CAPÍTULO 23

NINAT'T

Tenía que pensar, necesitaba aclarar la mente y decidir que hacer, pero no podía hacerlo a menos que todos aquí se tranquilizaran; mis padres estaban preocupados y no dejaban de hablar, al igual que los padres de Neteyam que discutían por la situación en el bosque; Sulkan y Raltaw se habían ido un momento para darnos algo de espacio, porque estaba claro que yo tenía que responder muchas preguntas, pero ni siquiera me daban la oportunidad de hablar.

-        ¿Qué quieres hacer? – preguntó Neteyam en voz baja

-        No lo sé... - murmuré lentamente

-        Estamos juntos en esto, princesa, pase lo que pase – dijo y sonreí un poco

No podíamos continuar en silencio, no podía seguir esperando que mis padres y los de Neteyam me escucharan; no cuando había tanto en juego y mucho menos ahora que las cosas estaban realmente mal.

-        Basta – pedí levantándome, pero ellos continuaron hablando - ¡Basta! – exclamé perdiendo la paciencia - ¿Podrían al menos escucharme?

-        Ninat't – dijo mi padre con severidad, pero negué con rapidez

-        Tengo derecho a hablar – sentencié y francamente ellos sabían que tenía razón

-        Bien, habla – dijo mi madre y asentí algo nerviosa

Todos tomaron asiento e hice exactamente lo mismo, colocándome al lado de Neteyam que no dudo en tomar mi mano para reconfortarme.

-        Cuando el antiguo Olo'eyktan del clan Tipani estaba vivo me nombró su segunda al mano; él fue quien se encargó de mi entrenamiento y supervisó cada paso que daba; en poco tiempo me volví una de las mejores guerreras y comencé a liderar a varios grupos de guerreros en distintas aldeas del clan; yo me encargaba de coordinar los ataques y de vigilar que las aldeas más apartadas fueran evacuadas en caso de alguna represalia por parte de las personas del cielo – comencé a explicar y mis nervios poco a poco se esfumaron – Llegué a encargarme de casi todos los guerreros del clan Tipani y todos ellos respondían a mí; yo lideraba la mayor parte de los ataques y fue por eso que las personas del cielo comenzaron a cazarme, así como al Olo'eyktan; cuando él murió, tomé la decisión de apartarme, por la seguridad de mi hija y por la del clan; llegué a un acuerdo con el nuevo Olo'eyktan y buscamos refugio con el clan Omatikaya, pero no dejé de ser la segunda al mando – dije sintiendo mi cuerpo más pesado – Acordamos que regresaría si la situación empeoraba, pero él prometió que no me buscaría a menos que fuera realmente necesario, por lo que...

-        Las cosas deben estar realmente mal – dijo Jake Sully y asentí

-        Los guerreros me respetan y conozco muy bien las formas de ataque; Ali'kay y yo estudiamos las conductas de las personas del cielo y aprendimos mucho en cada revisión que hicimos; es por eso que me necesitan de vuelta – expliqué y noté la mirada angustiada en el rostro de mis padres – La guerra ya no está lejos, papá; si están trasladando botes hacia el sur, será una masacre – dije y sentí la mano de Neteyam presionar la mía

Él vio lo que hicieron en esa aldea, vio el fuego y la destrucción que las personas del cielo causaron; escuchó los gritos y vio la devastación; además, el ataque que sufrimos hace tan poco tiempo dejó en claro las intenciones de las personas del cielo y no tenía dudas de que no se detendrían hasta acabar con todos nosotros.

-        Sé que ninguno quiere más guerra – dije mirando a mis padres y a los de Neteyam – Sé que vinieron aquí con la intención de proteger a su familia – dije mirando a Neytiri y a Jake Sully – Lo entiendo muy bien, pero la guerra es inminente y nos alcanzará a todos; ellos vendrán aquí, papá, vendrán con la intención de acabar con todos nosotros y seguirán destruyendo todo lo que conocemos hasta que no quede nada – estaba segura de mis palabras y por más dura que fuera la decisión, ya estaba tomada – Están cazando a los Tulkun, están destruyendo el bosque y asesinan a nuestra gente, porque eso son papá, aunque su clan sea diferente – dije y Neteyam volvió a presionar mi mano – No les puedo decir que hacer; a ninguno de ustedes; si toman la decisión de seguir apartados lo respetaré y si ustedes deciden volver a marcharse – dije mirando a los Sully – Están en todo su derecho, pero yo no volveré a huir, no puedo hacerlo; quiero un futuro – dije mirando disimuladamente a Neteyam – Quiero un futuro y lucharé para conseguirlo

-        Lucharemos juntos – intervino Neteyam sin soltar mi mano y pude distinguir el orgullo en el rostro de Neytiri – No volveré a huir, papá – declaró Neteyam y sonreí

-        Esta es nuestra guerra – dijo mi padre con seguridad

-        Nadie volverá a huir – declaró Jake Sully y tanto mi madre como Neytiri estuvieron de acuerdo

Ellos nos pidieron que saliéramos un momento, ya que necesitaban hablar y eso fue justo lo que hicimos porque Neteyam y yo también teníamos una conversación pendiente; pero en cuanto dimos un par de pasos, fuimos abordados de inmediato por nuestros hermanos que parecían estar desesperados por obtener respuestas.

-        ¿Quiénes son ellos? – preguntó Aonung

-        ¿Por qué están aquí? – cuestionó Lo'ak

-        ¿Por qué te llamaron segunda al mando? – preguntó Tsireya

-        ¿Qué está sucediendo? – preguntó Kiri

Todos hablaban al mismo tiempo mientras que Tuk y Tekay lucían nerviosas; no podíamos responder una pregunta porque automáticamente tenían otra y francamente me estaban ocasionando un fuerte dolor de cabeza.

-        Bien, silencio – ordenó Neteyam que tampoco tenía paciencia llegados a este punto

-        Les explicaremos todo, pero por favor, basta

En verdad necesitaba hablar con Neteyam, pero al parecer la conversación tendría que esperar, por lo que en compañía de todos nos dirigimos a la playa y mientras Tuk jugaba con Tekay, comencé a contarles todo lo que había sucedido, desde quienes eran Sulkan y Raltaw, mi papel en el clan Tipani hasta mi acuerdo con el Olo'eyktan sobre mi regreso; les conté todo y francamente para cuando terminé, ellos se veían más mortificados que yo.

Las cosas estaban realmente mal en el bosque; los diferentes clanes estaban sufriendo y eso incluía al clan Omatikaya que era el clan del cual provenían los Sully; pero también estaba el hecho de que pronto la misma situación se repetiría en el arrecife y la guerra se extendería más y más hasta llegar a los clanes más alejados de Pandora.

La guerra era inminente y habría muchas pérdidas, pero ya no era algo distante, al contrario, la guerra estaba sumamente cerca y ya no podríamos hacer otra cosa más que pelear y resistir, así que entendía su miedo y su dolor, porque yo también lo estaba sintiendo.

Dejamos a los demás procesar toda la nueva información y por fin tuvimos algo de tiempo para nosotros; así que montamos nuestros ilu y nos dirigimos a esa gruta que quedaba cerca del árbol de los espíritus y una vez ahí, nos acomodamos en un espacio algo alejado de las flores y por fin pude respirar con algo de tranquilidad.

-        ¿En verdad quieres ir conmigo? – pregunté girándome un poco para ver a Neteyam

-        Iría hasta el fin del mundo contigo, princesa

-        Hablo en serio

-        Yo también – declaró con seguridad – Tenemos un futuro que nos espera y lucharé a tu lado a cada paso que des, además, deseo proteger el bosque tanto como tú

-        Neteyam... - murmuré viéndolo fijamente a los ojos

Lo amaba y estaba segura de mis sentimientos; él luchó por mí, luchó para salvarme y traerme de regreso; él vio mi pasado y vio nuestro futuro; él me conocía por completo, con fallas y aciertos; Neteyam era capaz de ver a través de mí con total claridad y lo amaba con todas mis fuerzas.

Cuando llegué a la aldea me sentía rota; había perdido mucho y sentía que no podría volver a tener esa calidez en mi corazón, pero entonces lo conocí y todo cambió; Neteyam me hizo sonreír, me recordó lo hermosa que era la vida; él me enseñó a soñar incluso con los ojos abiertos y cada momento que compartimos me hizo enamorarme de él.

Neteyam trajo luz a mi vida cuando lo veía todo oscuro; cada vez que nadábamos jugando en el agua; cada vez que cazábamos juntos y se quedaba mirándome fijamente mientras creía que no lo observaba; cada vez que íbamos a volar en nuestros Ikráns o nos encontrábamos antes del alba para entrenar; cada uno de esos momentos fue hermoso y especial.

Cada vez que estaba por caer, él estaba ahí para sostenerme; cada vez que sentía que mis nervios iban a traicionarme, él tomaba mi mano y me daba fuerzas; él me protegía, aunque sabía que yo podía cuidarme sola y era tan dulce con Tekay que me enternecía el corazón.

Él era mi ancla en este mundo sumido en el caos; era mi ancla en la guerra que se avecinaba y estaba segura que si luchábamos juntos, seríamos capaces de vencer sobre cualquier adversidad. 

-        Te voy a elegir siempre, princesa – murmuró acariciando mi mejilla – Ahora y para siempre...

-        Y yo siempre voy a elegirte – respondí colocando mi mano en su pecho - Eres mi ancla Neteyam y te juro por mi vida que siempre seré la tuya

Él acercó mi rostro al suyo y unió nuestros labios en un beso que poco a poco fue subiendo de intensidad y cuando sus brazos rodearon mi cintura levantándome un poco y colocándome sobre su regazo, finalmente me perdí en él; nuestro amor era puro y sincero, por lo que cuando sujetamos nuestras trenzas para vincularnos no había miedo ni duda, solo un genuino amor que me hacía sentir segura entre sus brazos; estábamos vinculados de una forma intima que no tenía comparación y después de unirnos simplemente nos dejamos llevar por el deseo que sentíamos hasta ser completamente el uno del otro.

-        Ahora estamos juntos – dije entre sus brazos

-        Estamos unidos de por vida, princesa – respondió besando mis labios e inevitablemente sonreí

Pelearíamos en la guerra hasta el final; enfrentaríamos a cualquier enemigo y saldríamos victoriosos, de eso estaba segura, porque si estábamos juntos no existía fuerza capaz de detenernos y ambos lucharíamos para que ese futuro que Eywa nos mostró, se hiciera realidad.

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