Capítulo 27: El teléfono
Prólogo
—¿Haaah? ¿Maldición?
Irina ahora mismo se encuentra tumbada en mi cama leyendo uno de esos libros de magia. Me pregunto seriamente de dónde los saca, no hay librerías que vendan estas cosas. Aún sigue enfadada por lo de las otras noches. Erika entró en mi cuarto y nos cortó el rollo, no llegamos a hacer nada.
—Sí. Me he estado sintiendo mal últimamente, pero no tengo fiebre ni ningún síntoma. No es ningún virus.
—Vale... voy a ver. Dime, ¿has entablado contacto con alguien sospechoso recientemente?
—Que yo sepa, no.
Bueee... La Irina del futuro, pero no puedo decirle nada, no quiero causar ninguna paradoja. Y tengo que preguntarle a Julia a qué vino todo esto. Aunque ya puedo imaginarme varias cosas. Solo quiero confirmarlas, iré a su casa a hablar en persona... Espera, no sé dónde vive ella.
—Una pregunta, ¿hay alguna manera de romper una maldición?
Con su voz adulta, fue directa al grano.
—No, no la hay. ¿Por qué crees que se llaman maldiciones? Una vez se activan, son el final. Harán su efecto hasta causar la muerte de la víctima, y todas ellas tienen un mismo requisito: hacer contacto físico con la persona a la que quieres eliminar.
Pasando sus cálidas y blancas manos por mi cuerpo, buscaba rastros de la maldición.
—¿En serio no hay ninguna manera de salvarse de una maldición?
—Sí que la hay. Que el que la hizo la desactive, o matar a la persona que la creó.
Puedo ver una especie de humo negro salir de mi mano. Irina lo ha visto y ha agarrado el misma venenoso como si fuera una tira de tela física y la ha quemado.
—Puto gato de mierda. Morí dos veces por ella.
Me dolía bastante la mano. Ese gato negro...
—Alimenté a un gato negro que se me acercó cuando fui a correos esta mañana. Tenía un precioso pañuelo morado y un cascabel plateado colgando del cuello. Es raro ahora que lo pienso que un macho se me acerque. Pero creo que es porque olió las feromonas de Luna.
Irina suspiró.
—Eso no era un gato cualquiera, se trata de uno de los sirvientes de la Bruja de la Noche. No suele usarlo mucho porque tiende a morir espachurrado como sapo en la autopista. La próxima vez que veas a ese gato, mátalo, o déjalo enfrente del restaurante chino Hong Kong y se harán cargo.
Con esa malévola sonrisa y el comentario racista, regresó a la lectura.
—Quiero que sepas una cosa. Los ataques de vampiros en esta ciudad y alrededores han bajado de manera brutal. Kevin y las chicas, junto a las otras facciones, ya han comentado que no es obra suya. Ni siquiera las tres familias tienen idea de quién es. Y sin el apoyo de AURORA, eso es imposible que ocurra. Las tres familias y sus respectivas facciones se han puesto manos a la obra para encontrar a "Natasha" y aliados. Kevin y Agencia, que son la cuarta facción, están colaborando a tope.
—¿Por qué me lo dices? No sé nada, no me importan los vampiros. Ahora que sé que puedo seguir viviendo y estamos cerca de terminar el juego, solo me importa acabar con DRAGON, si es que al Final Boss le da por aparecer.
—Lo que quiero decir, Irina, es que algo o alguien ha expulsado a los vampiros de la ciudad. Ah, ¿puedes viajar en el tiempo?
—...
Me miró en silencio con unos ojos rojos sin brillo, desprovistos de toda vida. Parecen los de un pescado muerto.
—Que yo sepa eso no está en mi repertorio. Además, la magia espacio-temporal es demasiado peligrosa. Puede ocasionar desde paradojas hasta destruir mundos enteros. Y por mundos me refiero a universos enteros, Tomas. Líneas temporales enteras. Si hay ramificación, lo tira TODO, todo el árbol.
Pensemos bien. Estos datos de que todos los vampiros y vampiros artificiales que nos hemos estado encontrando han estado siendo brutalmente asesinados por alguien que no pertenece ni a las tres familias, las facciones, ni a AURORA, ni a Agencia. Es alguien externo, y las masacres de esta gente han aumentado desde que finalizó el año pasado. ¿Qué demonios?
—¿Adónde vas tan decidido? Quédate un rato más conmigo.
—A hacer udon de gato callejero, y a buscar a alguien.
Parte 1
—Mmm...
—...
Irina (adulta) miraba muy enojada a Julia Sánchez con sus manos colocadas en sus caderas.
—Muy bien, señorita. ¿Me puedes decir por qué no estás cumpliendo con tu misión?
—¡Sí la estoy cumpliendo!
—Pues yo no lo veo. Explícame, ¿por qué viajaste a un punto de la línea temporal al que no debías? Sabes que es muy peligroso. Recuerdas cuáles son las tres misiones que se te dieron, ¿verdad?
—Por supuesto que las sé: arreglar la memoria de papá, salvar a Erika y destruir a DRAGON. DEM es tan solo su fachada comercial y no hay nada en el edificio que hace de oficinas en Ciudad Iris. Y eso hice, arreglé la memoria de papá, y tú yo de ahora no me vio, tampoco IRINA. Salvar a Erika es pan comido si estoy vigilando a todos de cerca. Si elimino a los enemigos, ellos no tienen que luchar y no tienen por qué morir.
—¡Eso está mal! ¡Ellos tienen que pelear para subir de nivel y volverse más fuertes! Si no, entonces estamos en las mismas, no podrán contra la jefa. ¿Entonces por qué apareciste en un punto anterior del tiempo?
Silencio, pesado y denso silencio.
—Pfft. Quería ver cómo vivían papá, tú y vuestros amigos en esta época. Sin guerras, sin la gran guerra que vivimos en nuestro mundo de vampiros mejorados contra humanos por culpa de Natasha, y esas locuras. En esta época se respira aire limpio y paz. Si olvidas los conflictos en Siria y Oriente Medio, claro está.
—Bueno... por esta vez y, como tu superiora, te lo dejaré pasar. Pero tienes hasta esta noche para saltar en el tiempo, o te llevaré yo al día que tienes que ir para cambiar el pasado. Esa gente no puede capturar a IRINA, cosa que han logrado hacer. Encuentra la base de DRAGON, y destruye todos los superordenadores y asesina a todos los reclutas, comandantes y aliados. Si no quieres mancharte las manos de sangre, entra en sus mentes y aplástalos.
—No me importa mancharme las manos de sangre, pero no me gusta derramar sangre por derramar, solo mato cuando es total y absolutamente necesario. Y odio meterme en la mente de los demás con Aurora, es preferible matarlos a dejarlos de por vida en estado vegetativo. Si destruyes sus mentes, solo queda una carcasa vacía. Eso no es vida.
Irina (adulta) lentamente se retiraba después de la regañina.
—Espera un momento.
—¿Qué? —De mala gana, ella se dio la vuelta—. ¿Qué pasa?
—¡Solo porque seas mi superior no tienes por qué hablarme así, mamá! ¡Quiero pasar más tiempo con papá y contigo, no entrenando! Y... se me ha roto el TPDD, se me cayó al suelo.
—Oooh, no fastidies. Puedo prestarte el mío, pero tendríamos que regresar al presente juntas. No puedo dejar que mi yo joven me vea.
—Cuando terminemos todo este trabajo, ¿pasaremos tiempo como familia?
—Lo prometo.
—No, promételo de verdad. No quiero que hagas como le prometiste a papá, que quedó en una simple promesa vacía. No por nada os separasteis.
—...
En silencio, ambas madre e hija se dieron la espalda y abandonaron el parque de los naranjos tomando caminos opuestos.
—¡Esta hija mía, joooo! ¡¿Cómo se atreve a decirme eso?!
Sin embargo, en ningún momento durante su fría reunión notaron la presencia de un chico, oculto entre los arbustos.
—Buah, qué fuerte, colega. ¿Vampiros, personas con poderes y viajeros del tiempo? ¡Esto he de contárselo a alguien! ¡Y Erika es un vampiro, como yo! ¡Esto es alucinante! ¿De verdad Tomás, Kevin y el grupo nos estaban ocultando esto? Sabía que no eran normales, ¡pero nunca pensé que se tratase de algo tan guay...!
—¡Miaaaau!
—Oh, un gatito. Qué mono. ¿Quieres comida, chico? Tengo unas galletas para gatitos en el bolsillo, las has olido, ¿verdad?
—Mírame bien a los ojos, chico. Quiero que me hagas un pequeño favor. Dirígete al Instituto Norte, concretamente al gimnasio. Nos veremos allí, te proporcionaré las instrucciones a seguir.
—Sí, mi ama...
Parte 2
—¡Eh, Alba!
—¡Aaah! Coño, no me asustes. ¿No ves que estoy concentrada reparando las armas?
—¿Los subfusiles de plata? Ok. ¿Puedo ayudarte en algo? Quiero info. Info, info, info. Si no lo haces, te avergonzaré hasta que te enamores de mí.
—Si eres capaz de hacer eso, entonces sí que tienes un superpoder que no es la Aurora. No estoy interesada en el sexo opuesto, ya lo sabes.
—Quiero saber dónde vive Julia. Tengo que preguntarle una cosa muy importante, y darle su regalo de San Valentín.
—¿Te dio ella también uno? Joder, menudo playboy estás hecho, tronco.
—No, no es eso. Pero sí que me salvó el culo de una buena. ¿Recuerdas cuando perdí la memoria? Ella vino a visitarme.
—No me digas, por favor, que la recuperaste gracias a ella. Eso sería muy gracioso y hasta conveniente. Prefiero que digas que ella hizo algo sin quererlo que te devolvió la memoria tras el disparo láser directo al frontón que te comiste.
—Bueno, sé que algo hizo. No sé el qué, no estoy seguro, pero tampoco tengo dudas. "Fragmentos".
—Otro que habla de esos "Fragmentos". Por favor, primero Irina, luego Kevin, y ahora tú. Lo que me faltaba ya es que Julia hablase también de "Fragmentos" y esas tontadas. La magia no existe, aunque honestamente no sé cómo ella hace esas... esas cosas que van en contra de las leyes de la física.
—Je, je... ¿Quieres saber? Vamos a preguntarle a ellas dos, juntos el Gran Tomas y tú. Y daremos un romántico paseo en bicicleta bajo la luz de la luna llena, mataremos demonios de la noche, y por último, tras tomar un delicioso café, iremos a mi cómoda cama.
—Declino la invitación, dásela a Erika o Lucia, estarán más que encantadas.
Ella salió por la puerta tras esta divertida conversación. A comprar piezas decía. ¿Qué tienes por aquí, a ver?
—¿Qué rayos es esto? Parece un móvil viejo destrozado. Y conectado a este móvil de última generación.
Enciendo el móvil. No tiene bloqueo por huella dactilar, tampoco de patrón o contraseña; simple y llanamente deslizo hacia arriba y tengo acceso. Están las apps de fábrica, la de Barrera de Contención y el Aurora Radar. Esto es para alguien más. Y una extraña app que parece estar rota, no me deja acceder a ella.
—El ordenador...
Dirijo mi atención al pedazo ordenador de Alba. Este PC es sin duda alguna potente y estará trucado hasta las trancas. Tres monitores y uno enorme arriba que es en realidad una jodida tele de plasma de las de vete a saber cuántas pulgadas.
Hago crujir mis nudillos, va a ser fácil entrar pese a estar bloqueada la cuenta con contraseña. Esta chica teclea tan fuerte que parece que quiere asesinar al pobre teclado. Puedo ver que las letras han desaparecido en las teclas WASD, en especial detalle en las teclas M y E.
Fallo la contraseña a propósito para que salte la pista.
Pista: Romeo y Julieta.
Oh, por favor. La contraseña es Meme.
Y esto es una tragedia en toda regla: Meme es heterosexual, y ya rechazó a Alba en más de una ocasión. Me siento mal por ella, ¿pero qué se le puede hacer? Nada.
—M-E-M-E. ¡Dentro! Veamos qué tienes abierto, Albita.
Sistemas de vigilancia, Amazon, videojuegos, pestañas de incógnito en el monitor de la derecha que no pienso tocar... Y esa app, está programando algo. ¿Esto no son datos de coordenadas en la cuarta dimensión? Leí algo parecido en una novela.
—¡IRINA!
El tiempo no se detuvo. ¿No me oye?
—Ah, claro. A lo mejor es como un fantasma, hay que llamarlo tres veces. IRINA, IRINA, IRINA.
Y apareció.
—¡¿Qué? No grites, estoy pensando qué pieza muevo a qué casilla contra la zorra esta. ¿Qué quieres?
—Oh, viniste. No pensé que fuera a funcionar. Oye, ¿sabes arreglar esto?
—¿Qué es?
—Pensé que tú sabrías, eres una diosa.
—Te juro que no he visto esta cosa en mi vida. Pero parece un transportador espacio-temporal...
Eso último lo dijo con entonación de pregunta, no tiene la más mínima idea de qué es. ¿Es esto lo que usó la Irina adulta para llegar a esta época? Y, en teoría, Julia Sánchez. No por nada me diría que la avisara.
Me imagino lo que pasó aquí: se le rompió el aparato, y al notar Irina que ella no regresaba, vino para acá, a esta época, a ver qué sucedió. Si todavía no se ha ido porque tiene alguna misión que cumplir, puedo devolvérselo. En unas malas, puedo ir yo a su época... Espera, no sé cómo diantres funciona este trasto, menos de dónde viene. Que diga, de cuándo viene. No puedo hacer eso, he de encontrarla primero.
—¿No puedes regresarlo a su estado anterior?
—No puedo, necesito que estén todas las piezas, hasta el último fragmento de plástico.
—Joder. ¿Puedes programarlo entonces?
—Creo que puedo hacer un intento. Espera, contactaré con mi yo del futuro mediante un enlace. Así me pasará la información necesaria para saber cómo codificarlo.
Cerró los ojos y su cabeza apuntó al techo. ¿Se cree una especie de antena parabólica?
—Qué extraño... No me lo coge.
—¿Eres un teléfono andante ahora o qué?
—No es como si no cogiera la llamada, ni siquiera ha recibido la solicitud. Pero no puedo abandonar este plano temporal así como sí y pasar a este mundo dentro de... digamos unos diez años. Habría dos "yo" en ese momento, es peligroso.
—Te comprendo. Entonces, ¿puedes tratar de cotejar lo que puedas sacar de este código parcialmente escrito y los trabajos de Alba? Yo puedo programar el resto del teléfono, es sencillo. Hay muchos tutoriales de estos en Internet. Yo mismo he pirateado mi teléfono para ciertas cosas personales.
—De acuerdo, Tomas patapalo.
Estuvimos como media hora. De paso me molesté en buscar la dirección de Julia. Ella vive en unos pisos baratos de alquiler cerca del ambulatorio, eso no está muy lejos del instituto. Son como una residencia chiquitita. De hecho, es un edificio dividido en dos plantas, habiendo tres viviendas o dormitorios abajo y otras tres arriba. Simple, pero barato y económico.
—Pues creo que ya está. Yo que tú no lo probaría.
—Gracias, IRINA.
La puerta se abrió de repente, era Alba.
—¡Eh, ¿cómo has entrado en mi ordenador?!
—Eres muy predecible. Mira, lo he arreglado.
Perpleja, me arrebató el teléfono de las manos.
—Cojonudo. ¿Cómo lo has hecho?
—Magia.
Parece que ella no puede ver a IRINA.
—¡Dímelo!
—Enséñame tus boobies.
—¿Quieres morir?
Parte 3
—Se ha dejado el móvil cargando, en la mesa del salón...
Ese breve comentario de Erika llamó la atención de sobremanera de todas las chicas en la sala.
—Sí...
Erika y Lucia rápidamente pelearon como gatos por el celular del chico, pero Nina lo agarró en cuanto este salió disparado hacia los cielos.
—Mío. Veamos qué mensajes tiene Tomas aquí guardados.
Desbloqueó el teléfono con una gracilidad increíble, y todas las cabecitas traviesas se juntaron.
—Veamos los mensajes del chat, del chat.
—Calma, Irina —le dijo Erika.
—Yo también quiero saber, ¿qué me tiene puesto? —expresaba Laura su emoción.
—Hay conversaciones con todas nosotras, por privado y por el grupo. El chat de clase no hay nada interesante que no sepamos. Tampoco el chat de V-Kill.
—¿Uh?
—Espera un segundo.
—¿Qué demonios...?
Quejas y más quejas se oyeron por toda la casa.
—¿Sonia? ¿Solo Sonia? ¿Estás de coña?
—Mi delegada... —Leyó Lucia.
—¡¡Mi princesa!! ¡¡Mi princesa tiene puesto a Erika!! —gritó Irina mostrando sus colmillos—. ¡Cuando vuelva lo morderé! ¡Verá quién es el "Perro Rabioso"! ¡Le morderé hasta que salga sangre arterial, grrr...!
—Espera, tú —dijo Nina—, mirad esto. Estos contactos de aquí.
Nina señaló con el dedo. Laura comenzó a llorar, pues en pantalla se mostraba su nombre con una interrogación al lado: Laura (?).
—¿Tenista buenorra? ¿Meme pequeña? —leyó Silvia—. ¡¿Hermana estúpida?! ¡¿Qué mierda es esta?!
—¿Gafas? ¿Esa no es Alba? —preguntó Naomi—. ¿Por qué no tengo apodo?
—Lo mismo quiero saber yo. ¡Exijo mi apodo! Podría haberme puesto "Extranjera" o "Rubia", o "Muñeca". ¿Qué le pasa al tsundere este de mierda?
—¿A quién llamas "tsundere de mierda", muñeca diabólica?
—¡Ah, Tomas!
Rápidamente Nina se volteó y casi se le cae mi teléfono al suelo. ¿Estaban fisgando en mi móvil?
—¡Toooomaaaaas!
—¡A la verga! ¡Otra vez no!
Irina dio un tremendo salto mientras se abría de piernas y brazos. Si cae encima mía no me dejará escapar, ¡lo hará para morderme la cabeza! ¡A correr!
—¡Socorroooo!
—¡¿Cómo que "Perro Rabioso"?! ¡¿Cómo te atreves a tirar mi amor así?! ¡¿Tanto te gustan las tetas de Meme?! ¡Entonces vete con ella, traidor!
—¡Ayudadme, vosotras! ¡No os quedéis ahí mirando!
—No me pusiste apodo, amo Tomas. No me pienso mover.
—Yo tampoco —coincidieron Nina, Naomi y las demás con Sonia.
Irina, haciendo uso del subidón de adrenalina, me tumbó en el suelo y me inmovilizó. ¡Va a morderme! ¡Esto dejará marca para la posteridad!
—¡D-déjalo, Irina! ¡Dejará cicatriz! ¡Definitivamente lo hará! ¿Qué haces si al final le cojo el gusto a que me muerdas? ¿Qué harás cuando se vuelva un hábito? ¿Tomarás la responsabilidad?
Sonriendo, sus pequeños pero afilados colmillos emitieron un siniestro brillo.
—La tomaré, tomaré la responsabilidad. Me prometiste que yo sería la única en tu vida. ¡¡Lo prometisteee!!
—¡NINA, ABRE EL BLOC DE NOTAS! ¡ESCRITO HACE CINCO DÍAS, QUINTO ARCHIVO, SEGUNDA HOJA!
—¡¡¡¿EH?!!!
—¿Qué?
Irina se detuvo, menos mal. Había cerrado mis ojos y tensado mi cuerpo para el feroz mordisco, suplicando para que no perdiera mucha sangre y despertara en el hospital.
—¿Qué pone? Decidlo, joder. Que no tenga que levantarme.
Como no se movían, Irina me dejó en paz (por el momento) y le arrancó el móvil de las manos a Nina.
Sus ojos comenzaron a brillar, y luego a llorar... de la emoción.
—Sniff, sniff... Tomas, ¿es esto verdad? —Sorbió los mocos de nuevo y me abrazó. No quería que vieran esto, y menos que ella lo supiera, pero he tenido que jugar esta carta antes de tiempo con tal de salir vivo hoy—. ¿Lo dices en serio? ¿Soy tu merengue? ¿Tu pastelito?
—Empalagoso... —escupió Nina asqueada.
—A mí me gusta —opinó Erika—, es un preciosa confesión.
—Me duele el pecho... —comentó Lucia.
—Perdimos... —dijeron las demás.
—Bueno, yo no. Solo soy su follamiga. ¿Cuándo tenías pensado decirle esto, Tomas?
Es verdad, Nina se salvaba por esas. Las demás estaban destrozadas, incluida... Espera, ¿cómo se llama la hija de los vecinos de al lado? La chica que se sienta detrás mía, junto a Kevin.
Parte 4
—Julia, ¿estás en casa?
La puerta se abrió. No hay timbre en este sitio.
—Hola, Tomas. Perdón que esté en pijama...
La corté antes de que dijera nada, no tiene por qué disculparse.
—No pasa nada, es sábado.
—¿Qué quieres?
—He venido a devolverte algo, es tuyo. Y a hablar contigo, viajera del tiempo.
Sus pupilas se dilataron y su rostro se volvió pálido.
Sí, lo sé. O eso quiero creer.
—Tu móvil, o tu Dispositivo de Destrucción de Planos Temporales. IRINA dice que no es la mejor manera de viajar por el tiempo con esto, crea "ruido", pero los humanos no tenemos nada mejor. Y bien, ¿me explicas qué pintas aquí?
—¿C-cómo...?
—Me encontré en el día de los enamorados con una Irina adulta que te andaba buscando. Y, ahora que os veo, os parecéis mucho. Sois madre e hija, ¿no es cierto?
Hizo chasquear la lengua, mi intimidante presencia se hizo aún mayor al dar en el clavo vez tras otra. Seguramente ahora comprenda por qué le envié el mensaje de que alguien quería verla en el parque ese día.
—P-pasa y hablamos. ¿Quieres un refresco? Perdona que tenga la casa hecha un desorden.
—No pasa nada. Con mi cuarto ocurre lo mismo, supongo que somos tal para cual.
El piso era muy pequeño. Es solo un salón-cocina, un servicio con ducha, y un dormitorio. Toda su ropa está regada por el suelo, pijamas y ropa interior incluidos. Es un desastre, aún más que yo.
Se me representa a Irina en su campamento. Un absoluto caos, en el que solo ellas saben moverse.
—Entonces creo que ya lo sabes, quién soy realmente. ¿No?
—No veo a Irina casándose con nadie más, y se lo he prometido. Así que sí. Puedes llamarme papá. A todo esto, ¿quién más lo sabe?
—El tito Kevin.
—¿Y tu misión en este tiempo es...?
—Eso es información clasificada.
—¿Me pasó algo a mí en el futuro para que hayas venido unas dos décadas aproximadamente al pasado? ¿He muerto?
—Eso es información clasificada.
Joder, parece un disco rayado.
Presionaré más.
—¿Algunos de nosotros ha muerto en batalla? ¿Fallamos en destruir DEM y DRAGON?
—Eso es informa... ¡Papá, deja ya el interrogatorio, joder! ¡Eres tan mala como Lucia! Jooo... Ahora entiendo que mamá se enamorara de ti. No solo eres apuesto y divertido, también eres malo. Eres muy malo conmigo. Los dos —me señaló en tono acusativo con el dedo—, ¡sois malvados!
Ay, qué mona. Me dan ganas de abrazarla y jugar con ella a la pelota.
—A ver, cuenta. ¿Qué pasó?
—Estoy para protegeros, la influencia de la Bruja Oscura es fuerte. Solo te diré que en el futuro no vamos tan bien, así que he venido a cambiar el curso de la línea temporal. Me ofrecí yo misma a ir en persona, y los de arriba aceptaron porque era la más indicada para ello. Tengo vuestra edad, fácilmente puedo incorporarme al instituto al que vais y en vuestras vidas sin destacar. O eso creí, hasta Kevin me descubrió. Nada más verme, decidió investigar. Pero ojo, ayudó bastante. Puedes decir que de alguna forma es mi mano derecha... o eso quiero creer.
—Vale, he acertado unas pocas al menos, creo. ¿Puedo ayudar en algo?
—Sí, haciendo como que no oíste ni viste nada. No sabes nada acerca de mi verdadera identidad y, sobre todo, no puedes decirle nada a nadie. Ni Kevin ni tú.
—¿No puedo hablarlo con Kevin? Él lo sabe.
—No, no lo sabe. Le he mentido. Cree que soy hija tuya y de Naomi. Hasta piensa que de Erika y que soy medio vampiro.
No pude evitar desternillarme de la risa. ¿Tú hija mía y de Naomi? Antes de eso Kevin me corta la picha.
—¿Qué? ¿Qué he dicho que es tan gracioso?
—No, nada, nada... No es nada. Es solo que no conoces a Kevin. O al menos yo no conozco al Kevin que tú conoces. En fin, vamos a ello. ¿Qué poderes tienes?
—Los mismos que tú. Pero soy más fuerte que tú.
—¿Aurora Roja y Azul?
—Solo Roja.
—¿Magia?
Apartó la mirada al suelo. Eso está entre un "no" y "un poco".
—Tomaré eso como un "no estudié lo suficiente". Ok, mejor no te presiono. ¿Qué tal si te ayudo a limpiar un poco esta leonera y damos un paseo como buenos amigos de instituto? Y me cuentas qué hace mi dulce, tonta hermanita en clases. ¿Se porta bien? ¿No tiene la lengua muy afilada? ¿Hace los deberes y estudia para los exámenes?
—¡Eres un pesado, papááá! ¡Soy mayor que tú, ¿sabes?! ¡Lo sabes, ¿no?!
—¿Lo eres? Yo te veo de mi edad.
Epílogo
—¿Por qué...? ¿Por qué demonios me duele el pecho...? Se supone que solo juego con él.
—¿Estás bien, Nina?
Joder, qué susto, Laura.
—Deja, no hagas eso. Casi se me sale el corazón por la boca, tía.
—... ¿Sabes? No puedo con esto más. Me duele demasiado el corazón... Siempre tener que empezar por el principio, porque no es capaz de recordarme... Gracias por ayudarme. Me dio esperanzas, de que me recordaría como en aquellos tiempos en los que éramos novios durante la ESO. Pero ya veo que eso no va a poder ser, es un sueño inalcanzable lo que persigo. Es mejor dejarlo para que pare de hacerme daño a mí misma, y avanzar ya. No me gusta este gag. Es muy doloroso, pero no tanto como por lo que ha pasado Irina. Ella es realmente valiente, y Tomas fue el único que pudo echarle una mano y sacarla de ese profundo pozo en el que estaba metida.
—Lo sé, no sirvió. Oye, este dolor... ¿Por qué no se va? Se supone que me sentiría contenta al saber que quien realmente ama Tomás es a Irina, pero... tengo ganas de llorar.
—Nunca antes te habías enamorado, ¿verdad?
—¿Enamorado?
—Sí, de Tomas. Estás enamorada de él, no hay duda. Lo de Lucia y Sonia, eso no es amor, es lujuria. Responde a esta pregunta: ¿qué es lo que te gusta de él?
No he podido evitar sonrojarme cuando ha pronunciado su nombre. Se me ha venido su imagen a mi cabeza, y siento mi pulso acelerarse. Siento que se me va a salir mi corazón del pecho.
—No... lo sé... Todo, creo. Es tan tonto a veces, tan cabeza dura, tan compasivo y demasiado amable. Un tonto y estúpido terco tsundere bueno para nada.
—Je, je. Tú también eres un poco de tu pueblo, ¿no? Sois los dos igualitos, por eso es que tal vez chocáis tanto. Os veo como mejores amigos, hacéis buen dúo.
—Amigos, ¿eh?... Sí... Amigos...
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