28: Entre Dioses

LLOYD'S POV

Mi espalda golpeó horriblemente contra el suelo; mis manos fueron rápidas, logrando frenar el golpe fatal que se había dirigido a mi garganta.

Las dagas de acero se quedaron sostenidas en el aire, justo en el medio de una lucha por ver quién empujaba más duro.

Kai sostenía con fuerza ambas dagas, mis manos sujetando lo más que podía las muñecas de mi agresor.

Sabía que un segundo más y habría muerto, mi mejor amigo me habría matado a sangre fría si no hubiera volteado a tiempo.

Mis manos estaban tensas sobre las de él; en aquellos momentos, no pude hacer otra cosa que no fuera seguir aplicando energía y analizar a Kai detalladamente.

Estaba sucio de la cara, despeinado, un feo moretón a la mitad de la frente con otros dos en las mejillas. Todo su cuerpo estaba tenso; su cuello, sus brazos, su mandíbula; podía ver la fuerza con la que apretaba los dientes, la fuerza que aplicaba intentando cerrar los ojos. No estaba preocupado, o asustado, él estaba terriblemente aterrado.

No era necesario decir una palabra para saber que lo sentía.

En mi interior, lo perdoné.

Sabía que él no quería hacer esto, pero no había nada que él pudiera hacer para cambiar lo que iba a pasar.

Yo jamás iba a ser capaz de matar a Kai, y eso significaba que nunca iba a defenderme lo suficiente, nunca iba a regresar un golpe como debería, no a él.

Era mi hermano, y entendía que no podía hacer nada.

Y lo acepté.

Mis manos comenzaron a temblar, no iba a soportar mucho tiempo. Kai cerró los ojos, yo me obligué a no hacerlo.

No iba a lograrlo...Era demasiado débil contra él...

Un chasquido de dedos congeló todo. Fue un sonido simple, liso, rápido y sencillo, pero las manos que sostenía se alejaron, escuché el tintinear del metal cuando las dagas fueron dejadas caer al suelo.

Kai se había alejado, había soltado las dagas, y sin ningún control de su cuerpo se arrodilló hacia el trono con la cabeza hundida hacia el suelo. Estaba más confundido que yo, pero detrás de ése sentimiento se encontraba el alivio.

No me había matado. ¿Pero qué pasaba?

Aplausos, lentos y sarcásticos, provinieron desde el centro de la sala.

Dylan estaba recostado en su lugar, una sonrisa de oreja a oreja, parecía un hombre que se acababa de ganar la lotería dos veces seguidas.

-Wow. ¡Wow! -exclamó, sin sentir mucho las palabras -¿Saben? Hace mucho que no veía un show así, qué drama.

Fruncí el ceño, ignorando a Kai me puse de pie.

-Dylan, no...

-Emperador Dylan -me corrigió ahogando el humor.

Me reusé a llamarlo así, ya había arruinado demasiadas cosas en la vida de las personas de Ninjago.

-No entiendo por qué haces esto.

-¿Y por qué no? -se puso en pie, de cierta forma parecía indignado -Toda mi vida me han usado como el segundo. Para el voleibol, para la gerencia, para...conquistar el mundo. Siempre me han usado como un juguete. Era mi momento para ser el principal -sonrió -. Y cuando Oliver me enseñó que había más en éste mundo que sólo empleos y puestos absurdos...bueno, no desperdicié la oportunidad.

-¡¿Y esclavizar a todos los reinos te parece la mejor forma de demostrar tus capacidades?! ¡Tú eres mejor que esto!

-¡Cállate! -Alzó la mano, perdí la sensibilidad en la boca. Dylan avanzó hacia mí, cada uno de sus pasos resonó en un escalón. -Probablemente te preguntes qué tengo contra ti. Bueno, mi problema es que ustedes siempre han sido taaaan especiales. Los odiaba desde que comenzaron a salir en televisión. ¿Creen que pueden llegar así de repente a presumir sus poderes para que todos los adoren? ¡¿Quién dijo que ustedes son los héroes de esta historia?! -Sonrió -. ¿Quién dice que son lo suficientemente fuertes? -Se acercó más -Dime Lloyd, ¿eres lo suficientemente fuerte?

Lo soy. Me dije a mí mismo, siendo que no podía mover la boca.

-Seguro dirás " por supuesto, soy el Ninja Verde, puedo con lo que sea solo. Blablabla, alardeo, alardeo" -Dylan se comenzó a reír -Jajajaja...Bien, Ninja Verde: veamos si eres tan fuerte.

Sentí un vacío en el aire; pude sentir los músculos alrededor de mi boca nuevamente, pero no podía respirar.

Mis pulmones se apretujaron, mis piernas se adormecieron y caí de rodillas. Mis manos se movieron por mi pecho buscando una solución para lo que sea que me estuviera pasando.

Chillé, o eso creo, no podía sentir nada en mi cuerpo, y cuando volví a percibir mis extremidades, éstas estaban en llamas. Ardían con intensidad bajo mi piel, mis tendones se tensaron, mis músculos eran bombas en mi interior, tenía ganas de vomitar y tuve varios espasmos por parte de mis piernas y brazos.

Y entonces llegó el dolor de cabeza.

Era como si alguien hubiera atravesado mi cráneo y metido sus manos para aplastar mi cerebro. Me llevé las manos a la altura de las orejas, tenía miedo que mi cerebro se derritiera o mi cabeza simplemente explotara. Era horrible.

Grité al tiempo en que comencé a retorcerme en el suelo; me gotearon lágrimas del dolor, mi cabeza estaba siendo estrujada por dentro, comprimida contra las propias paredes de mi cráneo.

Sentía que iba a morir, algo se deslizaba al interior de mi cabeza, algo como una voz. Un hormigueo doloroso en los brazos y piernas me causaron un estremecimiento, y por un segundo sentí como si algo se posara en mi cuerpo, algo se incrustaba en cada vena, cada hueso, cada tendón.

Y entonces sentí frío, se me había congelado el cerebro.

Cuando abrí los ojos, estaba de pie.

¿En qué momento me había levantado? ¿Por qué siento que hubiera bebido 100 litros de agua con hielo y qué había sido todo ése dolor? ¿Estaba respirando?

Me esforcé en girar la cabeza hacia Kai. Parecía estar en medio de la desesperación, pero tampoco podía moverse.

¿Qué estaba pasando?

-¡Bienvenido Lloyd! ¡Ya eres uno de nosotros! -Exclamó Dylan casi contento -Ya te había dicho que me gusta mucho verlos a los dos. Así que...te adelantaré tu regalo de navidad.

¿Q-qué?

-Lloyd, -mi cuerpo se tensó completamente, algo hizo clic en mi cerebro. Perdía el control de mis extremidades -Te ordeno que asesines a tu mejor amigo, Kai.

Se me cayó el corazón al suelo cuando mi cuerpo se giró con tanta naturalidad. Di dos pasos, me agaché y levanté las dos dagas.

-Espera un momento, quiero hacer esto divertido -dijo Dylan antes de chasquear sus dedos.

El cuerpo de Kai perdió la fuerza de bajón y cayó de cara al suelo, tosió mientras luchaba por ponerse de rodillas. Tenía el rostro empapado en sudor.

-Listo, ya es libre de moverse. Ahora, mátalo.

Kai consiguió ponerse de pie a medias, todo su cuerpo daba señales de dolor, sus ojos estaban decaídos, los brazos cansados y tenía la piel pálida. Sus ojos se ancharon como platos cuando me ubicó. Retrocedió un paso.

Ahora sí, estaba asustado.

Y yo también.

-Kai, corre.

KAI'S POV

Y de pronto, fue como cargar una tonelada de papas en cada extremidad de mi cuerpo.

Ni mis rodillas como mis brazos soportaron mi peso y caí de cara al suelo. Todo mi cuerpo dolía, de tal modo que parecía que había durado una semana entera corriendo sin descansar. Mis músculos dolían, cada hueso parecía plomo, y lo único que suplicaba mi ser era dejarme llevar y dormirme ahí mismo al menos una década entera.

Pero, no podía hacer eso.

Flexioné los codos y las rodillas, tratando de volver a recuperar el equilibrio sobre mis piernas mientras mi cara se convertía en un aguacero de sudor.

Sin siquiera creerlo, conseguí ponerme de pie. Pero la sensación de plomo no había desaparecido, era como si mis pies estuvieran clavados al suelo.

-Listo, ya es libre de moverse. Ahora mátalo.

Mis ojos se clavaron sobre Lloyd; el chico rubio estaba asustado, había palidecido en los pocos segundos que no lo vi y ahora estaba empuñando ambas dagas.

Se me hizo un nudo en la garganta, y retrocedí.

Mi plan de hacer que Lloyd me atacara no había salido...como lo planeado. De nada serviría vencerme, si él ya no podría escapar del control de Dylan nunca. Ahora estaba programado, ahora...era como yo.

No podía dejar que me mate. Debía haber otra forma, una solución que no veíamos. Algo se nos escapaba...

Pero lo que fuera a pasar después no importaba por lo que iba a pasar ahora.

-Kai, corre.

Lo que dijo Lloyd fue más bien una suplica que una advertencia, pero igual me habría servido si le hubiera hecho caso en el momento.

Una cuchillada de la daga derecha rompió el aire frente a mi cara. Retrocedí mi cuerpo a tiempo, no muy seguro de lo que iba a hacer, pero al segundo golpe logré esquivarlo agachándome. Con el tercero no tuve tanta suerte, y con los nudillos en la empuñadura, Lloyd me tiró al suelo de un golpe en la nariz.

Se abalanzó sobre mí, las cuchillas apuntando a mi pecho. Atrapé sus muñecas en el aire, flexioné mis rodillas contra mi pecho y con las piernas lo saqué volando hacia atrás.

Cayó de espaldas, su cabeza a unos centímetros de la mía. Me puse de pie, apena había volteado cuando Lloyd dirigió otro golpe con la daga. No quería pelear con él, no quería hacerlo, pero fue mi instinto el que dirigió aquella patada a su mano y lo despojó de una de sus armas. Pero su muñeca, había tronado con mi golpe.

-¡Ah! -Lloyd gruñó, pero no sabía si estaba enfadado o angustiado.

-¡Lo-lo siento! -me disculpé retrocediendo.

-¡Debes atacarme! -Me gritó volviendo a avanzar.

No encontré otro modo de detenerlo y lo sujeté sobre sus puños, lo que se convirtió en una pelea de fuerza.

-¡Atacame!

-¡No! ¡Casi te mato allá! ¡Prometí que siempre te protegería!

Los ojos de Lloyd chocaron con los míos, y el deseo mutuo de escapar de aquello se expresó sin palabras.

-Si en verdad quieres que esté bien, mátame por favor... -Sentí un golpe en el pecho, las palabras de Lloyd llenaban el vacío que sentía, pero con dolor. Era...no podía soportarlo, no podía soportar que él me pidiera que hiciera esto. Pero veía la suplica en sus ojos, y yo nunca le había dicho que no a ése pequeño, no a ésos ojos -Por favor...antes de que yo te mate a ti.

Lloyd me empujó, perdí el ritmo de mis pies y recibí un rodillazo en el estómago.

En mi mareo busqué el aire, mis ojos parpadearon antes de que me golpearan en la cara, antes de sentir mi cuerpo desplomarse contra el suelo.

Mi cabeza daba vueltas, mis sentidos no me respondían, creo que había olvidado cómo respirar. Mis ojos no encontraban el camino correcto.

-Muy bien...¡Acábalo! -Escuché la voz de Dylan a lo lejos.

Enfoqué a Lloyd arriba mío, sus ojos esmeralda brillaban como nunca antes, vidriosos y enormes por las gotas de agua que los tenían completamente empapados.

Eso era lo único que quería ver.

"Mátame por favor..." las palabras de Lloyd rompían los muros de mi cabeza, me hacían sentir débil, estrellado, como si mi único propósito en esta vida fuera evitar que dijera aquello y había fallado. Le había fallado a todos, y le había fallado a Lloyd.

Le fallé desde el momento en que se metió a esto.

Debí entrenar más duro, debí hacerme más fuerte, debí haberlo protegido mejor.

Pensé en lo que me dijo. Pensé en...¿si yo lo mataba, él no sufriría nunca más? ¿En verdad estaría mejor? A donde quiera que fuera, no estaría aquí, y no cargaría la culpa de nada...¿pero si él me mátaba a mí? No sabía qué era mejor para él, no sabía qué era mejor para nadie.

Sólo sabía, que quería cerrar los ojos, y dejar todo esto en las manos de otra persona.

Yo no quería hacer esto. No quería esta responsabilidad.

Pero Lloyd era mi responsabilidad...

Y yo sí quería a Lloyd.

Quería que tuviera...todo lo que yo no pude.

Había cosas que nunca lograría cambiar. Pero no me importaba, aún así quería intentar cambiar el horrible futuro al que lo habían condenado por ser el ninja verde.

Sin ser egoísta, daría lo que fuera para que fuera él quien pudiera tomar ésa decisión.

No yo.

Yo no sabía qué camino debía elegir.

Solamente esperaba no equivocarme.

Lloyd alzó el puñal, sus ojos chorreaban mientras luchaba contra su cuerpo.

-L-lo siento...

La daga bajó velozmente. Inconscientemente cerré los ojos.

Hubo otro clic en mi cerebro. Algo se escuchó, no sabía que era, pero no estaba muerto.

Abrí los ojos, y encontré a Lloyd donde lo había dejado, con el puñal en mano, a unos centímetros de arrebatarme la vida.

Las risas se escucharon por todo el salón.

-¡AhjajajajajajajajahJA! -Dylan se retorcía de placer en su asiento, un lágrima se escurrió de su ojo izquierdo. Respiró profundo y se calmó, pero sin borrar su sonrisa -¡Jamás había visto mejor escena! ¡Magnificencia PURA!

Mis manos se habrían convertido en puños ardientes, si me pudiera mover.

¿No me podía mover?

-¡Jaja! -Rió -¡Alfredo! Actualizame, por favor.

-El Inframundo ha sido exitosamente tomado (según los mensajes en mi tableta). -Dijo el mayordomo del otro lado de la sala -¿Ordeno a las tropas ir tras los reinos de la Vida y la Muerte?

-Sí, por favor. Pero hazlo tú mismo. No confió en esos aparatos, sobretodo cuando estoy a punto de ganar. Es cuando uno debe poner más atención a las cosas -dice Dylan.

-A la orden, señor -Alfredo hizo una reverencia, para después salir a paso apresurado por las enormes puertas.

Ahora sólo quedábamos tres en la sala del trono. O quedarían dos, depende de lo que fuera a pasar a continuación.

-¿Escuchaste eso, Lloyd? -Dylan habló como si presumiera otro trofeo -Mis tropas se dirigen justo ahora a destruir los últimos cuatro reinos. Vida, y Muerte. ¡Toodoos bajo mi control! Dentro de poco, no habrá ningún ser o persona que pueda resistirse a mi poder. Todos aquellos que creyeron estar a salvo saltando de portal en portal...no tendrán escapatoria. Tendré a mi mando, un ejército de diez reinos contra los pobres cuatro que ni siquiera saber cómo arreglárcelas por su cuenta. Seré... invencible.

Era cierto, con un ejército así nunca tendríamos oportunidad. Sin importar quién de los dos muriera, Ninjago y todos los demás reinos estarían perdidos de igual forma.

-¡Eso no explica porqué no nos dejaste continuar! -Gritó Lloyd envuelto en furia, había lágrimas cayendo de sus ojos.

Vaya, en verdad quería tanto como yo que todo esto terminara.

Pero tenía razón, lo que estaba haciendo Dylan parecía un chiste de mal gusto.

-Ah, sí -sonrió y se encogió de hombros -Es que me gusta cambiar rolles en el último momento -chasqueó los dedos.

Mis manos fueron rápidas, mis acciones astutas, y con un salto y una patada, la daga letal pasó de la mano de Lloyd a la mía. El rubio perdió el equilibrio, lo sujete del cuello de la camisa y proseguí a arrojarlo al suelo. Tomé la daga con mis dos manos, apunté hacia su pecho y dejé caer todo mi peso contra él.

La punta del puñal se detuvo a milímetros de su esternón, estaba prácticamente rasgando su ropa.

Lloyd luchaba contra mi fuerza involuntaria, sujetando la daga sobre mis manos. Con tanta fuerza, el arma comenzó a temblar entre nosotros. Las manos de Lloyd se resbalarían en cualquier momento.

-¡No! -Chillé, en estos momentos podría arrodillarme frente al Emperador y suplicarle -¡Por favor! ¡No me hagas hacerlo!

Lloyd me miraba con miedo, él sabía que yo no tenía la culpa, pero cualquiera le temía a la muerte. Incluso él.

-S-sólo hazlo...Kai... -dijo Lloyd entre dientes, intentando contrarrestar con toda la fuerza que tenía.

-Si en verdad quisieras esto, ya habrías soltado mis manos.

Nuevamente, los ojos de Lloyd chocaron con los míos. Si lo mataba, ¿cuándo podría verlos otra vez? ¿Cuándo podría verlo sonreír como cuando era sólo un niño? ¿Cuándo podría salvarle otra vez el cuello a ése enano? Él era como el hermano menor que nunca tuve. Yo había jurado protegerlo. Yo debía protegerlo.

Pensé en cómo me sentí cuando lo vi desaparecer en esa explosión blanca sobre el edificio, en cómo me sentí todos esos ocho meses creyendo que estaba muerto.

No quería volver a sentir eso otra vez.

No quería perderlo nuevamente, no lo soportaría. Nunca.

Sentí mis ojos húmedecerse, no podía evitar llorar. Y en mi interior, sentí odio. El odio más puro e indeseable que alguien podría sentir hacia Dylan. Lo odiaba.

-T-te quiero...Lloyd...

-Yo también... te quiero, hermano.

Mi boca dejó escapar un chillido.

JANNET'S POV

Arrojé como pude la laptop contra las rejillas de metal, la tapa cayó del otro lado, y por un momento temí haber roto la computadora.

Volví a tomar una bocanada de aire, sentía como si una parte de mi hubiera desaparecido para siempre, una sin la que podía seguir.

Apreté los puños, y comencé a arrastrarme por el último tramo de ducto que me quedaba. Casi con mis últimas fuerzas, logré salir de ése lugar.

Levanté la cabeza, estaba en la sala del trono. Kai estaba intentando matar a Lloyd, y Dylan muy absorto en la escena que ni se percató de mi presencia.

-¿Qué está pasando? -Pregunté para mi misma al tiempo en que trataba de ponerme de pie -¿Dónde están Cole, y Xander?

Pero la respuesta llegó de la peor manera posible.

Una puerta se abrió detrás de mí, justo al lado de la rendija. Una figura oscura apareció cojeando, lastimada, y con otra de vestimenta igual cargando en un hombro.

Era Xander...pero entonces...él otro...era...

Xander depositó a Cole sobre mis pies.

Estaba empapado de sangre proveniente desde el pecho, un pedazo de tela que reconocí como parte de la camisa de Xander se había quedado empapada pegada por el fluido sobre la herida. Toda la piel que su uniforme de soldado permitía ver estaba completamente pálida, gris... Sus ojos estaban cerrados, su mandíbula en completa calma, sin aplicar ningún tipo de tensión en todo su cuerpo, ninguna fuerza, como si estuviera profundamente dormido. Su cabello...había dejado de brillar, empapado de sudor. Cole estaba...muerto.

Una parte de mí dejó de funcionar, y caí a su lado.

Jamás podría describir en palabras lo que sentía: quería gritar, quería llorar, arrancarme el cabello, saltar de un edificio y sacarme los ojos para ya no tener que ver las cosas como eran nunca más. Quería que mi corazón se fuera lejos, y se perdiera para siempre...

Pero no. Él estaba aquí. O lo había estado.

Me tiré sobre su pecho, y lo abracé, todo lo que pude, como si aplastarlo pudiera hacer que regresara. No quería que se fuera, no quería aceptarlo. No podía irse así... no podía dejarme.

No...

Lo tomé de la nuca, y hundí mis uñas en su cabello. Mi cara estaba completamente bañada en lágrimas, sentía que todo en mi vida ya no volvería a tener sentido jamás. Lo abracé más fuerte, y grité, desgarrándome la garganta. Tomé aire, y volví a gritar, y lo volví a hacer, una, y otra, y otra vez, hasta que tosí, y al intentar tomar más aire sólo me tragaba las puras gotas de mi desgracia.

No supe de dónde, pude encontrar la fuerza para levantar la vista, y mirar a Xander.

-¿Q-qué fue lo que pasó? -Hablé apenas audible.

Los habían atacado, eso era seguro.

Los ojos dilatados de Xander se clavaron sobre mí, fue entonces que noté lo crudo y pálido que estaba. Ésos no eran los ojos que yo conocía, era casi como...si fuera otra persona.

-¿X-Xander? -Cada fibra de mi cuerpo me suplicaba que corriera, pero en vez de eso, acerqué más a Cole.

Xander desvío la vista a un punto en el suelo. Llevé mis ojos hasta ése punto, pero tuve que parpadear por el brillo que reflejaba.

Era una daga, ahí, simplemente en el suelo.

Xander se agachó y la tomó entre sus manos. Clavó la vista en mí.

Por primera vez desde que lo conocí, tuve miedo.

-¿Q-qué es lo que vas a hacer?

Mi amigo dio un paso hacia mí, y luego otro, y otro. No podía moverme, sólo abracé a Cole más fuerte mientras Xander se acercaba, esperando que mi ninja regresara de la muerte y me salvara, sólo deseaba sentirme protegida entre sus enormes brazos. Pero eso no pasó, y nunca volvería a pasar.

Xander se puso en cunclillas, al verlo a los ojos aún podía ver esa cara de vacío, esos ojos perdidos, sin ver a un lugar en específico, parecía increíblemente trastornado.

-V-voy a... -trató de no balbucear, pero su mente parecía estar en otro lugar, ni siquiera me estaba mirando. Repentinamente comenzó a susurrar, repetir palabras sin sentido -No es justo, no es justo, no es justo, no es justo, no es justo, no es justo...no es justo...no es justo...

-Xander, ¿qué tienes? -pregunté con temor.

Bruscamente me tomó de los costados de la cabeza y me atrajo hacia él, sus ojos locos no dejaban de verme, no sin temblar. Sentí el mango de la daga incrustado en mi cachete.

Xander comenzó a asentir con la cabeza. Asustada, yo comencé a negar.

-¿Xander? -Se me quebró la voz, tomé a Cole con fuerza.

-No es justo. -Susurró antes de dejar de asentir, soltar mi rostro, levantarse, y salir corriendo hacia el trono.

No pude creer la escena que vi a continuación.

XANDER'S POV

Su grito fue amortiguado por el golpe, mis manos temblaban mientras encajaba la daga en su pecho más y más, todo lo que podía. Pero mis manos eran sudorosas, y resbalaban.

Había llegado por detrás del trono, y con decisión y antes de que Dylan me descubriera, pasé mis brazos por los costados de su cuerpo y le encajé la daga.

Por un rato no pude oír más que quejidos moribundos, no fue sino hasta que Dylan se puso de pie y se dio la vuelta que sentí que mis piernas me dejarían de responder.

Había apartado la daga enseguida, la sangre del todo poderoso aún escurriendo de su filo.

El rostro enfurecido de Dylan, alzó una mano hacia mí y con una fuerza brusca me atrajo hacia él, casi escupiéndome en la cara.

-¡¿CREÍSTE QUE PODÍAS MATAR A UN DIOS?! ¡TONTO MORTAL INSOLENTE, NO MERECES VIVIR! -Apretó su puño.

Estrujó mi cuerpo.

Sentí como todo en mi interior se comprimía, mis órganos se aplastaban, mis huesos se quebraran y mi ritmo cardiaco se detenía. Quería gritar, pero no podía hacerlo.

Dylan contrajo la mano, y aún molesto por mi atrevimiento, me arrojó con una fuerza feroz contra la pared lateral de la sala del trono.

El golpe contra la pared me causó moretones, pero la caída de diez metros arruinó todo lo demás. Había perdido aire, me dolía la cabeza, y ya casi no me era posible pensar.

Algo era seguro. Había aterrizado al lado de Cole.

-¡Xander! -Jannet gritó, sólo se tuvo que girar las rodillas para ponerse de mi lado -¡¿Pero qué crees que estabas haciendo?! -comenzó a llorar, ella estaba viendo mi cuerpo completo.

¿En verdad me veía tan roto? Sólo esperaba no estar en una posición tan extraña. Aún así ya no podía...sentir nada. Y cuando intentaba moverme, era como si mil agujas se me clavaran en la piel.

Apareció un pequeño susurro entre mis venas, un susurro que me suplicaba cerrar los ojos de una buena vez y no volverlos a abrir.

Pensé muchas cosas, muchos recuerdos que viví. Escenas que ni siquiera sabía que existían. En todas estaban mis padres.

-Xander... -Escuché a Jannet chillar detrás de la cortina de ensueño.

Cuando la miré, su expresión estaba apretada, llorando, sin querer aceptar nada de lo que estaba pasando. -¿Por...qué?

Volví a sentir una corriente de energía por mis músculos. Mi puño se cerró fuerte sobre la daga.

Iba a hacer justicia. Sólo eso.

Me senté de golpe, y sin arrepentirme tiré a Jannet bruscamente de un lado.

La escuché gritar, pero antes de que volteara yo ya había llegado hasta Cole, había levantado la daga en el aire, y la había clavado hasta el fondo de su herida, en el centro de su pecho.

Jannet gritó desesperada y me empujó fuera del camino.

Ya en el suelo escuché la daga tintinear en el piso, seguro Jannet ya la había sacado. Sólo esperaba que fuera suficiente.

-¡¿Qué fue lo que hiciste?! -Gritó en lágrimas, viendo el pecho de Cole.

Ella no entendía nada.

-Era...justicia...Jannet -dije con la voz ronca.

Mi tiempo se estaba agotando.

Jannet se giró hacia mí, terriblemente confundida.

-Xander...¿por qué?

-Porque...hice lo que tenía que hacer.

Tomé su mano, me sentía increíblemente debilitado. Sentir su suave piel era el único gusto que aún creía merecerme antes de marcharme.

Creí que ella la apartaría, pero no lo hizo. En vez de eso, la apretó con fuerza.

-Xander...no quiero que te vayas... -comenzaron a brotar más lágrimas de sus ojos -Eres mi mejor amigo...

En mi interior, eso me dolió. Pero ya no importaba, quería demostrarle a la cruel injusticia que cayó sobre mi vida que aun en los peores momentos, que aun cuando no conseguí la felicidad que tanto anhelaba, aún podía sonreír.

Ella se merecía todo lo que Cole tenía para ofrecerle, yo sólo se lo había echado a perder.

-Eso quería escuchar, mejor amiga...

KAI'S POV

El cuchillo no dejaba de temblar entre mis manos, se volvía resbaloso, y la punta rozaba peligrosamente el pecho de Lloyd.

Sus ojos me suplicaban que no me resistiera y que lo hiciera, pero si en verdad quisiera eso, no estaría bloqueando el golpe ahora mismo.

Una gruesa lágrima se deslizó por mi mejilla y fue a parar a la del pequeño. Sus ojos amenazaban con llorar, pero era más miedo el que él sentía, más que tristeza porque tendría que decir adiós en algún momento.

Más sentimiento, del que conllevaba el hecho de que no nos volveríamos a ver nunca.

-N-no... -las palabras temblaron bajo mi voz -N-no...no quiero...no, no, no...¡¡noo!! -comencé a llorar, imaginando el momento en que le clavara la daga en el pecho -¡No! ¡Por favor no dejes que te mate! ¡Yo...

Pero pasó algo, algo que no lograba entender.

La tensión sobre mis brazos desapareció, podía mover mis dedos, y mi cabeza comenzó a doler.

Desvíe la vista hacia el trono: Dylan estaba gritando contra Xander, le estaba haciendo algo, y yo...ya podía moverme.

Debía ser porque estaba distraído.

Regresé mi vista abajo, grabando para siempre en mi memoria los enormes orbes de mi pequeño hermanito, el ninja verde.

Él me veía sin entender, la daga aún seguía haciendo presión hacia su pecho.

Dylan estaba distraído, pero...eso no iba a durar.

A mi mente llegó el momento exacto en el que conocí a los otros chicos, en el momento en que vimos a Lloyd sobre esa fuente en la aldea Jamanakai, y el momento en que él se dio a conocer como el verdadero elegido de la profecía: El Ninja Verde.

Mi garganta se secó, pensando en mi hermana, en mi papá, en mi mamá, en todas las cosas que Lloyd había perdido y le faltaban por perder.

El enano ya había crecido, pero en ésos ojos, en ésos increíbles y llenos de vida ojos esmeralda, aún podías ver al pequeño niño de diez años que jugaba a ser sus personajes de comics, viviendo y narrando para sí mismo toda gran aventura que un niño quisiera experimentar. Una aventura de peligro, de emoción, acción, y siempre con un final feliz.

Pero nadie nunca te explica, que para ganar una batalla, uno siempre debe hacer sacrificios. Incluso si es eso que toda tu vida haz estado protegiendo, incluso si es por lo que peleabas en primer lugar.

Siempre había un sacrificio.

Siempre había un precio.

"Llegará un momento, en el que la decisión caerá en tus manos. Hasta entonces, lo único que tendrás que hacer es continuar respirando."

Ése precio, era yo.

-L-lo siento, Lloyd...

Inhalé profundo, apreté mis manos, volteé hacia arriba la punta de la daga, justo debajo de mi esternón...y me dejé caer encima de ella, con todo el peso de mi cuerpo.

LLOYD'S POV

Estaba viendo sus ojos en el momento en que la daga atravesó su pecho.

Fue como un stop en el tiempo, una vibración fría que el espacio y tiempo de sus ojos tuvo un pequeño tic.

Su cuerpo cayó sobre mí, el mango de la daga se incrustó incómodamente en un punto de mi pecho.

Estaba aplastado, el aire había abandonado mi cuerpo.

Y entonces, reaccioné.

Moví la boca varias veces, intentando decir algo, pero ni siquiera consciente de las palabras que quería expresar mientras me sentaba sujetando a Kai de los hombros, queriendo ver el panorama completo.

La cabeza de Kai estaba colgando sobre su pecho, balanceándose por el rápido movimiento que había dado. Una daga entera clavada a la altura de su esternón. La sangre comenzó a empapar todo su pecho rápidamente.

Se me hizo un nudo en la garganta, y no pude encontrar ninguna otra mejor palabra para expresar mi descontrol emocional.

-¡¡¡NOO!!! -Agité a Kai, o lo recosté en el suelo, no sabía con qué había ido primero.

Encontré en su pecho la daga, sujetándola fuerte del mango.

Pero, ¿debía sacarla? Si lo hacía se desangraría y perdería aún más sangre.

Vi mis manos, y su pecho. Ya estaba suficientemente desangrado.

Apreté el puño, y saqué la daga, un chorrito de sangre que brotó apenas dos segundos me salpicó unas gotas en la cara.

¿Ahora qué se suponía que debía hacer? No tenía la menor idea de cómo ser un médico. Ni siquiera estoy seguro que un médico sabría cómo salvarlo.

No...no podía ser...

-Kai...

Me di por vencido, sabía que nunca, ni con magia, lograría salvarlo de su terrible predicamento.

Él iba a morir.

Me puse a su lado, y decidí cargarlo, aunque sea un poco, de la parte superior de su cuerpo. Lo puse sobre mis rodillas.

-Lo...siento...tanto...

Una lágrima se deslizó por mi mejilla, vaya a saber quién a dónde fue a parar.

-Lloyd...

Ahogué un grito cuando vi sus tiernos ojos chocolate abrirse otra vez. Se estaba tornando muy pálido, y con gran velocidad.

-¡KAI! -Mi boca explotó en una sonrisa.

Él seguía vivo, aún estaba aquí.

-La...amento... -sus párpados temblaban tras cada palabra -no pooder...seguir protegiéndote...

-No, no...Kai... -La sonrisa se convirtió en un llanto de melancolía -No...no... -mi voz se quebró, mi rostro se empapó en lágrimas -Por favor no te mueras...

Kai me miró, y creí por un segundo que intentó sonreír.

-Fuiste el mejor, Lloyd Garmadon... -cerró los ojos un momento, casi me da un ataque antes de que lo volviera a abrir, lentamente -Sigue siendo... -cada palabra parecía dolerle más -tal...y como eres... -su sonrisa se esforzaba para no dejar ver un terrible dolor -Tú eres el... -su voz se vio interrumpida por una horrible tos. Una tan horrible y dolorosa que tuvo que girar la cabeza para escupir la sangre que comenzaba a brotar de su boca, la propia sangre que terminaría por ahogarlo. Un hilo rojo se escurrió por una de sus comisuras, sus ojos parecían perdidos en el techo -Lloyd...eres el mejor...her-aghscof...hermano...me...menor...

Y comencé a llorar otra vez. El simple hecho de verlo de esa forma me producía una pena incontrolable.

Sólo quería que mi mejor amigo me tomara de los hombros, me alejara, me abrazara con fuerza y llorara junto conmigo.

Pero eso nunca iba a pasar.

Porque aquel que moría, no sólo era mi mejor amigo, sino que también era mi hermano. Aquel que por tantos años me había protegido y cuidado...aquel cabeza hueca que siempre quería llegar primero y era muy gracioso verlo intentarlo.

Aquel cabeza hueca de pelos parados...era aquél, que nunca volvería a llegar a casa con heridas en el cuerpo, nunca volvería a bañarse con una bolsa para el cabello, nunca usaría acondicionador en exceso y nunca volvería a ligar estúpidamente con las chicas.

Ésa noble alma, tan desesperada y ciega por la victoria, ahora había dado su vida, ¿a costa de qué? ¿un niño? ¿un niño que no sabía qué hacer sin sus amigos? Sí, ése niño.

Ése niño, que no podía parar de llorar sobre el cuerpo de su amigo.

-Si pudiera hacerlo...te habría cedido el traje verde, Kai -dije con la voz quebrada.

Los ojos del castaño se abrieron tal platos, asombrados por lo que acababa de decir, y se pusieron a llorar, con una sonrisa de ésas en las que lo malo es inevitable, pero aún así estás bien con eso, y sabes que en algún momento lo tendrás que aceptar.

-Siempre te cuidaré... -la voz de Kai se rompió mientras él continuaba llorando, obviamente más audible que yo.

Él no quería morir. Él no deseaba morir. Él no quería irse.

Pero nadie podía cambiar su destino, no ahora que el daño ya estaba hecho.

Él no quería marcharse, y no sería yo quien lo dejara irse con tanta tristeza en el rostro.

Pasé una mano por su cabello, admirando y grabando esa dulce sensación de delicadeza y suavidad que dudaba volver a experimentar nunca.

-Shhh...Shhh...todo estará bien....shhh...shhh... -le susurraba mientras acariciaba su cabello -tranquilo...todo está bien...todo está bien. Todo...está bien...

Poco a poco los chillidos de Kai se fueron apagando, su respiración se volvía pesada, sus pupilas somnolientas, viendo al techo en busca de algo que yo todavía no entendía.

-Shhh...tranquilo...tranquilo... -dije apenas audible para mí.

Una lágrima resbaló por mi mejilla.

Kai dirigió una última y lenta mirada hacia mí, sin poder expresar nada por el cansancio, pero yo sabía que significaba mucho.

Hice lo que a mí me gustaría que él hubiera hecho, y me despedí con una cálida sonrisa.

Fue entonces cuando en los ojos de Kai se apagaron. La luz que iluminaba esos iris chocolate se fundió, y la llama que por tanto había alimentado a su glorioso e impulsivo ser, se apagó para siempre.

Pude sentir a mi corazón quebrarse cuando la cabeza de Kai cayó floja sobre mi mano. Dos lágrimas escurrieron por mis mejillas, mi boca nuevamente se abrió sin saber qué decir; y a la vez que tomé aire, pasé con delicadeza mis dedos por su rostro, cerrando sus ojos, como si yo mismo lo hubiese puesto a dormir, para siempre.

Cuando hablé, lo hice con el intento más inútil de voz firme contra la quebradiza y chillona voz con la que debería haber hablado.

-Gracias Kai, por haber sido...mi hermano.

Cerré mis ojos con fuerza, intentando no romper a llorar sobre su cuerpo.

Tenía que ser fuerte. Eso es lo que él habría querido.

-¡ARGH! ¡QUÉ TIERNO! -Exclamó la voz furiosa de Dylan desde el trono.

Cuando me volteé, me sorprendió mucho lo que vi.

Jamás había visto a Dylan tan furioso como lo vi ahora: estaba rojo de la cara, sus ojos se habían tornado de un amarillo brilloso con una rendija como pupila. La piel de todo su cuerpo se estaba tornando gris, sus orejas se ponían puntiagudas, de su espalda estaban brotando alas, se estaba...se estaba transformando.

-QUÉ-TIERNO -Volvió a rugir, mostrando sus garras con las que se auxilió para tomar su trono de oro y arrojarlo por los aires.

No lograba entender, ¿por qué se había enfurecido así? ¿Qué le pasaba?

-¡TÚ LO TOMASTE! ¡¿CIERTO?! -Dylan me apuntó con su filosa garra.

No podía captar a qué se refería.

-¡TÚ LO TOMASTE! ¡TÚ LO TOMASTE! -Rugió buscando algo más para arrojar.

Entonces, en medio de mi confusión, lo entendí: Dylan sólo tenía portando en el cuello el amuleto de la Vida. La rueda que se suponía que formaban todos los demás detrás de éste había desaparecido. Pero...¿qué no la tenía hace un segundo?

-¡AÚN TENGO UNO DE LOS AMULETOS MÁS PODEROSOS LLOYD GARMADON! -Gritó -¡Y AÚN PUEDO MATARTE CON ÉL! ¡VAS A LAMENTAR HABERME DESAFIADO! ¡ARGH!

Dylan extendió un brazo hacia mí. No necesitaba ser genio: sabía lo que significaba, y sabía que más me convenía moverme.

Pero algo no me permitió moverme.

Sujeté una mano de Kai, convencido en su promesa de que él siempre iba a protegerme.

-¡¡VAS A MORIR, LLOYD GARMADON!! -Una esfera blanca comenzó a rodear la palma de su mano, y entonces, lanzó el rayo.

Un aturdimiento había inundado mis oídos, la ceguera nublado mi visión. Pero...no estaba muerto.

Creí que sería mi fin pero, el rayo se había detenido antes de chocar conmigo, algo lo estaba reteniendo, algo estaba causando ése choque de energía que tanta luz provocaba.

Delante de mí, emanando un rayo de energía negro y con el amuleto de la Muerte en el cuello, Oliver estaba contrarrestando el ataque de Dylan.

Estaba protegiéndome.

No podía creer lo que veían mis ojos.

Las descargas de energía terminaron al mismo tiempo, y hubo el peor choqué de miradas que yo hubiera visto nunca entre ambos demonios.

El rostro de Dylan se arrugó como plastilina.

-¡NO OTRA VEZ! -Gruñó el enfurecido Emperador.

-Lo dices como si nadie aquí se lo hubiera esperado.

Dylan gruñó, y al igual que Oliver, ambos generaron dos esferas de energía en sus manos. Blanco contra negro, Vida contra Muerte.

Sin más para decir, corrieron el uno contra el otro con sus esferas en lo alto, dando sus gritos de guerra. Y comenzaron, una batalla entre dioses.

JANNET'S POV

Mi respiración era adormecedora incluso para mí misma. Mi cabello se había quedado pegajoso por la sangre seca, mi cabeza apoyada sobre el pecho del cuerpo del que no quería apartarme mientras mis dedos jugaban con los cierres de bolsillos en su uniforme de soldado.

Destellos y explosiones pasaban al rededor de la sala del trono, pero a ninguno le ponía atención.

Estaba simplemente perdida en los recuerdos tormentosos.

Despegué la cabeza de su pecho, y vi a los párpados cerrados de Cole.

Un sentimiento de culpa me inundó por dentro.

No podía dejar de pensar que era mi culpa, que algo había hecho mal, que había cometido un error. Pero por más que buscara y buscara, no encontraba el lugar ni el caso en el que me hubiera equivocado éste día.

Ningún error, excepto...apartarme de él.

Me sequé una lágrima rebelde, y me giré a ver a Xander. Su cuerpo estaba a menos de un metro de distancia, pero aún...sentía como si estuviese aquí. Más que nada, porque me dejó la peor duda de todas: ¿Estaba bien? Hablo de mentalmente, ¿Psicológicamente estaba bien? Xander fue mi mejor amigo, aún lo quería, lo extrañaba, pero su forma de comportarse en el último momento aún me resultaba algo incómoda.

¿Cuáles eran las probabilidades de que a él y Cole los emboscaran en el almacén?

Me le quedé mirando un buen rato, casi convencida en que si no apartaba la vista encontraría en su cadáver aquella incógnita que rondaba por mi cabeza: ¿Por qué lo había hecho?

Entonces, vi algo peculiar.

Sin muchos ánimos me aparté del cuerpo de Cole, y me dirigí al de Xander.

Su mano derecha estaba completamente tensada, empuñada sobre un objeto bañado en sangre.

Quité dedo por dedo, hasta que saqué el objeto circular verde de su puño.

Todos los demás amuletos, todos los que no eran la Vida y la Muerte.

LLOYD'S POV

Oliver y Dylan estaban destruyendo por completo la sala del trono. Sus poderes eran casi igualados, una sola descarga casi hace que todo el techo se derrumbe.

Sus poderes chocaron en el aire, Oliver intentaba con toda su fuerza extinguir la ráfaga de Dylan, pero parecía que estaba teniendo problemas.

¿Qué era lo que podía hacer?

-¡LLOYD! -La voz de Jannet llegó desde uno de los extremos de la sala, la vi arrojar algo pequeño con todas sus fuerzas.

El objeto voló por el aire, hasta que se fue haciendo más grande y lo atrapé entre mis manos.

Los amuletos.

LLOYD! -La voz de Oliver sonó sobre el ruido de los ataques, pero parecía sonar solamente de ése modo para mí -¡DESTRUYE LOS SEIS!

Un sentimiento de miedo recorrió mis venas hasta llegar a mi garganta.

Yo había escuchado eso antes.

¿Destruir...los seis amuletos? Pero...no...¡No! ¡Son las bases de los reinos! ¡Reinos que...están controlados por Dylan...

»¿Escuchaste eso, Lloyd? Mis tropas se dirigen justo ahora a destruir los últimos cuatro reinos. Vida, y Muerte. ¡Toodoos bajo mi control! Dentro de poco, no habrá ningún ser o persona que pueda resistirse a mi poder. Todos aquellos que creyeron estar a salvo saltando de portal en portal...no tendrán escapatoria. Tendré a mi mando, un ejército de diez reinos contra los pobres cuatro que ni siquiera saber cómo arreglárcelas por su cuenta. Seré... invencible

Seis amuletos...doce reinos...Fuego, agua, tierra, Creación, Destrucción y Viento si aún existieran...

Tenía el soporte de diez reinos en mis manos, los diez reinos que se dirigían bajo las ordenes de Dylan atacar y conquistar los reinos de la Vida y la Muerte.

No tendrían oportunidad, no tendríamos oportunidad. Nunca.

Pero...todas esas especies...¿No habían estado diciendo todos que aparecían portales en los reinos conquistados y los habitantes afortunados escapaban a otro lugar? Si tenía suerte, no estaría extinguiendo a todas esas especies.

¿Y todos los reinos? Cristallium, Inferno...¿dónde volveríamos a encontrar un mar como cielo y cielo como lagunas? ¿Dónde encontraríamos cascadas de lava y rosas envueltas en llamas?

Diez reinos contra cuatro.

No había esperanza.

No había manera.

No había oportunidad.

No había otra salida.

»Aveces, la mejor forma de derrotar un Imperio es destruyéndolo

Cerré los ojos brevemente, los amuletos se vieron rodeados por una esfera de luz verde en el acto. Mis manos comenzaron a temblar. Debía esforzarme.

Oliver y Dylan seguían peleando a muerte, nada iba a detenerlos.

Mis manos se comenzaron a calentar, no había tiempo para arrepentirme ahora.

Tenía que destruir los diez reinos.

Más energía apliqué contra los amuletos entre mis manos, pero justo cuando creí que la acumulación de poder explotaría, la esfera desprendió un brillo morado y los amuletos estallaron en cientos de pedazos.

Los amuletos, estaban rotos.

El equilibrio, estaba roto.

Se produjo un silencio feroz. No sólo en la fortaleza o en Ninjago, sino que fue como si todos los reinos existentes se dieran cuenta de lo que acababa de pasar.

Dylan gritó.

-¡¡NOOOO!!

-¡Ja, Ja! ¡SI! -Oliver sonrió viéndome con una cara de orgullo y victoria combinados.

Y entonces, el tiempo fuera terminó.

La fortaleza completa dio un salto, caí de rodillas al tiempo en que me percataba que el suelo se inclinaba, todas las cosas comenzaban a caerse, la gravedad o lo que sea se había quebrado, y la fortaleza estaba cayendo.

Truenos, relámpagos y hasta un huracán podían escucharse desde aquí.

Ninjago estaba roto.

Desrtuí aquello que por tanto tiempo juré proteger.

Las puertas de la sala del trono se abrieron de golpe.

-¡¡DAA-AH!! ¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO?! ¡¿DE QUÉ NOS PERDIMOS?! -Llegó Jay gritando al lado de Zane.

-¡Mis análisis dicen que Ninjago entró en proceso de...¡¿autodestrucción?!

-¡Tenemos que buscar una salida! -gritó Jannet desde el otro extremo.

-¡Vimos a Oliver llegar por un portal! ¡Está aquí afuera! ¡Vengan! -Jay nos hizo señales de que lo siguieramos fuera de la sala.

Miré hacia atrás, Oliver y Dylan seguían peleando.

JANNET'S POV

Me puse de pie, no sin antes darle un último beso de despedida a mi querido Cole...

Él no se merecía esto, no quería dejarlo, pero tampoco podía llevarlo conmigo.

Estaba a punto de ir tras Jay, cuando el cuerpo de Cole dio un espasmo y de golpe se sentó, tomando una gran bocanada de aire. Recuperó el color en su piel en un instante.

-¿Q-qué? ¿Qué pasó? -Cole miró hacia todas direcciones, hasta que su mirada cayó en mí.

Tenía la boca abierta. No podía entender nada de esto.

-¡¡ESTÁS VIVO!! -Salté sobre su cuello, envolviéndolo en un fuerte abrazo -¡Pero hay que irnos! ¡Ninjago se desmorona!

Cole abrió los ojos como platos.

-¿Qué?

LLOYD'S POV

La fortaleza se desmoronaba, Oliver y Dylan seguían destruyendo todo tras cada ataque, había varios escombros y pedazos del techo en el suelo. Pero al menos, lo del portal era cierto.

Estaba ahí, frente a nosotros, pero ninguno tenía la más remota idea de a dónde se dirigía, si iba a un lugar seguro o a otro reino en pleno colapso.

Era imposible saberlo.

-Las probabilidades de que sea un...

-Mejor no las digas, Zane -lo regañó Jay, después dirigió la vista al portal con alta determinación e inhaló aire -¡Salto de Fe!

Y como lo esperaba, saltó.

-¡Jay! -Exclamó Cole extendiendo un brazo, con una voz apenas audible. No entendía porqué Jannet lo ayudaba a estar de pie.

Ya no entendía muchas cosas.

-¿Estás listo? -Jannet le preguntó a su pareja, Cole sólo asintió, preocupado -Entonces, ¡allá vamos! -ambos saltaron al mismo tiempo, juntos.

Zane me miró.

-Todos hicimos lo que tuvimos que hacer, Lloyd. -Dijo, antes de saltar.

Me repetí que no lo hiciera, pero aún así, miré hacia atrás.

El cuerpo de Kai seguía ahí, inerte, tal y como lo había dejado. Sin vida.

La última mirada a mi amigo, sólo esperando a que de alguna forma mágica regresara a la vida al igual que Cole.

Pero eso no iba a pasar.

Y eso lo sabía, porque si pasaba, me haría feliz a mí.

Y las cosas buenas habían dejado de pasarme hace mucho tiempo.

Inhale por última vez el aire de Ninjago, me di la vuelta, tomé impulso, y salté.





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Ay amigos, pues llegamos al final :'c

Muchas gracias a todos ustedes mis regalos del cielo que leyeron la historia desde el inicio hasta este punto :3 los amo de aquí a Ninjago y de regreso x10000 ♥♥♥♥♥

Más tarde subiré el Epílogo, los agradecimientos, y unas cositas más x3 Verán, quiero hacer un preguntas y respuestas para asegurarme que en el tercer libro todo quede muy bien aclarado :3

¿Qué? ¿Nunca les mencioné el tercer libro? O.o UPS xD ¿No creyeron que de verdad se iba a acabar aquí verdad? 7w7 No chicos, falta el tercer (y lamentamente último y definitivo) desenlace. El final de todaaaaa la saga de Another Day Without Us TnT pero con este tercer libro prometo superar al primero :'3 que lo amarán con toda su alma.

Pero hablaremos de eso después :3 en los agradecimientos.

Muchas gracias por leer The Last Day With Us

Los amo de aquí a Ninjago y de regreso :'3 ¡Nos vemos mañana! (, mañana 7u7). Chao! :'D





























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