cuando voltearon a ver a Oliver hacia atrás, confundidos.
Alcancé a Oliver, pero éste me detuvo con un brazo antes de que pudiera continuar.
Antes de articular palabra, las rocas entre nosotros y Jay comenzaron a caer como fila de dominós, estrellándose en la lava y produciendo enormes chorros de lava brillante. Se había acabado el paso.
-¡Hey! ¡No podemos continuar solos! -gritó Jay desde el otro lado.
-¡Tendrán que hacerlo par de gallinas! -gritó Oliver a un lado mío -¡Consigan el medallón! ¡Es la única manera de calmarlo!
-¡¿Calmar a quién?! -preguntó Cole detrás de la lava.
Oliver me sujetó del hombro.
-Tú. Sirve de algo y quedate aquí, asegurate de que el punte resista lo suficiente para que crucen los otros. Después, ayudalos a ir por el amuleto. Yo tendré que distraer a esa cosa.
-¿Qué cosa?
Le dio dos palmadas a mi hombro y se alejó corriendo. Ninguna roca cayó detrás de él.
Me concentre. Tenía que hacer un puente.
LLOYD'S POV
-¡Rápido! ¡Rápido! ¡Rápido! -exclamé mientras subíamos a todo lo que podíamos por el puente de hielo que había hecho Zane.
Kai iba al frente, William entre los dos y por lógica, yo en la cola.
Casi llegábamos a la cima.
-¡Esto se está poniendo caliente! -gritó Kai antes de deslizarse por la pendiente de hielo.
Entonces pude ver, el hielo encima del chorro de lava se había comenzado a tornar rojo rápidamente. Sin pensarlo empuje a Will, el hielo bajo mis pies desapareció y me sujete del cuello de la camisa de William.
La lava quemaba mis zapatos.
-¡D-dagh! ¡Me estás asfixiando!
-¡Lo siento! -me disculpé.
-¡Ya los tengo! -gritó Kai del otro lado.
Pude sentir como tiraban de la camisa de Will y a consecuencia yo subía hasta el borde del hielo, ya estando ahí, me di cuenta que el hielo aún se derretía.
-¡Hay que darnos prisa! -exclamé.
Una fuerza misteriosa me arrojó hacia adelante, haciéndome chocar en orden contra William y Kai, sacándonos de los límites del puente de hielo con el fin de que aterrizaramos sobre las duras rocas.
El grito volvió a ser audible para mis oídos, y pude ver con atención como una figura masculina echa de lava se elevaba desde el chorro y dejaba a su paso marcas de fuego mientras se dirigía con gran velocidad hacia nosotros.
-¡Es el guardián! ¡Corran! -exclamó Kai y nos empujó.
Justo a tiempo, los tres comenzamos a correr sin cuidado por el puente, asegurándonos de no durar demasiado tiempo en ninguna de las rocas.
-¡Toma esto cabeza de fuego! -exclamó Kai a la par que lanzaba una gran bola de su poder hacia el guardián.
Éste sólo dejó que se absorbiera en su lava, provocándole un brillo más intenso y aumentando su velocidad.
Kai maldijo por lo bajo y siguió corriendo, seguro de que esa bestia sería imparable.
William corría a un lado mío. Me giré, formé una esfera de energía verde entre mis manos y la arroje contra el guardián.
Esta vez, el guardián del fuego no absorbió más energía y no aumentó la velocidad, pero el poder verde, sí que rebotó incluso antes de tocarlo, saliendo contra mí rápidamente. Apenas pude verlo venir.
Mi propio poder me golpeó de costado, calcular la distancia en la que me sacó volando fue incalculable en esos momentos. La piedra golpeó contra mi espalda al caer, me hizo revotar, lastimarme más y por último deslizarme por la roca hasta llegar a la orilla del puente.
Caí de cabeza, agitando los brazos y piernas buscando alguna salida, alguna solución, algún...no, no había escape. Nada de lo que pudiera tomar para sujetarme. Iba a morir, quemado vivo en esa lava que se acercaba a cada segundo más a mi rostro.
Me detuve en el aire, soltando una exhalación de alivio, pero incluso más en el desconcierto.
Alguien haya arriba comenzó a jalar mi pierna izquierda, subiendo mi cuerpo nuevamente a la seguridad del puente.
Cuando volví a sentir la dureza de la roca pasando por mi pecho, utilicé mis manos para ayudarme a subir completamente. Vivo.
-Muchas gracias, te debo u...- no terminé lo que iba a decir.
Y nunca podría.
Oliver se sacudió el polvo de los hombros, no me dirigió ni una vez la mirada, dio un pequeño resoplido apenas audible. En su expresión, pude distinguir la molestia, antes de darse la vuelta y correr contra el guardián.
COLE'S POV
-¡Te dije que le bajaras a la azúcar! ¡Ya estás bien gordo! -grité intentando subirlo de nuevo.
Una enorme roca del frente había cedido, Jay estaba de cabeza contra el chorro de lava que apenas se estaba formando, mientras yo lo sujetaba de ambas piernas.
-¡Oh, claro! ¡Oliver se traga un tarro de nutella completo y es un palo! ¡Yo me como una de sus paletas y ya soy una bola de grasa! -exclama molesto agitando los brazos.
-¡Esas cosas tienen más peso de lo que parecen! ¡Igual que tú!
-¡Cállate y subeme! ¡Se me están quemando las cejas!
Lo sujete firmemente de los tobillos, tomé impulso y lo subí de un tirón nuevamente a la roca.
-¡Augh! ¡Pudiste ser más cuidadoso! -se levantó sobándose el trasero.
Me encogí en hombros despreocupadamente.
-Perdoname, no sabía que a los dulceros les doliera tanto.
-¡Oh vaya! ¡Muy mal! -Jay me señaló y se limitó a voltearse hacia lo que quedaba del puente por recorrer.
-¿Estás listo? -pregunté.
Cada segundo contaba, y cualquier piedra inestable podría significar nuestro fin. Pero ahí estaba, el amuleto del fuego, firme sobre la base cruzando el puente.
-Estaré listo cuando tú estés listo para detener mi caída.
-Hmm...supongo que podemos hacerlo sin estar listos. Suerte.
-Igualmente.
Contamos en cuenta regresiva del tres al uno e iniciamos nuestra carrera por la supervivencia. A cada roca que pasaba, podía sentir como las piedras detrás mio caían hacia el infierno debajo, y si no tenía cuidado, podía resbalar.
Jay era más rápido que yo, pero aún así, luchaba por ir a su altura. Podía ver cómo también detrás de él caían uno a uno las piedras por las que pasaba.
Sólo faltaba un poco más.
El grito ronco del guardián resonó en la cueva, Jay tropezó y tuve que detenerme a recogerlo por instinto. Pero no había dejado de correr, había tomado a Jay del pie y comenzado a correr con él arrastrando detrás detrás mío.
-¡Ahh! ¡Cole, date prisa!
Giré la cabeza. El alma se me cayó a los pies seguido de un escalofrío horrible que hizo corroer todos mis huesos.
El guardián nos seguía por el aire, llamas ardientes emanando a su alrededor. No lo lograríamos, no había forma, esa cosa avanzaba a una velocidad increíble, y aunque abandonara a Jay en el suelo, mi condición en las carreras no nos ayudaría para nada. No llegaríamos.
Tomé una decisión. Piedras estables o no, tenía que hacerlo.
-¡Jay! ¡Sujétate!
-¡¿Qué?! ¡¿Qué vas a hacer?!
Me detuve en seco, sujete a Jay de ambos tobillos y comencé a dar vuelta, cobrando todo el impulso que se me era permitido antes de que la roca comenzará a caer. Fue entonces, cuando solté a Jay, y éste salió volando por los aires.
JAY'S POV
El aire caliente chocaba contra mi cara, obligándome a entrecerrar los ojos hasta que comencé a darme cuenta de que estaba cayendo. Agite los brazos de arriba hacia abajo, intentado volar, o al menos, hacer algo que desacelerará mi caída.
Volteé hacia atrás y vi al guardián surcando el aire, a punto de llegar contra mí.
Entonces me estrelle contra el pilar sobre la base sólida de piedra. La dureza de esta me hizo crujir los dientes y la quijada. El pilar se volteó y el amuleto cayó junto con él a toda velocidad hacia el suelo, donde chocó y rebotó contra la pared de la cueva.
Antes de que pudiera hacer cualquier cosa, el amuleto ya había salido volando hacia el puente de rocas. El guardián cambio de dirección y se alejó.
Entonces recordé:
-¡Cole! -grité, corriendo velozmente de regreso al puente.
Pero él ya no estaba, sólo quedaba el hueco de la roca en la que él había estado, desde la cual me había arrojado por el viento.
Se había ido. Caí de rodillas. La batalla allá adelante no me dio importancia.
-Oh...Cole...
-¡¿Hola?! ¡¿Jay?! ¡No me estoy divirtiendo mucho aquí, sabes?! -escuché la voz irritada de Cole en mi mente.
-Aún escucho su voz...
-¡Por el Primer Maestro, Jay! ¡Estoy aquí abajo!
-¿Eh? -miré a los costados -¿Cole? ¿El cielo no estaba arriba?
-. . .Estoy acá genio.
Seguí el eco de su voz y me asome en la orilla del puente, reclinándome un poco hacia la lava.
Y ahí estaba, sujetado con todas sus extremidades del costado de la base estable, rocosa, y claramente incómoda.
-¡Cole! ¡Sobreviviste!
-Sí. Ahora, si no te importa: quisiera que me subieras, me estoy quemando el trasero.
Miré hacia el frente. Zane llevaba a Kai y Willy montados en un puente de hielo. Se dirigían hacia acá.
En mi rostro se dibujó una sonrisa pícara.
-Oh, dime Cole: ¿Cuándo fue la última vez que te pesaste?
LLOYD'S POV
El guardián lanzaba chorros de agua caliente de las manos, utilizando su cuerpo inestable para moverse de aquí allá, retorciéndose y llegando velozmente a la posición que deseaba. Los colmillos y garras de Oliver ya estaban desplegados hacia afuera, los iris del demonio se habían tornado de un color escarlata, dejando su pupila en forma vertical y los globos oculares negros como la tinta. Incluso noté que había palidecido más.
Oliver evitaba cualquier contacto físico con el guardián, pero eso no evitara que se defendiera quitando rocas del puente y arrojándolas contra él. Gruñía, mostrando los colmillos como si fuera un lobo. Había momentos en el que el guardián sólo ondulaba, buscando el momento perfecto para acercarse y atacar a Oliver. Pero el no momento no llegaba.
Una pieza verde oliva, brillante como una piedra pulida, cayó en lo que era una corta distancia entre mí y Oliver. El amuleto sonó al caer, rebotó y fue a dar a una roca cuyo descenso ya estaba en proceso.
Corrí rápido, generando una esfera de energía verde y arrojándola contra el amuleto. Este salió volando por el golpe, hacia el cielo, alejándose más de la lava.
Escuché un golpe y un rugido a mis espaldas, el guardián surcó el aire hasta llegar conmigo, dándome un fuerte golpe en el pecho. Pero fue mejor de lo que había pensado: su puño sólo había hecho un agujero enorme en mi camisa, y claro, me tostó un poco la piel, pero nada que la lava común pudiera haber hecho.
Caí de espaldas, y antes de que el guardián pudiera acertar otro golpe, el amuleto del fuego cayó con un golpe duro sobre mi pecho descubierto.
Al hacer contacto con la piel, el cuerpo del guardián comenzó a deformarse, derritiéndose por los agujeros de roca y volviendo a ser parte del mar de lava bajo nosotros.
Los chorros se calmaron, la temperatura disminuyó unos cuantos grados y el puente había dejado de caerse a pedazos.
Suspiré. Tomé el amuleto entre mis manos y me puse de pie.
Cuando me di cuenta, Oliver ya tenía una mano extendida hacia mí. La mirada firme.
-Dámelo. Eso fue peligroso, por poco lo pierdes.
Miré un momento el amuleto, del mismo color y casi la misma forma que el anterior, pero con signos diferentes, y significados diferentes. Contraje la mano.
-No. Tú ya guardaste un amuleto, yo me quedaré con este.
Oliver casi me mató con la mirada. Agradecí por mucho que hubiera vuelto a su forma humana.
-No está seguro contigo.
Bufé.
-¡¿No está seguro conmigo?! ¡¿Y por qué deberíamos confiar en ti?!
Su mirada escrutadora me provocaba un nudo en la garganta, uno que sólo se hacía cuando estabas antes un hombre que es capaz de cualquier cosa. Y estás en peligro.
Me aseguré de que mi voz tuviera fuerza.
-Este amuleto se quedará conmigo lo quieras o...
El golpe me llegó de costado sin previo aviso, haciéndome perder el equilibrio y cayendo sobre la dura roca con el cuerpo de mi atacante aún sobre el mío, sujetandome me las muñecas, intentado desesperadamente quitarme el amuleto.
Sus ojos se habían convertido en las líneas verticales ya conocidas, sus labios dejaban al descubierto dos pares de colmillos afilados, y las garras puntiagudas se clavaban en mis muñecas. Su piel era de un gris asqueroso, dejando ver a través de ella las gruesas venas que corrían bajo su piel.
Era Dylan.
-¡¿Cómo llegaste aquí?!
-¡Oh! Apuesto a que te encantaría saberlo -sonrío, me dio un rodillazo en el estómago y me obligó a soltar el amuleto -Gracias por hacer el trabajo sucio.
Me contraje de dolor en el suelo, puse una mano donde había recibido el golpe y me propuse a levantarme. Esos golpes de los demonios estaban muy duros, un humano no habría podido usar tanta fuerza en un golpe.
Dylan me miró, riéndose y sacudiendo el amuleto frente a mí.
-¿Qué pasa? ¿Les costó mucho conseguirlo? -hizo una mala imitación de la pena -Qué pena que...
Una fuerza invisible empujó el amuleto con ferocidad, el cual se resbaló de las manos de Dylan y cayó lejos sobre la piedra como si lo hubiera arrojado el viento.
Ahí estaba Oliver, con la mano aún extendida por el poder que había usado. Analizando a Dylan con la mirada, de pies a cabeza, y en su expresión pude distinguir un poco de desagrado.
-Dylan -comenzó Oliver, fuerte y claro -, mi fiel número dos. No esperaba verte tan...tarde. ¿Un año completo? Me alegra saber que no te subestime.
Sí Dylan se ofendió, no lo demostró.
-Al menos no fueron mil años -sonrío -, ¿O sí, maestro? Yo soy el que me alegro de verlo de vuelta, al fin y al cabo, aprendí de alguien muy particular.
-Vaya, vaya, Dylan. Pero debes saber que, en primera, yo no le enseño a nadie -puso las manos en las caderas, alzó una ceja -Y en segunda: eres un demonio híbrido, y me das asco.
Dylan frunció el ceño, gruñó y saltó contra un Oliver que ya había desplegado los colmillos y las agarras.
Rodaron por el suelo, Dylan arañó a Oliver, dejándole tres fuertes cortes desde la frente hasta el otro extremo de la quijada. Pude ver ampliamente como la piel se juntaba sola, reconstruyendo la piel sin imperfecciones de Oliver, como si nunca le hubiera pasado nada.
Oliver también atacó, dándole un golpe volado del costado derecho del rostro, logrando quitárselo de encima y acertarle una patada en el vientre antes de que Dylan se desplazara y se pusiera de pie nuevamente. Oliver esquivó una patada voladora, acertó un gancho y acertó un golpe de abajo a arriba hacia la barbilla, Dylan se elevó un poco con el último golpe, cayendo en el suelo para que Oliver prosiguiera a levantarlo del cuello de la camisa, con los ojos verticales envueltos en la furia.
-Vaya, en serio que me das asco -Oliver escupió las palabras.
Dylan rió, y por la falta de claridad y las gotas de sangre que resbalaban por sus labios, nuevamente comprobé que los golpes de los demonios eran más fuertes de lo que parecían. Oliver debió haberle roto algunos dientes.
-Veo que tu habilidad para la auto curación está fallando -dice Oliver, sin dejar de fulminarlo.
-Soy inmortal ahora, maestro. No hay forma de que termine conmigo, no hay forma de derrotarme.
-¿Nadie te enseñó historia? Tal vez eres inmune a la muerte enfrente de otras criaturas, pero a mis ojos...-Oliver dejó a la vista sus colmillos -tienes las mismas probabilidades de morir que ellos.
Dylan sonrió.
-Gracias por la lección, maestro. Pero aveces el estudiante es quien tiene el labor de enseñar. Y en este caso, yo...debo enseñarle a ser el mejor.
Dylan extendió las manos y otra fuerza invisible movilizó el aire. Oliver fue empujado hacia atrás, cayendo de espaldas contra la roca unos metros más allá. Cuando Dylan puso los pies en el suelo, sus ojos endemoniados aterrizaron sobre mí.
-Yo...siempre he querido matarte...desde el primer momento, Candidato V1.
Mi pulsó se aceleró, mis piernas entraron en acción rápidamente y corrieron, no hacia una salida o un escape, pero sí hacia el amuleto que había caído más atrás.
Mis dedos pasaron sobre la figura parecida a un triángulo desfigurado, sujetándolo con firmeza y continuar con la partida, pero al voltearme, Dylan alzó la mano, y la famosa fuerza misteriosa me tiró lejos, cayendo de espaldas. No había soltado el amuleto.
Lo vi correr hacia mí, avanzando a grandes sancadas, dispuesto a clavarme los colmillos en el cuello y acabar con mi vida, para dejar de ser un problema para él y su plan para siempre.
Lo atacaron por la espalda, cayendo de frente y quedando inmovilizado por un Oliver al cual le ardían los ojos de la furia. Su boca respiraba agitadamente, buscando la sensación de sangre entre sus papilas gustativas.
-Nueva lección: Nunca-hagas-cosas-estúpidas -le asestó un cabezazo en la nariz, la cabeza de Dylan rebotó hacia atrás con un feo estruendo -. Intentar superarme es una de ellas.
Me levanté del suelo, al tiempo que Oliver se alejaba del cuerpo de Dylan. Me acerqué, con el amuleto en la mano, para ver de lo que había quedado del demonio híbrido.
Oliver volvió a extenderme la mano.
-Dámelo. Ahora.
Mis dedos pasaron por la superficie del amuleto, acariciando su tersa textura.
-Estoy seguro que esta vez estará bien conmigo.
Pero no fue así, Dylan volvió a levantarse, tan rápido que ni siquiera había notado cuando me arrebató el amuleto hasta que fue demasiado tarde. Dylan retrocedió, Oliver estaba a punto de lanzársele encima de nuevo, cuando Dylan alzó la mano. Pero no hubo ninguna fuerza invisible esta vez.
-¡Esperen! -gritó Dylan, pasando una mano por el cuello de la camisa y descubriendo un collar negro, del que colgaban lo que pude reconocer como tres amuletos juntos: el del viento, el del Fangbatium, y la tierra -¡Si me atacan lo lamentarán!
Dylan puso en su sitio el amuleto del fuego, uniéndose al collar que había formado. Éste desprendió un brillo antes de apagarse nuevamente. Dylan tenía la ventaja. Mucha ventaja.
(Imagen en medios gráficos, arriba :) )
Me giré a ver a Oliver, quien había vuelto de nuevo a su forma humana. Mataba a Dylan con la mirada.
¿No iba a hacer nada?
-¡Adiós, Lloyd! -Dylan me sonrió -Creeme: no es la última vez que nos veremos.
Dylan tomó su collar con ambas manos, éste desprendió una luz, y justo al lado del puente apareció un portal. Dylan me dedicó una última mirada satisfecha, antes de saltar y desaparecer por siempre en el portal.
Los otros llegaron corriendo a nuestro lado.
-Lloyd, ¡¿qué pasó?! -preguntó Kai a mi lado.
-¿Dónde está el amuleto? -pregunta Jay.
-¿Ése era Dylan? -Zane.
Traté de calmarlos, al tiempo que trataba de calmarme a mí por lo que acababa de pasar.
-Dylan se...llevó el amuleto.
-¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! -exclamó Jay exasperado.
-Fue por...-volteé a ver a Oliver, quien me fulminaba con la mirada mientras sacaba el Cristal del reino del bolsillo.
Por mi culpa.
~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•
*Como cuando la Karla dice dos semanas pero se echa tres :'v*
¡Perdonenme! ¡Mis proyectos han estado horribles estos días y muero por tener que hacerlos! :'c
Pero espero que les haya gustado el capítulo :3 porque, a partir del próximo capitulo...¡COMIENZA EL SALSEO DE LA HISTORIA! >:3
PREDICCIÓN: VAN A LLORAR >:3
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