23: El último Candidato
JAY'S POV
No desperté por luz, ruido o alguna otra cosa, estaba consciente de que llevaba días durmiendo intentando recuperarme de todos los incidentes que me ocurrieron estando en las manos de Dylan. No sabía cuantos días habían sido, pero creo que conté cinco o seis comidas que me ha traído mi compañero desde que recuerdo; siempre lo mismo de todos los días: puré de manzana, papa, brócoli, gelatina y si tenía suerte un pedazo de carne del tamaño de mi puño. Sabía que por la circunstancia en la que nos encontrábamos ambos no podíamos conseguir fácilmente comida, pero al menos él hacía el intento.
Desde que llegué he soñado una y otra vez con un pasadizo de piedra, en el que corría sin parar intentando alcanzar algo, pero al final siempre quedaba atrapado entre un camino sin salida y una sombra siniestra detrás de mí: el décimo Candidato, todos los sueños se terminaban cuando volteaba a verlo, pero sabía que era él, porque en la vida real ya lo había visto antes.
Es horrible, saber que haz visto al décimo Candidato pero no tienes la fuerza suficiente para recordarlo. Yo sabía que no era mi culpa, era él el que se metía dentro de las mentes de sus víctimas produciendo un gran eco en su inconsciente. Si estaba cerca era peor, su voz te atornillaba los oídos y no dejaba concentrarte, lo único que te quedaba por hacer era dejarte ir por tus sentimientos y obedecer las órdenes de Re-evil Ord' Montrouse. Él podía hacerte sentir lo que quisiera que sintieras, era así como nos había estado controlando a todos durante tantos años: con nuestros sentimientos. Pero si había algo peor que estar bipolar todo el día, era que cada vez te dejaban mas agotadas sus instrucciones. Poco a poco te rendias ante él hasta que ya no te dabas cuenta de lo que estabas haciendo...Odio a ese demonio.
Mi habitación era muy pequeña, oscura y con nada mas y nada menos que una ventana apuntando a una pared de ladrillo, pero las cortinas que Zane había podido conseguir eran mas que suficientes para estar a oscuras todo el día...tenía el presentimiento de que así me aliviaría mas rápido, en total oscuridad. La verdad, era muy relajante.
Se escuchó el golpeteo de los nudillos contra la puerta, eso significaba que era hora de comer mi puré de manzana y ojalá un poco de carne.
-Pase- dije sentándome en la cama.
Lo único que me dolía mas ahora era la espalda, definitivamente los cuidados de Zane habían hecho efecto.
La puerta se abrió seguido de un rayo de luz y un chico despeinado con una bandeja de comida. Aparentemente, hoy no traía carne ni brócoli. Mala suerte para mí.
Se sentó en la orilla de mi cama y me extendió la bandeja, tal vez no me gustaba mucho la comida, over estaba hambriento.
-Gracias Zane- agradecí rápidamente llevándome a la boca una cucharada de puré de manzana.
-Descuida- hizo una pausa-. Jay, debo decirte algo.
-Adelante compañero, habla.
-Algo pasó anoche...algo trágico.
Las palabras de Zane me dejaron helado por un momento, ¿El décimo Candidato ya tenía todo lo que necesitaba? ¿Ya tenía la sangre del segundo Candidato? ¿Va a ejecutar su plan?, distraídamente giré mi cabeza hacia la única decoración de esa pequeña habitación, la cual era un sucio calendario de una hoja, los días estaban marcados con cruces, pero hoy, tres de mayo, había un gran circulo rojo marcando en medio un '123' y en la siguiente casilla un '124'. Mañana era el gran día, y algo me decía que todos lo pagaríamos hoy.
-¿Qué ha pasado?- pregunté con angustia.
-Muerte, Jay. Ha comenzado la muerte.- respondió lamentándose.
Yo entendía perfectamente lo que eso significaba: la eliminación de los Candidatos ya había comenzado.
COLE'S POV
El clima no había cambiado mucho con respecto ayer: las nubles oscuras tapizaban lo que habría podido ser un día soleado, había demasiado viento y a cada rato te entraba una basurilla al ojo. Los conductores hacían sonar sus claxons a cada instante, haciendo que esperar en el asiento a que se despegara el tráfico fuera aun mas insoportable. En la mañana al salir del departamento habían caído unas cuantas gotas contra los cristales del taxi, era triste pensar que ahora sólo habíamos ordenado un vehículo, cuando anoche sólo habríamos cabido en dos.
En la parte trasera íbamos Jannet, Lloyd, Oliver y yo muy apretados, mientras que Kai (Lloyd insistió en darle preferencia debido a su herida en el hombro) iba cómodamente en el asiento delantero disfrutando de la calefacción. Pero si lo disfrutaba, no se le notaba, estaba tan serio como ayer cuando salimos del hospital después de que le tratan la herida. Por suerte para él, no iba a tener que reposar mucho antes de que sanara, tal vez sólo un par de semanas.
Yo también tenía un vendaje, pero el mío no estaba por debajo del traje negro haciéndome molestia, sino que se encontraba en mi mano derecha, la cual por un disparo de Scar se había quebrado uno de los tendones. Me dolía mucho cuando la movía, así que intentaba no hacerlo.
El funeral fue de lo mas deprimente, incluso aun mas que cuando habían dado a Jay por muerto, esta vez, había visto en vivo y en directo como mataban a uno de mis amigos. Xander era buena persona, tenía sus diferencias, y aunque casi me había asfixiado sabía que sus intenciones eran buenas.
Había demasiada gente, no por Xander, sino por el alcalde Thomas Wilson, que fue asesinado por Oliver a defensa propia; el alcalde había sido declarado culpable después de que la policía escuchara las grabaciones de los micrófonos que habiamos usado toda la noche, en la que claramente Dylan ordenaba a el alcalde matar a un 'estorbo' si es que quería seguir de su bando, tuvo que ser pura casualidad que se encontrara con Oliver en el ascensor, pero eso fue suficiente para decidir que iba a intentar matarlo a él. Nunca encontraron de el alcalde, pero no había sido necesario, la policía ya había clausurado la compañía de Dylan y lo estaban buscando ahora mismo por todo el país. Mientras tanto, con Scar y Breshtin no hubo mucho que hacer, según el gobierno, ambos no existían, no se pudo encontrar nunca una remota idea de quienes eran aparte de partidarios de el décimo Candidato. Por lo tanto, Lloyd sacó la conclusión de que también no eran precisamente humanos.
La parte enfocada en Xander fue deprimente, las autoridades casi no le dieron importancia, y cuando Oliver pasó al frente para hablar, Kai tuvo que hacer esfuerzos en sacarlo de ahí cuando éste comenzó a llorar. Lloyd también había pasado al frente, pero su discurso no había sido mejor que el de lo poco que se le entendió a Oliver. Yo, en cambio, me pasé las dos horas agarrado de la mano de Jannet mientras se me resbalaban algunas lágrimas.
Al salir de la iglesia, tuvo el extraño presentimiento de que (como en el funeral anterior), todos nos iríamos por nuestro lado intentando contener la depresión, pero en vez de eso, todos nos acercamos al automático los unos a los otros. Esperando a que el silencio entre el grupo terminara, Lloyd habló:
-Será esta noche- dijo -. Hoy van a intentar obtener la sangre de el segundo Candidato, el último que falta.
De improvisto y sin querer, todos volteamos a ver a Kai, a quien no le importó lo mas mínimo el exceso de miradas sobre él.
-Bien, ¿cuál es el plan?- preguntó Kai.
-¿Iremos a la Montaña Mora, cierto?- preguntó Oliver con un hilo como voz.
-No. Nos vamos a quedar ocultos en el departamento hasta que todo esto termine.- declaró Lloyd, y ante esto, una ola de quejas y bufidos resonaron en el circulo que habíamos formado.
-¿Estarás de broma?- Kai alzó las cejas con un tono sarcástico y molesto en su voz.
-Por supuesto que no- alzó la voz -Es lo mas seguro, Kai, siendo el que corre peligro deberías tenerte un poco mas de consideración.
-¡Mataron a mi primo y tú quieres meter la cabeza en el suelo!- masculló Oliver con un deje de enfado -¡Sabemos donde está La imperial! ¡Vamos a destruirla!
-¡Es demasiado arriesgado!- Lloyd no bajó la voz -Las autoridades no nos ayudarán, y si vamos todos es mas probable que le saquen la sangre a Kai y que nos maten a todos.
-¡BIEN!- exclamó Oliver perdiendo la paciencia y señalando a Kai en el pecho -¡Que él no vaya!
-¿Disculpa?- Kai le apartó la mano ofendido -No sé si te diste cuenta, pero yo te estaba defendiendo.
-Tenerte de mi equipo no ayuda a mejorar las cosas.- objetó Oliver cruzándose de brazo molesto.
Jannet y yo nos miramos por fracción de segundo, ninguno de los dos quería meterse a la pelea.
-¡Hey!- Lloyd llamó la atención de todos -El punto es estar unidos, no unos contra los otros. Haremos lo que la mayoría decida, ¿les parece?
Oliver esbozó una sonrisa con un hilo de esperanza, pero tan pronto como llegó se había esfumado.
-¡Bien! Los que estén a favor de ir a buscar a Dylan y destruir La imperial, levanten la mano.- dijo Oliver.
Él y Kai la levantaron en lo alto satisfechos, pero al ver que los otros tres nos quedábamos sin hacer movimientos se volvieron a reprimir.
-Ahora levantenla los que opinan que quedarse a salvo en el departamento y esperar a que el tiempo de La imperial se vaya es buena idea.- dijo Lloyd.
Instantáneamente, él y Jannet levantaron la mano, y ahí fue cuando todoa se me quedaron observando:
¿Qué se supone que debía escoger? Por un lado Oliver tenía su punto de ir a ponerle cara al décimo Candidato y destruir La imperial, había algo que tenía que admitir, y era que me encantaba pelear, pero...la probabilidad de morir en esa opción eran demasiadas. Por el otro lado, Lloyd tenía la respuesta mas facíl: quedarse en el departamento hasta que sea muy tarde para que se pueda activar La Imperial, no sólo era lo mas prudente, sino que era lo que tenía mas lógica. Pero, yo no quería quedarme con la cabeza en el suelo.
Dudé un momento y volteé a ver a Oliver y a Kai, quienes me fulminaron con la mirada, volteé a ver a Lloyd y su expresión no era nada distinta. Pero, confiaba en que Jannet tuviera razón, ella siempre está tomando buenas decisiones. Así que, sin pensarlo nuevamente, levanté la mano en señal de apoyar la idea de Lloyd.
-¡Agh!- gruñó Oliver y se dio media vuelta -¡Iré a buscar un taxi!
Al llegar al edificio nos separamos: Kai, Lloyd y Oliver fueron juntos a su habitación, mientras que Jannet y yo volvimos a tener una para nosotros solos. No me sentía feliz por que Xander ya no estuviera aquí, pero con él era como tener una presciencia extraña asechando.
Apenas entramos al departamento noté que el tono de las paredes estaba mas gris que antes, nunca supe si fue alucinación mía o era por el cielo nublado, porque Jannet en vez de comentar una palabra fue directo a la cocina y comenzó a pelar manzanas.
Me sentía terrible por Jannet, odiaba verla así. En poco tiempo ella también había formado una buena amistad con Xander, tal vez una relación incluso mejor que la que yo tenía con él. Debía admitirlo, Xander me daba celos, era como si él y Jannet fueran igual de sensibles, y eso los hacía compatibles de algún modo. Pero no tenía que pensar en eso ahora, porque ya no tiene la menor importancia. Xander está muerto, y Jannet está herida.
Me acerqué desde atrás, lento y calmado, la abracé por la cintura al tiempo en que ella soltaba el pela papas y la manzana a medio pelar salia rodando por la mesa y caía con un pequeño golpe contra el suelo.
Como ella abrazó mis manos también, recargue mi cabeza en su hombro derecho de una forma cariñosa.
-¿Estás bien?- le susurré al oído.
-No. No lo estoy- respondió con un hilo de voz -Cole, yo...¡ah!- chilló cuando la cargué en mis brazos sin permiso.
Salí corriendo de la cocina con ella, atravesamos el umbral hasta llegar a la habitación, donde la cama de sábanas cafés ya estaba tendida. Dejé a Jannet en la cama con tal suavidad como si fuera una princesa, porque para mí eso era. En cambio, yo me hinque a un lado de la cama y apoyé mis brazos y mi cabeza sobre la orilla.
Tenía a Jannet a sólo unos centímetros de mi rostro, sus ojos capuchino estaban brillosos, tenía los cachetes enrojecidos y al parecer la había despeinado, pues varios mechones de cabello le caían sobre la cara. Ella no hizo nada, sólo siguió acostada, observándome como si esperara algo de mí.
-Xander era un gran amigo.- dije cuando no se me ocurrió algo mejor.
Ella cerró los ojos un segundo, como si estuviera aliviada de que no hubiera dicho otra cosa, pero sin embargo, una lágrima rodó por su ojo.
-Debes extrañarlo- dijo con delicadeza.
-Sí, mucho. Me salvó la vida.
Volvimos a quedarnos en silencio, pero en ningún momento me incomodó, prefería quedarme todo el día aquí observando su rostro que a tomar una conversación incómoda.
-¿Tienes miedo?- pregunté respetuosamente.
-Sí- asintió con la cabeza -, ¿y tú?
-Todo estará bien, te lo prometo.
-No sé que pensar...- dijo quitándose los mechones del rostro.
-Piensa en que las cosas saldrán bien. Siempre salen bien.
-¿Le dices 'bien' a lo que pasó anoche?- preguntó molesta.
-¡No, no! Por supuesto que no...no me refería a eso.- me sentí un poco nervioso.
-¿A qué te referías?- preguntó un poco mas calmada.
-Me refería a que...siempre viene un arcoiris después de la tormenta, tendrá que pasar lo que tenga que...
-¿Y si tuviera que pasar algo malo?- preguntó bajando un poco la voz, pero en un tono entre dulce y temeroso.
Su voz me hizo sentir una corriente en los brazos, tenía que moverlos para no sentirme incómodo, inconscientemente mi mano izquierda acarició el cachete que Jannet tenía apoyado contra la sábana, y la otra la puse sobre su hombro.
-Entonces...ahí estaré yo, en las buenas y en las malas.- dije sonriendo -A tu lado.- me escuché decir esto último en voz baja.
Nuestros ojos se conectaron sin retorno, no quería dejar de verla, y sabía que ella sentía lo mismo. Algo dentro de mi me tentaba a abrazarla, pero por algún motivo me retuve.
Jannet se acercó un poco mas, y creo que yo también hice lo mismo, porque nuestros rostros habían quedado a dos centímetros de distancia.
-No haz contestado mi pregunta...- habló susurrando -¿Tienes miedo?
-Sólo de perderte.- respondí de la misma forma.
Ya no supe lo que ella iba a contestar, tal vez un »yo también« habría sido apropiado, y aunque me hubiera encantado escucharla decir aquello, prefería un millón de veces más este momento, en el que, pase a lo triste de la situación nos habíamos olvidado de todo, la distancia entre nuestros cuerpos había desaparecido y nuestros labios se juntaron en armonía formando un dulce e interminable beso. No quería que aquello terminara nunca, ya no pensaba en nada, ya no había preocupaciones, sólo quería más y más hasta el último momento.
Después del más hermoso infinito tuvimos que separarnos a causa de la falta de aire, al abrir los ojos a la par de ella, comencé a jadear para recuperar el aire perdido, y en ese momento me percaté de que ya no me encontraba hincado al lado de la cama, sino que había terminado sin querer acostado a un lado de ella.
-Te quiero.- me dijo un tanto asombrada.
-Pero yo te quiero más.
LLOYD'S POV
Volver a la frescura del departamento no había mejorado las cosas, durante todo el trayecto de regreso les había insistido a cada uno que nos juntaramos en un departamento para que estuviéramos cerca, pero todos se quejando diciendo una y otra vez que no había peligro dentro del edificio, pero yo sabía que se equivocaban, pues aunque Breshtin y Scar estén muertos, Dylan aun sigue suelto, y no hay que olvidar que el décimo Candidato tiene mucha mas gente como ellos esperando a atacar. Pero ahora me pregunto, ¿dónde estarán sus demás secuaces que fueron a la reunión en la calle Avellana? Como me contaron, al menos debían de ser doscientos en ese salón, pero por alguna razón sólo salieron a la luz tres. ¿Podría tener que ver con La Imperial?, ¿Y si sus demás seguidores no pueden pasearse así como Dylan, Scar y Breshtin? Tendría sentido, ¿qué otro poder podría surgir de aquella arma?
Al cruzar la puerta, Kai se sentó en el sofá sin decir nada, cruzó un pie sobre el otro y sacó un folleto que, a decir por la cruz estampada, diría que se lo dieron en la iglesia; Oliver fue corriendo al baño y cerró la puerta tras de sí con un portonazo, yo me tuve que resignar a sentarme en el sillón al lado de Kai.
-¿De qué habla ese folleto?- pregunté intentando sacar tema de conversación.
Pero como respuesta, Kai levantó la vista, arrugó el folleto hasta que quedó sólo una bola de papel y la arrojó por el aire hasta chocar contra el ventilador, donde una aspa le dio y lanzó la bola de papel directo a la cara de Kai pero con mas velocidad, cuando la bola le dio en el ojo, éste la tomó y la rompió en cientos de pedazos con mucha furia.
-Tienes que tranquilizarte.- dije perdiendo la paciencia.
-¿Puedo salir?- preguntó rodando los ojos hasta mí.
La pregunta me llegó de improvisto.
-¿Te das cuenta que eres lo único que le falta a ese demonio para completar su plan?- se escuchó un golpe contra la puerta del baño, pero lo ignoré -¿Y que mañana es el día 124?
-¡¿Te das cuenta que ya no importa?!- estalló -¡Scar y Breshtin están muertos! ¿Qué se supone que va a hacer Dylan estando solo?...¿entrar por la puerta y apuntarme con una pistola? Honestamente, prefiero que estemos separados.
-Honestamente, creo que estás actuando como un inbécil.
Kai volteó bruscamente y me fulminó con sus ojos llameantes de ira y frustración.
-¡Quiero que me dejen en paz!- exclamó -¿Por qué no pudo haber sido Cole el último Candidato?, ¡¿por qué no fuiste tú?! ¡Ya que tienes tantas ganas de quedarte aquí encerrado!
-¡Pudiste haber sido tú como pudo haber sido cualquiera!
-¡Pero yo por qué!- alzó los brazos -¡Me están abrumando! ¡Todo el tiempo atentos a mí! ¡Me hacen sufrir en vez de matarme porque no pueden! ¡Preferiría que me pudieran matar! ¡Así ya no sufriría tanto!
-¡Oh, pobre Kai! ¡Que mal se siente por ser el centro de atención! - exclamé con sarcasmo.
Kai estaba apunto de abrir la boca (seguramente para gritarme), pero en ese momento la puerta del baño se abrió con brusquedad y salió Oliver corriendo a la cocina, en un par de segundos volvió con un bote de helado en las manos y se volvió a encerrar en el baño.
A Kai le tomó un minuto volver a tomar las riendas de la conversación:
-¡Quiero irme! ¡No aguanto estar aquí vigilado!- se levantó.
-¡Alto ahí!- me levanté y le obstuí el paso -¡Sabes muy bien que no puedes irte! ¡Es peligroso!
-¿Y qué? ¿Nos quedaremos aquí hasta el sábado?
-¡Sí! Agh, mira Kai, mañana es viernes, el día en que será puesta en marcha La Imperial, corres un gran peligro y nuestra única esperanza es que estés a salvo.
-¿Y por qué yo? ¿Qué no todos corren peligro también? Con eso de que el décimo Candidato los quiere fuera del camino...
-¡Ok, ok! Está bien, también los demás nos mantendremos aquí encerrados contigo...¿ya estás feliz?
Kai se dio la vuelta y se encerró en mi habitación, pude escuchar cuando puso el seguro y acto seguido se arrojó a la cama.
Suspire agotado, me arrodillé en el suelo y comencé a recoger con las manos los pedazos de papel que Kai había dejado esparcidos por el suelo. ¿Por qué tenía que hacerlo tan difícil?, ¿ó es lo suficientemente inmaduro para no darse cuenta de lo que no es importante? Lo que menos es importante en este momento es su opinión, sé que cualquiera se vería estresado con tanta tensión sobre los hombros; eso de sería mejor que me pudieran matar, así no sufriría tanto ¿es cierto? Tal vez también sea difícil, saber que te harán mucho daño, pero te mantendrán vivo para hacertelo peor. Todo esto debe estar presionándolo, ¡pero aún así! ¡¿no se da cuenta que lo estamos protegiendo?! En vez de quejarse tanto debería agradecernos, ¡es mas! Yo mismo debería encerrarlo en una caja y sentarme encima para lo que sepa lo es "estar encerrado".
Deposité los trozos de papel en el cesto justo a tiempo para dirigirme a abrir la puerta, alguien estaba tocando precipitadamente con los nudillos. Me asomé por la perilla y vi a Cole tocando una y otra vez, aún tenía su traje de etiqueta, pero Jannet (que estaba ahora detrás de él) venía con un vestido café casual. Abrí la puerta un poco confundido.
Cole y Jannet pasaron rápidamente y tuve que cerrar la puerta apenas entraron.
-Cole, Jannet, ¿qué...
-Lloyd, venimos a avisarte que no vamos a estar en el edificio el resto del día.- dijo Cole interrumpiendome.
-¿Qué...
-Vamos a salir.- dijo Jannet.
-Una cita, para ser mas precisos- Cole esbozó una sonrisa y tomó la mano de Jannet entrelazando los dedos.
Estaba a punto de estallar, pero lo último que quería era que más personas se molestaran conmigo.
-Sé que quieren seguir con su relación, pero estos dos días fueron los peores que han escogido para salir, ¿no podrían hacerlo el sábado?
-Emm...no.- dice Cole -Resulta que hay una promoción en Tony Roma's de costillitas y no queremos perdernosla.
Volví a suspirar, ¿qué nadie entendía que teníamos que quedaenos juntos?
-¡Vamos Lloyd! ¡Por favor!- Cole juntó las manos como si estuviera rezando.
Pensé en lo que Kai diría si estuviera aquí: "Si yo no salgo, ustedes tampoco", y eso fue lo que le dije a Kai que haríamos, pero todo esto ya me estaba hartando. ¿Y si Kai no se enteraba de que Cole y Jannet habían salido? No daría objeciones si le digo que se quedaron encerrados en su departamento.
-Bien,- susurré -pero vayan de inmediato, y cuando vuelvan permanezcan en su departamento.
-¡Gracias Lloyd!- Cole musitó, tomó a Jannet con mas fuerza en la mano y salió por la puerta -¡Si necesitas algo llamas!
Al cerrar la puerta todo volvió a quedar en silencio. Ahí estaba yo otra vez: solo, sin poder entrar a mi propio baño ni habitación.
Me dirigía a hurgar en la alacena, pero sorprendentemente había quedado vacía, ¿tan pronto me comí toda la comida? O lo que es aún mas...¿Cole habrá entrado aquí cuando se acabo la despensa de Jannet hace tres días?. Me dirigí al refrigerador, tal vez encontraría algo que me quitara este vacío del estómago. Cuando lo abrí, estaba en igual de condiciones que la alacena, fue entonces que me di cuenta: ¿Cómo íbamos a quedarnos ahí dos días enteros sin comida?, no podíamos abrir la puerta cada vez que ordenaramos comida, sería demasiado peligroso abrirle a cualquiera, sobre todo mañana, si Dylan no conseguía a Kai para hoy haría hasta lo imposible por hacerlo mañana. Tengo que salir ahora mismo a comprar comida, y tengo que hacerlo rápido, pronto darán las cuatro y Kai y Oliver van a ponerse con su ánimo depresivo en busca de todo lo que se puedan meter a la boca.
Saqué mi billetera del cajón, me acerqué a la puerta del baño y toqué tres veces.
-¿Quién es?- preguntó Oliver con mal genio sin abrir la puerta.
-Voy a salir por comida. Ya sé que te sientes mal, pero...¿puedes cuidar a Kai mientras vuelvo?- le pregunté.
-Oh, sí, por supuesto. No hay problema.- volvió a responder de mala gana.
Antes de salir del departamento eché un vistazo a la puerta cerrada de mi habitación, »ojalá se haya dormido« pensé, así no tendría de que preocuparme mientras no estoy.
KAI'S POV
El dolor era palpitante dentro de mi cabeza. Cuando creía que ya se había ido, volvía a atacarme incluso peor. Hace mucho que no sentía esto, el dolor taladrandome el cerebro, no lo soportaba. »Tengo que salir de aquí, tengo que salir de aquí, tengo que salir de aquí«. Pero no podía irme, no debía hacerlo. Lloyd tenía razón sobre matenerme aquí a salvo, aquí...encerrado, atrapado, a salvo, encadenado, sin salida, sin sol, encerrado, atrapado, sin salida, encadenado...
Abrí los ojos, estaba en en la esquina al lado de la puerta hecho ovillo con ambas manos a los costados de la cabeza, ¿el dolor ya se había ido?, ¿eso era una simple jaqueca? Pero como si lo hubiera invocado, la habitación comenzó a encogerse a mi alrededor, y el dolor volvió a taladrarme el cerebro. Tengo que salir, tengo que quedarme, tengo que salir, es mas seguro aquí adentro, aquí estoy encerrado.
-Bien,- escuché el susurro de Lloyd detrás de la puerta -pero vayan de inmediato, y cuando vuelvan permanezcan en su departamento.
¿Lloyd les había...? No. No puede ser, ¡él me dijo que todos se quedarían encerrados conmigo! ¡No es justo! ¡¿Cómo dejó a Cole y Jannet irse?! ¡Mientras yo estoy aquí encerrado sufriendo!
-Hey, Kai, ¿estás ahí?- alguien tocó a mi puerta, reconocí la voz como la de Oliver.
Me sentía como si acabara de salir de un trance, pero al parecer, el dolor ya se había ido.
-¿Qué pasa?- pregunté un poco mas calmado, pues sabía que el ánimo de Oliver también estaba por el suelo.
-Voy a salir a comprar más nieve de chocolate, ¿me acompañas? Hay una tienda en la esquina.
Me levanté enseguida y abrí la puerta, pero no moví un pie fuera de la habitación.
-Mejor me quedo aquí, ya sabes lo que Lloyd opina respecto a que salga.- dije, echando vistazos fugaces por detrás del hombro de Oliver en busca de una señal de Lloyd -Por cierto, ¿dónde está?
-¿Lloyd? Fue a comprar comida.
Oh, así que él también salió.
-Mmh, mejor me quedo aquí.- dije.
-¿Estás seguro?
-Por supuesto, ¿desconfías de mí?
-No lo sé.- se dirigió a la puerta y la abrió -Vuelvo en quince minutos.- dijo y la cerró tras de sí.
Espera un momento...
La puerta volvió a abrirse con brusquedad, Oliver se asomó y me apuntó con el dedo, esta vez muy serio.
-No te muevas.- y volvió a irse.
Esperé un minuto, dos...tomé las llaves, salí del departamento cerrándolo con candado y salí corriendo a las escaleras. Todo era cuesta abajo ahora. Una energía me había llenado todo el cuerpo, tenía tanta adrenalina que parecía casi imposible que momentos atrás me sintiera tan agotado, pero esta vez tenía una motivación: »Necesito salir de aquí«, de todas formas, no era justo que los demás estuvieran afuera disfrutando del sol y yo no.
Me equivoqué respecto al sol, en realidad estaba muy nublado allá afuera, hacía mucho viento y casi no había personas en la calle, los locales y tiendas de las esquinas estaban cerrados y por ningún lado veía la heladería de la que Oliver hablaba, tal vez estuviera en la esquina de atrás del edificio.
El ambiente tan solitario de la calle me causó un escalofrío, yo no debería estar ahí, Lloyd me mataría si me viera aquí afuera, tal vez debería volver...
¡CORRE!
Giré hacia la izquierda con mis tacones y corrí a toda velocidad por la banqueta solitaria, toda esa energía que había sentido antes había regresado de golpe. Tenía que correr, debía hacerlo, algo había muy cerca que quería, pero sólo lo podía conseguir si corría. Pero, ¿qué era? Esto no se trataba sólo de un impulso, era una necesidad de seguir corriendo, no podía parar, tenía que correr.
Al atravesar la calle sin voltear a izquierda o derecha, tal parece no pasaba ningún carro, porque llegué en una pieza a la siguiente cuadra, donde había aún menos gente, y la poca que había se encontraba del otro lado, lejos de donde los pudiera golpear al correr.
¡DETENTE!
Me frene en seco, ya había atravesado la mitad de la segunda cuadra cuando toda la energía se había largado de mi cuerpo otra vez. ¿Qué me pasaba?, ¿por qué estoy aquí afuera? Tengo que volver, Lloyd y Oliver regresarán en cualquier momento, y no sólo se molestarán por que me he ido, sino porque me llevé las llaves y no podrán entrar hasta que lo llegue.
Volví a girar y tuve un sentimiento extraño, ¿ése es Cole con su primer traje de ninja?, ¿qué hace aquí? No le podía ver la cara, estaba caminando por la banqueta hacia el otro lado, ¿no debería habérmelo topado mientras corría? Comencé a caminar hacia él con paso decisivo para preguntarle por qué venía así y dónde estaba Jannet, pero incluso antes de acercarmele, dio vuelta por la derecha a mitad de la cuadra y entró a un callejón.
Aceleré el paso hasta llegar al callejón, pero al entrar no estaba Cole, sino un largo corredor sin salida, con botes y bolsas de basura a los costados y grafitis en las paredes de ladrillos. Parecía que el poco brillo del sol que dejaban ver las nubes no alcanzaba a llegar hasta aquí.
-¿Cole?- lo llamé adentrandome más al callejón -¿dónde estás?
Pero nadie respondió, ¿a dónde habría ido?, ¿por qué llevaba un traje de viejo de ninja y por qué no estaba con Jannet? Esto era muy extraño, lo mejor sería volver al departamento y encerrarme ahí. Saqué las llaves plateadas de Lloyd, les hacía falta un adorno, algo así como un llavero; tal vez si le compro uno no se moleste tanto cuando vea que no estoy...no, eso es ridículo, probablemente se enfurezca más.
Al darme la vuelta para salir del callejón, el dolor volvió a martillarme la mente, sentía que mi cabeza iba a explotar. Me llevé las manos a los costados dejando que las llaves cayeran y provocaran un ruido que intensificó la jaqueca. No. Esto no era una simple jaqueca, esto era desastroso, era sufrimiento, era...muerte. Caí de rodillas intentando respirar, pero cada vez que inhalaba el dolor se intensificaba en mi cerebro, sabía que ya no iba a aguantar más.
El dolor volvió a cesar de golpe al tiempo en que algo me sujetaba las manos por la espalda y me tapaba la boca con la otra, por el tacto pude notar que llevaba guantes de piel. Mi respiración comenzó a acelerarse. Si se trata de Cole y esta es una broma pesada por haber salido del departamento...juro que me las van a pagar.
Dejate llevar...sabes que es mejor que estar encerrado.
Mi cuerpo se relajó de la cabeza a los pies, ya no me importaba quién me estaba sujetando, ni siquiera me preocupaba qué haría conmigo. No sabía dónde estaba, pero tampoco era importante. ¿Qué estoy haciendo aquí?, ¿salí del departamento alguna vez? Pero no importaba, lo único que valía la pena en esos momentos era dejarme ir, después de todo, era mejor que estar encerrado. Y como si mis deseos fueran ordenes...todo se volvió negro y al fin pude dormir en paz.
COLE'S POV
En Tony Roma's el ambiente era muy festivo: había música, muchas personas, niños riendo y divirtiéndose, señores gritando de alegría cada vez que su equipo favorito metía un gol en la televisión y la comida era perfecta. No me equivoqué al escoger este lugar para nuestra primera cita, y la oferta de las costillitas lo hace aun mejor.
-¡Wow Cole, están deliciosas!- exclamó después de haber dado un bocado.
-¡Va lo cleo!- dije con la boca llena.
Jannet se río un poco, de una forma muy dulce que a mi me encantaba.
-Me alegra estar contigo Cole- sus mejillas se tornaron rojas -, eres muy seguro de ti mismo, y eres increíble. La persona mas increíble que he conocido.
Me trague la carne que tenía en la boca y me quedé contemplándola por lo que acababa de decir. ¿Yo? ¿La persona más increíble que ha conocido? No puede ser...¡esto es fantastico!
Otra risita de Jannet me volvió a sacar de mis pensamientos.
-Oh, je, ¿qué pasa?- pregunté.
-Oh, nada...sólo que...- volvió a reír un poco llevándose los dedos a la boca -te pones rojo como la salsa.
-¡Oh vaya!- exclamé alarmado y comencé a tomar a chorros refresco Seven-up.
Creo que leí en internet que con el refresco se te quitaba, pero la botella estaba tan húmeda por afuera debido al frío y yo tenía las manos llenas de grasa que se me resbaló la botella entre las manos y me mojó todos los pantalones. Jannet había parado de reír y rescató la botella con sus manos limpias antes de que me ensuciara más.
-¿Estás bien?- preguntó con preocupación.
-Sí, sí, no es nada de nada, sólo fue un chorrito- dije apresuradamente intentando limpiar el pantalón con mis manos.
¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡¿Cómo se me fue a caer la botella encima justo ahora?!, ¡Cuando Jannet me acababa de decir que soy increíble! ¡Oh no! Por el Primer Maestro, que esto no esté pasando...rayos, que vergüenza.
-Dejame ayudarte- fue hasta mí y con tres servilletas en cada mano comenzó a secarme.
No puede haber en el mundo nada más verngonzoso que esto.
-Um, jeje, mejor hay que dejarlo así.- dije apartando sus manos rápidamente.
-En cerio, no hay problema- insistió tratando de acercar las manos para seguir secandome.
Si dejaba que me siguiera secando me iba a dar un infarto de la pena. Varias personas de al rededor nos volteaban a ver con expresión extraña. No soportaba estar ahí.
-¡No, no! ¡Dejalo!- la aparte bruscamente, sin querer le había dado un manotazo en la mano.
Me quedé pasmado ahí donde estaba. ¡¿Le había dado un manotazo?!
Jannet también se quedó quieta, no se alejó ni se acercó, pero se sobó su mano con una expresión de dolor.
-¿Es...estás...
Me moría de articular pregunta, ¿qué era lo que me iba a decir ahora?
-Descuida, no pasa nada.- dijo con voz débil -Sé que aveces es difícil medir tu fuerza, no te preocupes.
Jannet siguió secando mis pantalones con las servilletas. Si antes había estado rojo, no debía ser nada comparado como seguro luzco ahora. ¡¿Cómo demonios es que le pegué?! ¡¿Por qué lo hice?! ¡Yo nunca le haría daño! Oh no...esto está mal. Levanté mi vista y me di cuenta que más mesas nos observaban, el sonido del manotazo había levantado a curiosos, y por la posición en la que Jannet estaba no creo que vayan a mover la vista. Éramos como una llama de atención.
-Jannet, Jannet...- susurré tomándola de las manos y apartándolas un poco -Mejor vámonos, nos están viendo aquí juntos y la verdad creo que...
-¿Qué tiene de malo que nos vean juntos?- preguntó con dolor reflejado en los ojos -¿No te gusta?
Oh no, he metido la pata. ¡Nos ven juntos! ¡¿Por qué escogí esas palabras?!
-¡No, no! ¡Fue una mala elección de palabras, lo admito, yo...
-¿Te avergüenza que te vean conmigo? ¿es eso?- Jannet se alejó de la mesa -¿No te gusta que te vean conmigo?
-¡No! Me refiero a que...¡Me encantaría que me vean contigo! ¡Pero lo que me avergüenza es que...
-¡¿Es por eso que no me haz pedido ser tu novia?!- una lágrima se escurrió por su mejilla.
La música se había detenido, y ahora todas las mesas nos volteaban a ver. Esto era horrible.
-¡Estaba a punto de hacerlo!- me levanté de la mesa como ella -¡Sólo que...
-¡¿Qué?! ¿Te diste cuenta que te avergüenzo?- comenzó a llorar -¡No me hubieras besado entonces!- se tapó el rostro con las manos y corrió hacia la salida
No lo soportaba, no soportaba verla así.
-¡Jannet! ¡Espera!- corrí hasta ella, la alcancé y la sujete del brazo para evitar que abriera la puerta.
-¡No me toques!- me apartó con brusquedad, aún estaba llorando -¡Ni siquiera deberíamos estar aquí! ¡Lloyd tenia razón! ¡Hubiera sido mejor que nos quedáramos los cinco en un sólo departamento! ¡Así no me hubieras besado NUNCA!
Salió por la puerta dejandome con la palabra en la boca. Me sentía horrible, ¿cómo pude haber dicho eso?, ¿cómo la pude haber golpeado? Aunque hubiera sido en la mano, un golpe es un golpe.
Salí del restaurante a toda prisa, pero al cerrar la puerta detrás de mí me encontré con una calle sola, una banqueta abandonada y truenos previniendo la llegada de la lluvia. Jannet ya no estaba, el restaurante estaba a tres cuadras del edificio de nuestro departamento, no me sorprendería que allá ido ahí...la pregunta es: ¿debería volver? Ella nunca me aceptaría devuelta, aunque quisiera explicarle no sé como hacerlo, nunca he sido bueno con las palabras, no cuando estás están fuera de un menú de cocina, y ella no necesita un menú, ella necesita a un hombre, un verdadero hombre que sí sepa que decir, un hombre que no le dé un manotazo sin querer, el mejor hombre de todos, sí, eso se merece. Pero yo...yo no soy ése hombre, yo soy un cobarde que no sabe cuando hablar y cuando no, un tonto que no mide su propia fuerza y no sabe articular palabra al estar tan cerca de ella. Soy horrible. Ella nunca me perdonará, se acabó.
Me resigné a ir a cualquier otra parte, tal vez al parque, al centro, ¡o un cementerio incluso! Como sea ya no me importaba, lo único que quería era estar lejos. Lejos de los demás, lejos de Jannet, lejos de todo, y sobre todo...lejos de mí mismo. Pero una resonante campana me hizo detenerme a mitad de la banqueta: una arquitectura vieja, completamente echa de piedra café con techos de doble altura, tenía muy visible al frente un enorme reloj de manecillas, y al llegar a las cinco en punto, la campana sonó por varios segundos; no es que nunca lo hubiera oído, en realidad siempre me despertaba en la madrugada anunciandose hora tras hora, y siempre tenía que levantarme a cerrar las ventanas del departamento para poder dormir; pero esa vez era diferente, era como si por primera vez me diera cuenta de la armonía del sonido de la campana: "diiing-dooong, diiing-dooong" una y otra vez, pero sentía que de cierto modo la melodía me penetraba, estaba clavado en ella sin la preocupación de moverme o no, era como si en esos momentos no hubiera nada más importante que aquella campana. Entonces el minuto pasó y la melodía se detuvo, y como si aquello hubiera sido la señal de acción, un dolor inminente me llegó a la frente como un golpe en la cara, en pocos segundos el dolor se había pasado al cerebro, al que sentía como si cientos de manos lo estuvieran aplastando, sentía que iba a reventar, era horrible...no podía pensar, prefería cerrar los ojos y dejarme caer al suelo intentando contener el dolor, concentrandome en averiguar de donde venía; pero aquello era una pregunta sin respuesta. La sensación era conocida, pero el dolor iba incrementando con cada segundo, no lo soportaba, sentía que me iba a desmayar. Pero justo cuando creí que me quedaría inconsciente, la imagen de Jannet gritandome volvió a surgir en mi cabeza, pero rápidamente desapareció para dejarle lugar a un Oliver triste, cubierto de sangre y llorando en el tejado de un edificio, después Xander sangrando desde un agujero en la cabeza con los ojos bien abiertos y sin vida, al instante apareció Scar rompiendo el cristal de la pared y perdiendo la vida con una dolorosa caída, enseguida aparecemos Jannet y yo en una habitación tapizada de piedra, lo único bonito era la puerta blanca por la que entró Dylan y nos extrajo sangre a ambos, volví a quedarme sólo en la habitación, esperando impaciente que Dylan entrara y me dijera que Jannet no está muy grave por el balazo en el brazo, me trasladé a un lugar diferente, más bonito y oscuro, una oficina, en la que Jannet recibía un disparo y Jay estaba muriendo en el suelo, me encontré en una cafetería con Kai y Lloyd, corriendo a la salida para ver como arrestaban a un muy chiflado Zane, luego embarrandome de helado y lágrimas adentro de un baño que no era mío, el lugar cambió a uno más grande y me encontré en el funeral de Jay, luego estaba sentado en un sillón verde esperando saber junto con los demás si Lloyd estaba vivo o no, volvía a estar sentado, pero en un asiento más elegante que pertenecía a un carro último modelo que caía al lado al intentar escapar de los monstruos de la calle Avellana #666, después me encontré gritando en una mesa, y casi para terminar, volvía a estar sentado en el asiento de mi combi café tocando la guitarra, mi padre me acababa de echar de casa. Ahora, podía sentirlo, tenía varias cortadas en la cara, lo sabía porque ardían; el frío del invierno golpeaba vagamente a mi cuerpo adolorido sobre la nieve, mis manos empuñaron un largo vidrio afilado, un vidrio que pronto acabaría con la vida de Jay Walker.
Ya no lo soportaba, no lo soportaba más, el dolor me hacía querer morir en ese momento, ya no aguantaba mas la migraña en mi cabeza, tenía que matarme si quería que acabara, tenía que...pero el dolor comenzó a evaporarse, como si luchara por permanecer, pero había una fuerza exterior que expulsaba, poco a poco mientras el dolor se desvanecía, me percaté de la presciencia de una mano en mi hombro. Abrí los ojos, estaba llorando y hecho ovillo en el suelo, había alguien arrodillado a un lado de mí, decidí sentarme para verlo mucho mejor. El chico me devolvía una sonrisa de oreja a oreja.
-¡JAY!- lo abracé lo más fuerte que pude -¡Eres tú! ¡Sabía que estabas vivo! ¡No lo dude ni un momento!
-También te extrañé, Cole- me dijo levemente en el oído, devolviendome el abrazo.
-Hey, no te olvides de mí- dijo una voz detrás de mí.
Me solté de Jay y tuve que levantarme para poder abrazar a el otro.
-¡Zane! ¡Estás bien!- lo abracé, pero por las ansias tuve que despegarme rápido de él -¿Cómo?- volteaba contento a verlos de uno al otro -¿Cómo terminaron juntos?
Ambos tenían su ropa casual, pero también una capucha azul y blanca que les combinaba, de este modo sería más sencillo ocultarse de los curiosos o (en el caso de Zane) de los policías.
-Recibí la señal de auxilio de Jay el sábado en la madrugada, justo cuando Pixal había borrado el virus, así que no me fue muy difícil escapar.- explicó Zane.
-¡Esto es asombroso!- los rodee a ambos con los brazos.
-¿Pero tú estás bien?- preguntó Jay interrumpiendo el abrazo -¿Qué hacías gritando como bebé en el suelo?- se volteó a ver el restaurante detrás de nosotros -No me digas que se te quedó la billetera.
-¡Oh!- exclamé también separándome -¿Gritando?
-Pasábamos por aquí hacia los departamentos, pero no planea amos encontrarlos o...encontrarte...antes de llegar allá. - dijo Zane -¿Qué haces aquí?
-Este...tuve una cita.
-¡Pfff!- Jay se largó a reír -¿Y quién es la afortunada, Mr. Pastel?
Sentí mis mejillas arder, quería tener todo menos esa conversación.
-No salió bien, olvida el tema.- respondí cortante.
-Espera, no me digas que es Jannet- dijo Zane cobrando el hilo de la conversación.
Jay paró de reir en seco.
-¿Quién es Jannet?
-¡Ok, sí! Pero no funcionó, resulta que no somos el tal para cual.- dije frustrado.
-Me quedé en Jannet, ¿quién es Jannet?- volvió a preguntar Jay.
-Umm,- Zane masculló -Pixal dice que ambos son la pareja perfecta.
-No me vengas con lo de "tu pareja perfecta".
-¡Sí Zane! ¡No le vengas con eso!- exclamó Jay apoyándome, luego me preguntó al oído -Ya, en serio, ¿quién es Jannet?
Las campanas del reloj volvieron a sonar, pero esta vez no me causó ningún efecto escucharlas. Giré mi cabeza hacia el reloj y casi me caigo de lo que vi.
-¡Son las seis!- exclamé llevándome las manos a la nuca.
-Sí, ni modo que sean las cinco.- comentó Jay.
-Pero...
-¿Qué pasa?- preguntó Zane confundido.
-Oh, es que...ya debo volver al departamento. Vamos.
No podía ni imaginarme lo que dirían cuando se enteraran que me la pasé "gritando como un bebé en el suelo" durante una hora entera. Zane tal vez me aconsejaría seriamente un psicólogo por un ataque de nervios y Jay se estaría riendo de aquello durante semanas. Lo mejor no era contar nada, a fin de cuentas ya no importaba.
Los tres nos dirigimos al edificio de departamentos, todo el recorrido nos la pasamos hablando, así que a ninguno le importó que no nos toparamos con ninguna persona durante todo el trayecto. Al entrar por las puertas automáticas, un trueno y agua salpicando nos dijeron que ya había empezado a llover, lo más probable es que no se detuviera hasta mañana.
-Jajaja, dejame ver si entendí: ¿te enamoraste de la secretaria de Zane?- preguntó Jay entre risas.
Con cada palabra me sonrojaba más y más, pero no sabía si de pena o por la pelea que acababa de tener con Jannet hace una hora atrás.
-¡Shhh! Ella seguro está aquí, así que mejor te callas.- dije en susurro.
Pero a unos metros de llegar a la puerta, los tres nos quedamos quietos al escuchar los gritos de desesperación que venían desde adentro. ¿Qué está pasando?
Puse la mano sobre la perilla, la giré y empuje la puerta para ver lo que pasaba en el departamento de Lloyd. Había una canasta de comida tirada en el suelo, la mesa y sillas estaban volcadas y el sofá desacomodado. En una esquina, Oliver se encontraba contra la pared, pálido de pies a cabeza, acorralado por Lloyd, quien echaba chispas por los ojos; detrás de él, Jannet intentaba apartarlo jalandólo de los brazos, pero Lloyd era demaciado fuerte para ella.
-¡¿Cómo que perdiste a Kai?!- gritó Lloyd enfurecido.
-¡Lo lamento! ¡Sí, lo sé, es mi culpa! ¡No debí haberme ido!- respondió asustado.
-¡¿Cómo se te ocurrió haberlo dejado?!
-¡Fui a comprar helado! ¡Cuando regresé ya no estaba!
-¡Lloyd! ¡No!- Jannet lo jalaba hacia atrás pero sin ningún progreso -¡Sueltalo! ¡No le hagas daño!
-¡Hasta a un lado!- con un brazo Lloyd empujó a Jannet y ésta cayó al suelo.
Al verla caer un escalofrío de angustia me recorrió la espalda, pero cuando noté que estaba bien me volví a concentrar en Lloyd y Oliver.
-¡Aún podemos buscarlo!- exclamó Oliver.
-¡¿Hace dos horas que desapareció y quieres que lo encontremos?! ¡Eres un tonto!- Lloyd alzó su puño dirigiéndolo hacia la cara de Oliver, pero éste se agachó y escapó pode debajo corriendo en cunclillas hasta la mesa volcada.
-¡Lo siento, lo siento!- gritó Oliver desde detrás de la mesa.
Jamás había visto a Lloyd tan furioso, decir que estaba en llamas le quedaría corto, en verdad se veía capaz de cualquier cosa en estos momentos.
¡¿Cómo que Kai se perdió?!
Lloyd dio zancadas hasta llegar a la mesa, la sujetó por un extremo y la arrojó contra la pared.
Los cuatro (incluyendo a Jannet) estábamos paralizados, ése no era el Lloyd que nosotros conocíamos. Ni siquiera parecía haberse dado cuenta de que habíamos entrado.
-¡Kai era la última esperanza que nos quedaba!- gritó furioso levantando a Oliver de la camisa -¡No hay forma de evitar que La Imperial se activada ahora!- dejó de sujetar a Oliver de un puño, del que se empezó a desprender poder verde -¡ES TÚ CULPA!
-¡LLOYD! ¡NOOO!- los tres gritamos al unisono y corrimos a detenerlo antes de que matara a Oliver.
Jay y Zane lo sujetaron de los brazos haciendo que el poder verde se esfumara en el aire y Oliver cayera al suelo, mientras que yo lo choqué desde la espalda, haciendo que cayera al suelo donde entre los tres lo inmovilizamos. Forcejeó hasta que vio a Jay y Zane, fue entonces cuando su expresión se calmó.
-¿Jay? ¿Zane?- parecía feliz.
-¡Lloyd! ¿Qué te pasa? ¡Pudiste haber matado a Oliver!- exclamé regañándolo.
Lloyd puso cara de haber recibido una bofetada, Jay y Zane lo soltaron y se incorporó un tanto confuso.
-Lo...lo lamento, no sé qué fue lo que me pasó.- se disculpó al ver a Oliver intentando levantarse del suelo.
-No te preocupes, fue culpa mía.- se incorporó -Yo me pondría igual si me enterara que secuestraron a mi mejor amigo y que lo van a matar.
Todos nos quedamos callados un momento. Me coloqué al lado de Lloyd en caso de que fuera a lanzar otro ataque.
-Aún hay tiempo- declaró Jannet acercándose a nosotros.
-¿Cómo?- preguntó Lloyd incrédulo.
-La Imperial será activada hasta mañana. Tal vez ya tengan todas las piezas, pero si vamos a la Montaña Mora y destruimos la máquina antes, no habrá forma de que el décimo Candidato logre repararla a tiempo.- explicó.
-Tienes razón- dije sin mirarla -, a los hombres del décimo Candidato les tomó días construirla, si se avería no tendrán otra opción que suspender sus planes.
-¿Sólo suspender? Lo que significa que lo podrían intentar después.- comentó Jay.
-En realidad no Jay- Zane se apresuró a hablar -, la alineación de los planetas ocurre cada doscientos años, a eso sumale el tiempo en que nacerían nuevos elegidos y cómo averiguarías quiénes son.
-¿Me estás diciendo que alguien ha estado planeando esto desde hace doscientos años?- pregunté estupefacto.
-Sí, teóricamente.- contestó.
-¿Y cómo sabes todo esto?- preguntó Jay -Lo de el nacimiento de nuevos Candidatos.
Se hizo una pausa.
-Obtuve mucha información al insertarme el chip, guardé la más que pude, pero fue difícil con el virus adentro.- explicó -Una de las cosas que descubrí fue que esto de los Candidatos no sólo pasa en Ninjago, sino también en los otros dieciséis reinos, pero parece que a nadie de los otros les importa desde que hubo una guerra entre dos reinos por el poder que obtuvieron al construir el arma.
-Creí que el décimo Candidato no era humano- protestó Jannet -, él y todos sus seguidores parecen demonios.
-No pude sacar mucha información sobre eso, pero según dice Pixal, el décimo Candidato podría venir de otro reino que vino a este con el fin de obtener el poder que no pudo obtener allá.
-¿Quieres decir...que el décimo Candidato ha estado planeandólo todo desde hace tal vez mil años?- preguntó Lloyd.
-Es probable. Con lo poderes que tiene no me sorprendería que fuera inmortal.- contestó.
El departamento se quedó en silencio. Nadie hablaba y se resignaban a mirarse a los ojos, yo no estaba muy diferente, lo único que podía hacer era pensar. Si éste Candidado diez resultará ser inmortal, con ya de por sí un gran poder...¿qué será de Ninjago si logra accionar el arma? Estaríamos perdidos.
-Bueno, ¿qué estamos esperando?- preguntó Jay alegre.
-¿Esperando?- Zane se sorprendió -¿Iremos? ¿No deberíamos pedir ayuda a la policía?
-¿Sabes? Es gracioso que hayas sido tú el que propuso eso.- comenté.
-Pero los demás podríamos hacerlo- dijo Oliver apoyando la idea de Zane -piensen en cuantas cosas nos vamos a encontrar allá.
-La policía no nos ayudará- dice Lloyd -, están demasiado ocupados con las nuevas elecciones, tendremos que hacerlo nosotros mismos.
-Cuentas conmigo- dice Jay.
-Y yo- dije.
»Y yo, estoy contigo, te apoyo« dijeron seguidos Jannet, Oliver y Zane sonrientes.
En un instante Zane obtuvo la ubicación de la Montaña Mora, la cual resultó ser increíblemente grande, con una gran cantidad de terreno, vegetación e innumerables minas dentro de sí. Entrar ahí sería una locura, pero no hacerlo estaría peor. Teníamos que darnos prisa, no había caminos que condujeran hacia la montaña, lo cual nos haría gastar mas tiempo del conveniente.
Todos nos equipamos con muchilas y trajes ninja, (hasta Oliver), que al igual que Jannet había comprado un traje negro. A eso de las siete ya habíamos comenzado la caminata hacia la montaña, pero eran demasiados kilómetros, no importaba si corríamos o no, nos tardaríamos horas en llegar al pie de la montaña. Había oscurecido a las nueve, la luna era lo único que nos alumbraba aparte de las linternas que habíamos comprado. En la montaña había mucha vegetación verde, altos pinos y de vez en cuando escuchábamos un animalillo correr por ahí.
-Zane- Lloyd se detuvo frenando al resto de la fila de atrás -¿Puedes averiguar dónde está colocada La imperial?
-Ya me he conectado al satélite que orbita sobre nosotros, por las imágenes he deducido que en la cima no está, sólo hay una explanada verde.- contestó -Pero Pixal sugiere que entremos a las minas, según la historia en el centro hay una estación enorme abandonada, tal vez estén ahí.
-¿Las minas? ¿No es muy peligroso?- preguntó Jannet angustiada.
-La mayoría están interconectadas, es como un laberinto, pero todas te llevan a alguna parte.- dice Zane.
-Muy bien, demonos prisa.- dice Lloyd al tiempo en que volvió a avanzar.
Todo el camino ma la pase buscando la mirada de Jannet, ella también me volteaba a ver de reojo en algunas ocasiones, pero al ver que la miraba giraba la cabeza hacia otro lado. Quería decirle que lo sentía, quería decirle que no era mi intención ofenderla y mucho menos golpearla. Quería que regresara conmigo.
Al cabo de unos minutos, el camino nos guió hasta una gran abertura en la montaña, había una amplia cueva de la que era imporible verle final. Nos echamos miradas mutuamente y nos introducimos al túnel. Lo único que nos impedía chocar contra los giros de las paredes de piedra eran nuestras pobres linternas.
-¿Cómo saber si vamos por el camino correcto?- preguntó Jannet.
-No podemos- espetó Zane y añadió -, ni siquiera yo.
-Oh oh...- expresó Oliver, quien iba a la misma altura que Lloyd delante de nosotros.
-¿Qué pasa?- quise adelantarme para averiguarlo.
Nos encontramos en una intersección, había tres diferentes caminos y no había forma de saber cual sería el correcto. Los tres parecían exactamente iguales, con la misma oscuredad y húmedad.
-Hay que separarnos- dice Lloyd -, ya escucharon a Zane, cualquier túnel llega a alguna parte, pero nos mantendremos informados por los walkies.
-¡No podemos dividirnos!- exclamó Jay alarmado -¡Eso es cuando cosas malas pasan!
-No tenemos opción, de otra forma no podremos llegar al centro- dice Zane.
-Nos separaremos en grupos de dos.- declara Lloyd - Jannet y...
-¡Oliver!- Jannet lo interrumpió y se colocó rápidamente al costado de Oliver, quien la miró con sorpresa.
-Eh...- Lloyd me echó el ojo por un momento y continuó -Bien, Jannet y Oliver, Cole y Jay irán juntos y Zane, irás conmigo.
Jannet y Oliver fueron por el túnel de en medio, Zane y Lloyd por el izquierdo y Jay y yo por el derecho. Me dio tanto remordimiento ver a Jannet partir, que cuando me sumergí en la oscuridad con Jay en lo único en lo que pensaba era en la posibilidad no volverla a ver. ¿Y si algo pasaba? ¿Y si el walkie dejaba de funcionar y no podían advertirnos si estaban en problemas? El mismo Candidato diez podría estar detrás de cada túnel, y nosotros no lo sabríamos hasta que fuera demaciado tarde. Jay tenía razón, siempre que nos separabamos pasaban cosas malas.
En ese momento tomé una decisión, y fue que después de esto nunca apartaría la vista de Jannet. Me juré a mi mismo que siempre la protegería de cualquier peligro, me juré que cuando la volviera a ver le pediría disculpas por mi estupidez,...y sobre todo, prometí pedirle que se quedara conmigo.
-¿Jannet sigue enojada?- preguntó Jay de repente.
-Sí- admití -, pero en cuanto la vuelva a ver le pediré disculpas.
-¿Y no le compraste flores?- volteó a verme con sonrisa picara.
-¿Flores? Uh...- comencé a sentirme inseguro -¿Y por qué ella iba a querer flores?
-Viejo, ¿haz tenido novia alguna vez?- preguntó con sarcasmo.
Sentí mis mejillas arder, puse las manos en jaras y me limité a seguir caminando. Esa era una pregunta que no le convenía a Jay, ¿o sí? No. Por supuesto que no. Si a alguien le tuviera que decir la respuesta, ése sería Zane o a lo mucho Lloyd, pero Lloyd se lo contaría a Kai en un descuido, y Kai iría sin cuidado repartiendo la noticia en panfletos, y pronto Jay me lo restregaría en la cara cada vez que pueda.
Jay pareció tomar mi silencio como una respuesta:
-¡¿Nunca haz tenido novia?! ¡Vaya hermano! Creo que debí haberte dado una oportunidad- dijo riendo.
-¿Oportunidad?- pregunté extrañado, esta vez me detuve.
-Sí, oportunidad.- Jay se volteó hacia mí unos pasos más adelante -Ya sabes, como siempre estabas conmigo, las chicas sólo se fijaban en mí.
Eso sólo me causó más frustración. Jay tenía una habilidad especial para hacer enojar a la gente, y aunque yo ya se lo había hecho saber infinidad de veces, a él le daba igual.
-¿Chicas? Nunca pasábamos frente a las chicas.- dije y sonreí -¿O es que ya estás tan acostumbrado a estar con las feas que olvidaste lo que son las chicas de verdad?
Lo que le dije pareció obtener un resultado más fuerte de lo que esperaba, pues aunque sólo se lo había dicho como broma, ya que Jay nunca fue de estar con más de una, éste hizo sus manos puños, me fulminó con la mirada y avanzó dando zancadas hasta quedar frente a mí.
-Más te vale que no te refierás a Nya.- amenazó con la boca muy cerrada.
Me había olvidado por completo de Nya.
-Oh, no, no, no, no...yo no me refería a ella.- admití con preocupación y culpa.
-Bien, porque la próxima vez que...- Jay se quedó con el dedo a unos centimetros de mi cara, la expresión de enojo se había transformado en una de susto y pronto me di cuenta que no me miraba a mí direcatemente, sino por encima de mi hombro -Cole...date la vuelta.
Un escalofrío recorrió mi espalda, hubiera dado cualquier cosa por estar metido en mi cama comiendo nieve de chocolate y no ahí metido con algo o alguien detrás de la espalda. Sólo rogaba que no fuera muy feo ni muy mortal.
Giré sobre mis talones sin atreverme a apuntar con la linterna, pero no fue necesario para asustarme aún más: en medio de la oscuridad, flotaban dos pares de ojos brillantes, cada uno con ese brillo de la sangre que había visto antes.
Tenía que apuntar con la linterna, tenía que hacerlo. Pero al levantarla hacia los ojos, la luz se fundió antes de que pudiera ver algo. Lo único que iluminaba ahora era la pobre linterna de Jay, pero tanto él como yo teníamos el presentimiento de que si apuntaba a los ojos también se fundiría.
-¡CORRE!- exclamó Jay asustado en mi oído y comenzó a correr hacia el lado contrario.
-¡Eh, espera! ¡No me dejes!- grité aterrado corriendo detrás de él.
Ponía mucha atención en la luz qe iluminaba el suelo para no tropezarme, pero los rápidos pisotones y gimoteos que me pisaban los talones me distraían demasiado.
-¡Nos están alcanzando!- grité alarmado.
-¡DEJA DE HABLAR Y CORRE!- gritó más alarmado que yo.
En un momento dado sentí un golpe de adrenalina y corrí a la misma velocidad que Jay, quién desde tiempos memorables siempre había sido el más rápido de todos. Me alegró escuchar los pisotones un poco más lejos mientras la cueva daba giraba hacia la izquierda, pero la sangre volvió a bajarme cuando la linterna iluminó otras dos extensiones del túnel adelante.
-¿Cuál...
-¡Shhh!- Jay me jaló del brazo y nos intruducimos en el túnel de la izquierda.
Apenas entramos, creí que la linterna de Jay también se habia fundido y que habría otros ojos rojos adelante, pero Jay siguió sujetandome del brazo sin vacilar en ningún paso que daba a través de la oscuridad.
-¿Por qué...
-Escucha, sé lo que son ésas cosas.- dijo Jay en voz baja -Vi a muchas mientras estaba secuestrado, siempre pasaba Dylan con una o dos delante de mí y luego se metía a otra habitación.
-¿Y qué son?- pregunté queriendo agarrar el hilo de la conversación.
-Son fantasmas.- respondió -Pero...no lo sé, tienen una pinta muy rara. Son como personas, pero transparente aveces y aveces no. Lo único que me quedó claro es que iban con Dylan para que les ayudara a ser más "materiales", eso fue lo que logré escuchar, pero da igual, Dylan nunca lo logró.- hizo una pausa -Pero, tienen colmillos, y la verdad no me gustaría salir mordido por una de esas cosas.
Me quedé pensando un momento en Breshtin y Scar.
-Oye, ¿sabes a dónde vamos?
Jay se detuvo de golpe y encendió la linterna, el foco titubeó y al final se fundió.
-No.- dijo lamentándose -Y ahora, no tenemos luz.
Un destelló salió de la oscuridad frente a nosotros, seguido de pasos apresurados. Casi se me cae el alma si no hubiera visto los ojos brillantes de Zane sosteniendo la linterna.
-¡Lloyd! ¡Zane!- exclamó Jay aliviado -¡Gracias al Primer Maestro! ¡Nos habíamos quedado sin luz!
-¿Cómo llegaron aquí?- pregunté.
-Parece que los túneles se conectan.- respondió Zane -Allá atrás había otro, por ése debe ser por el que pasaron Jannet y Oliver.
Me alegré al escuchar el nombre de la chica, lo único que quería era encontrarla lo antes posible y decirle todo lo que guardaba en mi corazón. Pero ese momento fue opacado por la interferencia que salía de todos los walkies, Oliver y Jannet querían comunicarse con nosotros.
-¿Hola?- preguntó Lloyd.
Todos escuchábamos con atención. Después de un momento te interferencia se escuchó una voz:
-¡L-oyd!- transferencia. Era la voz de Oliver -¡Ay-danos!- transferencia. Parecía muy asustado -¡Es-án...odas pa...es! ¡tá...écimo Can...to!
Después de una larga interferencia, compredimos que Oliver no iba a volver a hablar por Walkie, y yo, volví a sentir el corazón en la boca nuevamente.
-¡No se queden ahí!- exclamé echando a correr -¡Hay que ayudarlos!
Todos me siguieron sin vacilar, ó más bien todos seguimos sin vacilar a Zane, quien era el que transmitía la luz y sabía el camino hacia el túnel que conectaba con el de Jannet y Oliver. Al llegar, corrí incluso más rápido, no podía dejar de pensar en Jannet acorralada por ojos rojos, no podía dejar de pensar en ella sufriendo. Jamás me perdonaría si le pasara algo.
Pero al dar la vuelta en una curva, un cuerpo con dificultad para levantarse yacía en el suelo: el cabello estaba alborotado, tenía sangre al rededor de la boca, con su traje ninja rasgado y la sangre emanando de diversas partes del cuerpo. Era Oliver.
-¡Oliver!- Jay fue el primero en reaccionar.
Entre ellos tres lo ayudaron a levantarlo, pero yo no dejaba de buscar a tientas en la oscuridad con la poca luz que emanaba Zane otro cuerpo. Era algo bipolar, de algún modo quería que Jannet se encontrara ahí para poder abrazarla y besarla, pero si eso significaba que estaría en las condiciones de Oliver, entonces prefería que estuviera en otra parte.
-¡Oliver! ¿Qué fue lo que pasó?- preguntó Jay alarmado.
-Eran...- tenía la respiración cada vez más agitada -demaciados...estaban...estaban en todas partes...yo...yo no pude...
-¡¿Dónde está Jannet?!- pregunté alarmado -¡¿Ella está bien?!
Oliver se tomó un momento para respirar, pero me mantuvo la mirada suplicante, parecía que estaba a punto de llorar. Entonces agachó la vista y habló:
-El Candidato ve-diez.- dijo con claridad -Es demasiado fuerte...jamás se han enfrentado a algo como esto...- sus manos se convirtieron en puños -nos atacaron más adelante, pero mi pelea llegó hasta aquí.- volteó a verme a los ojos -Cualquier cosa que le haya pasado, te aseguró que fue el décimo Candidato. Él fue el que nos emboscó.
-¿Viste al décimo Candidato?- preguntó Zane rápidamente.
-S-sí, es...¡ahhh!- se llevó las manos a la cabeza y chilló de dolor.
-Tranquilo,- Lloyd lo tomó de un costado para evitar que se cayera -nosotros nos encargaremos ahora. Tendrás que descansar.
Oliver asintió ligeramente, estaba muy débil.
-¡Ahí hay un hueco!- exclamó Zane apuntando hacia la pared.
-Sí. Oliver, te ocultaremos aquí hasta que destruyamos La Imperial- dijo Lloyd y junto con Zane llevó a Oliver al hueco, quien cabía perfectamente acurrucado.
Me estaban comiendo las ansias. ¿No podrían terminar ya e irnos?
-¿Estarás bien?- le preguntó Lloyd a Oliver.
-Sí- respondió débilmente -, tal vez no me encuentren.
Lloyd dudó un momento, pero metió su mano en el bolsillo izquierdo y sacó algo brillante y pesado; por la luz de Zane pude observar que se trataba de una pistola. Una pistola que yo ya había visto antes.
-Es la que usó Kai en el restaurante.- dijo Lloyd dándosela a Oliver -Sólo tiene una bala. Espero que no la necesites.
Oliver sonrió.
-Yo también.
Ya era suficiente tiempo perdido. Comencé a correr por la oscuridad del túnel, iba incluso más rápido que cuando nos seguían aquellos ojos, y mientras más escuchaba a los demás gritar mi nombre, más rápido corría sin cuidado de chocar con cualquier cosa.
Mi corazón iba a un ritmo acelerado, y no era por correr. Oliver había dicho que el décimo Candidato los había emboscado, si él había terminado así...no podía ni imaginarme cómo o dónde estará Jannet. No podía imaginarla muerta o lastimada. No podía imaginarme sin ella. Tenía que encontrarla.
Pero cuando más creía estar perdido, un destello de luz resplandeció adelante. Yo conocía ese destello: era de las linternas que teniamos cada uno. Jannet estaba ahí.
Corrí con el alma recuperada, repitiendome una y otra vez el nombre de Jannet en la cabeza »Jannet, Jannet, Jannet....quedate conmigo, Jannet«. Estaba tan feliz, sabía que la había encontrado, sabía que ella estaba a pocos metros de mí. O al menos eso era lo que creía.
Pero cuando me fui acercando, la linterna no estaba a la altura en la que una persona la sostendría, estaba en el suelo. Disminuí el paso, avanzaba cautelosamente hacia la linterna espero alguna señal de Jannet.
-¿Jannet?- la llamé -¿estás aquí?
Nadie respondió, así que continúe avanzando y recogí la linterna. Tenía esperanza de al menos así podría encontrarla sin tanta dificultad. Y así fue: a unos pocos metros de mí, junto a la pared de piedra, se encontraba un cuerpo desplomado contra el suelo, chorreaba sangre por todos lados, me atrevería a decir que el doble de Oliver; su cabello salpicado le caía sobre la cara subriendóle el rostro. Mi respiración se detuvo.
-¡JANNET!- grité desesperado corriendo a su cuerpo, solté la linterna en el suelo de modo que nos alumbrara y la cargué un poco desde su espalda para poderla ver mejor -¿Jannet?- mi voz era un hilo frágil.
Pero ella empezó a abrir los ojos despacio, pero no logró parecer del todo despierta.
-¿Cole?- preguntó con una voz parecida a la mía.
-¡Oh Jannet!- exclamé casi llorando de alegría -¡Te vas a recuperar! ¡Ya lo verás!
Nuevamente, me mostró su tierna sonrisa y cerró un poco los ojos antes de continuar.
-Cole...- mi miró a los ojos -no creo recuperarme.
Sentí mi corazón detenerse nuevamente. ¿A qué se refería con eso? No. Tiene que estar equivocada.
-¿Qué? No. No digas eso...- dije nuevamente con voz débil -te vas a recuperar, lo prometo, yo haré que te recuperes. Lo juro.
-Cole...- sonrió más ampliamente -tú ya me haz recuperado...desde la primera vez que te vi.- unas gotas de agua amenazaban con resbalar de sus ojos -Gracias Cole, gracias.
No podía comprender, ¿qué significaba todo eso? Algo estaba mal, muy pero muy mal. A cada segundo me sentía sin oxígeno, no podía continuar si no entendía de lo que ella estaba hablando.
-Jannet...- entrelacé nuestras manos izquierdas -Yo lo...
-Cole, antes de que me vaya...hay algo importante que debo decirte.
¡¿Qué?! ¡¿A dónde va a ir?!
-¿A qué te refieres?
-Cole, el décimo Candidato...es...muy fuerte.
-Lo sé, pero a qué...
-Escuchame, tengo que advertirte: sí, él es inmortal. Y otra cosa; él debió haber muerto por el balazo...ninguna persona sobreviviría a algo así. Pero tienes que darte prisa, la arma será activada dentro de poco.- explicó, pero no le entendí nada.
-Jannet...
-¿Si?
No podía entender menos la situación. Pero quería que ella entendiera la mía.
-¿Estarías conmigo?- pregunté sintiendo mis mejillas arder.
-Cole...- sonrió dulcemente, pero la belleza fue opacada por una dura tos -P-por...supuesto que estaría...
Vi sangre resbalando por la comisura de sus labios.
-Tengo que llevarte al hospital, encontraré la manera.- dije acomodandome para cargarla en mis brazos, pero entonces ella hizo algo que sí había entendido: puso su mano extendida en mi pecho. No quería que la cargara -Pero...Jannet...
-Cole...- acercó su rostro al mío -eres el mejor postre sorpresa que la vida me ha dado...y lamento no poder hacer esto una vez más...
Los labios de uno se encontraron con los del otro, formando el beso más dulce y tierno que hubiera experimentado nunca. Era una perfecta armonía. Ella era una perfecta armonía. Porque sólo ella, lograba alcanzar el climax de la canción. Nuestra canción. Era perfecta, era dulce, más dulce que toda la azúcar del mundo entero, más llamativa que todo el chocolate de la nutella. Ése, ése era el momento perfecto. Era nuestro perfecto infinito.
Pero sus labios dejaron de moverse bajo los míos, y sabía que separarme para mirarla no presagiaba algo bueno, pero aún así lo hice.
Sus ojos capuchino se volvieron a abrir una última vez, para mirarme y susurrar con la última nota de la melodía:
-Te amo Cole Broken.
Me quedé ahí, quito como una roca intentando asimilar lo que acababa de pasar. Jannet había muerto. La persona que más me importaba en el mundo se había ido, dejandóme completamente perdido, sin ubicación ni condición.
Pude sentir las lágrimas escapar por mis ojos, sentía una vacío en el estómago que sabía que nunca desaparecería. Estaba incompleto, me faltaba Jannet. Me faltaba amor.
Si hubiera llegado antes...si no hubiera dejado que ella se fuera sin mí...aún estaría con vida, a mi lado. Pero no lo está. De pronto, el vacío se fue llenando nuevamente, sentía mi rostro arder, y el sentimiento de amor que había desaparecido, fue remplazado por uno de odio puro. Odio a muerte. En ese momento, juré con mi vida. En ese momento, decidí que haría todo con tal de ver al décimo Candidato muerto.
LLOYD'S POV
Según Zane, eran las once en punto cuando logramos convencer a Cole de continuar por el túnel. Como nos había dicho Oliver: el Candidado diez pasó por aquí, no me sorprendería que estuviera plantado frente a La Imperial esperando que dieran las doce y que el día 124 iniciara encendiendo el arma.
Pasamos alrededor de cuarenta minutos en probar diferentes caminos hacia el centro, pues algunos no tenían salida y otros daban vuelta en círculos. Pero al fin, después de tanto caminar y caminar, nos encontramos con una luz proveniente del otro extremo del largo túnel. Aunque estábamos emocionados, evitamos correr, pues no queríamos llamar la atención más de lo necesario.
El túnel desapareció, y en su lugar se abrió ante nosotros una gran y redonda extensión de la cueva, los techos eran de doble altura, pero jamás había visto algo que se pareciera menos a una cueva. Delante de nosotros, había grandes filas de computadoras, paneles y modelos de ciertos artefactos, así mismo había sillas de ruedas frente a cada panel, en el suelo, enredados y de diferentes colores, había cables de todos los tamaños, y del techo colgaban sin excepción. Sin embargo, el lugar no podía haber estado más solo: no había ninguna señal de vida en toda la explanada.
-¡Wow! ¡Esto está de lujo!- gritó Jay. Su voz resonó una y otra vez en la cueva.
-¡Shhh!- Cole lo calló en tono molesto.
-Este debe de ser el centro de la montaña.- se aventuró Zane viendo detenidamente los cables -Parece que todos van hacia adelante.
-¿Creen que La imperial esté ahí?- preguntó Jay.
-Vamos a averiguarlo.- dije dando los primeros pasos hacia adelante.
Al pasar por el corredor que formaban los paneles y computadoras, tuvimos que levantar los pies y caminar con cuidado, los cables parecían cada vez más enredados, y aveces hasta teníamos que saltar para continuar con nuestro camino.
No bajé la guardia en ningún momento, sabía que en cualquier momento podría aparecer alguien o algo y atacarnos. No era normal que este lugar esté vacío, mucho menos cuando faltaba tan poco para que se activara La suprema.
El pasadizo se acabó, y junto a él dejamos atrás a las filas de los paneles, pero, delante de nosotros se encontraba algo que por todas me había hecho olvidar que tenía que estar alerta. Una construcción de maquinas, cables y botones de colores, el metal resaltaba por todos lados, debía tener alrededor de ocho por ocho metros de largo y ancho, y otros cinco de alto, ya que estaba en forma de piramide, pero en la parte más alta, se encontraban dos pilares paralelos de forma inexplicable, ambos a distancias separadas por lo que parecía un timón de oro, del que salían diez tubos llenos hasta el tope de un líquido carmesí por los costados, cada uno enumerado del uno al diez; pero en el centro del circulo, se hallaba levitando algo metálico y circular, como si fuera un reloj de otro universo, con cables metálicos y engranajes saliendo hacia todos lados, pero lo más brillante de todo, era la energía blanca que salía del centro. Definitivamente ése era el Fangbatium Celestial. Y definitivamente toda la obra completa era la famosa Imperial.
-¡Hay que destruirla!- exclamó Jay emocionado levantando una mano.
-Me anoto.- dice Cole juntando sus puños frente al pecho con un golpe.
-No puede ser tan sencillo- opinó Zane -, Pixal me advierte que si intentamos algo podría explotar. Tal vez si apagamos todos los paneles y computadoras, podremos desmantelarla.
Los tres nos giramos a ver las innumerables filas de paneles y computadores. Eso nos llevaría horas, ni siquiera sabemos como funcionan.
-¡¿Apagar...todas las computadoras?!- exclamó Jay desilusionado -¡Es imposible!
-Claro que sí es posible, cabeza hueca.- le dice Cole a Jay.
-Zane, ¿qué hora es?- pregunté.
-Uhm..si quieres mi opinión, la buena noticia es que estamos aquí, y la mala...que son las doce menos cinco.
-¡¿Doce menos cinco?!- volvió a gritar Jay llevándose las manos a la nuca -¡No lo lograremos en cinco minutos!
-Entonces destruyamosla directamente.- dice el pelinegro -Explote o no, si nos quedamos aquí sin hacer nada lo único que lograremos es que el décimo Candidato logre su objetivo.
-Tal vez haya un interruptor que lo apague todo.- comenté.
-¡Por supuesto que no hay!- exclamó Jay y se dirigió corriendo hacia La Imperial -¡Voy a hacer que le explote un fusible!
-¡No, Jay! ¡NO!- gritamos los tres al unísono corriendo para detenerlo.
Pero fue demasiado tarde: cuando Jay pisó el primer escalón metálico, cuatro pinzas para cada uno bajaron del cielo y nos sujetaron los brazos y las piernas, dejandónos suspendidos en el aire. El metal contra la piel ardía, cada vez sentía que la pinza hacia más presión.
-¡Bien hecho Jay!- exclamó Cole molesto.
Jay, quien había quedado de cabeza, sólo se lamentó.
-Ups...
-¡Vaya, vaya, vaya!- exclamó una voz contenta que se acercaba por uno de los túneles -¡No puedo creer que hayan caído en la trampa! ¡CUATRO MINUTOS ANTES DE LA ACTIVACIÓN DE LA IMPERIAL!
Dylan apareció ante nosotros con una sonrisa de oreja a oreja, ciertamente jamás lo había visto tan feliz. Pero no venía solo, detrás de él, llevaba arrastrándo del cuello de la camisa un cuerpo moribundo, ensangrentado y con cientos de moretones, lo único que no había cambiado era su cabello revuelto, y aunque tan sólo un poco manchado de sangre esta vez, podría reconocer a kilómetros el cuerpo de Kai.
-¡Dejalo en paz!- gruñí jalandome de las pinzas en un inútil intento por liberarme.
-¡Tranquilo pequeño Garmadon!- río Dylan por lo alto -Si lo quieres ver mejor, pues...
Dylan sujetó a Kai del cabello despeinándolo y lo jaló bruscamente para que quedara frente a él pero con la mirada hacia nosotros, o al menos sería su , si no estuviera hincado y demasiado débil c mirada omo para dejar de mirar al suelo mientras la cabeza le colgaba.
No soportaba verlo así. De todos, era al que más afecto le tenía. De todos, era al que más consideraba mi hermano mayor, casi estaba seguro de que lo era.
-¿Algo que le quieras decir a tu amigo, Lloyd?- me preguntó Dylan metiendo la mano en su bolsillo -Ya sabes, antes de que...- sacó una plateada pistola y se la puso a Kai contra la nuca -le vuele los sesos.
-¡No! ¡Dejalo!- grité entre desesperado y enojado.
Dylan checó su reloj de muñeca que llevaba en la otra mano, sonrió.
-Dos minutos con treinta segundos.- anunció Dylan y le quitó el seguro a la pistola.
-¡Kai! ¡Tienes que correr!- le grité.
Kai se limitó a levantar la cabeza ligeramente, su mirada de desconsuelo y las lágrimas goteando por sus mejillas me dijeron que él ya había aceptado su destino. Volvió a bajar la cabeza y cerró los ojos con fuerza preparándose para el disparo.
Intentaba zafarme de las pinzas que me sujetaban, pero era imposible, no podía hacer nada. No podía salvar a Kai. Y sobre todo, no podía dejar de observar, cada partícula de mi cerebro y corazón me decían que no lo hiciera, que me volteara y cerrara los ojos; pero como su hermano, me dispuse a verlo hasta el ultimo momento. Aunque me sintiera horrible por no poder hacer nada.
-Faltan dos minutos.- anunció Dylan -Espero que te hayan gustado tus últimos momentos, Smith.
No me percaté cuando jaló el gatillo, pero el disparo si que había resonado por todas las paredes de piedra una y otra vez. Pero Kai no estaba muerto, porque Dylan no había sido el que jaló el gatillo, sino que alguien más le había disparado en la mano haciéndolo soltar la pistola y cubrirse la mano adolorida sangrante.
Los cinco, incluyendo a Kai, volteamos hacia la derecha, de donde había provenido el disparo. Ahí, pocos metros después de que acabara el túnel, se encontraba Oliver apuntando con la pistola, sin ninguna dificultad para mantenerse levantado. Dejó caer la pistola ya inservible en el suelo, y avanzó con paso decidido y ceño fruncido hacia donde nos encontrabamos.
Dylan, desconcertado ante la aparición de Oliver, dejó de preocuparse por su mano y se puso en posición de defensa, aparentemente muy molesto, dejando su arma tirada en el suelo.
Oliver se detuvo en posición de defensa dos metros antes de llegar con Dylan, los dos iban a pelear mano a mano. Pero, en el momento en que creí que se tirarían a golpes, Oliver adoptó una postura seria y le extendió una mano a Dylan, que, aunque confundido, estaba a punto de estrechar cuando Oliver le dio un puñetazo en la cara con la otra mano. El golpe sacó a Dylan rodando un par de metros, después se levantó, con un feo moretón encima de la boca y sangre escurriendo de la nariz.
-¡Vamos Oliver! ¡Dale duro!- lo animó Jay.
Dylan volvió a revisar su reloj y adoptó nuevamente la postura de defensa.
-Sólo queda un minuto.- anunció.
-Dejate de tonterías.- lo regañó Oliver cruzandose de brazos, jamás lo había visto tan furioso, incluso estaba rojo -¿Sabes por qué decidí partirte la cara? ¡Porque bien sabías que yo quería matar a ése!- apuntó a Kai con desprecio.
¿Estoy sordo o imaginé que dijo eso?
-¿Oliver?- Kai lo miraba un metro más abajo, donde aún estaba muy debilitado como para levantarse. En sus ojos vi brillantes lágrimas -¿Quieres...quieres matarme?
-¡Desde el instante en el que te conocí!- respondió Oliver alegre y natural. Volteó a vernos a todos nosotros -¡A ustedes también! ¿Lo recuerdan, no? Ese veinticuatro de diciembre, en el navío, cuando llegué a contagiarles mi esencia. Perdonen por haberles arruinado su última fiesta de navidad, pero de otra forma no podía meterme a sus mentes...eran tan...alegres- pronunció la última palabra como si fuera asquerosa.
-¡TÚ MATASTE A JANNET!- gruñó Cole jalandose de las pinzas, entre su furia, había comenzado a llorar.
-¡Con mis propias manos!- respondió alegre nuevamente Oliver.
-Pero...pero tú...creí que...- Kai seguía balbuceando por lo bajo.
-¿Creiste qué?- Oliver puso las manos en jaras -¡Que ciego eres! ¡Cinco años y no te pudiste dar cuenta!- rió -Pero no te culpo, Xander se tardó casi toda su vida en abrir los ojos. Después de asesinar a sus padres en su cumpleaños, y hacerle creer que era su primo, no fue muy difícil controlar su mente, ¡era tan pequeño! ¡y estaba tan triste!- dijo como si contara una historia emocionante -Pero, debo admitirlo, si no fuera por la confianza que me tenía Cole, Xander les habría contado sus sospechas cuando iban en la patrulla camino al Ministerio.- volvió a reír mirando a Cole, pero nuevamente su vista se posó en Kai -¿Y cómo no hablar de ti, pequeño Smith? Después de hacerte creer que Cole había entrado en el edificio, hacerte sentir culpable por el incendio que yo provoqué...¡tampoco fue muy difícil controlar tu mente! Claro, estabas solo, creías que eras un asesino y no tenías a donde ir. ¡Y como olvidar al alcalde Wilson! Pobre tonto, intentó hacerme cara, muy valiente de su parte, ¡pero también muy estupído! ¿Cómo creyó que iba a lograr vencerme cuando bien sabía que era inmortal? ¿Si no cómo hubiera sobrevivido al disparo en el corazón que me hizo Breshtin cuando Jay y yo fuimos incubiertos al restaurante? Sabía que Lloyd iba a despertar, y yo no debía estar presente cuando lo hiciera, si recuperaba la memoria iba a arruinar todos mis planes.
Los cinco nos quedamos atónitos. El enemigo había estado frente a nuestras narices y no nos habíamos dado cuenta.
-Treinta segundos.- advirtió Dyla aún sobandose la nariz.
Oliver sonrió de oreja a oreja y nos miró.
-Vaya...¿en serio nunca pudieron voltear el nombre de "Re-evil 'Ord" ¡Hay que tener imaginación! ¡Ese nombre apestaba!- exclamó riendo y subió por La Imperial hasta quedar en frente del Fangbatium -Ahora...podré vengarme...¡Dylan! ¡La sangre!- ordenó gruñón.
Dylan subió rápidamente por la imperial, oprimió un botón y la sangre de los tubos comenzó a disminuir de nivel, haciendo que la energía blanca del Fangbatium se tornara roja. Sólo el tubo con la sangre marcada en el diez y el siete quedaron a la mitad, las demás estaban completamente vacías.
-¡Las doce en punto!- Dylan jaló una palanca.
La luz comenzó a intensificarse detrás de Oliver, quien por nada de mundo borraba esa enorme sonrisa de su rostro.
-¡Al fin! ¡El príncipe legítimo del décimo séptimo reino surgirá! ¡El Candidato diez se levantará! ¡Y ORD' OLIVER MONTROSE CONQUISTARÁ ESTE MUNDO COMO LOS OTROS!- Alzó los brazos de alegría mientras la luz ya no nos dejaba seguir mirándolo.
Cuando me pareció que la luz se había calmado, decidí abrir los ojos. Ya no se encontraba el Oliver humano traicionero, sino que ahora su lugar lo ocupaba un Oliver cuatro veces más grande, con piel rojiza, garras en cada mano y un cabello oscuro puntiagudo. Su armadura, que sólo tenía colores plateados y negros, lo hacían parecer peligroso y rudo, pero en el centro de su pecho, se encontraba la energía carmesí que momentos antes había pertenecido al Fangbatium Celestial. Pero lo peor era su rostro, dientes afilados como los de un dragón, nariz punteaguda y los ojos completamente negros exceptuando la iris color carmesí, daban miedo, sus ojos parecían a los de una serpiente. Pero si algo parecía fascinante de su nuevo aspecto, eas debían ser su alas enormes de murciélago que lo hacían levitar al instante. Se había convertido en un demonio.
-¡JAJAJAJAJAJA!- rió victorioso después de ver su aspecto. Me volteó a ver -¡Tenías razón Lloyd! ¡He esperado por esto...mil años!
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