CAPÍTULO 6 "El extraño"

La lluvia se apodera de la noche y la brisa se batía entre los árboles y un carro patrulla atraviesa un charco de agua, pasando por la calle Amanda Juniet. Sólo faltaba una colina. Nima observa silenciosa el brillo de las luces que pintaba de rojo y azul las calles que pasaban.

Se detiene al frente de un árbol redondo que chorreaba agua, ya estaban en casa. No se mueve de su asiento, fijando su melancólica atención en una gota de lluvia que se deslizaba vacilante en el parabrisas. Sólo se escuchaba la lluvia tocar el techo y era el único sonido que difuminaba el silencio.

Esperaba de él algunas palabras duras durante todo el viaje pero sabe que su silencio es algo mucho más grave que una llamada de atención ¿Qué cosas habrá recorrido en su mente? Pasa su mano sobre la perilla y a punto de jalar de ella por fin escucha—¿Porqué lo hiciste?—. Agacha la cabeza y se queda callada—¿Porqué no me dijiste?—. Despues del largo viaje porfin observa a su silenciosa hija.

Nima se detiene en contemplar su mirada, era diferente, en vez de molestia se veía vulnerable.—Pensé que dirías que no—dice.

—¿Y no pensaste cuál sería el motivo? ¿Te parece sensato salir al parque a las once de la noche y con personas que apenas conoces? ¡Dime!

Por unos instantes deja de escuchar sus palabras y sólo se concentraba en la expresión de sus ojos qué mal dibujaba un gesto airoso y sólo miedo era lo que delataba. Aquella expresión despertaba el poder de su compañera silenciosa pero Nima se contiene, no se trataba de cualquier criatura humana.

Se mantiene quieta y su postura se vuelve rígida.—Lo siento— dice con el mejor tono apagado que le tenía guardado. Un humo de aliento sale de los labios del teniente, la lluvia era fría. —Hija, no se trata de que lo sientas—exclama— Tienes que entender que el mundo de afuera no todos son buenas personas cómo tu abuelo o cómo yo. Hay personas terribles que disfrutan dañando a otros, personas que no tienen ningún rasgo de humanidad. Trato día y noche de atrapar a esos monstruos para que este lugar sea seguro para ti y para otras chicas cómo tú. Pero lo que hiciste es muy irresponsable ¿Entiendes verdad?

Nima tensa más los músculos de su cuerpo y muerde sus labios, los términos de su padre eran muy duros "Personas terribles que disfrutan dañando a otros […] sin… humanidad…monstruo"... oh, el día en que se entere de la verdad ¿Cómo la vería? ¿Cómo un monstruo o su pequeña? ¿De quién la protegería? O más bien de quién tendría que proteger de ella. Sería algo gracioso para su compañera silenciosa pero su parte exterior reconoce que es muy lamentable, es el dilema qué más le causa incertidumbre.

Por mucho tiempo a querido confesar la verdadera criatura de su interior, pero cuando intenta acercarse, en vez de ver a un padre, ve a un policía qué sólo conoce el blanco o negro, bien y mal. Nada de matices, nada de compresión, sólo castigo.

Una vez se le escapó una mirada brillante al escuchar el suicidio de un hombre qué logró capturar, un pobre diablo qué asesinó a su pareja por infidelidad. Luego en la cena decía qué las personas que matan a otros no merecen perdón, merecen sufrir por todo el daño que han causado. No existe justificación para quitarle la vida a alguien. Ese mismo día estuvo apunto de confesarle lo que siente algunas veces pero por obra de una fuerza mayor, quizás, esa noticia pudo sacar a la luz lo que piensa su padre.

Suele decirle que es el más grande tesoro que posee, pero ¿su amor podrá amortiguar la verdad? Nima nunca a sentido ese sentimiento que le llaman "amor" pero le agrada su padre, es un buen hombre y es mejor que siga pensando lo que creé. Sería terrible que escuchara por boca de su pequeña la cantidad de trozos de cuerpos  que lanzó al río un domingo en la madrugada, quejarse de lo escurridizo que es la sangre al dejar todo impecable, sin dejar una gota de rastro. Sería algo sacado de un mundo completamente distinto al que creé vivir, pero así es la verdad a veces, duele más que la mentira.

En cuanto a su abuelo, es un ángel en el exterior, o es el disfraz que tantos años a cargado que se volvió en algo natural. En cuanto a sus ideas es completamente abierto a cualquier tipo de conceptos de vida. No crítica a nadie por su religión, filosofía, estatus social, partido político, raza o sexualidad, a fín de cuenta, según el, todos comparten el mismo destino sin importar lo que hagan, las puertas de la muerte están abiertas para todos.

Considera que la vida es un viaje corto para desperdiciarla en señalar diferencias.  Pero también comparte la misma incertidumbre, cualquiera puede tolerar a alguien de raza diferente o a un homosexual pero no a un asesino, cualquiera pude comprender a alguien con trastornos o esquizofrenia pero no a un psicópata. Nadie entiende los tormentos internos que piden a gritos ser liberados a través del mortal desahogo.

Tal vez la sociedad esté equivocada, quizás muchos de ellos comparten las matices del psicópata. Muchos elogian al más fuerte que pisa al débil, muchos mienten, manipulan, otros se dejan llevar por los deseos de su compañero silencioso y sucumbe a la infidelidad o una traición. Hay gente violenta que resuelve los problemas con insultos y golpes, otros que usan su poder para abusar de los demás. Esos trozos de lo que definen al "psicópata" en una sociedad que dice ser "civilizada" y el entretenimiento difunde con fiereza esos defectos cómo si fueran una cualidad. Quizás el asesinato no se limita en quitarle la vida a alguien, incluso se puede llegar asesinar desde el corazón a través del odio, pero ese tipo de cosas nadie condena porqué tal vez tienen miedo de reconocer lo que esconde debajo de la alfombra de su corazón.

Después de una larga charla, logra ver con la luz del interior de su vehículo que una parte de su ropa estaba rasgado—Oye ¿Qué le pasó a tu playera?—señala. Nima se cubre la rasgadura y dice qué se enganchó con una rama. La sigue examinando y ve que el botón de su pantalón no estaba —.Y adivino que otra rama te arrancó ese botón— dice con una mirada dura.

—Debe ser otra de esas modas peculiares.— El señor Santos voltea la cabeza hacía atrás y observa la sonrisa gentil y tranquila qué suele relucir su padre, pero detrás de una maya metálica, dónde se suelen sentar los criminales.

Vuelve la mirada hacia su hija y menea la cabeza —. No me gusta. Para la próxima ponte un pantalón decente y avisame cuando vayas a salir ¿Esta claro?—señala con autoridad.

—Si señor.

—Ha...  Y casi se me olvida ¡Estás castigada!

Nima expresa la enorme y desagradable sopresa que le delataba los ojos y él se adelanta en decirle—Mentiste, sé que no ibas al parque.

Ahora le clava una mirada severa a su abuelo y este con su sonrisa levanta los hombros y responde—. No puedo guardarle secretos a mi hijo.

El señor Ángel es un hombre sin sentimientos pero cuando está cerca de su hijo o de su nieta siente algo vivo que se despierta en los más profundo de su interior. Se detiene en observar cómo su hijo se queda sentado sobre su cama cómo todas las noches, observando una foto de una mujer cargando a una bebé. Siempre se recuesta sobre el marco de la entrada examinando aquella escena, preguntándose ¿Cómo se siente extrañar a alguien? luego escucha que habla con la foto—. Créeme qué lo sigo intentando pero es difícil—suspira—Cómo te necesito.

El señor Ángel se queda en silencio, con ojos curioso de ver ese sentimiento que le llaman dependencia.

—Es tan misteriosa qué me cuesta entenderla.

Veces anteriores escuchaba los recuerdos de la juventud, riéndose con la misma historia del accidente cuándo se le derramó la leche de la nariz el día en que la conoció, pero ahora es diferente, aquello despierta su inquietud y deja saber su presencia—¿A qué te refieres?— dice.

El señor Santos voltea bruscamente pero se relaja—A veces—vuelve la mirada hacía la foto— pienso qué ella esconde algo, no lo sé.

—Hijo, se está convirtiendo en una mujer, hay cosas que le costará compartirla con un hombre ¿No lo crees?

—Pero soy su padre y...  siento, que es así desde que era muy pequeña. Cómo si no confiara en mí. No sé en lo que estoy pensando.

—Pero te ama cómo tu la amas a ella. Es lo único que debe importarte.

—¡Pero nunca me cuenta nada! Ni sabía que tenía amigas ¿Qué otra cosa no se de ella? Nuestra relación se a vuelto mecánica, ella en sus estudios y yo en mi trabajo. Creo que estoy haciendo las cosas mal.

—Creo qué te angustias mucho. Ella te ama, sólo que no lo expresa abiertamente.

—Quizás tengas razón—suspira profundamente.

Sigue observando la foto y luego su anillo de matrimonio —¿Y si quizás le hace falta una madre?—Susurra.

El señor Ángel logra escuchar lo último pero hace cómo si no escuchara nada y le pregunta—¿Qué dices?

—Una madre.— Suelta abiertamente — y si quizás sea eso lo qué necesita.

—Hijo, si contigo no se desenvuelve cómo quisieras ¿Esperaras algo distinto de una desconocida?

—Mmmmm... Quizás sea todo lo contrario. Entre mujeres se entienden mejor. Mi pequeña pasas sus etapas sin compartirlo con alguien que lo haya pasado también ¿Qué te parece?

El señor Ángel aprieta las manos, rompe por un instante su frío cascarón.—Supongamos que tengas razón pero ahora la pregunta sería ¿Estarías listo de iniciar una relación con otra, olvidando a Eva?

El teniente se queda fijo observando la foto de su difunta amada, han pasado los años pero para su duelo no existen los días. Suspira profundamente —Dónde sea que esté estará de acuerdo conmigo, siempre lo estuvo.

—Hijo, no has respondido a mi pregunta ¿Te sientes preparado?

Jhons vuelve a ver ese hermoso rostro impreso de ojos grandes y mejillas coloradas, intenta acariciar esas mejillas cómo siempre lo hacía pero se contiene, respira profundamente y levanta el pecho diciendo—¡Lo estoy!

Más tarde mientras Nima hacía recortes fotográficos estampándola en su mesa de escritorio, alguien toca a la puerta, ella alza la voz y escucha a su abuelo pidiendo entrar. No tenía ganas de hablar con él pero su insistencia le hace cambiar de opinión. Con una suspiro desdeñoso abre hasta alcanzar su rostro y dice—¿Qué quieres?

—Tengo que hablar contigo ¡Ahora!—. La seriedad de su mirada enciende una alarma en su interior, desde la torre de control de su cabeza, abriendo de inmediato. —¿Qué sucede?

El señor Ángel sigue rompiendo el caparazón de su relajada frialdad y Nima siente que está contemplando a una nerviosa criatura humana—¡Tu padre!—hace un gesto con la mano— a veces piensa en cosas que no le encuentro el sentido ¡No lo entiendo!

—Sí, ya somos dos pero ¿Cuál es el problema?

—Tú distanciamiento ¿que te dije sobre eso? Parte de vivir una vida normal es acostumbrarse a los hábitos de quiénes no son cómo nosotros.

—¡Eso es lo que siempre hago!

—No al cien por ciento.

Nima se tensa y su mirada se vuelve dura. Tenía ganas de reprocharle pero se contiene, ya aprendió la lección, sabe que discutir con él es perder el tiempo, es muy testarudo y lo que le causa molestia es saber que al final aquel zorro viejo busca la manera de tener la razón, dejando su punto bien claro, convirtiendola en una chiquilla inmadura. Esta vez se limita decir entre dientes—¿Ahora en qué me equivoqué?

El señor Ángel la observa con el brillo duro de sus ojos—Te olvidas que tienes a un padre. Cada vez que se acerca a ti, actúas cómo si no lo conocieras. Eres muy fría.

Ella levanta los hombros, veía que la relación con su padre le era de muy poca importancia, cómo para fijarse en sus sentimientos. Cruza los ojos diciendo—Y... ¿Ese es toda la tragedia?

El señor Ángel se quita la máscara humana, dejando escapar su verdadero rostro y se acerca hacia ella, clavándole una mirada filosa. No le gusta para nada su actitud, siente que está lidiando nuevamente con una chiquilla. Nima se mantiene en guardia, sin miedo, esperando un contraataque, está vez no quiere ceder. Su abuelo decide tomar el camino de la paciencia y continúa.—A causa de eso, tu padre está pensando en conseguir una madrastra.

Ahora se le activó la misma alarma —¿Qué? Para... pero, si el ama a mamá ¿Porqué lo haría?

—Por ti. Piensa que con una señora logrará acercarse a ti.

—Pero, si hablo con él... no lo entiendo.

—Decir buenos días, adiós y buenas noches no significa que tengan una mutua conversación que digamos.

—Y... ¿ahora? ¿tengo que hablar todo el rato con él?

—Lo necesario hasta que te acostumbres.—Señala cómo si fuera una orden que de hecho lo era— Usas tu disfraz afuera pero te olvidas que debes usarlo en casa.

—Pero cansa. No puedo actuar todo el día cómo una estúpida niña ¡Me volveré loca!

El señor Ángel va de camino hacia la puerta y de reojo le advierte.—La vida de un asesino está lleno de sacrificio. No te queda de otra, buenas noches—. Cierra con firmeza.

Después de varios días, consigue la oportunidad de tener más cercanía con su padre, pero no sabe por dónde empezar y sólo se limita en saludar. El teniente se queda revisando sus informes que no le presta la más mínima atención. Ella se acerca un poco más, de su bolsillo saca una parte de las notas que tomó y le pregunta cómo estuvo su día.

Él seguía concentrado y de forma desinteresada le responde con un simple bien. Nima levanta una ceja, se inclina para saber cuál es la causa de su absoluta atención y ve las fotos del hombre del bosque. El teniente se da cuenta de su presencia y la descubre clavada ante esas imágenes perturbadoras, levanta sus brazos y con el codo tumba la taza de café, derramandose en los informes, ante tal desastre se altera y le pide que no lo interrumpa.

Aquellas imágenes despertó en ella un mal presentimiento, decidida toca la puerta de la habitación de su abuelo. El señor Ángel medio abre la puerta —Tenemos que hablar ¡Ahora!—Al ver el filo de su mirada, levanta una ceja pero cómo no tenía sueño la deja pasar y después de cerrar la puerta dice—¿Qué sucede?

—El hombre del bosque ¿Qué hiciste con él?

—Está a dos metros bajo tierra, consumido por mis gusanos de carnada ¿Porqué?

—Creo qué alguien lo desenterró o simplemente a alguien se le olvidó—. Se cruza de brazos.

El señor Ángel respira profundamente, no le gustaba su acusación y mucho menos su tono, mantiene la compostura y sonríe diciendo —Oh... pequeña criatura ¿Porqué deduces una equivocación?

—Papá tiene las fotos de ese cuerpo.

—Debes estar confundida.

—¡Vi su herida! nunca olvido las heridas.

El señor Ángel se detiene a pensar y un ápice de duda le ensombrece la mirada. De todos sus años cómo asesino en serie nunca se le a olvidado ocultar las evidencias. Confiado que esta vez no es la excepción, dice—No lo creo, eso es imposible.

—¡Debes hablar con él! que te muestre las fotos.— Le señala cómo si le regañara. Para el señor Ángel le parecía humillante aquella acusación, cómo si le dieran a entender qué no hizo bien su trabajo pero antes de prolongar una discusión con alguien que le lleva un cuarto de su edad prefirió comprobar los hechos.

Intenta tener una plática con su hijo y después de casi una hora de conversaciones triviales por fin toca el tema del contenido del sobre—. Unos de nuestros perros halló el cuerpo, estaba semi descompuesto pero los forenses pudieron identificarlo.

El señor Ángel observa las fotos, es la misma herida —¿Eso es todo lo que encontraron?

—¿A qué te refieres?

—Digo, si no habían más cosas, una pista del asesino.

—Siguen investigando pero lo veo difícil. Los cuerpos en descomposición no dan mucha información que digamos pero esté hombre era alguien buscado.

—¿Así?

—Sí, y lo curioso es que fue enterrado, hallaron mucha tierra dentro de sus fosas nasales hasta en sus órganos. Cómo que alguien tomó venganza y quería esconderlo. Curioso ¿No?

—Si, curioso. Entonces no hay pista del asesino ¿No?

—Nada físico por ahora, pero por el tiempo que lleva se pudo deducir cuando lo asesinaron.

—¿Así? ¿Cuándo?

—Hace cómo 5 días.

—Vaya, tienes algo gordo. Otro asesino que mató a este asesino. Creo que se puede decir que fue obra del carma.

El teniente Santos se soba la barbilla y ensombrece la mirda diciendo —Sea quien lo haya hecho, debe tener a alguien vigilándolo para que haya deseterrando las pruebas de su obra. Debe tener enemigos—. El señor Ángel afinca los cuatro dedos en su palma y los esconde por detrás de su espalda. Lo distrae con su particular sonrisa, afirmando —Si, tienes razón hijo. Hay algo mucho más gordo dentro de todo esto. Si logras resolverlo sería otra medalla para tu colección.

El teniente se levanta de su asiento cómo si aquellas palabras hayan recorrido su cuerpo cómo una corriente eléctrica —Padre, no lo hago por mi reputación. Un ser humano que le haga esto a otro lo puede hacer con cualquiera. Tengo que atraparlo.

Más tarde, Nima le pregunta inquieta sobre el cadáver y el señor Ángel declara qué es de otro hombre. Respira aliviada pero al mismo tiempo se desilusiona, pensaba haberle hallado un defecto al asesino perfecto. Ahora el señor Ángel le pide qué se concentre en su disfraz y así darles razones a su padre de no traer a otra persona que pueda poner en peligro el secreto de ambos.

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