14: La Ley de un Equipo
OLIVER'S POV
El bosque estaba en total calma hasta donde podía apreciarse; el viento soplaba, las hojas de los árboles caían sobre la tierra y la oscuridad se expandía de aquí hasta el infinito. Miles de animales salvajes, algunos lindos, algunos letales...y aún así, el bosque era paz, todo tenía el sistema perfecto de vida y convivencia.
Aveces me preguntaba, si la vida silvestre también había sido un plan, y quién había sido el genio que lo había diseñado.
Le di un último vistazo a la casa, alta y con originalismo, un faro entre las montañas. Volví a retomar el rumbo y me adentré entre a las sombras.
A unos cuantos pasos de distancia, percibí la esencia de vida de mi cita.
Me detuve en seco.
-¿Qué planeas? -pregunté -¿Atacarme por la espalda?
A unos metros delante mío, el espía salió de su escondite y se dejó ver.
Dylan venía vestido igual que la última vez, pero con un moretón de por medio a la mitad del cachete (yo se lo había causado, obviamente). El amuleto colgaba de su cuello, todo en su lugar, acomodado pieza por pieza, menos por un hueco vacío en el centro, que se llenaba con el amuleto de la Muerte.
-Oliver...es bueno hablar contigo otra vez -dice esbozando una sonrisa de negocios.
-Necesito que me entregues los amuletos que tienes -le exigí, dando un paso al frente y extendiendo la mano.
Él pareció ofendido ante la petición, como si le hubiera pedido que me entregara uno de sus brazos.
-¿Y si no qué? ¡¿Eh?! -exclamó, sujetando el amuleto con su mano, como si así pudiera protegerlo más -¿Qué harás cuándo ellos te descubran?
-Conozco una forma de encontrar el último amuleto -dije dando otro paso -pero necesitó los demás. Sólo así podré realizar el hechizo.
Dylan soltó una carcajada.
-De verdad...de verdad crees...- rió una última vez y se sorbió la nariz antes de retomar la postura -No soy tan idiota, Oliver.
Lo fulminé con la mirada.
Sí que era idiota, un idiota muy activo y molesto.
-Ya veo que no, me tienes muy sorprendido -dije al avanzar más -Qué lástima que en mis planes había estado aniquilarte hace mucho tiempo atrás. De hecho creo, que ya te dejé vivir más del tiempo que deberías -me crucé de brazos.
No me iba a entregar el amuleto voluntariamente. Esto se iba a tener que resolver con fuerza.
-Bueno, ya no podrás hacerlo -dice seguro de sí mismo, reteocedió un paso -Soy inmortal. Gracias a ti.
-Incluso los inmortales tienen debilidades... -detrás de mi espalda, saqué a lucir la rompecorazones, el arma de cuarzo de sangre en forma de gancho. Especial para matar demonios.
Especial para mí.
Di un paso adelante, con el arma al frente. Mis intenciones eran muy obvias, lo suficientes para convencerlo de que me atacara.
El cambio de planes no me había gustado para nada, en especial por lo doloroso que vendría a ser.
Pero en fin, sabía que cada camino era distinto, y así el destino me había puesto las circunstancias.
-Ya haz causado muchos problemas.
-¡Oh, pero no soy el único! -dice y apunta a la casa-Ése niño de allí dentro...tendrás que matarlo con esa cosa, y lo sabes.
No tenía que repetirmelo, por cuenta propia sabía que había cometido un grave error al bajar la guardia en el bosque de las almas.
Agúdice la mirada, esto tenía que terminar.
-Sí, es cierto. Pero primero, aprovecharé que te tengo justo enfrente -salté hacia adelante, apuntando la rompecorazones a la garganta de Dylan.
Si lograba asesinarlo, resolvería muchos problemas.
Pero fallé. Dylan saltó hacia atrás esquivando el ataque, apenas salté de nuevo alzó la mano hacia mí y detuvo el tiempo entre mi aire y el suyo. Me quedé como una estatua en el aire, como si alguien le hubiese puesto stop a la película.
No podía negar mi asombro, era demasiado poder. E iba a doler.
-"Incluso los inmortales tienen debilidades" Hmm... -citó Dylan, llevándose una mano a la barbilla. Se estaba divertido de cada cosa que decía -Es cierto, Oliver. Pero, ¿sabes cuál es la tuya? -hizo retroceder su propia mano detrás de su cabeza. Incluso pude percibir la cantidad de energía que había acumulado en ese agarre -Éste mundo -regresó con fuerza su mano en mi dirección.
El golpe de poder me golpeó en todo el cuerpo, como si una bola gigante de cemento de chocara contra ti y el impacto te hubiese sacando volando hasta estrellarte con el árbol de hasta el fondo. Toda mi columna vertebral salpicó en dolor. Sabía que iba a doler, pero no tanto.
Hace tanto tiempo que no pasaba por esto.
Siempre había contado con mi poder a la mano, y aunque odiaba admitirlo, Dylan tenía razón: en este mundo, mi incapacidad de usar mis dones era mi mayor fortaleza convertida en debilidad.
Aún así, no podía acabar de entender por qué él sí podía y yo no. Él era más débil, y no tenía el derecho de lastimarme.
Mientras me levantaba, pude sentir la espalda cien por ciento adolorida. Dylan se dirigía hacia mí, seguro de su victoria, sin embargo en esa sonrisa pude percibir que se venía otro ataque.
Sabía que era un poco absurdo, pero alcé mi mano hacia él, intentando atacarlo con mis poderes, tratando de detener el aire o hacerlo pagar por mi dolor de espalda. Pero lo único que recibí fue un dolor de cabeza. No podía usarlos. Y eso no me gustaba.
Dylan alzó su mano nuevamente y me lanzó de vuelta contra el árbol. Al tiempo me inmovilizó, pegando mis extremidades al tronco, incluyendo mi cabeza: había quedado volteada, el cachete y la sien contra la madera. Todo mi cuerpo temblaba en un intento de moverse.
-¡Ohhh! ¡Ni siquiera lo intentes! -exclamó, acercándose más. Cada paso me aplastaba más contra el tronco -¿En serio creíste que funcionaría en ti? Los amuletos me han fortalecido, permitiéndome usar el poder que me concediste, incluso aquí. Y en cuanto tenga el último...seré tan poderoso como un dios.
-Maldito traidor -mascullé, cargándole mi odio.
Él soltó otra dura carcajada.
-¡No me vengas con eso! -se tornó serio de repente, ya sabía lo que se avecinaba y estiró la mano -Entrégame el último amuleto.
-No sé de qué estás hablando.
-¡ENTRÉGAMELO! -me exigió, acercando su mano hacia mi cabeza.
Una torrente de migraña inundó mi cerebro, todos mis sentidos se unieron al mismo tiempo para causarme dolor. Los oídos se me taparon, la cabeza se comprimió aún más contra el tronco, no podía moverme y sentía que en cualquier momento mi cabeza iba a explotar. Hace mil años que no había experimentando tanto dolor. Hace mil años que no me sentía tan vulnerable. No podía soportarlo.
Grité.
-¡ENTRÉGAMELO O DESTRUIRÉ TU MENTE! -gritó, mi cabeza se despegó por un momento del tronco y después volvió a chocar con fuerza. Pude sentir un corte en la nuca.
Odiaba esto. Más porque él tenía todo el poder para hacerlo.
-¡No lo tengo! ¡No sé de qué estás hablando! -grité por el dolor, mis dientes incluso rechinaron.
-¡Claro que sí! -concentró la fuerza en mi garganta y la cerró. De pronto había perdido todo el aire que guardaba, me estaba asfixiando.
Pero Dylan se acercó demasiado, e inevitablemente el amuleto en su cuello comenzó a brillar.
Asombrado, dejó de asfixiarme, y tras ver lo que sucedía, y comprender, me golpeó fuerte en la nariz, mi cabeza volvió a rebotar contra el tronco, y Dylan, arrancó de mi cuello el amuleto de la Muerte.
Me soltó de su agarre de poder cuando se apartó lo suficiente.
Caí al suelo de rodillas, tratando de recuperarme del traumatismo. Tosí un poco, tratando de recuperar el aire.
Dylan estaba riendo, riendo demasiado. Como si a una mente criminal le dijeran que todo había salido tal lo planeado, no hubo ninguna baja y prácticamente se salió con la suya y había ganado un montón de dinero de por vida.
Incluso yo me quedé fascinado: Los ocho amuletos en su poder, brillando por la atracción tan cercana entre ellos.
-¡Al FIN! -exclamó Dylan en carcajadas, siete amuletos juntos en una mano, el amuleto de la Muerte en el otro. Los fue acercando poco a poco -Al fin podre...
Pero no, no pudo. Un rayo verde había rasgado el aire, llevándose con él el amuleto de la Muerte de las manos de Dylan. El amuleto cayó metros más atrás, dejando de brillar.
Ay no.
Lloyd.
LLOYD'S POV
Salí por la puerta de la cocina, curioso de a dónde había ido Oliver. Creí que habría venido al jardín, pero me equivoqué. Oliver se fue adentrando al bosque, cada vez más, hasta que casi lo perdía de vista.
Comencé a seguir su rastro, cuidando de no romper una sola rama para no llamar su atención. Fue cuando escuché voces.
Cuando tuve la suficiente visibilidad, encontré a Oliver contra un árbol, sostenido por alguna fuerza invisible. Dylan estaba ahí, lo estaba torturando.
-¡ENTRÉGAMELO! -gritó Dylan.
Mientras tanto, Oliver gritaba de dolor.
Tenía que ayudarlo.
-¡ENTRÉGAMELO O DESTRUIRÉ TU MENTE!
-¡No lo tengo! ¡No sé de qué estás hablando!
-¡Claro que sí!
¿Entregarle? ¿Entregarle qué? Dylan ya se había llevado todos los amuletos que teníamos la noche anterior. ¿Qué quería de Oliver?
Fue entonces, que los siete amuletos, cada uno acomodado, colgando del cuello de Dylan, comenzaron a brillar. Apenas me había dado cuenta que los traía. Los siete amuletos, al alcance.
Pero entonces, sucedió algo que no me esperé: Dylan arrancó del cuello de Oliver un collar, que llevaba colgado algo que también estaba brillando.
El amuleto de la Muerte.
Me quedé con la boca abierta. No podía ser cierto.
¿Todo este tiempo...lo había tenido Oliver? ¿Desde cuándo?
-¡AL FIN! -exclamó Dylan entre carcajadas, apunte de juntar los ocho amuletos -¡Al fin podre...
No en mi guardia.
Junté un circulo con mis manos, concentre toda mi energía dentro de mi estómago, que instantáneamente subió a mis hombros y se descargó en mis manos. El poder verde no atravesó una distancia tan considerable antes de golpear la mano de Dylan y quitarle en el transcurso el amuleto de la Muerte.
Todos los amuletos dejaron de brillar.
-¡¿Qué?! -exclamó Dylan furioso, volteando hacia todas direcciones.
Salí de mi escondite, corriendo más que hacia él, hacia el amuleto de la Muerte que se encontraba en el suelo.
-¡Tú! -exclamó el medio demonio al verme -¡No permitiré que estropees lo que he logrado!
Di un salto y aterrice dando una pirueta en la tierra, pero al hacerlo había alcanzado a tomar el último amuleto con suerte.
-¡Nunca te permitiré juntarlos! -grité poniéndome de pie.
-Arghh...¡Te arrepentirás! -corrió hacia mí, con la mano levantada.
Antes de que pudiera hacer algo, una fuerza invisible me golpeó el pecho y me sacó disparado contra un árbol. Pero yo no solté el amuleto.
En un instante, Dylan saltó sobre mí en ataque. Giramos varias veces en el suelo, mientras cada uno intentaba quitarle los amuletos al otro. Éstos comenzaron a brillar de nuevo.
-¡Dámelo! -gritó dándome un golpe en el hombro.
-¡Tú dámelo! -le di una patada, logré arrebatarle los otros amuletos, pero en el descuido él me quitó el de la Muerte.
-¡Devuélvemelos! -exigió y seguimos rodando en el suelo.
Pero antes de que pudiera hacer nada, Oliver saltó sobre nosotros, los tres empezamos a girar en la tierra, hasta que le dio un puñetazo a Dylan en la cara y le arrebató el último amuleto. Oliver y yo nos coordinamos sin pensarlo, y al mismo tiempo pateamos a Dylan fuera del círculo.
Cuándo se levantó, Oliver y yo ya estábamos en posición de defensa.
Fue ahí cuando Dylan se dio cuenta que había perdido. Sin amuletos, sin poder, sin nada.
Sin poder contener el enojo, gruñó y se perdió en el bosque, a aceptar su derrota.
Suspiré, y descanse las manos en la cintura. Pero esto no había acabado.
Me giré hacia Oliver.
Él estaba ahí, a cuatro metros de distancia, con el amuleto de la Muerte en la mano, y yo con los otros siete. El viento silbaba entre los árboles, las hojas fluían con su corriente, y el silencio entre nosotros era inquebrantable. Me miraba, con la misma mirada que yo lo veía a él: seriedad; análisis. Sin saber qué pensar el uno del otro, tratando de averiguar lo que estaría pasando por su mente, sus próximos movimientos. Pero creo que ya estaba más que en claro lo que creía al respecto.
Él, el Oliver que nos estaba ayudando, en el que creí que por fin podía confiar, tuvo en su poder el amuleto de la Muerte todo el tiempo, y no quería ni imaginarme qué había estado pasando entre él y Dylan a nuestras espaldas.
-Eres un traidor.
Oliver no se inmutó, pero le tomó tiempo cruzarse de brazos.
-Necesito que me entregues eso.
Sentí su voz como un susurro en mi mente, una conciencia oculta en los rincones de mi cerebro. Pero no era lo suficientemente fuerte. Oliver no me podía controlar aquí, y ya debería saberlo.
-Y yo necesito que te vayas -espeté.
Oliver dejó caer ambos brazos a los costados, como diciendo sin muchas ganas "Ya qué".
-Bien. Será así.
El aire se congeló, las hojas dejaron de caer y mis músculos se tensaron. No había que ser un genio para saber lo que estaba a punto de pasar, y mejor te recomiendo tomar aire antes de que continúes con tu lectura.
Todos sabíamos que esto sería inevitable a su tiempo.
Respiré hondo, y los cuatro metros de distancia se transformaron en centímetros. Ambos atacamos al mismo tiempo, un golpe directo a la cara, y los dos acertamos.
El golpe me dolió, y había logrado tirarme al suelo, pero en dos segundos me puse de pie para recibir dos golpes más en el pecho, acompañado de una patada que volvió a dejarme en la tierra.
Escupí un poco de tierra, pero me levanté justo a tiempo: iba a golpearme en el abdomen, pero esquivé su golpe y sujete su muñeca, lo llevé hacia mí y le dediqué tres rodillazos en el estómago antes de volverlo a golpear en la cara y con un giro de patada sacarlo volando un metro por el cielo.
Cuando se levantó, corrí hacia él para encestarle otro golpe, pero él me torció la muñeca me golpeó de costado en el estómago y de arriba abajo en la barbilla, éste último golpe me alzó apenas unos metros por los aires y caí, pero de un salto ya estaba de pie nuevamente.
Sabía que ambos nos estábamos conteniendo mucho. Fue cuando caí en cuenta de muchas cosas, al fin pude comprenderlo todo, o al menos, la mayoría. Me sentía frustrado, furioso con él. Furioso conmigo, por haber caído en su trampa, por no haberlo previsto.
-¡ERES UN TRAIDOR! -grité furioso, Oliver se dirigía hacia mí con gran velocidad, pero le lancé una esfera de energía cuando se encontraba demasiado cerca, y sin esperárselo le golpeó en el pecho, la esfera se expandió y lo tiró de espaldas.
Corrí hacia él. Al fin sentía el climas que estaba esperando en mis venas, aunque éste hubiera salido del puro enojo.
-¡EL HERMANO DE LA MUERTE DESEQUILIBRÓ LOS REINOS CREANDO EL TUYO! -me lancé contra él y comencé a golpearlo en la cara, uno tras otro -¡ERES SU HEREDERO Y SIEMPRE TUVISTE ÉSE AMULETO!
En el siguiente golpe Oliver alcanzó a tomar mi puño, y con la otra mano empujó mi codo, con lo que me hizo girar y que él terminara sobre mí, me golpeó en el rostro y me arrancó los amuletos de la mano.
Le regresé un golpe con toda mi furia, lo que fue suficiente para apartarlo de mí, y en cuanto me levanté, volví a lanzar una esfera de energía, golpeó a Oliver en el pecho y a los amuletos, éste salió volando por los aires, giró y cuando cayó de cara los amuletos se dividieron, y los ocho salieron hacia diferentes direcciones rodando en el suelo.
Oliver dejó escapar un quejido de odio cuando los amuletos habían perdido contacto con sus manos, intentó alcanzar uno en el suelo, pero yo salté sobre él antes, lo giré hacia mí y comencé a golpearlo descontroladamente en el rostro, descargando toda mi furia.
Cualquiera habría dicho que incluso estaba siendo abusivo.
-¡Por eso no querías que nadie entrara a tu habitación! -seguí golpeándolo en la cara -¡Dejaste el amuleto aquí mientras ibas a Ninjago! ¡Usaste a Esmeralda para guardar ésta arma en su casa! -golpeé su nariz, al instante sentí su sangre en mi puño -¡Convertiste a Dylan en mitad demonio y lo tentaste a ir tras los amuletos! ¡Hiciste que te sacaramos del Inframundo y te lleváramos con nosotros! ¡Los guardianes de los amuletos destruyen a los impuros como tú, y nos hiciste buscar los amuletos por ti! -otro golpe en la frente -¡No querías conquistar Ninjago! ¡QUERÍAS CONQUISTAR TODOS LOS REINOS!
Oliver flexionó las rodillas contra su pecho y me empujó desde abdomen, caí de espaldas, pero me levanté mucho antes que él, y antes de que pudiera hacer nada volví a juntar mis manos y descargué un rayo de energía contra el demonio, quien salió disparado dolorosamente hasta chocar con un árbol.
-Ah, argh -sostenía su cabeza con una mano -¡Estás peleando sucio! -exclamó.
-¡Aprendí algunas cosas de ti! -le lancé dos esferas de poder.
Oliver, apenas tratando de levantarse volvió a ser aplastado contra el tronco a causa mía.
Lo sabía, sabía que estaba jugando sucio. Era por mucho injusto que yo utilizara toda la capacidad de mis poderes cuando él no pudiera utilizar nada, estaba indefenso. Pero no me importaba, no ahora. No después de lo que había hecho.
Oliver se levantó, y con una vena sobresaliendo de su frente, dirigió ambas manos hacia mí, parecido a lo que Dylan había estado haciendo. Pero sólo sentí una brisa, un tintineo en el aire. Oliver estaba tratando de usar sus poderes con todas las fibras de su cuerpo, pero antes de poder llegar a cualquier cosa se llevó las manos a la cabeza y comenzó a sacudirla, gritando de dolor, sufriendo.
Cuando llegué descargue un volado contra su cabeza, lo que lo hizo caer de rodillas, donde lo sujete de los hombros y le di un rodillazo en el estómago, lo levanté del cuello de la camisa con ambas manos, di tres giros sobre mi propio eje y lo lancé contra otro árbol.
Antes de que el pobre pudiera abrir los ojos otra vez, junté nuevamente mis manos y dirigí toda la energía de mi estómago a éstas. El rayo de energía dio en el blanco, y rompió el árbol en dos.
Caminé hacia el otro lado, donde sobre el tronco caído, Oliver ya estaba muy suicio, lleno de tierra, intentando levantarse, apoyando una mano en el tronco. Lo logró moribundamente antes de que llegara, al acercarme pude ver que sacaba algo de su espalda, pero lo pateé primero contra otro árbol y le arrebate lo que tenía en las manos.
Apenas su espalda chocó contra el tronco, le puse la punta de la rompecorazones en la garganta.
Él abrió los ojos como platos, alzando la cabeza lo más que podía para salir fuera del peligro de su propia arma.
Todos los golpes que le había hecho en la cara parecían estarse curando, en él sólo permanecería el doloroso recuerdo de mi puño.
Pero con esta arma...
-La cuchilla es de cuarzo de sangre -le dije -el único material capaz de matar a un demonio, si se tiene en las manos de otro.
Oliver me miraba impaciente, analítico. Como esperando algo más.
La misma mirada de siempre.
-Estás acabado, Oliver.
Él tragó saliva, pero sin dejar de mirarme con rencor.
-Por un momento te había considerado parte de mi familia -dije -pero nunca dejaré que la vuelvas a lastimar otra vez.
Podría encajarle la rompecorazones, podría atravesarle la cabeza ahora mismo si quisiera, ¿pero qué sentido tenía? Decapitarlo no le haría nada, no viniendo de mis manos.
Me aparté, él dejó descansar su cuello y cayó de rodillas, intentando recuperar el aire. Lancé la rompecorazones a sus pies.
-Ya vete.
Oliver se agachó a recogió su arma, sin quitarme sus ojos rencorosos de encima. Se levantó y apartó del árbol, y comenzó a retroceder hacia el bosque.
En esos momentos me dediqué a lanzar mi odio por los ojos.
-Espero no volver a verte nunca más -dije.
-Te lo prometo: te alegrará -dice dándose la vuelta, pero se detuvo y se volvió -Oh, y...Lloyd: El equilibrio es una fuerza poderosa, pero no sirve de nada si tienes tanta belleza en piezas. Recuérdalo.
Aquello fue como otro susurro en mi mente, otra de esas frases de Oliver que se te quedaban grabadas para siempre sin querer.
Oliver se alejó, siguiendo la corriente del viento, mientras los árboles silbaban tristes por la pérdida.
El demonio prosiguió, y adentrándose en las sombras, se perdió en el bosque.
Me arrodille en el suelo, frente a los ocho amuletos de los reinos frente a mí. Todos estaban aquí, no faltaba ninguno.
Fue cuando me di cuenta del peligro que implicaba poseerlos, y me pregunté si lo que había dicho Oliver era cierto.
"EL EQUILIBRIO ES UNA FUERZA PODEROSA, pero no sirve de nada si tienes tanta belleza en piezas."
Lo medité un segundo, no sabía qué querría decir con eso.
Suspiré, agotado por todo lo que había pasado, por todo en lo que nos habíamos metido. Una brisa acarició mi rostro y por un momento me sentí satisfecho.
Pero ya no importaba.
Ya nada importaba.
¡Hola Ninjagers! :3 Sé que dije que lo publicaría ayer, pero llegué increíblemente tarde a mi casa anoche y pues la verdad no tenía ganas de publicarlo a la una de la mañana :'v En fin, espero que les haya gustado! Ó no... ¿Llorado? No sé ustedes, pero a mí me dolió escribirlo, tan fanática del Lloliver que soy :C Y el próximo capítulo está peor X'C me van a doler todos estos capítulos chicos, pero es por ustedes ♥ aman sufrir y lo saben ToT
¡Nos hacemos llorar pronto! ¡Bye! :*)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top