⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀𝟬𝟰. ❛ FELL HER LOVE. ❜
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yellowjackets / temporada 01.
━━━ capítulo 04 - volumen 01.
feel her love.
We tell ourselves stories
. . . in order to live.
📖🖋️. joan didion
song: midwest indigo by twenty
one pilots.
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FECHA: DESCONOCIDA
LUGAR: DESCONOCIDO
TIEMPO: PASADO
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La fe no siempre ha formado parte de nosotros. Son nuestras almas quienes deciden que queremos ser, en quien queremos creer, y en quien confiar; por lo que es nuestra decisión tomar el camino que pueda ser el correcto o no.
En términos poéticos, la fe podría ser vista como la luz en la oscuridad, la esperanza en medio de la desesperación, o la confianza en un futuro mejor. Para Seraphina la fe tiene un significado muy importante. Funciona como soporte emocional y un sentido de pertenencia a la comunidad, incluso un marco moral y un código ético para la toma de decisiones, puede ser una forma de conectarse con algo más grande que uno mismo.
No sólo es tener una simple creencia a la que te vas acostumbrando con el paso del tiempo; comienza carcomiendo la sed de creencia y justicia que crece en nuestras almas como signo de desesperación para sentir ese algo especial en este mundo lleno de cosas simples que nos rodea; luego adquiere tu corazón y lo convierte en su confidente entre todos los horrores que contiene cada rincón de tu mente. Y finaliza alcanzando toda la sangre que derramas en favor a tus creencias, mientras te observa, desde lo más oscuro de tu alma esperando un momento de fragilidad para tomar tu corazón nuevamente.
La fé para las hermanas de El Círculo empezó cuando juraron ante las diosas protegerse, amarse, y entregarse ante la sangre del cuervo la una a la otra sin importar el desenlace de su propia historia, pero todo comenzó cuando Ethel había sido atraída por los dioses hacía su madre, quién la tomo bajo su ala en el momento que la vió perdida entre todas las ramas y hojas secas del bosque; decidida a acompañarla hacía el camino de la verdad; guiandola entre las delicadas noches de sacrificios que compartían con la diosa Diana.
En su inicio el entorno en el cual vivían no era sencillo, tuvieron que aprender de supervivencia gracias al poder que la divinidad decidió regalarles. Y aunque Ethel tuvo mucho miedo al igual que Solange en estos instantes; sabían que de alguna forma se acostumbraria tarde o temprano.
La abrazó y tomó entre sus manos al igual que una delicada ala de angel, mientras la sangre y toda la tierra humeda pegada a su cuerpo hasta que se mantuvo entre la claridad que se le habia otorgado como un regalo. Un obsequio del cual no todo el mundo tuviera el privilegio de tener a menos que sean uno de los pocos afortunados en el mundo, y prometió que seguiría a sus hermanas y a su madre hasta el fin de sus días.
No recuerda la mayoría de sus sueños. Pero cuando inició como hija de Seraphina, empezó a soñar cada día cosas las cuales nunca logró imaginar, y siempre eran diferentes; quizás porque después de todo, estaba logrando subir a la divinidad en ese momento.
Y aunque parecieran décadas desde que cada una de ellas se fue incorporando,
Sabían que era cuestión de tiempo para que su nueva compañera de vida se sienta al 100% bienvenida en su comuna, todo su proceso de aceptación será clave para su iniciación, pero mientras Donovan es llevada por sus nuevas hermanas hacía su nuevo hogar, sintió la luz parpadeante del sol, y tal vez pensó que había llegado su momento.
Espera que así sea.
Los murmullos de las personas hablando van de un lado a otro, el crujido de las ramas en el suelo, y los sonidos de animales que ni ella misma conocen son lo único que puede escuchar. Había muchas cosas que quería hacer, probablemente gritar sea una de ellas, pero también llorar, huir, buscar ayudar, e inclusive morir. Tenía la esperanza de que si fallecía en algún momento tenía la posibilidad de ver a su tía donde sea que esté, y aunque no esté libre de pecado espera estar en un lugar donde solo pueda estar sola mientas navega en lo que pudo llegar a ser su vida.
El sol se pega a su vista, arrasando al igual que un cataclismo su antigua vida. Todo lo que alguna vez llegó a conocer se va yendo poco a poco entre la brisa del día; sus lazos familiares, sus amistades, sus deseos, e incluso lo que hizo antes de llegar como ofrenda de paz hacía la diosa. Todo se ha desvanecido en su mente para crear nuevos recuerdos y lazos que refuercen su estadía en el bosque.
Acostada boca arriba observa solo la inmensa cantidad de árboles que hay a su alrededor, la tierra que se centra en cada dedo de sus manos, el molestó sonido de los pequeños animales que la rodean. Siente todo, cada minuscula partícula que tiene como fin atormentar cada idea y sentimiento que rodean su corazón, cada grieta que empieza a rodear su coraza.
No puede entender nada, y no desea hacerlo en esta instancia; pero ahí queda, ese dolor en sus entrañas que le dicen que ya no volverá a la Solange que alguna vez llegó a ser. Comenzando con las arcadas que de le hizo imposible ignorar, al igual que un llamado de emergencia; el olor a vomito inundó su ropa sucia, escuchando los gemido de sorpresa que suelta cada una. El olor que desbordaba no le hacía justicia, y mientras gritaba de dolor por el esfuerzo que hizo; no pudo evitar desmayarse.
Era igual que una película sobre desapariciones. La policía, entrando en escenas de crímenes que harían que un director de películas de terror se pusiera verde de envidia; por desgracia la esperanza de que regresara a su hogar era cada vez menor.
—Esto está mal...
—No lo sabes —Ethel, exclama ignorando las réplicas de Dasom—. Ya te dijimos que era una señal ¿Qué no lo ves?
—¿Donde esta madre?... Ella ya debería de haber despertado —Karna logra murmurar antes de que pueda escuchar el leve siseo de su hermana al lado—. Nos dijo que estaría aquí antes que nosotras.
—Madre está ocupada ahora —replica Ethel recordando lo que le había dicho minutos antes—. Tenemos que ayudar a la nueva nosotras mismas.
—Pero ni siquiera la conocemos, ¿Cómo podemos saber que es de fiar? —Dasom logra decir, sin miedo de que sus hermanas le repliquen—. Madre te permitió traerla, más no tratarla como una más.
—Las diosas... Ellas entre susurros nos hablan Dasom, ellas dicen que es una de nosotras, repito: ¿Qué no lo ves? —sonríe con orgullo—. Solo mírala, para estar aquí tiene que tener la audacia de las hermanas de El Círculo, y lo hizo. Nadie sobreviviría aquí por si solo.
—¡¿Y si lograra acabar con nosotras?! Mírala, no sabemos si fue enviada por ellos...
Karna resopla.
—Alguien tan hermosa como ella jamás sería una esclava de la oscuridad, además... —acerca su mano a la figura dormida—. Sería una gran compañera, cuando entramos el bosque no la rechazó.
—Hablaré con madre sobre esto, ¡No la conocemos! —replica, levantándose del tronco al que estaba sentada—. ¿Qué tal si nos lleva vigilando por meses y quiere destruir nuestra realidad?
—No deberías ser tan mala, ¿Crees que por ser la última no podemos aceptar a más? —Karna reclama, dejándose caer en su lado del hogar —.Madre la va a aceptar, ya verás.
El paso de las semanas preocupaban a Karna, que mientras se encontraba buscando que comer junto a Ethel, se le hacía imposible no pensar en la nueva integrante de su familia. Y como no, si Seraphina estaba casi tan pendiente como ella, a pesar de querer cuidarla, su madre no la había dejado. La verdad es que la chica nueva estaba en un estado tan deplorable que merecía unos cuidados más que exhaustivos; por lo que solo en horas permitidas era que podia verla. Sus heridas, una peor que otra, pero con el paso del tiempo las costuras entre ellas iban sanando, dejando cicatrices que capaz algun dia desaparecerían de su piel lastimada.
Ninguna de ellas lo creía, el gran accidente de avión fue más que todo devastador dejando a dos muertos y a una en el abismo entre la vida y la muerte; sería un milagro si lograría sobrevivir después de todo. Y aunque lo hiciera, sus heridas seguían sin hacerle justicia.
No se preocupaban por ir de caza hoy, tenían suficiente comida para mucho tiempo más, pero los nervios no podían con ninguna de las dos; y necesitaban distraerse con algo o recurrían a incumplir las reglas que su madre de manera exhaustiva se había encargado de aclarar para llevar la mejor de las convivencias. Así que era salir supuestamente a cazar o nadar entre las lagunas de aburrimiento del hogar.
—Te das cuenta que no necesitamos comida, tenemos para mucho tiempo y más...
Karna asiente —Si, pero estaba aburrida en casa. Quería distraerme y te ofreciste a ser mi compañera, no podemos irnos ahora con las manos vacías.
Entrecierra los ojos ante el engaño —No me ofrecí, tú me obligaste luego de que Dasom te haya ignorado.
—¡Es casi lo mismo!
—No, no lo es, pero igual ya estoy aquí —murmura para sí misma—. No sirve de nada quejarme.
Karna resopla irritada.
—Míranos, estamos en nuestro hábitat, tenemos tanto para hacer y tu solo te estás refunfuñando por acompañarme, ¿Es esto acaso una clase de tortura para ti? —se giró contemplando a su compañera.
—No, pero esta cerca de serlo... —exclama entre dientes.
—¡Te escuché decir eso!
—Podriamos quedarnos aquí a pasar la noche o simplemente irnos de una vez —Ethel, quien estaba concentrada en señales de algún animal, decidió ignorarla—. El día pasará rápido, de eso estoy segura.
—Tu eres la que no quería venir desde un inicio —frunce el ceño—. A veces, a veces nunca te entiendo.
—¡Ya lo sé! —grita con obviedad—. A veces no sé si lo que yo digo, pero prefiero estar aquí que en cada oyendo a Dasom quejarse de la nueva...
—No lo sé, ¿Y si nos necesitan? No podemos irnos tan lejos.
La morena gruñe con fastidio.
—¡No hagas esa cara! —Karna responde ante el pequeño arrebato—. No sabemos lo que puede suceder en nuestra ausencia, además va contra las reglas.
—A veces eres tan correcta —se detiene a mirarla, enfatizando—. Me he escapado unas cuantas veces y madre nunca me ha dicho nada, seguro jamás descubrirán que nos fuimos por tanto tiempo.
—¡No! ¿No entiendes lo que eso significa? —exclama, arraigada del asunto—. Madre dijo, encontrar comida y volver.
—Ya me rendí... No quiero buscar más comida.
—Buscaremos mañana ¿Te parece?
La morena quería decir que no, pero Karna nunca aceptaba uno por respuesta. Podía ser tan insistente en las cosas que quería, que a veces rozaba la idiotez, nadie podía contenerse y decirle en su cara lo que pensaban. Probablemente ella ya lo sabía, aunque eso no quitaba el hecho de que a veces podía ser incómodo su actitud tan positiva y arraigada.
—¡De acuerdo! Volveremos... Pero no sin antes de anotarlo en el libro.
En el momento que Ethel saca de su mochila la libreta junto al lapicero que todas usan para anotar las vías que utilizan para buscar bien sea comida o provisiones que su madre les pida en cualquier ocasión; algunos gritos con su nombre y el de Karna resonaron por todo el bosque, junto al crujido de las hojas secas y ramas del barro que pisaron.
Tienen miedo.
Ambas pueden sentirlo brotar de la otra, pero no tienen mucho tiempo para reaccionar. Karna se acerca y toma su mano derecha en busca de seguridad; no teniendo otro plan en mente porque sienten que el tiempo soda más rápido de lo normal. Sus venas se juntan en una sintonía y ambas piensan lo mismo, había escapatoria, pero ninguna tenía la voluntad para salir corriendo y dejar a la otra.
Sostiene con fuerza su mochila en busca de confort mientras espera que los pasos de disminuyan ante el intruso que parece conocer sus nombres. Sospecha por un momento que podría ser una intervención divina de la diosa, pero cuando ve el rostro de Dasom acercándose a ellas mientras respiraba con fuerza ante el cansancio, se relaja y observa como Karna lo hace igualmente.
—Ha despertado —gime ante un calambre debido a la rapidez de su voz.
No hubo nada que detuviera a Karna de emocionarse —¡¿Ella?!
Dasom asiente.
Despierta.
Comenzó viendo la caída del escarlata puro entre sus manos, fluyendo al igual que el río del pueblo donde iba todos los domingos; siguió con el dolor, pizca de ardor comenzando a carcomerse su carne desprendida; y terminó con el grito que intento ahogar ante la conmoción de la situación.
Sus manos, hundidas en la desesperación que implica estar desaparecida en un bosque en medio de la nada, frente a personas a las cuales jamás pensó que enfrentaría aún si estuviera muerta en el maldito infierno. No puede respirar bien, su garganta duele más que respirar entrecortadamente y las heridas en su estómago le suplican que no se mueva más de lo debido. Rasguños en sus piernas y heridas que muestran la sangre que alguna vez anduvo por esos lados la llevaban a la realidad de la situación.
La habitación en la que se encuentra parece que está a punto de caerse si alguna termita llegase a invadir la madera que la rodean; la ropa a la que está atada no es nada que alguna vez usaría y tampoco lo son las horribles medias que lleva entre sus pies. Nada de lo que puede observar se asemeja a ella, a sus ideales o a lo que alguna vez llegó a ser.
Quiere correr, pero esta agotada de hacerlo. Ha pasado tanto tiempo sufriendo y llorando por cosas que ya no puede arreglar que simplemente se rendirá y aceptará su destino sea cual sea. No le importaba si lograba vivir o en algún momento su sangre logrará secarse llevándola al lado que su tía la espera con ansias. La insuficiencia que siente cuando ve sus manos atadas a una tela blanca con sangre seca a su alrededor no es algo que jamás haya sentido. Y lo entiende, el accidente solo la dejó en un cuerpo casi muerto y unas ganas de dejar de vivir.
Grita. Su cerebro quita que busque cualquier tipo de ayuda que le sirva para respirar aunque sea unos días más, pero siente las enredaderas metafóricas que la envuelven. Esta atrapada en una cárcel que no le permite escapar de ninguna forma. Los gritos que quiere soltar no salen porque su voz está más afectada de lo que ella cree, le pica seguir pensando en como seguir; pero no tiene de otra.
Se levante y cuando escucha el crujido de la puerta no logra medir la fuerza de su voz cuando observa a una mujer acercarse a ella. Sus manos se agarraron lo más rápido que pudieron de una pared para evitar caerse y su respiración se entrecorto ante el susto.
La sonrisa de la mujer lo único que hacía era convencerla de que huir era la mejor de las opciones, pero no tenía la fuerza para hacerlo aunque quisiera; mucho menos algo con que defenderse.
—No hace falta que grites —a Solange le sorprende lo relajada que suena la persona frente a ella—. Estas a salvo y si te mueves mucho corres peligro a que tus heridas pierdan los puntos.
Rubia. Al igual que ella.
No sabe si es una coincidencia que logren parecerse tanto, pero de nuevo, ignora el dolor en su pecho. La araña y le suplica que piense con claridad, pero no puede; no ya después de estar entre las paredes del horrible lugar. Decide dejar a un lado el miedo que sus manos le pasan a todo su cuerpo, y se fija en ella. Nunca la había visto, pero parecía que una vez más los angeles decidieron hacerle una visita en forma de la mujer con la que estaba cara a cara.
—¿Cómo te llamas? —en su defensa, no tiene ni siquiera las fuerzas para decir algo más que esas simples palabras. Y aunque se vea estúpida su pregunta, necesita saber con quién está hablando.
—Se que es muy raro para ti estar aquí, pero te prometo que somos las buenas —ríe con suavidad—. Al inicio a las demás también se les hizo difícil adaptarse, pero créeme, se volvieron unas expertas en vivir en el bosque... Incluso hay ocasiones en las que les va mejor que a mí.
—¡Eso no fue lo que pregunté!
La mayor asiente —Lo se, entiendo tu frustración, pero necesito que logres relajarte por un momento, ¿Puedes?
Solange niega y se aleja aunque unos pocos centímetros —No hasta que me digas dónde estamos, y quién eres.
En ese momento la puerta vuelve a crujir y el grupo de chicas se acercan agitadas empezaron a acercarsele. La menor, con miedo, se aleja con rapidez y sus pasos se interrumpen cuando choca con un espejo que queda al final de la habitación.
—¡La están asustando! —la mujer, les grita mientras se gira en una dura advertencia.
Una de ellas responde antes de lo pensando —¡Lo sentimos en serio! No volverá a suceder, por favor déjanos quedarnos.
—Esta bien —sonrie lánguidamente—. No debí gritarles, ¿Podrían traerle el té? Necesitará relajarse.
Karna asiente y sale de la habitación con rapidez antes de que las cosas puedan ponerse peor de lo que ya eran.
Solange solo se queda observando la interacción, con un miedo que había nacido en su pecho, pero seguía pensando en no hacer nada. Aún no tenía la fuerza, y pensó que jamás la obtendría. Sus manos, apretadas en puños se hicieron notar cuando la mujer se acercó nuevamente para observar como las marcas de sus uñas empezaban a acumular sangre.
—Soy Seraphina —habla despacio, observándola a los ojos cuando le entrega el té en sus manos—. Y ellas son mis hijas... Dasom, Karna y Ethel.
Seraphina hace espacio para que pueda mirarla a las tres, enfocadas en la situación; no puede evitar preguntarse cómo hicieron para curarla a pesar de no tener casi nada a la mano que sea curativo. Las analiza, las ve como si fuera un trabajo exhaustivo y se fija en el comportamiento de cada una. Su análisis no es de fiar, pero su instinto es lo que ahora la mantiene a flote.
—¿Recuerdas como llegaste aquí? —Seraphina se le acerca con una pequeña sonrisa creciendo por su rostro—. Has pasado mucho tiempo inconsciente, pero ahora tus hermanas se han encargado de cuidarte como mereces...
Solange quiere decir que sí, pero tiene recuerdos bastantes lúcidos desde que se despertó hace una instancia, el té que tenía en sus manos la relajaba de una manera que no lograba comprender por su horrible sabor. Odiaba el olor y sabor del romero, y aunque cada vez que tomaba un maldito sorbo del maldito té, se decía a si misma que antes de hacer algo estúpido debía curarse por completo, no podía salir corriendo en busca de ayuda o huir en el estado que se encuentra; aún se le dificulta caminar y tiene heridas suturadas que le da miedo ver en mal estado.
—No mucho si soy sincera —miente, aunque no del todo, pero esperaba que ninguna de ellas lo supiera—. Solo he estado pensado en recuperarme, y... Solo he estado durmiendo, mucho.
La mujer mayor ríe —Me lo imaginé.
Karna se acerca a ellas, riendo entre dientes, emocionada —Necesitas unirte oficialmente a nosotras, te ayudaremos a encontrar tu camino y la diosa te recompensará por tu lealtad hacia ella.
La sonrisa compresiva de Seraphina, se distorsiona al escuchar el tono de la rubia; sabía que no la buscarían, estaban en medio de la nada, y las diosas le habían dicho. El destino de Solange era estar con ellas, nada ni nadie quitaría lo que le habían dicho. Estaba en los escritos, y no podía evitar al nuevo cargo que le otorgaron.
—No puedes decir eso... Aún no lo comprendes, pero te necesitamos aquí —Seraphina habla con lentitud sin querer abrumarla.
Karna asiente —Eras la que faltaba ¡Y estamos tan emocionadas de tener una hermana nueva! Tú al igual que nosotras le guardarás lealtad a la diosa y servirás ante el bosque como una nueva.
—¿Lealtad? ¿Lealtad a qué diosa? —responde, brusca cuando se le acerca con el intento de abrazarla—. Estamos en medio de la nada y mi maldita pierna duele como el infierno, no le debo lealtad a nada ni a nadie.
—Este es nuestro hogar, no estamos en el medio de la nada —Dasom responde, igualmente molesta ante la situación.
—Prefiero morir antes de estar con alguna de ustedes o en su hogar...
Seraphina se queda callada y decide ver cómo llevarán la situación. Sabe que Dasom es más impulsiva que sangre, pero no puede hacer nada para cambiarlas. Karna había estado emocionada cuando Solange llegó, y Ethel es la única que se mantiene en el medio de la situación. Y no culpa a ninguna por las emociones que tienen, no puede hacer que digan o actúen como ella ahora mismo por lo que decide hacer silencio.
—¡Silencio! —exclama Ethel, mientras coloca su palma en los labios de Solange—. No podemos decir cosas como esas frente a la diosa, ¿Quieres que te sucedan cosas malas? —la rubia niega con los ojos abiertos ante el susto—. Entonces deberías comportarte en un lugar tan sagrado como este; no sabemos quién no esté escuchando ahora, ¿Entiendes?
Se niega.
—¡¿Cómo quieren que me comporte si no entiendo nada de lo que está pasando?!
La peli negra se acerca, al ser la primera hija entiende que no todas reaccionan de la misma manera, pero Solange no le era de fiar y no podía creer que su madre sea tan ingenua como para aceptarla.
—¡No tienes respeto sobre nosotras! Escucha, según tú estamos en el medio de la nada, pero fuimos nosotras quien te mantuvimos sana todo este tiempo ¿Así es como nos agradecerás?
—Lo siento —murmura más para si misma que para las personas frente a ella—. Tengo miedo, mi tía murió, el cuerpo de su novio desapareció, y estoy perdida...
Las palabras de Solange se pierden entre los murmullos de las demás, no tiene casi voz y mientras acepta cada vez más su destino, siente que podría hacer algo más que morir. Sus entrañas le suplican algo de alivio, y sabe que la brusquedad de su actitud es solo para protegerse, pero tenían razón. Sea lo que sea a lo que forman parte, era algo que la había mantenido con vida.
—No te preocupes, no estás perdida, recuerda que nos tienes a nosotras —el entusiasmo de Karna se hace valor antes de notar que las lágrimas de Solange se empezaron a hacer presentes en su vista con el paso de los segundos—. ¿Dije algo malo? —le pregunta a una de sus hermanas.
—No puedo quedarme, ellos... —adjunta mirando a la mujer fijamente, sus cejas se arrugan ante el pensamiento—. Mi familia... Ellos vendrán a buscarme.
—Oye, oye... No llores —Seraphina se le acerca para abrazarla y lo permite, no puede decir que no. Ahora está sola en el mundo y depende de esta maldita mujer que la sostiene entre sus brazos, cuidándola de sus alrededores que solo pensaban en devorarla antes de que se acabará el tiempo—. Estamos aquí para cuidarte, todas nosotras hemos pasado por donde estás tú ahora, y créeme... Todo mejorará, solo tienes que ser paciente y verás como las cosas se darán solas.
Decide ignorar sus lamentos sobre su familia, todas saben que nadie vendrá por ella.
—¡Te prepararemos para el rito de iniciación! Estamos tan felices de que puedas tener una bienvenida digna.
Dasom se ríe ante las palabras de Karna —Espero estés bromeando, nunca hemos hecho una iniciación tan temprano, ¿Estas de acuerdo? —se gira hacía su madre.
Ella solo asiente sin preocupación ninguna —El invierno llegará ante de un parpadeo, no podemos declinar a una festividad como sea.
La noche había llegado tan rápido, que Solange no tuvo tiempo para prepararse antes de lo esperado. El rito de iniciación se vio atrasado, pero ahora, mientras Karna le arregla uno de sus vestidos confeccionados del baúl, y le coloca su corona de flores en la cabeza; no puede evitar pensar en que carajo se había metido.
El universo había intentado arrebatarle cada pedazo de su vida en unos pocos segundos, pero ahora tenia una segunda oportunidad para hacer mejor las cosas, una advertencia de ahora está si es su oportunidad para vivir, ¿Y qué mejor manera de hacerlo que la naturaleza?
—Yo también estaba nerviosa el día de mi iniciación —emocionada responde entre dientes—. No deberías preocuparte, estamos aquí para apoyarnos las una a las otras.
No responde, pero antes de que leída pensar una respuesta convincente, se le adelanta.
—Eres una de nosotras ahora —le explica, con una sonrisa creciendo en su rostro—. Gracias a Seraphina, nuestra madre, eres ahora una nueva hermana.
—Yo no quiero ser una de ustedes —exclama, sosteniendo con firmeza la copa dorada que le había dado minutos antes—. Quiero ir a casa... —el nudo de su garganta cobra vida—. Mi... Mi tía falleció gracias al choque de nuestro avión. ¿Saben cómo puedo llamar al 911?
—Oye... Yo también pasé por eso, no te preocupes —le acaricia el hombro—. Verás que todo esto fue obra de nuestras diosas y agradecerás por el camino que eligieron para ti. Eres todo un nuevo milagro.
—No lo siento como un milagro...
Karna decide ignorar el reproche de la rubia, y mantiene la sonrisa más cauticadora que puede en su rostro.
—Estas lista... ¿Cómo te sientes?
Solange se observa al espejo y no de reconoce, no sabe quién es y la persona que alguna vez llegó a ser ahora es borrosa a su mente. No hay más salidas al parque de su comunidad, tampoco escapas nocturnas que sus padres jamás aprobaron; y mucho menos esas noches de películas con su hermano menor.
Sus manos habían cogido la esponja vegetal con fuerza, restregandose la piel con una furia que rayaba en la desesperación, esperando que alguna luz divina la despertara de la pesadilla, pero aunque quiera, eso no pasará; y está más consciente que nadie sobre ese hecho.
Pero sigue sin poder evitar pensar en su familia, ¿Se habrán enterado sobre el accidente?, ¿Cómo les llegó información?, ¿Están preocupados? ¿Tienen algún plan de rescate? ¿Le habran dicho a Carter?
—Eso creo, ¿Qué más tendría qué hacer?
—Bueno... —la levanta y van hacia afuera. Las decoraciones habían sido improvisadas le habían dicho, pero las lámparas envueltas en una tela le sorprendieron—. Nada por ahora, nuestra madre es la que empezará con el ritual pronto.
El tiempo pasó, y ahora observando a todas en un círculo que la rodea frente a la fogata, se siente nerviosa. No sabe que pensar o que decir ante la situación frente a ella.
—La sangre que derramamos sirve como agradecimiento a la naturaleza por nuestra vida.
Cada una, con una manera experta de mover la muñeca entre la forma del pentagrama que Seraphina les había pedido, y cantan lo siguiente:
"Por el poder de la estrella de cinco puntas, los espíritus estén cerca o lejos,
Te pido que escuches este grito,
los espíritus que protegen vienen y vuelan,
oh espíritus ahora les pido,
para protegerme de la energía oscura
así que así sea... así que así sea... así que así sea..."
—Que los espíritus nos guíen —Exclamó Seraphina, observando al cielo en la oscura noche con su ofrenda de comida hacia las dioses que las cuidan. Su cabello corto dejaba entre todas la forma de su mandíbula, y mientras Solange se detenía a admirarla, escuchó como las demás repetían sus palabras.
«Que los espíritus nos guíen»
—Y que la fuerza nos ampare.
«Y que la fuerza nos ampare»
Luego de eso, Dasom suena la campana hacia las estrellas, mirándola fijamente. Sabía que desde el inicio empezaron con el pie izquierdo, pero la pesada vigilia de ahora su nueva hermana le pesaba en el estómago. No había hecho nada más que casi morir en un maldito accidente, se sentía fuera de lugar.
Seraphina recita de nuevo.
—Tu. Diosa, guianos al poder que persevera en tu corazón, guianos hacia el camino de nuestra paz interior, y permite que sigamos juntas hasta el final.
La fogata se había alzado, y con eso vino el susto se la rubia. Miro de nuevo hacia Dasom, observando como ésta se reía entre dientes. Seguido de ella junto a las demás recitar las últimas palabras antes de que se apagara el fuego repentinamente.
«Amerretemos contra la oscuridad para vivir en paz»
—Permite que nuestra nueva compañera se siente bienvenida en tu templo. Prometo acompañarla en cada camino que se cruce gracias a ti bendiciones.
Seraphina se acerca a ella y pincha su meñique para sacar una gota de sangre. Gime ante la sensación de ardor pero cuando ve la ofrenda de una cabeza de venado ser levantada, se abstiene a hablar. No puede decir nada cuando termina todo. Esta marcada para siempre, Seraphina la había hecho suya desde ahí y no había paso atrás.
Le preocupa todo, pero a la vez nada. Se imagina varios escenarios de como pudieron haber reaccionado ante la noticia; probablemente su padre salió corriendo de su trabajo hacía su hogar, en su mente puede ver como su madre puede estar llorando en el piso de la cocina, mientras su hermano se encuentra en la sala de estar mirando las noticias del canal 8, observando como su tía estaba muerta y el cuerpo vivo de su hermana estaba desaparecido.
Después de tanto tiempo inconsciente y con las heridas aún a flor de piel, no pudo dormir ni un momento en la madrugada de su iniciación, todo había terminado bien, Seraphina le había advertido que los nervios eran más que bienvenidos mientras las diosas hacían de su parte para incluirla como una nueva; luego llegó una llovizna sin fin antes de que pudieran iniciar con el festín que daría inicio al baile, pero el clima no les permitió hacer nada. Los inmensos árboles se movían sin miedo,a fogata estaba.
No sabía que le depararia el futuro, pero mientras cuenta las estrellas que puede observar desde su lugar para dormir, sabe que sus nuevas hermanas y Seraphina son su nuevo hogar. No había posibilidad de que todo fuera una mera casualidad, el destino y el poder de las diosas así lo habían querido, y Solange haría lo posible para seguir ese camino hacía la serenidad que tanto reflejan el amor de El Círculo hacía la naturaleza.
Sus noches como Solange Donovan, una adolescente más del pueblo al que fue atada desde su nacimiento, habían terminado entre las ramas quemadas de aquella oscuridad que no le permitía crecer como una hija nueva de Seraphina. Ahora su destino estaba formado por manos de la diosa y las personas que ahora son sus hermanas.
gif by bulletrains
. . . ⛦ THE CIRCLE SPEAKS
⠀⠀Probando... 1... 2... 3...
⠀⠀¿Estamos sintonizando? Probablemente no xdd pero igualmente estoy feliz de actualizar si es que alguien me lee, nuevamente con actualización de nightcrawler.
⠀⠀Este se ha convertido en mi capítulo favorito, mi meta desde que inicié la historia ha sido explorar el círculo, sus relaciones y como es cada una (Seraphina y las demás) es un poco complicado porque no quiero sacar todo textualizado de libros de magia o algo así jaja.
⠀⠀Hay una frase que saqué de un libro, pero del resto lo saqué todo yo, no sé cómo, pero lo hice. Se vienen situaciones fuertes para Solange y aquí estoy yo, aprovechando halloween porque no quería quedarme sin actualizar!
⠀⠀Muchas gracias por leer, igualmente siempre me gusta recordar que tengo un canal de difusión donde hablo bastante del fic y cosas más personales.
⠀⠀with love, eli! xx
𔓘 𔓘 𔓘 𔓘 𔓘 𔓘
2024 | © RAVENCORES
you are a flower in my stomach,
blooming through the
cracks of the ribs. . .
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