❄ Capítulo 2: Trampa 🐍

Sus clases eran magníficas; sus explicaciones eran sofisticadamente claras, y su voz, una armoniosa portadora de sabiduría.

No obstante, mientras esperaba a sus mejores estudiantes para darles una gran noticia, recordaba lo que su arrogante rival le había confesado, tiempo atrás

— . . . espléndida melodía, capaz de transformar delicadas notas en afiladas cuchillas. . .—

Las horas raudas acompañaron su lectura, disfrutando el aroma de las camelias que Geraldine le había obsequiado esa mañana.

Siendo la representante de su equipo, se enorgullecía de pensar en cómo, aún en el puesto de líder, conservaba la humildad y los nervios a la hora de exponer. Y su compañero, era por menos igual de tartamudo.

No pudo terminar su repaso mental, ya que un corresponsal llegaba nervioso, conduciéndola con prisa a la alcaldía en vistas de una emergencia.

—  No es posible. . .—

La rectora había llegado hace poco, y realmente, el alcalde deseaba mostrar la entereza característica de la mujer.

Le fue imposible, desplomándose en el confortable sillón de la sala, que ahora le parecía un pétreo objeto.

Tan sólo oír los rumores bastaron para que movilizara hasta el último rincón de la ciudad, inspeccionando cada calle y cámara existente. No dieron resultado alguno.

Y cuando la persona en la que más confía, dió por correctos los hechos, sintió cómo su templanza se quebraba por completo. El miedo estremeció su alma cuando descubrió que era verdad: los 5 estudiantes de arqueología, su ahijado entre ellos, habían desaparecido.

El invernadero familiar siempre se destacó por sus enormes rosales, erigiéndose elegantes y delicados, reflejados en el pulcro cristal de las paredes. Ahora, siendo custodiada por ellos, contemplaba a lo lejos, desde la vista del balcón, la gran estructura que se levantaba imponente en medio de la noche, testigo de prósperos siglos y cruentas épocas.

Sin embargo, parecía haber perdido su importancia, frente al hecho de que sus alumnos más queridos no se hallaban descansando entre sus paredes. Incluso la antigua estructura reflejaba un aire solitario y apesadumbrado, ante su ausencia.

Inconforme con el operativo policial desplegado, y decidida a buscar por sus propios medios, abandonó el lugar directo a prepararlo todo, dejando atrás los alfombrados corredores de su hogar.

Sin embargo, pasando delante del ventanal que se encontraba en el pasillo, un repentino ruido la obligó a detenerse. Contempló una apacible vista nocturna, despejada e iluminada. Lo suficiente para percatarse de un objeto que se acercaba directo hacia donde ella estaba.

Logró tirarse al suelo, antes de que aquello rompiera la ventana, provocando el sonido de mil cristales cayendo sobre sí.

Algo se estaba moviendo con dificultad, a escasos metros de su persona.

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