15: De Vuelta a Ninjago
KAI'S POV
Apenas mis pies tocaron el muelle, llené con gracia y estilo hasta el tope mis pulmones del aire fresco del mar, estiré mi espalda, y mis músculos tensados de días al fin se tomaron un descanso.
Era medio día cuando volvimos a Ninjago, la despedida de Saol Maithland y de Esmeralda había tomado más de lo previsto, y habíamos tenido que inventar una historia falsa de por qué Oliver se fue antes para no romperle el corazón.
Sí, sabíamos lo de Oliver. Llegar con los ocho amuletos dimensionales al cuarto no era la mejor forma de pasar desapercibido, así que Lloyd tuvo que contarnos todo. Desde cómo descubrió que Oliver se había aliado un momento con Dylan hasta su sorpresa al enterarse de que él era un descendiente del hermano de la Muerte.
Tenía sentido, en realidad. Sabíamos que Oliver era un príncipe en su reino antes de ser destruido, por lo que la fama familiar debía haber salido de algún lado. En este caso, el hermano de la Muerte.
Pero todo eso al fin había acabado. Dylan huyó, Oliver también, y los amuletos que fuimos a buscar estaban al fin en buenas manos, nada podría estropearlo.
-¡Ninjas! ¡Hijo! -el alcalde Greg Granger (escoltado por dos policías) se acercó corriendo a nuestra llegada -¡Qué alivio que hayan vuelto al fin! Se tardaron más de lo esperado, ¿saben?
-Ahhhhh sí, las cosas se complicaron un poco -dijo Jay rascándose la nuca, con una sonrisa nerviosa de por medio.
El alcalde se asomó a vernos a todos -¿Dónde está Montrose? ¿Y quiénes son ellos? -señaló a Jannet y Xander.
-Ah, hola -Jannet saludó nerviosa, pero Xander ni se inmutó.
-Es una larga historia -se interpuso Cole -, venimos muy cansados y...¿por qué no lo hablamos de esto en el ayuntamiento, con más calma?
-Hmm esa parece una buena idea -concuerda el alcalde -. Vamos, vamos ya. Tienen mucho qué contarme.
De sólo saber que esto aún no terminaba me dolieron las tripas...¿o era otra cosa? Me llevé la mano a la boca, sentía que un asco se venía.
COLE'S POV
-...y se fue llorando como una nena. Fin -dice Jay, después de dos horas de historia.
Estábamos en la oficina en la que siempre nos metían, aquella en la que Kai volcó una mesa el año pasado y hubo muchas muchas discusiones. Fue en esta misma aula, en la que nos dijeron que Lloyd había desaparecido, que habían robado el Fangbatium y que necesitaban de nuestra ayuda para proteger a la ciudad.
Era increíble como el tiempo pasaba volando, y en menos de un año ya había dos alcaldes diferentes sentados en esa silla.
-Woahh -el alcalde parecía fascinado -¡Esto pasará a los libros de historia! Ahora, hijo: ¿a ti qué tal te fue? -volteó a ver a William, quien había estado en la orilla sin hacer ruido durante todo el rato.
-Ah, pues bien.
-¿Hiciste...apuntes y dibujos? -le preguntó su padre.
-Sí, claro -Willy rodó los ojos.
-Señor, queremos saber dónde guardará los amuletos -dice Lloyd de improvisto -No podemos dejarlos sin cuidado, y propongo que dos de nosotros se queden como guardias extras para proteger los amuletos durante la noche.
-Sí, supongo que tienes razón: no podemos dejarlos desprotegidos -dice el alcalde -Los guardaremos en el museo, tiene buen sistema de seguridad y guardias, cámaras en todas las esquinas y...¿quiénes vigilarán los amuletos esta noche?
-¡Oh, oh! ¿Puedo ser yo? -Jay alzaba la mano dando brinquitos en la silla -¡Me gusta la oscuridad!
-Claro -dice Lloyd, mirándonos a todos -¿quién más?
-Disculpa, Ninja verde: ¿Mi hijo podría ser el segundo guardia? Parece que aún le falta un poco más de acción, además, puedo convivir más tiempo con él, y mis guardias serán un apoyo bonus para los amuletos.
-Deacuerdo -dice Lloyd -si William quiere hacerlo, está bien.
-¡Perfecto! Ahora, ¿qué dicen si vamos a dejar esos amuletos y se van a descansar a su departamento? -dice el alcalde, levantándose de su asiento para seguirlo,
-Me parece bien -dice Lloyd.
-Al fin -suspiró Jay.
-Necesito una aspirina... -masculló Kai al pasar por mi lado.
Esperé a Jannet, y la tomé de la mano. Ella se sorprendió.
-¿Quién necesita un departamento cuando hay un Tony Roma's aquí enfrente?
Ella respondió con una sonrisa. La respuesta perfecta.
LLOYD'S POV
¿Recuerdas ése tipo de sensación, cuando regresas a tu casa después de un largo viaje en familia?, ¿cuándo llegas a las dos, tres de la mañana a tu casa después de unos 15 años o una boda? ¿Ése sentimiento reconfortante, extraño y placentero de "No puedo creer que haya terminado, pero al fin puedo descansar y dormir"? Eso mismo sentimos todos al abrir la puerta del departamento.
Fue como si apenas me hubiese levantado: me estire, di un bostezo y como todos, me dirigí a la habitación.
Aún así parecía el más cansado de todos.
De un salto Jay llegó de la puerta hasta su cama, el colchón se sacudió y se estiró completamente, abarcando todo el suave espacio que le fuera posible de su colcha.
-¡Ahh! ¡Al fin! -exclamó, con los ojos cerrados y una sonrisa iluminando su rostro -No me interrumpan, si voy a hacer de guardia hoy, más vale que duerma bien.
Volví a bostezar, y me senté en la orilla de mi cama. Zane me pasó por un lado, subió a su cama y se puso a meditar (supongamos que así descansa más). Cole y Jannet se fueron directo a otra de sus citas, así que no iban a volver en un buen rato, en cambio...Xander estaba aquí, incómodamente recargado en la puerta.
-Ahm...Lloyd, sé que debí haber pensado en esto antes, pero...¿qué se supone que haga? -preguntó, alterado pero con moderación -La casa en la que vivía estaba al nombre de Oliver, sólo la compartía más con Kai, pero él está aquí con ustedes. ¿Qué hago?
La cabeza me dolía, era verdad: nunca había pensado en eso.
-Bueno...¿qué tal si te quedas a dormir esta noche y mañana discutimos al respecto? -forcé una sonrisa.
Todo el cansancio de los últimos días se había acumulado hasta hoy.
-Está bien... -no parecía muy convencido -dormiré en la sala -dijo y desapareció por la puerta.
Justo creí que podría recostarme y cerrar los ojos cuando escuché a alguien tirar de la cadena del baño y posteriormente dirigirse a la habitación. Por la puerta, entró un (muy verde del rostro) Kai, con los párpados caídos y los brazos y piernas flojas.
-¿Kai? ¿Qué tienes? Luces tan terrible como un cadáver.
-Creo que me siento mal... -se sorbió la nariz y intentó subir a su litera.
-Habrá agarrado un resfriado -comentó Zane, sin abrir los ojos.
-Hmm...tal vez -dije -¿Ya tomaste una pastilla?
-De todo tipo -contestó y se tiró de cara contra el colchón, pude notar que se ponía en posición fetal -Me duele el abdomen, no sé qué será.
-Descansa entonces, tal vez sólo necesitas descansar un tiempo -dije, y en ves de recostarme, me di cuenta que se me había pasado el sueño, así que me dirigí a la sala.
Encontré a Xander dormido en el sillón.
Entré a la cocina y abrí el refri: estaba casi vacío. ¿Y todo el dulce que Cole compraba cada domingo? Ah sí: Oliver se lo comió todo antes de irnos.
Me resigne a no servirme nada y me senté en una silla del comedor. Recargue los codos contra ma mesa y mi barbilla en mis palmas.
Ay Oliver...¿por qué?
Aún no lograba entenderlo, y creí que sí. Prácticamente ya habíamos hecho las pases entre los dos, ya se había vuelto rápidamente parte de nosotros y ni hablar de la "relación" que llevaba con Esmeralda. Había conseguido muchas cosas, ¿y para qué? Al final, quería los amuletos sólo para él.
O eso es lo que yo pensé, en ése momento.
-Espero no volver a verte nunca más.
-Te lo prometo: te alegrará -dice dándose la vuelta, pero se detuvo y se volvió -Oh, y...Lloyd: El equilibrio es una fuerza poderosa, pero no sirve de nada si tienes tanta belleza en piezas. Recuérdalo.
No. Algo estaba mal, muy mal. Entre más lo pensaba, menos sentido tenía: ¿Por qué Oliver habría tratado de quitarle los amuletos a Dylan en un lugar tan cerca de la casa, tan cerca de nuestra vista? ¿Por qué si ya quería deshacerse de él, y sabía que lucharía por los amuletos, por qué lo hizo en Saol Maithland, sabiendo la gran ventaja que se tenía sobre él al no poder utilizar sus poderes?
¿Por qué dejó que lo golpeara tan duro? ¿Por qué no trató de decirme algo para convencerme de que no le partiera la cara en ese momento? ¿Cómo fue que en un instante había perdido todos los amuletos de sus manos? ¿Por qué tenía dos rompecorazones: una consigo, y la otra en su habitación, donde cualquiera que entrara podría verla?
¿Por qué no sintió cuando entré a su habitación? Yo sabía que esa habitación tenía algo raro, algo conectado directamente con Oliver, pero...¿por qué fue como si no se hubiera dado cuenta?
Y se fue...tan fácil, y sencillamente. Claro que yo tenía la ventaja, pero nunca habría podido matarlo, y sus heridas se habrían curado en segundos. Si hubiésemos continuado, yo habría terminado agotado después de usar tanta cantidad de mi poder, y entonces él podría atacarme, siendo que se recupera en un segundo. Habría podido vencerme, habría podido llevarse los amuletos.
¿Por-qué-no-lo-hizó?
Ahora que lo pensaba, tal vez Oliver en realidad no quería llevarse los amuletos, y en realidad, lo que buscaba es que los tuviese yo. Y me manipuló todo el tiempo. ¿Pero con qué motivo? ¿Qué razón había para regresar con los amuletos a Ninjago? ¿Qué ganaba él?
No le encontraba ninguna lógica.
Oliver...era un tipo de persona muy complicada.
Miré el reloj en la pared, marcaba las siete de la tarde.
Suspiré. Sabía que todo había terminado, pero...¿por qué no sentía que fuese así?
COLE'S POV
Tony Roma's tenía el mismo aspecto que siempre, lo cual me transportó un año atrás, cuando tuve mi primera cita con Jannet, justo en ésta misma mesa. Aquella vez las cosas fueron bien, hasta...que todo se puso muy feo, luego la misión, y ella terminó muerta y...Uff, vaya, cuánto tiempo. Por suerte esas cosas ya no pasan.
Ambos pedimos las mismas costillitas que hace un año y el mismo SevenUp (pero en lata, no botella). Ambos teníamos esa sensación de que al fin era hora de terminar bien la cita que habíamos comenzado el año pasado, para al menos así tener un buen recuerdo de nuestra primera vez juntos.
Y tal vez la última, como novios.
Inconscientemente me llevé la mano al bolsillo: la cajita con el anillo dentro seguía ahí, aguardando el momento perfecto para que me arrodille y le pida a Jannet que se case conmigo.
Ay no, ¿debí rentar una serenata? ¿Y qué hay de las flores? Tal vez me precipite y debí comprar un smocking o algo. ¡Rayos! ¡¿Y si quiere chocolates?! Yo hubiera querido chocolates si se me declararán. Claro, las costillitas no estaban mal, ¿pero qué hay del chocolate?
-¿Cole? ¿Estás bien? Te ves muy nervioso -dice Jannet desde el otro lado de la mesa.
No era una mesa muy grande, técnicamente podría estirarme y besarla.
¡Ohh! ¿Y si hago eso? No, esperen, mejor no, tengo la boca llena de salsa BBQ.
-Ah...¡sí! Sí, estoy bien -recargué los codos en la mesa y desvíe la vista al techo -Sólo...se me vinieron a la mente un par de recuerdos, ya sabes.
Ella sonrió.
-Oh sí, es un poco curioso ¿cierto? Aunque...ahora que todo está arreglado, no hay demonios de los que nos tengamos que preocupar -le dio un sorbo a su SevenUp.
-Sí, sí...tienes razón -dije, la sonrisa nerviosa me estaba matando de vergüenza. El anillo en mi bolsillo -Así que...Jannet, ¿qué opinarías del...chocolate y el capuchino?
-Oh... -lo pensó un poco y sonrió -creo que sería un buen sabor, ¿lo viste en el menú?
-Am, no, no...bueno, sí: está en el menú -me sonroje -¿Pero qué crees que pasaría si hubiese un licuado de chocomilk con un café capuchino?
-Lo he probado, con hielo -sonrió -Sabe muy bien, deberías intentarlo.
Esto estaba saliendo tan...
-Sí, lo haré -me llevé el SevenUp a los labios, sin saber qué más hacer.
-Oh, espera: ¿te refieres a nosotros dos?
El refresco se me fue por el lado incorrecto, comencé a atragantarme y la lata se resbaló de mis manos. Tosí y tosí, Jannet había aparecido a mi lado en un segundo y comenzó a darme palmadas en la espalda.
Al fin pude respirar, inhale profundamente, aliviado de mi recuperación.
-Eso no lo vi venir... -me llevé una mano a la garganta.
-¿Estás bien? -preguntó ella.
-Sí, sí...¡Oh! -bajé la vista a mi camiseta, había quedado empapada de refresco. Esto era muy vergonzoso.
-No te preocupes, aquí hay servilletas -Jannet tomó tres de la mesa y comenzó a secar mi pecho.
Sí, algunas personas de las mesas de al lado voltearon a vernos.
Sujete la muñeca de Jannet para que parara, ella clavó sus ojos en los míos, a tan pocos centímetros de distancia y nos quedamos congelados como estatuas, como si un recuerdo del pasado nos hubiese dejado así.
Sonreí, y en vez de seguir sujetando su muñeca, entrelacé mis manos con las suyas.
-¿Sabes qué? ¿Qué tal si olvidamos este tonto restaurante y vamos a caminar un rato?
Ella sonrió, sus ojos capuchino brillaron frente a los míos.
-Creo que sería una idea excelente.
Nos levantamos de la mesa y nos fuimos sin pagar la cuenta, ignoramos los gritos de los meseros y tuvimos que apresurar el peso una vez que salimos a la calle.
Todo el tiempo, con las manos entrelazadas, y una amplia sonrisa dibujada en nuestros rostros, disfrutando el mayor sentimiento de todos, aquel que fluía rápidamente por nuestras venas: libertad.
JAY'S POV
-Bueno, ya son las diez. Zane irá a dejarme al museo para hacerla a guardia heroica a la que me ofrecí -dije pasando enfrente de Kai y Lloyd -¿seguros que no quieren que los dejemos en algún lado primero?
-Kai, Xander y yo iremos a caminar un rato, a despejarnos -dice Lloyd.
-Sí, ahora que se me bajó el dolor aire fresco es lo que necesito -dice el castaño.
-Bien, ¿nos vamos Zane?
-Desde hace cinco minutos te estoy esperando en la puerta -dice Zane cruzado de brazos.
-Oh, sí, cierto -reí -nos vemos chicos.
-Saluda a William de nuestra parte, y no olvides llamar en caso de que ocurra algo -dice Lloyd a los espaldas, le noté la preocupación en la voz.
-Descuida verde, no pasará nada -le guiñe el ojo antes de salir por la puerta.
Por supuesto que ya había oscurecido a esta hora para cuando Zane y yo abordamos el auto. El pronóstico había dicho que sería una noche estrellada, pero vaya que se equivocó: no estaba lloviendo, pero ni siquiera podía ver el brillo de la luna por esa capa de nubes cubriendo todo el cielo.
-Esa siesta nos hizo muy bien, ¿no es así? -dice Zane estacionando el vehículo, ya habíamos llegado.
-Ya lo creo amigo mecánico -dije con entusiasmo saliendo del carro -me pregunto cómo le estará yendo a Cole.
-Seguro que bien, tener pareja es suficiente para llenarte de energía.
Los dos entramos por la puerta del museo, ¿no se supone que ya estaba cerrado? Bueno, dentro no había nadie más aparte de cuatro guardias, el alcalde Greg y Willy. Siempre tan puntuales.
-¡Oh! ¡Maestro del rayo! -el alcalde de acercó apenas entré -Que gusto que ya estés aquí, será un noche muy divertida.
-Lo sé, eso mismo venía diciéndole a Zane -dije sonriendo.
-No es cier... -le di un codazo.
-Bueno Jay Walker, ven: debo enseñarte la cocina, sirven el mejor café -se da la vuelta hacia algún lugar con dos guardias pegados a él.
-¿Seguro que no quieres que me quede? -preguntó Zane -podrías tener muchos problemas.
-Tranquiilo Zane, no pasara nada -le puse la mano en el hombro -además, ¿ya viste quiénes están? El alcalde, esos policías, Willy, yo...si alguien trata de hurtar los amuletos, lo detendremos. Pan comido.
-Bien. Pero me quedaré cerca en caso de cualquier cosa -dice Zane antes de regresar al auto.
-Bien, ¿y dónde está ése café del que me hablan?
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Ya había pasado más de una hora desde mi llegada, y pronto sería la media noche. ¿Quién lo diría? Éste café no sólo te dejaba espuma en la boca, sino que también te mantenía despierto y muy bien plantado en tus cabales.
-¡Jajaja! Entonces les dije: "Cole, Jannet, necesitan un aislante, ustedes dos tienen una gran conexión" ¡Jajaja! -el alcalde y yo estallamos a carcajadas.
-¡Muy buena! -exclamó él -Aún recuerdo el día en que conocí a la madre de William, es una pena que nos haya dejado...
-Descuida hombre -lo codeé -todos hemos pasado por eso.
-¿En serio?
-Sí, sólo que yo no tuve hijos -reí, pero luego fue como si toda el azúcar se hubiera evaporado. Me sentí triste -Ay...Nya...
Una campanita sonó desde mi celular.
-¡Ou! ¡Cambio de turno! -rodeé la barra de la cocina y salí por la puerta, saludando a los dos guardias al lado de ella.
Crucé el pasillo y llegué con Willy y los otros dos guardias, quienes cuidaban la puerta hacia los amuletos.
-Listo, ya te toca probar ese café -le dije a Willy.
-Gracias -sonrió y se fue por el pasillo a la cocina.
Me recargué en la puerta, los dos guardias a mis costados.
-¿A ustedes les gusta estar parados todo el rato, verdad? -les pregunté.
Ellos sólo me dirigieron miradas desaprobatorias.
-Ok, está bien -me llevé la tasa a los labios -Aguafiestas...
Entonces me di cuenta: ¡Mi café! Jamás podría durar una hora y media sosteniendo esta taza. Debería regresarla a la cocina. Me dirigí a los guardias.
-Ups, ehm, olvidé dejar la taza -dije comenzando a cruzar el pasillo -¿Pueden esperarme un momentito? ¿Sí? Gracias.
Apresure el paso, los guardias de la puerta me miraron sin decir palabra. Era un poco aterrador que la única luz en todo el museo fuese la que salía de la cocina.
-Sólo vengo de dejar mi taza, descuiden -dije y crucé la puerta.
La cocina no era tan pequeña como uno se lo imaginaría, todo el vitropiso del suelo y las paredes era blanco, había un refri plateado, mesa, microondas, estufa, alacena, una barra que dividía la habitación en dos, y por supuesto, una cafetera.
Llegué a la barra y dejé mi taza.
-¡Greg! ¿Hay más café? -pregunté con mucho entusiasmo, lo único que quería era probar esa espuma nuevamente.
Pero el alcalde no se asomaba sobre la barra, ¿era una broma?
Tomé mi taza y me propuse a rodear la barra para llegar del lado de la cafetera.
-¿Alcalde, está ahí? ¿Alcalde Greg? ¿Hola? -llegué del otro lado y lo único que vi fue que la cafetera estaba vacía.
Rayos. Greg seguro se lo había acabado todo.
Me dispuse a irme, cuando sentí el suelo muy pegajoso. Bajé la vista y encontré un liquido oscuro manchando todo el suelo, seguro era el café.
-¡Ay no! Ay por... -fui siguiendo el rastro del líquido oscuro, mientras levantaba la mirada por el suelo -Ay por el primer maestro...
Dejé caer la taza, la cerámica se rompió en mil pedazos contra el suelo. Se me hizo un nudo en la garganta, me costaba tragar. El aire dentro de la cocina se volvió denso, y pronto me llegó el olor de algo podrido, algo que no debería estar afuera.
Es como si toda la ciudad fuera silenciada repentinamente, podía escuchar a mi corazón palpitar por segundo. Un escalofrío subió por mi espina dorsal y el sudor y el miedo casi nublan mi visión. Estaba congelado del terror.
Ése no era café derramado, era sangre, manchando el suelo blanco de aquí hasta el cuerpo del que iba emanando.
El cadáver del alcalde Greg se encontraba derrumbado contra la esquina de la cocina, había sido apuñalado innumerables veces en el pecho, su piel se había puesto pálida rápidamente y sus ojos estaban fuera de sus órbitas.
Nunca más otra plática de amores perdidos.
Me obligué a respirar, porque eso era lo único que había: mi respiración, en el infinito silencio que había dejado este homicidio.
En el suelo había huellas de sangre.
Mis ojos se abrieron increíblemente más de lo que ya estaban: el asesino, el asesino había dejado huellas, y estaba en el museo.
Con dificultad aparté la mirada del cuerpo del alcalde Greg y seguí las huellas hasta la puerta de la cocina. ¡Los guardias! ¡Eso es!
-¡Guardias! ¡Guardias! ¡Él alcalde ha...
Otro repentino mareo llegó a mi cerebro, y me dieron ganas de vomitar.
Más sangre, ambos guardias habían sido apuñalados también y las huellas se habían vuelto más frescas.
Trague saliva. No podía ser cierto.
Con lentitud, y atento a cualquier ruido del interior, fui siguiendo las huellas a través del pasillo.
Estaba oscuro, muy oscuro, y el paso de los autos afuera del museo me ponía los pelos de punta. A cada esquina, sentía como si algo fuese a salir de la nada, con el poder de matarme, y nunca sabría quién fue.
Ahogué un grito al ver la puerta de los amuletos abierta, con los dos guardias muertos a un lado. Más sangre.
Tenía ganas de golpearme en la cabeza, salir corriendo y echarme a llorar.
Esto no podía estar pasando, era una total pesadilla. No, no, no, si tan sólo me hubiera quedado en casa...
La puerta a los amuletos rechinó cuando entré. La habitación estaba a oscuras, pero aún así podía ver que no había nadie, y los amuletos seguían en su lugar.
¿Qué era esto? ¿Una clase de juego del miedo?
Trague saliva, las huellas me habían traído hasta aquí. Con el terror subiendo por mis venas, seguí observando la habitación, cada rincón, hasta que una figura apareció donde antes no había nada.
Era William, quieto como estatua, observándome tras sus ojos huecos y un cuchillo de cocina escurriendo de sangre fresca en su mano.
Me sentía paralizado. Ese no era William, y por primera vez en mi vida tuve un miedo de muerte, quería desmayarme en ese instante y dejar que él acabara conmigo de una buena vez.
Su aura...su presencia....era tan...fría. No era William, definitivamente no, y tampoco era humano.
Trague.
-¿W-Willy?
No dijo nada, sentía que me estaba dando un tic nervioso en los brazos, avanzó hacia mí, pegué la mano a la pared, y accione la alarma.
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