Capítulo 18: La persona que más me importa es...

Toc, toc. Esos golpes solo pueden ser de una persona.

Miré por la mirilla de la puerta, era Kevin. ¿A estas horas? ¿Qué quiere?

Es viernes por la noche. Mi madre no regresará hasta que sean las doce o así. Y papá dijo que regresaría dentro de poco.

Iba a decirle a Irina que corriera escaleras arriba, pero entonces la puerta se abrió sola.

—Deja de esconderla, sé que está aquí.

Kevin entró en casa y una fuerza invisible me mandó a volar. Aterricé en el sofá encima de Nina y Erika.

Mi hermana, quien estaba sentada en la alfombra, se levantó dando un grito. Irina estaba paralizada por el miedo.

—Lo siento, Silvia. A dormir la mona.

Kevin la señaló con su dedo y mi hermana cayó inconsciente al suelo.

—¡Tú, hijo de la gran puta...!

La batalla que estaba por comenzar no iba a ser fácil. Sabiendo que Nina y Erika viven conmigo no ha podido venir solo. Meme y Nene vendrán. La que se teletransporta y la que teletranspota objetos. Y Alba, la chica genio observando con su Visión Banda desde a saber dónde, indicando lo que deben o no hacer. Esa tipa es un Aurora Radar en sí sola.

—Déjalo estar, Tomas. Meme y Nene se han hecho ya cargo de Lucia y la sirvienta problemática. Solo quedáis vosotros. ¡Entrega a la chica!

—¡¡Corred!! —grité con todas mis fuerzas.

Tomé la mano de Irina y salimos por el jardín. Kevin salió volando por los aires y aterrizó enfrente de su propia casa, al otro lado de la calle. Nina le haría frente.

—¡Corre, Irina, corre!

Si Lucia y Sonia habían quedado fuera de combate, Meme y Nene tienen que estar al caer.

—¡Erika, llama a tu padre! ¡Necesitamos refuerzos!

—¡S-sí!

Pero Erika desapareció de nuestra vista y un fuerte impacto se dejó oír. El cielo se había vuelto azul, el muro de la casa de al lado estaba roto, y Erika tumbada en el suelo.

—¡Erika! —gritó Irina.

—Tch. Meme...

Meme, quien tiene la habilidad de teletransprotarse. Si ella lo quisiera, podría hacerme un BFR y ganar al instante. Sin embargo, ¿realmente es teletransporte lo que veo? Puede ser que, en realidad, ella se acelere a sí misma de tal manera que parezca que se teletransporta. No creo que realice algo tan fantástico que va en contra de las leyes de la física. Aunque la propia Aurora ya parece indicar ir en contra de ello.

—¿Y tu hermana menor? ¿Dónde está Nene?

—Herida, no creas que fue fácil pelear contra una Cazadora experta y Sonia. Esa sirvienta... Pensar que tuvimos que usar tranquilizantes con tal de no matarlas...

Genial, vamos bien. Necesitan controlarse o usar armas sedantes con tal de que no se les vaya la mano y maten a alguien. ¿Qué tan overpower podéis estar, hijos de puta?

—Entrega a la chica, no vamos a hacerle daño.

—¿Quieres que te crea? Lo llevas crudo.

Pateé una piedra del camino con Aurora dirección a su cara, y Meme desapareció. Escuché un extraño y agudo chirrido, como si algo interfiriera con la realidad, y vi moverse por el rabillo del ojo a alguien detrás.

—¡Haya!

Levanté el codo y le metí un golpe en toda la boca a mi compañera. Con el impulso de Aurora, se estrelló contra el muro causando una polvareda.

Meme se levantó llena de magulladuras, la sangre chorreaba por su cara.

—Esa onda de choque... —pensativo, observé mi humeante mano—, eso no ha sido teletransporte. Tal cosa no es siquiera posible con Aurora, ¿no es cierto? Tú solo te aceleras a ti misma de tal forma que provocas la ilusión de que puedes teletransportarte. Supongo que tu hermana hace lo mismo pero acelerando las balas.

—¿Descubierta? ¡¿Pero cómo?!

—No soy el único que lee manga y ve anime por este barrio.

Supervelocidad, destina toda la potencia de su Aurora hacia su velocidad. Sin embargo, no parece que su vista se adapte al mundo en el que se mueve, o fácilmente podría haber esquivado mi golpe. Si alguien se mueve a una velocidad muy alta, desde su perspectiva del mundo los demás se mueven muy lento. Pero este no ha sido el caso. En el momento que ha frenado y aprovechó para golpearme con toda esa tremenda energía cinética, noté algo extraño.

—¿Tomas? ¿Qué haces?

—Tranquila, Irina. Tú corre y vete con Erika.

Irina se soltó de mi mano y esprintó lo más rápido que pudo.

—¡No escaparás!

Como una atleta, Meme colocó sus manos en el suelo y dio una arrancada. En menos de un segundo estaba al lado de Irina, quien abrió sus ojos como platos con horror.

—¡ZAAAAASCAAAAAA!

Entonces, aparecí en medio y propiné una potente patada a mi amiga en toda la mandíbula, y debido a la fuerza acumulada salió despedida contra el muro de una casa.

Esto no era un espacio aislado, estábamos peleando en el mundo real y no en un espacio asincronizado como lo fue la barrera levantada por Lucia. Los daños ocasionados por nuestros ataques son muy reales, y alguien tendrá que pagarlos. Yo, desde luego no pienso hacer eso.

—¡Gagh!

La pierna me dolía una barbaridad, no estaba acostumbrado a ejercer tanta fuerza con mis miembros inferiores. Ella se levantó, tambaleándose y desorientada.

—Tú... ¿Cómo es posible? ¿Cómo copiaste mi técnica? ¡Tardé años en desarrollarla!

—Digamos que hice una copia pirata. No por nada soy el segundo chico más fuerte de la clase, y el segundo más rápido también. Si hay alguien que puede detenerme, ese es nuestro pervertido Kevin.

—¿Insinúas que eres capaz de ganarme?

Sonreí.

—No insinúo, Meme. Te estoy diciendo la pura verdad. Eres débil y dependes de una técnica fuerte. Esa técnica... no la controlas al 100 %. Si lo hicieras, moviéndote a gran velocidad podrías haberme apaleado, raptado a Irina y haber ganado. Pero no ha sido así. Dime. Solo puedes moverte en una sola dirección, ¿no es cierto? Y debes frenar para cambiar de dirección o evitar estamparte contra el objetivo cual kamikaze, como hiciste antes con Erika.

—¡Te borraré la memoria!

—Entonces ven a por mí.

Los dos aceleramos. Una escena que, sin lugar a dudas, evocaba a Flash. Ambos chocamos moviéndonos a unas velocidades de infarto. No quiero romper el ambiente de lucha fantástica entre espers, pero para alcanzar estas velocidades, perfectamente tenemos que estar moviéndonos de una a dos veces la velocidad del sonido.

Chocamos varias veces provocando vientos extraordinariamente fuertes que doblaban los árboles y derrapé colocando la mano en el suelo para frenarme un poco. Ella estaba muy cansada. El total de golpes que acertó en mí era de cero, mientras yo había atinado un total de dos.

—¡Rama!

Tal cual, agarré una rama y la aceleré a la velocidad del sonido. Mi plan era perfecto, una victoria absoluta.

Si no detenía esa rama, el palo le atravesaría el cerebro y terminaría muerta. Pero seamos sinceros, alguien como ella no caería ante este truco barato, ¿cierto?

Por supuesto que no, no se cubrió con un escudo, bajando la guardia para que le atacara por la espalda. Ella aceleró para evadirla y acercarse a mí.

—Te pillé...

La vi aparecer justo en el segundo antes de golpearme con su difuminado puño a causa de la velocidad. Agachada como un boxeador, apuntaba a mi estómago.

¿Qué hice?

Nada, solo recibió un rodillazo en toda la boca.

—¡Mmmmmmm!

Retrocedió ante el dolor, y aceleré. La golpeé varias veces en el estómago pero no cedió. ¡Malditos agentes especiales! ¡Cae de una vez!

—¡Se acabó! ¡Golpe Cometa!

Esto es malo. O lo sería si no supiera cómo contraatacar.

Decidme, ¿qué hacer cuando algo se dirige hacia ti a gran velocidad, como un coche?

Respuesta: apartarse, obviamente.

Meme desapareció de mi campo de visión. Sin embargo, si iba a volverse un misil, entonces solo tenía que saltar. Y eso hice.

Cuando salté, de repente se escuchó un sonido horroroso. La onda de choque destruyó a saber cuántas ventanas, y una casa quedó hecha un total desastre. Meme se hallaba en el suelo, desmayada y gravemente herida.

—Comienzo a tener mis dudas de que la Aurora roja solo sea para atacar. Algo no me cuadra. He podido defender igual que una azul.

Me acerqué a ella y la cargué como una princesa.

—¡Tomas!

—¡¿Estás bien, Tomas?!

Las voces de Irina y de Erika.

—Estoy bien. Estoy bien.

¿Por qué fruncen el ceño?

—Erika, el pie.

—¿Qué pasa?

—No, nada. Estoy contento de que me pises.

Esta chica... ¿Crees que la estoy cargando por gusto? ¡Si por mí fuera la dejaría caer aquí mismo! Pero mi orgullo no me permite dejar a Meme inconsciente en mitad de la calle.

—Déjala, estamos en una dimensión sellada. Solo nosotros nos encontramos aquí dentro.

—¿En serio? Ya decía yo que no había luces ni personas.

Estamos atrapados, y el enemigo puede saber nuestra localización al rastrear mi Aurora. Y por el destrozo que hemos causado, también.

—Tomas... —me llamó Erika—, ¿crees que...?

—No pienses en ello. Corramos, cuando lleguemos al límite de la barrera ya buscaremos un método para romperla y escapar. Nina y Kevin siguen luchando, puedo sentirlos. La energía vital se mueve por el aire.

—Y va ganando Nina, eso está claro —afirmó la albina.

De repente, todos notamos que un aura había desaparecido.

—¡¿La extraña presencia de Nina desapareció?!

Los tres nos pusimos en lo peor. No... no la ha matado, ¿verdad? Pero, sin duda alguna la presión que sentimos desaparecer fue la de Nina, ¿verdad? La de Kevin, tampoco está ya...

Emprendimos la huida.


—Aaah... No estoy acostumbrado a correr tanto de esta manera.

Me faltaba el aliento. Irina parecía estar bien, y a Erika la llevaba arrastrando de la mano.

—En serio... deberías hacer más ejercicio, princesa. Te estás volviendo rechonchita.

Patada a la espinilla, hala.

—¡No me estoy poniendo gorda!

—Cierto, todos los nutrientes se te van para el pecho. ¡Aaaah! —grité.

Una pequeña perra rabiosa me había mordido el brazo.

—¿Q-qué haces, Irina?

—Nada...

¿Otra? ¿Otra tsundere? Otra tsundere no, por favor.

—Celosa, ¿eh?

¡Plas!

Le metí una cachetada en el trasero y chilló.

—¡T-tomaaaaaaaaas!

—¡Vuélvelo a hacer y la próxima te toco tus pequeños pechos, ¿me oyes?! —amenacé señalando con mi dedo.

Erika me agarró del brazo. Oh, es cierto, no es momento para bromas. Debemos escondernos y pensar en un plan. Estamos casi a las afueras de la ciudad. En el polígono industrial debería haber algo que nos sea de utilidad.

—Escuchadme, vamos a meternos en una nave industrial, a ver de qué nos sirve.

—¿Buscas herramientas, Toma-yan?

Dimos un bote del susto. ¡¿Cómo llegó este tan rápido aquí?!

—Cambio de planes: cojo a la enana albina y nos largamos de aquí.

—¡¿A quién llamas enana albi...?!

Erika no protestó, la agarré de la mano y huí.

—¡Confío en ti, pelirroja! ¡Si ganas te espero en la cama!

Ay, madre. ¿Por qué he dicho eso?

—Así que me tengo que enfrentar a ti. ¿Es pariente de Fola y no se sabe la tabla de tipos? Humano normal pierde contra vampiro, vampiro pierde contra humano con Aurora, y humano con Aurora pierde contra humano normal.

—¿Q-qué quieres decir?

Kevin esbozó una diabólica sonrisa y llevó su pistola de 9 mm a la sien.

—Tecnología, está claro. ¡Bang!

Se disparó a sí mismo en la cabeza, pero quien gritó de dolor fue Erika, quien hincó una rodilla en el suelo.

La bala había impactado en su pierna izquierda.

—Aaah... Aah... Duele...

—Balas de plata. Eficaces contra demonios, aka vampiros.

Erika trató de invocar sus alas de sangre, pero no podía.

—Lo siento, Erika-chan, pero estas balas son especiales: anulan los poderes y regeneración de los vampiros. Solo eres una chica normal ahora, así que como una chica normal que quieres ser no te metas en estos embrollos.

Debilitada, por pura fuerza de voluntad la demonio de cabello anaranjado se sacó la bala. Casi al momento, sus fuerzas volvieron, y pudo sacar sus alas de sangre.

—Hala... Qué bruta.

—Así soy yo. No te dejaré que llegues hasta ellos. Además, tengo que ganar a cualquier coste...

—¿Mm?

Kevin arqueó la ceja, tratando de procesar lo que la vampiresa acababa de decir.

—¡Porque tengo ganas de saborear a Tomas!

—...

Kevin no supo cómo reaccionar frente a esa resolución tan fuerte.

—Espera, espera, espera. ¿Me estás diciendo que ya lo habéis hecho? ¡Ahora sí que lo voy a matar!

—¡Cl-claro que no! ¡No lo hemos hecho aún! —gritó avergonzada.

—¡¿Aún?! ¡O sea, que sí lo vais a hacer!

—¡M-me has entendido mal! ¡A-aún no estoy preparada! L-lo que quiero es comer un poco de su...

Haciendo el gesto de stop, él se levantó las gafas de sol.

—¿Una chupadita? ¿Es eso?

—... Sí...

—¡Hostias, Tomas!

—¡¡Pero si dijo que...!!

En cuanto ella se dio la vuelta, Kevin lo atacó con una onda mental y perdió el conocimiento.

—Fue más fácil de lo que pensé. No quiero hacerle daño. Y ella es muy fuerte, estaría en problemas si fuera en serio.

Kevin se acercó a su inconsciente compañera Meme y sanó sus heridas pasando su mano por encima de su cuerpo.

—Ale, como nueva. Descansa, sis.


—¿Cómo vas a hacer para detenerlo?

Sin duda alguna, esta monada albina tenía razón. ¿Cómo lo hago?

—Irina-chan, Toma-yan.

Este tío... ¡Ya me está tocando los cojones! ¡¿Cómo lo hace?!

—Ya en serio, Kevin. Deja ya de hacer eso o llamo a Iker Jiménez para que te lleve a Cuarto Milenio. Eres un expediente X.

—Eso debería decir yo de ti y toda la tropa que vive en tu casa, Toma-yan.

El ambiente estaba saturado de hostilidad. Honestamente, no tengo manera de ganar. Y no hemos podido no hacer un puto plan.

—Irina, ve llamando a una ambulancia. Porque van a tener que arreglarle la cara a este tipo.

Sé bien que dentro de estos espacios sellados no funcionan los móviles, y que está completamente incomunicado.

Apreté bien mis puños y me lancé al ataque. Kevin me esquivó y se dirigió a por Irina.

—¡Hmn!

Una pantalla azul apareció de la nada, y Kevin se estampó contra ella al igual que una mosca se estrella contra el transparente cristal de una ventana.

—¿Irina?

La blanca belleza de 15 años usó una barrera de Aurora, y estrujó a Kevin contra la pared de la nave.

—¿Qué?

El aura que la rodeaba cambió de azul a rojo, y cogiendo una palanca del suelo, la envolvió en su energía vital.

—¡Aaaaah!

Increíble, Irina estaba peleando contra Kevin, forzándolo a saltar y huir. Sus movimientos eran poco refinados, toscos y torpes, pero erráticos e impredecibles, obligándolo a esquivar si no quería salir malherido o con varios huesos rotos.

—¿Qué cojones? ¿Dos Aurora diferentes?

Una barrera en forma de U arrinconó a Kevin contra la pared, y fue a golpearlo con la palanca.

Kevin lo detuvo a los justo con sus antebrazos, apretando los dientes y sudando la gota gorda.

—¿Cómo es... posible...? No se puede... tener... ¡dos Aurora!

—¡Pienso sobrevivir! ¡Pienso vivir más allá del 21 de diciembre de este año! ¡Creceré, dejaré este cuerpo atrás, y me crecerán los pechos!

Irina ciertamente le metió un fuerte impacto con la barra de hierro. Si su brazo no se rompió, debió de haber estado cerca y tendría una fisura en el húmero.

En el instante que vi a Kevin sacar con ayuda de su Aurora el arma de la camisa hawaiana, le metí un brutal placaje con la habilidad que robé a Meme.

—¡Corre, coño! Yo me hago cargo de él.

Pude verla salir de la nave industrial, ahora me tocaba a mí.

—¡Serás cabrón!

Nuestras auras chocaron, y un pulso de energía brotó en forma de onda iluminando todo el lugar.

—¡Me da mucha rabia! ¡¿Por qué eres así?!

—¡No te comprendo!

—¡Solo estoy intentando ayudar! ¡Os habéis confundido completamente! ¡No somos los malos!

Después de varios explosiones de Aurora, nos separamos.

—¿Qué quieres decir con eso, Kevin? ¡Irina nos contó que en cada realidad cuando era atrapada por vosotros, ella moría!

Di un paso rápido y aparecí delante suya, dispuesto a volarle los dientes. Sin embargo, disparó una ráfaga de energía azul de su mano, la cual esquivé por los pelos o me habría volado la cabeza.

Mi flequillo estaba en llamas y estropeado, tuve que usar mis manos para apagarlo.

—¡Oye, mi pelo!

—No niego que eso haya pasado así, pero no es hasta ahora que comprendo las circunstancias. Este absurdo juego en el que somos meras piezas de un tablero.

Volvimos a chocar, recogimos unas barras de metal y se convirtió en una pelea de espadas. Ambas barras de hierro envueltas en Aurora roja y azul, saltando chispas como si de sopletes soldando se trataran.

—¡Qué envidia! ¡¿Por qué siempre das lo mejor de ti cuando se trata de proteger a una chica?! ¡Yo también quiero ser un héroe, ¿sabes?!

—¡Yo no soy ningún héroe! ¡¡¡SOLO SOY UN CHICO NORMAL DE INSTITUTOOO!!!

Le proponé tal puñetazo en la mandíbula que se levantó en el aire y dio vueltas de tirabuzón, cayendo al suelo medio listo.

—Esto no es muy limpio, pero bueno.

Aún luchando por levantarse, le apunté, y como si fuera a disparar una ráfaga de energía, concentré mis fuerzas y proyecté el pensamiento de apagar un aparato.

—¡...!

Kevin se apagó. Perdió el conocimiento y soltó un ronquido.

—La sensación extraña ha desaparecido. Volvimos al mundo real. Voy a buscar a Irina.

—¡Iri!

—¡Tomas!

Irina había vuelto a mi casa y se había escondido dentro de un armario. Nina estaba fuera de combate, la habían pinchado con un dardo, y mi hermana seguía durmiendo en el suelo. Erika seguía frita, no tenía ninguna herida y tampoco había manera de despertarla. Por lo que la llevé a casa.

Me abrazó entre lágrimas, super contenta de verme.

—¡Me alegro que estés bien!

—Ven aquí, preciosa.

Pero, esto no puede acabar tan pronto.

De una patada la puerta fue destrozada por completo.

—Tú... ¡No te rindes, ¿verdad?!

—¡Obviamente no cuando todo mi mundo está pendiendo de un hilooo!

No comprendía de qué diablos estaba hablando Kevin, pero esto ya no era normal. Esa fuerza de voluntad, esa llama de determinación en sus pupilas. ¿Qué está ocurriendo detrás de escena que desconozco dada mi posición en el frente de batalla? O mejor dicho, por haberme visto envuelto en esta especie de guerra invisible al despertar sin quererlo mis poderes ocultos.

—¡Atrás!

Fui empujado con fuerza y sacó un afilado cuchillo de su sudadera, y se colocó el filo de la hoja en el cuello.

—No creas que te dejaré, Irina...

—¡Nunca! ¡Jamás dejaré que me atrapes con vida! Siempre tú me atrapas en cada mundo y acabo muriendo en la mesa del quirófano mientras experimentan conmigo. ¡¡Una vez incluso me torturaste y violaste durante varios días antes de matarme!!

—Eh... Yo no hago eso. Pero sí estoy gravemente arrepentido de lo que hice en otro mundo. Por ello quiero salvarte. No dejaré que te rajes el cuello como aquella otra vez.

Yo estaba en medio.

—¡Me da igual! ¡¿Te crees que confiaré en ti solo porque hayas recordado lo que hiciste en otro Fragmento?! ¡He estado reviviendo estos últimos 15 años durante más de 1000 años! ¡Que tú hayas recuperado memorias de otros Fragmentos no significa nada! ¡Es por eso que no quería hacer amigos, para no poner a nadie en peligro y que nadie más tenga que sufrir! ¡Pero tú, siempre tú, Tomas, estás en medio! ¡Déjame morir!

No podía aguantarlo más, así que le metí una hostia y el cuchillo cayó al suelo.

—...

Irina estaba completamente en shock y llorando de la cacho bofetada que le acababa de soltar, y lentamente se llevó su mano a su mejilla derecha.

—E-eso fue peligroso, Tomas. Si...

—Cállate, Kevin. Esto ahora es entre ella y yo.

La miré fijamente a los ojos.

—Irina. Puedes llamarme loco, pero confío en Kevin. Y...

Le di con el dedo en la frente.

—¡Au!

—Ni se te ocurra volver a decir eso de que quieres morir. Nos tienes a tu lado, esta partida o lo que mierdas sea puede tener un final distinto. No abandones. Levántante las veces que haga falta, pero nunca pierdas la esperanza. Yo siempre estaré a tu lado. Siempre puedes contar conmigo.

La abracé, no quería perderla. Mucho menos que se quitara la vida delante de mis ojos. He de ser sincero, me gusta esta chica. No quiero perder a una gran amiga.

Irina estaba sonrojada y bloqueada, no sabía cómo responder frente al cariño. Comprendo que es natural, después de todo lo que ha sufrido ha de sentirse extraña cuando alguien te abraza de repente.

—Kevin, vas a explicarme qué está pasando aquí. Comenzando por el principio y sin rodeos, directo al grano.

Suspiró, y tras crujirse el cuello, tiró la pistola al suelo y se sentó en el sofá.

—Hay una guerra entre dos organizaciones con ideas totalmente opuestas que no pueden entenderse, en las sombras de esta maldita ciudad. AURORA ya la conoces, es para la que trabajo. Luego está STUDY. Yo trabajo para ellos, soy un agente infiltrado. Tengo mi propio grupo.

Ese silencio... Ese MOLESTO silencio que hizo indicaba que nada bueno había pasado.

—O lo era, porque masacré a la organización y todos sus miembros y aliados, y me aseguré muy bien de que nadie de STUDY quedó con vida. Era de los malos, unos tipos en las sombras querían aprovechar los poderes de los vampiros para crear una "nueva raza" de humanos. Unos pirados, eso no iba a funcionar. Si a un humano le trasplantas un órgano de un vampiro o sangre, morirá. Es que ni se convierte en vampiro, directamente, vas para el otro barrio. También estaban tras Erika, pero en este mundo, entre que Tomás hizo muy bien protegiéndola de Lucia, y mi equipo por el otro lado... je, hacemos muy buen equipo, ¿no? Debería contratarte, carajo. Solo nos queda una misión por cumplir y que el loop de los huevos no vuelva a activarse. No quiero que se me borren los recuerdos. ¿Sabes?

Tosió y dio una palmada para resumir todo.

—Estoy para protegeros, en especial la vida de ella —dijo señalando a Irina—. Tiene un programa instalado por STUDY que nos matará a todos si se activa. Rompí incluso el controlador que usaban para activar el modo arma de destrucción masiva de Irina, pero de nada sirve, tiene un temporizador, el cual se activa esta misma noche. Irina es una bomba de relojería andante en estos momentos. No se puede, ni se debe, usar Aurora para dejarla K.O. Eso provocaría que el programa se activase y... bueno, hasta nunca. Hasta ahora, si hemos sobrevivido hasta este día, hemos estirado la pata por ella. Si no te suicidas, lo haces inconscientemente al emplear Aurora tú en tu cabeza para deshabilitarlo. Si alguien trata de hackear tu cerebro con Aurora, el seguro se activa y te mata al instante.

Nos quedamos helados. ¿Q-qué...?

—¿Es eso cierto?

—Lo es, Tomas. Lo es. Y solo Tomas puede retirarlo.

—¿Por qué precisamente yo? —pregunté señalándome con el dedo.

A lo que Kevin solo respondió con un: "Porque a mí no me dejaría tocarla".

—Te compro el argumento.

—No veo fallas en tu lógica —coincidió mi preciosa loli albina—, solo dejaré que Tomas me toque.

¿Acaso soy el único que nota cierta mala intención? Eso sonó sucio.

—Justamente pensé eso. Este malnacido lo que quiere es verme desnuda y nada más.

—No estoy de broma, no sé en qué parte de su cuerpo han instalado el programa. Podría estar en cualquier parte, desde el estómago hasta, quién sabe, "ahí". Usan tecnología punta y tan avanzada que para nosotros casi parece magia. Aunque, después de todo, ¿nuestros poderes de Aurora no lo son?

Continuará...

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