Capítulo 5: Soy la muñeca de Tomas

—¿Q-qué está pasando?

Un sudor frío bajó por mi mejilla.

—Esto... Esto no puede estar pasando... No puede ser verdad...

Una chica rubia bellísima se encontraba durmiendo plácidamente a mi lado, completamente desnuda. Aunque no puedo confirmar esto último a ciencia cierta dado que no tengo visión láser con la cual observar a través de la blanca manta, creo que no me cabe duda alguna de que está tal y como vino al mundo.

Solo recuerdo haber completado la tarea de clase y haberme ido diligentemente a dormir.

Realmente esto no puede estar pasando. ¿Y por qué está mi memoria completamente en blanco? ¡Ni que me hubiera topado con un alien anoche y unos hombres vestidos de negro me hubieran hecho mirar un bolígrafo!

No, espera... puede que se trate de algo aún peor. Puede que no tenga el recuerdo, ¿pero y si salí a la ciudad en la profunda noche y asalté a la chica actuando en base a mis instintos? Su cabellera rubia era precisamente mi preferencia personal. ¿Qué había hecho? Estaba temblando de miedo de mí mismo... cuando otra tragedia me aquejó.

—¡Hermanito, ya es de día! ¡Levántate o llegarás tarde a clase!

Toc, toc. Después de unos repentinos golpecitos dados contra la puerta de madera de mi habitación, se oyó la dulce voz de mi hermana menor Silvia.

Pero eso no me podía importar menos, ¡mi problema personal tiene mucha más prioridad! El problema, de hecho, es mi situación actual. A mi derecha hay una chica rubia durmiendo. Al echar la vista abajo, dos frutas suaves y mullidas.

No importa cómo pienses en ello, cualquiera malinterpretará esta escena.

—Oye, hermanito. Es de día, no me obligas a entrar. Si tienes una tienda de campaña, entonces dilo ahora.

Por favor, detengan a mi hermana. ¡Que alguien detenga a mi hermana! ¡Dios, Satán, Budha, Superman! ¡Por favor, que algún milagro detenga a mi hermana, que está felizmente golpeando la puerta del cuarto de su hermano con un ritmo de 16 tiempos!

—Tomas, voy a entrar.

No, no, esto no es bueno. No es para nada bueno. No, detente, idiota, noo, nuuu. Quisiera decir eso, pero estoy completamente petrificado. Solo podía abrir y cerrar la boca como una carpa dorada y no dejé escapar ningún sonido.

¿Qué debería hacer? ¿Qué puedo hacer?

Miré a mi alrededor ansioso sin razón alguna... y entonces me di cuenta.

—Oh, cierto. Solo tengo que esconderla.

Si la cubro con la manta totalmente, la chica rubia estará completamente oculta.

Un plan brillante.

Aplaudiendo ante esta realización, extendí mi mano para ocultar la chica rubia debajo de ella, cuando de repente...

—Mmm...

Una voz encantadora escapó de la boca de aquella chica, y ella abrió sus ojos hasta ahora cerrados.

Tenía unos ojos verde esmeralda puro que te atraían.

Me olvidé de respirar por un momento. Solo seguí mirando esos encantadores ojos verdes. Ante eso, la chica me notó. Los dos ojos verdes que me capturaron se entrecerraron alegremente y su boca formó una suave sonrisa.

—Buenos días.

Una hermosa pronunciación. Una voz comparable al repiqueteo de unas campanas.

Sosteniendo la manta en sus pechos, se sentó lentamente. Sin apartar la mirada de mí, ella continuó sonriendo.

Supongo que no es un sueño después de todo.

El pomo hizo un sonido de clic y una chica encantadora vistiendo el uniforme de mi escuela entró en el cuarto, con el pelo largo atado en forma de cola de caballo. Grandes ojos, facciones juveniles y un cuerpo que esconde buenas curvas. Esta chica era mi hermana menor, una chica con el encanto de un gatito, y de las chicas más populares según los chicos de la escuela.

Ella tiene las mismas facciones que yo, o eso creo porque a menudo me dicen "tú no te pareces en absoluto a tu hermana, tu mirada es de malvado".

Y esta Silvia ahora estaba mirando en mi dirección con una sonrisa...

—Ah, que estabas despierto. Baja entonces a comer el de...

Alrededor de la parte "desayuno" es cuando debió notar la existencia de la chica en mi cama. Su rostro brillante se congeló al instante. Fue como si se petrificara.

Después de un abrumador silencio, ella no fue capaz de decir nada.

—¡Woah! H-hermano... ¿q-quién es esa chica?

Muy sorprendida, temblorosamente, ella señaló a la rubia.

Mm... Querida Silvia, comprendo tu confusión. Pero descansa tranquila, acabo de encontrar la solución ideal a este problema. Con mi pulgar arriba y una fresca sonrisa, dije:

—¡Yo, Tomás Sánchez, tengo novia!

—¡Mentira!

Fue rechazado inmediatamente. Me sentó como un disparo.

—Qué mala... ¿Por qué mentiría?

—Quiero decir, hermano, no eres popular con las chicas en absoluto.

—Sí, admito eso como prueba válida... ¿Eso es lo que crees que diría?

—¿Acabas de admitirlo hace un momento?

—¡No, por supuesto que no! Para empezar, ¿cómo puedes decir que no soy popular? Mírame de cerca, ¿no soy apuesto? Soy apuesto, ¿no? Por ejemplo, mi pelo.

Al escuchar mi autoelogio, el cual era una completa farsa, mi hermana se acercó. Aproximó su rostro al mío y se me quedó mirando. Esa parte de ella me pareció muy linda y para nada estúpida, en mi opinión. Pero, por favor, con estos pelos es obvio que no soy apuesto. ¡Con estos rastrojos más bien parezco salvaje!

Pero no solo era Silvia, también la desconocida chica rubia estaba mirándome. Y de una manera muy extraña además.

Ay... ¿Si suelto un "lo siento" me perdonarán?

—Eres apuesto.

—Sí, apuesto.

¿Qué escuchan mis oídos?

A ver, que mi hermana me llame guapo lo entiendo, somos hermanos de sangre, ¡pero la chica dijo semejantes palabras de aprobación! ¡Esto no puede ser! Estos pelos solo pueden ser llamados salvajes.

—¿Ella es tu novia? Hermanito, eres extrañamente considerado y amable, así que... ¿trajiste a una extranjera con problemas a casa sin consultarle a mamá o papá? Mamá me dijo muchas veces que Tomas es un tsundere incomprensible, así que no hay manera de que consiga novia.

¿Sabes, hermanita? El que solo estés de acuerdo con mamá me acuchilla en el alma...

—No me digas... ¿Tú también estás de acuerdo con mamá?

Al preguntarle, Silvia respondió con un obvio "¡Sí!". De acuerdo, usaré mis dos puños varoniles y le haré un torno a esta mala hermana.

Estuve a punto de apretar su cara cuando...

—Oye, chicos, bajad ya de una buena vez a desayunar, ¿se puede saber a qué viene tanto alboroto tan temprano...?

De repente se interrumpió la voz de esta tercera persona, así que detuve mi movimiento y miré en dirección a la puerta. Allí estaba una mujer que entró a la habitación perpleja.

Esta mujer que se supone que ha cruzado este año la barrera de los 40 se supone que es mi madre, Rebeca, pero que muchos confunden con nuestra hermana mayor. No sé qué tipo de cremas usa, o si descubrió el secreto de la juventud eterna, pero se conserva tan bien que no hay quien le eche más de 20 años.

Se congeló al igual que mi hermana, y dejó escapar un suspiro.

—Sabía que algún día llegaría, pero esto ha sido inesperadamente rápido.

¿"Inesperadamente rápido"? Eh, mamá... ¿qué quieres decir con eso?

—Mamá... no hice nada.

—Claro, claro. Miente todo lo que quieras, pero llamaré a la policía.

Mi madre sacó el teléfono del bolsillo y comenzó a marcar. Mi hermana abrió la boca sorprendida y miró a la pantalla para confirmar.

—¡Waaah! ¡Es el 112! ¡El de verdad, es la primera vez que lo veo!

¡No digas eso con voz enérgica, idiota!

—¡No es momento para decir "waaah"! ¡Haz algo útil en tu vida y arrebátale el móvil a mamá, Silvia!

—¡Mamá, cálmate!

Ella entró en pánico y arrebató el teléfono a nuestra madre.

Oh, bien hecho, Silvia.

—Puedes no creerlo, pero esta chica aquí es la novia de Tomas.

—Así que ya no diferencias entre fantasía y realidad, ¿eh?

¿Por qué me miras con esos ojos de lástima, mamá?

—Si quieres saber si es cierto, solo tenemos que preguntarle a la linda chica que está a su lado.

¡Altooo! Ella normalmente es linda y estúpida, ¿de dónde sacó esta explosión de sentido común tan de repente, así de la nada? Ahora sí que estoy en problemas, principalmente por ser yo el quería engañarlas. Pero ya es demasiado tarde, solo he de seguir con la farsa.

—Mmm... Señorita, ¿eres la novia de mi hermano?

Ella le preguntó tímidamente a la chica. Tenía escrito en el rostro "es mentira, ¿verdad?". Junté mis dos manos y miré a la chica, rogando con mi mirada que me siguiera el juego. "Chica rubia, por favor, miente por mí solo por esta vez", sin embargo...

—Lo siento, no soy la novia de Tomas.

Estoy muerto.

La chica rubia me rechazó completamente. Bueno, no me extraña. Yo no sabía qué era lo que estaba pasando. Pero no parecía como si ella no quisiera estar aquí tampoco. Aun así es muy posible que pueda decirnos qué realmente estaba pasando.

Reuní mi valor y la miré de nuevo.

—Entonces, ¿quién eres?

Quería preguntarle "¿Qué estás haciendo aquí?". Ella me miró y por alguna extraña razón que desconozco, la chica se sonrojó y respondió con una sonrisa antes de poder preguntárselo.

—Soy la muñeca de Tomas.

¿Muñeca? De alguna manera, aunque no dijo "esclava", no era palabra con la cual estuviera muy familiarizado.

—¿Qué acabas de decir?

Pensando que oí mal, le pregunté. La chica repitió "soy tu esclava" con las mejillas sonrojadas.

Un sudor frío corrió por mi frente.

Una silencio fuertemente opresivo gobernaba mi habitación.

Ignorando totalmente la atmósfera, el despertador electrónico sonó dando las siete y media.

Le metí un puñetazo sin mirar y salió disparado contra la pared, explotando en mil pedazos.

—Disculpadme, pero tengo que ir al baño.

Escapar es la mejor solución. Me levanté rápidamente e iba a comenzar mi escape.

—¡Tomás!

—¡Hermano!

Por supuesto, ellas no me dejarán hacerlo.

Continuará... 

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