⚪12. Lazos de sangre⚪
Jay's POV.
Me dispongo a extender una cobija en el suelo. No me molesta dormir en el piso, ya estoy acostumbrado. Con frecuencia termino rodando de la litera y caigo. Lo que sí no puedo soportar es el frío. Ya que comienza a anochecer el clima ha empeorado, y peor que éso, ha empezado una tormenta de nieve. De niño me gustaba ver los truenos, desde la ventana. Iluminaban el cielo como luces de colores en una discoteca, era como ver mi propia fiesta privada. Pero ésta clase de tormentas no me gustan, menos estando tan fuera de casa.
Hm, es raro. Antes, al pensar en "casa", una imagen del Deshuesadero venía a mi mente, pero ahora... Ahora hay más imágenes, como las del Monasterio, o la del Bounty y aunque llevamos a penas unos días en Industrias Borg, el Cuartel Fénix comienza a verse como otro pedacito de casa. Supongo que debe ser por los chicos, estemos donde estemos. Las personas que más queremos hacen de cualquier sitio nuestro hogar.
Me quedo mirando cómo la nieve golpea con fuerza las ventanas, igual a cuando niño, aunque no me siento del mismo modo. Espero que no quedemos atrapados aquí, con comida y agua reducidas, el frío, Dareth, sin comida, Dareth... Sacudo la cabeza, sólo estoy siendo paranoico.
Nya pasa a un lado mío, con un montón de cobijas sobre sus brazos. He pensado seriamente en ella, y no, no hablo de un modo relacionado a lo romántico. Hablo de algo serio en verdad. Ella es ahora parte del equipo, como nosotros, incluso aunque no sea una ninja... tal vez una ¿samurai elemental? No lo sé, pero el punto es que deberíamos llevarnos bien, ¿no?
Me acerco a ella, con una sonrisa amable.
—¿Necesitas ayuda?
—Estoy bien —asegura, con una media sonrisa—. Gracias.
Me llevo una mano detrás de la cabeza y la sigo hacía el sitio en el que acamparemos. Los demás están en una sección contigua del templo, en lo que adaptaron como "comedor".
Nya no parece molestarse con que la haya seguido, o incluso de que esté aquí paradote viéndola dejar las cobijas en el piso. Cuando se reincorpora y me mira no lo hace con rencor... o irritación, cuando menos se ve incómoda, digo, yo también lo estoy. No es una de ésas incomodidades raras, de hecho se siente como aquella vez en la que los chicos y yo decidimos hacernos la ley del hielo entre nosotros por una tontería que ya ni recuerdo, sólo sé que tenía que ver con el "último taco". Ése mismo día sentí la tentación de platicarle cosas a Cole, Kai y Zane, pero de repente recordaba que no podía hablarles.
<<—¡Ay, pues se supone que estoy enojado con ustedes, ¿verdad?>> pensaba, cada que estaba a punto de romper con la ley del hielo.
Justo así me siento ahora. Sé que hay cosas que debo hablar con Nya, pero... es extraño. No es fácil mirarla y no pensar en todo lo que pasamos juntos, y reemplazar éso ¿Por qué...? ¿Amistad? ¿Familiaridad?... ¿Nada?
—¿Es por que estás molesta conmigo? —le pregunto. Nya arquea las cejas—. Lo de las cobijas —aclaro—, que no quieres que te ayude.
Nya se ríe, cerrando los ojos y llevándose una mano a la frente.
—Jay, no estoy molesta contigo.
—¿Ah, no?
—No. Además... últimamente trabajo en éso de controlar mis emociones.
—Oh, ¿Estás en ésa parte del entrenamiento —pregunto, con una sonrisa. Nya vuelve a reír. Es extraño hablar con ella de ésta forma, sin nada romántico involucrado. Me gusta. Antes de notarlo, ya me he abierto ante ella—. Creo que quizás yo me salté ésa parte...
—¿Por qué lo dices?
—Es sólo que... después de ver lo que ha pasado con Nightmare yo... yo —me cuesta trabajo encontrar las palabras correctas, todas parecen atoradas en mi garganta—, siento que va a usarme a mí para herirlos, porque mi miedo es... —miro a Nya a los ojos—, mi miedo es perderlos.
La chica refleja una expresión triste, y comprensiva. Parece que se toma su tiempo para elegir bien qué palabras usará.
—Sé lo que sientes —me dice—, me siento así a veces, pero debemos ser fuertes.
Noto que hay algo malo con ella. Nya por lo general es una persona enérgica, como Kai, pero últimamente está algo apagada. Tal vez sea por eso de Nightmare, pero siento que hay algo más, y ya ni siquiera trato de averiguarlo por mi cuenta porque, vamos, hace ya tiempo que noté que no la entiendo tan bien como pensaba. Es difícil conocer completamente a una persona, a veces crees que sabes quién es, pero no es así, sólo estás viendo una versión de ella, la versión que quieres ver.
—Algo te molesta —le digo, ladeando la cabeza como un gato.
Al principio me mira sorprendida, pero después sólo acepta su estado y es como si activara un interruptor que mágicamente hace visible su ira hasta para el más ciego.
—Sí —gruñe, y se lleva las manos enguantadas a la cabeza.
—Creo que ambos sabemos que no soy bueno adivinando —digo, con una sonrisa ladeada, a modo de una mala broma para ambos.
—No quiero ser una ninja.
—No tienes que serlo.
Nya baja las manos a los costados y me mira. Sus ojos resaltan entre la cortina de cabello que cubre ciertas partes de su cara.
—El sensei Walter no cree eso —se acomoda el cabello detrás de las orejas y se endereza—. Mira, no tengo nada en contra de los ninjas... ¡Pero no es lo mío! Ustedes han entrenado juntos desde siempre, pero yo tuve que aprender por mi cuenta, así es como funciono. Ser Samurai se ha vuelto parte de mi identidad, se trata de quien soy. Estoy conforme con tener los poderes del magnetismo... pero siento que como ninja no puedo "explotar" todo ése potencial.
—¿Y por qué no se lo dices? —sugiero—. Cuando vea lo genial que eres como Samurai, seguro te permitirá serlo... además, así puedes ser la Samurai carmesí... porque ya existe un ninja de ése color, aunque sea una derivación del rojo tú... tú me entiendes.
Nya sonríe, agradecida. La imito y esbozo una sonrisa. Al final, hablar no salió tan mal, me alegra que podamos ser amigos.
—Gracias —me dice, al fin— . Y... Jay, si tienes miedo a que Nightmare te haga daño, entonces no se lo permitas.
Lar's POV.
La nieve arremete con brutalidad contra todo lo que está a su paso. Fuera de la cueva que encontramos como refugio un helado enjambre se forma cada que una ráfaga aparece, con ése horrible ruido característico.
Dejando de lado lo que pasa afuera de la cueva, en el interior los Cyborg trabajan desmantelando el equipo eléctrico que puede dañarse por la tormenta e instalan computadoras para estar al tanto del clima
Miro el escenario, con los brazos detrás de la espalda.
-¡Lar!
Camino hacia Cybermad, cuando lo escucho llamarme. Está sentado frente a una laptop instalada detrás de su vehículo. Su brazo izquierdo de titanio se mueve con rapidez, tecleando cifras.
-Supervisa el montaje del equipo -me pide, sin voltear a verme.
Me fijo en la taza de café sobre el montón de cajas apiladas que hacen de escritorio; parece estar completamente frío y también que ni siquiera lo ha tocado.
Cybermad me mira de reojo y después a la taza plateada.
-Y dile a Cooky que me prepare otro café.
-Como ordene -digo, inclinándome para hacer una reverencia.
El hombre regresa la vista a la pantalla y se sumerge nuevamente en ése mundo tecnológico. A diferencia de personas que pasan horas frente a una computadora, Cybermad siempre mantiene una postura recta. Lleva acostumbrado tanto tiempo a la tecnología que pude apretar las teclas sin ver el teclado, y hablo de cualquier clase de teclado. Conoce la ubicación de cada letra, número o símbolo.
Después de rodear todo el perímetro llego al último grupo de Cyborg. Los cuatro están reunidos en torno a una sola laptop, igual al resto de los grupos. Una luz blanquecina emitida por el aparato les cubre el cansado rostro.
Estoy por darme la vuelta e irme cuando los escucho hablar por el comunicador.
-...esperaremos a que la tormenta pase -informa una Cyborg de pelo rosa lacio, que le llega a los hombros.
La laptop se funde en negro y bajan la pantalla.
-¿Qué están haciendo? -pregunto frente a ellos, enarcando una ceja.
Los cuatro se sobresaltan y ponen los ojos como platos, el grande, Clyde, incluso casi tira la laptop.
-¡No es lo que cree!
-¡Podemos explicarlo!
-Si Cybermad descubriera que están infiltrando información a los ninjas... ¿Tienen idea de lo que haría?
Jinx, Dayne y Clyde se muerden el labio inferior, mientras que Ben contempla la escena en silencio, con los brazos cruzados.
-Tienen suerte de que yo no sea Cybermad... -añado, con seriedad. Ellos levantan la mirada y sonríen-. Pero sean más cuidadosos.
Me alejo de allí hacía mi puesto. Si Cybermad descubre que le oculté información me irá peor que a ellos cuatro... aún así, tengo una deuda pendiente. Tal vez ésto no baste para saldarla, después de todo, cometí demasiados errores en el pasado.
Zane's POV.
Me acerco con una olla de estofado. La coloco al centro de la "mesa improvisada" y me siento con los demás en el suelo. Mei toma un cucharon y empieza a servir los platos. Aunque soy un nindroide me gusta comer. Encuentro aquella cualidad humana algo fascinante.
Resulta algo incómodo para la mayoría de nosotros comer en el suelo, es decir, sólo algunas personas están acostumbradas a ésta clase de tradiciones que son más antiguas. Por eso Mei, que lleva toda su vida comiendo de la forma Ninjaguean tradicional, parece cómoda y... de alguna forma, Rune también. Es como si la maestra de la magia estuviese acostumbrada.
-Bon apettite -me dice Pixal.
-Me gustaría que probaras el estofado... —respondo, desde mis pensamientos, que es la forma por la que ambos nos comunicamos—, me gustaría tenerte aquí.
-Pero sí me tienes "aquí".
-No me refiero a éso, Pixal. A veces... me gustaría poder volver a tomar tus manos.
Un recuerdo tenue viene a mi mente, acompañado de la sensación fría del tacto de sus manos. Sé que normalmente los humanos detestan las cosas frías, pero yo... yo las encuentro cautivadoras.
-Me temo que éso no es posible. Mi unidad neuronal es incompatible con ciertos sistemas operativos.
-Encontraré la forma, Pixal.
La chica sonríe.
-A veces eres muy obstinado, mi nindroide.
-Sólo cuando se trata de recuperarte -respondo, devolviéndole la sonrisa.
Su imagen desaparece y de nuevo vuelvo a centrarme en mi plato. El estofado es lo mejor que pude preparar con las pocas raciones de comida que trajimos con nosotros. Ahora mismo, me pregunto si serán suficientes. La tormenta helada no parece apaciguar pronto, y nos encontramos bastante alejados del Navío. La última vez que escalamos, de cierta forma, la presencia de Morro hacía de las corrientes de viento menos usuales. Ahora él no está, y aunque tengamos a Mei que, como nos enteramos recientemente, estaba destinada a nacer con los poderes del viento, su entrenamiento para controlar éste elemento es reciente. Las circunstancias serían diferentes, si Mei no hubiese tenido contacto con el arma dorada del elemento agua, éste no se hubiese despertado en ella, haciendo del viento, su único elemento.
-Ejem -Lloyd se pone de pie y se aclara la garganta para hablar-. Necesitamos un plan.
Todos dejamos de comer y centramos nuestra atención en él. Creo que cada uno estaba más absorto en sus propios pensamientos que en la situación actual...
-Bueno, no podemos encontrar el prisma sin Gravis -nos recuerda Cole-. Así que... sugiero esperar.
-¿Esperar qué exactamente? -pregunta Rune, tras sorber su estofado del plato.
Toda su etiqueta de hace unos momentos parece desaparecer como un fantasma, en cuanto se da cuenta de nuestra atención. Es extraño como la delicadeza en la que comía cambia, e incluso se limpia la boca con la manga de su traje, de manera despreocupada.
-¿Qué tal si usamos mi Zoojitzu? —sugiere el ninja marrón, poniéndose de pie como un héroe.
-Jeje, creo que ya no haremos éso nunca -musita Jay, con media sonrisa, Mei le da un codazo, molesta—. ¡Ay, oye!
Dareth vuelve a sentarse y se cruza de brazos.
-Ya veremos si después no te arrepientes de desperdiciar el potencial del ninja café, mn-nene.
-Hm —Mei cierra los ojos y se cruza de brazos, en ademán reflexivo—. ¡Podríamos ocultarnos hasta que Cybermad aparezca!
-¡Claro! Así cuando ellos encuentren el prisma, nosotros se lo quitamos -continúa Lloyd, con una sonrisa-. Tal vez tengamos que pasar la noche aquí.
-Bueno, la tormenta es muy fuerte como para salir -concuerda Kai, mirando hacia la única ventana.
Lo imito. Me gusta la nieve, y el frío, pero por el ruido atronador del exterior siento que quizás la situación no es tan relajante como me gustaría.
-¿Alguna pregunta? —dice Lloyd, como siempre hace tras terminar un plan.
-Sólo una -responde Cole, dejando su doceavo plato vacío a un lado-. ¿Quién va a tomar la primera guardia?
Lloyd's POV.
No puedo soportar el frío. Es la clase de fríos que te comen los huesos, como si te quemara, con un ardor insoportable. Aunque esperamos el mayor tiempo posible en el Templo Colgante, debemos seguir avanzando, puede que Cybermad también se haya puesto en marcha, y él tiene vehículos.
Tengo tanto frío que he decidido llevar mi arma contra mi pecho, para calentarme con la energía dorada. No recordaba que fuera tan difícil avanzar aquí, ¿Acaso fue así para Morro?
Bajo el ritmo al pensar en él. Mi tío dijo que debíamos encontrarnos con él para saber dónde está el prisma del viento. No quiero verlo, y creo que es justamente por eso que los demás no me van a escoger para atravesar al Reino Distorsión. Aún así, debo ser yo quien cruce. ¿Qué pasará si Mei es quien va? Estoy seguro de que, cuando lleguemos al Reino de las Nubes, será la primera en ofrecerse.
Miro por sobre mi hombro, para comprobar que el resto me siguen. Mis amigos se agazapan contra el viento, dando pasos cortos en la nieve. Lanzo un suspiro. Sé que es difícil avanzar, pero a éste paso nunca vamos a llegar.
Levanto la vista al cielo. Una gruesa capa de nubes celestes cubren el firmamento, como un domo espeso que no deja entrar la luz. No sé qué hora sea, ni si nos dará suficiente tiempo de encontrar el prisma y de llegar a la Cima para alcanzar el Ojo de la Invidente.
— ¡Hey! —exclamo, rodeando mi boca con mis manos, para amplificar la voz—. ¿¡Podrían avanzar más rápido!? ¡Cybermad nos va a alcanzar!
—¡Lo intentamos! —repone Jay—. Sería más fácil si Borg nos hubiese dado unos Mech...
Voy a decir algo más, pero un ruido mecánico me detiene. Viene de un punto alto al sendero por el que avanzamos. Levanto la cabeza, en dirección al sonido. Al principio, la espesa niebla que se cierne entorno a nosotros me impide ver, pero entonces, unas grandes sombras oscuras surgen como fantasmas en medio de la quietud.
Son artificiales.
—Creo que ya nos alcanzó —puntualiza Zane.
—¿Nos ocultamos? —me pregunta Mei, llegando con los demás a donde me encuentro.
—No hace falta —digo, sin poder apartar la mirada del desfile de máquinas que caminan sin ninguna preocupación, en la ladera a cinco metros sobre nosotros—. La niebla nos oculta.
—Lloyd, si no los seguimos jamás sabremos dónde está el prisma —dice Nya, a un lado mío.
Medito un poco las opciones. Miro la capa de nieve en la que se entierran mis botas, hasta que se me ocurre un plan.
—Usaremos Airjitzu para llegar a las máquinas —les digo—. Después... ah...
—Lo averiguamos cuando estemos allá —completa Cole, y asiento, con una sonrisa.
—Me siento como Mulán cuando vence a los Hunos —bromea Mei, con una amplia sonrisa.
La miro con las cejas enarcadas, formulando un conjunto de ideas, e intentando juntarlas todas para materializar un plan. Mei deja de sonreír y me mira como si ya supiera lo que mi sonrisa significa.
—¿Ya tienes un plan, no? —apostilla, cruzando los brazos.
—Oh, sí —exclamo, sonriendo aún más.
Cole's POV.
Conseguimos llegar a tiempo al último de los vehículos, y no nos toma nada abordarlo. Kai, Jay, Zane y yo tenemos la idea de buscar sitios donde ocultarnos, como verdaderos ninjas, pero Lloyd nos detiene antes de poder analizar la superficie blanca y metálica sobre la que nos sostenemos.
—Kai y Cole, entren a la máquina y encárguense de los Cyborg dentro —nos ordena el rubio.
Miro al ninja rojo, quien esboza una media sonrisa al instante.
Kai usa sus poderes para abrir un ardiente espacio en el techo del vehículo, por el cual entramos sin ningún inconveniente. En el interior hay cinco ocupantes Cyborg, vestidos con armaduras invernales. Nos toma más de lo que me gustaría, como profesional, noquear a los cuatro que no conducen. La materia oscura realmente los hace fuertes, ya ni mencionar sus armaduras, que los hacen difíciles de someter, como a una cucaracha difícil de aplastar.
Al final, conseguimos encargarnos de ellos. Me encargo de hacer a los Cyborg inconscientes a un lado, mientras Kai se acerca al último oponente que queda.
—Sólo venimos a robar tu vehículo —le dice Kai al Cyborg que conduce ésta cosa—.Tú casual.
Ruedo los ojos, y no puedo evitar reírme cuando el Cyborg se lanza sobre él para evitar que hagamos lo que venimos a hacer.
Pierdo el equilibrio cuando la máquina se sacude.
Consigo saltar a Kai y al Cyborg que se dan puñetazos como pueden. Tomo los controles y hago lo que puedo para estabilizar la máquina.
—Se supone que no llamemos la atención —mascullo, sin apartar la vista del frente.
Hago una mueca de dolor al escuchar un "trancazo" contra una de las paredes. Mientras no sea Kai, todo bien...
—Meh, somos el último vehículo, como si alguien nos fuera a pelar... —dice el castaño, llegando a mi lado tronando sus nudillos.
—Avísale a los demás que tenemos vehículo —ordeno. Creo que al fin entiendo cómo manejar ésta cosa, así que regreso en forma al camino y sigo a la hilera de vehículos idénticos a éste que están entrando a un nuevo trayecto.
Escucho algunos golpes detrás, cuando el resto de los chicos saltan al interior. Mi vista panorámica divisa una silueta a un lado mío, y no hace falta quitar los ojos del camino para saber que se trata de Lloyd.
—Así que vamos a atropellar a Cybermad con uno de sus vehículos, cuando baje por el prisma de la gravedad —dice Jay, detrás de nosotros—. Niño, a veces pienso que te criamos con una mente siniestra...
—¿Qué? —exclama Lloyd, volviéndose para mirarlo—. ¡No! Pensaré en el resto del plan cuando veamos que...
—No... puede ser —dejo escapar, asombrado, al ver lo que hay delante de nosotros.
—Santo Yoda... —murmura el ninja verde.
No importa cuántas clases de Templos vea, sigo sorprendiéndome. Aunque frente a nosotros no esté exactamente un "templo" como tal, es igual de impresionante.
Supongo que Gravis debe haber hecho algo para dejar ésta majestuosidad a la vista, porque no habíamos pasado por éste sitio antes, cuando seguimos a Morro. Los vehículos se detienen, de modo que podemos observar la impactante escena de trozos de roca y hielo gigantes flotando. Literalmente es como si de pronto ya no nos encontráramos en la Tierra, sino en el espacio, en un planeta glacial que no tiene gravedad.
Zane se acerca a donde estoy. Sus ojos se tornan más brillantes de lo usual, ahora son como dos faroles encendidos.
—La distorsión gravitacional únicamente tiene lugar más adelante, en el área cerca del prisma —nos dice a todos—. Por eso es que las máquinas no flotan, como las rocas más adelante.
El nindroide de titanio parpadea y sus ojos regresan a la normdad.
—Asumo que será un desafío conseguirlo, a menos que Cybermad haya conseguido revertir los efectos de gravedad.
Arqueo las cejas al escuchar la risa de Zane. Miro a mis amigos y compruebo que no soy el único confundido por su buen humor repentino.
—¿Por qué la risa? —pregunta Kai.
—Porque si logrará hacer eso... —Zane menea la cabeza, aún divertido.
Desvío la mirada hacia Jay, para saber si él le encuentra la gracia al chistecito. Al principio parece igual de perdido que todos, pero de repente sus ojos se iluminan y comienza a reírse como Zane.
Me siento un tonto... o más bien, fuera de lugar.
—O-okey... —espeta Lloyd, acomodándose el abrigo—. Será mejor que todos bajemos, son demasiados para dividirnos, sólo... hay que ser cuidadosos.
El rubio es el primero en saltar al exterior, a través del agujero en el techo que hizo Kai, y después lo siguen Rune (quien recibe la ayuda de Zane para salir), Dareth, el nindroide y Jay.
—¿Primera vez que la cerebrito no entiende chistes de nerd? —le pregunta Kai a su hermana, molestándola justo antes de salir.
—¡Ay, cállate! —exclama Nya, enfadada, dándole un golpe con el puño.
Ruedo los ojos y espero un poco para dejar que ambos hermanos salgan. Sólo quedamos Mei y yo. La chaparrita da un par de saltos, para intentar alcanzar el borde del metal. Es de la estatura de Lloyd, pero creo que el ninja verde tiene más alcance de saltos. Me río por lo bajo, al verla frustrarse tras cada intento fallido.
—¿Necesitas ayuda con-?
—Puedo sola —asegura, con el rostro colorado y frunciendo las cejas. Hace un par de intentos más, para después terminar dándose por vencida, dejando caer su cabeza—. Okay, sí necesito ayuda...
Meneo la cabeza. Coloco una mano sobre la otra y me pongo de rodillas, para impulsarla a salir. Me sonrojo un poco cuando su mano se posa en mi hombro, al apoyarse. Creo que Mei se da cuenta de que la noto igual de nerviosa que yo, porque en un intento de disimular me revuelve el cabello con un gesto de cariño.
—Oye —me quejo, cerrando los ojos.
—Chico emo —bromea, sacando la lengua. Frunzo el ceño y ella se ríe.
—Chaparrita —añado, con una sonrisa triunfal.
—¿Eh? No todos en mi familia somos así, mi her...
Arqueo las cejas, enseguida, pero Mei aprieta los labios y se rehúsa a seguir
hablando. Cuando estoy pro preguntarle, ella alcanza el techo y sale de la máquina.
Lanzo un bufido y la sigo.
Kai's POV.
Debo decir que no me gusta nada esperar. Lloyd nos hizo ocultarnos detrás de uno de los vehículos y ahora no podemos hacer nada más que ver a Cybermad, Gravis, Cryptor... Lar... y todos ésos Cyborg, paradotes, viendo las rocas flotantes del fondo. No veo a Nightmare por ningún lado, y ésa no puede ser una buena señal.
Dejo escapar un gruñido, consiguiendo que todos me callen con un "¡Shh!" que hace más ruido del que yo mismo produje. Me cruzo de brazos.
—Sé que la paciencia no es lo tuyo, pero trata de estarte quieto un segundo —me regaña Nya, como si yo tuviera cinco años.
—¡Me puedo estar en paz! —aseguro, ceñudo.
Por una milésima de segundo capto la sombra de trsiteza en la mirada de Mei, pero se voltea y termino pensando que fue producto de mi imaginación.
—Voy a sonar como el impaciente aquí a mi lado... —dice Rune, apuntándome disimuladamente—, pero ¿Qué no tenemos un portal mágico que tomar?
¡Oh, cierto! Me olvidaba del Ojo de la Invidente.
Lloyd recarga la frente en la superficie metálica que lo oculta de la vista de nuestros enemigos y cierra los ojos. Se queda así un momento, intentando averiguar un plan. Después de un tiempo me aburro de verlo frustrado y me centro en ver lo que sucede más allá, así que lo paso de largo y me aventuro a salir hacia una roca que está más próxima a Cybermad. Escucho las quejas de mis amigos, amis espaldas, pero decido ignorarlas e irme por mi cuenta.
Gravis da un paso al frente, y se detiene para tomar aire. Corre hacia lo que parece un barranco, justo sobre el cual flotan los trozos enormes de roca cristalina y blanca. Justo en el momento en el que sus pies dejan de tocar el suelo, flota.
Da giros en el aire, con elegancia, como si bailara con las leyes de la física. Gravis avanza con movimientos que me recuerdan a las volutas de incienso impregnando el cuarto de meditación del Navío con aromas orientales. Es elegante, rápido, silencioso y... evasivo, no siquiera toca las piedra a su alrededor, simplemente las pasa de largo con la gracia de un pez en su estanque. Él, el maestro de la gravedad, está jugando con el entorno que el mismísimo prisma creó para protegerse. Está distorsionando la realidad, crenado la suya propia, y, es por esto que sólo él puede conseguir el prisma elemental.
Pero no debe.
Si llega hasta la gema, Cybermad alcanzará un nuevo nivel de poder, y debemos evitar que eso suceda a toda costa.
Miro por sobre mi hombro, a mis amigos agazapados detrás de la máquina, mirándome con expresiones distintas pero que parecen decir lo mismo.
Lo último que veo antes de girar la cabeza y salir corriendo es a Rune, a punto de gritar algo, pero Mei le cubre la boca y no sé si es por la palabrota que iba a decir, o por temor a que los descubran, tal vez ambas.
Ya no importa.
Me abro paso entre Cybermad y Lar. Mi intención inicial era tirar a ése traidor pero la distancia a la que queda de mí me lo impide. Aunque me gustaría deleitarme con el milisegundo que alcanzo de sus expresiones, no es sorpresa lo que veo...
A penas tengo tiempo de enojarme. Mis pies dejan de tocar suelo y de nuevo siento la misma sensación de terror que en la mañana. Ésta vez, no siento que caeré.
Estoy flotando.
Es una sensación distinta a como cuando Zane nos hizo a todos saltar de ése otro desfiladero, ésta es una auténtica sensación de estar en el espacio exterior. Como si el mundo entero fuese un océano. Comienzo a dar brazadas rápidas, con dirección a Gravis que ya me ha visto y acelera su "danza" hacia el prisma.
Freno de pronto, y justo a tiempo.
Una bola de fuego pasa a centímetros de mi frente y se desintegra al tocar la pared de roca. Giro la cabeza tan sólo un segundo. Los Cyborg, todos ellos, están igual a soldados en una guerra, quietecitos y apuntando unas bazucas hacia mí.
Trago saliva.
Mis amigos salen de su escondite y se disponen a hacerles frente. Perfecto, una preocupación menos.
Aunque el disparo de las bazucas casi me rostiza la cara, me da una idea.
Enciendo mis puños en llamas, y uso el impulso para alcanzar a Gravis. A diferencia de él, yo no soy elegante. No esquivo las rocas, ni bailo entre ellas, sino que las uso para ganar más velocidad, corriendo entre su superficie tanto por arriba como por debajo.
En menos de lo que una chica se enamora de mí, quedo cara a cara con el maestro de la gravedad. No luce para nada feliz al verme. Su rostro se contorsiona al verme, con repugnancia. Guiño un ojo y las llamas de mis puños aumentan en tamaño. Creo que incluso Gravis pierde toda su elegancia y agita los brazos con desesperación para intentar llegar antes que yo.
Diviso la gema dorado, a centímetros de mí.
Gravis es rápido, pero no lo suficiente.
Estiro la mano y lo consigo. Una amplia sonrisa ilumina mi rostro, sin embargo, se desvanece tan rápido como aparece. Gravis sonríe al ver mi expresión, y cuando nota que me he dado cuenta de lo que está a punto de pasar.
Ya no es más como un océano, no más como la seguridad de hace un momento, todo eso lo siento perderse poco a poco. ¿Cuánto tiempo tengo para volver sano y salvo a tierra firme?
Levanto la cabeza y veo como las piedras más adelante comienzan a caer.
—¡Quítate que estorbas! —grito, empujando al tranquilo Gravis con las manos tras la cabeza para poder salir de aquí.
Coloco el prisma en mi cinturón y vuelvo a encender mis manos en llamas. Repito el trayecto, pero ésta vez con mucha más prisa. Las piedras detrás de mí caen, una a una, las escucho desplomarse. Justo cuando estoy por llegar al último extremo, cuando siento la gravedad de la Tierra tragarme como a las rocas, consigo apoyar los pies en el último pedazo helado para tomar impulso y saltar, sano y salvo.
Lanzo un suspiro. No volveré a saltar de barrancos (ni aunque sean mágicos) nunca más.
El ruido de explosiones simultáneas me recuerdan que esto aún no ha terminado.
Mis amigos hacen lo posible por someter al ejército de Cybermad. Diviso a un Cyborg apuntándoles con una de sus bazucas, sin que ellos lo noten. Me coloco frente a todos y los cubro con mi cuerpo. Mi ropa empieza a quemarse al tiempo que las llamas son absorbidas por mi cuerpo.
Bajo la mirada y descubro como la energía dorada refulge con mayor intensidad, al estar en contacto directo con mi elemento. A penas me da tiempo de mirar a mis amigos, cuando el ruido atroz nos pone a todos alerta.
Una ráfaga de la montaña, y viene hacia acá.
Mei's POV.
Una ráfaga de aire aparece acompañada de uno de los característicos alaridos que dan nombre a la montaña. Los vehículos de los Cyborg se sacuden y todos tenemos que cubrirnos.
-¡Todos abajo! -ordena Cybermad a sus secuaces.
Rápidamente todo su ejército se agacha e intenta sostenerse de cualquier sitio. Nosotros los imitamos. Para nosotros es más sencillo, ya que tenemos nuestras armas. Pero... Dareth no. Él no tiene de dónde sujetarse y la corriente de aire lo arrastra. Lo veo pasar a mi lado, y extiendo mi brazo hacia él. Nuestros dedos a penas se tocan. La fuerza con la que el viento nos azota es brutal. Dareth es llevado como una hoja, hacia el desfiladero, sin que nada pueda hacer.
-¡DARETH! -exclamamos.
Extiendo los brazos para usar mis poderes. Dareth se resbala y está por caer... pero no lo hace. Alguien lo sujeta.
Uno de los secuaces de Cybermad jala su brazo y lo lanza cerca de donde estamos, con una fuerza impresionante. Cole, que es el más cercano a él, sujeta a Dareth para evitar que vuelva a ser arrastrado.
El pedazo de roca sobre el que se encuentra su salvador se parte... y el secuaz cae con él.
No puedo creer lo que estoy viendo. Cybermad grita algo, creo que el nombre del chico, pero no puedo entenderle. Sólo escucho el viento zumbando en mis oídos conforme corro hacia él. Ni siquiera lo pienso, sólo sé que necesito salvarlo.
Cybermad's POV.
—¡Lar! —el grito desgarra mi garganta, sin embargo, ya es tarde.
Ambos chicos caen hacia las profundidades del abismo, acompañados por el ruido de las rocas desplomándose.
Mi primera reacción es ordenarle a mis seguidores que suban a sus vehículos. A penas y le dirijo una mirada breve al destrozado ninja verde. Es sólo una milésima de segundo, un breve instante en el que parece que hemos hecho las pases.
Subo a mi propio vehículo, sin dejar de hacer cálculos en mi mente, esperando que todos ellos den un resultado positivo para la situación. Es claro que el desfiladero debe tener un fondo, pero sólo puedo asumir su profundidad en base al tiempo en el que las rocas golpearon ése fondo. Cierro los ojos un segundo, deseando que esté en lo correcto.
Tomo los controles y conduzco a mi ejército por un camino alterno, que posiblemente nos conduzca a Lar.
Ellos tienen que estar vivos.
Mei's POV.
Me cuesta trabajo respirar.
Siento como si estuviese resfriada, con los pulmones contraídos y la garganta obstruída. ¿Así es como se siente morir?
No.
Abro los ojos de golpe, y al principio me confundo ante el panorama blanco que me rodea, pero enseguida pienso que, de no haber sobrevivido a la caída, no me sentiría tan tremendamente adolorida.
Me enderezo al ver al chico tirado delante de mí.
—¡Por el Primer Maestro! ¿Estás bien? —exclamo, acercándome a él a rastras.
Lo miro con los ojos bien abiertos, aún sin poder decidirme entre si moverlo o no. Justo cuando estiro mi mano enguantada, él lanza un respingo y abre los ojos. Me llevo una sorpresa grata cuando sus orbes, brillantes y azules como el cristal, me miran.
Lanzo un suspiro y consigo sentarme, alejándome un poco. Quizás quiera su espacio, es decir, su mirada... eh ¿triste? No, ¿Por qué estaría triste? Más bien, confundida, me hace entender que quizás no sea bueno mantener tanto contacto.
Miro hacia arriba. Lo único perceptible es aquella gran ráfaga de viento que arrastra los copos de nieve sobre nuestras cabezas. Además, las paredes de roca son demasiado altas e inestables para escalarlas. Estamos atrapados. Miro a mi alrededor, a la gruesa capa de nieve en la que se hunden mis botas. El espacio amurallado debe tener, por lo menos, tres metros de ancho.
Me hago un ovillo contra una de las paredes de roca blanca. Cada vez hace más frío... El secuaz de Cybermad da vueltas por el reducido espacio, más que como una pantera enjaulada parece que busca cómo salir. Como si su cerebro estuviese analizando todo, como un nindroide. Me rodeo con los brazos y me quedo contemplando mi entorno.
Después de un rato pensando y como si se hubiese dado por vencido, el secuaz se deja caer en la nieve, recargando su espalda en la pared de roca contraria a en la que yo me encuentro. Nos quedamos frente a frente.
-L-lo siento... -digo, con un hilo de voz, debido al frío.
El secuaz alza la vista, sorprendido.
-No lo sientas -la voz del secuaz me sobresalta, no esperaba que respondiera-. De no ser por ti, si no me hubieses desviado, yo no... Habría sido feo.
Lo miro a la cara. Está tan pálido como un témpano y la nieve está atrapada en sus cejas y pestañas. Él es extraño, quiero decir que no es como el resto de los secuaces, ya que él no es un Cyborg. Tal vez, ya es demasiado fuerte así, sin piezas metálicas incrustadas en su cuerpo.
Inclino la cabeza, tratando de analizarlo. Me siento extrañamente unida a él. Hay algo familiar, pero a la vez desconocido...
-Es muy extraño -comento, enarcando una ceja. Siento como se alza la tela de mi máscara por éste movimiento-. Estoy hablando con un secuaz de Cybermad como si nada...
-Oye -reclama éste, divertido-. Que trabaje para él no implica que no tenga corazón. No peleas por un líder, peleas por la causa del líder.
Se pone de pie y se sacude la nieve.
—Tal vez... tratar de invocar mi dragón elemental ayude... —murmuro, como sugerencia, pero el chico menea la cabeza al instante.
-¿Y luego qué? ¿Te estrellas contra éso? -el secuaz señala a la corriente de aire que bloquea la única salida, y luego mueve su mano hacia la pared de roca-. Y éso... Y por último... ésto...
Miro la nieve que sujeta entre sus manos enguantadas. Sigo el recorrido con mis ojos, sin duda, un golpe feo.
Me pongo de pie y avanzo a donde está él, con una expresión decidida. El chico parece sorprendido, y algo incómodo con tenerme a su lado. En sus ojos sigue destellando algo que aún no consigo descifrar.
—Entonces, ¿Cuál es el plan? —pregunto, porque parece bastante sabio e intelectual y... porque algo en él me inspira confianza.
Me mira unos segundos, primero a los ojos, y luego desciende la vista a la postura que tengo. Me sonrojo, supongo que por vergüenza, ya que ésta pose de pelea me la enseño alguien muy importante para mí y porque su mirada me hace sentir vulnerable.
—¿Dónde aprendiste eso? —me pregunta, y su voz parece perder fuerza, algo que parecía casi imposible.
—Huh... m-mi hermano —murmuro—. Él me la enseñó...
El chico inclina la cabeza, como si le costara trabajo verme.
—Aún tenemos que salir de aquí —insisto, algo incómoda. Cada vez siento que la nostalgia no hace más que aumentar, ¿Por qué es que él me recuerda tanto a mi hermano? Cuesta trabajo pensar en él, considerando que hace tanto que no lo he vuelto a ver...
—¿Tú nunca te rindes o sí? —ríe, y se vuelve hacia mí con los ojos brillantes de felicidad—. ¿Hoshi?
Lar's POV.
La chica de cabellos castaños se queda con la boca abierta al reconocerme, cuando me quito la máscara ninja. No sé muy bien qué hacer. Hacía mucho tiempo desde que vi por última vez a Mei. En ése entonces ella tenía dieciséis años. No ha cambiado en lo absoluto, su expresión tímida sigue siendo la misma.
Se me acelera el corazón al verla aproximarse hacía mí. Por lo general me esfuerzo por mantenerme serio, por guardar la compostura, pero ahora... ahora me enfrento a la misma expresión de dolor que cuando me fui. Después de estar años esforzándome por alejarme de ésas promesas no cumplidas sólo puedo esperar que mi hermana me odie. Me lo merezco.
-Mei... -la llamo, avergonzado-. Yo...
Mi hermana no me deja terminar. Rodea mi cuello con los brazos y recarga su cabeza en una de mis hombros. Al principio no sé bien cómo reaccionar. Mis manos titubean, a centímetros de su espalda, pero al final, consigo recuperar la fuerza y correspondo su abrazo. La punta de mi nariz toca la coronilla de su cabeza, impregnándose con el olor a flores orientales que desprende. Tiene pequeños copos de nieve entre el cabello, como espuma blanca y delicada en las olas del mar. La he extrañado tanto que tenerla finalmente conmigo parece algo surreal.
-Lar -la voz de Mei suena firme-. Apártate.
Enarco una ceja, sorprendido por el repentino cambio de mi hermana.
-¿Qué?
-Apártate -repite.
Me doy cuenta de que Mei emite un extraño brillo verde. Hago lo que me dice y me aparto. Sus ojos también resplandecen con un brillo celeste y el viento la rodea con tanta fuerza que tengo que cubrirme. Sus pies se despegan del suelo y comienza a elevarse en el aire. Cuando bajo la vista a mis propias botas me doy cuenta de que también estoy flotando. ¡Estamos a más de tres metros del suelo!
El aire se agazapa entorno a nosotros, mostrando una fuerza que nunca antes le había visto. Estoy estupefacto. Mis dedos se arquean como ganchos, con la necesidad de aferrase a algo para no sentir que podría caer en cualquier momento. Pero no hay a dónde aferrarse. Me limito a ver el domo de franjas blancas (debido a la nieve arrastrada) y a Mei. Hay una fuerza feroz en su mirada, casi ausente. Mi hermanita, la misma chica que me prometí proteger... en realidad no lo necesita. Nunca lo necesitó.
No tardamos mucho en regresar a la pendiente de roca, en dónde nos encontrábamos en un principio. Los ninjas siguen aquí. Primero lucen desesperados, pero al vernos a Mei y a mí desplomarnos en el suelo, se ven aliviados. No por mí, claro.
Ambos hemos caído de manera turbulenta sobre la nieve. Caigo a un metro de distancia de mi hermana. Me reincorporo enseguida, al verla inconsciente con las mejillas sobre el colchón de suave nieve,
-¡MEI! -no soy el único que grita. Sus amigos corren hacía ella y forman un círculo a su alrededor.
Estoy por acercarme, cuando el ninja rojo me da un empujón. Me tambaleo y tardo unos segundo en recuperar la postura. Kai y yo nos fulminamos mutuamente con la mirada. Noto que ambos tenemos las manos cerradas en firmes puños.
—Aléjate —masculla. Pareciera a punto de darme una paliza.
Estoy por dejarme llevar por el impulso de seguirle el juego de los puños y las patadas, pero me resigno a colocarme mi máscara ninja y avanzar lejos de aquí. Miro hacia atrás, antes de poder perder de vista al grupo. Noto que Mei abre los ojos y se lleva una mano a la cabeza, confundida.
Esbozo media sonrisa.
Saber que ella ha despertado es suficiente para mí. Por lo pronto, no puedo hacer más que alejarme. Al menos, a eso ya estoy acostumbrado.
Kai's POV.
No despego la vista del camino que ha tomado Lar hasta que estoy seguro de que ya se ha ido. Finalmente, me doy la vuelta hacia mis amigos. Mei se acomoda el salvaje cabello castaño que tiene disparado sobre la cabeza. Esbozo media sonrisa, divertido. Ésa chica... no se ha peinado en todo éste tiempo sólo porque al parecer le da flojera.
Enarco las cejas y borro la sonrisa en mi rostro, al notar algo más en Mei. Un mechón de su cabello reluce con un fulgor esmeralda, el cual se debilita hasta desaparecer por completo. Un mechón verde... como el de Morro.
¡Y yo pensando todo éste tiempo que el mechón verde era porque Morro se había metido a una secta de chiquito! Al parecer, se debe a los poderes del viento. Me pregunto si Mei usara más sus poderes del viento ése mechón se volvería permanente.
—¡Eso fue increíble, mn nene! —exclama Dareth, dando brincos en la nieve como Jay.
—Pero no vuelvas a hacer algo así otra vez —le advierte Cole a la castaña, con cara de que casi le da un infarto.
—¿Qué cosa? ¿Hacer flotar todo súper hellou? —bromea Mei, moviendo los dedos con aire de misterio. Cole sonríe ligeramente, y eso al parecer hacer que la chica dejé de bromear y lo mire con aire inocente—. No lo haré, descuida.
—Ay, ya bésense —exclama Jay, como señora viendo una telenovela.
Mei se agacha, recoge una bola de nieve y se la lanza con una expresión asesina. Todos dejamos salir una carcajada. Entonces, la ninja morada busca a su alrededor. Me llevo las manos a la nuca y comienzo a dar vueltas de forma despreocupada, como si no estuviera consciente de que está buscando al traidor...
—¿Qué te pasa? —me pregunta Zane, extrañado.
—Nada.
—Te pones extraño de pronto, por supuesto que algo te pasa —insiste, demostrando que hace un buen trabajo de papá ninja. Nuestras miradas chocan tan sólo unos segundos—. Bueno, ya tendré tiempo de enfocarme en tu extraño comportamiento, por lo pronto debemos seguir.
Esto último lo dice alzando la voz, de modo que los demás también lo escuchan.
—¿Nos da tiempo de llegar a la cima, para alcanzar el Ojo de la Invidente? —le pregunta Lloyd, calándose la mochila en la que llevamos las mantas.
Cole me arroja la que contiene las ollas y trastos para comer, los cuales tintinean al chocar unos con otros. El pelinegro me mira como si me estuviese haciendo una broma, aunque yo lo interpreto como si me viera cual mula de carga.
—Descuida, hay un camino alterno cerca de aquí, llegaremos —dice Zane, apuntando hacia el sendero entre las rocas que siguió Lar.
Aprieto las correas de la mochila, con nerviosismo. Estoy por sugerir tomar otra ruta, cuando una voz distinta a la mía interrumpe las direcciones de Zane.
—¡Esperen! —todos nos volvemos hacia Mei, sorprendidos, sólo para descubir que no se ha movido del mismo sitio. La chica muerde su labio inferior y mira con nerviosismo su propia mochila—. Hay algo que tengo que decirles.
—¿Qué ocurre? —pregunta Cole, extrañado—. ¿Todo está bien?
—No. Y-yo... debí decirles esto hace tiempo, en serio lo siento —murmura Mei, arrepentida. Desvío la mirada, sintiéndome culpable, aunque no sé bien por qué—. Lar... es mi hermano.
—¿Qué? —dejan escapar todos, estupefactos.
No miro a nadie, pero puedo imaginarme perfectamente sus expresiones: ojos en blanco, bocas abiertas y piel pálida. Yo ya lo sabía. Me enteré hace un tiempo. Lo supe desde un inicio y no dije nada. Quizás por eso me siento así... tan... sucio.
—Lamento no haberles dicho que tengo un hermano, es una de las cosas por las que me arrepentía cada día —prosigue Mei—. Es sólo que... tenía miedo y me sentía tan... herida. No había visto a mi hermano en un largo tiempo y admito que la razón principal por la que me uní al sensei Wu era para encontrarlo. No sabía que Lar era el Kappa fantasma, o la mano derecha de Cybermad, al menos... no me enteré hasta hace un momento.... Yo... espero que puedan perdonarme.
—No te preocupes, Mei —le dice Lloyd, con delicadeza—. Está bien.
Pero no lo está. Al menos, para mí no es así. No sé por qué me cuesta tanto superarlo. No es que odie a Mei, de hecho es todo lo contrario, odio a Lar y no quiero relacionarme con él... otra vez. Supongo que ahora que los demás saben la verdad, es inevitable tener que encontrarme con él. Lar es importante para Mei, y ella es importante para mí... y eso sólo vuelve las cosas más complicadas.
—Kai —me veo obligado a mirar a Nya, cuando la escucho llamarme—, ¿Por qué estás tan evasivo?
—Eso mismo le pregunté yo —dice Zane,
Frunzo el ceño y aprieto los dientes, negándome a hablar.
—¿Ya lo sabías... no? —sigue Nya, más molesta.
—Mira, no quiero hablar ahora sobre eso —gruño, pasándolos de largo para tomar el sendero ése de una vez por todas. Mei me mira con las cejas enarcadas, pero ahora mismo no quiero decir por qué conozco a su hermano el fastidioso—. ¡Oigan, se nos va el huracán!
—Odio admitirlo... pero tiene razón —dice Rune, detrás de mí.
—Ya qué —farfulla Lloyd, al parecer dándose por vencido con eso de sacarme información—. ¡Reino Distorsión allá vamos!
✳⚫✳⚫✳⚫✳⚫✳
¡Casi 7787 palabras! El capitulo más largo en el Fanfic hasta ahora 🎆🎉
He notado que cuando estoy estresada escribo más 🤔... y como ya voy a terminar la secundaria pues... tengo los nervios de punta 😅
Uff! Las primeras palabras que se dirigen Mei y Lar como hermanos, que beshos :v ¡Y Morro aparecerá en el próximo capítulo! ¡Yaaaay! Nuestro fantasmita suculento 👻 (⬅¡Jajaja!).
Cuando estaba escribiendo lo de los torpedos me acordé de Mi villano favorito, por el arma de gases 😂
¡Oh, y por cierto! ¡Últimos cuatro capítulos de Ninjago: Bajo engaños! Luego viene la parte final 7ω7 se llamará... aún no sé 😸 De una vez les aviso, ésta parte terminará muy 💔 traigan pañuelos
Los quiero muchísimo 😘
No pierdan la máscara!
PD: Extraño al Sensei 😭😭😭😿
Pos posdata: ¡Acronix es lo máximo! (*^o^*)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top