Capítulo 19: CODE_DRAGON: La segunda muerte de Tomas
—Kevin, quise preguntarte cuando nos liamos a hostias, pero no pude. ¿Qué tal está tu madre?
—Mal... insuficiencia renal aguda por no decir fallo renal, y ahora complicaciones del corazón. Si no encontramos un donante...
—Es por eso que te uniste a AURORA, ¿cierto?
Kevin no es alguien que luche sin motivo, y mucho menos que mate sin razón. Mató con tal de salvarnos a nosotros, a su hermana, y a su madre enferma. Puedo leerlo, él esperaba que, entre todas las personas a asesinar, con suerte alguna fuer compatible.
—Está en la lista de espera, pero todavía nada. Si con suerte muere alguien y sus riñones son compatibles... lo celebraría por todo lo alto. Pero ahora eso no es lo que nos compete. Lo que toca ahora es Irina y su chip con poder Esper.
—Hasta ahí llego.
Fuimos a la enfermería del instituto por la noche. Leticia, la onee-san enfermera, nos dio la llave.
Ahora... toca lo serio.
—Mmm... ¿Realmente tengo que desnudarme y ponerme esta bata de paciente? Hace fresco...
Irina estaba molesta, y era normal. Tenía que tumbarse en la cama, y yo tenía que tocar su cuerpo para encontrar el sello ese.
—Para ser una cama de enfermería de un instituto grande... es bastante cómoda.
—Supongo que el presupuesto del mobiliario escolar se fue aquí, je, je. Porque las mesas y las sillas de los cursos no bilingües... ¡je!
—Las clases terminadas en A siempre se llevan todos los privilegios. Los favoritos de los profes.
—Los lameculos. ¡Ja, ja, ja!
—¡Ja, ja, ja!
Primero, abrí la bata para revisar su abdomen. Aplicando una leve cantidad de Aurora en mis manos, el círculo "mágico" brillaría, mostrando su ubicación y confirmando su existencia. Después, revisé sus pechos. Cuando pasé mis manos por encima de sus pequeños dulces de merengue, Irina gimió un poco y sonrió, diciendo "Me haces cosquillas". Pasé mi mano por encima de todo su cuerpo y no encontré nada. Le dije que se diera la vuelta, y nada.
Estuvimos charlando y charlando durante horas, hasta que, por fin, gracias al cansancio, Irina cayó dormida usando mi brazo como almohada.
Era tan mona como siempre, y en su rostro se podía ver una honesta sonrisa mientras dormía plácidamente. Con cuidado, tratando de no despertarla, me levanté y comencé a registrar su cuerpo.
—Oye, oye. No me estés jodiendo que en serio el sello está...
Tragué saliva. No, en serio no puede estar en ese sitio. Mi cara se puso totalmente roja y sudaba de lo nervioso que estaba. ¿En serio el sello iba a estar en la parte más íntima de Irina? ¡No, no, no, no!
Sacudí mi cabeza varias veces, y entonces, caí en la cuenta de algo.
—¿Mm? Espera un momento, hay una cosa que aún no he comprobado. Si el sello ese lo que hace es atacar a su cerebro... ¿no debería...?
Jalé suavemente del mentón de Irina, abriendo sus vías aéreas. Hice que mi dedo brillara un poco con Aurora, y lo introduje en su boca. Era un pequeño gancho buscando algo.
—El paladar... Está dentro del paladar, ¿verdad? El sello que matará a Irina.
Irina tuvo un acto reflejo, provocándole arcadas. Y entonces...
—¡...!
Se escuchó algo ser quemado y desintegrado.
—¡Ya está!
Irina abrió sus ojos de golpe, sorprendida. Sin embargo estos se tornaron de color azul, y comenzó a flotar en el aire. Estaba... levitando...
—ACCESO NO AUTORIZADO... INICIANDO PROTOCOLO DEFENSIVO. ACTIVACIÓN: CODE_DRAGON. PROCEDIENDO A LA ANIQUILACIÓN DEL ENEMIGO: TOMÁS SÁNCHEZ. ESPER
Con una voz monótona y robótica, ella dijo eso mientras se veía envuelta en un manto de Aurora azul.
—¡¡Maldición...!!
Esto es... Este es el programa multicapa que el grupo STUDY codificó en el cerebro de Irina, ¡¿verdad?! Primero, se activa. Y después emplea todas sus fuerzas hasta terminar por matarla.
—¡Te salvaré, Irina!
Ella pronunció algo, y un agudo e increíblemente potente sonido me hizo caer al suelo llorando. Los cristales de las ventanas se había roto, y apenas escuchaba nada. Me encontraba mareado.
Un círculo mágico, similar a una pantalla LCD, apareció delante del rostro de Irina, quien fríamente me miraba con ojos desprovistos de emoción alguna. Dispuesta a asesinarme mecánicamente. Parecía una secretaria virtual.
—DRAGON_BREATH. FIRE.
Entonando una misteriosa canción, una grieta comenzó a aparecer en mitad del aire. Era como si algo desconocido e irreal intentara colarse en nuestro mundo. Si mirara a la criatura que habitaba en esa grieta de la realidad, sentía que indudablemente moriría.
Y tras oírse un abrumador rugido, un láser rojo se dirigió en mi dirección.
—¡Cuidado!
Kevin apareció de repente, y me ayudó con el escudo de Aurora improvisado que había creado. Tratábamos de detener una especie de rayo láser o llamarada de dragón con una placa del tamaño de una mesa de comedor. Qué tontos, ¿no?
—¡¡¡Grrrrrrrrrr!!!
—¡Raaaaaaaa!
Tuvimos que poner todas nuestras fuerzas para desviar ese rayo de plasma, energía vital o lo que fuera. Y perforó como un pilar de luz los cielos, abriendo un enorme boquete en el techo. Plumas blancas de ángel comenzaron a caer del cielo.
—ELIMINACIÓN FALLIDA. ANALIZANDO ENEMIGO. CONVERSIÓN COMPLETADA.
—¡No te dejaré que mates a Irina, maldito programa de mierdaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
—¡Tomas, no!
Kevin no pudo detenerme. Me acerqué a Irina y agarré su cabeza, aplicando Aurora de tal manera que la electrocutase. Como si fuera inmune al daño y el dolor, una esfera blanca se formaba delante de mi rostro. Si esto falla, esta explosión láser arrancará mi cabeza de cuajo, je, je.
Sonreí nerviosamente. Ella, inexpresiva, seguía cargando el ataque.
—¡AAAAAAH!
Grité y grité, y la esfera blanca estalló. Irina cayó al suelo, desactivada, inmóvil como una muñeca a la cual cortaron los hilos.
—¡Bien, lo logré!
—¡Tomás, las plumas! ¡Cuidado!
Miré hacia arriba, y bellas plumas blancas flotaban en el aire.
Cubrí mi cabeza para evitarlas y acercarme a Irina, pero...
**ZAP**
—¡¡¡TOMÁÁÁS!!!
Sin darse cuenta, una pluma de ángel blanca rozó la cabeza de Tomas, friendo el cerebro del mismo. Al igual que un juguete sin pilas, el muchacho cayó al suelo con los ojos abiertos de par en par, completamente blancos.
—Uuh, eso es un buen boquete. Conque esto fue lo que ocurrió, ¿eh?
Kevin, tratando de reanimar a su mejor amigo, se giró y sus ojos se abrieron de par en par.
—Tú... ¿Qué haces aquí?
—¡¿Qué ha pasado?!
—¡Todas las conexiones se han cortado de repente! ¡Hemos perdido todos los datos!
—¿Ha chocado un asteroide contra el satélite?
—No, la NASA no mencionó nada de un asteroide pasando cerca de la Tierra.
En cierta base secreta en cierta ciudad se había formado un gran albotoro.
—¡Hemos perdido todos los datos de la simulación del New Blood!
—¡Qué desastre! ¡¿Y ahora qué hacemos?!
—Tampoco hay Internet ni cobertura. ¿Qué demonios ha pasado allá arriba?
—¿Una tormenta solar ha deshabilitado las conexiones inalámbricas? ¡Jodeeeer!
Pasados varios minutos, lograron reiniciar todos los sistemas y restablecer la conexión. Lo que las cámaras mostraron fueron los restos del satélite, cortado por la mitad.
—Veamos... si puedo recuperar qué captó la cámara antes de que se cortara la transmisión...
Rápidamente todos se arremolinaron alrededor de la pantalla, y aquellos que estaba más lejos en silencio contemplaron las imágenes grabadas por el aparato situado a miles de kilómetros de altura.
—¿Q-qué... es eso?
En el monitor se podía ver perfectamente que un enorme pilar de luz blanca partió los cielos, alcanzó el satélite y lo hizo volar en pedazos.
Nadie daba crédito, nadie sabía qué demonios había sido esa rayo láser de color blanco, pero una cosa estaba clara: todo el experimento acababa de ser echado por tierra.
—Tengo las coordenadas, el ataque vino de... ¡¿De esta ciudad?! ¡Y del Instituto Norte ni más ni menos! ¿Pero qué clase de arma óptica es capaz de emitir un pulso electromagnético de ese calibre?
—No me extrañaría nada que quien lo haya hecho se tratase de la misma persona que asesinó a todo STUDY. Sin embargo, nosotros no somos ese grupo de cerebritos que dejan escapar un arma andante como lo es esa monja. Diablos, les dije que cortaran todas sus extremidades y la encerraran en la torre del monasterio. ¡Encontrad al espía de AURORA y sus amigos, y matadlos a todos! Y cuidado con la albina; su poder es especial, es de otro mundo.
A la mañana siguiente, Tomás se encontraba despierto en su cama del hospital, viendo por la ventana a los niños jugar a la pelota en el jardín del hospital.
Kevin había salido de la habitación visiblemente irritado.
—Leticia, Alba, Lisa. Decidme, ¿qué tenéis? ¿Se recuperará?
Después de haber sido Tomás rozado por una de las plumas de energía pura, este cayó muerto. No solo cayó como un tronco talado al suelo, sino que realmente estuvo muerto durante diez minutos. De no ser porque cierta chica se presentó en el lugar y la ayuda llegó de inmediato, Tomás Sánchez hubiera perdido la vida.
—Tengo malas noticias, Kevin.
Una gota de sudor frío se derramó sobre el suelo y Kevin se quitó sus gafas de sol polarizadas.
—No te quedes callada, deja las pausas dramáticas para luego. Ahora no es el momento.
Y Leticia, tras tragar saliva, habló.
—Ha sufrido daño cerebral que ha conllevado en la pérdida total de su memoria biográfica. No recuerda quién es él, ni tampoco a seres queridos. Por lo demás, como solo ha perdido sus recuerdos biográficos, no tendrá problemas en el instituto. Sabe leer, escribir y todo lo que ha estudiado hasta ahora.
—Al parecer es una técnica que destruye al enemigo instantáneamente friendo el cerebro —teorizó Alba—, es un milagro que esté vivo.
—Lo sentimos mucho, Kevin. Pero no podemos hacer nada —se disculpó Lisa de corazón—. He llamado ya a su madre y su hermana y las he puesto al corriente, no sabían nada y están de camino.
—Vale... Ya veré qué haremos nosotros para cubrir el caso. Pérdida total de memoria, ¿eh? Tengo que hablar con esta chica entonces, a ver qué hacemos. ¿Y qué quiso decir con "conque esto es lo que pasó"?
En la sala de espera Irina estaba bebiendo un zumo que había cogido de la máquina expendedora. Iba vestida con su hábito blanco para pasar desapercibida. Ella no había ido con Rebeca y Silvia, en un principio se tendría que haber quedado en casa con Nina y Erika, pero se marchó. Estaba muy preocupada por Tomás, y quería agradecerle por haberle salvado la vida. Viendo que la enfermera, Alba y Kevin se retiraban sin que nadie se percatarse de su presencia, subió las escaleras hasta la segunda planta del edificio.
—Tomás...
—¿Mmm? ¿Qué pasa?
Una monjita de cabello platino y ojos rojos apareció por la puerta llevando en brazos una gata atigrada que se había encontrado por la zona.
—Muchas gracias por salvarme.
Esa perfecta sonrisa en su rostro cautivó a Tomás. Por alguna razón él parecía conocer muy bien a esta persona que tiene delante suya y, aunque que ahora no es capaz de recordar por qué, él siente que debe proteger esa sonrisa a toda costa.
—¡¡Me gustas mucho!!
Acto seguido, la hermana salió corriendo junto con la gata. Confundido, Tomás se lamentó.
—Ja, ja... ¿Qué clase de persona soy como para tener una relación con una hermana? N-no sé qué es lo que hice, pero... No puedo preguntar por algo como esto. Seguiré la corriente, eso es lo que haré.
Rápidamente Rebeca condujo en dirección al hospital. Después de que la casa estuviera en semejante estado, Silvia sin conocimiento en el suelo, Erika herida y Tomás e Irina no se podían encontrar por ningún lado, ella se temió lo peor.
Cuando llegó a planta, pudo ver a su hijo despierto, mirando con aire melancólico por la ventana.
—Tomás, cariño. ¿Estás bien?
El muchacho giró su cabeza y se hizo la siguiente pregunta al ver a quien era su madre y su hermana, escondida detrás.
—Tú... ¿Quién eres?
El corazón de Rebeca fue agarrado y arrojado contra el suelo, haciéndose pedazos. Las lágrimas que brotaban de sus ojos valían más que mil palabras, mostrando cuánto daño había hecho esa pregunta que más parecía una bala que una cuestión.
—Hermanito...
Tomás había muerto, la persona que tenían delante ya no era Tomás. Su personalidad había desaparecido por completo, dejando una hoja en blanco detrás al igual que el viento se lleva las cenizas lanzadas al mar desde un acantilado.
Tomás no recordaba a nadie, ni siquiera sabía quién era él mismo. Poseía los conocimientos básicos como saber leer y escribir. Sin embargo, todo lo referente a sus relaciones amistosas y su persona había sido borrado. Demostró hostilidad al notar las apariencias sospechosas de Kevin, la primera persona que vio al despertar. Sin embargo, al notar que este era amable con él, corrigió su actitud y se disculpó, al comprender que quería ayudarlo y que verdaderamente era su amigo. Pero sin dejar de sospechar.
—Hola, Tomas.
Después de haber sido visitado por familia y unas amigas que viven en su misma casa, una persona más se plantó en la habitación del hospital aprovechando que los demás estaban en la cafetería del hospital almorzando.
—¿Sabes quién soy?
—Ja, ja. No, lo siento, no sé quién eres. No reconozco a nadie. Ni siquiera a quienes tengo en la lista de contactos de mi móvil.
—Ya veo. Pero puedes intuir más o menos quién soy, ¿no?
Revisando de arriba a abajo con la mirada a la chica rubia, Tomás habló.
—Te pareces mucho a mi hermana, Silvia. ¿Eres una prima mía?
La chica rio nerviosamente.
—Algo así, sí, ja, ja, ja... Me llamo Julia Sánchez. Mmm... ¿Encantada de conocerte de nuevo?
—Supongo, ja, ja...
Tras darse dos besos a modo de saludo, charlaron un rato y ella se fue. Murmuró algo estando de espaldas, pero Tomás no llegó a escucharlo, porque simplemente era físicamente imposible.
—Pero tiene los ojos del mismo color que la molesta tsundere pelirroja. ¿Erika es una prima segunda mía?
Algo le causaba picor en su nariz, y el muchacho amnésico procedió a levantar y oler su ala.
—Sniff, sniff. ¿Eh? ¿Qué es ese olor? No soy yo el que apesta, ¿verdad? Jo, tío.
—Básicamente el cerebro de Tomas ha sido formateado, dejado de fábrica.
—No me cuentas nada nuevo. ¿Sabes arreglarlo?
—Lo siento, pero no sé cómo hacer eso sin joderle el cerebro. Reajustar los electrones de su cerebro es muy complicado, lo más seguro es que lo dejara vegetal de por vida.
Nina no podía hacer nada, nadie podía hacer nada para recuperar sus recuerdos. Tendrían que comenzar su amistad desde cero con Tomás. Y las chicas, aunque tristes, veían esta situación como una oportunidad que las motivaba a acercarse a Tomás y poder cuidar de él, para ganarse su corazón.
Dicha idea causó que el ambiente en la propiedad de los Sánchez se volviera tenso e intenso. Después de todo, tres chicas enamoradas del mismo chico convivían bajo el mismo techo.
—Silvia, una pregunta. ¿Tienes el número de tu nueva amiga, la rubia esa?
—Ah, ¿Julia dices? Sí, claro. ¿Es que te gusta?
—No es eso, estúpida. Solo quiero hablar con ella de algo importante.
—¡Ooooh! ¡Así que Kevin por fin se ha enamorado!
Nina, con cara de gato, comenzó a pellizcar sus mejillas.
—Para. Para. Para. Te digo que pares. Detente. Déjalo ya. Que pares he dicho...
Y siguió picando sus mejillas cual felino. Sonia se unió a la broma. Era 22 de diciembre, estaban a 3 días del cumpleaños de Tomás. Cumpleaños que no sería cumpleaños sin sus recuerdos.
—¡Tengo una idea! —gritó la muñeca rubia—. ¿Y si le damos su diario? Ese en el que escribe todo, absolutamente todo.
Todas aprobaron la sugerencia, era lo mejor que podían hacer. Tomás fue dado de alta esa misma tarde y regresó a casa, pero las cosas no eran iguales.
—¡Tomas, Tomas! ¿Leemos libros juntos?
Nina entró en su cuarto sin llamar y se saltó encima de la cama.
—¡¿Qué haces?! ¡Llama a la puerta!
—¡Vamos, venga! ¡Vamos a leer juntos! Vente, métete conmigo bajo la manta. Vamos a leer novelas. ¿No es este el capítulo que tanto esperabas?
—¿Me gusta esa clase de novelas?
Con una cara de póquer, Tomás se levantó de la silla del escritorio. Estaba leyendo un artículo en Internet, y viendo las noticias de sucesos extraños ocurridos en la ciudad. Se acercó a la cama y se metió con Nina.
—Son todas iguales, ¿a qué clase de idiota le gusta esto? Aunque bien es cierto que te enganchas y no paras una vez la coges.
Nina frunció el ceño. Este Tomás no era el mismo. No tenía ese "toque", ese sentido del humor, no era igual de divertido. Era un Tomás perdido, sin saber realmente cómo reaccionar o relacionarse con los demás, y parecía tratar de imitar al que aparecía en su propio diario, pero sin lograrlo al 100 %.
Cuando Irina hacía bromas y juegos de palabras, este no contestaba con las suyas; se mostraba asqueado al tener a Kevin cerca por su comportamiento y se lo reprochaba de manera muy brusca. Incluso cuando Nina se colaba en su cuarto para dormir junto a él en su cama, la echaba.
Los actos tsunderes de Erika que tan lindos le parecían le molestaban. A veces la hacía llorar. Era duro el que la persona que amas haya cambiado por completo.
—¡No eres una princesa! Puede que seas una amiga, pero no pienso tolerar esto. Y no me pegues. Irina, ¿por qué no vas al instituto? Nina, recoge esa lata de cerveza, levanta los pies de la mesa, que siempre tengo que limpiar yo, ¡y vístete de una vez, por favor!
—Tch.
Silvia chasqueó la lengua y le echó una mirada fulminante.
—Jodeeeer.
Nina se quejó y no le quedó más remedio que hacer lo que ordenaba, o no se callaría la boca pronto.
—¡Te odio, Tomás! —gritó Irina.
—Me da igual, se que eso no va en serio.
—¡Tomás, idiota! ¡Este no es el Tomas que a mí me gusta!
Sollozando, Erika subió las escaleras hasta su cuarto, el cual comparte con Irina, y dio un portazo.
—Niña mimada...
Para despejarse un poco, el muchacho que padecía amnesia salió a la calle a hacer las compras. Allí en el supermercado se encontró con una cara que se le hacía conocida pero que, al mismo tiempo, no le sonaba de nada.
—Oh, Tomás. ¿Estás bien? Vi cómo una ambulancia te llevaba para el hospital anoche.
—¿Nos conocemos?
—Ah, ja, ja... Es verdad, nunca te acuerdas de mi nombre. Soy Laura, tu vecina y amiga de la infancia. Fuimos novios en la secundaria.
—Sí... tienes cara de Laura. Perdona que no te recuerde.
—No pasa nada, quien debe sentirlo soy yo.
Dolida, Laura murmuró para sí misma "Ha vuelto a pasar otra vez, ¿verdad?".
—No sé por qué, pero siento que hay alguna conexión contigo. ¿Te importaría quedar esta tarde en el parque?
—¡Claro, por supuesto!
Tres personas con un carro pasaron por al lado, y el joven se puso a la defensiva.
—Vosotros... sois los extraños del hospital, los que siempre vais con el pelopincho de las gafas de sol. Sois... las gemelas Meme, Nene, y... La de las gafas y las coletas, tú, ¿cómo te llamabas?
—Alba... —dijo molesta.
—Sí, eso. Tienes cara de Alba. Tú me caes mal, y no sé ni por qué.
—...
Diciendo las gemelas "Mejor nos vamos", abandonaron el pasillo del supermercado.
—¿Sí?
—Hola, "papá". Tenemos que hablar.
Julia suspiró.
—Siempre odié eso de ti, tienes demasiado buen oído. Estabas escuchando, ¿verdad?
—...
—¿Qué quieres, Kevin?
—Necesito que me ayudes. No podemos soportar esto mucho más. Necesito un milagro navideño, o voy acabar cosiendo a balazos a este puto Tomás. Quiero al Tomás de antes, a nuestro Tomas.
—Esta noche. En el parque que hay al lado del instituto, bajo el viejo manzano.
—Roger that.
Y el agente de AURORA colgó.
—Yo! Julia.
Kevin la saludó. Tal y como prometió, Julia apareció a las 00:00 horas. Ya eran las 00:01 horas del 24 de diciembre, y hacía un frío que pelaba.
—Dime, a qué vino eso de "Me alegro que estés bien, papá". ¿Quién eres? O mejor, por las palabras que pronunciaste la otra noche, ¿de cuándo vienes?
—Eso solo fue una broma, ja, ja...
La cara seria de Kevin no se movió ni un milímetro. No colaba. Kevin, quien estaba con los nervios de acero en estos momentos, no era alguien con quien se pudiera bromear.
—Vale, no es comestible la broma. De acuerdo, me has descubierto. ¿Qué quieres saber?
Kevin dejó de apoyar su espalda contra el árbol, liberó sus brazos de la tensión de estar cruzados y se quitó las gafas de sol.
—Eres una viajera del tiempo, ¿verdad? Puede sonar descabellado, y hasta hilarante, pero es la única opción que me queda, aparte de que seas un alien. Tú, no existes. Nunca has existido. No hay registro alguno en ninguna base de datos, ni siquiera en la base de datos de AURORA. Vives en un apartamento de alquiler, nadie te conoce, y siempre pagas todo en afectivo. Y lo gracioso encima es, que estás por debajo de la mira del radar. Eres invisible y siempre en segundo plano. Dime, Julia, ¿de dónde vienes?
—Heh... —Julia solo soltó una risita burlona—. Lo siento, pero eso es información clasificada.
—¿Qué edad tienes? Porque desde luego no pareces una estudiante de primero de bachillerato. Pero te camuflas bien haciéndote pasar por una. Das el pego, no lo niego.
—Información clasificada —volvió a repetir.
—Entonces, antes de que vuelvas a repetir eso como un loro —dijo Kevin—, ¿qué es lo que me puedes decir? Porque ya sé que eres la hija de Tomás, nyehehe.
—...
—Ese silencio lo tomaré como un sí. Dime, Julia del Futuro, ¿quién es la madre? No haré spoilers.
—No puedo decirlo, es información clasificada.
Decepcionado, Kevin dejó caer sus hombros.
—Qué aburrida eres... Dime, ¿al menos puedes decirme cuál es tu misión, Julia de Futuro? Te he visto dos veces ya.
—¡No me pongas motes raros, joe!
Entonces, su mirada de repente se volvió seria.
—Es por la pérdida de memoria, ¿verdad?
—Sí, sí... Es por la pérdida de memoria. Nadie sabía qué fue lo que pasó, y vine a arreglarlo. Nunca se le dijo a Irina que ella fue la causante del problema, y cuando se enteró, se sintió muy culpable.
—No se lo podemos decir, ¿sabes? La destrozaría. Que él esté así por su culpa... aunque sea indirectamente. Ella no quiso hacerlo, fue el programa ese que tenía instalado. En fin, que nos ponemos depresivos. ¿Qué vas a hacer?
—Usaré un dispositivo que tengo, inventado en mi mundo, para restaurar su memoria al instante anterior de que ocurriera el accidente.
—¡Pregunta importante! —exclamó levantando la mano—. ¿No causaría esto una paradoja? Porque al tú viajar al pasado y arreglar su memoria, no tendrías motivo para venir al pasado, por ende, Tomás seguiría igual, y tú regresarías y... bueno, ya lo pillas. Un bucle brutal.
—Te contaré un poco. Mira esto, ¿lo ves?
Julia sacó un teléfono móvil de su bolsillo.
—Un teléfono, ya. ¿Y?
—Se le llama Time Plane Destruction Device, o TPDD para abreviar. Literalmente abre un boquete en la corriente temporal para viajar atrás en el tiempo. Y no hay problema por eso, no podemos cambiar la historia.
—Siento interrumpir la explicación, pero ¿no estás ya cambiando la historia al hablar conmigo o el mero hecho de estar en esta época?
—Es confuso, lo sé. Pero no va así. Imagina que intento matar a papá antes de que yo nazca. Eso crearía una paradoja, ¿no? Obviamente sí. El pasado no puede ser cambiado, es un hecho innegable. Pero sí se puede alterar ligeramente la historia. Imagina que ahora peleamos y con mi navaja suiza te hago una herida en la barbilla. Cuando regrese a mi tiempo, tu yo futuro tendrá esa cicatriz, pero sin embargo no recordará quién se la hizo.
—Vale, entiendo lo que quieres decir... Viaje temporal directo. Lo que hagas en el pasado tiene repercusión en el futuro. El universo hará todo lo posible por mantener la coherencia, por lo que, bajo ningún concepto, podrás matar a alguien. Oye, ¿estás seguro de esto? A lo mejor si matas a tu padre no ocurre ninguna paradoja, quizás solo dividas la línea temporal en A y B, ¿no? ¿Probamos?
—Wow, eres bueno... De habérselo explicado a mi padre de seguro le habría dado un dolor de cabeza, je, je.
—No, ya... Si hasta a mí me está comenzando a doler, carajo. Entonces... ¿Quién es la madre?
—Aun si me cambias de tema así por toda la cara no te lo pienso decir.
—Te pareces mucho a Silvia, pero mucho lo que se dice mucho. Eres casi como un doble suyo. ¡Espera, no me jodas! ¡¿Incesto?!
—¡¿Quieres que te parta la cara, pedazo de gilipollas?! ¡Rubio de bote!
Realmente la hizo enfadar.
—Vale, vale. Pero dame alguna pista, por favor. Actualmente la batalla es a tres bandas: Erika, Irina y Lucia. Tienes el pelo rubio, eso solo significa que puedes ser hija de Lucia, ¿verdad?
—Te recuerdo que Jorge, el padre de Tomás, es rubio. Perfectamente puedo nacer siendo rubia.
Sabiendo la que se le venía encima, al final desistió.
—Está bien... Tito Kevin.
Una bola de demolición, un volcán en erupción, una tormenta solar, un terremoto y un tsunami, todos ellos juntos fue la emoción que sintió el agente secreto y Cazador de vampiros Kevin Smith.
—Fuck yeaaaaah! ¡Tomás se casa con mi hermana Naomi! ¡Te quiero, sobrina mía!
—O puede que te esté mintiendo. ¡No me abraces, pesado!
Después de quitárselo de encima, tosió para aclarar su voz.
—Escucha, necesito dos cosas: el TTDP y el diario de mi padre. Con ello podré sintetizar un Fragmento que le devolverá la memoria, y con ello su antigua personalidad. Así mamá podrá ser feliz de verdad. Aunque Tomas al final más o menos logró recuperar su antiguo yo, no es realmente él mismo. Es solo que, aceptó el caos y se acostumbró a las peculiaridades de todas.
—Fffu... —Kevin trató de aguantarse la risa—, lo has dicho mal. Es TPDD.
—¡Cállate o te pego, ¿vale?! ¡Eres un incordio, tito!
—Por cierto...
—¿Qué?
Kevin le mostró algo que la sorprendió.
—Tengo el diario. Me imaginé que haría falta. Al principio pensé en robarlo o algo.
—Eso tenía yo en mente, que tendría que robarlo, pero estando ellas en casa sería misión imposible. Mi plan original consistía en citarte aquí, hablar de ello y sugerir pedirles el cuaderno, sin tener que hacer nada ilegal.
—Como puedes ver, el gran espía Kevin se te ha adelantado, baby. No por nada soy el #1 espía de AURORA, y aquel que asesinó a todos los miembros restantes de STUDY.
—Ya, porque todos los científicos que crearon a Irina en el laboratorio situado bajo el convento, los asesinó ella para escapar. Pensaban cortar sus extremidades y encerrarla para continuar experimentando; quieren descubrir el origen de sus poderes especiales.
—Ya... ¿Crees que no lo sé? Escucha, no sé qué clase de historias te haya contado mi yo de dentro de vete a saber tú cuántos años, pero desde luego tengo miles de anécdotas guardadas. Podrían hacer pelis mías por un tubo, al igual que James Bond, solo que mejores.
—¡Bueno, vamos manos a la obra!
—Espera. Pero en este diario no viene absolutamente todo, son solo cosas destacables del día a día. El Tomás actual, el desmemoriado, tiene los conocimientos de este cuaderno y ya. Tengo una idea que es mucho mejor. ¿Qué tal si saltas un poco más hacia atrás en el tiempo, haces una copia de los recuerdos del Tomás de la noche del accidente, y la implantas en el Tomás actual?
—Mmm... Tienes razón. Con los conocimientos del diario solo tendría los extremos: lo mejor y peor de cada uno que conoce, un conocimiento demasiado general y ambiguo. No serviría eso. Venga, entonces me voy al pasado y tú te vas a casa. ¿Ok?
—Venga, va.
Kevin le dio una palmada en la espalda, pero pronunció su nombre antes de marcharse del parque.
—¿Qué?
—Si vas a viajar a esa noche, ten cuidado de no cruzarte con tu yo de ese momento, no vayamos a liarla parda. Después de todo no solo de nosotros pende el futuro de Tomás, sino de todos los demás. El más mínimo margen de error y echaríamos todo por tierra.
—¡Awww...! Mpf, mpf, mpf... Qué bien he dormido esta noche...
Me levanté de mi cama. Tenía una sensación extraña, como si me hubieran metido en una lavadora y alguien hubiera pulsado el botón de centrifugado. Aunque extraño también era el que ni Nina o Erika hubieran amanecido en mi cama. Erika siempre lleva ese pijama tan mono de corderitos, si no uno que le regalé por su cumpleaños. En cuanto a Nina... ella es Nina. Su cama es mi cama. Eso significa que ha dormido en el sofá.
Me puse las zapatillas y bajé al salón. Las chicas estaban sentadas a la mesa de la cocina tomando un chocolate bien caliente y algunos dulces para comenzar bien el día.
—¡Buenos días, chicas! ¿Qué hay? ¿Habéis dormido bien?
Todas me miraron desconcertadas, y luego se comunicaron con la mirada. ¿Es que han visto un fantasma?
—He dicho buenos días. ¿Pasa algo...? ¿Tengo monos en la cara?
—Tía, ¿estamos soñando? —preguntó Nina.
—No creo que estemos en un mundo paralelo —dijo Irina—, pero no puedo ponerme en contacto con ella si estáis vosotros presentes.
—¿Ponerte en contacto con quién? ¿Con ese amigo imaginario tuyo?
Mi hermana comenzó a cuestionar lo que Irina acababa de decir, cosa que yo honestamente tampoco comprendía. Aunque fui testigo de que es capaz de usar ambos tipos de Aurora y manipular "Fragmentos".
—Tomas, ¿eres el verdadero Tomas?
No sé de qué está hablando ni qué haya pasado, pero le contestaré.
Me acerqué a ella, acaricié su mentón suavemente y dije:
—Solo sé que he soñado que estaba felizmente casado contigo, mi princesa pelirroja.
Solo tuve que hacer eso para encenderla como un mechero, y me dio una patada en la espinilla.
—¡Ah! ¡Eso dolió! ¿Qué haces? ¿A que te mordisqueo la oreja?
—¡Tomas! ¡Has vuelto!
Irina se puso de pie en la silla y me saltó encima. Entre todas me abrazaron, y Erika me dio un mordisco-besito en el cuello. ¿Qué es todo esto?
—¿Eh? ¿Qué? ¿Adónde me he ido? Oye, Irina. No estoy muerto y esto es el Otro Mundo, ¿verdad? Te salvé de tu desgraciado final, ¿no?
—¡Um! —asintió—. ¡Lo hiciste! ¡Nos salvaste a todos!
Durante el transcurso del día, me contaron lo que había pasado. Perdí la memoria y me volví en alguien desagradable. Enseguida telefoneé a todos los de la clase y montamos una pequeña fiesta en el parque para celebrar mi vuelta de entre los muertos.
—Hola, esto...
—Laura —me sonrió.
—Eso, Laura. ¿Una carrera en bici?
Sentado en el banco, Kevin estaba liado hablando por teléfono.
—Ya comprendo. Sí... Sí... Vale. Apuntado, Alba. ¿Eh? Sí, ha recuperado la memoria. ¿Esto es lo que llamamos "milagro"? Claro que yo no he tenido nada que ver con el tema. ¿Crees que puedo hacer milagros? Soy Kevin, no Jesucristo, chata. Venga, vale. Chao. Oye, dile a tu hermano que... Mierda, ha colgado. Bueno, le llevaré la caja de zapatos esa yo entonces, qué remedio.
Una chica algo tímida, rubia y con ojos de desigual color se sentó al lado del muchacho con pintas sospechosas. Sí, Julia se sentó al lado de Kevin.
—¿Qué, turista?
—¿Funcionó?
—Para nada.
Ambos se rieron.
—Fue muy rayante.
—¡Dímelo a mí, que vi dos Julia! ¡Ja, ja, ja! Mi yo de aquel entonces no entendía nada de nada hasta que tuvimos la cita en este mismo parque bajo el viejo manzano. Olvidaré que acabas de causar una paradoja. ¿Quieres soda?
—Fui al pasado, pero a por otra cosa —le corrigió, aceptando el vaso de refresco—. Y prefiero un vaso de sangre caliente.
Arqueando la ceja, Kevin Smith preguntó: "¿No debería ser sangre fresca?".
—No... ¿Sabes que te mentí? No soy la hija de tu hermana. Tampoco eres mi tío. Solo soy Julia, la chica que viene del futuro, nada más.
Realmente, ella le había tomado el pelo.
—Me acabas de usar como te ha dado la real gana. ¡Eres terrible! ¡Sin duda la hija de Tomas! ¡¿Para qué el diario entonces si no hiciste nada?
—Solamente quería leerlo. Papá recuperó la memoria gracias a Irina y su poder sobre los "Fragmentos". En mi tiempo este diario no existe, lo tiraron a la basura, así que el único lugar donde yo podría leerlo es en el pasado. Es gracioso todo lo que tiene anotado. Por supuesto, no te dejaré leerlo.
—¡Realmente terrible! ¡Eres maaalaaaa! ¿Entonces por qué estás aquí, en esta época? Ne, ¿entonces quién es la madre? ¿Quién es? Porque desde luego, hija de mi linda hermanita Naomi no eres. ¿Quién es la madre? ¿Es Nina, Irina, Erika o Lucia? Oye, no me jodas que al final no se queda con ninguna del harem. No me digas eso, por favor.
—¡Eh! ¡Quedemos para una noche de chicas! —propuso Erika.
—¡Venga, celebremos mi cumpleaños todos los Cazadores juntos! —gritó Tomás a los cuatro vientos.
El grupo de Kevin, Lucia y Sonia musitaron lo mismo:
—No debería decirlo en voz alta...
Continuará...
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