Capítulo 16 "Jaque"

En esa noche en la bahía, no muy lejos del muelle dónde vio por última vez a Marcos. Siente la arena humeda entre los dedos de sus pies. Levanta la mirada y sus ojos claros reflejan la curvatura de la luna. La brisa se deslizaba por su cabello desprendiendo un leve aroma a canela. Richard se acerca a ella con un vaso caliente -Nos es capuchino pero es delicioso- dice. Nima coge el vaso y sopla varias veces hasta sentir la brisa de la playa y el aroma a chocolate detrás del viento -Gracias- dice.

Vuelve a levantar la mirada hacia el cielo. Richard observa la silueta brillante de la luna hasta ver su reflejo en el mar mezclándose con las luces del gran muelle acompañados por el sonido de la olas que se deslizaban en la orilla. -Es curioso que a pesar de todas las angustias, la naturaleza siempre permanece inmutable y si le préstamos atención, su paz nos hace recordar el presente, olvidándo los problemas del mañana.- Nima observa en silencio un aire de brillo inspirador en su rostro.

Se preguntaba si era la persona correcta para contarle su más profundo secreto. La confianza era un terreno desconocido para ella y no sabe en qué dirección extender el siguiente paso. Sin darse cuenta sus ojos se desvían hacía él y se quedan quietos por un largo tiempo, Richard le sonríe y le guiña el ojo, ella aparta la mirada. Su insistente sonrisa y su actitud alegre cómo egocéntrica le comenzaba a gustar más que el sabor del chocolate. Extraños sentimientos se apoderaban de algo tan profundo en su interior que dejó de sentir a su compañera silenciosa. Era una sensación de necesidad que sólo la satisfacía con la compañía de Richard pero al mismo tiempo un deseo de conocer todo su exterior, hasta el último mechón de su cabello. Además le invadía la curiosidad de descifrar al verdadero Richard que se esconde detrás de sus lentes ahumados y chaqueta de cuero.

Un sin fin de emociones nuevas se entrelazaban cómo cuerdas, llenando el vacío de la oscuridad de su interior. Por un momento se olvidó de su abuelo, del asesino misterioso, de su padre y de su compañera silenciosa. Sólo la compañía de Richard era lo único que existía en su mundo y las estrellas.

Las manos de ambos jóvenes estaban muy cerca, sólo se tocaban con el leve rose de sus dedos. Richard gira la mirada y se percata que Nima se acercaba un poco más pero luego se alejaba. Se quita su chaqueta y la cubre, ambos estaban completamente unidos cómo el mar y la arena. Nima pasa su mano sobre su pecho y siente cómo él se aferra a su cadera. Ella recuesta su cabeza sobre su hombro hasta estar debajo de su mentón y Richard siente el perfume de su cabello, un olor a jazmín.

Ha pasado un buen rato y no decían ni una palabra, sólo el sonido del mar era la melodía de la noche y la silueta de la luna el viaje de sus fantasías. Richard acaricia con su pulgar una parte de su mejilla tibia y rojiza. Nima levanta la cabeza, de repente sus labios y los de él estaban tan cerca que sentía la brisa caliente de su respiración. Richard sonríe pero Nima se acerca más hasta que por fin besa esos labios carnosos que la estuvieron tentando en el transcurso de la noche. Richard le devuelve el beso pero con fuerza, con mucha pasión, la empuja hasta acostarla en la arena y ambos mezclan sus cuerpos encendido de deseos, mientras eran iluminados por la silueta de la luna.

La brisa corría cómo los minutos que se volvieron horas, ella sentía el fuerte frío del viento que rozaba su cuerpo húmedo y desnudo. Gira al ver las estrellas, era algo tan hermoso, el cielo estaba teñido completamente que sentía que estaba viviendo algo irreal y fantástico, preguntándose si ese sentimiento era parecido al ver un sueño. Luego siente algo tibio deslizándose por la mejilla, era Richard qué no se distraía por las estrellas, su único espectáculo era contemplar sus ojos teñidos por ese infinito de luces en el cielo.

Ella contempla lo negro de su cabello rizado, era tan profunda cómo la sombra de la noche y desliza todos sus dedos sintiendo cómo se aferraban hasta desistir. Aquellos dedos se arrastran por su costado pálido y húmedo. Lo hace varias veces anhelando llegar más abajo. Pero se detiene, por un instante le invade el amargo recuerdo de su infancia, cuándo estuvo apunto de asesinar a un chico por proteger a alguien que quería. -¿Qué sucede?- dice recostándose con el codo.

Nima entristece la mirada y desvía la cabeza -No soy lo que parezco.- Se levanta devolviendo todo en su lugar. Richard se queda desconcertado -¿De qué hablas?- Nima se coloca su fino suéter de algodón y abotona su pantalón sin dar respuesta. Richard toca su hombro y ella se detiene hasta que dice -Tenías razón al decir que soy diferente.

-¿Y cuál es el problema? Si es eso lo qué más me gusta de ti.

-Si supieras la verdad ya dejarías de hacerlo.

-¿Porqué?

Se pone de pié y dice- Sólo quiero qué siempre me veas cómo me ves ahora pero más de esto no puedo mostrarte, lo siento. Apunto de dar el tercer paso le agarran la mano. Se detiene y voltea la mirada, allí habían unos ojos vidriosos pero duros -Porqué eres injusta conmigo. Sólo dame la oportunidad de conocer quién eres.-Nima respira profundamente hasta que exhala- Tengo un secreto. Nadie lo conoce salvo mi abuelo. Si la gente lo supiera o si mi padre o mi amiga lo saben ya mi vida se acabaría. Es por eso que nadie debe intimar conmigo.

Richard acaricia su cabello hasta tocar su mejilla y observa cómo una lágrima humedece un costado de su ojo. -¿Así de malo es?- Nima asiente cerrando los ojos y una lágrima salpica la arena. Richard agarra con una suave firmeza sus mejillas, la mira a los ojos y le dice -Quiere que te sea sincero, no me importa que secretos guardes, para mi siempre serás la misma chica que estoy viendo ahora. Porqué estoy viendo a la verdadera Nima qué niegas aceptar.

-¿Hablas enserio?

-Tanto cómo me lo dicta el corazón.
Varias lágrimas corren por sus mejillas y se aferra a su pecho. Será posible que exista alguien que pueda comprender lo que es en verdad. Después de varios sollozos se acerca a su oído y le susurra - soy una asesina-. Se contrae y cierra los ojos esperando una reacción nerviosa, burlona o un grito de miedo pero sólo oía el sonido del mar. Después de abrirlos estaba Richard quieto, tan tranquilo cómo la noche y le pregunta -¿Eso es todo?

Nima arruga el entrecejo y asiente sin quitarle los ojos. Más qué un gesto de desprecio era de fascinación -¿Porqué lo haces?-. Un brillo de curiosidad enciende su mirada.

Cómo si recitara un dictado declara-Porqué no puedo detenerlo. Desde niña sentía un fuerte deseo de lastimar a otros sin ninguna razón, pero mi abuelo me enseñó a cómo canalizarlo, lastimando a quienes lastiman a los inocentes.

Richard sonríe con admiración -Wow-exclama. -Entonces eres una clase de superheroína.

Nima agacha la mirada y observa el plateado de la arena que reflejaba la luz de la luna. -No-niega con la cabeza-No me veo cómo una heroína.

-¿Por qué?

-Porqué lo hago para no hacérselo a un inocente.

-¿Entonces serías capaz de asesinarme?
Nima aparta la cabeza y se queda en silencio. Richard levanta las cejas -Vaya- exhala -Eso por eso que no debo intimar contigo-. Retrocede un paso y solo observa el cielo oscuro, la luz de la luna reflejaba el brillo de lágrimas que bañaban sus ojos y luego observa el mar, hasta que suspira y dice -¿Y no puedes dejar de hacerlo y ya?

Nima se contrae del frío y cubre su pecho con los brazos hasta que dice - Es difícil, si lo retengo sería peor.

-Entonces no lo hagas. - Nima se queda en silencio. Richard se acerca y le dice -Puedes tener el gran coraje que poseen pocos de convertir tus peores cualidades en tus mejores virtudes.

-¿Eso qué significa?

-Significa qué tienes un don y haces lo qué todo gobierno corrupto no se atreve hacer, asesinar criminales es mejor que mantenerlos en la cárcel ¿No te ha puesto a pensar en eso?

Nima se queda callada pensando en la esencia del código. -Quitar una vida para salvar vidas -susurra. Richard con una emoción en su voz le agarra la mano y le dice -Eres especial y conmigo haremos grandes cosas. Limpiaremos la ciudad y nos convertiremos en héroes.

Aquella propuesta le ilumina la mirada, le sonaba apetitosa la idea. Convertirse en una clase de heroína como las que salen en el cine, estira una leve sonrisa hasta que recibe de un golpe las advertencias de su abuelo, pero estaba cansada de seguir las reglas de alguien que no las ha respetado.

Desde entonces una ola de extrañas desapariciones se expandía por el condado oeste de la ciudad, el teniente llega a su oficina y observa otra foto de desaparecido que al no haber espacio en la cartelera, la montan encima de la foto de una chica que lleva meses desaparecida. Lo que le llamaba la atención es que las personas que se hallaban impresas eran hombres de los barrios bajos y muchos de ellos tenían antecedentes delictivos. Se detiene a observar que la última imagen se trataba de un delincuente que fue liberado hace una semana. Se acerca un agente y la observa con una alegría contenida en su mirada y sus labios no se resistían en dibujar una sonrisa. Le hace recordar al teniente que ese hombre contaba con el apoyo de una mafia qué tenía comprado algunos miembros de la fiscalía, dejó claro que su desaparición era tan sólo justicia.

Para el teniente era algo sumamente serio, muchos de los hombres no tenían algo que los relacionara salvo sus delitos y tiempo después fueron liberados. Se soba el mentón, sospecha que hay otra clase de asesino muy diferente al que anda buscando. Observa la línea de tiempo del monstruo de la noche, sus ataques no pasaban más de tres semanas pero en lugares distantes, tanto que algunos pasan de su jurisdicción. Lo que le parece extraño es que con el inicio de las desapariciones se detuvo los ataques del monstruo. Sospecha que están vinculados de alguna manera.

Le hace saber sus sospechas a su padre, el señor Ángel se mantiene quieto y con un aire de concentración en su mirada, sabiendo muy bien de quienes se trataban. Escucha la hipótesis de su hijo, la mayoría de sus corazonadas estaban muy alejado a los mensajes que dejaba el criminal con las evidencias. Para el teniente le era más fácil de comprender las motivaciones y pasos de un criminal común cómo un ladrón o un asesino que actúa por venganza ó dinero, pero el campo de los asesinos en serie, era algo nuevo para él y aunque por orgullo no lo admitiera le era indescifrable entender las motivaciones y pasos de alguien que sólo mata por diversión y fama. Ahora a raíz de su obsesiva persecución hacía el monstruo de la noche, el olfato del sabueso de hierro se estaba afinando. Aquello le causaba una sensación de hormigueo en la espalda, sentía la respiración del sabueso cerca de su oreja, su teoría para aquellos detectives que sólo se dejan llevar por las evidencias le sonarían descabelladas, pero sabe que su hijo tiene la habilidad de construir un rompecabezas sin la necesidad de tener las piezas en la mano, sólo la va armando en su mente hasta que encuentra la pieza que sostiene con firmeza el camino que anda siguiendo.

El teniente ahora tiene una nueva hipótesis: los asesinatos anteriores no era un mensaje hacía la policía si no para un asesino desconocido que es el responsable de las muertes de los hermanos Silva. Especula qué está probando a este asesino moralista y posiblemente esté apoyando sus hazañas para desviar la atención de la policía y al mismo tiempo estudiar a su nueva víctima.

El señor Ángel se queda petrificado, estaba en lo correcto, sólo era cuestión de días en que su teoría le pueda abrir el camino hacia su primer sospechoso. En un principio le hubiera convenido y de manera indirecta le hubiera lanzado pistas sobre el chico nuevo del pueblo. Pero ahora le era peligroso, su inmadura nieta está intimando con aquel joven, lo suficiente para exponerla y por fin sacar a la luz su secreto. Está convencido que le confesó lo qué más esconde, el peor de todos los errores. Sabe que aquéllas desapariciones son en barrios lejanos y se necesitaría de un vehículo rápido y fácil de esconder cómo una moto.

El teniente se inquieta por su silencio y la mirada perdida en su mente, le hace saber su inquietud y el señor Ángel intenta volver a su estado tranquilo e indiferente. Busca una manera de desanimarlo para desviar su olfato de hierro, alegando qué se necesitan evidencias, pero no le resulta y el teniente afirma como si fuera una promesa segura qué las encontrará tomando este nuevo rumbo en la investigación.

Ahora, las cosas se estaban poniendo difíciles para el señor Ángel, su nieta no confía en él, el monstruo de la noche la tiene justo a su lado con el filo de su secreto en la mano y ahora su hijo acertó con la investigación ¿Qué más falta?
De repente suena el rugido de un motor, se asoma a la venta y lo que ve lo deja con amargo asombro, era su nieta besando los labios del motorizado. Ahora el señor Ángel se sentía que estaba en jaque, reconoce que el monstruo de la noche es un rival de una astucia impresionante.

En una noche capturan a un delincuente cerca de una construcción, Richard tensa con firmeza las cuerdas de nailon reforzado que no deja escapar ni un solo dedo, lo amordaza y satisfecho con su trabajo, vacía una botella de agua sobre su cara, aquel hombre sacude la cabeza y comienza a toser. Levanta la mirada y se da cuenta de su situación e intenta gritar pero los cinco pliegos de tela gruesa tiene comprimido su lengua. Richard con una mirada de satisfacción alza el bolso y saca varios objetos cómo una cuerda, un cuchillo, tijeras y un martillo -Vaya, querías diversión está noche-. Sonríe y saca de su bolsillo su billetera, los billetes lo lanza al suelo uno por uno y se detiene a leer su identificación. -Leonardo Saavedra- le clava una mirada maliciosa -Tienes tiempo para una pregunta.

Aquel hombre sólo se queda quieto con los ojos bien abiertos sin emitir respuesta. Richard se detiene y sonríe -Claro, cómo si no tuvieras otra opción-. Se acuesta a su lado y señala a la chica qué estaba vestida con una blusa de un largo escote que descubría casi todo sus pechos cómo la espalda y una minifalda que sólo llegaba cubrir su cintura. Lo observa fijamente con una mirada vacía pero perturbadora.-¿Te parece guapa?-. El señor lentamente gira la mirada y observa un rostro que no concordaba con alguien que expresara simpatía. Su sonrisa era una odiosa burla que daba miedo, tenía el control -No seas tímido. Mirala- la señala -Su cabello, su piel, sus tetas, su culo y lo muy corta que está su ropa cómo para querer arrancarle todos los pétalos de esa deliciosa flor y tocar su apetecible intimidad hasta gastarla y desecharla cómo si fuera una bolsa vacía de golosinas. ¿Verdad?

El señor Leonardo abre más los ojos y los pliego de la tela se infla y desinfla por dónde está la abertura de su boca. -Te la querías coger ¿Verdad?- dice cerca de su oído con una sonrisa que retorcía sus labios. Sentía el mal olor a cloro que hedía su cuerpo. Le era repugnante aquel hombre robusto y descuidado, sus manos manchadas de aceite y gasolina temblaban cómo gelatina. Su pecho sudoroso que tenía marcada sus tetillas flasidas bajaba y subía rápidamente, su cabeza calva desprendía varias gotas de sudor que patinaban por su nariz y las orejas hasta salpicar el suelo. Aquel señor le clava una mirada ahogada de miedo y niega con desesperación la cabeza.

Richard levemente inclina su cabeza hacia la izquierda y le mira con una simpatía abrigada ante una odiosa burla a su sufrimiento. Escuchaba que trataba de decirle algo pero en vista de su reacción era de intuir que suplicaba piedad.

Nima se percata que lo estaba disfrutando, de alguna manera sentía que estaba viendo una proyección retorcida de si misma. No le complace mucho y le dice -Terminemos con esto.

Richard le devuelve la mirada y sus ojos eran intensos cómo si brillaran en la oscuridad y se pone de pié -Claro pero...- recoge la enorme tijera de jardinero que le pertenecía a Leonardo -Esta vez hagamos las cosas diferente- la coloca sobre su palma. -¿De que hablas?
-Porqué no lo haces lento está vez-. Sus labios retorcía una sonrisa de brillantes dientes qué parecían colmillos. Nima entendía a que se refería pero según el código de su abuelo se debía hacer rápido. Sólo los sádicos hayan satisfacción mediante la tortura, advertía su abuelo . Richard se da cuenta que estaba trastabillando -¿Qué sucede?

-Nunca he torturado a alguien.

-Entonces hoy será tu primera vez.

-Mi abuelo me ha dicho que no es correcto.

-Pero eso ya no debería importarte ¿Verdad?

Nima observa los ojos de terror de aquel hombre por haber escuchado el método para su final, suplicaba piedad con los ojos ahogados de lágrimas, su muerte iba ser lenta y absolutamente dolorosa. Niega con la cabeza y varias lágrimas bañaban su rostro y salpicaba en todos lados. Dentro de todo el gemido que podía exclamar su lengua, sólo pudo escuchar una palabra "Por favor no"

Bañado entre la sombra de la noche coloca sus dos manos sobre los hombros de ella y dice -Ese hombre torturaba y violaba a chicas inocentes. ¿Porqué no le damos una probada de sus propios placeres?

Nima observa el brillo de la hoja larga de la tijera, en la punta vio una pequeña mancha de sangre seca de alguna pobre miserable. Las manos de Richard se deslizaban sobre sus brazos hasta tocar los dedos que cargaban la tijera. -Ese hombre merece sentir el mismo dolor que ha causado ¿Porqué no?

Nima sigue quieta, preguntándose si será lo correcto. Sentía que estaba apunto de romper algo dentro de ella y al hacerlo podía liberar sensaciones más grandes y salvajes, aquéllas sensaciones que no podía sentir. No estaba segura de abrirles las puertas a esa otra mitad de ella, pero la batalla en su interior estaba perdida, dos contra uno. Ahora su compañera silenciosa desde la profundidad de su interior asciende y se deslizaba por todo su cuerpo hasta tener el control absoluto. Se acerca al hombre que se retorcía con violencia e intentaba arrastrarse lejos de ella hasta que algo lo detiene. Era la filosa Kitty atravesando todo su muslo derecho, el hombre se retuerce y un grito desgarrador vence los pliegos que presionaban su boca, la compañera silenciosa se abre camino y devora al robusto sujeto con la tijera.

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