Recuerdos
Chūya miraba por la ventana del tren destino a Kioto en el que que iba con Dazai, rumbo al lugar en el que se encontraba aquel enemigo de la Agencia y de la Port Mafia. Sus pensamientos se basaban en preocupaciones por su hijo y si el enemigo no sería muy peligroso.
—Hey, Chūya—la voz de Dazai lo sacó de sus cavilaciones interiores—. No has protestado en las dos horas que llevamos de viaje. ¿Estás bien?
—Sí, estoy bien—murmuró el pelirrojo sin siquiera mirar al castaño.
Dazai frunció el ceño. Levantó su brazo izquierdo y lo pasó por la espalda de Chūya, atrayéndolo hacia él.
—¿Qué estás haciendo?—preguntó el pelirrojo.
—No te das cuenta, pero desde que te marqué, puedo sentir tus emociones sin necesidad de mirarte. Ahora mismo, estás algo tenso. Te lo pregunto de nuevo, ¿estás bien?—preguntó el castaño.
—Es sólo que estoy preocupado—contestó Chūya—. Tengo miedo de lo que nos pueda pasar en esta misión. ¿Y si el enemigo es más fuerte de lo que pensábamos? ¿Y si me veo obligado a usar Corrupción? ¿¡Y si el enemigo te impide que vengas a mi encuentro, no puedas detenerme a tiempo, me muera, el enemigo te mate y no volvamos a ver nunca más a Satoshi!? ¿¡Y si...!?—Dazai abrazó a Chūya antes de que éste siguiera hablando.
—Tranquilo—Dazai habló de forma calmada mientras acariciaba la espalda del pelirrojo.
Éste se concedió derramar un par de lágrimas silenciosas mientras abrazaba a su esposo.
—Todo saldrá bien, ya lo verás—Dazai miró a los ojos a Chūya y sonrió—. No hay enemigo que el doble negro no pueda derrotar.
—Ni siquiera un bebé que todavía no había nacido, ¿verdad?—Chūya sonrió, algo más calmado y recostó su cabeza en el hombro del castaño.
—Eso casi me mata—dijo Dazai de forma exagerada y añadiendo un toque de dramatismo con sus gestos.
—Por lo menos no fuiste tú el que lo tuvo que parir—Chūya lo miró mientras reía levemente.
Dazai volvió a sonreír mientras miraba cómo Chūya bostezaba.
—Deberías descansar—le propuso.
El pelirrojo asintió mientras se ponía cómodo y cerraba los ojos.
—Si nos atacan por sorpresa despiértame—pidió Chūya.
—Está bien—Dazai comenzó a acariciar el cabello de Chūya mientras éste dormía.
El castaño miró a su esposo dormido para después seguir leyendo su libro para padres primerizos. No pudo evitar recordar cuando ambos se enteraron de que pronto habría alguien más en sus vidas y se rió internamente al recordar cómo estaban los dos al recibir la noticia del embarazo de Chūya.
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Dazai se encontraba en la oficina de la agencia, leyendo-o más bien aparentando leer-un informe sobre un caso que la ADA había resuelto hacía poco. Atsushi se encontraba a su lado, hablando con Kyōka sobre temas triviales.
En ese momento, el teléfono de Dazai comenzó a sonar, y un grito estridente se escuchó en toda la sala, alertando a los dos miembros más recientes de la agencia.
—¿Qué es eso, Dazai-san?—preguntó el chico tigre mientras el castaño dejaba el informe de lado.
—El tono de llamada que tengo para alguien—Dazai se recostó en su asiento, aburrido.
—¿No deberías contestar?—cuestionó Kyōka mientras se acercaba a la mesa del castaño.
Miró la pantalla del teléfono de Dazai. Una foto de Chūya borracho aparecía en él mientras el grito seguía sonando. La pelimorada miró a Dazai con el ceño fruncido, y al ver que no iba a responder a la llamada-y mucho menos apagar el teléfono-, se tomó la molestia de responder ella misma.
—¿Chūya? Soy yo, Kyōka—habló la chica. Esperó un rato en silencio, lo que Atsushi y Dazai tomaron como señal de que el pelirrojo estaba hablando—. Todos sabemos que lo quieres matar, ¿pero qué te ha hecho ahora esta vez? ¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo malo?
Atsushi se sorprendió un poco al oír el tono de voz de Kyōka, el cual, era una mezcla entre preocupación y enfado. También le sorprendió oír cómo hablaba la chica, como si fuera cercana al ejecutivo.
—Comprendo. Se lo diré—se calló unos segundos para después sonreír—. Yo también te quiero, cuídate—la chica cerró el móvil y se lo tendió a Dazai—. Chūya dice que vayas al paseo al lado del puerto sobre eso de las seis de la tarde. Dice que no te escaquees, porque si lo haces, te romperá el trasero.
Atsushi contuvo una risa mientras Dazai tomaba su teléfono.
—Bueno, supongo que tendré que ir preparando los tapones de los oídos—el castaño cerró los ojos mientras suspiraba.
Kyōka puso los ojos en blanco mientras se sentaba en una silla de la parte trasera del escritorio de Atsushi
Cuando eran las seis menos cinco, Dazai ya se encontraba caminando por el paseo del puerto, a la espera de ver a Chūya en algún momento. El pelirrojo no se hizo de esperar, ya que pronto se dirigía corriendo al castaño.
—¡Estúpido!—Chūya saltó sobre él y le pegó en la boca del estómago, haciendo que cayera al suelo.
—Vaya, Chūya. ¿A qué se debe tu quedada conmigo? ¿Acaso ardías en deseos de volver a verme?—Dazai se levantó como si nada mientras se incorporaba lentamente y se limpiaba la comisura del labio, con una sonrisa en el rostro.
El pelirrojo sólo agachó la cabeza mientras apretaba los puños. El castaño alzó una ceja, visiblemente confundido.
—¿Recuerdas lo que pasó hace un mes?—preguntó el del sombrero.
—¿Lo de tu...?—Dazai se calló cuando el pelirrojo posó un dedo sobre sus labios.
—Eso mismo. Aunque me dé vergüenza, soy Omega y tuve un celo—Chūya miró a otro lado, avergonzado.
—Eso ya lo sé, Babosa. ¿Hasta dónde quieres llegar?—dijo Dazai mientras retiraba suavemente la mano del mafioso de sus labios.
Chūya alzó la mirada, encontrándose con los ojos de Dazai. Éste pudo notar que los ojos del contrario estaban cristalinos.
—Por hacerlo más corto, en ocho meses tendrás otro problema más que añadir a tu vida—dijo el pelirrojo con voz seria. Dazai parpadeó—. ¡Que espero un hijo tuyo, coño!
Dazai abrió la boca para decir algo, pero se calló de inmediato. Miró al suelo mientras hacía una mueca.
—Me estás diciendo que tú—señaló a Chūya—, y yo—se señaló a él mismo—...¿vamos a tener un bebé?
—No pensé que fueras tan bobo, Osamu—el pelirrojo se cruzó de brazos mientras rodaba los ojos—. ¿Estás convencido o te lo explico para tontos?
Dazai se había quedado sin palabras. Se frotó el codo derecho con du mano izquierda y no dijo nada.
—¡Al menos di algo!—gritó Chūya—. ¡No sé qué piensas, pero yo estoy acojonado, y mira que han sido pocas las veces que me ha pasado eso!—Chūya parpadeó un par de veces para evitar que unas lágrimas traicioneras cayeran por sus mejillas—. ¿Qué ocurriría si en la Port Mafia se enteran que soy un Omega y que espero un hijo? O lo que es peor, ¿qué pasaría si Mori-san se entera de que el hijo es tuyo, eh?—Chūya cogió a Dazai por el cuello de la camisa—. ¡Estoy asustado, Osamu, asustado! ¡Temo por mí, por ti y por el niño que ya tiene en riesgo su vida incluso antes de nacer! ¡Di algo, lo que sea!—el pelirrojo sintió como sus mejillas se humedecían a causa de las lágrimas.
Dazai miró a Chūya a los ojos. Éste último se quedó estático al sentir la mano del castaño sobre una de sus mejillas, secando sus lágrimas.
—No dejaré que ocurra nada malo, ni a ti, ni a ese niño—habló Dazai seriamente—. No eres una atractiva y hermosa mujer con la que cometería suicidio doble, pero es por mi culpa por la que estás con miedo, por lo que me haré cargo de lo que haga falta para manteneros a salvo.
Chūya rió levemente, lo que sorprendió al suicida.
—Eres un tonto—el pelirrojo posó su mano sobre la de Dazai mientras cerraba los ojos y sonreía—. Gracias—murmuró.
Dazai sonrió mientras abrazaba a Chūya, convencido de sus palabras.
Dedicado a SoMoon1
Hoy es viernes, día para actualizar esta historia. Espero os haya gustado :D
Como podéis ver, el capítulo de hoy es del Soukoku. En esta historia, la cosa irá en el orden dos capítulos de Satoshi, uno del Soukoku en su misión y del pasado.
Y eso era todo por hoy. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo! 👋
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