[Habilidad activada]

“Ningún hombre es capaz de ver llorar a la mujer que ama, y no hacer nada al respecto...”

Les menti, en realidad si había alguien capaz de cambiar ese destino..

Y apenas un día antes de la ejecución del niño maldito, recibió una particular visita.

???: “¿Se encuentra dentro?

???: “Si. Pero ordenó no entrar por nada en el mundo”

???: “¡Woohh! Me preguntó que tarea tan importante como para no poder ser interrumpido estará haciendo.

???: “Si... Yo también me lo pregunto..”

Mmhh Mmhh mhh~

Ante los ojos de dios, en la iglesia del pequeño poblado. El viejo Dutch, el sacerdote del pueblo con más años que pelos en la cabeza, barria con su escoba el lugar, moviendo las caderas de aca para allá mientras tarareaba una de las tantas melodías religiosas que le gustaban.

Gasp~

Se detuvo a secar el sudor de su frente y observo el resplandeciente lugar. Con un piso hecho de tablones de madera, al igual que las paredes y el techo pintados de un blanco puro y varios bancos acomodados uno detrás del otro.

Ante esta vista, solo pudo esbosar una gran sonrisa en su rostro.

Tras vivir una agitada vida en los frentes de batalla como un misionero de la iglesia, se había ganado su propia reputación dentro de la sociedad religiosa. Incluso, cuando decidió retirarse del campo de batalla, se le otorgó la posibilidad de ostentar un puesto como alto mando de la iglesia.

Pero lo rechazó para finalmente conseguir su tan añorada vida pacífica como sacerdote en un pueblucho alejado del resto de la civilización.

Dónde podría vivir finalmente en paz..

Además, en un lugar como este... El jamás sería capaz de encontrarlo..

[...]

[..]

[¿Verdad?]

BANG~!

¡Dios mío! Cómo si se tratara del destinó burlándose de su declaración. Las puertas de la iglesia se abrieron de par en par dejando entrar un aire fresco que trajo consigo una pizca de polvo.

Dutch: “P-Pero, ¡Malditos discípulos idiotas! ¡Les e dicho mil y una vez que no abrieran la puerta mientras barria!”

Molesto, el viejo Dutch dirigió la mirada hacia las puertas listo para regañar al pobre joven que hubiera decidido desobedecer sus órdenes e interrumpir la hora de la limpieza.. Pero su mirada se encontró con algo más, unos ojos opacos que lo miraban con desdén, sin rasgo de culpa, ni de remordimiento. Algo muy distinto a los ojos de sus discípulos parados a escasos metros, los cuales irradiaban miedo.

Eso era porque esos ojos opacos no eran de ninguno de sus discípulos. Eran como un foso oscuro, un recordatorio del pasado, los ojos del depredador que a estado cazandolo por los últimos 30 años.

???: “S-Señor Dutch, nosotros tratamos de detenerlo pero...”

Dutch: “Oh no...”

El día finalmente había llegado. Era hora de enfrentarse a sus problemas de frente como un hijo de dios...

???: “¡Hey! ¡Veo que no has cambiado en nada!” El depredador trato de acercarse amigablemente al viejo Dutch... Pero este huyo despavorido de la iglesia.

Dutch: “¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Un psicópata acaba de entrar en la iglesia!”

???: “¿Eh? ¿Dónde?” antes de siquiera poder notarlo. Ya se encontraba detrás del viejo Dutch apoyado sobre su hombro mientras miraba de un lado al otro buscando a ese supuesto psicopata. “Viejo, no veo nada ¿Estás bien de la vista?”

Dutch: “¡Tu eres el psicópata!

???: “Oh vamos, ¿Que manera de llamar a un viejo amigo es esa?

Dutch: “¡Tu no eres mi amigo! ¡Eres solo un tipo raro que se hace llamar mi amigo!

???: “Es prácticamente lo mismo.”

Dutch: “¡Claro que no!”

[...]

Finalmente, de muy mala gana, el viejo Dutch invito a su "amigo" a pasar a beber una taza de té en sus aposentos sacerdotales.

Sus aposentos, consistian en una habitación elegante en comparación con el resto del pueblucho. La cual se encontraba dentro de la iglesia y estaba decorada con muebles de madera barnizada, e iluminada por un extraño artefacto que colgaba del techo, y desprendía una luz tan brillante como el sol.

Mientras su amigo observaba con curiosidad el artefacto brillante. “¿Que es eso?” el viejo Dutch sacaba de su escritorio una fina taza, la cual le ofreció a su invitado.

???: “No gracias. No me gusta el te, ¿No tienes alcohol?”

Dutch: “¡No! ¡Por supuesto que no! Soy un sacerdote, no bebo alcohol” dijo agitando la taza violentamente.

???: “¿¡No bebes alcohol!?”

Dutch: “¡No!”

Tsk~

A regañadientes, su amigo decidió tomar un poco de te. Y tras unos sorbos acompañado de un silencio incómodo. El viejo Dutch rompió el hielo.

Dutch: “Crow... ¿Que es lo que quie—?”

Puuuffff~

El invitado escupió el té tras escuchar al sacerdote hablar. “Hahaha lo lamento, me causo gracia que me llamaras así... Ya dejé atrás ese ridículo apodo.. Mi nombre es Paul Redud... O era, ¿Reton? ¿Retun? ¿Rehud? ¿Retoño?”

Este imbécil... El sacerdote ahora mojado por el té, tembló de la ira. Antes de suspirar agotado.. “Si, si, cómo sea. «Paul» dime, ¿Que es lo que quieres? Si vienes a verme, no debe tratarse de nada bueno..”

Paul hizo una mueca y hablo con algo de timidez. “Oh bueno, ya sabes, yo... Me case y eso...”

Puufffffff~

Rocíe todo el lugar con el fino té que tanto me había costado conseguir anteriormente.

Dutch: “¿¡Que!? ¿¡Tu te casaste!? ¡Pero cambiabas más de mujer que de espada!”

Paul: “E-Esos tiempo ya pasaron, ¿Está bien? Ahora solo quiero formar una familia y vivir en paz..”

Dutch: “¿Acaso estoy hablando con el mismo idiota de hace años?”

Paul: “No, para bien o para mal, ese idiota murió, o simplemente maduro, cuando la conocí a ella, no lo sé...” Su mirada perdida, locamente enamorada, era algo que jamás pensé ver en el.

Dutch: “Vaya, para que haya sido capaz de cambiarte debe tratarse de una muy buena chica, ¿Pero que tiene que ver todo esto conmigo?”

Paul: “Oh cierto, hace poco tuvimos un hijo.”

Puuuuffff~

Dutch: “Continúa.”

Paul: “Un niño fuerte y sano. Arrugado como una pasa de uva.”

Dutch: “¡Jaja! Espero que cuando crezca se parezca más a la madre que al padre.” Dije sarcásticamente. Pero la mirada de Paul se volvió algo... Oscura..

Paul: “Si... Pero hubo un pequeño problema, nació con una pequeña particularidad..”

Dutch: “¿Oh? ¿Cuál?” De que particularidad podría tratarse para que se presente ante mi para pedir mi ayuda.

Paul: “Mancha negra sobresaliente, justo en la palma de su mano. Muy parecida a la que presentan los infectados por la peste.”

Dutch: “¡N-No puede ser, entonces...!” Me levanté conmocionado de la silla. ¿Porque justamente el? De todas las personas, ¿Porque justamente el hijo de este hombre debía contraer la peste?

Paul: “No... El no está infectado.”

Dutch: “¿Cómo puedes estar tan seguro?”

Paul: “Simplemente lo se, ¿Está bien? Cómo sea, quería saber si tú..”

Dutch: “Oh” hice una pausa. “Ya se por donde va la cosa...”

Paul: “¡Vaaaaamos! Es un pequeño favor, ya sabes, de amigo a amigo”.

Dutch: “¡Que no soy tu amigo!”

Aún así, la idea de quemar a un recién nacido en la hoguera es horrible. Y se asemeja más a una actividad de una secta cultista extraña. Un pueblo arraigado a la iglesia de «Dorian» no debería hacer eso.

Dutch: “Solamente haré mi trabajo”.

Los ojos de Paul se abrieron de par en par antes de que saltará por encima de la mesa tirando todo a su paso, hasta llegar a mi. Tirandome a mí también.

Paul: “¡Gracias viejo!”

¡Wah!

Se lanzó encima mio para abrazarme. ¿¡Acaso se olvidó cuántos años tengo!? ¡Algo así podría matarme! ¿¡Y quién iría luego a evitar la muerte de tu hijo!?