Capítulo 39: Ariel, el Ejecutor
Prólogo
—Es alucinante lo que es capaz de hacer ese cirujano. Pese a que esa cosa me atravesó, no tengo ninguna cicatriz.
Dije eso mientras levantaba mi camiseta, enseñando mi abdomen. Normalmente cuando recibes una herida de ese calibre, lo usual es que mueras; o de llegar a sobrevivir, tener una fea cicatriz que les parezca chula a los demás. Pero es que este no era el caso: es como si la fatal herida nunca hubiera ocurrido.
—Toda la familia de ese cirujano sabe usar la Aurora de un método muy especial para salvar vidas. Usan su propia energía vital para estimular la del paciente y este se recupere, eliminando venenos, mejorando la regeneración, etc.
Kevin me explicó todo. Boris, Daniel, Sebastián... Toda esa familia de doctores, enfermeros, cirujanos... sean varones o hembras, todos ellos están dedicados al máximo en algún campo de la medicina, y sus conocimientos llegan a tal punto que parece que sus operaciones se traten de jugar con muñecos humanos de carne y hueso. Ellos fueron quienes salvaron la vida de Irina, la de mi hermana, y la mía.
Realmente les debemos mucho.
En cambio... Natasha también es miembro de esta peligrosa familia. Y su ámbito de investigación es la vampirología.
Mamá asesinó a Natasha, pero todos nos sentimos intranquilos. Papá ha regresado a casa interrumpiendo su viaje de negocios en Bangkok,Tailandia, preocupado porque estuve cerca de morir, otra vez. Nina está muy afectada por la muerte de Sally.
Esa jugada fue demasiado sucia. Fue demasiado lejos... Un programa en el que si Natasha moría, la niña y todos sus experimentos, también. Irina habría muerto de no ser porque en su día yo destruí dicho programa con mis poderes.
Ahora lo que queda es acabar con Gardener. Sergio era alguien más o menos cercano a Leticia; él ya sabía de que ese no era su nombre verdadero. Aunque compañeros de trabajo, y se habían cruzado muchas veces trabajando en la clínica, nunca se habían dirigido la palabra directamente. Ella era la directora de todo el proyecto para las vacunas, mientras que él era el líder representante. Al parecer, los superiores suspendieron el proyecto de las vacunas dado que era infructuoso. Dicho estudio lo comenzó al abuelo de Natasha. Estudio que fue el hazmerreír porque es imposible crear una cura sin entrar en el ámbito de modificar el ADN. Es ahí cuando Gardener se interesó por el material residual de la clínica: encontraron una vacuna que hacía el efecto opuesto: convertir a las personas en híbridos. Conversión sin necesidad de ser mordido por un vampiro híbrido o un trasplante de órganos. Le vieron potencial militar, y una vía abierta para ella realizar su venganza contra quienes le negaron su modo de vida.
Sergio comentó que ella perdió a sus padres cuando era muy joven, y vivió pesadillas en orfanatos. Pero eso no es excusa para ser una mala persona y una asesina. Tienes en tus manos el poder de salvar vidas y que otros no sufran por lo que tú tuviste que pasar; pero en cambio vas y te vuelves el agresor. Te convertiste en aquello que odiabas y juraste destruir.
Su base se encuentra en las montañas, por la zona del convento quemado, el castillo en ruinas, y la charca. Es una amplia zona que cubrir, pero con ayuda de las facciones que ahora lidera Kevin, y los Cazadores e híbridos de las tres familias, podremos hacerles frente.
Es por ello que ahora nos turnamos los días de la semana para patrullar nuestra zona (nuestro barrio). Hoy me toca con Nina. Lleva varios días muy desanimada. Aunque conoció a Sally ese mismo día, tenía una conexión muy importante con ella, la consideraba su hermana menor; después de todo, ella en el pasado formó parte del Proyecto Alfabeto para investigar el "Poder de las Estrellas" que poseía, cuyo actual huésped conocido es Irina. Después de todo, espers, vampiros y la Aurora están relacionados.
Veré que puedo hacer para animarla.
Parte 1
—...
—Nina, ¿no hace una noche fantástica?
—...
—Nina.
—¿Oh? Ah, sí. Perdona, no te estaba escuchando.
Cogí su mano para calmarla y le hablé gentilmente.
—No es tu culpa, no lo sabíamos.
—Lo sé... Pero si no hubiera sido tan despistada saliendo de casa no nos habrían encontrado.
—Nina, llevaba incorporado un GPS —le recordé—, no podríamos haber hecho nada por ella.
Notaba cómo estaba al límite, a punto de romper a llorar. Todo esto comenzó porque ella se presentó voluntaria para el proyecto. Tomaron muestras de sangre, y dio comienzo a la bola de nieve que llega hasta nuestros días.
—Tomas...
—¿Sí? Dime, ¿qué pasa?
—Mmm...
Estaba jugando con sus dedos pulgares muy nerviosamente. Este comportamiento no es usual en ella, y de hecho reconozco qué clase de conducta es. Se trata de cuando alguien quiere decir o intentar algo que le avergüenza.
—¿Te gustaría hacerlo en el parque conmigo a la luz de la luna?
—¡¿EH?!
P-p-p-ero... ¡¿Eso qué es?! ¿Proponerme sexo ahora? Es más, ¿en la calle? Nos encontramos al lado del parque que está cerca de la estación de tren.
—Es una broma —sonreí—, ¿verdad?
—N-no, lo decía en serio. Me gustaría hacerlo contigo.
—No es que no quiera... pero no tengo preservativos en la cartera ahora, y al aire libre... ¿Y si nos pillan?
Se acercó más a mí hasta que enterró su cara en mi pecho. Sus voluminosos pechos estaban haciendo contacto conmigo y causando que perdiera mi raciocinio.
—... No pasa nada, hoy es un día seguro.
Parte 2
—¿Y bien? ¿Qué vas a hacer ahora que has muerto? Aunque me sorprende que alguien como tú haya logrado cruzar el Abismo.
—¿Con quién hablas?
El pobre Ron se encontraba perdido. La Bruja estaba hablando con la pared. En el Santuario no había nadie más que ellos dos. ¿Con quién diablos estaba hablando ella? ¿Alguna especie de fantasma o espíritu errante? Aunque en realidad, él ya se podía imaginar con quién se encontraba charlando: Natasha. Puesto que había mencionado previamente "ahora que has muerto".
—¿El fantasma de Natasha está aquí enfrente mía?
—Digamos que ha ascendido y es una forma de vida diferente. Como un cúmulo de información independiente; una conciencia superior.
—Un fantasma, dirás —espetó él—. Está muerta, Rebeca la hizo picadillo. ¿Y qué piensa hacer ahora?
—Un plan brillante.
Con una sonrisa oscura y siniestra, la deidad apodada "Bruja" murmuró algo ininteligible en alguna lengua desconocida que causó que los oídos del joven humano modificado pitasen y cayera de rodillas al suelo. Sintió su cabeza al borde de estallar, y que la sangre que fluía por sus vasos sanguíneos hervía.
—¿Q-qué fue eso?
—Oh, perdona. Se me olvidaba que no puedo expresar eso en esta mundo. Lo que está por ocurrir es muy divertido. Además, no necesito a Irina para renacer. Solo necesito que ella me devuelva lo que me pertenece.
—¡¿Sus poderes son tuyos?!
—Te diré solo una cosa. ¿De verdad crees, muchacho, que una niña como ella debería tener algún poder?
En silencio, Ron pensó por varios minutos hasta que lo comprendió todo.
Dichos poderes en un principio pertenecieron a Nina. Pero después se manifestaron en Irina. Laura en cierto momento fue capaz de robarlos para sus intereses. Si bien una Irina adulta podría hacer uso de ellos en su totalidad, su máxima capacidad podría ser usada si son devueltos a su dueño. Y Nina demostró poder usar un ápice de Aurora, aunque fuera ínfima.
—¡¿No pensarás en...?!
Una ominosa sonrisa hizo que Ron silenciase sus labios.
Parte 3
—Irina no es necesaria. Es por eso que hay que matarla. Para extraerle todo su poder.
—¡No os dejaré hacerlo! —exclamó el viajero del tiempo apretando el puño—. Aún no me fío del todo de tu palabra. Si la matas...
—Chico. Aunque ella muera, podré cumplir todos tus deseos. ¿No anhelas un nuevo mundo?
Parte 4
*Ding, dong*
—¡Un momento, voy!
Naomi estaba cenando tranquilamente en el sofá, con las piernas descansando sobre la mesa del salón, cosa a su hermano mayor no le gusta. Pero como está sola, puede hacer lo que le plazca sin que nadie le regañe. Además, estaba atiborrándose de comida basura, como un gran cuenco de fideos instantáneos sabor cerdo y jengibre. El tener que dejar sus placeres mundanos, ponerse las zapatillas y caminar hasta la entrada le había fastidiado el momento.
—¿Sí?
Lentamente, abrió la puerta.
Parte 5
—No me puedo creer que lo hayamos hecho en un parque, detrás de unos arbustos.
Nina se levantó bastante contenta. Creo que me acaba de usar para aliviar toda la tensión que ella tenía acumulada dentro. Me siento usado...
—¿Sabes? He estado teniendo pesadillas recientemente. Aunque han pasado ya dos semanas desde ello.
—Es normal. Murió en tus brazos y sentías una conexión especial con ella.
Y de golpe y porrazo, cambió el tema de la conversación.
—¿Cómo se sintió?
—Eh, je, je... Bastante excitante, la verdad. El que un guarda pudiera pillarnos con la luz de su linterna, o que pasara cualquier persona...
—¿A que se siente totalmente distinto hacerlo sin condón?
—S-sí... Es mucho mejor. Pero es muy arriesgado.
—No pasa nada, confía en mí. Llevo muy bien los apuntes. Además, soy una adulta pese a mi apariencia.
Ya, eso lo sé. Tienes la misma edad que mi madre.
—Precisamente es eso lo que me preocupa.
—¿El que tenga 41 años? Estuve congelada en el tiempo. No solo tengo 17 años físicos, sino que también 17 mentales. Por algo existe la edad cronológica, la biológica y la mental. ¡¡¿Me estás llamando vieja?!! ¡No te rías!
—¡Ha, ha, ha, ha!
—¡Se lo diré a tu madre! ¡Te vas a enterar!
Después de pelearnos un poco y limpiarnos, continuamos con la patrulla. Sin embargo, hay algo extraño en esta zona de la ciudad. Hace mucho que no vemos pasar ningún coche, tampoco personas. Hay demasiado silencio.
—Tomás, prepárate para luchar. Creo que estamos dentro de una Barrera Antipersona.
—Sí. ¿Notas ese escalofrío en la espalda?
Entonces, escuchamos una voz provenir de arriba nuestra. Alguien estaba de pie subido en el tejado de la estación.
—¡Sois buenos, jóvenes!
Una sombra aterrizó enfrente nuestra.
Se trataba de un hombre alto, 1,95 metros. Musculoso y de piel blanca que vestía un uniforme verde oscuro, casi militar. Una cara conocida que habíamos visto pasar muchas veces por el instituto y encerrarse a hablar en la enfermería con "Leticia". Era el propietario de la empresa de jardinería Gardener. Gardener es una unidad de inteligencia compuesta por varios expertos de varios campos: hay policías, economistas, ingenieros, francotiradores, soldados... Obviamente realizaban actividades de jardinería, fontanería y reparación de líneas de telefónica y electricidad para que no sospechara nadie.
En realidad Ariel es un combatiente experto. No es capaz de usar la Aurora, pero es famoso por haber sido capaz de matar hordas de vampiros solamente con armas de fuego y cuchillo. Y el trofeo que llevaba en sus manos lo demostraba a la perfección... y por la fuerza.
Goteaba sangre fresca de lo que fuera que llevara en la mano. Un fétido hedor a muerte que saturaba nuestras cavidades nasales.
Cuando Ariel se adelantó unos dos pasos la la luz de las farolas ilumino la tenebrosa oscuridad en la que este estaba envuelto, descubriendo lo que sostenía.
Era un humano. Se trataba del cadáver del entrenador del club de baloncesto y médico líder de la operación Sergio, el guardián de Irina. Había sido asesinado por Ariel, y este arrastraba la parte superior de su torso aún con las vísceras colgando como si fuera una bolsa de basura.
—Ah, ¿esto?
Lo arrojó sin más, no le dio importancia.
—Trató de hacer volar el Santuario por los aires con CH 4. Me vi obligado a hacerle la cremallera.
Este tipo... ¿La cremallera? ¿Lo ató con cadenas y loa acribilló con una ametralladora especializada para luchas urbanas mientras aún vivía, partiéndolo por la mitad? ¡¡JODER!!
—Bueno, quiero ser amable. Entregad a la albina y nadie saldrá herido.
Nina ya se encontraba detrás suya dispuesto a decapitarlo de una patada reforzada con aura verde. Pero, ¿me fallan mis ojos? ¡¿Qué es lo que estoy viendo?!
—¿Eh?
Con una sola mano, este tipo ha detenido el pie de Nina sin siquiera mirar. ¡Es que no lo está intentando!
—¡Ay!
Agarró la pierna de Irina y la estrelló contra el suelo. Y con la otra mano, se escuchó un crujido horrible.
—¡¡Aaaaaaaaaah!!
Le había roto la pierna, incapacitándola para el combate.
—Sigues tú, Tomas. Esto será solo un aviso.
—¿Vampiro?
—Soy humano —respondió—. Un superhumano. Tu madre también lo es. Genética perfecta y entrenamiento sobrehumano. Aunque yo no nací con la habilidad de manipular la Aurora, puedo sentirla.
Tengo miedo... Nina es la integrante más fuerte de nuestro equipo y le ha roto la pierna como si nada. ¿Qué me hará a mí?
Pero... no es momento de dudar. Es tan solo un humano normal. He de acertar con la espada en algún lado y matarlo.
Sí... Matar. He de concentrarme, que mi existencia se vuelva fría, afilada e implacable, como una espada.
—En guardia, Ariel.
—Adelante, muéstrame de lo que eres capaz, muchacho.
Lo golpearé, recogeré a Nina, que está en el suelo rabiando de dolor y huiremos. Hay que pedir ayuda para vencer a este tipo. Nosotros dos solos no podemos. Hay que abrumarlo en número.
—¿Qué estás pensando? Muévete de una vez o mataré a tu novia.
A eso voy, gilipollas.
Usé la habilidad de Meme para moverme a velocidades cercanas a las del sonido, y conecté un potente golpe en su cuello que no tuvo lugar para esquivar. Lo estrellé contra el muro de la estación de tren y lo atravesó. Mientras él rodaba por el suelo, salté y preparé mi espada envuelta en Aurora roja para asesinarlo.
¡Chasc!
La detuvo...
Detuvo la espada con ambas manos aunque se las cortara profundamente; frenó la katana con ambas manos con dos cojones. Y la rompió como si fuera una regla de plástico.
—¡Puf!
Un jab acertó de lleno, seguido de una tormenta de golpes. Pisó mis pies como el pedal de una papelera y me convirtió en su saco de boxeo personal.
—¡Agh! ¡Buff! ¡Ngggh! ¡Bruagh!
Me defendí devolviendo los golpes, pero me contraatacaba todo; solo algunos atinaban. Las patadas y los codazos en los costados buscaban activar el reflejo del hígado, que una vez fuertemente golpeado el cuerpo se "relaja" enviando una fuerte seña de dolor que impide moverte y caes rendido.
—¡¡JODER!!
Le propiné un puñetazo con todas mis fuerzas en el mentón. Le hice retroceder y golpeé de nuevo, rompiendo su nariz. Pareció haber caído, que había tumbado yo solo a este monstruoso lobo solitario...
Me equivoqué...
—Heh~
Me propinó tremendo rodillazo en la boca del estómago que me forzó a arrodillarme; acababa de expulsar todo el aire que quedaba en el interior de mis pulmones y buscaba desesperadamente aire.
Levantando su rodilla, agarró mi brazo dominante y este se dobló en u ángulo extraño. Me lo había roto.
—¡¡¡¡Hyaaaaaaaaahhh!!! ¡¡¡Aaaaaaah!!!
—¡Haya!
Saltó y me propinó una patada giratoria en la cara. Volé por los aires y me estrellé contra una de las paredes de la estación, agrietando el muro de ladrillo y cayendo de rodillas.
Mareado, ensangrentado y con varios huesos rotos. No me podía levantar... Cuando miré a mi pierna derecha entendí el porqué. Una vara de metal me la había atravesado dañando el tendón...
—Ggh... Nngh...
Caminó hasta mí, me pateó el brazo izquierdo con el cual intenté disparar una ráfaga de energía y me agarró por la nuca.
¡PAM! ¡PUM! ¡PUM!
Tres veces estampó mi cabeza como una esponja contra el frío suelo de azulejos ajedrez.
Me levantó y me forzó a mirarle a sus ojos...
—A-aaah...
—Pelele... ¿Y tú eres hijo de la Legendario? Das risa.
El último testarazo sentí que trozos del suelo volaron y el piso se había hundido varios centímetros. Escuché un chasquido, como una pistola siendo cargada. Tres puntos de dolor acribillaron mi cuerpo, pero no podía gritar; menos moverme... Líquido caliente escapaba de mi cuerpo, y sentía frío... mucho frío...
—Si no mueres, chaval, espero luchar de nuevo contigo. Tenéis tres días para entregar a la monjita en el Santuario. 10 kilómetros al Norte de la muralla oeste del castillo abandonado. De lo contrario, iré yo mismo a buscarla. Espero que os haya gustado el regalo.
Epílogo
—¡¡¿Qué?!
Kevin, quien regresaba en taxi de visitar a su enfermiza madre en el hospital, no daba crédito. Ni él ni el conductor: su casa estaba en llamas. Un feroz incendio estaba devorando su casa, mientras los vecinos, aterrados, solo podían esperar con angustia la llegada de los bomberos reunidos enfrente de la entrada, rezando que nada hubiese ocurrido.
—Para el coche. ¡Para el coche!
Gritando al taxista, este frenó y Kevin de inmediato corrió hacia su casa. Había dejado a su hermana Naomi cenando, sola en casa. Él tenía que ir porque era el único que puede visitarla, pues de ir su hermana pierde la poca cordura que le queda a la pobre mujer. Además, estaba deseando darle la buena noticia en persona y no por teléfono, que habían encontrado un donante de órganos compatible para su madre; iba a poder vivir.
—¡Naomi!
—¡Espera! ¡Kevin, no!
Hizo oídos sordos a su vecino y se adentró en el mismo infierno. Siguiendo el olor a sangre entremezclado con el del humo, cenizas y madera siendo quemada, encontró dos cuerpos carbonizados en el salón sobre un enorme charco de sangre. Por su apariencia se trataban de los cadáveres de dos féminas. Claramente uno de ellos por la forma pertenecía a su querida hermana menor Naomi. El otro era de una mujer adulta, claramente el asaltante.
—Así que... estas tenemos, ¿eh?
Kevin abandonó lentamente la casa mientras esta se desmoronaba a su espaldas, lloviendo piezas de madera de la estructura desde el techo. Sus gafas de sol polarizadas reflejaban las llamas del infierno arder.
El joven cargó su pistola sin importarle estar frente a todos sus vecinos y se apartó de la muchedumbre caminando lentamente; no iba a esperar la llegada de los bomberos.
—Os pienso matar a todos... ¡¡¡hijos de la gran puta!!
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