⚪3. El prisma de la magia⚪

Rune's POV.

Nos ocultamos detrás de unos árboles. A gatas y con la mirada medio oculta le doy un vistazo rápido al área. Un par de segundos. Es todo el tiempo que necesito para saber lo que hay más allá de nuestro escondite.

-No hay hojalatas en el perímetro -le informo a Lloyd, quien está en la misma posición que yo en el árbol de al lado.

-¿Crees que sea una trampa?

Me encojo de hombros.

Lloyd comienza a caminar hacia el templo y yo lo sigo. En ésta parte del bosque el suelo se ha vuelto pesadas rocas de piedra blancas agrietadas por el paso del tiempo. El camino nos lleva hacia el templo de una sola planta. Surco cada grieta, cada piedra, cada detalle en el Templo. Es precioso. Algunos quizá no aprecien la belleza del lugar pero para mí tiene todas las cosas que me atraen. Ése misticismo y salvajismo. La belleza indomable de un Templo que no cederá sus secretos a cualquiera. Para mí eso es más que asombroso.

Lloyd entra antes que yo, aunque no le dejo ganar por mucho la delantera. Es cierto que la entrada del Templo me ha cautivado, pero también muero de ganas por ver el interior, así que, lo sigo corriendo. Las paredes están surcadas por diversas plantas trepadoras y de musgo. Tiene un aire de misterio. Es como si algo te hiciera entrar si o si. Si algo sé de estás cosas es que los que salen suelen hacerlo con un embrujo o algo así. Es el templo de la magia; muchos brujos y hechiceros, maestros de magia oscura, han intentado robarse los secretos de éste lugar, sin éxito, por lo que me sorprende que al entrar no haya nada. NADA. Es sólo una habitación pequeña y muy oscura, iluminada únicamente por un tragaluz en el techo que tiene unas gruesos barrotes. Me parece muy extraño. ¿Quién pone barrotes en un tragaluz?

Quizá subestimé éste lugar. Algún millonario egocéntrico que vino de excursión por el bosque debió pensar que los objetos dentro del Templo serían una linda decoración para su mansión. Y vaya que vació el lugar, si es que fue el caso. Los millonarios suelen ser así. Creen que pueden tener cualquier cosa que desean, aunque, en realidad...

-Rune, mira -me llama Lloyd, distrayéndome de mis pensamientos.

Me acerco a donde está. Con la suela de sus botas retira el polvo y tierra del piso. Cuando la gruesa capa se despeja va dejando lugar a una especie de inscripciones profundas en la piedra. Quien lo haya puesto debió asegurarse de que esos dibujos o palabras perduraran por siempre. Lloyd se agacha e intenta limpiar las baldosas.

-Déjamelo a mí, yo lo hago -le digo.

Cierro los ojos, respiro profundo y junto mis manos.

-¡OTNEIV!

Me elevo unos centímetros del suelo y creo una brisa púrpura que termina levantando toda la suciedad del suelo. Lloyd se cubre y se pone de pie.

Ahora podemos ver lo que hay en el suelo.

Se trata de la imagen de un hombre, el primer maestro del Spinjitzu, con diferentes poses. Cada imagen está acomodada de manera tal que forma un círculo alrededor de nosotros.

-¡Hm! Sólo es el primer maestro del Spinjitzu haciendo break dance -reclamo.

-No. Yo creo que es la clave para encontrar el prisma. Tal vez si imitamos los movimientos algo suceda. Tú ve por ahí.

Lloyd señala el otro extremo de la habitación, frente a una estatua de dragón. Voy allá a regañadientes y miro a Lloyd, ligeramente colorada. Me avergüenza tanto hacer éste "numerito de baile", sobre todo con él.

-Al mismo tiempo, ¿lista?

Asiento.

-Uno, dos... ¡Tres!

Levanto los brazos sobre mi cabeza, al igual que Lloyd. Imitamos a la perfección la figura tallada en piedra. Qué va, el Primer Maestro se sabía mover.

-Ahora la segunda -me indica Lloyd.

Muevo mi pie derecho y giro levemente para quedar de espaldas a la pared. Continúo con la secuencia de movimientos hasta quedar de nuevo al lado de Lloyd. Lo último es juntar nuestros poderes elementales y dirigirlos hacia una luna de cuarzo en la parte superior de la pared. La luz emitida se refleja y crea un único rayo blanquecino que apunta al centro de la habitación. Un círculo de piedra en el suelo se hunde y es reemplazado por el prisma de la magia. Vaya, el baile realmente funcionó.

-¡Súper! -exclamo, mientras abandono mi puesto, sin pensar.

Si el Templo me gustó, el prisma de la magia se ha robado por completo mi atención. Me hipnotiza, me atrapa... me atrae a él. Es un llamado antiguo, la sensación de encontrarme con una energía igual a la mía. Ambos estamos sellados por el mismo poder, somos parte de un sólo ser. Cuando lo tomo, es como si sostuviera una galaxia entera. Es del tamaño de mi mano, con forma de diamante. Y, por Dumbledore, vaya que esconde un universo dentro de él. Siento una especie de energía fluyendo por mis brazos. Como si me recargaran con energía pura y... poderosa.

-¡Rune! -exclama Lloyd, pero es demasiado tarde. Estira su brazo y rompe con la posición que debería tener.

El hechizo se rompe.

Miro por sobre mi hombro al chico de mirada angustiada. Enseguida, mi atención cambia de dirección.
Bajo la mirada al sentir algo moverse entorno a mí. Un líquido pegajoso y de color negro se cuela de las grietas en las baldosas y sube a mis botas, como un ser vivo que intenta devorarme. Sostengo el prisma sobre mi cabeza, protegiéndolo.

La sustancia extraña se adhiere a mis pies, me impide moverme. Lloyd trata de luchar contra la materia viscosa. La quita con sus manos, o lo intenta, antes de quedar pegado. Uno de sus brazos se estira hacia mí. Lo imito, y siento la sustancia adherida a mi brazo contraerse, como una liga. Nuestros dedos a penas se tocan, cuando comenzamos a elevarnos.

La brea negra inunda el templo por completo, como una marea oscura. Nos arrastra. Ni siquiera nos deja luchar. Ahora sé porque hay barrotes en el techo. En segundos quedamos adheridos a ellos. Nuestras caras y manos a penas y sobresalen debido a la presión, y me alegro, o nos quedaríamos sin aire.

-¿Tenías que tomar la piedra brillante, verdad? -refunfuña Lloyd. Hago una sonrisa forzada, aunque él no pueda girarse y verme.

-Es por esto que prefiero estar sola, ¿Lo ves? -le digo al rubio junto a mí.

-No, no lo entiendo. Rune, somos un equipo y yo esperaba que al menos comenzaras a ver lo que significa.

Su voz suena emotiva. No puedo siquiera verlo, pero me imagino su expresión. Apoyo mi frente en el tubo de metal frente a mi cara, cerrando los ojos.

-Sí lo veo -murmuro.

Lloyd deja escapar una exclamación. Enseguida se queja, adolorido. Supongo que inconscientemente quiso voltear a verme.

-Prefiero estar sola porque así no tendría que culparme por que ésto haya pasado... -mi voz desciende de tono, hasta convertirse en un murmullo-. Ni preocuparme de que algo malo les suceda.

Lloyd no dice nada.

Ni siquiera yo me atrevo a romper con el silencio. A veces puede ser sanador. Sobre todo ahora que Lloyd debe estar siendo atormentado por la angustia de perder a sus amigos. Y yo... no hay nada que yo pueda decir. Después de todo, a mí también me preocupa perderlos.

Después de unos minutos aquí la noche ya empieza a rodearnos y siento los músculos acalambrados, en especial los dedos que sujetan el prisma. El abdomen está tan presionado contra los barrotes que tengo la piel adormecida ya que no circula mi sangre y siento la necesidad de rascarme. Sí, tengo comezón en vez de dolor. No pienso seguir esperando aquí a que algo mágico y milagroso nos rescate. Primero intento usar mis poderes o el prisma, pero no sucede nada. Después quiero mover mi acalambrado cuerpo, pero tampoco tengo éxito.

-¿Ves alguna forma de salir? -pregunta Lloyd, de pronto.

No sé cuánto tiempo hemos estado en silencio, pero su voz es como un escape de mi propia mente. Supongo que si él no habla, me quedo atrapada en la marea infinita de mis pensamientos.

-Que nos crecieran alas -respondo, sarcástica.

-¡Ayuda! -grita Lloyd, como lo tengo al lado casi me revienta los tímpanos.

-¿A quién le gritas? Es obvio que aquí no hay nadie.

Unas sombras entran en mi limitado campo visual. Intento mover mi rígido cuello para ver mejor, pero boca arriba es casi imposible.

-Me equivoque -murmuro.

Siento los músculos de mi cara tensarse. Mi cuerpo se prepara para una batalla que no puedo librar.

Una sombra se acerca más, extendiéndose sobre nosotros, como la marea de brea, hasta que nos cubre por completo.

Mi cuerpo, antes en tensión, se relaja al ver el rostro que se asoma hacia nosotros. La cicatriz, la mirada... sus ojos. Son gélidas piedras de obsidiana, que cuando me miran... veo mi propio asombro reflejado. La sorpresa también destella en su mirada, lo veo titubear.

<<-No, no puede ser... >>, pienso, incrédula.

Y aunque mi mente rezagada se niega a aceptarlo, estoy cara a cara con Cybermad.

Se acerca más a mí. Un tenue pavor destella bajo ésa cortina de incredulidad. Me quita el prisma de la mano, devolviendo un poco la circulación. Lo levanta hacia la luna, haciendo que se refleje la luz sobre los ojos de Lloyd y los míos. Los barrotes desaparecen frente a nuestras narices y la brea nos expulsa, literalmente, empujandonos a sus pies. Los Cyborg ríen al vernos hasta que su... líder los fulmina con la mirada para hacerlos callar.

Mi cuerpo está tan adormecido que no siento nada de nada.

-Gracias por el prisma -se burla. Su timbre suena inseguro, pero gana fuerza cuánto más habla-. Creo que ha sido el más fácil de obtener hasta ahora.

Sus ojos fríos van de Lloyd a mí. Y se detienen. Se detienen en mí y desearía que no fuese así. Sus cejas se juntan, parece... ¿Decepcionado? ¿O acaso está molesto... por lo fácil que es... ganar? Como si la vida fuese un tablero de ajedrez y sus adversarios, nosotros, fuésemos novatos jugando. Su mirada me escruta, me absorbe. Y entonces, me da la espalda.

-Rune -a penas distingo la voz ronca de Lloyd de las carcajadas de los Cyborg. Mi vista sigue fija en la silueta de Cybermad- ¿Puedes moverte?

Intento sacudir mi pie, o mi mano, o lo que sea. Es difícil hacerlo si no sientes la mitad de tu cuerpo.

-No.

-Es mi culpa. Sabía que era una trampa.

La verdad yo también, y aún así creí que podríamos contra ellos...

Giro a penas el cuello para mirar a Lloyd. Su barbilla esta apoyada sobre la superficie de piedra. Se vuelve como puede hacia mí, al percibir mi mirada.

Una idea surca mi mente, como una ráfaga. No necesito mis manos para usar mis poderes, ¡Sólo mi mente! Cierro los ojos y me sorprende ver que es mucho más fácil hacer uso de mis habilidades si mi energía está toda en un sólo lugar. Hago una sobrecarga de poder a mi alrededor lo suficientemente fuerte como para que Cybermad y los Cyborg caigan al suelo con nosotros. El prisma rueda por el suelo hasta quedar frente a Lloyd.

-Tómalo, Lloyd -le digo-. Vete de aquí y cumple la misión.

-¿Y qué hay de ti?

-Sólo hazlo. Ambos sabemos que estoy demasiado cansada, en éstos momentos, sólo nos frenaría y provocaría que nos volvieran a capturar. Corre, estaré bien... Soy la fuerte de los dos -le guiño un ojo.

Lloyd esboza una sonrisa. Extiende el brazo como puede y sujeta el prisma de la magia. Se pone de pie juntando la poca fuerza que le queda y se aleja.

Los Cyborg se ponen de pie, con expresiones furiosas. Un par de ellos me toma por los brazos y me levanta del suelo. A ésta altura puedo ver a Lloyd, corriendo e internándose en el bosque, con el prisma en sus manos. Imprimo una expresión feliz en mi rostro. Ahora es su turno de hacer ésto, solo.

Lloyd's POV.

Continúo corriendo sin fijarme en lo incómodo que es cuando tienes las piernas dormidas. Sólo corro. Después de cruzar la primera hilera de árboles mi sangre ha vuelto a fluir por mis extremidades. Sin mirar atrás, me adentro todo lo que puedo hasta que veo un tocón hueco. Guardo el prisma en el interior y lo cubro con algunos helechos.

Ahora, a ir por Rune.

Regreso a través del camino que formé al adentrarme con prisa por el bosque. Después de unos cuantos metros percibo un campamento a la entrada del templo. Al menos siete casas de campaña están dispuestas alrededor de una fogata, sobre la cual se calienta un guiso en una olla de presión. El aire huele a carne cocida, es un olor agradable e irritante a la vez, tomando en cuenta que no he comido nada desde que salimos del cuartel. Siento como se me encogen las tripas al tiempo que producen una especie de rugido. Intento ignorarlo y seguir revisando el resto del campamento. A diferencia de su líder, quien se ve... distante, los Cyborg se ríen en voz muy alta, mientras le pasan los platos al cocinero, Cooky, para que los rellene con el delicioso líquido color ámbar. Recuerdo a Cooky, al menos un poco. Un Cyborg grande y fornido con tosco pelo amarillo que le cae como paja sobre la frente. Recuerdo que él solía preparar la comida que me llevaba de vez en cuando a la celda. No puedo evitar un escalofrío al recordar ésa incómoda y caliente celda.

Noto que hay seis casas de campaña, tres en cada extremo, al lado de una más grande. Supongo que ésa debe ser la de Cybermad, y por tanto, mi objetivo. Si algo sé es que cuando captura a un maestro elemental le asigna su casa de campaña, mientras él pasa la noche al aire libre, para hacer guardia y evitar que escape. Y éso va a ser un problema. No podré esperar a que se duerman para sacar a Rune, tendré que actuar ahora.

Aprovecho su animada conversación para pasar detrás de las otras casas de campaña que me ocultan de su vista. Cuando llego a la casa de Cybermad, me escabullo entre el diminuto espacio que hay entre ésta casa de campaña y la de la derecha. Me fijo por donde voy para no tropezarme con las estacas que las sujetan al piso. Me asomo entre las sombras desde mi escondite. Cybermad y los Cyborg me dan la espalda, pero sé que su líder no necesita verme directamente para saber que estoy aquí. Es como si tuviera un sexto sentido. Inhalo profundo y contengo el aire en mis pulmones, para no hacer ruido. Salgo de mi estrecho escondite y entro de puntillas a la casa de Cybermad.

El interior está muy ordenado. Hay cajas y mapas dispuestos de forma que no ocupan demasiado espacio, el cual, como imaginé, es enorme. Cuando acampaba con los chicos en alguna misión simplemente poníamos sacos de dormir alrededor de una fogata y dormíamos al aire libre. Era fantástico. Me quedaba recostado viendo las estrellas antes de cerrar los ojos. Pero claro, Cybermad es el genio de la tecnología, no me sorprende encontrar algo tan lujoso y moderno en algo que no tiene nada que ver con ésas palabras. Aunque admito que esto es más lujoso de lo que pensaba...

Encuentro a Rune sentada en una especie de catre moderno con la cabeza descansando sobre sus manos. Noto que tiene una especie de pulseras en las muñecas, una roja en la derecha y azul en la izquierda.

-Me sorprende que volvieras por mí -dice en un susurro, quitando los codos de las rodillas.

-Bueno, es protocolo, ¿sabes? De amigos -respondo, de igual modo.

Rune sonríe.

-Vaya, no imaginé que la prisión fuera tan lujosa... -comento, con cierto aire burlón.

-Debe haber ciertos privilegios con... -Rune sacude la cabeza, antes de terminar de hablar. Arqueo las cejas, pero no pregunto. Se ve algo decaída, decido que así es mejor.

Me acerco a ella e intento buscar algunas esposas o cadenas que la mantengan presa en éste lugar. Pero no encuentro nada.

-¿Por qué no has escapado por ti misma?

Rune extiende sus brazos de manera que pueda ver mejor los brazaletes en sus muñecas.

-Vaya, vaya, vaya -dice una voz áspera detrás de mí.

Me doy la vuelta. Mis ojos se encuentran con Cybermad y un par de Cyborg. El hombre esconde tras su espalda lo que creo, debe ser el cetro de materia oscura. Un viejo enemigo que conozco muy bien. Hago lo que quizá nunca me hubiese cruzado por la mente. Interponerme entre el peligro y Rune, en vez de que suceda lo contrario.

-Parece que la imprudencia pudo más que la razón.

Me pongo en posición de defensa, cubriendo a Rune con mi cuerpo. Por suerte traigo conmigo mi ultra arma. La tomo de mi espalda, haciendo refulgir el filo de cristal verde con la luz de la habitación. Siento el cosquilleo tan característico de la energía dorada fluyendo por mis extremidades. Potenciando mis músculos, mi poder.

-Registren al ninja verde.

Los Cyborg se acercan a mí. Mis manos vuelan a la empuñadura media de mi Súper Trueno. No me tienen miedo. Caminan con confianza, como si yo no tuviese éste poder. Con la confianza de un espectador que va al zoológico y se acerca a la jaula de un león, consciente de que puede herirlo, pero no lo hará.

-Haya paz, Lloyd Garmadon -dice Cybermad, y mi nerviosa vista pasa de sus secuaces a él-. Vienes a mi campamento a jugar bajo mis reglas. Si vas a irte con... ella tienes que dejar el prisma.

Siento una súbita inmovilidad. Dejo de apuntar por un segundo. Mis pasos dudan. Yo dudo. ¿Y si le hace daño a Rune?

-Él no va a herirme, Lloyd -me dice mi amiga, detrás de mí.

No puedo girarme para verla. No puedo apartar los ojos de Cybermad, de la mano que oculta tras la espalda. Aunque quisiera creerle, ya sé lo que Cybermad es capaz de hacerle a los demás con tal de obtener lo que él llama "justicia". Así que, bajo mi arma y los dejo acercarse.

-No tiene al prisma de la magia, señor -le informa un Cyborg de piel color caoba.

Miro a Cybermad con el ceño fruncido. Mi expresión es mi arma. Nuestras miradas chocan y crean su propia batalla. Sus ojos se inyectan en ira pura y enseguida lo pienso, que es imposible que alguien le tenga tanto odio a una persona. La indignación me llena, bombeando cada una de las venas de mi cuerpo.

<<No le hicimos nada, en realidad no le he quitado nada. ¿Por qué tanto odio?>>.

Mi indignación se transforma al instante en rabia -más simple y ardiente-, y salgo disparado hacia mis adversarios tan rápido e inadvertido como un león a su presa.

Levanto mi pierna y le doy una patada en el abdomen al Cyborg más cercano. Después uso ambas manos para empujar al otro y hacer Spinjitzu. Entre las líneas de poder verde veo como Cybermad se antepone entre Rune y yo. Tiene los brazos extendidos, cubriéndola. Como un águila alertando a su rival que no se acerque, atacará, y será mortal.

Detengo mi Spinjitzu. Lo miro, aún bajo los influjos de la rabia. Mi corazón palpita con la fuerza de un remolino. Mis manos están cerradas con firmeza, en puños.

Estoy dispuesto a atacar, a dejarme consumir por la ira de nuevo. No me importa, ni me preocupa en lo más mínimo.

Pero ni siquiera hace falta.

Rune sale de detrás de Cybermad, y éste no puede más que mirarla perplejo. Me jala de la muñeca, al exterior. Miro por sobre mi hombro al tirano que no mueve ni un músculo, ajeno a todo. ¿Por qué no se mueve? ¿Por qué no interviene?

A penas Rune pone un pie fuera, veo como unas chispas salen de sus brazaletes, y provocan que quede paralizada por dolor eléctrico. Por éso. Tomo sus hombros y siento como una corriente dolorosa atraviesa mis brazos. Aprieto los dientes. Resisto el dolor. La jalo de regreso a la casa de campaña y la onda eléctrica desaparece.

-Ése es el problema, ¿lo ves? -pregunta Cybermad, acercándose, y cuando me vuelvo hacia él es a mí a quien mira-. Nunca piensas antes de actuar.

-¿Sabes qué más es un problema? -pregunto, con una sonrisa confiada-. Alardeas demasiado.

Formo energía verde en mis puños cerrados y arremeto contra Cybermad. Él pone sus manos en mis muñecas para intentar hacerme retroceder, pero no se lo voy a permitir. Libero mi energía. El cuerpo de Cybermad se vuelve verde momentáneamente, mientras intenta expulsar ésa descarga de poder. Su rostro de jade a penas y refleja dolor. De pronto, sale disparado hacia los Cyborg, tras él.

-Rune, tus muñecas.

Tarda un poco en reaccionar. Sus ojos titubean mirando detrás de mí, pero al final, extiende los brazos. Uso mi poder verde para romper sus esposas, y después, salimos corriendo de ahí. Sin tiempo que perder, inclino mis rodillas, listo para invocar mi dragón elemental antes de que el resto de los Cyborg puedan detenerme.

-Oye, Lloyd -me doy la vuelta al escuchar mi nombre.

Cybermad camina con dificultad, hasta apoyarse en uno de los soportes de la casa de campaña.

-¿Algo que quieras decirle a tus amigos antes de irte?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top