Capítulo 11: Cazadores y vampiros
—Mmm...
He abierto los ojos.
Una hermosa chica llamada Nina, y quien dice ser una muñeca y mi supuesta esclava, está abrazada a mí.
Durmiendo desnuda.
—¿Cómo te encuentras?
Me preguntó con una dulce voz.
Dulce voz que sé de sobra que es más falsa que un billete de 13 €.
—¿Qué haces desnuda? —respondí yo a su pregunta con otra pregunta—. ¿Y por qué está mi hermana durmiendo en mi escritorio?
—No esquives mi pregunta, que no es ninguna bala. ¿Cómo te encuentras? Tenías mucha fiebre y estabas sufriendo. Has estado gritando durante toda la noche y peleando en sueños. ¿Una pesadilla?
—Recordé. Recordé todo, absolutamente todo de anoche. Y me vas a explicar unas cuantas cosas, quieras o no.
—Y si no quiero, ¿qué harás? ¿Me forzarás? ¡Hyann, Silvia! ¡Tu hermano me va a clavar su Espada Maestra en mi pedestal!
—Te pegaré un cocotazo en la cabeza.
Ella rio.
—Perdiste tanta sangre y estabas tan frío que tuve que calentarte con mi propio cuerpo. Me da vergüenza admitirlo, pero me quedé dormida porque se estaba muy a gustito a tu lado, al igual que las otras veces. Me alegro que estés bien.
Ella puso su mano sobre mi frente, y dijo "bien".
—Mira, no tienes nada de fiebre. ¿Bajamos a desayunar?
—¿Estás seguro de ir hoy a clase, hermanito? Ayer te desmayaste de nuevo.
—No pasa nada, Silvia. Me encuentro bien esta mañana, así que iré.
Entonces, mi madre sacó del bolsillo del delantal el termómetro electrónico en forma de pistola y me apuntó en la frente.
Pareció disfrutarlo, ya que dijo "¡Bang!" con una sonrisa.
Beep, beep! Beep, beep!
Dos pitidos rápidos seguidos, eso quería decir que tenía fiebre.
—Mm... —una mueca se dibujó en la comisura de la boca de mi madre—, 38,8º C. Tú te quedas en casa.
—Rebeca, yo cuidaré de Tomas.
—Aish, puedes decirme mamá, Nina.
Entonces, mi madre abrazó a Nina.
Y mientras al abrazaba, mi hermana y yo nos mirábamos perplejo al ver cómo la mano izquierda de mi madre baja del pijama de Nina (se lo prestó mi hermana) y manoseaba su tierno trasero.
—Em... Mamá, ¿no crees que eso queda un "poco" fuera del protocolo?
—Mamá está celosa porque Nina es más explosiva que ella.
Sin lugar a dudas, Nina se sentía molesta por el acoso sexual de mi madre, quien ahora había "resbalado" su mano y palpaba sus pechos.
—Tengo muchas esperanzas puestas en ti, Nina. Creo que serás una muy buena esposa para mi hijo. Espero que pueda conocer a tu padre pronto. Por favor, cuando sepa dónde te encuentras, haz que venga corriendo a casa.
Tanto Silvia como yo nos entendimos con la mirada: "A nuestra madre le falta un tornillo".
—Ah, cierto. Silvia, ¿salimos esta tarde de compras?
—¡Claro! ¿Qué talla tienes?
Nina se quedó en silencio y se encogió de hombros.
Después de desayunar me tumbé en el sofá y cogí mi móvil. Kevin me mantendría al tanto de todas las novedades, deberes y lo que demos en clase; aunque me puedo imaginar qué tendremos de deberes, porque es obvio: las siguientes páginas hasta terminar todo el tema.
Pling.
[Kevin: Oye, socio]
[Tomas: ¿Qué pasa? No son ni las 11:30]
[Kevin: Tu novia pregunta por ti]
[Tomas: Novia?]
[Kevin: Sí, la nueva. Le has caído bien, eh?]
[Tomas: Que te follen]
[Kevin: Con cuántas chicas sales a la vez?]
[Préstame una]
[Tomas: Solo con una, con tu hermana]
[Oye, tenéis guardia?]
[Kevin: Espera, tío]
[Sí]
[La de Economía ha faltado, el hijo está malo]
[Tomas: Qué guay, igual que yo]
[Ahora tengo casi 39ºC de fiebre]
[Kevin: Joder, vaya putada]
[Para tú faltar ya ha tenido que cogerte bien fuerte]
[Tomas: Dice mi hermana que he tenido hasta pesadillas, ya ves tú]
[Kevin: Hehehe. Oye, socio. Cuando salgamos vamos a visitarte a casa. Prepara unas galletas y unos vasos de leche]
[Tomas: No eres Papá Noel, capullo. Y aún queda para Navidad, déjate]
[Kevin: No me crees, en serio?]
De la nada, una mano me arrebató el teléfono móvil.
—¿Oh? ¿Otra novia más? Serás infiel...
Mensajes seguían llegando, eran de Kevin; tengo tonos asignados a personas diferentes.
Puse mi cara de "tío serio".
—Espera, ahora me pongo contigo, Tomas. Y no me pongas esa cara de Jojo's, ¿va?
Ejercitando los pulgares, la supuesta muñeca Nina escribió algo.
—¿Qué coño has escrito?
—Nada, es una sorpresa, ji, ji.
No me hace ni puta gracia esa risita de "ji, ji".
Me devolvió el móvil y comenzó a descojonarse al ver mi reacción. En el chat de la clase había escrito:
[Tomas: quedamos esta noche en mi casa, princesa?]
Lo borré inmediatamente, pero era demasiado tarde... el daño ya estaba hecho.
El mensaje había sido visto por todo el grupo
Pling, pling, pling, pling...! Pibu, pibu, pibu! Ring, ring, ring!
Mensajes comenzaron a saltar tanto por el chat grupal de la clase como por el privado.
—Hija de puta... juro que yo a ti un día de estos te mato.
La pantalla se llenó de mensajes como: "mi princesa?", "Erika, te ponen los cuernos!", "será desgraciao!", y cosas así.
[Tomas: Que Nina me ha cogido el móvil! No hagáis caso]
[Teo: Quién es Nina?]
[Meme: Te has delatado tú solo, Tomás]
[Nene: Eres despreciable]
[Maria: Naomi no es suficiente?]
Tengo miedo, Kevin solo dejó una seca línea de puntos suspensivos en mi privado.
—Mira lo que has hecho, zorra.
—Divertido, ¿verdad?
Por mensaje privado, alguien quien nunca me había hablado antes me envió un mensaje directo:
[Lucia: Tenemos que hablar]
—Oh, oh.
—¿Quién es? ¿La que te gusta?
—Um —asentí con la cabeza.
Menuda jodienda...
Apagué el móvil y lo conecté a la corriente, para que se cargara de mientras.
—Por cierto, tengo que hablar muy seriamente contigo.
—Mande. Habla, pueblo.
—Como ya te mencioné antes, recordé todo. ¿Qué es eso de vampiros? Aurora, ¿qué es eso? Quiero que me digas todo, absolutamente todo lo que sabes.
Ella se encogió de hombros.
—Ok, sin problema. Pero tienes dos opciones: olvidar lo que viste esa noche y vivir ignorante el resto de tu vida como una persona normal, o ayudar; tienes potencial.
—No he peleado en mi puta vida.
—Tu cuerpo dice lo contrario. Mataste a un vampiro a puñetazo limpio. Le arrancaste la cabeza de un gancho.
Tiene razón.
—A eso es a lo que iba, los "vampiros". ¿Dónde entras tú? Porque hasta donde sé, hay "Cazadores" y "vampiros". Desembucha.
—Okay makey.
—¿Eres de los años ochenta por algún casual? A todo esto, ¿qué edad tienes?
—Tomas, Tomas, Tomas... ¿Nunca te enseñó tu mamá que es de muy mala educación preguntar por la edad de una mujer?
—Vale, no me digas más. Me acabas de decir que tienes más de 18 seguro. Ahora comprendo que te guste la cerveza.
—Eso no tiene sentido.
—Nada en este mundo de locos lo tiene, déjame. Cosas mías.
—Estoy completamente de acuerdo, cosas del autor de esta historia.
Los dos nos reímos, y entonces comenzó la explicación.
—Sabes que normalmente cada animal tiene una contraparte, un depredador, ¿no?
—Correcto.
—Los vampiros son los únicos depredadores de los humanos. Al igual que algunas especies, estos emplean una técnica llamada "camuflaje agresivo"; no es como el camuflaje normal, que permite pasar desapercibido o escapar, no, este te permite acercarte a tu presa y acabar con ella. Los vampiros han evolucionado para parecerse mucho a los seres humanos, tanto de hecho que creo que se trata del último estadio evolutivo de la humanidad.
—No lo creo... nunca he oído de ninguna especie que al evolucionar devore a su "preevolución".
—Yo tampoco, y eso que soy buena en biología, créeme. La cuestión es que son los malos. Parecen humanos, pero no lo son; poseen una fuerza física increíble, y una agilidad impresionante. Se alimentan solo de sangre, y no soportan la luz solar. Su sola exposición puede ser letal. Por si no fuera poco, poseen habilidades terroríficas: hemokinesis, inmortalidad y su arma insignia.
—Déjame adivinar: transformar a aquellos que muerden en vampiros, los cuales son sus sirvientes.
—¡Bingo!
—Se parece mucho, demasiado a las leyendas corrientes. Qué miedo, coño. Imagino que entonces la única manera de matarlos es con una estaca que perfore el corazón.
—Nah, en realidad destruir su corazón o su cerebro sirve, o siendo cortado en vertical. Son seres vivos, ¿sabes? Aunque lo del cerebro como no lo decapites... Me refiero a que un disparo en la cabeza no se hará cargo de él, lo detendrá temporalmente, hasta puede que pierda la memoria, pero revivirá. Las capacidades de regeneración son asombrosamente asquerosas. Demasiado cheto.
—¿Qué hay de los mordiscos?
—Aparte de que inoculan un anticoagulante, también poseen un veneno de lo más peculiar. Les permite rescribir el código genético de sus víctimas, para volverlos vampiros. Forman un vínculo psicológico con sus maestros y no pueden negarse a las órdenes de aquel que los convirtió. Es como se reproducen. El proceso de conversión a vampiro tarda unas 48 horas.
—Vale, entonces sangre pura y convertidos. ¿Qué pasa si un humano que se ha vuelto vampiro muerde a otro?
—Se vuelve vampiro también. La fisiología de sus cerebros es jodida, los vampiros comunes tienen que obedecer a aquel que les mordió. Si un vampiro común muerde a una persona y lo vuelve vampiro, el nuevo tiene que obedecer al que lo convirtió, y a su maestro, si es que tiene. Los sangre pura pueden controlar mentalmente a otros vampiros más débiles, y hasta matarlos con solo un pensamiento.
—Mierda...
—Pero puedes estar tranquilo, aun con todas estas habilidades, inmortalidad, y la capacidad de aumentar la población total con tan solo un mordisco, convertir a un humano en vampiro es poco común. Suelen perderse en sus deseos y vicios, por lo que beben de tu sangre y te matan; llámalo un método evolutivo para impedir que la especie sobrepase por mucho al alimento. Prefieren copular al igual que los humanos, para qué te voy a mentir.
Entonces, con toda esta movida... ¿qué hay de los dhampiros?
—¿Qué me dices de los dhampiros? Híbridos entre vampiro y humano, con lo mejor de ambos mundos.
—¡Hahahahahahahahahaha!
Estalló en carcajadas delante de mi puta cara.
—Tal cosa no existe. Son solo rumores, no hay ni un solo caso registrado. Aquellos que clamaban serlo, unos locos que confundieron fantasía y realidad.
—¿Pero por qué no? Aunque seamos especies diferentes, ambos somos humanoides. Se podría congeniar perfectamente, dejando claro está, la relación depredador-presa a un lado.
—Si una vampiresa mantiene relaciones con un humano, ningún niño nacerá.
¿Por qué me da que esto va a ser perturbador?
—El cuerpo de la madre confundirá el bebé que lleva en el vientre con alimento, y será absorbido.
—¡Joder, qué puto asco! —grité con ganas de vomitar—. ¿Y al revés?
—Mmm...
No supo qué responder.
—¿Es posible? Sí o no.
—En el caso de que una humana se quede embarazada de un vampiro, creo que ni ella ni el bebé saldrían con vida. Una bestia tan fuerte para mantenerse viva absorbería la energía vital de la madre hasta agotarla, causando la muerte de ambos.
—Vale, basta por hoy. No quiero saber más del tema. Dime lo de la Aurora y ya está. Tengo ganas de vomitar. Escojo la opción de vivir una vida común, normal y corriente y moliente.
—¿Traigo la palangana?
—Sí, por favor.
Después de echar el desayuno, me lo explicó resumidamente.
—Aurora es la energía vital que tienen los humanos. Los vampiros no poseen Aurora, porque aunque están vivos, no están "vivos" de la misma manera que un ser humano o un perro. Es complicado de explicar. La cuestión es que ataques reforzados con Aurora les hace pupa, lo que algunos llaman "ki", "chakra", "mantra" y esas cosas es todo lo mismo: energía vital. Si aprendes a usarla, te vuelves más fuerte; los más fuertes pueden proyectarla para crear barreras, reforzar armas, etc.
—¿Rollo Haki de One Piece?
— Rollo Haki de One Piece —me respondió—. Nada de hombres lobos ni mierdas.
—Entonces es putamente útil esta cosa —pensé en voz alta para mí mismo.
—Una cosilla más que debes saber, y es que hay dos tipos de Aurora: roja y azul. La roja está especializada en atacar, y la azul en defender y apoyar. Yo misma soy azul.
—Como una habilidad de videojuego entonces, comprendo... ¿Cuál tengo yo?
—Eres Lenin. Lo cual me cuesta creer dada tu naturaleza mansa y perezosa cual gato gordo anaranjado amante de la lasaña que todos conocemos.
—Eso me hace preguntarme si tú tienes una Aurora negra como el retorcido demonio del frío que eres.
Después de desayunar de segunda por su culpa, fuimos al médico de nuevo. Un paracetamol y para casa, qué buen servicio. Se podrían esmerar más, que luego muere gente. Si la infección no baja, iremos al hospital.
Cuando dieron las tres de la tarde, tocaron al timbre.
Aparte de mi hermana menor Silvia, obviamente vinieron también Laura, Kevin y Naomi a visitarme.
Me esperaba que viniera a verme Erika, aunque después de lo ocurrido ayer no me extraña que no quiera hablarme.
No dijo nada por el grupo de la clase tampoco.
—¡Bienvenidos!
—Ahh...
Una sílaba sorda escapó de la garganta de Kevin, y los ojos de Naomi se abrieron como platos cuando fueron recibidos por Nina vestida solamente con una sudadera mía que le quedaba grande.
Y demos gracias que esta vez sí que llevaba ropa interior, no como esta mañana...
No sé cómo describirlo exactamente, pero juraría que la atmósfera era de hostilidad entre ellos dos. Y entre las chicas Silvia, Laura, Naomi y Nina, también. La tensión era tal que se podía cortar con un cuchillo.
—¡Encantada de conoceros, me llamo Nina Sánchez! Soy la prometida de Tomas.
Les Miserables.
—...
—...
—¡Mentira!
Menos mal que mi hermanita fue rápida y lo desmintió.
—No es la novia de mi tonto hermano, es solo una extranjera que se trajo a casa. Se peleó con su padre y mi hermano la dejó quedarse aquí una temporada.
—Uff... No me des esos sustos. Encantada, soy...
—Naomi, lo sé. Tomas habla mucho de ti. Y tú eres Laura, su primera novia durante la escuela primaria, viene en el diario. ¿Sabes que él nunca se acuerda de ti? Lo deduce por el entorno y cómo le hablas. Siempre anota en alguna parte tu nombre.
No sé qué diablos le dijo, pero se le acercó al oído y su estado de ánimo cambió.
—Ya veo...
¡¿Qué coño le has dicho, so zorra?! Te voy a torturar con las plumas del cojín hasta que supliques mi perdón. ¡Sí, tortura de cosquillas!
Se acercaron al sofá. A decir la verdad, he vuelto a empeorar.
Comienzo a pensar que esto no es un simple resfriado como dijo el médico en urgencias.
—Hola, Tomas. ¿Cómo te encuentras? —me preguntó Laura.
—Mejor —sonreí—, porque has venido a verme.
Uy, creo que eso debería habérselo dicho a Naomi y no a Laura.
—¿Cómo le ha ido a la nueva sin mí en clase? Estoy preocupado por ella.
—Así que realmente vas tras la nueva, ¿eh? —se burló Kevin—. Y yo que pensaba que era Lucia quien te hacía tilín. Pedazo M.
Deja de dar en el clavo tan seguido, mamón.
—Verdad, últimamente estás hecho todo un casanova. ¿Me dejarías entrar al harén, Tomas? Te cuidaré bien.
—El único M que hay aquí eres tú. Eh, no, gracias, Laura. ¿P-por qué?
—¡Porque te quiero, claro!
Naomi me entregó los deberes; por alguna razón parecía dolida. ¿Lo sabe?
—Cierra el pico, es solo que me preocupa cómo pueda comportarse esa tsundere sin mí; solo yo sé tratar con tsunderes. Definitivamente tú no tienes idea.
Kevin se sentó en el borde del cojín del sofá, un poco más a la derecha y se hubiera sentado en mi pierna el cabrón.
—Pues le ha ido bastante bien. Tras pelear un poco por mi antiguo sitio, me senté a su lado. Ella se sentó en tu pupitre. Parece que está coladita por ti, colega. Ha dibujado corazoncitos en tu mesa.
—Ah, ok. Me da igual, es tan solo una mesa cualquiera. Y así no queda tan sosa.
—Por cosas como esa es que no tienes aún novia, Tomas —dijo cruelmente Laura.
Después de explicarme Laura algunos ejercicios de mates que no entendía del todo bien, Kevin le dijo algo a Nina y se fueron fuera al jardín, y se pararon al lado de la piscina.
No sé de qué hablaban, pero parecía algo serio.
No, mentira. Eso es una gran mentira. Claro que sé de qué están hablando, es solo que no podía escucharlo: de lo ocurrido aquella noche.
Si tan solo pudiera leer los labios.
—¿Quién eres tú?
El joven rubio de gafas de sol estaba realmente serio.
—¿Qué eres y de dónde sales? El radar no capta tu longitud de onda en absoluto. Pero no eres un vampiro, eso está claro.
—Yo soy un demonio —afirmó la belleza extranjera llevándose la mano al pecho con orgullo.
—No, no lo eres. No tengo la menor idea de qué seas, pero definitivamente eres humana. Una Aurora verde, eso es algo que nunca he visto en la vida. Solo existen dos tipos: rojo y azul. ¿De qué vas?
—Nada, a lo mejor soy tipo radiactivo. Fuera coña, azul.
—Deja de decir gilipolleces —espetó Kevin—. ¿Sabes qué es lo que creo? Que no tienes ni idea, y tienes tanto miedo que te haces la graciosa para ocultar tu inseguridad.
—¿Y qué si es así?
Su tono era chulesco, pero ciertamente el agente metió el dedo en la llaga.
—Es curioso que tales palabras salgan de tu boca. ¿Qué hay de ti? ¿Sabe tu hermana que eres Cazador? No, no lo creo. ¿Verdad?
—Glup, Kevin tragó saliva.
—Eres el típico antihéroe de "lo que sea con tal de proteger a mi familia y amigos". Esto es la vida real, brother. Veamos hasta qué punto eres capaz de seguir con este juego, la bomba acabará explotando tarde o temprano, y puede hacerlo perfectamente sobre aquellos que más te importan.
—¿Me estás amenazando?
—No, solo te estoy diciendo la verdad; ambos estamos del mismo lado, ¿no? Somos enemigos de los vampiros, los enemigos de la humanidad.
—¿Enseñaste tú a Tomas a usar Aurora?
—Qué va. Para nada. Yo ahí no he tenido nada que ver. Me quedé como vosotros al ver la paliza que le pegó a ese chupacabra, de piedra. Fue brutal.
—Lo mismo digo. Nunca antes lo vi así, tan decidido a matar. Parecía otra persona completamente distinta... —Kevin se llevó el dedo pulgar a la boca y mordió la uña, haciéndose la siguiente pregunta—: ¿Instinto de supervivencia?
—No lo creo... —Nina observó a Tomas, quien desde el sofá los vigilaba atentamente, y le saludó felizmente—, esa manera de manejar la Aurora no era de un novato. Pero sí que está verde en cuanto a sus movimientos de artes marciales, al menos tiene nociones de kárate.
—Oye, una cosa. ¿Te has fijado en ese anillo que lleva puesto?
—Claro, es muy bonito. Pero no he tenido tiempo de preguntarle. ¿Quieres una cerveza bien fría y le preeguntamos? Invita la casa.
—Venga, va.
Ambos chocaron puños con una sonrisa guay dibujada en sus rostros, y comenzaron a caminar hacia dentro de la casa.
Kevin rodeó a Nina con su brazo de manera muy amigable, como colegas. Nina le metió un codazo y le hizo soltar todo el aire de golpe.
—Eh, no me toques la teta, pervertido.
Continuará...
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