𝟬𝟭𝟴 | The third test
018 ┆✧* 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗘𝗜𝗚𝗛𝗧𝗘𝗘𝗡 ──
⎯ (la tercera prueba)
—¿Estás bien?
—¿Lo ves así?
Amélie rió por lo bajo.
—Vas a estar bien, Harry.
—¿Qué si no? —cuestionó Harry—. Hermione dijo que muchas personas murieron en este torneo hace años. No quiero… Yo no estoy listo, Amélie…
—Lo acabas de decir: hace muchos años. Eres un mago extraordinario y saldrás ileso de esto, y mucho mejor, ¡campeón del torneo! —alzó los brazos de Harry en busca de apoyo—. Confío en tí.
Harry bajó la mano, suspirando. No estaba listo, es más, estaba demasiado asustado.
Amélie levantó la cara de Harry y le sonrió a su amigo.
—¿Abrazo de oso?
El azabache sonrió, y eso fue un rotundo sí para la rubia, que de inmediato rodeó sus brazos alrededor de Harry y le dió un reconfortante abrazo, esperando que eso le ayudará de cierta forma a relajarse un poco y creer en si mismo.
—Damas y caballeros, dentro de cinco minutos les pediré que vayamos todos hacia el campo de quidditch para presenciar la tercera y última prueba del Torneo de los tres magos. En cuanto a los campeones, les ruego que tengan la bondad de seguir ya al señor Bagman hasta el estadio.
—Lo harás genial, rayito.
Amélie tomó lugar entre Hannah y Ron, quienes estaban apoyando a sus campeones de Hogwarts. La tribuna estaba a explotar con la cantidad de gente que gritaba, silbaba y hablaba entre sí mientras esperaban a sus respectivos campeones.
La rubia observaba cada cinco segundo a la delegación de Beauxbatons la cuál se encontraba ahí a la espera. Mélanie estaba mucho más nerviosa que cualquiera en ese lugar: jugaba con sus guantes, movía su pierna de manera rápida, y miraba a todos lados con preocupación.
—Voy a morir congelada en este lugar —se quejó Amélie.
—No deben tardar —dijo Hannah, abrazando a su amiga por los hombros.
—¡Ey! ¡Ly! ¡Oyeee!
Amélie se volvió para ver a los gemelos Weasley, a unos cuantos asientos de distancia, sosteniendo una caja llena de galeones. Claro, sus apuestas.
—¿Cuánto das? —preguntó Fred.
—Sabemos que le vas a Harry, ya, dinos —siguió George.
—Claro que voy por Harry, pero no tengo dinero ahora, Weasley's.
—Una lástima —Fred fingió deprimirse.
—Para la próxima será.
Amélie rodó los ojos con diversión—. Quince galeones a que Viktor Krum sale de primero.
—Muy atrevida, pequeña Ly —rió Fred.
—Y millonaria, ¿de dónde sacarás ese dinero?
—Querían una apuesta —se burló la rubia—. No sé preocupen por el dinero.
—Astuta —rió Fred.
—Ya lo sabes.
De repente, Bagman se apuntó a la garganta con la varita, murmuró «¡Sonorus!», y su voz, amplificada por arte de magia, retumbó en las tribunas:
—¡Damas y caballeros, va a dar comienzo la tercera y última prueba del Torneo de los tres magos! Permítanme que les recuerde el estado de las puntuaciones: en el primer puesto, con ochenta puntos… ¡la señorita Laurent! Del colegio Beauxbatons —Los aplausos y vítores provocaron que algunos pájaros salieran revoloteando del bosque prohibido y se perdieran en el cielo cada vez más oscuro—. En segundo lugar, con setenta y nueve puntos, ¡el señor Diggory, de Hogwarts! —Más aplausos—. En tercer lugar el señor Harry Potter con 75 puntos, ¡del colegio Hogwarts de nuevo! —Amélie saltó de su lugar y aplaudió con todas sus fuerzas, gritando «¡vamos Harry!»—. Y, en cuarto lugar, el señor Viktor Krum, del Instituto Durmstrang!
Los aplausos se extendieron por un largo rato, cada parte de la tribuna se divida dependiendo del campeón que apoyabas. Amélie saludó desde su lugar a Harry, Cedric y Anne, quienes devolvieron el saludo con una sonrisa vacilante.
—Entonces... cuando sople el silbato, entrará Annette! Tres... dos... uno...
—Dió un fuerte pitido, y Anne penetró rápidamente en el laberinto.
Hace varias horas que el grupo con el que se encontraba Amélie había cambiado. Ahora estaba rodeada de varios chicos Hufflepuff como Gryffindor, además de Daphne y su hermana Astoria, quienes a ese punto se morían de los nervios.
Habían pasado ya unas cuantas horas desde que los campeones habían ingresado al laberinto. Krum fue el único en salir de primero pues había sido atacado, o bueno, eso fue lo que Amélie escuchó. Además, desde su lugar, la rubia tenía una clara vista de las delegaciones.
—Tranquila, vendrá pronto —intentó tranquilizar Daphne a Amélie.
—¿Harry? —preguntó la rubia—. Sé que lo hará, estoy segura de eso. Pero me preocupa el resto.
—¿La princesa? —interrumpió Astoria—. ¡Oh, ella está bien! Ha entrenado todo tipo de duelos con los mejores magos de todo el mundo. Sabe defenderse mejor que cualquiera persona aquí.
—Pareces ser su mejor amiga —sonrió Amélie.
—Sería fantástico, pero solo leo los únicos registros que existen sobre ella —explicó—. Su vida es asombrosa.
—¿Tú crees? —cuestionó Hanna luego de haberse resignado a la presencia de las Slytherin.
—Por supuesto, ¿por qué no? Es una princesa, ¿a quién no le gustaría ser una princesa? Tienen vestidos increíbles y sus castillos… —murmuró con anhelo—. Es un sueño…
—Pero tienes que cumplir muchas reglas y pórtate de una manera… —Amélie miró al cielo con los brazos cruzados y negó con la cabeza—. ¡Sería como una cárcel!
—La princesa se ve muy bien como para estar en una cárcel.
—Bueno… una cárcel donde comes y te duchas no es mucha diferencia, ¿verdad?
—Oigan, ¿por qué de pronto hablan sobre castillos y hermosas princesas cuando estamos…?
—Haciendo nada —Daphne encaró a Fred, el cuál se quedó callado al instante.
—Que amargada —se rió George por detrás y Daphne le tiró una mirada amenazante a lo que ambos Weasley's guardaron silencio.
Pero pronto comprendieron que el repentino silencio no fue por la mirada de la rubia, sino porque alguien había llegado al campo donde todos esperaban. La gente comenzó a aplaudir y vitorear, sin embargo, pronto se escuchó un grito de terror y Amélie se levantó para ver mejor.
Harry estaba arrodillado cubriendo algo que parecía… o mejor dicho, era, el cuerpo sin vida de Cedric Diggory. Amélie retrocedió un poco en su lugar y abrió los ojos con sorpresa. ¿Qué había pasado? El azabache estaba cubierto de sangre y heridas, Cedric muerto, y Anne continuaba sin aparecer en el campo.
Amélie se apresuró a bajar hasta el límite de la tribuna, dónde, desde ahí, logró escuchar claramente las palabras «Voldemort» y «La tiene». La rubia se espero lo peor en ese momento.
—¿Qué crees que haces? —preguntó Hermione, tocando el hombro de Amélie.
—Necesito ir con Harry —explicó la rubia bastante exasperada—. ¡Tengo que ir con Beauxbatons, Jean!
—¿Qué…? —Hermione abrió la boca con confusión sin comprender—. ¿A qué?
—Necesito saber de Anne. Ya sabes, la princesa.
—Para eso está su colegio aquí, Amélie —opuso la castaña—. Tenemos que irnos.
—Pero y si…
—¡Vamos! —insistió Hermione—. Harry te va a necesitar. Le importas más de lo que admite, ¿lo sabías, verdad?
—Soy su gran amiga.
—Lo que digas. ¿Vienes? La princesa aparecerá pronto.
—No estoy segura…
Hermione encaró la ceja, a lo cual Amélie cedió de una vez por todas, aunque no muy convencida del todo. Algo raro estaba sucediendo, lo presentía. Y siempre que presentía algo tenía la razón. Esperaba con todo el corazón que Anne estuviera bien.
*・῾ ᵎ⌇ ⁺◦ ✧.* ↶*ೃ✧˚. ❃ ↷ ˊ-
Cap corto, ya verán porque.
Y aquí un datito que de seguro les calma los corazones: Anne no tiene manera de escapar de los mortífagos.
── Mel 🦋
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top