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Realeza.

¿Qué se te ocurre cuando escuchas la palabra realeza?

Muy probablemente pienses en un gran castillo o en gente con demasiada elegancia o dinero.

Bueno, algo así era la vida de la familia Laurent, sólo con uno que otro cambio. Al ser la familia real en el mundo mágico tenían que tomar grandes decisiones, y al mismo tiempo, era una de las familia que más corrían riesgo debido a su poder.

Pero lo que más destacaba de los Laurent era su tradición especial. Todo el mundo mágico conocía muy bien la leyenda de la familia real.

❝ Cada integrante de sangre Laurent conocerá una mariposa segundos después de su nacimiento, la cuál, lo guiará hasta quien lo necesita...
Cada integrante, hombre o mujer, llevará una melodía en su cabeza, en sus venas..., si saben descifrarlo, sabrán encontrarlo... ❞

Y ahora, la pequeña bebé que acababa de nacer, no sería la excepción. Por primera vez en generaciones una mariposa azul, muy brillante, acompañaba a la pequeña rubia.

Brigitte y Albert Laurent se convirtieron en las personas más felices del mundo al ver a su pequeña hija jugar con su mariposa.

Amélie era una bebé hermosa. Con unos cabellos rubios y unos hermosos ojos color morado como piedras preciosas.

Era realmente linda.

—Tenemos que cuidarla —dijo Albert, abrazando a su esposa de lado—. Mí pequeña no puede seguir a esa mariposa —Brigitte se volvió para mirarlo—. ¿Qué tal si no es una buena persona?

—En generaciones ningún Laurent a terminado dañado —comentó Brigitte—. La mariposa nunca la guiará a alguien que le pueda hacer daño, te le aseguro.

Albert suspiró y volvió su mirada nuevamente a su pequeña hija, que seguía jugando con esa brillante mariposa azul, la cuál se había posado en la nariz de Amélie.

Amélie acababa de cumplir su primer año. La familia Laurent hizo una celebración entre ellos y un que otro amigo.

Eran contadas las personas que sabían sobre la existencia de la pequeña bebé, ya que los reyes, debido a los tiempos que el mundo mágico estaba atravesando, no mostraron a su hija al público. Los Laurent confiaban en que solo sus amigos sabían sobre su hija, y por eso, lo que acababan de enterarse los dejó en blanco.

❝  El innombrable ahora lo sabe...
Sabe su poder, sabe su importancia.
Ella tiene gran importancia en los sucesos futuros, y ahora lo sabe.
Lo que viene no se podrá evitar, aunque se intente…
Ellos se encontrarán y juntos los intentarán.
Aunque uno caiga en el intento. ❞

Un trozo de la profecía acababa de llegar a manos de los reyes, y como terminaban de escuchar, su hija estaba involucrada con Lord Voldemort.

Brigitte, con los ojos llenos de lágrimas y las manos temblorosas, se volvió para ver a su hija, que se encontraba jugando con su mariposa. La reina se acercó con cautela a la cuna de su pequeña hija, y cuando lo hizo, la escuchó murmurar:

—Ry...

Brigitte Laurent no le tomó demasiada importancia en el momento, y cargó a su hija en brazos. No se podía permitir el perder a su hija, era su pequeña...

Los reyes creían que la situación había mejorado, pero claramente no era así.

Dos meses habían pasado desde lo que se enteraron sobre lo de su hija, pero hasta el ese entonces nada había sucedido.

Pero...

La noche del 30 de octubre de 1981, después de que la reina arropara a su hija y la dejará dormida, ella misma se recostó al lado de su esposo y se dispuso a dormir. Brigitte cayó dormida justo en el momento en que tocó la cama. La situación la tenía agotada, por lo que no sintió lo que llegó a suceder.

Un mujer de una estatura media entró a la habitación de los monarcas entonces. Llevaba una capa azul oscuro, la cual le cubría hasta la cara. La mujer se acercó a la cuna de Amélie, quien dormía tranquilamente, y la tomó en brazos.

—Aquí estás —susurró la pelinegra, acariciando la cara de la bebé—. Lo lamento, pero tengo que llevarte ahora...

Amélie seguía dormida, y aquella mujer, con mucho cuidado salió de la habitación y la cerró nuevamente. Salió del castillo con rapidez y fue al lugar donde se estaba quedando.

Ahora la tenía. Tenía a la clave de todo. Con Amélie todo resultaría más fácil.

Lastima que Céline no tenía entre sus planes la caída de Lord Voldemort, así que, su única opción para eliminar toda sospecha fue dejarla en la primera puerta que encontró en Londres.

Céline estaba segura de que Amélie no sería capaz de recordar nada nunca. Ciertamente, para haber sido una de las más fieles seguidoras de Voldemort, no era nada inteligente. Céline no contaba con la mariposa. La mariposa que siguió a Amélie hasta su nuevo hogar.

Céline Laurent no contaba con que esa mariposa la metería en más problemas de los que pensaba.

Tal vez Amélie no recordara mucho, pero su tradición no la dejaría hasta su último respiro.